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"Conviértete y cree en el Evangelio" ( Mc 1,15)

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como
        lo esperamos de Ti(Sal 32, 4-5. 18-22)

                         -1-
OFRECIMIENTO

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del
Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en
unión con El, por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me
consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del
altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación
de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial:
-- por el Papa y sus intenciones,
-- por nuestro Obispo y sus intenciones,
-- por nuestro Párroco y sus intenciones.



General: Para que las naciones de América Latina puedan caminar en la
fidelidad al Evangelio y sean pródigas en la justicia social y la paz.

Misionera: Para que el Espíritu Santo dé luz y fuerza a las comunidades
cristianas y a los fieles perseguidos o discriminados a causa del Evangelio en
tantas regiones del mundo.




“Mientras interpretes con mala fe las intenciones ajenas, no tienes derecho a exigir comprensión para ti
mismo». San Josemaría Escrivá, Surco, n. 635




                                                  -2-
1.- CALENDARIO LITÚRGICO MARZO DE 2011           - 4-

2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES MARZO DEL 2011   - 5-

3.-EVANGELIOS MES DE MARZO                        -6-

4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES                        -12-

5.- NOTICIAS SANTA SEDE                          -16-

6.-MENSAJE DEL SANTO PADRE SOBRE LA CUARESMA     -18-

7.- PARA REFLEXIONAR                             -22-

8.- MEDITACIONES                                 -25-

9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO            -32-

10.- HISTORIA SOBRE CHARLES DE FOUCAULT          - 34-

11.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA                       -36-

12.- .ORACIÓN DAME UN CORAZÓN NUEVO               -38-




                                -3-
1.- CALENDARIO LITÚRGICO MARZO DE 2011

                        CALENDARIO LITÚRGICO DE MARZO DE 2011
 1    Ma.   Feria. VIII semana del T.O. (Salterio, IV semana).
 2    Mi.   Feria.
 3    Ju.   Feria.
 4    Vi.   M.O. S. Casimiro.
 5    Sa.   Hasta nona: Feria o M.L. Sta. María en sábado.
            Después de nona: Domingo IX del T.O., I Vísperas. (Salterio, I semana).
 6    Do.   Domingo IX del T. O. Día de Hispanoamérica.
 7    Lu.   M.O. Sta. Perpetua y Sta. Felicidad, mártires.
 8    Ma.   Feria o M.L. S. Juan de Dios, religioso.
 9    Mi.   Comienza la Cuaresma.
            Miércoles de Ceniza. Ayuno y abstinencia de carne.
 10   Ju.   Feria. Jueves después de ceniza.
 11   Vi.   Feria. Viernes después de ceniza. Abstinencia de carne.
 12   Sa.   Hasta nona: Feria. Sábado después de ceniza.
            Después de nona: Domingo I de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana).
 13 Do.     Domingo I de Cuaresma.
 14 Lu.     Feria.
 15 Ma.     Feria.
 16 Mi.     Feria.
 17 Ju.     Feria o Conm. S. Patricio, obispo.
 18 Vi.     Hasta nona: Feria o Conm. S. Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor. Abstinencia de carne.
            Después de nona: Sol. S. José, esposo de la Virgen María, I Vísperas.
 19   Sa.   Hasta nona: Sol. S. José, esposo de la Virgen María. Día del Seminario.
            Después de nona: Domingo II de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, II semana).
 20 Do.     Domingo II de Cuaresma.
 21 Lu.     Feria.
 22 Ma.     Feria.
 23 Mi.     Feria o Conm. Sto. Toribio de Mogrovejo, obispo.
 24 Ju.     Hasta nona: Feria. Santo Padre: Aniversario de la ordenación episcopal de Mos. Joseph
            Ratzinger, Benedicto XVI (1977).
            Después de nona: Sol. La Anunciación del Señor, I Vísperas.
 25   Vi.   Sol. La Anunciación del Señor. Jornada Pro-Vida. Segorbe-Castellón: Aniversario de la
            ordenación episcopal de Mons. Casimiro López Llorente, obispo (2001)
 26   Sa.   Hasta nona: Feria.
            Después de nona: Domingo III de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, III semana).
 27 Do.     Domingo III de Cuaresma.
 28 Lu.     Feria.
 29 Ma.     Feria.
 30 Mi.     Feria.
 31 Ju.     Feria.



                                                 -4-
Sol.=Solemnidad; F.=Fiesta; M.O.=Memoria Obligatoria; M.L.=Memoria Libre; T.O.=
Tiempo Ordinario. Conm.= Para la Conmemoración.




