2. El día 4 de diciembre de 2016 parte de Málaga se despertó de nuevo bajo
una amenaza de inundaciones que se consumaron con la primera luz del
día. Lo peor fue la tromba que dejó unos 35 litros (la mitad de todo lo
recibido) en solo una hora, y al caer sobre mojado, causó inundaciones de
varias calles, del metro, bajos de viviendas y una víctima mortal.
3. Las inundaciones fueron tan grandes que un autobús se quedó atrapado
en el polígono Guadalhorce.
4. La cartografía de zonas inundadas es la misma que en 1989 (año en el
que hubo una de las peores inundaciones que se recuerdan en Málaga).
No ha variado nada, salvando algunas actuaciones en arroyos muy
determinados. No nos podemos asombrar de que se inunden zonas en las
que el agua no tiene salida.
El problema está en el poco miedo que infunde a la hora de la verdad
porque la realidad es que poco o nada se hace para minimizar los efectos
de su lado más cruel. Los ríos y arroyos son ocupados y modificados por
todo tipo de construcciones que en caso de estos fenómenos extremos
suponen un peligroso obstáculo para que el agua siga su curso y el
resultado ya es bien conocido por todos.
5. SOLUCIONES
La posición geográfica de Málaga la hace especialmente vulnerable a este
tipo de episodios de fuertes precipitaciones que ponen en jaque la
capacidad de respuesta de los servicios de emergencia y también de las
infraestructuras urbanas. Expertos han llegado a calificar de «natural» que
estas trombas se produzcan cada diez o quince años. Por ello, las
soluciones técnicas para intentar paliar sus efectos están analizadas y
previstas desde hace muchos años. El problema sigue siendo la falta de
decisión política para acometerlas.
6. En el Guadalmedina
La situación de riesgo disminuye en la cuenca de este río, ya que su
regulación por medio del pantano del Limonero eliminó el riesgo de las
grandes inundaciones históricas que sufrió el centro de la ciudad. Entre
algunas soluciones se encuentra la de bajar la cota del lecho del río a su
paso junto al Centro para facilitar el aporte de aguas de los arroyos que
conectan con el tramo urbano del cauce.
7. En el Guadalhorce
La renovación del puente de la Azucarera debido a que el actual puente
actúa como una barrera que resta capacidad de desagüe al encauzamiento
y favorece que se inunden los polígonos de la ribera oriental del
Guadalhorce. No obstante, también existen otras medidas a analizar como
la construcción de la presa del río Grande, afluente del Guadalhorce o la
limpieza y puesta a punto de su canal izquierdo.
8. En la zona oriental
Se trata de una zona muy llana en la que el agua queda retenida en
ocasiones por contrapendientes. Una solución sería la reforestación de
las cuencas de los arroyos del este de la ciudad, en la que la proximidad
de los montes al mar hace que el agua corra mucho más deprisa.
Los que más veces han protagonizado una inundación son el Caleta,
Araña, Pilones, Jaboneros y Gálica.