1. Capítulo 17 Newton, hacedor de universos
En 1543 Copérnico abriera la Revolución Científica con su De Revolutionibus orbium
caelestium. Esta línea imaginaria que hemos trazado, que pasa por Brahe, Galileo y Kepler y
que funciona como la melodía fundamental que permite descubrir y reconstruir la sinfonía,
culmina con otro libro, acaso el más importante de toda la historia del pensamiento científico
occidental: Philosophiae naturalis Principia matematica, o Principia, como se lo nombra más
frecuentemente, de Isaac Newton.
Una marcha continua, sostenida y ascendente del De Revolutionibus a los Principia, de
Copérnico a Newton, puede resultar demasiado reconstructivo a la luz de los resultados y
desde el punto de vista actual. Estos personajes tratan de un esfuerzo consciente, explícito y
tenaz que no se detiene ante lo ya conocido, sino que lo considera incompleto, formula sus
aportes y exige a los continuadores que resuelvan los problemas que quedan abiertos. Los
hombres de la Revolución Científica son científicos conscientes de que lo son, de que la ciencia
es una tarea colectiva y pública que avanza gracias al trabajo acumulado de una comunidad
dentro de la cual cada investigador ve más lejos que el anterior porque tiene la posibilidad de
montarse en los hombros de sus predecesores.
Vida de Newton
Newton considerado por muchos como el científico más grande que jamás haya existido. Había
nacido en 1642 en una ciudad en Lincolnshire, al este de Inglaterra. A los 12 años Newton fue
enviado a estudiar a una escuela de enseñanza secundaria en Grantham. En junio de 1661, a
los 18 años de edad ingresó en el Trinity College de Cambridge, como sub-becario, lo que
significaba ser criado de un estudiante más pudiente, tarea de lo más baja.
El Trinity College
Newton terminó en Cambridge sus estudios previos a la graduación, llegó a ser primero
miembro del Trinity College y, en 1669, catedrático lucasiano de matemáticas, reemplazando a
Barrow a los 26 años. Pero antes de llegar a ese cargo pasaron muchas cosas en su vida. En
1665 había conseguido, sin pena ni gloria, su primer grado académico. Al poco tiempo la plaga
que estalló en Inglaterra lo obligó a refugiarse en el campo y volver a su hogar materno.
Entre 1665 y 1667 elaboró el núcleo principal de todos sus más importantes descubrimientos
matemáticos y físicos. Pero fue en este lugar cayó la manzana que disparó en su mente la idea
de la gravitación universal.
Manzanas
La manzana de Newton una manzana fragante que cae a los pies del joven porque la gravedad
de la Tierra tiró de ella hasta el suelo, según la ley de Galileo. llega a una conclusión asombrosa
la misma fuerza que tira de la manzana es la que mantiene a la Luna en su órbita y la hace girar
alrededor de la Tierra, tirando de ella. Newton unifica la física del mundo, al establecer que
dos fenómenos que en principio no parecen tener nada que ver responden a una sola e
idéntica causa.
2. Óptica
Newton regresó a Cambridge se puso a estudiar la naturaleza de la luz, utilizando prismas y
lentes. En el trabajo más importante que hizo sobre óptica, descompuso la luz blanca
demostrando así que la luz blanca era precisamente una mezcla de todos los colores del arco
iris. Su interés por los colores lo llevó a plantearse el problema de las franjas coloreadas que se
producían en los bordes de las imágenes vistas mediante los telescopios construidos con
lentes, se llamaba aberración cromática, llego a diseñar y construir un telescopio de reflexión
en el que no se presentaba este problema. Newton publicó su primer trabajo científico acerca
de la luz y el color.
El embrollo de la fuerza centrífuga
William Gilbert había estudiado a fondo el magnetismo, se imaginaba que la Tierra, los
planetas, y el Sol eran grandes imanes que actuaban entre ellos mediante fuerzas magnéticas.
Kepler pensó que del Sol emanaban tientos o cadenas que arrastraban a los planetas
lateralmente, con una fuerza que disminuía proporcionalmente a la distancia y evitaba que se
detuvieran. En la Royal Society se discutía sobre esa fuerza, y se sospechaba que disminuía
proporcionalmente al cuadrado de la distancia.
Huygens había calculado la fuerza centrífuga de un objeto que se desplazaba recorriendo una
órbita circular y había determinado que disminuía con el cuadrado de la distancia al sol. Hooke
y Newton estaban de acuerdo en que las leyes del movimiento de Kepler implicaban que la
fuerza centrífuga que empujaba a los planetas tendiendo a alejarlos del Sol debía ser
inversamente proporcional a los cuadrados de sus distancias a este astro con el fin de que los
planetas permanecieran en sus órbitas tenían que ser atraídos por el Sol con una fuerza
equivalente que contrarrestara totalmente la fuerza centrífuga.
En 1674, Hooke ya había dado con el núcleo del problema del movimiento orbital. Constató
que el movimiento orbital resultaba de sumar, por una parte, la tendencia de la Luna a
moverse en línea recta y, por otra, una fuerza «única» que la atraía hacia la Tierra. Hooke se
dio cuenta de que era una fuerza ficticia, que dependía del sistema de coordenadas y que sólo
expresaba la tendencia del cuerpo a seguir moviéndose en una trayectoria rectilínea, como lo
ordenaba el principio de inercia.
Los Principia
Newton publicó un trabajo en el que explicaba la ley del cuadrado inverso, pero recién en 1687
vio la luz su gran obra épica (Principios matemáticos de la filosofía natural).
