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LA FILOSOFIA POLITICA
                              EN JORGE LUIS BORGES
                                        Por Martín Krause

El presente artículo tiene un objetivo limitado: tratar de presentar a los lectores lo que el autor
considera son las opiniones más interesantes del destacado escritor argentino en materia de filosofía
política, y dentro de esta última específicamente acerca de la libertad individual. Sabido es que
Borges no escribió ningún texto que pueda ser clasificado como parte de esta disciplina, y mucho
menos un ensayo al respecto, pero sus opiniones se t aslucen en algunos de sus trabajos y, en
                                                          r
particular, sus diálogos.
Por lo tanto, se tratará simplemente de presentar un conjunto de citas que puedan dar una idea de su
pensamiento. No se puede decir que sea una selección completa ya que las entrevistas publicadas
con Borges son muchas, pero se estiman suficientes como para interpretarlo.
Como tal, éste es un trabajo que recién comienza, y podrá ser mejorado y ampliado con las
sugerencias y aportes de los mismos lectores.

LA RAZON. “... la idea de que alguien gane en una discusión, es un error, porque, qué importa; si
se llega a descubrir una verdad, poco importa que salga de “a”, de “b”, de “c”, de “d” o de “e”. Lo
importante es llegar a esa verdad o es indagar esa posible verdad. Pero, en general, se ve a la
conversación como una polémica, ¿no?; es decir, se entiende que una persona pierde y otra gana, lo
cual es un modo de estorbar la verdad o de hacerla imposible. Esa mera vanidad personal de tener
razón; por qué tener razón. Lo importante es llegar a la razón, y si alguien puede ayudarnos mejor.” 1

LIBRE ALBEDRIO. “Si no creemos en el progreso, descreemos de toda posibilidad de acción.
Esa creencia mía en el progreso vendría a ser, a la vez, una forma de mi creencia en el libre
albedrío; es decir, si me dicen que todo mi pasado ha sido fatal, ha sido obligatorio, no me importa;
pero si me dicen que yo, en este momento, no puedo obrar con libertad, me desespero.” 2
“Uno siente que el Universo responde a un dibujo. Las cosas no son absolutamente arbitrarias: hay
cuatro estaciones, nuestra vida va pasando por etapas: nacimiento, niñez, juventud... Podrían ser
indicios de que hay una trama, de que este mundo no es caótico sino laberíntico. Es como el libre
albedrío. Posiblemente no exista, pero uno no puede pensar que en este momento no es libre ¿no?” 3

INDIVIDUALISMO. “El argentino hallaría su símbolo en el gaucho y no en el militar, porque el
valor cifrado en aquel por las tradiciones orales no esta al servicio de una causa y es puro. El
gaucho y el compadre son imaginados como rebeldes; el argentino a diferencia de los americanos
del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse al hecho
general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino es un
individuo, no un ciudadano.” 4
“El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica
con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser
pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción, lo cierto es que el
argentino es un individuo, no un ciudadano.” 5
 “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos
hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo.” 6
 “...la muchedumbre es una entidad ficticia, lo que realmente existe es cada individuo.” 7
“La sociología ni siquiera sabemos si existe o si es una ciencia imaginaria; a juzgar por los
resultados que ha dado, no existe.” 8
“Para terminar, ¿sería desacertado suponer –de acuerdo con todo lo conversado- que usted
hace un culto del individualismo por encima de todo lo que haga a la vida comunitaria o
política?
Claro, yo creo que sólo existen los individuos: todo lo demás, las nacionalidades y las clases
sociales son meras comodidades intelectuales.” 9
“¿Cuántas Argentinas hay? ¿Más de una?
Muchas, tantas como individuos. Los países son falsos, los individuos quizás no lo sean –si es que
el individuo es el mismo al cabo de muchos años.” 10
“Ahora ya no creo en las escuelas literarias, creo en los individuos”.11
“C: Esta página está cerca de la filosofía.
B: Pero será muy rara. ¿A ver, cuál es?
C: Se llama Tú.
B: Sí
C: Y dice: Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra.
B: Claro. Porque si lo único real son los individuos, entonces... la historia universal, por ejemplo, es
falsa. Porque se habla de países, se habla de naciones, que no han existido nunca. Lo que existe es
cada individuo. Y a ese hombre yo lo llamo Tú. Puedo ser Yo, también.
C: Afirmar lo contrario es mera estadística; es una adición imposible.
B: Claro. Cuando se dice, por ejemplo: “En la vida de un hombre hay más pesares o más
desdichas”. Esa suma no puede hacerse.
C: No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anteanoche soñaste.
B: Un país, por ejemplo, es una idea abstracta: por consiguiente, falsa. Lo que existe es cada
individuo; el país es una superstición o una convención.
C: Bueno, bueno. Pero... ¿y sus costumbres, su cultura, sus tradiciones, que, más o menos, son
colectivas, dentro de ese país? Lo diferencian de los otros.
B: Bueno, sí, pero lo colectivo no es real. El individuo sí es real. O en todo caso uno cree que es
real. Aunque yo no sé si en este momento soy todo mi pasado. Pero en todo caso eso es algo más
real que decir: yo pertenezco a tal clase social, a tal país... Esas son convenciones... y que cambian,
además. Dependen de la política, de la geografía política, que es del todo falsa.
C: Curiosamente, su reprobado Ortega dice que la sociedad es “in-humana”, que no es humana. Que
lo único humano es el hombre.
B: Sí. Tiene razón. Salvo que yo diría que la sociedad es una ficción, porque no existe.
C: Él dice eso. Que es un peso que el hombre tiene sobre sí. Que no la ha hecho el hombre.
B: Bueno, es una invención, sí, pero podemos librarnos de ella. Yo, por ejemplo, no pienso nunca
en clases sociales; no pienso en países tampoco. Sé que son abstracciones aprovechadas por los
políticos pero que no existen.
C: Pero es una carga pesada, Borges. Porque, -sigo con Ortega -, si alguien quiere huir de la
sociedad y se refugia en una isla desierta, la sociedad estará con él, porque él seguirá designando las
cosas con las palabras que la sociedad le dio.
B: No, si la sociedad no existe. Sólo hay individuos.
C: Sí, pero la lengua es social.
B: Por ejemplo, hablar de Chile, hablar de Argentina... Bueno, eso es falso. No hay tal cosa. Pero
hay un chileno, hay un argentino, y cada uno... Muchos tampoco: es una abstracción. Bueno, ahí yo
digo que sólo existe el individuo. Viene a ser esa la idea, ¿no?” 12
“Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera
estadística, es una adición imposible. No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño
que anoche soñaste”.13
“Yo creo en el hombre sobre todo si está solo, consigo. Decir “especie humana” es una abstracción.
Yo creo que todos los individuos son distintos entre sí. Tienen la obligación y el derecho de serlo.
Además, la gente, cada persona cambia a cada momento.” 14
“Las masas son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Suponer la existencia de la masa es
como suponer que todas las personas cuyo nombre empieza con la letra “b” forman una sociedad.” 15
ETICA. “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya
habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada
individuo.” 16
“Eso lo dice Major Barbara en la comedia Major Barbara, del Ejército de Salvación. Sí, no dice “he
dejado atrás el soborno del cielo”; es decir, la idea de ser premiado por los buenos actos, o, lo que
viene a ser lo mismo, el temor de ser castigado por los pecados. Es eso, sí, librarse del soborno del
cielo; claro, porque el cielo es, de hecho, un soborno, y el infierno es, de hecho, una amenaza. Y no
se sabe cuál de los dos es más indigno de una divinidad, ¿no?: amenazar y sobornar, parecen
operaciones muy bajas éticamente.” 17

