El decreto 2772 autorizó al ejército argentino a aniquilar a los elementos subversivos en todo el territorio nacional. El documento también menciona la quema de libros y la negación del dictador Jorge Videla de la existencia de campos de concentración, a pesar de la evidencia de centros clandestinos como La Escuelita en Bahía Blanca donde se detuvo a disidentes como Hesayne y Pérez Esquivel.