Mario era un niño pobre que vivía con su madre y hermanos en Valledupar. Su sueño era ser el mejor acordeonero. Un día, mientras practicaba, fue observado por Alan, quien se enteró de la difícil situación de Mario. Alan le ofreció ayudarlo a cumplir su sueño mudándose a Bogotá para perfeccionar su talento. Mario se fue triste por dejar a su familia, pero con determinación. Tras años de esfuerzo en Bogotá, Mario se convirtió en uno de los mejores acordeon