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2º DOMINGO DE CUARESMA
4 de marzo de 2012
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos bienvenidos a esta fiesta de la Eucaristía.
Celebramos hoy el Segundo Domingo de Cuaresma, que
nos va a mostrar, sobre todo, la Transfiguración de
Jesús. Y de ahí podemos aprender que todos podemos
transfigurarnos, o sea, transformarnos y convertirnos, si
tenemos fe y aprovechamos la ayuda del Señor. Es un
cambio radical lo que nos pide Jesús de Nazaret para
este tiempo de Cuaresma, aunque no importe que
nuestras ropas no brillen o que nuestros cuerpos sean
iguales a los de todos los días. La luz ha de ser la de
nuestro corazón y ese brillo sí lo verán nuestros
hermanos cuando comencemos a aceptarles servirles y a
amarles, sin condiciones.
Al igual que Jesucristo que ha entregado toda su vida al servicio de Dios y al servicio de los demás, nosotros
hemos de hacer lo mismo. Nosotros, como los discípulos en el monte de la transfiguración, el Tabor,
contemplamos su camino y descubrimos en él toda la luz, toda la grandeza, toda la fuerza de Dios. Por ello,
con fe, nos acercamos a él desde el dolor que supone vivir en prisión y le decimos que queremos seguirle,
que nos ayude a cambiar nuestra mente y nuestro corazón para ser más libres, mejores personas y buenos
creyentes en el Dios del amor.
2. MOMENTO DEL PERDÓN
• Porque nos dejamos llevar fácilmente por la comodidad y el egoísmo y no tenemos en cuenta a Dios en
nuestra vida.
Señor, ten piedad de nosotros.
Porque aceptamos una religión de comodidad y no de esfuerzo y compromiso por cambiar nuestra vida
según Jesús.
Cristo, ten piedad de nosotros
Porque no seguimos a Cristo como Camino, Verdad y Vida.
Señor, ten piedad de nosotros
3. ORACIÓN.-
Padre Santo, nos vuelves a presentar el gran regalo de tu Hijo, Luz y Palabra para que lo
escuchemos y le hagamos caso. Como Él, queremos ser misioneros de a pie, caminando junto a
la gente y ofreciendo el Evangelio. Acoge nuestros deseos de ser consecuentes con la fe entre
los muros de esta prisión. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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4. LA PALABRA DE VIDA
PRIMERA LECTURA
Comentario
La fe de Abrahán era completa, total. Obedecía a Dios por encima de cualquier duda. Es muy fuerte
disponerse a sacrificar –a degollar— a su único hijo porque Dios se lo ha mandado. Pero Abrahán no puso
reparos. Dios no iba a permitir ese sacrificio. Era una prueba. Todos vivimos pruebas, algunas muy sencillas
o fáciles; otros, mas duras o complicadas. Pero hemos de obedecer a Dios y a nuestra conciencia en todo
momento porque Él sabe que es lo mejor para nosotros.
LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 22, 1-2.9-13.15-18
En aquellos días Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: ¡Abrahán! Él respondió: Aquí me tienes. Dios le
dijo: Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo en sacrificio, sobre
uno de los montes que yo te indicaré. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí
un altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán
tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor gritó desde el cielo: ¡Abrahán, Abrahán! Él
contestó: Aquí me tienes. Dios le ordenó: No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé
que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo. Abrahán levantó los ojos y vio un
carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar
de su hijo. El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: Juro por mí mismo --oráculo del
Señor- Por haber hecho eso, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus
descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistaran las
puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque
me has obedecido.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL (SALMO 115)
R.- CAMINARÉ EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR, EN EL PAÍS DE LA VIDA
Tenía fe, aun cuando dije: Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
“Qué desgraciado soy." invocando tu nombre, Señor. R.-
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de tus fieles. R.- Cumpliré al Señor mis votos,
en presencia de todo el pueblo;
Señor, yo soy tu siervo, en el atrio de la casa del Señor,
siervo tuyo, hijo de tu esclava: en medio de ti Jerusalén. R.-
rompiste mis cadenas.
