1. En sentido general, una estrella es todo objeto astronómico que brilla con luz propia; mientras que en
términos más técnicos y precisos podría decirse que se trata de una esfera de plasma que mantiene su
forma gracias a un equilibrio hidrostático de fuerzas. El equilibrio se produce esencialmente entre la
fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la estrella, y la presión que ejerce el
plasma hacia fuera, que, tal como sucede en un gas, tiende a expandirlo. La presión hacia fuera
depende de la temperatura, que en un caso típico como el del Sol se mantiene con la energía producida
en el interior de la estrella. Este equilibrio seguirá esencialmente igual en la medida de que la estrella
mantenga el mismo ritmo de producción energética. Sin embargo, como se explica más adelante, este
ritmo cambia a lo largo del tiempo, generando variaciones en las propiedades físicas globales del astro
que constituyen la evolución de la estrella.