ESTADO. “Escombros del principio, esquinas de agresión o de soledad, hombres furtivos que se
llaman silbando y que se dispersan de golpe en la noche lateral de los callejones, nombraban su
carácter. El barrio era una esquina final. Un malevaje de a caballo, un malevaje de chambergo
mitrero sobre los ojos y de apaisanada bombacha, sostenía por inercia o por impulsión una guerra
de duelos individuales con la policía. La hoja del peleador orillero, sin ser tan larga -era lujo de
valientes usarla corta- era de mejor temple que el machete adquirido por el Estado, vale decir con
predilección del costo mas alto y el material mas ruin.” 18
“El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi
olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra
ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o
perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.” 19
“El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía,
una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y
finalmente construyeran, su antítesis.” 20
“Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos.” 21
Pregunta el personaje Eudoro Acevedo:
“-¿Qué sucedió con los gobiernos?
Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban
guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura
y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los
políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos
curanderos. La realidad sin duda habrá sido más completa que este resumen.” 22
“...para mí el Estado es el enemigo común ahora; yo querría –eso lo he dicho muchas veces- un
mínimo de Estado y un máximo de individuo. Pero, quizá sea preciso esperar... no sé si algunos
decenios o algunos siglos –lo cual históricamente no es nada-, aunque yo, ciertamente no llegaré a
ese mundo sin Estados. Para eso se necesitaría una humanidad ética, y además, una humanidad
intelectualmente más fuerte de lo que es ahora, de lo que somos nosotros; ya que, sin duda, somos
muy inmorales y muy poco i teligentes comparados con esos hombres del porvenir, por eso estoy
                               n
de acuerdo con la frase: “Yo creo dogmáticamente en el progreso”.23
“...se empieza por la idea de que el Estado debe dirigir todo; que es mejor que haya una corporación
que dirija las cosas, y no que todo “quede abandonado al caos, o a circunstancias individuales”; y se
llega al nazismo o al comunismo, claro. Toda idea empieza siendo una hermosa posibilidad, y
luego, bueno, cuando envejece es usada para la tiranía, para la opresión.” 24

“¿Qué tipo de estado desearía?
Un estado mínimo, que no se notara. Viví en Suiza cinco años y allí, nadie sabe cómo se llama el
presidente. Yo propondría que los políticos no fueran personajes públicos.
La abolición del Estado que usted propone tiene mucho que ver con el anarquismo.
Sí, exacto, con el anarquismo de Spencer, por ejemplo. Pero no sé si somos lo bastante civilizados
para llegar a eso. Como les decía recién, no me gustan las personas que se promocionan a través de
la política. Son despreciables.
¿Piensa seriamente que tal Estado es factible?
Por supuesto, Eso sí, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años.
¿Y mientras tanto?
Mientras tanto, jodernos.” 25
“Mi padre era anarquista, spenceriano, lector de El hombre contra el estado, y recuerdo que, en uno
de los largos veraneos que hicimos en Montevideo, me dijo mi padre que me fijara en muchas
cosas, porque esas cosas iban a desaparecer y yo podría contarles a mis hijos o a mis nietos –no he
tenido hijos ni nietos- que yo había visto esas cosas. Que me fijara en los cuarteles, en las banderas,
en los mapas con distintos colores para los distintos estados, en las carnicerías, en las iglesias, en los
curas, en las aduanas, porque todo eso iba a desaparecer cuando el mundo fuera uno y se olvidaran
las diferencias. Hasta ahora no se ha cumplido la profecía, pero espero que se cumpla alguna vez.” 26
“En La República están todos los gérmenes del comunismo y del nazismo: la idea de que todo debe
estar en poder del Estado. Claro que no se ha llegado tan lejos como quería Platón, felizmente. Allí
se deseaba que los padres ignoraran quiénes eran sus hijos, los hijos ignoraran quiénes eran sus
padres. Y todo esto a riesgo de matrimonios incestuosos” 27 .
“Sigo siendo discípulo de Spencer; no digamos el individuo contra el Estado, pero sí el individuo
sin el Estado.” 28

PAISES. “Fijar los límites entre la realidad y la fantasía es una tarea casi imposible. La realidad es
un producto de los sueños de los muertos. Si, por ejemplo, nos preguntásemos por qué Francia es
una República, creo que deberíamos responder que lo es porque hubo una serie de personas que
pensaron en esta forma de gobierno. Por supuesto, casi todas murieron antes de ver realizados sus
sueños.
Para mí, los estados, son producto de las fantasías de los hombres. ¿Cómo explicar de otro modo
que al sur de una línea la tierra cambie de nombre?” 29
“Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de
lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras,
de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables
las guerras.” 30

