El documento discute la naturaleza espiritual del hombre según la Biblia. Explica que el hombre está formado por el intelecto, las emociones y la conciencia, dado que su naturaleza proviene del soplo de Dios. Además, analiza varios versículos bíblicos que tratan temas como la importancia del alma sobre los bienes materiales, la necesidad de no tener un espíritu doble e inconstante, y someterse a la voluntad de Dios como siervos de Cristo.
1. El Hombre, un ser espiritual.
La biblia nos enseña que la naturaleza inmaterial del hombre proviene del soplo de
Dios y está formado por: Intelecto, emociones, conciencia.
De quien habla:
Marcos 8:36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y
perdiere su alma?
Antes Jesús les ha indicado a sus discípulos y a la multitud que quien quiera salvar
su vida, la perderá (vs.35a). Ahora continúa hablando sobre esto para motivar lo
que ha dicho. Lo hace en forma de preguntas en una tercera sentencia. Una persona
puede ganar todo el mundo, pero, ¿qué provecho tiene de esto, si de esta manera
pierde su vida? Con la expresión ‘ganar todo el mundo’ deberemos pensar, en este
contexto, concretamente en obtener muchos bienes materiales, es decir, en hacerse
rico. Esto es una ocupación peligrosa, así les explica Jesús a sus oyentes en forma
de una pregunta. Si en este mundo alguien sólo vive para hacerse rico, corre el
peligro de perder su propia vida. ¿Y para qué le servirá entonces toda su riqueza?
El término psuchē lo deberemos entender en este contexto, al igual que en el
versículo anterior, como ‘vida’. Con este término Jesús se refiere ahora a la vida en
el futuro reino de Dios. Quien sólo vive para conseguir bienes materiales corre el
riesgo de perder esta vida venidera. El verbo zēmiousthai significa algo parecido a
‘perder por causa de una multa impuesta, perder, echar a perder’.
Santiago 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
El Hombre de doble ánimo (dipsuchos) significa ‘con dos almas, con división interna,
vacilar constantemente entre dos ideas, dudando, indeciso ’.Comp. dis ‘dos veces’
y psuchē ‘alma’. Esto quiere decir que su mente está dividida entre Diosy el mundo
o en las propias capacidades naturales por lo tanto carece de firmeza interior, una
falta que se manifiesta en toda su manera de vivir o conducta de vida.
Efesios 6:6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino
como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios.
El contexto exhorta a la obediencia a los amos terrenales, aclarando que la
esclavitud se aplicaba a la parte física, al cuerpo del esclavo, y no a su alma. La
obediencia debía practicarse con respeto, temor y sinceridad. Esto no implicaba
rebajarse a una actitud baja y despreciable de servilismo o adhesión ciega a la
autoridad del amo. Quería decir que debían tratar al amo con respeto y dignidad. Y
añadió el apóstol con sencillez de vuestro corazón, es decir, con sinceridad, sin
2. ninguna sombra de doblez, sin falsedad, sin halago ni adulación fingida, actitudes
estas que jamás deberían estar presentes en la vida de un cristiano.
La obediencia del esclavo debía practicarse como si fuera a Cristo mismo. Esto
muestra que el esclavo había sido elevado desde una indigna condición de
degradación en la cual trabajaba lo menos posible, con resentimiento y resignación,
cuando su amo le estaba vigilando. En la nueva condición como cristiano, somos
esclavos de Cristo, y Cristo nos hizo libre. Debemos mirar más allá del querer
agradar a las personas en la tierra para agradar nuestro Rey que está en el cielo.
Cómo siervos de Cristo le rendimos a Él nuestras almas, incluso la totalidad de
nuestra personalidad. Recordemos que el apóstol Pablo mismo se calificó a sí
mismo como un esclavo de Jesucristo.
1 corintios 7:37 Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que
es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hijavirgen,
bien hace.
Pablo recomienda que se mantengan firmes en su propósito sea cual sea en el
Señor, y no permitan ser dominados por los impulsos argumentativos o emocionales
que dominan la voluntad de los que así lo permiten.
1 Corintios 4:3-4 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal
humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque, aunque de nada tengo mala
conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
Pablo ha encontrado la libertad que da el Espíritu pues ha sido liberado del prejuicio
que satura al hombre carnal, de allí que no debamos preocuparnos siempre que
nuestra consciencia en obediencia no nos inquiete o muestre que hay algo que está
mal, lejos del prejuicio ya no hay más inquietudes por el que dirán, o lo que pensaran
los demás de ti, aun ni tú mismo ejercerás juicio sobre tus acciones, pensamientos
y palabras porque ellas estarán acordes a los designios de Dios.
Porque, aunque la conciencia no me remuerde, no por eso quedo absuelto; el que
me juzga es el Señor. Aunque la consciencia no nos remuerda, eso no nos dice que
estemos libres de cometer errores o equivocaciones, antes nuestra consciencia
debe estar siempre activa para llevarnos al arrepentimiento y darnos a conocer los
motivos en profundidad de porque hemos hecho, pensado o dicho algo en particular,
pero cuando permitimos que Dios nos escudriñe y que su juicio y disciplina
dobleguen la naturaleza carnal que hay en nosotros entonces dejamos de lado los
prejuicios y permitimos que sea el Señor quien juzgue.
3. Salmos 31:5 En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová,
Dios de verdad.