2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE MARZO DEL 2011



                Sábado          Viernes 11 y Sábado           Sábado
                5               Sábado       19               26
                                12
                Hora Santa
                                Festival    Formación         Retiro
                                Invocación
                                Y Encuentro
                                Diocesano


                Lugar:         Lugar:          Lugar:     Lugar:
                San Miguel     Seminario       San Miguel Convento
                               Mater         y            de    Nules
                               Auditorio                  10h
                Cumple                                    (9:30
                Jaime                                     desayuno)
                ¡Felicítalo!


 «No hay pecado ni crimen cometido por otro hombre que yo no sea capaz de cometer por
razón de mi fragilidad, y si aún no lo he cometido es porque Dios, en su misericordia, no lo
                ha permitido y me ha preservado en el bien» (San Agustín)




                                            -5-
3.-EVANGELIOS MES DE MARZO




6 de marzo. Domingo IX del tiempo ordinario
Semana I del salterio.
Día de Hispanoamérica
1ª lectura: Dt 11, 18.26-28.32
Salmo responsorial: Sal 30, 2-4.17.25 (R: Sé la roca de mi refugio, Señor)
2ª lectura: Rm 3, 21-25a.28

Evangelio según san Mateo 7, 21-27

Dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el
que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: ‘Señor, Señor, ¿no hemos
profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos
milagros?’. Yo entonces les declararé: ‘Nunca os conocí. ¡Alejaos de mí, malvados!’. El que escucha estas
palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó
la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque
estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel


                                                    -6-
hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y
rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».

COMENTARIO: «No todo el que me dice ‘Señor, Señor’». Es uno de los textos más duros del evangelio.
Nos advierte que puede haber una oración falsa e inauténtica («Señor, Señor»). Pero sorprende más que
puede haber personas que han profetizado y hecho milagros en nombre de Jesús y sin embargo son
definitivamente rechazados («nunca os he conocido; alejaos de mí, malvados»). No nos salvan las acciones
y prácticas externas, aun buenas y santas, sino la adhesión a la voluntad de Dios.
«El que escucha... y pone en práctica...» Lo único firme y estable, lo único que perdura es lo que se
construye sobre roca. Lo que da firmeza a nuestra vida es escuchar la palabra de Cristo, hacerla propia,
ponerla en práctica y adherirse a lo que Dios quiere.
 Se hundió totalmente». Las dos casas son igualmente embestidas por los vientos y tempestades. En la vida
de toda persona aparecen tormentas, antes o después. Y lo que se hunde demuestra que no estaba afianzado
sobre roca. «¡Mire cada cual cómo construye!» (1Cor 3,10). Los zarandeos de la vida, las crisis diversas
ayudan a comprobar lo que en nosotros no tenía firmeza ni consistencia. La mayor necedad sería seguir
construyendo en falso y no aprender cuando experimentamos un derrumbe. Cristo nos deja claro cómo
construir con firmeza: tomar en serio su palabra, actuar según ella, plasmar nuestra vida según la voluntad
de Dios. Pero si persistimos en la ceguera nos amenaza la ruina total y definitiva. Y esto vale tanto para los
individuos como para las comunidades, parroquias, diócesis...


9 de marzo: Miércoles de ceniza, tiempo de cuaresma.
Ayuno y abstinencia
Liturgia de las Horas: Tomo II, semana IV del salterio.




Nos disponemos a recorrer de nuevo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las solemnes celebraciones
del misterio central de la fe, el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Nos preparamos para
vivir el tiempo apropiado que la Iglesia ofrece a los creyentes para meditar sobre la obra de la salvación
realizada por el Señor en la Cruz. El designio salvífico del Padre celestial se ha cumplido en la entrega libre
y total del Hijo unigénito a los hombres. "Nadie me quita la vida: sino que la doy por mí mismo", dice Jesús
(cf. Jn 10,18), resaltando que Él sacrifica su propia vida, de manera voluntaria, por la salvación del mundo.
Como confirmación de don tan grande de amor, el Redentor añade: "No hay amor más grande que dar la
vida por los amigos" (Jn. 15,13). La Cuaresma, que es una ocasión providencial de conversión, nos ayuda a
contemplar este estupendo misterio de amor. Es como un retorno a las raíces de la fe, porque meditando
sobre el don de gracia inconmensurable que es la Redención, nos damos cuenta de que todo ha sido dado
por amorosa iniciativa divina.