POLITICA. “Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que
tuviera alguna afinidad con los argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo
mínimo de gobierno.” 31
“Creo que ningún político puede ser una persona totalmente sincera. Un político está buscando
siempre electores y dice lo que esperan que diga. En el caso de un discurso político los que opinan
son los oyentes, más que el orador. El orador es una especie de espejo o eco de lo que los demás
piensan. Si no es así, fracasa.” 32
“...actualmente yo me definiría como un inofensivo anarquista; es decir, un hombre que quiere un
mínimo de gobierno y un máximo de individuo.” 33
“...yo diría que los políticos vendrían a ser los últimos plagiarios, los últimos discípulos de los
escritores. Pero, generalmente con un siglo de atraso, o un poco más también, sí. Porque todo lo que
se llama actualidad es realmente.... y, es un museo, usualmente arcaico. Ahora estamos todos
embelesados con la democracia; bueno, todo eso nos lleva a Paine, a Jefferson, a aquello que pudo
ser una pasión cuando Walt Whitman escribió sus Hojas de Hierba. Año de 1855. Todo eso es la
actualidad; de modo que los políticos serían lectores atrasados, ¿no?, lectores anticuados, lectores
de viejas bibliotecas...” 34
“...nuestro individualismo sería un buen rasgo, pero no sé si hemos sabido aprovechar ese rasgo; yo
creo que no. Aunque la política no puede aprovecharlo, ya que consiste precisamente en lo
contrario.” 35
“Sin duda, yo le habré contado muchas veces: nosotros llegamos a Suiza, el año 1914, y, como
buenos sudamericanos, preguntamos el nombre del presidente de la Confederación Suiza. Se
quedaron mirándonos, porque nadie lo sabía; había un gobierno muy eficaz, pero precisamente, era
un gobierno invisible.” 36
“Y él [Bernard Shaw] pensaba que había que demorar la revolución, él pensaba que los gobiernos
se vendrían abajo solos; que no sería necesaria una revolución. Y, sin embargo, ahora estamos en el
año mil novecientos ochenta y cinco, y parece que nunca han dolido tanto los gobiernos como
ahora, ¿no?; nunca han sido tan opresivos y tan, digamos, omnipresentes, incesantes. Uno no puede
dar un paso sin el gobierno ahora. Sin embargo, en el siglo XIX, pudo creerse que no, que los
gobiernos estaban gastándose, cansándose; y ahora nadie espera eso.” 37
“...yo creo que uno de los males de esta época es el nacionalismo; pero la gente, salvo que uno les
pida una opinión, una persona más o menos está lista a leer un libro de cualquier país, de cualquier
época; no está cerrándose continuamente. Pero los gobiernos sí. El oficio de ellos es insistir en los
límites. Pero la gente no, si un film tiene éxito en Nueva York, tiene éxito...y, sin duda, en Buenos
Aires, sin duda en Londres y, si lo permiten, sin duda en Moscú también. Me parece que siempre
los gobiernos, comparados con su país, corresponden a épocas perimidas, o atrasadas.” 38
“El arte y la política sólo tienen en común que están hechos de intrigas. Yo urdo mi literatura cada
día. Para mí, un escritor comprometido es alguien que hace pasar la literatura por la política. ¿Cómo
es posible? El deporte, la política, esos grandes espectáculos de la modernidad son frivolidades.
Pero la política, ésa es una frivolidad peligrosa.” 39
“Soy anarquista. Siempre he creído fervorosamente en el anarquismo. Y en esto sigo las ideas de mi
padre. Es decir, estoy en contra de os gobiernos, más aún cuando son dictaduras, y de los
                                            l
estados”.40
“Soy un anarquista spenceriano individualista al que repugna la violencia, desde la piedra de Caín
hasta el armamento nuclear”.41
“Soy fundamentalmente anarquista. Estoy por un mínimo estado y un máximo de individuo. Si hace
falta un gobierno, lo deseo planetario. Pero es una utopía, claro. No nos dirigimos hacia allá. Sin
embargo tengo esperanzas, para dentro de mil años.” 42

FS: ¿Cómo le parece a usted que surgirá en un cerebro la idea de convertirse en dictador?
J.L.B.: “La verdad es que parece una idea pueril, ¿no es cierto? Creo que la idea de mandar y ser
obedecido corresponde más bien a la mente de un niño que a la mente de un hombre. Yo no creo
que los dictadores en general sean personas muy inteligentes. También un fanatismo puede llevarlos
a ello. El caso de Cromwell, por ejemplo: yo creo que él era un puritano, era un calvinista y creía
que tenía algún derecho. Pero en el caso de otros dictadores más recientes, no creo que hayan sido
llevados por el fanatismo. Creo que han sido llevados más bien por un afán histórico, por un deseo
de ser aplaudidos, de ser obedecidos y acaso por el mero afán pueril de la publicidad, que es un afán
que yo no comprendo.” 43

Borges, ¿usted es un conservador o un revolucionario?
“Yo quería una revolución pero sobre todo en el orden moral. Le damos demasiado valor al dinero,
a la fama. Es que ser conservador es una forma de escepticismo político. Es decirse: bueno, mejor
no tratar de cambiar las cosas porque podemos equivocarnos. Este orden en el que vivimos no es un
orden muy justo, pero otro quizá llegaría otras injusticias.” 44
- Ya veo que no tiene una buena opinión de los políticos.
- “No. En primer lugar no son hombres éticos; son hombres que han contraído el hábito de
    mentir, el hábito de sobornar, el hábito de sonreír todo el tiempo, el hábito de quedar bien con
    todo el mundo, el hábito de la popularidad....
    La profesión de los políticos es mentir. El caso de un rey es distinto; un rey es alguien que
    recibe ese destino, y luego debe cumplirlo. Un político no; un político debe fingir todo el
    tiempo, debe sonreír, simular cortesía, debe someterse melancólicamente a los cócteles, a los
    actos oficiales, a las fechas patrias.” 45
“La definición ‘la política es el arte de lo posible’ sirve para justificar y ocultar todo tipo de
tropelías. Más oportuno será decir que la política ‘es el arte de lo imposible’.” 46

LEY. “La ley es una tentativa, bueno, de codificar la justicia; pero muchas veces falla, como es
natural.” 47

LIBERTADES. “A mí no me gustaría hacer el elogio de la censura, y además, ya sé que es
absurda, porque ¿por qué voy a permitir yo que otro decida por mí? Por ejemplo, si se presentara un
film, yo debo juzgar si debo verlo o no, y no un funcionario cualquiera. Claro que esto se presta a
toda suerte de obscenidades, y actualmente asistimos a una suerte de apoteosis de la pornografía;
pero quizá sea mejor esto que el hecho de dejar todo en manos ajenas, sobre todo en las manos del
Estado.” 48
“Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no le gustan” 49

PARLAMENTOS. “Twirl, cuya inteligencia era lúcida, observó que el Congreso presuponía un
problema de índole filosófica. Planear una asamblea que representara a todos los hombres era como
fijar el número exacto de los arquetipos platónicos, enigma que ha atareado durante siglos la
perplejidad de los pensadores. Sugirió que, sin ir más lejos, don Alejandro Glencoe podía
representar a los hacendados, pero también a los orientales y también a los grandes precursores y
también a los hombres de barba roja y a los que están sentados en un sillón. Nora Erfjord era
noruega. ¿Representaría a las secretarias, a las noruegas o simplemente a todas las mujeres
hermosas? ¿Bastaba un ingeniero para representar a todos los i genieros, incluso los de Nueva
                                                                  n
Zelanda?” 50

DEMOCRACIA. “Me sé del todo indigno de opinar en materia política, pero tal vez me sea
perdonado añadir que descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística.” 51
“Tengo la sospecha de que la forma de gobierno es muy poco importante, de que lo importante es el
país. Vamos a suponer que hubiera una república en Inglaterra o que hubiera una monarquía en
Suiza: no sé si cambiarían mucho las cosas; posiblemente no cambiarían nada. Porque la gente
seguiría siendo la misma. De modo que no creo que una forma de gobierno determinada sea una
especie de panacea. Quizá les demos demasiada importancia ahora a las formas de gobierno, y
quizá sean más importantes los individuos” 52

