1. La revolución del conocimiento
Los avances digitales y biotecnológicos de los últimos treinta años han
demostrado ser la principal fuente de riqueza de las economías más
dinámicas y competitivas, pero nuestro país aún no logra dar el salto.
tres poderosas fuerzas convergen para producir la tercera
revolución en los últimos 30 años: la revolución digital, la
revolución informática y la revolución genética, que han
transformado el modo en que vivimos, producimos y
creamos riqueza.
Los cambios en la revolución digital e informática han
permitido un crecimiento geométrico de la genética y le
han dado al hombre un control deliberado sobre las
formas de vida. Esto habrá de originar profundas
transformaciones en la política, la economía, la ética y la
religión.
La revolución tecnológica
Sin duda, los Estados Unidos son a la revolución del
conocimiento lo que Inglaterra y los Países Bajos fueron a
la Revolución Industrial. Un claro indicador de la
magnitud de esta revolución es el hecho de que una sola
empresa, Microsoft, que nació en 1970, tiene un valor de
274.000 millones de dólares (llegó a valer US$ 592.000
millones). En cambio, Brasil necesita tres años de
exportaciones para alcanzar un valor equivalente. La única
2. diferencia consiste en que, mientras en Microsoft trabajan
33.000 empleados, Brasil tiene 172 millones de habitantes.
La revolución genética
La biogenética aplicada a la agricultura permitirá la
obtención de productos agrícolas a un costo
considerablemente menor que el de los que existen hoy en
día. Los commodities continuarán perdiendo valor real.
Hoy, en promedio, representan el 20% del valor que tenían
hace 100 años. Este valor fue decreciendo debido a la
introducción de la revolución industrial y, más tarde, a la
genética aplicada a las semillas.En resumen, el motor de
esta revolución será el desarrollo genético favorecido por el
avance que ha tenido lugar en las áreas digital e informática
para procesar datos. Aquellos países que no lo entiendan se
alejarán cada vez más de su potencial como creadores de
riqueza.
En el libro ‘La Sociedad post capitalista’, el gurú del management
Peter Drucker escribió sobre la revolución del conocimiento, una
3. revolución marcada por diferentes etapas. La primera de ellas la
atribuye a la revolución industrial y al nacimiento de las primeras
escuelas de ingeniería y universidades, de manera que la
producción tuvo un gran incremento gracias a las máquinas y al
conocimiento humano aplicado.
La segunda etapa se asocia a la revolución de la productividad, con
la aparición de Feederick Taylor (1881) pues se utiliza el
conocimiento formal y científico que permitió incrementar la
productividad de las fábricas y del mundo en general.
A partir de 1960 se define la tercera etapa, posterior a la II Guerra
Mundial y a la cual denomina revolución de la dirección de
empresas. Ahora vemos como cada vez más, el trabajo intelectual
está superando al trabajo mecánico. El desarrollo intelectual
obtenido en las Escuelas de Negocio ha permitido seguir
incrementando los niveles de productividad de las
organizaciones. Cientos de modas y nuevas técnicas de gerencia
aparecen todos los años, con miras a mejorar y perfeccionar la
producción, así como la satisfacción total de los clientes.
Sin embargo, en este siglo XXI observamos como el conocimiento
especializado ha pasado a ser el principal factor de producción.
Grandes millonarios del mundo se han forjado gracias al
desarrollo del conocimiento y no a los factores tradicionales
como la tierra, el dinero o la mano de obra. Bill Gates, Steve Jobs,
Michael Dell, son buenos ejemplos.
Esta cuarta etapa, la revolución del conocimiento, traerá consigo
un nuevo modelo de empresa, muy diferente de lo que hemos
visto hasta ahora. Y no sirve cualquier conocimiento; solo el
específico y, más aún el orientado hacia el mundo digital, será
aquel que realmente resulte esencial para la organización.
Prepararse para este desafío es una tarea compleja para las
empresas. La arrogancia de muchos gerentes, la falta de visión, el
miedo al cambio, etc., puede llevar a la desaparición de cualquier
empresa por grande que sea.
Veamos un ejemplo: la compañía Kodak, creadora de las
películas fotográficas y líder indiscutible del mercado durante
décadas, se encuentra en proceso de bancarrota. Con la
fotografía digital en pleno auge, negarse a perder los beneficios
de las películas fotográficas creyendo que se podría detener una
4. tendencia mundial (zona de confort), y el no reconocer un cambio
de mentalidad en los clientes en relación al uso de la fotografía
(ya no para el recuerdo sino para compartir una experiencia) les
condena inevitablemente a la desaparición.
Potenciemos, por tanto, el conocimiento en nuestras
organizaciones y estemos atentos a la nueva empresa, a la
compañía del siglo XXI.