Todos los fenómenos mecánicos del mundo quedan explicados con el más exquisito rigor: los
móviles, el movimiento, las mareas, los planetas, los satélites, las estrellas, las elipses de
Kepler, los cometas. Los Principia de Newton inauguran de manera formal y orgánica la física
moderna. Los Principia exponen la física como un conjunto de proposiciones, axiomas y
definiciones, con riguroso estilo matemático. En el primer libro enuncian la ley de inercia, la de
proporcionalidad entre la fuerza y la aceleración, y el principio de acción y reacción. En este
primer libro, y en el segundo, establece sobre bases firmes la cinemática y la dinámica, como
3. preludio al tercero, con el promisorio título de «Sistema del mundo matemáticamente
tratado».
La ley de gravitación universal
Dos cuerpos cualesquiera, en lugares cualesquiera, se atraen con una fuerza que es
directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado
de la distancia que los separa. La fuerza que nos mantiene a nosotros, los hombres, sujetos a la
Tierra, mantiene los planetas en sus órbitas, es causa de las mareas y actúa, entre el Sol y las
estrellas más lejanas, con matemático rigor. Después de ciento cincuenta años de
especulación, de avances y retrocesos, el mundo estaba explicado.
Después de los Principia
Como resultado de la publicación de su libro, Newton llegó a ser un científico famoso,
extendiéndose su renombre mucho más allá del círculo de la Royal Society. Newton abandonó
la investigacióny no hubo nuevas publicaciones ulteriores: su obra Opticks, muy anterior, se
publicaría a principios del siglo XVIII. En 1699, cuando el director de la Casa de la Moneda
falleció, Newton ocupó su cargo. Desde 1703 hasta 1727, año en que murió, estuvo al frente
de la Royal Society.
Sin lugar para los ángeles: espacio y tiempo absolutos
El mundo no estaba solamente explicado. Lo que había sufrido era una verdadera
reconstrucción. El cosmos tradicional, heredado de la Antigüedad y la Edad Media, era un lugar
cerrado por la esfera exterior de las estrellas fijas, que Copérnico no había tocado el espacio
estaba rigurosamente jerarquizado: espacio perfecto y supralunar, espacio imperfecto y
mudable sublunar, donde cada cuerpo se movía según un sistema de lugares previamente
signados, y donde no existía el vacío.
Kepler argumentó en favor de la finitud del cosmos y la existencia de la esfera de las estrellas
fijas. Galileo no incursionó demasiado profundamente en el problema de la unicidad del
mundo, aunque la supuso. En el año 1600, Giordano Bruno postulo un espacio infinito, con
infinidad de sistemas solares, y en el que todos los lugares eran equivalentes, uniformemente
llenos de materia sutil. El sistema de Descartes rechaza el vacío por constituir una
imposibilidad lógica, es, probablemente, el primero que presupone un espacio indeterminado,
aunque lleno de materia sutil, cuyos torbellinos aportaban la cantidad de movimiento
constante para el funcionamiento del mundo.
Newton sintetizaba sus concepciones del espacio y del tiempo. El tiempo absoluto, verdadero
y matemático en sí y por su naturaleza y sin relación con algo externo, fluye uniformemente, y
por otro nombre se llama duración; el relativo, aparente y vulgar, es una medida sensible y
externa de cualquier duración, movimiento y de la que el vulgo usa en lugar del verdadero
tiempo; así, la hora, el día, el mes, el año. El espacio absoluto, por su naturaleza y sin relación
con cualquier cosa externa, siempre permanece igual e inmóvil. Esta geometrización no es una
simple especulación, sino que es necesaria para que las leyes que enuncian los Principia
puedan funcionar, está implícita en ellas. . El espacio de Newton es un espacio sin lugares
distintos o especiales y sin jerarquías es un espacio laico, sin lugar para los ángeles. La
4. mecánica newtoniana, aunque rápidamente aceptada en Inglaterra, encontró más resistencias
en Europa. La polémica entre Newton y Leibniz sobre la prioridad en el descubrimiento del
cálculo infinitesimal erizó y emponzoñó la resistencia a la mecánica newtoniana en el
continente europeo.
El regreso del cometa Halley
Edmond Halley, que puede considerarse el primer científico pos newtoniano En 1682 había
pasado un cometa y, estudiando los datos históricos, Halley comenzó a sospechar que ese
mismo cuerpo era el que había sido visto y descripto en 1607 por Kepler y 76 años antes por
Petrus Apianus. Predijo entonces que el cometa de 1682 regresaría «hacia el año 1757»,
cumpliendo así las leyes de Newton. No fue exacto pero efectivamente, el día de Navidad de
1758, el astrónomo Johann Georg Palitzsch vio, cerca de Júpiter, un punto de luz que se
agrandaba noche a noche. Era el cometa Halley, que volvía. La predicción del regreso del
cometa Halley aportó una prueba formidable y Newton y la física de Newton se convirtieron
en el paradigma de la física y de toda ciencia.
Las observaciones del cometa Halley se utilizaron para calcular la distancia de la Tierra al Sol,
dando como resultado una cantidad equivalente a 153 millones de kilómetros, que se
aproxima asombrosamente al resultado de la mejor medición moderna: 149,6 millones de
kilómetros. Lo interesante es que el sistema de Newton logró un triunfo casi completo y se
asentó como un sistema puramente mecánico, libre de las desafortunadas especulaciones de
su propio autor sobre la intervención de la Providencia para garantizar a cada instante el
cumplimiento de la Ley de Gravitación Universal. El espacio absoluto, infinito, vacío, profano,
geométrico y euclideano de Newton, sobre el que fluye el tiempo continuo y matemático y
donde la gravedad actúa a distancia, se impuso como visión del cosmos Einstein sometio al
rigor de nuevas geometrías. El problema quedó pendiente y otra vez hubo que esperar hasta
1915, cuando Einstein, al enunciar su Teoría General de la Relatividad, replanteó el asunto.