POLITICA Y ARTE. “Es absurdo que el arte sea un departamento de la política. Sin embargo, eso
precisamente es lo que reclama este manifiesto increíble [Por un arte revolucionario independiente.
Manifiesto de Diego de Rivera y André Breton por la liberación definitiva del Arte] André Breton,
apenas estampada la fórmula “Toda licencia en arte”, se arrepiente de su temeridad y dedica dos
páginas fugitivas a renegar de ese dictamen precipitado. Rechaza el “indiferentismo político”,
denuncia el arte puro “que de ordinario sirve los fines más impuros de la reacción” y proclama “que
la tarea suprema del arte contemporáneo es participar consciente y activamente en la preparación de
la revolución”. Acto continuo propone “la organización de modestos congresos locales e
internacionales”. Deseoso de agotar los deleites de la prosa rimada, anuncia que “en la etapa
siguiente se reunirá un congreso mundial que consagrará oficialmente la fundación de la Federación
Internacional del Arte Revolucionario Independiente (F.I.A.R.I.).
¡Pobre arte independiente el que premeditan, subordinado a pedanterías de comité y a cinco
mayúsculas!” 53

¿Considera, acaso, que la democracia llegada a su país va a favorecer a la literatura argentina
y a sus autores?
“La literatura no tiene nada que ver con los regímenes políticos. No puede sacarse un decreto que
diga que tiene que volver a nacer San Juan de la Cruz. La literatura se alimenta más de las desdichas
que de las felicidades, pero tampoco hay que aumentar las desgracias para que haya más o mejor
literatura” 54

EMPLEO PUBLICO. “Yo trabajé durante nueve años en la Biblioteca Miguel Cané, en Carlos
Calvo y Muñiz. Empecé como auxiliar segundo, y luego alguien insistió, quizá demasiado, en que
me nombraran auxiliar primero, había una diferencia de treinta pesos, bueno, creo que treinta pesos
son imperceptibles ahora, pero en aquel tiempo eran treinta pesos. Entonces, creo que Honorio
Pueyrredón era el intendente, y él dijo muy bien, que me harían auxiliar primero, a condición de no
volver a oir mi nombre. Pero creo que, a lo mejor, lo oyó un par de veces después, ¿no? En fin, en
todo caso, me ascendieron, y yo llegué a ganar –incredibili dictum- doscientos cuarenta pesos
mensuales. Pero doscientos cuarenta pesos mensuales no eran desdeñables. Ahora, yo hubiera
debido dejar esa biblioteca –era un ambiente asaz mediocre- pero seguí trabajando. No sé si la
palabra “trabajando” es exacta; éramos, creo, unos cincuenta empleados, y nos asignaron un trabajo
que tenía que ser lento. Yo recuerdo que me dieron libros para clasificar el primer día, y el manual
de Bruselas, que emplea el sistema decimal –el mismo que se usa en la Biblioteca del Congreso de
los Estados Unidos-. Yo trabajé, y creo que clasifiqué casi ochenta libros –había que simular que se
trabajaba cada día-, yo clasifiqué los libros y eso se supo; y, al día siguiente, uno de los compañeros
vino a recriminarme, me dijo que eso era una falta de compañerismo, porque ellos se habían fijado
un promedio de cuarenta libros para clasificar por día. Ahora, para fines de realismo, esos cuarenta
no eran siempre cuarenta; podían ser treinta y nueve, treinta y ocho, cuarenta y uno, para que todo
resultara más verosímil, ¿no?, según exige la novela naturalista. Entonces, me dijo que yo no podía
seguir así, y yo, al día siguiente, clasifiqué treinta y ocho, para no quedar como presuntuoso. Bueno,
y entonces, ¿qué sucedía?: el trabajo que teníamos que hacer se cumplía en, digamos, media hora o
en tres cuartos de hora; y luego quedaba el resto de las seis horas, que estaban dedicadas a
conversaciones sobre fútbol –tema que ignoro profundamente-, o si no chismes, o si no, por qué no,
cuentos “verdes”. Ahora, yo no me escondía porque había encontrado una extraña ocupación: la de
leer los libros de la biblioteca” 55

ECONOMIA. “Porque antes, no se hablaba de economistas, pero el país prosperaba, ahora casi no
se habla de otra cosa, y el resultado de esos expertos ha sido la ruina del país” 56

EDUCACION. “... no sé si conviene ser de lectura obligatoria; en todo caso, a mí no me gustaría
que mis libros fueran de lectura obligatoria; ya que obligatorio y lectura son dos palabras que se
contradicen, porque la lectura tiene que ser un placer, y un placer no tiene que ser obligatorio; tiene
que ser algo que se busca espontáneamente” 57
1
  Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 208.
2
    Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152.
3
    Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 179.
4
    Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 162.
5
  Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996),
p. 36.
6
  Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 157.
7
    Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 36.
8
  Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 156.
9
 Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando,
El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
10
  Revista Ambiente, Buenos Aires, Febrero de 1984. Espacio Editora, págs. 27 a 32; en Mateo, Fernando, El
Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
11
     Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 26).
12
  Antonio Carrizo, Borges el Memorioso: Conversaciones de Jorge Luis Borges con Antonio Carrizo
(México: Fondo de Cultura Económica, 1982), p. 143.
13
     El Oro de los Tigres, Obras Completas, Tomo II (Buenos Aires, Emecé Editores), p. 489.
14
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 63.
15
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 126.
16
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 157.
17
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 162.
18
     Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Barcelona: Emecé Editores; 1996), p.
19
   Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona,
1996), p. 37.
20
   Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona,
1996), p. 37.
21
     Jorge Luis Borges, “El Informe de Brodie”, Obras Completas II (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 399.
22
   Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p.
55.
23
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 220.
24
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 207.
25
   Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando,
El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
26
     Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 25).
27
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 151.
28
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 168.
29
  “Lo único que le falta es el Premio Nobel”, Ana Barón, Somos, Buenos Aires, págs. 38-40, 24 de febrero de
1978; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
30
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 147.
31
   Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona,
1996), p. 37.
32
     Diálogos Borges-Sábato, compaginados por Orlando Barone (Buenos Aires: Emecé, 1976), p. 75.
33
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 59.
34
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 129.
35
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 112.
36
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 152.
37
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 165
38
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 166.
39
  La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo,
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
40
  Entrevista con Vicente Zito Lima, Revista Semana Gráfica, Buenos Aires, Editorial Abril 12 de Marzo de
1971, págs. 42 a 45; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
41
  Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial
Equis, 1997)
42
  La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo,
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
43
   Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p.
121).
44
  Revista Clarín, Buenos Aires, nº 9377, págs. 14-19, 5 de marzo de 1970; en Mateo, Fernando, El Otro
Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
45
     Roberto Alifano, El humor de Borges, (Buenos Aires: Ediciones Proa, 1995), p. 132-133.
46
     Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152.
47
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 206.
48
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 219.
49
  La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo,
Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
50
      Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p.
24.
51
     Jorge Luis Borges, “La moneda de hierro:, Obras Completas III (Barcelona, Emecé Editores, 1996), p.121
52
     Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 119.
53
   Jorge Luis Borges, Textos Cautivos, Obras Completas, Tomo IV, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p.
403.
54
  Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial
Equis, 1997)
55
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 248.
56
   Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1999, p. 156.
57
     Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 145.

