La igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres es un derecho fundamental, ya que no existen diferencias sustanciales entre los géneros más allá de lo biológico. Los roles asignados a cada género son construcciones sociales basadas en prejuicios de una cultura patriarcal. Una cultura machista genera expectativas de masculinidad que pueden afectar la salud mental de los hombres.