La Cuaresma, tiempo" fuerte" de oración, ayuno y atención a los necesitados, ofrece a todo cristiano la
posibilidad de prepararse a la Pascua haciendo un serio discernimiento de la propia vida, confrontándose de
manera especial con la Palabra de Dios, que ilumina el itinerario cotidiano de los creyentes. (Juan Pablo II)
                                                     -7-
Conversión significa salir de nosotros mismos, romper con nuestra instalación y nuestras seguridades, dejar
nuestros egoísmos y comodidades... Llamada a la santidad significa ponernos en camino hacia la tierra que
el Señor nos mostrará, con entera disponibilidad a su voluntad, a los planes que nos irá manifestando, para
que nos lleve a donde Él quiera, cuando y como Él quiera. La conversión es continua, hasta que quede
perfectamente restaurada en nosotros la imagen de Dios, hasta que Cristo sea plenamente formado en
nosotros. Dejar de lado la conversión es olvidar que hemos sido llamados a una vida santa y es despreciar a
Cristo que nos llama a ella.




13 de marzo. Domingo I de Cuaresma
Semana I del salterio.
1ª lectura: Gn 2, 7-9; 1-7
Salmo responsorial: Sal 50, 3-6. 12-14 (R: Misericordia, Señor; hemos pecado)
2ª lectura: Rm 5, 12-19

Evangelio según san Mateo 4, 1-11

Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta
días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios,
di que estas piedras se conviertan en panes». Mas Él respondió: «Está escrito: ‘No sólo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’».


Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres
Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘Encargará a sus ángeles que cuiden de ti, y en sus manos te
llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le dijo: «También está escrito: ‘No tentarás al
Señor tu Dios’».

Después, el diablo lo lleva a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice:
«Todo esto te daré si postrándote me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito:
‘Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él darás culto’». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y
le servían.

                  : Celebramos el primer domingo de Cuaresma, y este tiempo litúrgico “fuerte” es un
camino espiritual que nos lleva a participar del gran misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo.
Nos dice Juan Pablo II que «cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la
oración y la penitencia, y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a
recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de
Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la
mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado».

                                                     -8-
La Cuaresma y el Evangelio de hoy nos enseñan que la vida es un camino que nos tiene que llevar al cielo.
Pero, para poder ser merecedores de él, tenemos que ser probados por las tentaciones. «Jesús fue llevado por
el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1). Jesús quiso enseñarnos, al permitir ser
tentado, cómo hemos de luchar y vencer en nuestras tentaciones: con la confianza en Dios y la oración, con
la gracia divina y con la fortaleza.

Las tentaciones se pueden describir como los “enemigos del alma”. En concreto, se resumen y concretan en
tres aspectos. En primer lugar, “el mundo”: «Di que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3). Supone
vivir sólo para tener cosas. En segundo lugar, “el demonio”: «Si postrándote me adoras (…)» (Mt 4,9). Se
manifiesta en la ambición de poder. Y, finalmente, “la carne”: «Tírate abajo» (Mt 4,6), lo cual significa
poner la confianza en el cuerpo. Todo ello lo expresa mejor santo Tomas de Aquino diciendo que «la causa
de las tentaciones son las causas de las concupiscencias: el deleite de la carne, el afán de gloria y la
ambición de poder».
La conversión es necesaria. Esta es la buena noticia que nos da la Iglesia, que quiere sacarnos de nuestros
pecados, de la mentira, de la muerte. Pero además nos anuncia que donde Adán fracasó Cristo ha vencido
(evangelio). También Él ha sido tentado, pero el pecado no ha podido con Él: Satanás y el pecado han sido
derrotados. Más aún, la victoria de Cristo es también la nuestra (segunda lectura). La conversión es posible.
El pecado ya no es irremediable. No podemos seguir excusándonos diciendo que somos débiles y pecadores.
La gracia de Cristo es más fuerte que el pecado. El pecado ya no debe dominar en nosotros. Entramos en la
Cuaresma para luchar y para vencer; pero no con nuestras solas fuerzas, sino con la fuerza y las armas de
Cristo.

20 de marzo. Domingo II de Cuaresma
Semana II del salterio.
1ª lectura: Gn 12, 1-4a
Salmo responsorial: Sal 32, 4-5. 18-22 (R: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo
esperamos de Ti)
2ª lectura: 2Tm 1, 8b-10

Evangelio según san Mateo 17, 1-9

Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se
transfiguró delante de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la
luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a
Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estar aquí!. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y
otra para Elías».

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz
que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron
rostro en tierra llenos de miedo. Jesús se acercó y tocándoles les dijo: «Levantaos, no temáis». Ellos alzaron
sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No
contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».