Martín Krause es Rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas
(www.eseade.edu.ar)

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La Filosofía Política en Jorge Luis Borges

  • 1. LA FILOSOFIA POLITICA EN JORGE LUIS BORGES Por Martín Krause El presente artículo tiene un objetivo limitado: tratar de presentar a los lectores lo que el autor considera son las opiniones más interesantes del destacado escritor argentino en materia de filosofía política, y dentro de esta última específicamente acerca de la libertad individual. Sabido es que Borges no escribió ningún texto que pueda ser clasificado como parte de esta disciplina, y mucho menos un ensayo al respecto, pero sus opiniones se t aslucen en algunos de sus trabajos y, en r particular, sus diálogos. Por lo tanto, se tratará simplemente de presentar un conjunto de citas que puedan dar una idea de su pensamiento. No se puede decir que sea una selección completa ya que las entrevistas publicadas con Borges son muchas, pero se estiman suficientes como para interpretarlo. Como tal, éste es un trabajo que recién comienza, y podrá ser mejorado y ampliado con las sugerencias y aportes de los mismos lectores. LA RAZON. “... la idea de que alguien gane en una discusión, es un error, porque, qué importa; si se llega a descubrir una verdad, poco importa que salga de “a”, de “b”, de “c”, de “d” o de “e”. Lo importante es llegar a esa verdad o es indagar esa posible verdad. Pero, en general, se ve a la conversación como una polémica, ¿no?; es decir, se entiende que una persona pierde y otra gana, lo cual es un modo de estorbar la verdad o de hacerla imposible. Esa mera vanidad personal de tener razón; por qué tener razón. Lo importante es llegar a la razón, y si alguien puede ayudarnos mejor.” 1 LIBRE ALBEDRIO. “Si no creemos en el progreso, descreemos de toda posibilidad de acción. Esa creencia mía en el progreso vendría a ser, a la vez, una forma de mi creencia en el libre albedrío; es decir, si me dicen que todo mi pasado ha sido fatal, ha sido obligatorio, no me importa; pero si me dicen que yo, en este momento, no puedo obrar con libertad, me desespero.” 2 “Uno siente que el Universo responde a un dibujo. Las cosas no son absolutamente arbitrarias: hay cuatro estaciones, nuestra vida va pasando por etapas: nacimiento, niñez, juventud... Podrían ser indicios de que hay una trama, de que este mundo no es caótico sino laberíntico. Es como el libre albedrío. Posiblemente no exista, pero uno no puede pensar que en este momento no es libre ¿no?” 3 INDIVIDUALISMO. “El argentino hallaría su símbolo en el gaucho y no en el militar, porque el valor cifrado en aquel por las tradiciones orales no esta al servicio de una causa y es puro. El gaucho y el compadre son imaginados como rebeldes; el argentino a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano.” 4 “El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción, lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano.” 5 “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo.” 6 “...la muchedumbre es una entidad ficticia, lo que realmente existe es cada individuo.” 7 “La sociología ni siquiera sabemos si existe o si es una ciencia imaginaria; a juzgar por los resultados que ha dado, no existe.” 8 “Para terminar, ¿sería desacertado suponer –de acuerdo con todo lo conversado- que usted hace un culto del individualismo por encima de todo lo que haga a la vida comunitaria o política?
  • 2. Claro, yo creo que sólo existen los individuos: todo lo demás, las nacionalidades y las clases sociales son meras comodidades intelectuales.” 9 “¿Cuántas Argentinas hay? ¿Más de una? Muchas, tantas como individuos. Los países son falsos, los individuos quizás no lo sean –si es que el individuo es el mismo al cabo de muchos años.” 10 “Ahora ya no creo en las escuelas literarias, creo en los individuos”.11 “C: Esta página está cerca de la filosofía. B: Pero será muy rara. ¿A ver, cuál es? C: Se llama Tú. B: Sí C: Y dice: Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. B: Claro. Porque si lo único real son los individuos, entonces... la historia universal, por ejemplo, es falsa. Porque se habla de países, se habla de naciones, que no han existido nunca. Lo que existe es cada individuo. Y a ese hombre yo lo llamo Tú. Puedo ser Yo, también. C: Afirmar lo contrario es mera estadística; es una adición imposible. B: Claro. Cuando se dice, por ejemplo: “En la vida de un hombre hay más pesares o más desdichas”. Esa suma no puede hacerse. C: No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anteanoche soñaste. B: Un país, por ejemplo, es una idea abstracta: por consiguiente, falsa. Lo que existe es cada individuo; el país es una superstición o una convención. C: Bueno, bueno. Pero... ¿y sus costumbres, su cultura, sus tradiciones, que, más o menos, son colectivas, dentro de ese país? Lo diferencian de los otros. B: Bueno, sí, pero lo colectivo no es real. El individuo sí es real. O en todo caso uno cree que es real. Aunque yo no sé si en este momento soy todo mi pasado. Pero en todo caso eso es algo más real que decir: yo pertenezco a tal clase social, a tal país... Esas son convenciones... y que cambian, además. Dependen de la política, de la geografía política, que es del todo falsa. C: Curiosamente, su reprobado Ortega dice que la sociedad es “in-humana”, que no es humana. Que lo único humano es el hombre. B: Sí. Tiene razón. Salvo que yo diría que la sociedad es una ficción, porque no existe. C: Él dice eso. Que es un peso que el hombre tiene sobre sí. Que no la ha hecho el hombre. B: Bueno, es una invención, sí, pero podemos librarnos de ella. Yo, por ejemplo, no pienso nunca en clases sociales; no pienso en países tampoco. Sé que son abstracciones aprovechadas por los políticos pero que no existen. C: Pero es una carga pesada, Borges. Porque, -sigo con Ortega -, si alguien quiere huir de la sociedad y se refugia en una isla desierta, la sociedad estará con él, porque él seguirá designando las cosas con las palabras que la sociedad le dio. B: No, si la sociedad no existe. Sólo hay individuos. C: Sí, pero la lengua es social. B: Por ejemplo, hablar de Chile, hablar de Argentina... Bueno, eso es falso. No hay tal cosa. Pero hay un chileno, hay un argentino, y cada uno... Muchos tampoco: es una abstracción. Bueno, ahí yo digo que sólo existe el individuo. Viene a ser esa la idea, ¿no?” 12 “Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera estadística, es una adición imposible. No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anoche soñaste”.13 “Yo creo en el hombre sobre todo si está solo, consigo. Decir “especie humana” es una abstracción. Yo creo que todos los individuos son distintos entre sí. Tienen la obligación y el derecho de serlo. Además, la gente, cada persona cambia a cada momento.” 14 “Las masas son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Suponer la existencia de la masa es como suponer que todas las personas cuyo nombre empieza con la letra “b” forman una sociedad.” 15
