1. El peligro de las redes sociales
Las redes sociales ofrecen infinitas posibilidades, tales como, entrar en contacto con
gente de otros países y culturas, mantener el contacto con personas que viven a larga
distancia, intercambiar experiencias y conocimientos e incluso dinamizar
movimientos culturales y políticos mediante el contacto con los usuarios. No
obstante, las redes conllevan una serie de riesgos. En general, éstos son los mismos que
los del resto de actividades que se llevan a cabo en la red. Si bien, hay algunos matices y
características específicas de los peligros que pueden presentarse con el uso de las redes
sociales. Los riesgos se presentan en una doble dirección. Los menores pueden ser
víctimas de alguna de las amenazas o también, por desconocimiento, pueden
incumplir alguna de las normas referidas a datos o informaciones de otras personas.
2. Peligros de aceptar desconocidos en redes sociales
A medida que pasa el tiempo crece el número de usuarios de las diferentes redes
sociales, por esto es de gran importancia saber a quién le aceptamos solicitudes. Puesto
que, aceptar a desconocidos por ejemplo en Facebook, la principal plataforma social,
que cuenta con millones de usuarios en todo el mundo representa un peligro. La
compañía de seguridad informática Kaspersky ha advertido del riesgo de aceptar a
contactos a los que no se conoce previamente. Debido a que hay usuarios que suelen
crearse perfiles falsos, combinando grupos aleatorios abiertos (o cerrados) para
compartir enlaces a sitios de ventas virtuales dudosas o encuestas fraudulentas
utilizando llamativos mensajes para inducir a los usuarios así como también compartir
imágenes con un contenido completamente pornográfico. La compañía recomienda
que, para evitar que otras personas usen tu perfil y perjudiquen a tus amigos con el
envío de «spam», es recomendable ajustar la configuración de Facebook en «Biografía
y etiquetado», aunque advierte que los usuarios deben tener en cuenta que no
necesariamente se tiene que haber caído en la trampa de estos «amigos» para ser
víctima del «spam», ya que los «spammers» también pueden lograrlo robando los
datos de la cuenta de alguno de tus amigos reales.
3. FBI advierte sobre peligro en el uso de las redes sociales
El auge de compartir información en las redes sociales está haciendo que incluso niños de tan
sólo dos años tengan un historial digital tan extenso en el internet que criminales ya podrían
estar usando estos datos. Con esta clase de advertencias el Buró Federal de Investigaciones
(FBI) está tratando de crear conciencia en los usuarios. “El nombre, el apellido, la fecha de
nacimiento y el lugar donde vive de la mayoría de niños mayores de dos años está a
disponibilidad del público, sus padres se encargaron de colocar esos datos en la internet”
explicó a EFE Bryan Gwillett, agente del FBI especializado en seguridad cibernética. En una
charla directa con una pequeña comunidad de Los Ángeles, los agentes del FBI explicaron
cómo cada fotografía puesta en redes sociales como Facebook o Twitter está creando un
historial o huella digital que jamás podrá ser borrado. El ejemplo más claro de esta cascada de
información era con los niños, las personas más vulnerables en esta conectividad social. Desde
las fotografías de los bebés recién nacidos, su nombre, su escuela, sus lugares favoritos es
puesto por los padres que quieren compartir lo más preciado que tienen. Sin embargo, esta
información puede ser utilizada por cualquier persona con intenciones nefastas. “Un
secuestrador puede fácilmente ver el perfil del padre de su víctima, o un depredador sexual, o
simplemente un compañero de escuela que quiera acosarte” advierte Gwillett. De acuerdo al
agente del FBI Scott Love, una vez que la información se envía a un sitio de redes sociales esta
ya no es privada. A mayor información que una persona publica, más vulnerable puede llegar a
ser.
4. Acoso virtual: el peligro de investigar las vidas ajenas
en las redes sociales
Alguna vez lo hiciste, aunque quizá no sabías que se llamaba así. Stalkear es revisar
fotos, comentarios y publicaciones de una persona en las redes sociales. Una ex pareja,
un jefe nuevo, alguien que te gusta. Tampoco te culpes: las redes son una vidriera para
mostrar la mejor cara, una invitación a que te conozcan. El problema es cuando el
stalkeo se convierte en una actividad diaria, fija, siempre con la misma persona. Casi
una obsesión. Le pasó a R. Fotógrafo, 35 años, curioso. Quiso saber un poco más sobre
su psicoanalista. Entró a su Facebook y lo stalkeo. Mala idea: su analista tiene posturas
opuestas a la de R. Están parados en la vereda de enfrente. Y esas diferencias van desde
la música a la política. Cosa que R considera insalvable. Ahora sabe mucho sobre el
hombre que visita todos los martes en su consultorio. Más de lo que quisiera.
Recostado en el diván ya no puede analizarse sin pensar en los comentarios
desafortunados que leyó en el muro de su psicólogo. Los efectos del stalkeo metieron
la cola en la sesión. Y R. ni siquiera se anima a contar lo que vio.