COMENTARIO: Hoy, camino hacia la Semana Santa, la liturgia de la Palabra nos muestra la
Transfiguración de Jesucristo. Aunque en nuestro calendario hay un día litúrgico festivo reservado para este
acontecimiento (el 6 de agosto), ahora se nos invita a contemplar la misma escena en su íntima relación con
los sucesos de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

En efecto, se acercaba la Pasión para Jesús y seis días antes de subir al Tabor lo anunció con toda claridad:
les había dicho que «Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y
                                                     -9-
los     escribas,    y     ser     matado      y       resucitar    al    tercer     día»      (Mt      16,21).
Pero los discípulos no estaban preparados para ver sufrir a su Señor. Él, que siempre se había mostrado
compasivo con los desvalidos, que había devuelto la blancura a la piel dañada por la lepra, que había
iluminado los ojos de tantos ciegos, y que había hecho mover miembros lisiados, ahora no podía ser que su
cuerpo se desfigurara a causa de los golpes y de las flagelaciones. Y, con todo, Él afirma sin rebajas: «Debía
sufrir mucho». ¡Incomprensible! ¡Imposible!

A pesar de todas las incomprensiones, sin embargo, Jesús sabe para qué ha venido a este mundo. Sabe que
ha de asumir toda la flaqueza y el dolor que abruma a la humanidad, para poderla divinizar y, así, rescatarla
del círculo vicioso del pecado y de la muerte, de tal manera que ésta —la muerte— vencida, ya no tenga
esclavizados a los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios.

Por esto, la Transfiguración es un espléndido icono de nuestra redención, donde la carne del Señor es
mostrada en el estallido de la resurrección. Así, si con el anuncio de la Pasión provocó angustia en los
Apóstoles, con el fulgor de su divinidad los confirma en la esperanza y les anticipa el gozo pascual.

27 de marzo. Domingo III de Cuaresma
Semana III del salterio.
1ª lectura: Ex 17, 3-7
Salmo responsorial: Sal 94, 1-2. 6-9 (R: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro
corazón )
2ª lectura: 2Tm 1, 8b-10

Evangelio según san Mateo 17, 1-9

Llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí
estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora
sexta.
Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber». Pues sus discípulos se habían ido
a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a
mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le respondió:
«Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te
habría dado agua viva». Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde,
pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él
bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener
sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá
en él en un sutidor de agua que salta hasta vida eterna».

Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla».
El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve». Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien
has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en
eso has dicho la verdad»
.
Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís
que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar». Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que,
ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos
lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los
adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que
le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad».
Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo»
                                                    - 10 -
. Jesús le dice: «Yo soy, el habla contigo».

En esto llegaron sus discípulos y se extrañaron de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le
dijo: «¿Qué le preguntas?», o «¿Qué hablas con ella?». La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y
dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será éste el Mesías?».
Salieron del pueblo y se pusieron en camino donde estaba Él.

Mientras tanto, los discípulos le insistían diciendo: «Maestro, come». Pero Él les dijo: «Yo tengo por
comida un alimento que vosotros no conocéis». Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído
alguien de comer?». Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a
cabo su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Alzad
vuestros ojos y ved los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo su salario y
almacenando fruto para la vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Con todo,
tiene razón el proverbio: uno siembra y otro siega. Yo os he enviado a segar donde vosotros no habéis
sudado. Otros sudaron y vosotros recogisteis el fruto de sus sudores».

Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha
dicho todo lo que he hecho». Cuando llegaron donde Él los samaritanos, le rogaron que se quedara con
ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer:
«Ya no creemos por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente
el Salvador del mundo».