  • 3. ETICA. “...creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo.” 16 “Eso lo dice Major Barbara en la comedia Major Barbara, del Ejército de Salvación. Sí, no dice “he dejado atrás el soborno del cielo”; es decir, la idea de ser premiado por los buenos actos, o, lo que viene a ser lo mismo, el temor de ser castigado por los pecados. Es eso, sí, librarse del soborno del cielo; claro, porque el cielo es, de hecho, un soborno, y el infierno es, de hecho, una amenaza. Y no se sabe cuál de los dos es más indigno de una divinidad, ¿no?: amenazar y sobornar, parecen operaciones muy bajas éticamente.” 17 ESTADO. “Escombros del principio, esquinas de agresión o de soledad, hombres furtivos que se llaman silbando y que se dispersan de golpe en la noche lateral de los callejones, nombraban su carácter. El barrio era una esquina final. Un malevaje de a caballo, un malevaje de chambergo mitrero sobre los ojos y de apaisanada bombacha, sostenía por inercia o por impulsión una guerra de duelos individuales con la policía. La hoja del peleador orillero, sin ser tan larga -era lujo de valientes usarla corta- era de mejor temple que el machete adquirido por el Estado, vale decir con predilección del costo mas alto y el material mas ruin.” 18 “El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.” 19 “El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su antítesis.” 20 “Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos.” 21 Pregunta el personaje Eudoro Acevedo: “-¿Qué sucedió con los gobiernos? Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más completa que este resumen.” 22 “...para mí el Estado es el enemigo común ahora; yo querría –eso lo he dicho muchas veces- un mínimo de Estado y un máximo de individuo. Pero, quizá sea preciso esperar... no sé si algunos decenios o algunos siglos –lo cual históricamente no es nada-, aunque yo, ciertamente no llegaré a ese mundo sin Estados. Para eso se necesitaría una humanidad ética, y además, una humanidad intelectualmente más fuerte de lo que es ahora, de lo que somos nosotros; ya que, sin duda, somos muy inmorales y muy poco i teligentes comparados con esos hombres del porvenir, por eso estoy n de acuerdo con la frase: “Yo creo dogmáticamente en el progreso”.23 “...se empieza por la idea de que el Estado debe dirigir todo; que es mejor que haya una corporación que dirija las cosas, y no que todo “quede abandonado al caos, o a circunstancias individuales”; y se llega al nazismo o al comunismo, claro. Toda idea empieza siendo una hermosa posibilidad, y luego, bueno, cuando envejece es usada para la tiranía, para la opresión.” 24 “¿Qué tipo de estado desearía? Un estado mínimo, que no se notara. Viví en Suiza cinco años y allí, nadie sabe cómo se llama el presidente. Yo propondría que los políticos no fueran personajes públicos. La abolición del Estado que usted propone tiene mucho que ver con el anarquismo. Sí, exacto, con el anarquismo de Spencer, por ejemplo. Pero no sé si somos lo bastante civilizados para llegar a eso. Como les decía recién, no me gustan las personas que se promocionan a través de la política. Son despreciables.
  • 4. ¿Piensa seriamente que tal Estado es factible? Por supuesto, Eso sí, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto, jodernos.” 25 “Mi padre era anarquista, spenceriano, lector de El hombre contra el estado, y recuerdo que, en uno de los largos veraneos que hicimos en Montevideo, me dijo mi padre que me fijara en muchas cosas, porque esas cosas iban a desaparecer y yo podría contarles a mis hijos o a mis nietos –no he tenido hijos ni nietos- que yo había visto esas cosas. Que me fijara en los cuarteles, en las banderas, en los mapas con distintos colores para los distintos estados, en las carnicerías, en las iglesias, en los curas, en las aduanas, porque todo eso iba a desaparecer cuando el mundo fuera uno y se olvidaran las diferencias. Hasta ahora no se ha cumplido la profecía, pero espero que se cumpla alguna vez.” 26 “En La República están todos los gérmenes del comunismo y del nazismo: la idea de que todo debe estar en poder del Estado. Claro que no se ha llegado tan lejos como quería Platón, felizmente. Allí se deseaba que los padres ignoraran quiénes eran sus hijos, los hijos ignoraran quiénes eran sus padres. Y todo esto a riesgo de matrimonios incestuosos” 27 . “Sigo siendo discípulo de Spencer; no digamos el individuo contra el Estado, pero sí el individuo sin el Estado.” 28 PAISES. “Fijar los límites entre la realidad y la fantasía es una tarea casi imposible. La realidad es un producto de los sueños de los muertos. Si, por ejemplo, nos preguntásemos por qué Francia es una República, creo que deberíamos responder que lo es porque hubo una serie de personas que pensaron en esta forma de gobierno. Por supuesto, casi todas murieron antes de ver realizados sus sueños. Para mí, los estados, son producto de las fantasías de los hombres. ¿Cómo explicar de otro modo que al sur de una línea la tierra cambie de nombre?” 29 “Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables las guerras.” 30 POLITICA. “Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.” 31 “Creo que ningún político puede ser una persona totalmente sincera. Un político está buscando siempre electores y dice lo que esperan que diga. En el caso de un discurso político los que opinan son los oyentes, más que el orador. El orador es una especie de espejo o eco de lo que los demás piensan. Si no es así, fracasa.” 32 “...actualmente yo me definiría como un inofensivo anarquista; es decir, un hombre que quiere un mínimo de gobierno y un máximo de individuo.” 33 “...yo diría que los políticos vendrían a ser los últimos plagiarios, los últimos discípulos de los escritores. Pero, generalmente con un siglo de atraso, o un poco más también, sí. Porque todo lo que se llama actualidad es realmente.... y, es un museo, usualmente arcaico. Ahora estamos todos embelesados con la democracia; bueno, todo eso nos lleva a Paine, a Jefferson, a aquello que pudo ser una pasión cuando Walt Whitman escribió sus Hojas de Hierba. Año de 1855. Todo eso es la actualidad; de modo que los políticos serían lectores atrasados, ¿no?, lectores anticuados, lectores de viejas bibliotecas...” 34 “...nuestro individualismo sería un buen rasgo, pero no sé si hemos sabido aprovechar ese rasgo; yo creo que no. Aunque la política no puede aprovecharlo, ya que consiste precisamente en lo contrario.” 35 “Sin duda, yo le habré contado muchas veces: nosotros llegamos a Suiza, el año 1914, y, como buenos sudamericanos, preguntamos el nombre del presidente de la Confederación Suiza. Se
