La alianza entre Dios y Abraham se sella simbólicamente descuartizando animales y colocando sus partes en filas, significando que si uno no cumple su palabra le sucederá lo mismo. Abraham acepta la alianza y las promesas increíbles de Dios de darle un hijo a él y a Sara en su vejez, y de darle toda la tierra como posesión aunque ahora no tiene nada. Pablo lamenta a los cristianos de Filipos que rechazan la cruz de Cristo y solo piensan en cosas terrenales, mientras
Monte Tabor: el encuentro de Jesús con Moisés y Elías
1. DOMINGO II DE CUARESMA
Gn 15,5-12.17-18
Salmo 26
Flp 3.17-4,1
Lc 9, 28-36
2. PADRE BUENO, danos tu Espíritu Santo
para escuchar a tu HIJO…
para conocerte siempre más…
para aprender de tu HIJO a amar sin
condiciones…
para realizar tu proyecto de amor…
para manifestar el amor que nos tienes…
para darte a conocer con nuestra vida…
para dar testimonio de ti…
para anunciar tu Buena Nueva…
para encontrar en ti la vida…
para ser instrumentos de tu amor…
para vivir de acuerdo a tu voluntad…
para hacer vida las Escrituras…
para proclamar que solo Tú eres Dios…
para que en ti encontremos vida y
salvación…
para imitar a tu HIJO…
3.
4. Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y
Abraham los ahuyentaba. Estando ya para ponerse el sol, Abraham
cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se
apoderó de él. Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió
que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por
entre aquellos animales partidos. De esta manera hizo el Señor, aquel
día, una alianza con Abraham, diciendo: "A tus descendientes doy esta
tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates". Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
Del libro del Génesis En aquellos días, Dios sacó a Abraham de su
casa y le dijo: "Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes". Luego
añadió: "Así será tu descendencia". Abraham creyó lo que el Señor le
decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo.
Entonces le dijo: "Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los
caldeos, para entregarte en posesión esta tierra". Abraham replicó:
"Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?". Dios le dijo: "Tráeme
una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y
un pichón". Tomó Abraham aquellos animales, los partió por la mitad y
puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves.
5. La alianza entre Dios y Abraham se sella, al
estilo de su tiempo, con un gesto simbólico que
nos puede parecer extraño: se descuartizaban
animales, se colocaban sus miembros en dos
filas y los dos contrayentes pasaban por en
medio (Dios pasó en forma de antorcha de
fuego). La intención es esta: si alguno de los dos
no cumple su palabra, que le suceda como a
estos animales.
Abraham, acepta la alianza que Dios le propone y le hace dos promesas
increíbles. La primera es que Abraham y Sara, en su ancianidad,
tendrán un hijo, que a su vez dará origen a un pueblo numeroso. La
segunda, que Abrahán, que ahora mismo no tiene ni un metro de tierra
propio, recibirá "toda esta tierra en posesión".
Haremos bien en mirarnos al espejo de Abrahán, confiar en Dios y
seguir el camino, aunque el cielo esté oscuro. No vale lo de servir
a Dios sólo cuando es fácil y todo nos va bien. Tenemos que creer
en Dios, o creer a Dios, también cuando nos asalta la duda y
nuestra fidelidad se ve tentada por voces y criterios de este
mundo.
6. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a
quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y
tenme compasión; el corazón me dice
que te busque y buscándote estoy. R/.
No rechaces con cólera a tu siervo, tú
eres mi único auxilio; no me
abandones ni me dejes solo, Dios y
salvador mío. R/.
La bondad del Señor espero ver en
esta misma vida. Ármate de valor y
fortaleza y en el Señor confía. R/.
7. El salmo nos dice dónde estaba la base de esta fe de Abrahán: "el
Señor es mi luz y mi salvación",
¿Quién no ha experimentado en su vida
momentos de duda y miedo, noches
oscuras, cansancio? Aunque queramos ser
buenas personas y buenos seguidores de
Jesús, seguro que alguna vez "se nos ha
puesto el sol y ha entrado la oscuridad" y
nos ha invadido el desánimo. Nos debe
animar en esta Cuaresma el camino recio
y fiel de Abraham y, sobre todo, el de
Cristo hacia su Pascua: "el Señor es mi luz
y mi salvación: ¿a quién temeré?".
8. De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
Hermanos: Sean todos ustedes imitadores míos y observen la conducta de aquellos
que siguen el ejemplo que les he dado a ustedes. Porque, como muchas veces se lo
he dicho a ustedes, y ahora se lo repito llorando, hay muchos que viven como
enemigos de la cruz de Cristo. Esos tales acabarán en la perdición, porque su dios
es el vientre, se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse y sólo piensan en
cosas de la tierra.
Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga
nuestro salvador, Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable en un
cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a
su dominio todas las cosas.
