1. Para despertar el interés de la ciencia es necesario que en la escuela, el profesorado piense en ofrecer algunos experimentos que pudieran ser realizados por los discentes. Experimentos que tengan un riesgo físico cero, que sean rápidos, sencillos, interesantes… que contribuyan a adquirir conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales. A todos los niños y niñas les apasionan los experimentos. Si en la escuela ponemos en contacto a los primeros con los últimos, veríamos aumentar el número de científicos en el futuro. Algunos experimentos deben ser realizados en presencia de adultos, mientras que otros pueden practicarlos los menores sin estar presente ningún adulto. Sin lugar a dudas una clase práctica contribuye a afianzar los conocimientos en mayor medida que horas de explicación en una clase magistral, pues no nos olvidemos que fomentamos la actividad mental del alumnado. Al mismo tiempo, fomentamos el trabajo colaborativo, pues se realizan trabajos en equipo, con la consiguiente motivación que en ellos les provoca. El trabajo en equipo favorece la verbalización y la toma de conciencia de sus pensamientos con lo que trabajamos en el aula la metacognición. Experimentos: 1.- El aire ocupa un lugar. Objetivo: Comprobar que el aire tiene un volumen. Materiales: Un recipiente transparente como una ensaladera de las de casa. Un vaso de cristal transparente. Agua. Un rotulador de whiteboard. Procedimiento: Llenamos de agua sin rebosar el recipiente grande y señalamos una línea por donde llega el agua. A continuación, introducimos el vaso transparente boca abajo en el interior del recipiente anterior observando que el nivel del agua en el exterior del vaso sube y que en el interior del vaso baja por la presencia del aire que contiene. Conclusión: El aire contenido en un recipiente ocupa un volumen. 2.- El aire pesa. Objetivo: Conocer que el aire pesa. Materiales: Dos globos. Una varilla de las de hacer punto. Dos cuerdas finas de 10 cm. Una botella de las de plástico de mayor tamaño que los globos llenos de aire. Procedimiento: Colocamos la varilla encima de la botella guardando el equilibrio. Si fuera necesario haremos una pequeña mueca en la boca de la botella. Amarramos con las cuerdas los globos, uno a cada lado, vacíos y observamos que guarda el equilibrio la varilla, pues ambos globos pesan lo mismo. A continuación, soltamos un globo (no por la varilla), lo llenamos de aire y lo cerramos con la cuerda suelta para colocarlo en la varilla. Observamos que la varilla se inclina por el lado del globo lleno. Conclusión: El aire pesa. Cualquier objeto lleno de aire pesa más que si está vacío. 3.- El anhÍdrido carbónico es un gas que apaga el fuego. Objetivo: Descubrir que el gas anhídrido carbónico se utiliza para apagar el fuego en algunos extintores. Materiales: Una botella de agua con gas y otra sin gas de la misma marca. Unas cerillas. Vinagre. Bicarbonato sódico. Un vaso. Procedimiento: Abrimos la botella de agua sin gas y le acercamos la cerilla encendida a la boca de la misma, observando que la cerilla no se apaga. Abrimos la otra botella y acercamos la cerilla encendida observando que sí se apaga. Leemos ambas etiquetas y observamos la diferencia, que es que una contiene ácido carbónico (que es el gas) y la otra no. Posteriormente vamos a fabricar ese gas. Colocamos dos cucharadas de bicarbonato sódico en un vaso y añadimos varias cucharadas de vinagre observando que se producen burbujas que si le acercamos una cerilla encendida se apaga. Conclusión: El dióxido de carbono o anhídrido carbónico es un gas que apaga el fuego por lo que lo podemos utilizar para rellenar los extintores.