  • 5. quedaron mirándonos, porque nadie lo sabía; había un gobierno muy eficaz, pero precisamente, era un gobierno invisible.” 36 “Y él [Bernard Shaw] pensaba que había que demorar la revolución, él pensaba que los gobiernos se vendrían abajo solos; que no sería necesaria una revolución. Y, sin embargo, ahora estamos en el año mil novecientos ochenta y cinco, y parece que nunca han dolido tanto los gobiernos como ahora, ¿no?; nunca han sido tan opresivos y tan, digamos, omnipresentes, incesantes. Uno no puede dar un paso sin el gobierno ahora. Sin embargo, en el siglo XIX, pudo creerse que no, que los gobiernos estaban gastándose, cansándose; y ahora nadie espera eso.” 37 “...yo creo que uno de los males de esta época es el nacionalismo; pero la gente, salvo que uno les pida una opinión, una persona más o menos está lista a leer un libro de cualquier país, de cualquier época; no está cerrándose continuamente. Pero los gobiernos sí. El oficio de ellos es insistir en los límites. Pero la gente no, si un film tiene éxito en Nueva York, tiene éxito...y, sin duda, en Buenos Aires, sin duda en Londres y, si lo permiten, sin duda en Moscú también. Me parece que siempre los gobiernos, comparados con su país, corresponden a épocas perimidas, o atrasadas.” 38 “El arte y la política sólo tienen en común que están hechos de intrigas. Yo urdo mi literatura cada día. Para mí, un escritor comprometido es alguien que hace pasar la literatura por la política. ¿Cómo es posible? El deporte, la política, esos grandes espectáculos de la modernidad son frivolidades. Pero la política, ésa es una frivolidad peligrosa.” 39 “Soy anarquista. Siempre he creído fervorosamente en el anarquismo. Y en esto sigo las ideas de mi padre. Es decir, estoy en contra de os gobiernos, más aún cuando son dictaduras, y de los l estados”.40 “Soy un anarquista spenceriano individualista al que repugna la violencia, desde la piedra de Caín hasta el armamento nuclear”.41 “Soy fundamentalmente anarquista. Estoy por un mínimo estado y un máximo de individuo. Si hace falta un gobierno, lo deseo planetario. Pero es una utopía, claro. No nos dirigimos hacia allá. Sin embargo tengo esperanzas, para dentro de mil años.” 42 FS: ¿Cómo le parece a usted que surgirá en un cerebro la idea de convertirse en dictador? J.L.B.: “La verdad es que parece una idea pueril, ¿no es cierto? Creo que la idea de mandar y ser obedecido corresponde más bien a la mente de un niño que a la mente de un hombre. Yo no creo que los dictadores en general sean personas muy inteligentes. También un fanatismo puede llevarlos a ello. El caso de Cromwell, por ejemplo: yo creo que él era un puritano, era un calvinista y creía que tenía algún derecho. Pero en el caso de otros dictadores más recientes, no creo que hayan sido llevados por el fanatismo. Creo que han sido llevados más bien por un afán histórico, por un deseo de ser aplaudidos, de ser obedecidos y acaso por el mero afán pueril de la publicidad, que es un afán que yo no comprendo.” 43 Borges, ¿usted es un conservador o un revolucionario? “Yo quería una revolución pero sobre todo en el orden moral. Le damos demasiado valor al dinero, a la fama. Es que ser conservador es una forma de escepticismo político. Es decirse: bueno, mejor no tratar de cambiar las cosas porque podemos equivocarnos. Este orden en el que vivimos no es un orden muy justo, pero otro quizá llegaría otras injusticias.” 44 - Ya veo que no tiene una buena opinión de los políticos. - “No. En primer lugar no son hombres éticos; son hombres que han contraído el hábito de mentir, el hábito de sobornar, el hábito de sonreír todo el tiempo, el hábito de quedar bien con todo el mundo, el hábito de la popularidad.... La profesión de los políticos es mentir. El caso de un rey es distinto; un rey es alguien que recibe ese destino, y luego debe cumplirlo. Un político no; un político debe fingir todo el tiempo, debe sonreír, simular cortesía, debe someterse melancólicamente a los cócteles, a los actos oficiales, a las fechas patrias.” 45
  • 6. “La definición ‘la política es el arte de lo posible’ sirve para justificar y ocultar todo tipo de tropelías. Más oportuno será decir que la política ‘es el arte de lo imposible’.” 46 LEY. “La ley es una tentativa, bueno, de codificar la justicia; pero muchas veces falla, como es natural.” 47 LIBERTADES. “A mí no me gustaría hacer el elogio de la censura, y además, ya sé que es absurda, porque ¿por qué voy a permitir yo que otro decida por mí? Por ejemplo, si se presentara un film, yo debo juzgar si debo verlo o no, y no un funcionario cualquiera. Claro que esto se presta a toda suerte de obscenidades, y actualmente asistimos a una suerte de apoteosis de la pornografía; pero quizá sea mejor esto que el hecho de dejar todo en manos ajenas, sobre todo en las manos del Estado.” 48 “Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no le gustan” 49 PARLAMENTOS. “Twirl, cuya inteligencia era lúcida, observó que el Congreso presuponía un problema de índole filosófica. Planear una asamblea que representara a todos los hombres era como fijar el número exacto de los arquetipos platónicos, enigma que ha atareado durante siglos la perplejidad de los pensadores. Sugirió que, sin ir más lejos, don Alejandro Glencoe podía representar a los hacendados, pero también a los orientales y también a los grandes precursores y también a los hombres de barba roja y a los que están sentados en un sillón. Nora Erfjord era noruega. ¿Representaría a las secretarias, a las noruegas o simplemente a todas las mujeres hermosas? ¿Bastaba un ingeniero para representar a todos los i genieros, incluso los de Nueva n Zelanda?” 50 DEMOCRACIA. “Me sé del todo indigno de opinar en materia política, pero tal vez me sea perdonado añadir que descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística.” 51 “Tengo la sospecha de que la forma de gobierno es muy poco importante, de que lo importante es el país. Vamos a suponer que hubiera una república en Inglaterra o que hubiera una monarquía en Suiza: no sé si cambiarían mucho las cosas; posiblemente no cambiarían nada. Porque la gente seguiría siendo la misma. De modo que no creo que una forma de gobierno determinada sea una especie de panacea. Quizá les demos demasiada importancia ahora a las formas de gobierno, y quizá sean más importantes los individuos” 52 POLITICA Y ARTE. “Es absurdo que el arte sea un departamento de la política. Sin embargo, eso precisamente es lo que reclama este manifiesto increíble [Por un arte revolucionario independiente. Manifiesto de Diego de Rivera y André Breton por la liberación definitiva del Arte] André Breton, apenas estampada la fórmula “Toda licencia en arte”, se arrepiente de su temeridad y dedica dos páginas fugitivas a renegar de ese dictamen precipitado. Rechaza el “indiferentismo político”, denuncia el arte puro “que de ordinario sirve los fines más impuros de la reacción” y proclama “que la tarea suprema del arte contemporáneo es participar consciente y activamente en la preparación de la revolución”. Acto continuo propone “la organización de modestos congresos locales e internacionales”. Deseoso de agotar los deleites de la prosa rimada, anuncia que “en la etapa siguiente se reunirá un congreso mundial que consagrará oficialmente la fundación de la Federación Internacional del Arte Revolucionario Independiente (F.I.A.R.I.). ¡Pobre arte independiente el que premeditan, subordinado a pedanterías de comité y a cinco mayúsculas!” 53 ¿Considera, acaso, que la democracia llegada a su país va a favorecer a la literatura argentina y a sus autores? “La literatura no tiene nada que ver con los regímenes políticos. No puede sacarse un decreto que diga que tiene que volver a nacer San Juan de la Cruz. La literatura se alimenta más de las desdichas