SEGUNDA LECTURA
• Comentario
Pablo en esta lectura corrobora algo que después nos va a decir el Evangelio. Dios permitirá la muerte de
su Hijo para la salvación de todos. Y el mensaje de esperanza para los Apóstoles es precisamente ese
trozo de gloria que verían en lo alto del monte.
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 31b-34
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo
entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con Él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica, ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la
derecha de Dios, y que intercede por nosotros?
Palabra de Dios
EVANGELIO
• Comentario
San Marcos nos narra la Transfiguración del Señor. Dios quiere mostrar a los tres apóstoles que Jesús es su
Hijo y que, por tanto, nada deben temer respecto a lo que vendrá después. Es una ayuda a su débil fe. Pero
la gloria que vieron se les olvidó pronto. Nuestros propósitos de seguir a Jesucristo también se nos olvidan a
pesar de que los recibimos con la cercanía de una luz que nunca se apaga.
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LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 2, 10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió
con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos.
Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede
dejarlos ningún batanero del mundo. Se les apreció Elías y Moisés
conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a
Jesús: Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Estaban asustados y no
sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz
de la nube: Este es mi Hijo amado; escuchadlo. De pronto, al mirar
alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando
bajaban de la montaña, Jesús los mandó: No contéis a nadie lo que
habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los
muertos. Esto se les quedó grabado y discutían que querría decir
aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
Reflexión.-
El domingo pasado el evangelio nos llevaba al desierto con Jesús y después nos invitaba a escuchar un
resumen de su mensaje sobre el Reino de Dios. Comprendíamos el desierto como lugar de encuentro, de
conversión, de camino. Hoy la Palabra nos arrastra hacia un escenario muy diferente: un monte alto, lugar
que sugiere luz, manifestación de Dios.
En el monte Tabor Dios se manifiesta a Jesús y a tres de sus discípulos en el esplendor de su gloria. Parece
un sueño, una experiencia de gozo y verdad. Duraría muy poco pero se les grabó fuertemente. Debió ser
necesaria para preparar las experiencias de infierno que se les avecinaban. Ordinariamente Dios actúa así,
después de la luz viene la tiniebla; después de la certeza, el sinsentido, después de la alegría, la tristeza. Pero
lo que siempre acompaña es el amor.
El Tabor divide el ministerio de Jesús. Marcos lo coloca en el centro de su Evangelio. Antes del Tabor la vida
de Jesús es gozosa y “ascendente”. Después es “descendente” y aparecen negros nubarrones en el horizonte.
Los anuncios de la Pasión se repiten.
Ojala se multipliquen hoy aquí en la prisión esas experiencias de Dios. Sirven, no sólo para gratificar el alma,
sino para hacer crecer la fe, para afianzar la esperanza y para ensanchar el amor. Estas experiencias nunca
se olvidan y quedan ahí como referentes en momentos oscuros de la vida. Ciertamente estas experiencias de
Dios nos confortarán. Cuando se apaguen las luces y las voces y todo resulte duro y difícil, ellas serán una
valiosa ayuda. Aunque no nos demos cuenta ni lo sintamos, Dios nos lleva siempre en las palmas de sus
manos.
Aunque las lecturas de este domingo nos hablan de muerte y de vida, lo que late incontenible en ellas es la
vida, la resurrección, la victoria final. Son una llamada a la confianza. Casi al inicio de la cuaresma nos
recuerdan que no podemos ceder al desánimo cuando el camino se haga largo y costoso. Vamos por un
camino de gloria crucificado, pero el mismo Jesús viene con nosotros alentando nuestra marcha y
recordándonos que “si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”
5. ORACION FINAL
SUBIRÉ A TU MONTE, SEÑOR
Y escucharé tu nombre: JESUS
Y veré lo que Tú me enseñas: EL CIELO
Y comprobaré lo que Dios quiere: MI CORAZON
Y seguiré tus caminos: LOS CAMINOS DE LA FE
Y pregonaré tu Reino: TU AMOR
Y llevaré tu fama: TU RESURRECCION
Y pediré perdón: POR MIS PECADOS