1. Cierta vez. Una burra había parido, al lado de la iglesia, a un niño que luego en su condición
de animal lo había abandonado. Al rato, el niño empezó a llorar, escuchando el cura los
llantos lastimosos del niño y al ver a la criatura que temblaba de frío, lo levanto al tiempo
que miraba de un lado a otro para cerciorarse de sus progenitores. El tiempo transcurría y el
niño fue creciendo y, al igual que la criatura, no se sabía nada de sus padres.
Fueron pasando los días y meses. Nadie preguntaba por la suerte del niño; pero un día una
persona que había visto todo lo ocurrido, contó al cura diciéndole que al niño la había
parido una burra.
Entonces el cura bautizó al niño con las siguientes palabras: “Te bautizo con el nombre de
JUAN BORRIQUITO”. Tiempo después Juan borriquito había crecido demasiado y era tan
grande que comía al día 3 vacas. No era nada raro, que a su padrino se le iba acabado todos
sus animales y alimentos de lo mucho que comía, que ya nada quedaba.
El cura, su padrino, que ya no tenía que comer; un día le dijo a Juan Borriquito: Hijo, corre a
tocar la campana a la torre.
Pero esta orden tenia una doble intención; el cura había hecho cavar hace días antes un
hueco muy hondo, que Juan Borriquito había visto desde la torre, mientras tocaba la campana
aparecieron varios hombres, contratados por el cura, que quisieron empujarle a Juan
Borriquito desde lo alto de la torre, el no se dejaba por que tenia una poderosa fuerza, y solo
empujo a los hombres y enterró a todos con una roca muy grande en el hueco.
Juan Borriquito, se fue a su casa a contarle a su padrino confesando lo sucedido; querían
enterrarme papá; pero a cada uno de los sinvergüenzas lo enterré en el hueco por que me
querían hacer daño.
El cura no sabía que hacer con Juan Borriquito y lloraba diciendo y arrepintiéndose; por que
lo he bautizado. Ya después seguía comiendo más y más. El cura luego de pensar mucho le
dijo a Juan Borriquito: Hijo, corre a la selva a traer palos para arreglar el techo de la iglesia
que malogró la lluvia. Ya papá – le dijo-.
El cura pensaba en deshacerse de Juan borriquito y en su mente abrigaba la esperanza que se
lo devorarían las fieras de la selva, los leones, los tigres, los osos……….Y Juan Borriquito se
fue a la selva en su burrito.
Llegando a la selva vio a unos animales grandes y feroces que le querían quitar a su burrito.
Viendo esto Juan Borriquito, hizo un muñeco de palo con lo que empezó a apegarles duro a
todos los animales que querían devorar a su pobre burrito; hasta que Juan borriquito empezó
a cargar a los leones, los tigres, y los osos, los palos que su padrino había ordenado.
Juan Borriquito le contó a su padrino diciéndole: Me querían quitar mi burrito y los he
pegado duro con mi muñeco de palo y cargué a los leones los palos y aquí están papá.
El cura lloraba, lloraba y no sabía que hacer con él. Y pensó en otro modo de terminar con su
ahijado. Como le hacía caso Juan Borriquito, lo mando a una hacienda con su muñeco de
palo y entró a un almacén donde había buena cantidad de chalona que dio a los perros y no
había rastro del condenado. Ya al atardecer apareció el temido fantasma gritando y haciendo
mover toda la hacienda. Juan Borriquito se subió al tijeral de la casa y estaba temblando en el
techo y repentinamente se rompió el palo y cayo a lado del condenado haciéndole asustar.
Juan borriquito empezó a preguntar al condenado temblando: ¿Por qué te has condenado?..Y
el condenado le respondió: Me he condenado por enterrar plata en esta hacienda y no dejar
mis animales pobres, por eso estoy aquí. Y el condenado siguió diciéndole: Tú; sácate la
plata que esta enterrada aquí; y después haz pasar una misa por mi condena y la hacienda será
de tu propiedad al igual que el dinero.
2. Él que todo lo podía, regresó a la hacienda con sus animales y llamó a toda la gente que vivía
en la hacienda diciéndoles que ya no estaba el condenado. Al enterarse de la noticia la gente
se alegró y mataron ovejas y cocinaron asado para Juan borriquito y sirviéndole en un platito
chiquitito que no quería comer por que no se contentaba con tan poquitito. Con el pasar del
tiempo Juan Borriquito empezó a comprender y comer medianamente y desde ese día queda
como el principal hombre de la hacienda, al que no lo dejaban comer casi mucho, por que
corría el riesgo de terminarse los animales de la hacienda.
Recopilado Por: Oscar López Condori.