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Mi camino cuaresmal
es Jesús mistagogía:
seis etapas de su mano
en rumbo a su Parusía.
El combate en el desierto
que conmigo combatía.
Y en la Transfiguración
la Gloria que amanecía.
Jesús, que el agua me da
al brocal de Samaría.
Jesús que me da la luz
en esta ceguera mía.
Jesús que me da la vida
como a Lázaro aquel día.
Jesús que aclamado a palmas
a su pueblo recibía.
Mi camino cuaresmal
es muy dulce compañía:
camino, verdad y vida
en la santa Eucaristía.
Es Jesús crucificado,
y al pie de la Cruz, María.
"Un abejorro grande de muchos colores y vagabundo, andaba zumbando en la
oscuridad, cuando descubrió lejos una lucecita. En seguida dirigió las alas
hacia aquella dirección, y una vez que hubo llegado junto a la llama, empezó a
dar vueltas alrededor mirándola con maravilla: ¡qué hermosa era!
No contento con admirarla, quiso hacer con ella lo mismo que, de costumbre,
hacía con las flores olorosas: se alejó, se volteó y apuntando con coraje hacia
la llama, le pasó encima tocándola con las alas.
Se encontró, aturdido, a los pies de la luz; y se dio cuenta, con estupor, que
había perdido una pata y que la punta de las alas estaba toda chamuscada.
"¿Qué me ha sucedido?", se preguntó. No podía absolutamente admitir que de
una cosa tan hermosa como aquella llama, le pudiese venir algún mal; por lo
tanto, después de haber recuperado un poco de fuerza, con un golpe de alas
se puso a volar.
Dio algunas volteretas, después de nuevo se dirigió hacia la llama para poder
posarse encima. Y enseguida cayó, quemado, en el aceite que alimentaba la
llamita.
"Maldita luz", murmuró el abejorro al terminar su vida. "Creía encontrar en ti
mi felicidad, y en cambio, he encontrado la muerte. Lloro sobre mi tonto
deseo, porque demasiado tarde, y por mi culpa, he conocido tu peligrosa
naturaleza".
"Pobre abejorro", respondió la llama. "Ves, yo no soy el sol, como tu
esperabas, como tu ingenuamente creías. No soy otra cosa que una llama; y
quien no sabe usarme con prudencia, se quema".
(Leonardo Da Vinci, Fábulas)
- Detener nuestra mirada en el personaje principal del cuento: ¿qué descubrió a la distancia? ¿cuál fue su
primera impresión acerca de aquel descubrimiento? ¿qué hizo además de admirar lo descubierto? ¿cómo
reaccionó posteriormente a la primer quemadura? ¿cuál fue el desenlace final?
- ¿Qué fue lo que llevó a la muerte a nuestro personaje? ¿qué enseñanza nos deja esta historia? ¿este relato
nos motiva a recordar alguna experiencia personal particular?
- ¿Qué significa para nosotros "ser tentados"? ¿experimentamos o sufrimos tentaciones en nuestra vida
cotidiana? ¿cuáles?
- ¿Qué "medios" y "herramientas" nos ayudan y fortalecen para poder superar las tentaciones?
- ¿Con la ayuda de qué, Jesús superó las tentaciones que nos relata el evangelio de Mateo?
Miguel Ángel
El contestador telefónico de Dios (la oración)
¿Qué sucedería si Jesús decidiera instalar un contestador telefónico automático en el cielo?
Imagínate a ti mismo orando y escuchando el siguiente mensaje:
"Gracias por llamar a la Casa de mi Padre...
Por favor seleccione una de las siguientes opciones:
Para "peticiones", presione 1
Para "acciones de gracias", presione 2
Para "quejas", presione 3
Para "otros" presione 4
Imagínate que Dios usara la excusa tan conocida...
"De momento todos nuestros ángeles están ocupados, atendiendo a otros feligreses. Por favor
manténgase orando en la línea y su llamada será atendida en el orden que fue recibida.
¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?
Si desea hablar con Pedro, presione 5;
con el Arcángel Miguel, presione 6;
con cualquier otro ángel, presione 7;
si desea que el Rey David le cante un salmo, presione 8;
si desea hacer reservaciones para la casa del Padre; simplemente presione: J U A N, seguido
de los números 3, 1, 6;
si desea obtener respuestas a preguntas sobre los dinosaurios, la edad de la Tierra, OVNIs,
donde está el Arca de Noé, por favor espere a llegar al Cielo.
¿Te imaginas lo siguiente en tu oración?
"Nuestro sistema señala que ya llamó antes el día de hoy, por favor cuelgue inmediatamente y
despeje la línea para otros que quieren orar también"
O bien:
"Nuestras oficinas estarán cerradas el fin de semana, por Semana Santa; por favor vuelva a
llamar el lunes."
GRACIAS A DIOS que esto no sucede...
GRACIAS A DIOS que le puedes llamar en oración cuantas veces lo necesites...
GRACIAS A DIOS que a la primera llamada ÉL siempre te contesta...
GRACIAS A DIOS porque en JESÚS y con JESÚS nunca estará la línea ocupada...
GRACIAS A DIOS que ÉL nos responde personalmente y nos conoce por nuestro nombre...
GRACIAS A DIOS que ÉL conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos...
GRACIAS A DIOS porque de nosotros depende llamarle en ORACIÓN...
Ayuna de juzgar a otros. Descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes. Llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento. Llénate de gratitud.
Ayuna de enojos. Llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo. Llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones. Llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte. Llénate de pareció por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones. Llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura Llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo. Llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas. Comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento. Llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos. Llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús. Llénate de todo lo que te acerque a Él.
El tazón de madera
El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le
temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la
mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían que alimentarse
fuera un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el
vaso, derramaba la leche sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo
el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al
suelo".
Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor.
Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el
abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en
cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras
estaba ahí sentado solo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada
vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá
observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Se le acercó y le
preguntó dulcemente: -"¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah,
estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman
en ellos." Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a su padre de tal
forma que quedó sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. El padre contó lo sucedido
a su esposa y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que
hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la
familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el
esposo ni la esposa parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se
derramaba o se ensuciaba el mantel.
En una aldea lejana, un joven huérfano leyó el anuncio real. Su abuelo, que lo conocía bien, no
dudó en animarlo a presentarse, pues sabía que cumplía los requisitos, pues amaba a Dios y a
todos en la aldea. Pero era tan pobre que no contaba ni con vestimentas dignas, ni con el dinero
para las provisiones de tan largo viaje.
Su abuelo lo animó a trabajar y el joven así lo hizo. Ahorró al máximo sus gastos y cuando tuvo
una cantidad suficiente, vendió todas sus escasas pertenencias, compró ropas finas, algunas joyas
y emprendió el viaje. Al final del viaje, casi sin dinero, se le acercó un pobre limosnero. Tiritando
de frío, vestido de harapos, imploraba: “Estoy hambriento y tengo frío, por favor ayúdeme...” El
joven, conmovido, de inmediato se deshizo de sus ropas nuevas y abrigadas y se puso los harapos
del limosnero. Sin pensarlo dos veces le dio también parte de las provisiones que llevaba.
Cruzando los umbrales de la ciudad, una mujer con dos niños tan sucios como ella, le suplicó:
“¡Mis niños tienen hambre y yo no tengo trabajo!” Sin pensarlo dos veces, le dio su anillo y su
cadena de oro, junto con el resto de las provisiones.
Entonces, en forma titubeante, llegó al castillo vestido con harapos y sin de provisiones para el
regreso. Un asistente del Rey lo llevó a un grande y lujoso salón donde estaba el rey. Cuál no
sería su sorpresa cuando alzó los ojos y se encontró con los del Rey. Atónito dijo: “¡Usted...
usted! ¡Usted es el limosnero que estaba a la vera del camino!” En ese instante entró una criada
y dos niños trayéndole agua, para que se lavara y saciara su sed. Su sorpresa fue también
mayúscula: - “¡Ustedes también! ¡Ustedes estaban en la puerta de la ciudad!” El Soberano
sonriendo dijo: “Sí, yo era ese limosnero, y mi criada y sus niños también estuvieron allí”.
El joven tartamudeó: “Pero... pe... pero... ¡usted es el Rey! ¿Por qué me hizo eso?” El monarca
contestó: “Porque necesitaba descubrir si tus intenciones eran auténticas frente a tu amor a Dios
y a tu prójimo. Sabía que si me acercaba a ti como Rey, podrías fingir y no sabría realmente lo
que hay en tu corazón. Como limosnero, no sólo descubrí que de verdad amas a Dios y a tu
prójimo, sino que eres el único en haber pasado la prueba. ¡Tú serás mi heredero! --sentenció el
Rey-- ¡Tú heredaras mi reino!”.