Hermanos míos, a quienes tanto quiero y extraño: ustedes, hermanos míos
amadísimos, que son mi alegría y mi corona, manténganse fieles al Señor. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
9. En su carta a los cristianos de Filipos, en Grecia (la primera
ciudad europea evangelizada por él), Pablo se lamenta de
la poca madurez de algunos, que rechazan la cruz en su
programa de seguimiento de Jesús: Los verdaderos
cristianos aceptan a Cristo en todo, en lo que les gusta y en
lo que les resulta exigente. Le aceptan con su cruz y su
resurrección, sabiendo que también ellos, como
"ciudadanos del cielo", esperan el mismo destino.
Por eso va también para nosotros la invitación de
Pablo a que sigamos a Cristo incluso cuando eso
suponga tener que cargar con la cruz. ¡Cuántas
veces dio Pablo testimonio de su amor a Cristo
sufriendo persecuciones, azotes y prisión, y
finalmente el martirio! Ser fieles a Cristo puede
exigirnos a veces superar con energía y decisión
las tentaciones del camino
11. "Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo". Cuando cesó la voz, se
quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron
a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió
a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto
y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes.
De pronto aparecieron conversando con Él dos personajes, rodeados de
esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en
Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero,
despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con Él.
Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús:
"Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres
chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que
decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los
cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la
nube salió una voz que decía:
13. Primera lectura: Aparece el nombre
“Abraham”, hay que pronunciarlo bien.
Hay palabras difíciles en el texto, por
eso hay que preparar bien y en voz alta
Segunda lectura: Tiene frases largas de
difícil lectura. El lector debe
prepararse bien en su casa. Propuesta
hacer varias lecturas preparatorias, en
voz alta ante alguien, probando si se
ha comprendido
14. Monte Tabor
¿quién acompañaba a Jesús? Pedro, Santiago y Juan
¿a qué subió al monte? para hacer oración
¿con que regularidad acompañas a Jesús con tu oración?
¿qué le sucedió a Jesús mientras
oraba?
su rostro cambió de aspecto y sus
vestiduras se hicieron blancas y
relampagueantes.
¿has comprobado que la oración te cambia de aspecto y cambia las
cosas?
¿quiénes eran los dos personajes
que hablaban con Jesús?
Moisés y Elías
¿de qué hablaban?
hablaban de la muerte que le esperaba en
Jerusalén
¿qué hacían Pedro y sus
compañeros ?
estaban rendidos de sueño
15. ¿te rinde el servicio que prestas al Señor?
¿qué vieron los discípulos ? vieron la gloria de Jesús y
de los que estaban con Él
¿qué le dijo Pedro a Jesús?
"Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y
que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para
Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía
¿has experimentado la gloria y la presencia de Jesús o
necesitas despertarte?
¿qué pasó cuando todavía no
terminaba de hablar? se formó una nube que los cubrió
¿Qué escucharon llenos de miedo? una voz que decía "Éste es mi Hijo, mi
escogido; escúchenlo".
¿Qué hicieron los discípulos
cuando cesó la voz?
guardaron silencio y por entonces no dijeron a
nadie nada de lo que habían visto.
¿Cómo voy a poner en práctica durante esta cuaresma el mandato de
Dios Padre: “Escuchad” a mi Hijo?
16.
17. Desierto y Montaña son en la Biblia
lugares privilegiados de encuentro con
Dios. En ambos espacios, que son
primeramente interiores, no hay
estorbos, ni distracciones, sólo hay
silencio, inmensidad, infinitud. Tampoco
hay muchos apoyos ni compañía. Así se
impide la huida.
Necesitamos la montaña del Tabor para
seguir caminando y avanzando. El Tabor
que son los momentos de oración, los
encuentros de Eucaristía, la cercanía de la
comunidad, los espacios de silencio y de
acogida gratuita.
Todo lo que ha sucedido en el camino y en
la Pascua de Jesús ha sido el
cumplimiento de lo que está escrito en la
Ley(Moisés) y en los Profetas (Elías) es
decir en la Escritura
18. Jesús los tuvo que enviar de nuevo a
bajar. La oración, el encuentro gozoso con
el Señor, no es para quedarse en ella, sino
para llevarla a la vida, o más bien, para
que nuestra vida, la que vivimos cada día,
sea en verdad oración.
Cuandooramos estamos
hablando con Dios, Pero cuando
leemos su palabra. El nos habla a
nosotros
20. Señor, ayúdanos a
hacer vida, el pedido
de tu Padre,
y que siempre y en
todo lugar vivamos
tu Palabra y la hagamos
vida,
conociéndote,
imitándote, amándote,
siguiéndote y dando la
vida como Tú.
Que así sea
21. Oh María,
una espada terrible atravesó tu santa
alma.
A excepción de Dios, nadie conoció tu
dolor.
Tu alma no se partió;
fue fuerte porque estaba con Jesús.
Dulce Madre,
une a Él mi alma, porque solamente
así resistiré las pruebas,
y sólo mis sacrificios de cada día,
unidos a los de Jesús,
serán aceptados por Dios.
Madre dulcísima,
que la espada del dolor jamás me abata.
Oh Virgen pura,
derrama coraje en mi corazón
y vela por él.
Amén.
22. Sube, te espero al
final o al principio de
cada jornada.
Disfruta del paisaje,
lo difícil será bajarte
Nos vemos el
miércoles
PATRICIA VELASCO CARPIO