Caperucita estaba cansada de cruzar el bosque caminando, por lo que su mamá le regaló un helicóptero verde y azul. El lobo se robó el helicóptero pero no sabía cómo conducirlo, y Caperucita pacientemente le enseñó. Luego fueron de pícnic con la abuelita, quien les preparó una parrillada, y jugaron al fútbol y al tenis antes de acampar.