Señor, sobre el monte de añejos Olivos
espera la noche del luto, del llanto,
telón negro alzado sobre el infinito
en la escena oscura, que es mudo presagio
de amapolas rojas, de néctar divino
por la sed del mundo que abrasa tus labios.
¡Terminó el banquete, ha cesado el cántico!.
Yo seré agua clara, perfumado bálsamo,
seguiré tus pasos en zarzas y espinos,
tendré tus heridas, tus rojos desgarros,
Tú me has hecho libre y me has elegido
entre los jarales y los jaramagos.
Subiré a la cima de fieros esbirros,
sembraré en su látigo flores de mi harapo.
Señor, Tú me dices: Cuando cante el gallo
negarás tres veces que me has conocido,
herirá al pastor flecha de sudario
y llevará el viento la voz de los címbalos.
Hasta que se cumplan latidos de cuarzo
contarán los péndulos horas de cilicio
y entonces seré cruz del santuario.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y
esperanzas y el primero dijo:
"Algún día seré cofre de tesoros. Estaré lleno de oros, plata y piedras preciosas. Estaré decorado
con labrados artísticos y tallados finos, todos verán mi belleza".
El segundo árbol dijo:
"Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los
océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y
mi poderoso casco".
Finalmente el tercer árbol dijo:
"Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me
verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán
cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente simpre me
recordará".
Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad,
un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles.
Cuando uno vio al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su
madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el
carpintero podría convertirlo en cofre para tesoros.
El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol:
"Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se
puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.
El último leñador se acercó al tercer árbol, este muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su
sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol
que corte, así que tomaré éste", y cortó el tercer árbol.
Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para
animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo
que tanto había orado.
El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo
suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de
ser una gran embarcación cargando reyes habían llegado a su final.
El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.
Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado.
Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la
paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba
haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la
importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la
historia.
Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al
segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el
agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para
salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo: "¡Calma!
¡Quédate quieto!" y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio
cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.
Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue
cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que
lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para
morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta que él fue lo
suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios
como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él.
Cuando parece que las cosas no van de acuerdo a tus planes, debes saber que siempre Dios tiene
un plan para uno.
Si pones tu confianza en él, te va a dar grandes regalos a su tiempo.
Recuerda que cada árbol obtuvo lo que pidió, sólo que no en la forma en que pensaba.
No siempre sabemos lo que Dios planea para nosotros, sólo sabemos que:
Sus Caminos no son nuestros caminos, pero sus caminos siempre son los mejores!!!
"La puerta sin manijas representaba el corazón del hombre.
Un famoso pintor expuso, un día, toda la serie de sus cuadros en una galería de arte de una
famosa ciudad. Todos admiraban sus cuadros: paisajes, retratos, naturaleza muerta, objetos
simbólicos etc. y quedaban admirados de las obras de arte. Pero una pareja se acercó al
pintor que estaba presente y le dijeron: "Disculpe maestro, nos parece que usted dejó sin
terminar el cuadro de aquella casa con un hombre que está fuera a la puerta. ¿No le falta la
manija a la puerta? Y el pintor amablemente le respondió: "¡No!, no me olvidé de la manija;
es que aquella puerta simboliza el corazón del hombre que no se puede abrir sino desde
dentro. Aquél hombre que está golpeando es Jesús que, como se dice en la Apocalipsis: "Yo
estoy a la puerta y llamo" (3,20) para que me abran.
Ni Dios, con todo su infinito poder, quiere forzar la libertad del hombre y obligarlo a
responder con un 'sí' a su amor infinito. El amor: o es libre o no es amor. Es por eso que el
Apocalipsis compara a Dios a un mendigo que llama a la puerta del corazón y espera como
respuesta un acto libre de amor.
Con la violencia se puede entrar en todas partes, menos que en el corazón. Una caja fuerte,
se abre si se descubre la combinación de los números. Sólo se puede abrir desde fuera sin
pedir que la caja fuerte nos dé el permiso o se abra de su espontánea voluntad.
El corazón en cambio se abre solo desde dentro
El zapatero no se dio cuenta de las visitas de Jesús.
E n una fábula oriental se cuenta que un zapatero en la oración oyó una voz que le
anunciaba que aquel día vendría Cristo a visitarle. El zapatero se llenó de alegría y se
dispuso a hacer, lo más deprisa posible su trabajo del día para que, cuando Cristo viniera,
pudiese dedicarse enteramente a atenderle. Y apenas abrió su tienda llegó una 'mujer de la
vida' y le pidió que arreglara sus zapatos. El viejo la atendió con cariño e incluso soportó con
paciencia que la pobre mujer charlase y charlase contándole todas sus penas aunque, con
tantas charlas, casi no le dejaba trabajar y tardase mucho más de lo previsto en arreglar los
zapatos.
Cuando ella, al fin, se fue, vino a visitarle otra mujer. Era una madre que tenía un niño
enfermo y que también le daba prisa para que arreglase con urgencia unos zapatos. Y el
zapatero la atendió, aunque su corazón estaba en otro sitio en su deseo de terminar cuanto
antes su trabajo, no fuera a llegar Cristo cuando él no hubiese terminado A la tarde llegó un
borracho que charlaba y charlaba y que, con tanta cháchara apenas le dejaba rematar aquel
par de zapatos que había llevado para reparar.
Así que cayó la noche sin que el zapatero hubiera tenido un minuto de descanso. Pero, aun
así se preparó para recibir la venida de Cristo como se le había prometido en la oración.
Pero, seguían pasando las horas, y se hizo noche cerrada. El zapatero comenzó a temer que
Cristo ya no vendría más… Y dudaba si acostarse o no. Y sólo entonces escuchó una voz que
le decía: "¿Por qué me estas esperando? ¿No te diste cuenta de que he estado contigo tres
veces a lo largo del día?"
Así sucede que muchas personas esperan a Dios pero no acaban de descubrir que Dios está ya
en lo que están haciendo y viviendo. Dios siempre viene; lo que cuenta es descubrirlo en los
encuentros del día. Recuerdo que hace más de cincuenta años leí un libro que me impactó
profundamente; llevaba como título "La vida como encuentro" y todo lo que recuerdo es que
decía que el método más al alcance de todos, para hacer conocer a Cristo, es el encuentro
con las personas, la relación personal. Más que todos los medios y técnicas de comunicación,
cuenta el encuentro personal con los que el Señor nos envía en cada momento de nuestra
jornada. "La vida como encuentro", la vida es un continuo encuentro con el Señor.
I
(Jesús)
Agua del pozo quisiera,
que tengo en el alma sed;
si quieres, tú pues darme;
dame, mujer, de beber.
Honda está el agua, tan honda
que apenas se puede ver;
del agua fresca que mana,
dame, mujer, de beber.
II
(La Samaritana)
Tus ojos son como un pozo,
en ellos yo naufragué;
eres Profeta, conoces
la vida de esta mujer.
De tus labios agua viva
he venido a recoger;
yo soy la Samaritana,
yo te pido de beber.
III
(La Iglesia)
Yo soy la Iglesia sedienta;
vengo, cansados los pies,
y el corazón abrasado,
porque me quema la fe.
Tengo sed. Dame tu rostro,
que vea a Dios tal cual es;
dame el don que eres tú mismo,
tu amor y tu padecer.
IV
Te adoramos, Verbo fuente,
que buscas saciar tu sed;
eres corriente que viene
desde el jardín del Edén.
eres corriente que vuelve
al Padre que da el nacer;
¡seas bendito por siempre,
oh Fuente de todo bien! Amén.
Del seno de su madre, ciego oscuro,
era el hombre mandado a la piscina;
en él no era la luz, era la noche,
la nada, la infinita lejanía.
Jamás humano a humano abrió los ojos,
que la luz es de Aquel que en luz habita;
confiesa: ¿quién lo ha hecho?, ¿quién te puso
la mano milagrosa en las pupilas?
Aquel de nombre santo, que es Jesús,
con la tierra ha mezclado su saliva;
su aliento y corazón, su amor divino
se han hecho con el polvo medicina.
Aquel Jesús untó mis ojos muertos
y ordenó luego: Báñate y confía;
sentí divinidad en la palabra,
y fui, y en Siloé me vi con vida.
Y entonces fue el vidente excomulgado
por los ciegos, diciendo que veían.
Despierta al sacramento, tú que duermes
y Cristo Luz será tu nueva vida.
