Este poema describe los efectos destructivos de un amor tóxico que lastima lentamente a la persona y la deja vacía y sin vida. Aunque la persona se siente casi muerta, comienza a escuchar voces lejanas y el latido de su corazón, lo que la motiva a seguir viviendo y a regresar de la oscuridad en la que estaba sumida. Poco a poco comienza a recuperar la vista y los sentidos, dándose cuenta de que las lágrimas que siente en su rostro son producto del sufrimiento que vivió durante mucho tiempo en

1. Tu voz
Un amor que daña, un amor que miente, un amor que mata lentamente,
con heridas que no dejan de sangrar ni con el tiempo, dejan de hacerlo
cuando estas casi vacía y comienzan a cerrar cuando la piel está
completamente podrida, cuando el estuche de su cuerpo es un hilacho
de nada. Es en ese momento cuando quieres respirar, abrir los ojos,
cuando quieres sentir que late tu corazón, pero es casi imposible
percibirlo, te quedas inmóvil ante lo sucedido, y comienzas a escuchar
las voces de muchas personas que están cerca, aunque percibas que
están a kilómetros de distancia, que son tantas las ganas que tienes de
vivir que los escuchas, y te aferras a esas voces distorsionadas y al
lento, pero firme latido que aún pronuncia tu corazón. La luz comienza a
llegar a tus ojos, que están llenos de obscuridad, esa oscuridad que ha
inundado tu universo, comienzas a palpar lo suave del viento, que roca
tus mejillas, y sientes que están mojadas, son las lágrimas que
derramaste durante todo ese tiempo en las sombras, sin saber a dónde
ir, porque tus piernas se desplomaron en sus brazos, siendo ellos los
únicos que te guiaron por la vida. Cuando sin más esos brazos te
soltaron y caíste al final de un pozo, donde se pensaría que no hay
retorno, y es ahí donde te encuentras, intentan regresarte a la vida, ves
sombras, ya no solo es esa pequeña luz que atañe y deslumbra, ahora
comienzan a ser más claras esas voces que en un principio
atemorizaban por no saber lo que decían, y por no saber si sólo eran
esas ansias desesperadas de escuchar algo más que no fuera su voz,
esa voz que en un principio era tan dulce y suave como la miel, esa
seda que acaricia tu piel, que no daña, esa delicada flor que nunca
perecerá, la lluvia que moja tu cara y limpia tus lágrimas, deleitarte con
esa voz , es perderte en un infinito.