1) El documento presenta 7 claves para hacer realidad los sueños según un salmo bíblico. Estas incluyen liberar los sueños de cautiverio como miedo o fracasos, convertirse en realizadores de sueños con planes de acción, y mantener un lenguaje positivo. 2) Los grandes sueños pueden trascender naciones y generaciones e inspirar a otros. 3) Lograr los sueños es un tributo al poder y amor de Dios.
1. 7 claves para hacer realidad los sueños
Por Alexander Dorado Albán
Introducción
El salmo 126, es uno de esos textos bíblicos a los cuales entre más se estudia, mas
enseñanzas profundas se siguen descubriendo, esta vez, siguiendo con un hilo conductor,
las claves para hacer realidad los sueños.
Los sueños son anhelos futuros, visiones o aspiraciones, que en la mayoría de los casos, no
se ven fáciles de alcanzar, no es que sean imposibles, pero demandan fe, esfuerzo,
trabajo, sabiduría, paciencia, fortaleza interior, pero ante todo, hacer sociedad con el más
grande patrocinador de sueños, nuestro Padre Dios.
Lo primero que hace el Señor al venir a nuestra vida, es iniciar un proceso transformación
personal, a través de la sanidad y liberación que él opera en nuestra vida, “conoceréis las
Verdad, y la Verdad os hará libres.” (Juan 8:32)
Este proceso resulta de la acción del poder sobrenatural de la presencia de Cristo en
nuestra vida, el poder transformador de su Espíritu, el poder renovador de su Palabra y
por supuesto, el poder del sobrenatural amor de Dios Padre, manifestándose en nuestra
vida.
Recordemos cómo actúa Dios; el inicia su obra, liberándonos de la cautividad y
capacitándonos para hacer realidad los sueños. Es lo primero que él hace, trayendo
libertad a nuestra vida de todo aquello que nos limita, y capacitándonos con dones
espirituales, para estar en capacidad de entrar en la calidad de vida sobrenatural a la que
él nos llama. (Efesios 4:8)
1. Los sueños están cautivos y deben liberarse. Están cautivos o en cautiverio por
diferentes razones, que debemos identificarlas, para que el poder sanador de Dios,
comience a actuar en esas áreas en las que debemos ser libres, renovando nuestra
mente, que es donde residen todas las formas de cautiverio. Veamos algunas de estas
situaciones que nos limitan:
El miedo, es un poderoso paralizante, las personas tienen anhelos, sueños,
aspiraciones, pero no se atreven a ir tras ellos, porque sienten temor, porque les
da miedo el solo hecho de intentarlo. Hay diferentes causas de esa inseguridad o
temor, que están relacionadas con experiencias desde la infancia.
2. Experiencias de fracaso, ¿Quién no se ha equivocado o ha tenido un revés o
traspiés alguna vez? El problema es que las personas en lugar de sacar una lección
sabia de sus errores, equivocaciones o fracasos, se bloquean y no lo vuelven a
intentar.
El salmista decía, “bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tu
estatutos.” En la vida muchas veces, vamos a tener que dar un paso atrás, para
luego dar dos pasos adelante. Lo importante es entender que un fracaso no lo
hace a uno un fracasado, pero no volverlo a intentar sí.
Las experiencias de dolor, que en muchos casos, tienen que ver con haber sido
humillados, avergonzados. Pero esto es semejante al punto anterior; debemos
entender que nadie tiene el poder de perturbarnos, a menos que le otorguemos
ese poder.
Las personas y las circunstancias nos afectan tanto como nosotros se lo
permitimos. Pero nadie tiene derecho, a venir a aplastar nuestros sueños, a
descalificarnos, o menospreciar nuestros sueños, anhelos y aspiraciones.
Por buscar agradar a otros, es otra de las razones por las cuales nuestros sueños
están cautivos, porque vamos por la vida luchando por sueños ajenos o de otros,
pero dejamos de lado nuestros propios sueños; que nos reclaman les demos
importancia y atención.
Por enfocarnos en nuestras debilidades, y por centrarnos en aquello que no
tenemos o nos falta, o tenemos carencias, dejamos de aprovechar las fortalezas.
Las debilidades son una excusa para depender de Dios y para librarnos del orgullo
personal, la arrogancia y la soberbia. Nos sentimos débiles e incapaces.
2. Debemos convertirnos en realizadores de sueños, soñar no cuesta nada, pero dejar
de soñar, lo cuesta todo. Todo lo que existe y que es útil a la humanidad, nació
primero en la mente o en el corazón de un soñador, que quiso hacer un aporte para un
mundo mejor.