Postrados con el ciego iluminado
a ti te confesamos, Dios Mesías;
viniste para un juicio: ¡Cristo, juzga
y guárdanos contigo en tu gran Día! Amén
El Árbol de la vida fue plantado
por Dios mismo en mitad del Paraíso;
el Árbol es la Cruz esplendorosa,
dulcísimo es su fruto, Jesucristo.
Amantes de la vida, aquí saciaos,
comed el santo fruto aquí nacido,
ceñíos a este tronco en fuerte abrazo,
la fresca sombra sea vuestro abrigo.
El árbol de la Cruz al cielo asciende,
¡oh mástil victorioso del navío!,
¡oh arado que abre el surco de la tierra!,
¡oh tálamo del Verbo descendido!
La Cruz que Dios exalta y veneramos
es signo del misterio acontecido;
la Cruz proclama al cuerpo traspasado
y dice que el sepulcro está vacío.
El triunfo del amor está gritando
la Cruz del Hombre Dios, altar del Hijo,
¡oh llave de la santa Trinidad!,
¡oh alma del saber, maná escondido!
Con besos y con cantos y con flores
al Hijo en Cruz gloriosa bendecimos:
¡oh santa Cruz, bendita eternamente,
recibe a los signados con tu signo! Amén.
Jerusalén, solemnidad de la Santa Cruz 1986.
La ley del
bosque (Perdón)
El bosque iluminado era el mejor bosque en que se podía vivir, donde las fiestas
llenaban de luz las noches y todos disfrutaban. En aquel bosque sólo había una
ley: “perdonar a todos”.
Y nunca tuvieron problemas con ella, hasta que un día la abeja picó al conejo por
error, y éste sufrió tanto que no quería perdonarla. Pidió al búho que reuniera al
consejo y revisaran aquella ley. Todos estuvieron de acuerdo en que no habría
problema por relajarla, así que se permitió una única excepción por animal; si
alguien se enfadaba de verdad con alguien, no tenía por qué perdonarle si no
quería.
Y así siguieron hasta la gran fiesta de la primavera, la mejor del año, que resultó
un grandísimo fracaso: sólo aparecieron el búho y unos pocos animales más.
Entonces el señor búho decidió investigar el asunto, y fue a ver al conejo. Este le
dijo que no había ido por si iba la abeja, a la que aún no había perdonado. Luego
la abeja dijo que no había ido por si iba la ardilla, a la que no había perdonado por
tirar su colmena. La ardilla tampoco fue por si iba el zorro, a quien no había
perdonado que robara su comida… y así sucesivamente todos contaron cómo
habían dejado de ir por si se presentaba aquel a quien no habían perdonado.
El búho entonces convocó la asamblea, y mostró a todos cómo aquellla pequeña
excepción a la ley había acabado con la felicidad del bosque.
Unánimemente decidieron recuperar su antigua ley, “perdonar a todos”, a la que
añadieron: “sin excepciones”
“Si el grano de trigo no muere…”
Relato del grano de trigo J. Joergensen
Cuando el sembrador hubo terminado su obra, el grano de trigo se encontró entre
dos terrones de tierra negra y algo húmeda, y se volvió terriblemente triste.
Estaba oscuro, había humedad, y la oscuridad y la humedad aumentaban siempre
más, porque, al caer de la tarde, la niebla se había disuelto en una lluvia densa,
densa.
La situación era desesperante. Y el grano de trigo hizo precisamente así: se puso a
buscar en la memoria para recordar los tiempos bellos y no bellos, cosa, como
todos saben, que lleva a la desesperación. “¡Qué tiempos aquellos, cuando el
grano de trigo estaba al calor y al abrigo en una espiga erguida y mecida por el
viento, en compañía de los hermanitos! ¡Bellos tiempos sí, pero qué rápido han
pasado!” Después vino la hoz, con su ruido estridente y devastador a tirar por el
suelo las espigas. Después vinieron los segadores con sus rastrillos a cargar sobre
la carreta las gavillas. Después, cosa más terrible todavía, los trilladores se habían
encarnizado sobre las espigas pisándolas sin piedad.
Y las pequeñas familias de los granos, que habían vivido siempre juntos desde la
tierna juventud, habían sido arrojados de sus espigas, y los granos lanzados al
aire, cada uno por su cuenta, para no encontrarse jamás. Pero en el saco de trigo,
por lo menos, nos encontrábamos todavía en compañía. Un poco apretados, es
verdad, y tal vez se respiraba con fatiga, pero después de todo se podía charlar un
poco…En cambio ahora, ¡había el abandono absoluto, la soledad tétrica,
destrucción segura!El grano de trigo padecía la humedad, y sentía que en breve
toda aquella humedad lo habría ensopado completamente…Pero el día siguiente
fue todavía peor, cuando el rastrillo pasó sobre el campo y el grano de trigo se
encontró en la oscuridad más densa, con tierra arriba, tierra abajo, tierra por
todas partes. El agua lo penetraba todo, no sentía ya ni el mínimo pedazo
seco.“¿Pero para qué fui creado”, gemía “si debo terminar de la manera más
miserable? ¿No habría sido mejor para mí no haber conocido la vida, la luz del
sol?” Entonces desde lo profundo de la tierra una voz se deja oír. Le decía:
“Abandónate con confianza. De buena gana, sin miedo. Tú mueres para renacer a
una vida más bella”. “¿Quién eres?” preguntó el pobre grano, mientras un
sentimiento de respeto surgía en él. Porque parecía que la Voz hablase a toda la
tierra, más bien al universo entero.“Yo soy Aquel que te ha creado, y que ahora te
quiere crear otra vez”. Entonces el grano de trigo se abandonó a la voluntad de su
Creador, y no supo nada más.
Una mañana de primavera, un vástago verde sacó afuera la cabecita de la tierra
húmeda. Miró a su alrededor embriagado. Era justo él, el grano de trigo, volviendo
a vivir otra vez. En el cielo azul el sol resplandecía y la alondrita cantaba. Había
vuelto a vivir… Y no sólo, porque a su alrededor veía un gran número de vástagos
en los cuales reconoció a sus hermanitos. Ahora la tierna plantita se sintió invadir
de la alegría de existir, y habría querido levantarse hasta el cielo para acariciarlo
con sus hojas.
Actividad
Después de narrar el cuento se establece un breve diálogo con los niños, se puede
representar el cuento con una música de fondo. Descubrimos juntos como el grano
de trigo tiene que pasar por momentos muy duros, morir antes de florecer y dar
muchos frutos. Es la historia de Jesús y de cada uno de sus amigos…
ABIERTOS LOS BRAZOS
1. Abiertos los brazos pegados al árbol
la sangre corría de Dios que moría,
sentía apretarse el dolor como dardo
clavado en la cruz y su amor que crecía.
Vinagre le dieron y dulce miraba,
desprecio mostraban y amor devolvía,
sus ropas jugaban, la vida les daba,
inerte pendía y ya nada lo ataba.
AL VERLO CLAVADO Y EN GOZO DOLIENTE,
QUEBRADO EN TODO, ENTERO EN LA ESENCIA.
LA MADRE VIVÍA AFLICCIÓN IMPALPABLE,
REGADA POR RÍOS DE VIDA Y PRESENCIA.
El día lloraba la escena imposible,
Jesús ofreciendo su vida en rescate
por todos aquellos que son miserables,
los hombres que habían dejado a su Padre.
La hora ha llegado y la muerte con ella,
el Señor ya se muere, la vida se aleja,
pero la esperanza ya brota con fuerza,
la luz infinita brilla en las tinieblas.
Si tú por ventura mil cruces recibes,
alaba esa suerte de males benditos.
te acercan a aquel que habitó entre los hombres,
aquel que murió por llevarnos al cielo.
en la cruz de madera Jesús nos recuerda
su estar con nosotros, perpetua ternura.
estarás con nosotros así hayan tormentas,
señor de las fidelidades eternas.
LA LEYENDA DEL PETIRROJO
HACE MUCHISIMO TIEMPO EXISTIÓ UN PAJARILLO.
LAS PLUMAS VERDE-ACEITUNADO DE SU ESPALDA CONTRASTABAN CON EL BLANCO BRILLANTE DE SU
CUELLO Y PECHO Y LE DABAN UN HERMOSO ASPECTO CUANDO CRUZABA POR CAMPOS Y ALDEAS.
UN BUEN DIÁ, SOBRE LA CIMA DE UNA PEQUEÑA COLINA, CERCANA A SU NIDO, SE ALZARON TRES CURCES.
EN ELLAS TRES HOMBRES SUFRÍAN EL TORMENTO DE LA CRUCIFIXIÓN.
EL PAJARRILO SE ACERCÓ, CON ESA CURIOSIDAD TÍMIDA DE LAS AVES ANTE LAS PERSONAS. ERA MEDIODIA.
