El documento describe cómo Jesús enseñó a sus discípulos que para ser grande en el reino de los cielos uno debe hacerse como un niño, es decir, ser humilde, no tener prejuicios y estar dispuesto a servir. Jesús dijo que uno debe cortar de sí mismo cualquier cosa, como la envidia o pereza, que le impida avanzar y debe estar siempre dispuesto a perdonar como lo hacen los niños.
1. Como estar entre los Grandes. Mateo 18
Cuando el mundo quiere enseñarnos el como
estar entre los grandes, los cursos de superación
personal nos dice que para lograrlo es necesario,
estar entre los grandes, si quieres ser el mejor
júntate con los mejores.
Los seres humanos siempre buscamos ser los
mejores, los discípulos de Jesús no eran la
excepción. V 1 “En aquel tiempo los discípulos vinieron
a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los
cielos?”
Y esta no era la primera vez en la que los discípulos buscaban estar entre los grandes.
Lucas 22: 24 “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.”
La enseñanza de Jesús era muy diferente a la del mundo o a lo que alguien esperaría oír.
Para Jesús la condición primordial para llegar a estar entre los grandes era hacerse como
niño. V 3 “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de
los cielos.”
Dios nos invita no a sernos niños, sino a conservar en nosotros algunas de las
características que identifican a un niño.
PROCESO: sobre todo Dios lo que nos quiere decir es que para llegar a estar entre los
grandes es todo un proceso, el niño no se convierte en adulto de la noche a la mañana. Si
queremos estar entre los grandes es necesario vivir etapas de crecimiento, desarrollo, y
maduración.
Hoy en día hay mucho afán la gente quiere las cosas de manera rápida, los niños ya
quieren ser grandes, los pobres quieren ser ricos. Los solteros quieren casarse, los casados
quieren ser solteros. No te esfuerces por salir pronto de cada etapa, más bien busca como
disfrutarla, cada momento de nuestra vida es importante y hermosa.
Cosas que identifican a un niño:
1. Un niño es humilde. V 4 “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el
reino de los cielos.” Una persona humilde es aquella que es capaz de reconocer sus propias
limitaciones, y sobre todo no se cree más que los demás.
2. Un niño no tiene prejuicios. V 8-9 “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y
échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el
fuego eterno. 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo
en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.” La palabra no nos habla de
manera literal, de lo contrario el mundo estaría lleno de personas solo tronco, sin brazos,
2. sin piernas y sin ojos. Lo que si nos quiere decir es que debemos de cortar de nosotros
todo aquello que nos impide avanzar y estar entre los grandes. Tales cosas como: la
envidia, la pereza, la amargura. Etc.
Los niños no nacen con prejuicios, los niños nacen sanos y la sociedad o la misma familia
los corrompe, ellos no conocen de odio, de envidia o de cualquier otro prejuicio, el niño lo
aprende a medida que crece.
3. Un niño está siempre dispuesto ayudar: V 12 “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y
se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había
descarriado?” un niño sin prejuicios es capaz de darlo todo por agradar a sus amiguitos.
Para Jesús la única forma de llegar a estar entre los grandes es siendo como un niño y
sirviendo. Lucas 22: 25-26 “Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que
sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 22:26 mas no así vosotros, sino sea el mayor entre
vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.”
4. Un niño perdona y olvida. V 21-22 “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces
perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 18:22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino
aun hasta setenta veces siete.”
Los adultos somos quienes nos hemos llenado de rencor de tal manera que nos es difícil
perdonar y sobre todo olvidarnos de las ofensas recibidas.
Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse
contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber
exigir con todas sus fuerzas aquello que desea