Por eso es importante matricularse en una escuela de soñadores, donde el
musculo de la fe (que en muchos casos está atrofiado) se fortalezca, desarrolle y
ejercite. No es suficiente con soñar, hay que convertir los sueños en realidad. El
perezoso desea y nada alcanzar, el emprendedor, hace de sus sueños una realidad.
3. Solo soñar no sirve, un sueño sin un plan es solo un espejismo, una vana ilusión;
pero un sueño más un plan puesto en acción, es una realidad que puede cambiar
el mundo. Por eso, en la práctica tan importante como la visión es el visionario,
quien encarna y personifica la visión, y la convierte en una misión de vida.
3. El lenguaje del soñador es alegre, esperanzador, optimista, contagia entusiasmo.
Una de las características de las personas virtuosas, es que prefieren reír a llorar; que
se ríen de lo porvenir; que no tienen temor del futuro y ni de las malas noticias.
Una de las situaciones que menos gusta a las personas de las quejumbrosas y
hacen que prefieran alejarse o marcar distancia, es la tendencia a quejarse,
criticar, hablar mal de los demás, centrarse solo en lo negativo, en las malas
noticias, es vivir llenos de amargura, enojo, molestas con la vida.
Un soñador es una persona llena de ilusiones, conserva esa hermosa virtud que
tienen los niños, que disfrutan de la vida, a diferencia de los adultos, que no lo
hacen, porque no hacen sino pensar en problemas.
Un soñador, un realizador de sueños, siempre piensa en grande y no en pequeño;
cree que lo mejor está porvenir; no vive de las glorias y ni de los fracasos del
pasado; sino que se proyecta hacia adelante, con fe, alegría y entusiasmo.
La mayoría de las veces el soñador es incomprendido o criticado, por otras
personas, comenzando por los de su propia familia; en estos casos, debe estar muy
bien cimentado en sus principios y en sus convicciones profundas, ya que vendrán
otros a desanimarlo o a instarlo a renunciar a su sueño. Que para ellos puede ser
una locura. Pero el convencido, convence.
4. Los grandes sueños, trascienden a las naciones. Cuánto más, en la actualidad, que los
sistemas de información y las comunicaciones, la internet, las redes sociales han
acercado a las personas en el mundo. Si algo sucede en algún rincón del planeta, en
cuestión de minutos, ya es de conocimiento global.
Dice este hermoso salmo, “entonces dirán en las naciones.” Las acciones cumplidas
de un soñador trascienden a las naciones, a las generaciones, son de conocimiento
público y de reconocimiento general. Son motivos de inspiración para muchos.
4. 5. Los sueños son un tributo o testimonio al amor y poder de Dios. Los sueños que se
realizan, cuanto más, con han sido grandes superaciones o solución a situaciones
complejas, son un reconocimiento, que solo en sociedad con Dios, estas grandes
gestas son posibles. “Grandes cosas ha hecho Dios con nosotros.”
Dios, es el principal patrocinador de nuestros sueños. Hace poco, subí un artículo a
un portal de negocios y emprendimiento, que hacía mención a la fe y a creer en el
Dios de la provisión sobrenatural; esto generó algunas críticas, de otros autores,
que no quieren que el nombre de Dios se mencione en ningún escrito, pero en este
caso, no podemos hacerlo, porque, para empezar, es su palabra las que nos está
sirviendo de inspiración.
Si algo resulta incuestionable, es el testimonio poderoso de un soñador, que en
sociedad con Dios, hizo realidad su sueño; para sorpresa de otros; lo que a otros le
resulta inexplicable o coincidente, para el soñador, solamente es una
manifestación del amor de Dios y del ejercicio de su fe.
6. El propósito de los sueños cumplidos es nuestra alegría. ¿Acaso no es un motivo de
suma alegría, ver cumplidos los anhelos del corazón? De eso se trata, que al realizar
los sueños, estemos alegres, felices, complacidos, satisfechos. Que se justifique todo
el esfuerzo sacrificio.
7. Debemos hacer la tarea, esto significa poner todo de nuestra parte. En muchos casos,
significa sudor, lagrimas; pero al final veremos cumplido el fruto de nuestro trabajo.
Es el ejercicio de la ley de la siembra; “el labrador para disfrutar de la cosecha, debe
trabajar primero.” Iremos llevando la semilla, pero volveremos con gozo, trayendo la
gavilla.
Aplicación
Para un soñador hay un patrocinador de sueños; siempre que un soñador se pone en
acción, hay un patrocinador que va en su encuentro. Por supuesto, el más grande
patrocinador es el Dios de los imposibles; aquel que da la visión y da la provisión.
La historia ha dejado constancia que el mundo es de los soñadores, que los grandes
soñadores casi nunca alcanzan sus metas, sino que las sobrepasan. De allí la importancia
de soñar, nunca dejar de hacerlo, y ante todo, luchar por hacer realidad los sueños.