SUS OJILLOS DE PÁJARO DESCUBRIERON EL SUFRIMIENTO DE LOS TRES HOMBRES. LE LLAMÓ LA ATENCIÓN
EL HOMBRE QUE OCUPABA LA CRUZ CENTRAL. SU CUERPO ESTABA LLENO DE HERIDAS, SUS RODILAS ERAN
UNA LLAGA... Y UNA CORONA DE ESPINAS GRUESA HACIA SANGRAR SU CABEZA.
AQUEL PAJARILLO NUNCA HABÍA CONTEMPLADO, DE CERCA, EL DOLOR. ASUSTADO REVOLOTEÓ HSTA SU
MATORRAL, SIN SABER QUE HACER.
DESPUÉS DE PENSAR UN MOMENTO ESCONDIDO ENTRE LA VEGETACIÓN, SE ARMÓ DE VALOR. LAS COSAS
NO PODÍAN SEGUIR COMO ESTABAN. ERA URGENTE HACER ALGO.
CUANDO INICIÓ SU VUELO HACIA LA CRUZ, DONDE SUFRÍA EL HOMBRE DE LA CORONA DE ESPINAS, SU
CORAZÓN DE PAJARO PARECÍA QUE IBA A ESTALLARLE DENTRO DEL PECHO, AQUEL PECHO DE PLUMAS
BLANCAS Y BRILLANTES.
SE POSÓ CON CUIDADO SOBRE LA MADERA DE LA CRUZ. OBSERVÓ DE CERCA AL HOMBRE Y ESCUCHÓ SU
RESPIRACIÓN ACELERADA Y JADEANTE.
LUEGO INICIÓ UN VUELO CORTO Y SOSTENIENDOSE EN EL AIRE CON EL ESFUERZO DES SUS ALAS, ACERCÓ EL
PICO HASTA QUE PUDO ASIR UNA ESPINA DE LA CORONA... y TIRÓ CON TODAS SUS FUERZAS, HASTA QUE
LOGRÓ ARANCARLA. AQUEL HOMBRE SE SINTIÓ ALIVIADO, AL TIEMPO QUE EL PAJARILLO SE ALEJABA,
EMOCIONADO POR EL GESTO QUE ACABABA DE REALIZAR.
DEJÓ CAER LA ESPINA BIEN LEJOS Y VOLVIÓ SUS ALAS HACIA LA CRUZ, CON INTENCIÓN DE ARRANCAR OTRA
DE LAS ESPINAS... Y ASÍ LO HIZO UNA Y OTRA VEZ.
CON TANTAS IDAS Y VENIDAS HASTA LA FRENTE SANGRANTES, SUS PLUMAS BLANCAS SE MANCHARON DE
SANGRE. LLEVABA EL CUELLO Y PECHO DE UN COLOR ROJO INTENSO, PERO NO LE IMPORTABA: SU ÚNICA
PREOCUPACIÓN ERA ARRANCAR EL MAYOR NÚMERO POSIBLE DE ESPINAS PARA PROPORCIONAR A AQUEL
CRUCIFICADO UN POCO DE CONSUELO.
POCO DESPUÉS AQUEL HOMBRE MORÍ, CON UNA PALABRA DE PERDÓN PARA QUIENES LE HACIAN SUFRIR Y
UNA MIRADA DE AGRADECIMIENTO HACIA EL PAJARILLO QUE NO HABÍA ESCATIMADO ESFUERZOS PARA
ALIVIARLE.
FUE ENTONCES CUANDO EL PAJARILLO DESCUBRIÓ QUE LLEVABA EN EL PECHO Y EL CUELLO, BRILLABA CON
UNA INTENSIDAD EXTRAÑA. INTENTÓ QUITÁRSELA PERO FUE EN VANO. PERMANECÍA ALLÍ COMO
RECUERDO Y SIGNO DE SU GENEROSIDAD.
DESDE AQUEL DÍA HAY UN PAJARILLO QUE CRUZA NUESTROS CAMPOS Y PUEBLOS CON UNA HERMOSA
MANCHA ROJA Y BRILLANTE EN SU PECHO. CRUZA LOS CAMPOS CON ORGULLO.
SABE QUE LLEVA EN SUS PLUMAS EL RECUERDO DE AGRADECIDO QIE LE DEJARA PARA SIEMPRE, EL
HOMBRE QUE MURIÓ EN UNA CRUZ.
DESDE ENTONCES AQUEL PÁJARO RECIBE EL NOMBRE DE "PETIRROJO", PORQUE LLEVA SU PECHO
MARCADO CON COLOR ROJO.
Los propósitos de las plantas (del libro Leyendas, Ediciones Paulinas año 1949)
En aquel lejanísimo triste Viernes Santo, en que el buen Jesús, clavado en la cruz por salvar a la
humanidad entera, entró en agonía y pronunció, con el último suspiro de su amor, sus últimas
palabras, para dejarnos el testamento de su misericordia y perdón, en su derredor no había otra
cosa sino temblor y gritos espantosos.
El cielo, la tierra y el mar se conmovieron;…trastornase la creación entera, y en medio del
retumbar del trueno, del mugido del viento y del rugido del mar, se oyeron las voces de las
plantas.
Decía el ciprés:
- En memoria de Jesús que ha muerto, yo me revestiré de color oscuro, y mi morada serán
los cementerios.
El sauce dio un suspiro y dijo:
- Yo haré que mis ramas se inclinen siempre hacia la tierra para recordar este día terrible,
día del amor y del dolor.
La campanilla dijo sollozando:
- Cada tarde a esta hora, cerraré yo mi corola para recordar siempre esta horade llanto.
Una planta muy bella y llena de flores gimió.
- En señal de luto, los pétalos de mis flores serán desde hoy de color morado.
Todas las plantas dejaban oír sus suspiros de amor. Solo el álamo era entre ellas el que no podía
hablar.
A la vista del drama, el buen árbol había sido presa de una emoción violenta y sus ramas
empezaron a temblar sin descanso…Aún hoy el chopo siente toda la angustia sufrida en aquel
doloroso viernes y agita sus ramas de continuo y tristemente.
Oración a las heridas del Señor – Por Benito Spoletini, ssp -
Por tus heridas, sánanos.
Por la herida de tu costado,
sánanos de los amores equivocados, de los odios,
de los rencores, de las envidias,
de los sentimientos enfermos.
Por tus heridas hemos sido sanados.
Por las heridas de tus manos,
sánanos de las malas acciones,
de las muchas omisiones,
de las obras buenas impedidas.
Por tus heridas hemos sido sanados.
Por las heridas de tus pies,
sánanos de los malos pasos,
de los andados fuera de tu voluntad,
de los pasos no andados por pereza,
del bien que he impedido a los demás.
Por tus heridas hemos sido sanados.
Por las heridas de tu cabeza,
sánanos de los malos pensamientos,
de los pensamientos inútiles, de los falsos juicios,
de las imaginaciones vanas y pecaminosas,
y de las disipaciones y los miedos paralizantes.
Por tus heridas hemos sido sanados.
Por las heridas de tu espalda,
abiertas por la flagelación,
sánanos de las heridas de la sensualidad,
del desorden de los sentidos,
del mal uso del cuerpo,
de las faltas contra la dignidad de las personas.
Por tus heridas hemos sido sanados.
Señor Jesús, por tus heridas hemos sido sanados,
que también nosotros podamos sanar
a cuantos se nos acercan.
Amén.
EN VERDAD EN VERDAD TE DIGO…
Estando un día Jesús y San Pedro paseando al borde del lago Genesaret, se acercaron a la choza de
un pescador muerto algunos días antes.
Se detuvieron Jesús y San Pedro y sin ser vistos, veìan todo lo que pasaba.
La viuda del pescador se ocupaba en hilar, llorando en silencio al tiempo que con un pié mecía la
cuna de un niño.
Esta escena conmoviò hondamente el Divino Corazòn del Salvador. Estando ellos mirando a la
aflijida mujer, pasò por delante de su casa un pobre viejito que llevaba en su cabeza un gran
càntaro lleno de leche.
Estaba èl muy cansado y deteniendose junto a la choza, dijo a la esposa del pescador:
-Señora tengo que llevar esta leche a una casa que dista aùn mucho de aquí, ademàs soy viejo y
me faltan fuerzas…y lo malo es que si no cumplo con esta obligaciòn, no ganaré nada…
La mujer, que habìa escuchado en silencio las palabras del pobre viejecito, dejando su trabajo se
levantò, diò un beso al niño, que lloraba; tomò el cantaro con leche y se fue con èl.
