3. El maestro le escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le gritó con fuerza: - "¡¡Cállate y siéntate, estúpido idiota!!". Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó varias imprecaciones y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y le dijo: .