  • 7. que de las felicidades, pero tampoco hay que aumentar las desgracias para que haya más o mejor literatura” 54 EMPLEO PUBLICO. “Yo trabajé durante nueve años en la Biblioteca Miguel Cané, en Carlos Calvo y Muñiz. Empecé como auxiliar segundo, y luego alguien insistió, quizá demasiado, en que me nombraran auxiliar primero, había una diferencia de treinta pesos, bueno, creo que treinta pesos son imperceptibles ahora, pero en aquel tiempo eran treinta pesos. Entonces, creo que Honorio Pueyrredón era el intendente, y él dijo muy bien, que me harían auxiliar primero, a condición de no volver a oir mi nombre. Pero creo que, a lo mejor, lo oyó un par de veces después, ¿no? En fin, en todo caso, me ascendieron, y yo llegué a ganar –incredibili dictum- doscientos cuarenta pesos mensuales. Pero doscientos cuarenta pesos mensuales no eran desdeñables. Ahora, yo hubiera debido dejar esa biblioteca –era un ambiente asaz mediocre- pero seguí trabajando. No sé si la palabra “trabajando” es exacta; éramos, creo, unos cincuenta empleados, y nos asignaron un trabajo que tenía que ser lento. Yo recuerdo que me dieron libros para clasificar el primer día, y el manual de Bruselas, que emplea el sistema decimal –el mismo que se usa en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos-. Yo trabajé, y creo que clasifiqué casi ochenta libros –había que simular que se trabajaba cada día-, yo clasifiqué los libros y eso se supo; y, al día siguiente, uno de los compañeros vino a recriminarme, me dijo que eso era una falta de compañerismo, porque ellos se habían fijado un promedio de cuarenta libros para clasificar por día. Ahora, para fines de realismo, esos cuarenta no eran siempre cuarenta; podían ser treinta y nueve, treinta y ocho, cuarenta y uno, para que todo resultara más verosímil, ¿no?, según exige la novela naturalista. Entonces, me dijo que yo no podía seguir así, y yo, al día siguiente, clasifiqué treinta y ocho, para no quedar como presuntuoso. Bueno, y entonces, ¿qué sucedía?: el trabajo que teníamos que hacer se cumplía en, digamos, media hora o en tres cuartos de hora; y luego quedaba el resto de las seis horas, que estaban dedicadas a conversaciones sobre fútbol –tema que ignoro profundamente-, o si no chismes, o si no, por qué no, cuentos “verdes”. Ahora, yo no me escondía porque había encontrado una extraña ocupación: la de leer los libros de la biblioteca” 55 ECONOMIA. “Porque antes, no se hablaba de economistas, pero el país prosperaba, ahora casi no se habla de otra cosa, y el resultado de esos expertos ha sido la ruina del país” 56 EDUCACION. “... no sé si conviene ser de lectura obligatoria; en todo caso, a mí no me gustaría que mis libros fueran de lectura obligatoria; ya que obligatorio y lectura son dos palabras que se contradicen, porque la lectura tiene que ser un placer, y un placer no tiene que ser obligatorio; tiene que ser algo que se busca espontáneamente” 57 1 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 208. 2 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152. 3 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 179. 4 Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 162. 5 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 36. 6 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 157. 7 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 36.
  • 8. 8 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 156. 9 Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 10 Revista Ambiente, Buenos Aires, Febrero de 1984. Espacio Editora, págs. 27 a 32; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 11 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 26). 12 Antonio Carrizo, Borges el Memorioso: Conversaciones de Jorge Luis Borges con Antonio Carrizo (México: Fondo de Cultura Económica, 1982), p. 143. 13 El Oro de los Tigres, Obras Completas, Tomo II (Buenos Aires, Emecé Editores), p. 489. 14 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 63. 15 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 126. 16 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 157. 17 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 162. 18 Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego”, Obras Completas I (Barcelona: Emecé Editores; 1996), p. 19 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 37. 20 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 37. 21 Jorge Luis Borges, “El Informe de Brodie”, Obras Completas II (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 399. 22 Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 55. 23 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 220. 24 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 207. 25 Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 26 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 25). 27 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 151. 28 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 168. 29 “Lo único que le falta es el Premio Nobel”, Ana Barón, Somos, Buenos Aires, págs. 38-40, 24 de febrero de 1978; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
  • 9. 30 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 147. 31 Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 37. 32 Diálogos Borges-Sábato, compaginados por Orlando Barone (Buenos Aires: Emecé, 1976), p. 75. 33 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 59. 34 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 129. 35 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 112. 36 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 152. 37 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 165 38 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 166. 39 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 40 Entrevista con Vicente Zito Lima, Revista Semana Gráfica, Buenos Aires, Editorial Abril 12 de Marzo de 1971, págs. 42 a 45; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 41 Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 42 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 43 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 121). 44 Revista Clarín, Buenos Aires, nº 9377, págs. 14-19, 5 de marzo de 1970; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 45 Roberto Alifano, El humor de Borges, (Buenos Aires: Ediciones Proa, 1995), p. 132-133. 46 Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 152. 47 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 206. 48 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 219. 49 La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, México, D.F., nº 8, Agosto de 19856, pág. 92; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)
  • 10. 50 Jorge Luis Borges, El libro de Arena, Obras Completas, Tomo III, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 24. 51 Jorge Luis Borges, “La moneda de hierro:, Obras Completas III (Barcelona, Emecé Editores, 1996), p.121 52 Sorrentino, Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Buenos Aires: El Ateneo, 1996), p. 119. 53 Jorge Luis Borges, Textos Cautivos, Obras Completas, Tomo IV, (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 403. 54 Revista Interviú, Madrid 1984, págs. 32 a 34; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997) 55 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 248. 56 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 156. 57 Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 145. Martín Krause es Rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (www.eseade.edu.ar)