Exclamò San Pedro:
-Es cosa verdaderamente hermosa, oh Maestro, ser caritativo, esta mujer podìa haberse excusado
muy bien diciendo que no podìa abandonar la casa y el niño, tanto mas que cualquier otra
persona.
Pero Jesùs le respondiò:
- En verdad, en verdad te digo Pedro, que cuando un pobre tiene compasiòn y socorre a
uno mas pobre que él, mi Padre celestial tomarà cuidado de su morada.
Diciendo esto, el Maestro se aproximó a la casa…y cuando la pobre viuda volvió a su choza,
encontró el lino muy bien trabajado y al niño dulcemente dormido.

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Cuentos cuaresmales

  • 1. Mi camino cuaresmal es Jesús mistagogía: seis etapas de su mano en rumbo a su Parusía. El combate en el desierto que conmigo combatía. Y en la Transfiguración la Gloria que amanecía. Jesús, que el agua me da al brocal de Samaría. Jesús que me da la luz en esta ceguera mía. Jesús que me da la vida como a Lázaro aquel día. Jesús que aclamado a palmas a su pueblo recibía. Mi camino cuaresmal es muy dulce compañía: camino, verdad y vida en la santa Eucaristía. Es Jesús crucificado, y al pie de la Cruz, María.
  • 2. "Un abejorro grande de muchos colores y vagabundo, andaba zumbando en la oscuridad, cuando descubrió lejos una lucecita. En seguida dirigió las alas hacia aquella dirección, y una vez que hubo llegado junto a la llama, empezó a dar vueltas alrededor mirándola con maravilla: ¡qué hermosa era! No contento con admirarla, quiso hacer con ella lo mismo que, de costumbre, hacía con las flores olorosas: se alejó, se volteó y apuntando con coraje hacia la llama, le pasó encima tocándola con las alas. Se encontró, aturdido, a los pies de la luz; y se dio cuenta, con estupor, que había perdido una pata y que la punta de las alas estaba toda chamuscada. "¿Qué me ha sucedido?", se preguntó. No podía absolutamente admitir que de una cosa tan hermosa como aquella llama, le pudiese venir algún mal; por lo tanto, después de haber recuperado un poco de fuerza, con un golpe de alas se puso a volar. Dio algunas volteretas, después de nuevo se dirigió hacia la llama para poder posarse encima. Y enseguida cayó, quemado, en el aceite que alimentaba la llamita. "Maldita luz", murmuró el abejorro al terminar su vida. "Creía encontrar en ti mi felicidad, y en cambio, he encontrado la muerte. Lloro sobre mi tonto deseo, porque demasiado tarde, y por mi culpa, he conocido tu peligrosa naturaleza". "Pobre abejorro", respondió la llama. "Ves, yo no soy el sol, como tu esperabas, como tu ingenuamente creías. No soy otra cosa que una llama; y quien no sabe usarme con prudencia, se quema". (Leonardo Da Vinci, Fábulas) - Detener nuestra mirada en el personaje principal del cuento: ¿qué descubrió a la distancia? ¿cuál fue su primera impresión acerca de aquel descubrimiento? ¿qué hizo además de admirar lo descubierto? ¿cómo reaccionó posteriormente a la primer quemadura? ¿cuál fue el desenlace final? - ¿Qué fue lo que llevó a la muerte a nuestro personaje? ¿qué enseñanza nos deja esta historia? ¿este relato nos motiva a recordar alguna experiencia personal particular? - ¿Qué significa para nosotros "ser tentados"? ¿experimentamos o sufrimos tentaciones en nuestra vida cotidiana? ¿cuáles? - ¿Qué "medios" y "herramientas" nos ayudan y fortalecen para poder superar las tentaciones? - ¿Con la ayuda de qué, Jesús superó las tentaciones que nos relata el evangelio de Mateo?
  • 4. El contestador telefónico de Dios (la oración) ¿Qué sucedería si Jesús decidiera instalar un contestador telefónico automático en el cielo? Imagínate a ti mismo orando y escuchando el siguiente mensaje: "Gracias por llamar a la Casa de mi Padre... Por favor seleccione una de las siguientes opciones: Para "peticiones", presione 1 Para "acciones de gracias", presione 2 Para "quejas", presione 3 Para "otros" presione 4 Imagínate que Dios usara la excusa tan conocida... "De momento todos nuestros ángeles están ocupados, atendiendo a otros feligreses. Por favor manténgase orando en la línea y su llamada será atendida en el orden que fue recibida. ¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración? Si desea hablar con Pedro, presione 5; con el Arcángel Miguel, presione 6; con cualquier otro ángel, presione 7; si desea que el Rey David le cante un salmo, presione 8; si desea hacer reservaciones para la casa del Padre; simplemente presione: J U A N, seguido de los números 3, 1, 6; si desea obtener respuestas a preguntas sobre los dinosaurios, la edad de la Tierra, OVNIs, donde está el Arca de Noé, por favor espere a llegar al Cielo. ¿Te imaginas lo siguiente en tu oración? "Nuestro sistema señala que ya llamó antes el día de hoy, por favor cuelgue inmediatamente y despeje la línea para otros que quieren orar también" O bien: "Nuestras oficinas estarán cerradas el fin de semana, por Semana Santa; por favor vuelva a llamar el lunes." GRACIAS A DIOS que esto no sucede...
  • 5. GRACIAS A DIOS que le puedes llamar en oración cuantas veces lo necesites... GRACIAS A DIOS que a la primera llamada ÉL siempre te contesta... GRACIAS A DIOS porque en JESÚS y con JESÚS nunca estará la línea ocupada... GRACIAS A DIOS que ÉL nos responde personalmente y nos conoce por nuestro nombre... GRACIAS A DIOS que ÉL conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos... GRACIAS A DIOS porque de nosotros depende llamarle en ORACIÓN... Ayuna de juzgar a otros. Descubre a Cristo que vive en ellos. Ayuna de palabras hirientes. Llénate de frases sanadoras. Ayuna de descontento. Llénate de gratitud. Ayuna de enojos. Llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo. Llénate de esperanza cristiana. Ayuna de preocupaciones. Llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte. Llénate de pareció por la maravilla que es la vida. Ayuna de las presiones. Llénate de una oración que no cesa. Ayuna de amargura Llénate de perdón. Ayuna de darte importancia a ti mismo. Llénate de compasión por los demás. Ayuna de ansiedad sobre tus cosas. Comprométete en la propagación del Reino. Ayuna de desaliento. Llénate del entusiasmo de la fe. Ayuna de pensamientos mundanos. Llénate de las verdades que fundamentan la santidad. Ayuna de todo lo que te separe de Jesús. Llénate de todo lo que te acerque a Él.
  • 6. El tazón de madera El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían que alimentarse fuera un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado solo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Se le acercó y le preguntó dulcemente: -"¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a su padre de tal forma que quedó sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. El padre contó lo sucedido a su esposa y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.
  • 7. En una aldea lejana, un joven huérfano leyó el anuncio real. Su abuelo, que lo conocía bien, no dudó en animarlo a presentarse, pues sabía que cumplía los requisitos, pues amaba a Dios y a todos en la aldea. Pero era tan pobre que no contaba ni con vestimentas dignas, ni con el dinero para las provisiones de tan largo viaje. Su abuelo lo animó a trabajar y el joven así lo hizo. Ahorró al máximo sus gastos y cuando tuvo una cantidad suficiente, vendió todas sus escasas pertenencias, compró ropas finas, algunas joyas y emprendió el viaje. Al final del viaje, casi sin dinero, se le acercó un pobre limosnero. Tiritando de frío, vestido de harapos, imploraba: “Estoy hambriento y tengo frío, por favor ayúdeme...” El joven, conmovido, de inmediato se deshizo de sus ropas nuevas y abrigadas y se puso los harapos del limosnero. Sin pensarlo dos veces le dio también parte de las provisiones que llevaba. Cruzando los umbrales de la ciudad, una mujer con dos niños tan sucios como ella, le suplicó: “¡Mis niños tienen hambre y yo no tengo trabajo!” Sin pensarlo dos veces, le dio su anillo y su cadena de oro, junto con el resto de las provisiones. Entonces, en forma titubeante, llegó al castillo vestido con harapos y sin de provisiones para el regreso. Un asistente del Rey lo llevó a un grande y lujoso salón donde estaba el rey. Cuál no sería su sorpresa cuando alzó los ojos y se encontró con los del Rey. Atónito dijo: “¡Usted... usted! ¡Usted es el limosnero que estaba a la vera del camino!” En ese instante entró una criada y dos niños trayéndole agua, para que se lavara y saciara su sed. Su sorpresa fue también mayúscula: - “¡Ustedes también! ¡Ustedes estaban en la puerta de la ciudad!” El Soberano sonriendo dijo: “Sí, yo era ese limosnero, y mi criada y sus niños también estuvieron allí”. El joven tartamudeó: “Pero... pe... pero... ¡usted es el Rey! ¿Por qué me hizo eso?” El monarca contestó: “Porque necesitaba descubrir si tus intenciones eran auténticas frente a tu amor a Dios y a tu prójimo. Sabía que si me acercaba a ti como Rey, podrías fingir y no sabría realmente lo que hay en tu corazón. Como limosnero, no sólo descubrí que de verdad amas a Dios y a tu prójimo, sino que eres el único en haber pasado la prueba. ¡Tú serás mi heredero! --sentenció el Rey-- ¡Tú heredaras mi reino!”.
