2. Erase una vez, un hermoso poblado, cercano a una montaña, donde vivía un hombre famoso por su sabiduría, profunda fe y temor de Dios, a quien por años la gente del pueblo iba a pedir consejos, pues lo consideraban un sabio.
3. El sabio era reconocido por ser hombre prudente, virtuoso y que proyectaba un conocimiento sobrenatural.