1. El lenguaje de la imagen
y los medios tradicionales
Desde siempre, el hombre a utilizado la imagen como medio de comunicación.
Los mismos alfabetos utilizados en el lenguaje verbal, parecen proceder de
pictogramas anteriores. La escultura, la pintura e incluso la arquitectura medievales ¿qué
son más que la transcripción a esos medios de las creencias e ideas religiosas de esa época?
Hasta la aparición de la fotografía los reyes y príncipes intercambiaban retratos antes de
comprometerse en casamiento. Y, si examinamos estructural y semánticamente el retablo
de la catedral sevillana, ¿no es una secuencia perfectamente organizada en viñetas?
Sin embargo, parece existir un rechazo a considerar las artes tradicionales como
“imagen”, encerrándolas en una especie de torre de marfil que agruparía a las bellas artes,
como si fuesen un mundo aparte, y dejando esta denominación para la fotografía, el cine o
la televisión.
Una cosa sí parece cierta: las “bellas artes” son producidas generalmente por creadores
individuales, mientras que el cine necesita de un equipo muy complejo para poderse
realizar.
Personalmente entendemos que tan imagen es una escultura o un cuadro, como lo
pueda ser una fotografía o una secuencia cinematográfica. Todas ellas participan de
elementos morfológicos y estructurales comunes, aunque lógicamente utilicen medios
distintos.
Indudablemente, el desarrollo técnico ha permitido evolucionar desde las primeras
placas fotográficas hasta los actuales hologramas, con una velocidad impensable hace sólo
unos pocos años. La técnica nos permite ahora no sólo “retratar” el movimiento sino
también “congelarlo”.
Las propias imágenes se combinan entre sí para crear la ilusión de que las formas se
mueven. Ahora nos parece infantil pensar que los primeros espectadores del cine salían
huyendo al ver la imagen de un tren entrando en la estación. Pero si nos situamos en su
contexto, con sus conocimientos, realmente tenía que parecer algo mágico ver cómo aquélla
máquina “se movía”.
¿Cómo se llegó a esto?
Si miramos hacia atrás nos encontramos con el precedente de los cómics. De alguna
forma el encadenamiento de imágenes secuenciadas crea una continuidad de acción, un
movimiento, que va a ser la base de los posteriores fotogramas de una película.
La técnica hizo lo demás. Del cine se pasó al video y de éste a las imágenes generadas
por computador según se iba adelantando en maquinaria, películas, cintas, computadores,
etc. Ahora hablamos ya de la posibilidad de establecer un sistema de imágenes que se
2. puedan oler, sentirte inmerso en ellas, incluso poderlas modificar a voluntad. ¿Va a ir por
ahí el arte del siglo que viene?
En cualquier caso el movimiento ha interesado desde siempre a los artistas, quizás por
la posibilidad de atrapar una imagen fugaz y fijarla para la eternidad, hacerla trascender.
Imagen y movimiento se han visto así unidos y materializados en obras significativas
del patrimonio cultural humano.