  • 8. Señor, sobre el monte de añejos Olivos espera la noche del luto, del llanto, telón negro alzado sobre el infinito en la escena oscura, que es mudo presagio de amapolas rojas, de néctar divino por la sed del mundo que abrasa tus labios. ¡Terminó el banquete, ha cesado el cántico!. Yo seré agua clara, perfumado bálsamo, seguiré tus pasos en zarzas y espinos, tendré tus heridas, tus rojos desgarros, Tú me has hecho libre y me has elegido entre los jarales y los jaramagos. Subiré a la cima de fieros esbirros, sembraré en su látigo flores de mi harapo. Señor, Tú me dices: Cuando cante el gallo negarás tres veces que me has conocido, herirá al pastor flecha de sudario y llevará el viento la voz de los címbalos. Hasta que se cumplan latidos de cuarzo contarán los péndulos horas de cilicio y entonces seré cruz del santuario. Emma-Margarita R. A.-Valdés
  • 9. Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas y el primero dijo: "Algún día seré cofre de tesoros. Estaré lleno de oros, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos, todos verán mi belleza". El segundo árbol dijo: "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y mi poderoso casco". Finalmente el tercer árbol dijo: "Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente simpre me recordará". Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vio al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en cofre para tesoros. El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación. El último leñador se acercó al tercer árbol, este muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré éste", y cortó el tercer árbol. Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que tanto había orado. El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes habían llegado a su final. El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.
  • 10. Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado. Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia. Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo: "¡Calma! ¡Quédate quieto!" y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores. Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él. Cuando parece que las cosas no van de acuerdo a tus planes, debes saber que siempre Dios tiene un plan para uno. Si pones tu confianza en él, te va a dar grandes regalos a su tiempo. Recuerda que cada árbol obtuvo lo que pidió, sólo que no en la forma en que pensaba. No siempre sabemos lo que Dios planea para nosotros, sólo sabemos que: Sus Caminos no son nuestros caminos, pero sus caminos siempre son los mejores!!!
  • 11. "La puerta sin manijas representaba el corazón del hombre. Un famoso pintor expuso, un día, toda la serie de sus cuadros en una galería de arte de una famosa ciudad. Todos admiraban sus cuadros: paisajes, retratos, naturaleza muerta, objetos simbólicos etc. y quedaban admirados de las obras de arte. Pero una pareja se acercó al pintor que estaba presente y le dijeron: "Disculpe maestro, nos parece que usted dejó sin terminar el cuadro de aquella casa con un hombre que está fuera a la puerta. ¿No le falta la manija a la puerta? Y el pintor amablemente le respondió: "¡No!, no me olvidé de la manija; es que aquella puerta simboliza el corazón del hombre que no se puede abrir sino desde dentro. Aquél hombre que está golpeando es Jesús que, como se dice en la Apocalipsis: "Yo estoy a la puerta y llamo" (3,20) para que me abran. Ni Dios, con todo su infinito poder, quiere forzar la libertad del hombre y obligarlo a responder con un 'sí' a su amor infinito. El amor: o es libre o no es amor. Es por eso que el Apocalipsis compara a Dios a un mendigo que llama a la puerta del corazón y espera como respuesta un acto libre de amor. Con la violencia se puede entrar en todas partes, menos que en el corazón. Una caja fuerte, se abre si se descubre la combinación de los números. Sólo se puede abrir desde fuera sin pedir que la caja fuerte nos dé el permiso o se abra de su espontánea voluntad. El corazón en cambio se abre solo desde dentro
  • 12. El zapatero no se dio cuenta de las visitas de Jesús. E n una fábula oriental se cuenta que un zapatero en la oración oyó una voz que le anunciaba que aquel día vendría Cristo a visitarle. El zapatero se llenó de alegría y se dispuso a hacer, lo más deprisa posible su trabajo del día para que, cuando Cristo viniera, pudiese dedicarse enteramente a atenderle. Y apenas abrió su tienda llegó una 'mujer de la vida' y le pidió que arreglara sus zapatos. El viejo la atendió con cariño e incluso soportó con paciencia que la pobre mujer charlase y charlase contándole todas sus penas aunque, con tantas charlas, casi no le dejaba trabajar y tardase mucho más de lo previsto en arreglar los zapatos. Cuando ella, al fin, se fue, vino a visitarle otra mujer. Era una madre que tenía un niño enfermo y que también le daba prisa para que arreglase con urgencia unos zapatos. Y el zapatero la atendió, aunque su corazón estaba en otro sitio en su deseo de terminar cuanto antes su trabajo, no fuera a llegar Cristo cuando él no hubiese terminado A la tarde llegó un borracho que charlaba y charlaba y que, con tanta cháchara apenas le dejaba rematar aquel par de zapatos que había llevado para reparar. Así que cayó la noche sin que el zapatero hubiera tenido un minuto de descanso. Pero, aun así se preparó para recibir la venida de Cristo como se le había prometido en la oración. Pero, seguían pasando las horas, y se hizo noche cerrada. El zapatero comenzó a temer que Cristo ya no vendría más… Y dudaba si acostarse o no. Y sólo entonces escuchó una voz que le decía: "¿Por qué me estas esperando? ¿No te diste cuenta de que he estado contigo tres veces a lo largo del día?" Así sucede que muchas personas esperan a Dios pero no acaban de descubrir que Dios está ya en lo que están haciendo y viviendo. Dios siempre viene; lo que cuenta es descubrirlo en los encuentros del día. Recuerdo que hace más de cincuenta años leí un libro que me impactó profundamente; llevaba como título "La vida como encuentro" y todo lo que recuerdo es que decía que el método más al alcance de todos, para hacer conocer a Cristo, es el encuentro con las personas, la relación personal. Más que todos los medios y técnicas de comunicación, cuenta el encuentro personal con los que el Señor nos envía en cada momento de nuestra jornada. "La vida como encuentro", la vida es un continuo encuentro con el Señor.
  • 13. I (Jesús) Agua del pozo quisiera, que tengo en el alma sed; si quieres, tú pues darme; dame, mujer, de beber. Honda está el agua, tan honda que apenas se puede ver; del agua fresca que mana, dame, mujer, de beber. II (La Samaritana) Tus ojos son como un pozo, en ellos yo naufragué; eres Profeta, conoces la vida de esta mujer. De tus labios agua viva he venido a recoger; yo soy la Samaritana, yo te pido de beber. III (La Iglesia) Yo soy la Iglesia sedienta; vengo, cansados los pies, y el corazón abrasado, porque me quema la fe. Tengo sed. Dame tu rostro, que vea a Dios tal cual es; dame el don que eres tú mismo, tu amor y tu padecer. IV Te adoramos, Verbo fuente, que buscas saciar tu sed; eres corriente que viene
  • 14. desde el jardín del Edén. eres corriente que vuelve al Padre que da el nacer; ¡seas bendito por siempre, oh Fuente de todo bien! Amén.
  • 15. Del seno de su madre, ciego oscuro, era el hombre mandado a la piscina; en él no era la luz, era la noche, la nada, la infinita lejanía. Jamás humano a humano abrió los ojos, que la luz es de Aquel que en luz habita; confiesa: ¿quién lo ha hecho?, ¿quién te puso la mano milagrosa en las pupilas? Aquel de nombre santo, que es Jesús, con la tierra ha mezclado su saliva; su aliento y corazón, su amor divino se han hecho con el polvo medicina. Aquel Jesús untó mis ojos muertos y ordenó luego: Báñate y confía; sentí divinidad en la palabra, y fui, y en Siloé me vi con vida. Y entonces fue el vidente excomulgado por los ciegos, diciendo que veían. Despierta al sacramento, tú que duermes
  • 16. y Cristo Luz será tu nueva vida. Postrados con el ciego iluminado a ti te confesamos, Dios Mesías; viniste para un juicio: ¡Cristo, juzga y guárdanos contigo en tu gran Día! Amén El Árbol de la vida fue plantado por Dios mismo en mitad del Paraíso; el Árbol es la Cruz esplendorosa, dulcísimo es su fruto, Jesucristo. Amantes de la vida, aquí saciaos, comed el santo fruto aquí nacido, ceñíos a este tronco en fuerte abrazo, la fresca sombra sea vuestro abrigo. El árbol de la Cruz al cielo asciende, ¡oh mástil victorioso del navío!, ¡oh arado que abre el surco de la tierra!, ¡oh tálamo del Verbo descendido! La Cruz que Dios exalta y veneramos es signo del misterio acontecido; la Cruz proclama al cuerpo traspasado y dice que el sepulcro está vacío. El triunfo del amor está gritando la Cruz del Hombre Dios, altar del Hijo, ¡oh llave de la santa Trinidad!, ¡oh alma del saber, maná escondido! Con besos y con cantos y con flores al Hijo en Cruz gloriosa bendecimos:
  • 17. ¡oh santa Cruz, bendita eternamente, recibe a los signados con tu signo! Amén. Jerusalén, solemnidad de la Santa Cruz 1986. La ley del bosque (Perdón) El bosque iluminado era el mejor bosque en que se podía vivir, donde las fiestas llenaban de luz las noches y todos disfrutaban. En aquel bosque sólo había una ley: “perdonar a todos”. Y nunca tuvieron problemas con ella, hasta que un día la abeja picó al conejo por error, y éste sufrió tanto que no quería perdonarla. Pidió al búho que reuniera al consejo y revisaran aquella ley. Todos estuvieron de acuerdo en que no habría problema por relajarla, así que se permitió una única excepción por animal; si alguien se enfadaba de verdad con alguien, no tenía por qué perdonarle si no quería. Y así siguieron hasta la gran fiesta de la primavera, la mejor del año, que resultó un grandísimo fracaso: sólo aparecieron el búho y unos pocos animales más. Entonces el señor búho decidió investigar el asunto, y fue a ver al conejo. Este le dijo que no había ido por si iba la abeja, a la que aún no había perdonado. Luego la abeja dijo que no había ido por si iba la ardilla, a la que no había perdonado por tirar su colmena. La ardilla tampoco fue por si iba el zorro, a quien no había perdonado que robara su comida… y así sucesivamente todos contaron cómo habían dejado de ir por si se presentaba aquel a quien no habían perdonado. El búho entonces convocó la asamblea, y mostró a todos cómo aquellla pequeña excepción a la ley había acabado con la felicidad del bosque.
  • 18. Unánimemente decidieron recuperar su antigua ley, “perdonar a todos”, a la que añadieron: “sin excepciones” “Si el grano de trigo no muere…” Relato del grano de trigo J. Joergensen Cuando el sembrador hubo terminado su obra, el grano de trigo se encontró entre dos terrones de tierra negra y algo húmeda, y se volvió terriblemente triste. Estaba oscuro, había humedad, y la oscuridad y la humedad aumentaban siempre más, porque, al caer de la tarde, la niebla se había disuelto en una lluvia densa, densa. La situación era desesperante. Y el grano de trigo hizo precisamente así: se puso a buscar en la memoria para recordar los tiempos bellos y no bellos, cosa, como todos saben, que lleva a la desesperación. “¡Qué tiempos aquellos, cuando el grano de trigo estaba al calor y al abrigo en una espiga erguida y mecida por el viento, en compañía de los hermanitos! ¡Bellos tiempos sí, pero qué rápido han pasado!” Después vino la hoz, con su ruido estridente y devastador a tirar por el suelo las espigas. Después vinieron los segadores con sus rastrillos a cargar sobre la carreta las gavillas. Después, cosa más terrible todavía, los trilladores se habían encarnizado sobre las espigas pisándolas sin piedad. Y las pequeñas familias de los granos, que habían vivido siempre juntos desde la tierna juventud, habían sido arrojados de sus espigas, y los granos lanzados al aire, cada uno por su cuenta, para no encontrarse jamás. Pero en el saco de trigo, por lo menos, nos encontrábamos todavía en compañía. Un poco apretados, es verdad, y tal vez se respiraba con fatiga, pero después de todo se podía charlar un
  • 19. poco…En cambio ahora, ¡había el abandono absoluto, la soledad tétrica, destrucción segura!El grano de trigo padecía la humedad, y sentía que en breve toda aquella humedad lo habría ensopado completamente…Pero el día siguiente fue todavía peor, cuando el rastrillo pasó sobre el campo y el grano de trigo se encontró en la oscuridad más densa, con tierra arriba, tierra abajo, tierra por todas partes. El agua lo penetraba todo, no sentía ya ni el mínimo pedazo seco.“¿Pero para qué fui creado”, gemía “si debo terminar de la manera más miserable? ¿No habría sido mejor para mí no haber conocido la vida, la luz del sol?” Entonces desde lo profundo de la tierra una voz se deja oír. Le decía: “Abandónate con confianza. De buena gana, sin miedo. Tú mueres para renacer a una vida más bella”. “¿Quién eres?” preguntó el pobre grano, mientras un sentimiento de respeto surgía en él. Porque parecía que la Voz hablase a toda la tierra, más bien al universo entero.“Yo soy Aquel que te ha creado, y que ahora te quiere crear otra vez”. Entonces el grano de trigo se abandonó a la voluntad de su Creador, y no supo nada más. Una mañana de primavera, un vástago verde sacó afuera la cabecita de la tierra húmeda. Miró a su alrededor embriagado. Era justo él, el grano de trigo, volviendo a vivir otra vez. En el cielo azul el sol resplandecía y la alondrita cantaba. Había vuelto a vivir… Y no sólo, porque a su alrededor veía un gran número de vástagos en los cuales reconoció a sus hermanitos. Ahora la tierna plantita se sintió invadir de la alegría de existir, y habría querido levantarse hasta el cielo para acariciarlo con sus hojas. Actividad Después de narrar el cuento se establece un breve diálogo con los niños, se puede representar el cuento con una música de fondo. Descubrimos juntos como el grano de trigo tiene que pasar por momentos muy duros, morir antes de florecer y dar muchos frutos. Es la historia de Jesús y de cada uno de sus amigos…
  • 20. ABIERTOS LOS BRAZOS 1. Abiertos los brazos pegados al árbol la sangre corría de Dios que moría, sentía apretarse el dolor como dardo clavado en la cruz y su amor que crecía. Vinagre le dieron y dulce miraba, desprecio mostraban y amor devolvía, sus ropas jugaban, la vida les daba, inerte pendía y ya nada lo ataba. AL VERLO CLAVADO Y EN GOZO DOLIENTE, QUEBRADO EN TODO, ENTERO EN LA ESENCIA. LA MADRE VIVÍA AFLICCIÓN IMPALPABLE, REGADA POR RÍOS DE VIDA Y PRESENCIA. El día lloraba la escena imposible, Jesús ofreciendo su vida en rescate por todos aquellos que son miserables, los hombres que habían dejado a su Padre. La hora ha llegado y la muerte con ella, el Señor ya se muere, la vida se aleja, pero la esperanza ya brota con fuerza, la luz infinita brilla en las tinieblas.
  • 21. Si tú por ventura mil cruces recibes, alaba esa suerte de males benditos. te acercan a aquel que habitó entre los hombres, aquel que murió por llevarnos al cielo. en la cruz de madera Jesús nos recuerda su estar con nosotros, perpetua ternura. estarás con nosotros así hayan tormentas, señor de las fidelidades eternas. LA LEYENDA DEL PETIRROJO HACE MUCHISIMO TIEMPO EXISTIÓ UN PAJARILLO. LAS PLUMAS VERDE-ACEITUNADO DE SU ESPALDA CONTRASTABAN CON EL BLANCO BRILLANTE DE SU CUELLO Y PECHO Y LE DABAN UN HERMOSO ASPECTO CUANDO CRUZABA POR CAMPOS Y ALDEAS. UN BUEN DIÁ, SOBRE LA CIMA DE UNA PEQUEÑA COLINA, CERCANA A SU NIDO, SE ALZARON TRES CURCES. EN ELLAS TRES HOMBRES SUFRÍAN EL TORMENTO DE LA CRUCIFIXIÓN. EL PAJARRILO SE ACERCÓ, CON ESA CURIOSIDAD TÍMIDA DE LAS AVES ANTE LAS PERSONAS. ERA MEDIODIA. SUS OJILLOS DE PÁJARO DESCUBRIERON EL SUFRIMIENTO DE LOS TRES HOMBRES. LE LLAMÓ LA ATENCIÓN EL HOMBRE QUE OCUPABA LA CRUZ CENTRAL. SU CUERPO ESTABA LLENO DE HERIDAS, SUS RODILAS ERAN UNA LLAGA... Y UNA CORONA DE ESPINAS GRUESA HACIA SANGRAR SU CABEZA. AQUEL PAJARILLO NUNCA HABÍA CONTEMPLADO, DE CERCA, EL DOLOR. ASUSTADO REVOLOTEÓ HSTA SU MATORRAL, SIN SABER QUE HACER. DESPUÉS DE PENSAR UN MOMENTO ESCONDIDO ENTRE LA VEGETACIÓN, SE ARMÓ DE VALOR. LAS COSAS NO PODÍAN SEGUIR COMO ESTABAN. ERA URGENTE HACER ALGO. CUANDO INICIÓ SU VUELO HACIA LA CRUZ, DONDE SUFRÍA EL HOMBRE DE LA CORONA DE ESPINAS, SU CORAZÓN DE PAJARO PARECÍA QUE IBA A ESTALLARLE DENTRO DEL PECHO, AQUEL PECHO DE PLUMAS BLANCAS Y BRILLANTES. SE POSÓ CON CUIDADO SOBRE LA MADERA DE LA CRUZ. OBSERVÓ DE CERCA AL HOMBRE Y ESCUCHÓ SU RESPIRACIÓN ACELERADA Y JADEANTE. LUEGO INICIÓ UN VUELO CORTO Y SOSTENIENDOSE EN EL AIRE CON EL ESFUERZO DES SUS ALAS, ACERCÓ EL PICO HASTA QUE PUDO ASIR UNA ESPINA DE LA CORONA... y TIRÓ CON TODAS SUS FUERZAS, HASTA QUE LOGRÓ ARANCARLA. AQUEL HOMBRE SE SINTIÓ ALIVIADO, AL TIEMPO QUE EL PAJARILLO SE ALEJABA,
  • 22. EMOCIONADO POR EL GESTO QUE ACABABA DE REALIZAR. DEJÓ CAER LA ESPINA BIEN LEJOS Y VOLVIÓ SUS ALAS HACIA LA CRUZ, CON INTENCIÓN DE ARRANCAR OTRA DE LAS ESPINAS... Y ASÍ LO HIZO UNA Y OTRA VEZ. CON TANTAS IDAS Y VENIDAS HASTA LA FRENTE SANGRANTES, SUS PLUMAS BLANCAS SE MANCHARON DE SANGRE. LLEVABA EL CUELLO Y PECHO DE UN COLOR ROJO INTENSO, PERO NO LE IMPORTABA: SU ÚNICA PREOCUPACIÓN ERA ARRANCAR EL MAYOR NÚMERO POSIBLE DE ESPINAS PARA PROPORCIONAR A AQUEL CRUCIFICADO UN POCO DE CONSUELO. POCO DESPUÉS AQUEL HOMBRE MORÍ, CON UNA PALABRA DE PERDÓN PARA QUIENES LE HACIAN SUFRIR Y UNA MIRADA DE AGRADECIMIENTO HACIA EL PAJARILLO QUE NO HABÍA ESCATIMADO ESFUERZOS PARA ALIVIARLE. FUE ENTONCES CUANDO EL PAJARILLO DESCUBRIÓ QUE LLEVABA EN EL PECHO Y EL CUELLO, BRILLABA CON UNA INTENSIDAD EXTRAÑA. INTENTÓ QUITÁRSELA PERO FUE EN VANO. PERMANECÍA ALLÍ COMO RECUERDO Y SIGNO DE SU GENEROSIDAD. DESDE AQUEL DÍA HAY UN PAJARILLO QUE CRUZA NUESTROS CAMPOS Y PUEBLOS CON UNA HERMOSA MANCHA ROJA Y BRILLANTE EN SU PECHO. CRUZA LOS CAMPOS CON ORGULLO. SABE QUE LLEVA EN SUS PLUMAS EL RECUERDO DE AGRADECIDO QIE LE DEJARA PARA SIEMPRE, EL HOMBRE QUE MURIÓ EN UNA CRUZ. DESDE ENTONCES AQUEL PÁJARO RECIBE EL NOMBRE DE "PETIRROJO", PORQUE LLEVA SU PECHO MARCADO CON COLOR ROJO. Los propósitos de las plantas (del libro Leyendas, Ediciones Paulinas año 1949) En aquel lejanísimo triste Viernes Santo, en que el buen Jesús, clavado en la cruz por salvar a la humanidad entera, entró en agonía y pronunció, con el último suspiro de su amor, sus últimas palabras, para dejarnos el testamento de su misericordia y perdón, en su derredor no había otra cosa sino temblor y gritos espantosos. El cielo, la tierra y el mar se conmovieron;…trastornase la creación entera, y en medio del retumbar del trueno, del mugido del viento y del rugido del mar, se oyeron las voces de las plantas. Decía el ciprés: - En memoria de Jesús que ha muerto, yo me revestiré de color oscuro, y mi morada serán los cementerios. El sauce dio un suspiro y dijo: - Yo haré que mis ramas se inclinen siempre hacia la tierra para recordar este día terrible, día del amor y del dolor. La campanilla dijo sollozando:
  • 23. - Cada tarde a esta hora, cerraré yo mi corola para recordar siempre esta horade llanto. Una planta muy bella y llena de flores gimió. - En señal de luto, los pétalos de mis flores serán desde hoy de color morado. Todas las plantas dejaban oír sus suspiros de amor. Solo el álamo era entre ellas el que no podía hablar. A la vista del drama, el buen árbol había sido presa de una emoción violenta y sus ramas empezaron a temblar sin descanso…Aún hoy el chopo siente toda la angustia sufrida en aquel doloroso viernes y agita sus ramas de continuo y tristemente. Oración a las heridas del Señor – Por Benito Spoletini, ssp - Por tus heridas, sánanos. Por la herida de tu costado, sánanos de los amores equivocados, de los odios, de los rencores, de las envidias, de los sentimientos enfermos. Por tus heridas hemos sido sanados. Por las heridas de tus manos, sánanos de las malas acciones, de las muchas omisiones, de las obras buenas impedidas. Por tus heridas hemos sido sanados. Por las heridas de tus pies, sánanos de los malos pasos, de los andados fuera de tu voluntad, de los pasos no andados por pereza, del bien que he impedido a los demás. Por tus heridas hemos sido sanados.
  • 24. Por las heridas de tu cabeza, sánanos de los malos pensamientos, de los pensamientos inútiles, de los falsos juicios, de las imaginaciones vanas y pecaminosas, y de las disipaciones y los miedos paralizantes. Por tus heridas hemos sido sanados. Por las heridas de tu espalda, abiertas por la flagelación, sánanos de las heridas de la sensualidad, del desorden de los sentidos, del mal uso del cuerpo, de las faltas contra la dignidad de las personas. Por tus heridas hemos sido sanados. Señor Jesús, por tus heridas hemos sido sanados, que también nosotros podamos sanar a cuantos se nos acercan. Amén. EN VERDAD EN VERDAD TE DIGO… Estando un día Jesús y San Pedro paseando al borde del lago Genesaret, se acercaron a la choza de un pescador muerto algunos días antes. Se detuvieron Jesús y San Pedro y sin ser vistos, veìan todo lo que pasaba. La viuda del pescador se ocupaba en hilar, llorando en silencio al tiempo que con un pié mecía la cuna de un niño. Esta escena conmoviò hondamente el Divino Corazòn del Salvador. Estando ellos mirando a la aflijida mujer, pasò por delante de su casa un pobre viejito que llevaba en su cabeza un gran càntaro lleno de leche. Estaba èl muy cansado y deteniendose junto a la choza, dijo a la esposa del pescador: -Señora tengo que llevar esta leche a una casa que dista aùn mucho de aquí, ademàs soy viejo y me faltan fuerzas…y lo malo es que si no cumplo con esta obligaciòn, no ganaré nada… La mujer, que habìa escuchado en silencio las palabras del pobre viejecito, dejando su trabajo se levantò, diò un beso al niño, que lloraba; tomò el cantaro con leche y se fue con èl. Exclamò San Pedro:
  • 25. -Es cosa verdaderamente hermosa, oh Maestro, ser caritativo, esta mujer podìa haberse excusado muy bien diciendo que no podìa abandonar la casa y el niño, tanto mas que cualquier otra persona. Pero Jesùs le respondiò: - En verdad, en verdad te digo Pedro, que cuando un pobre tiene compasiòn y socorre a uno mas pobre que él, mi Padre celestial tomarà cuidado de su morada. Diciendo esto, el Maestro se aproximó a la casa…y cuando la pobre viuda volvió a su choza, encontró el lino muy bien trabajado y al niño dulcemente dormido.