COMENTARIO: «Dame de beber». Con sorpresa de los discípulos y de ella misma, Cristo inicia el
diálogo con la samaritana. Él toma la iniciativa. No tiene inconveniente en mendigar de ella un poco de agua
para entrar en diálogo. Cristo desea ardientemente establecer este diálogo con cada uno de nosotros. El
pecado rompe este diálogo. El pecado no consiste ante todo en hacer el mal, sino en romper este diálogo,
dejar que se enfríe esta amistad. Por eso, el primer fruto de la Cuaresma debe ser un diálogo renovado con
Cristo, una oración más viva, más consciente y personal, más abundante; un diálogo que impregne toda
nuestra vida.
«Si conocieras el don de Dios...» Es admirable como Jesús va conduciendo el diálogo con esta mujer
pecadora, suscitando en ella el atractivo por lo bello, por lo grande, por lo eterno. El que ha empezado
pidiendo se revela en seguida como el que ofrece y es capaz de dar lo infinito, lo divino. Poco a poco se va
dando a conocer a ella, para que al final termine aceptándole como «el Salvador del mundo». El diálogo con
Cristo –también para nosotros es siempre un diálogo de salvación, un diálogo que nos dignifica y nos hace
descubrir el sentido de nuestra vida, los horizontes sin fin de una vocación eterna.
«En aquel pueblo, muchos creyeron en Él por el testimonio que había dado la mujer». El que nota que
Cristo ha entrado en su vida y experimenta el gozo de su salvación, él mismo hace que continúe para otros
este diálogo de salvación. Es lo que hace la samaritana: «Venid a ver... me ha dicho todo lo que he hecho...»
Su testimonio suscita en otros el atractivo por Cristo y hace que entren en la órbita de Cristo. De esa manera
acaban también ellos experimentando la salvación: «Ya no creemos por lo que tú dices, pues nosotros
mismos hemos oído y sabemos...» ¿Será tan difícil que cada uno de nosotros dé testimonio de lo que Cristo
ha hecho en su vida?




                                                    - 11 -
4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES


4 de marzo: San Casimiro (ML), príncipe de Polonia, Vilna, Lituania († 1483) Llamado por los polacos
como "el pacificador", fue el tercero de los trece hijos de Casimiro IV, rey de Polonia y de Isabel de Austria.
Muy devoto desde la infancia, Casimiro se consagró a la oración y penitencia, rechazando toda blandura
consigo mismo. Casimiro vivía siempre en la presencia de Dios y era tranquilo, alegre y simpático a todos.
Su amor a Dios se traducía en amor a los pobres, que son miembros de Cristo. Por obediencia a su padre,
Casimiro tuvo que partir a la frontera con Hungría, como cabeza de ejército para defender a los nobles de
ese país de su antiguo y tirano rey, sin embargo no tuvo mucho éxito y ante el temor de iniciar una nueva e
injusta guerra, el santo prefirió entregarse nuevamente al estudio y la oración y renegar de tomar las armas,
pese a los ruegos de su padre y de los nobles. Asimismo, en la corte se habló de casarlo con la hija del
emperador Federico III, pero Casimiro no quiso ni pensar en renunciar al celibato que se había impuesto.
Las austeridades que practicaba agravaron la enfermedad de los pulmones que padecía y Casimiro murió en
1484, cuando no tenía sino 23 años de edad.

7 de marzo: Santas Perpetua y Felicidad mrs (MO)

Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago (África) el 7 de marzo del año 203. Perpetua era una
joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada
por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de sus compañeros mártires, fue escribiendo
el diario de todo lo que le iba sucediendo. Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y
en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien. Las
acompañaron en su martirio unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono
Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el bautismo. A Sáturo no lo habían
apresado, pero él se presentó voluntariamente.
El año 202 el emperador Severo mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los
falsos dioses tenían que morir. Perpetua estaba celebrando una reunión religiosa en su casa de Cartago
cuando llegó la policía del emperador y la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos
Revocato, Saturnino y Segundo. Todos fueron juzgados por su fe e instigados a renunciar a ella por la
conversión a los falsos dioses, pero sin ningún éxito. El juez decretó que los tres hombres fueran llevados al
circo y allí delante de la muchedumbre serían destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y
que las dos mujeres fueran echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara.
Antes de llevarlos a la plaza los soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los
falsos dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos. Pero Perpetua se opuso
fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de religiones falsas.
A Perpetua y Felicidad las envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y
soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua únicamente se preocupaba por irse
arreglando los vestidos de manera que no diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba
también los cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente emocionada al ver la
valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las sacaran por la puerta por donde llevaban a los
gladiadores victoriosos. Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca que
nos iba a cornear?
Pero luego ese pueblo cruel pidió que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos.
Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y volvieron a la plaza, donde les
cortaron la cabeza de un machetazo.

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Estas dos mujeres, la una rica e instruida y la otra humilde y sencilla sirvienta, jóvenes esposas y madres,
que en la flor de la vida prefirieron renunciar a los goces de un hogar, con tal de permanecer fieles a la
religión de Jesucristo, ¿qué nos enseñarán a nosotros? Ellas sacrificaron un medio siglo que les podía quedar
de vida en esta tierra y llevan más de 17 siglos gozando en el Paraíso eterno. ¿Qué renuncias nos cuesta
nuestra religión? ¿En verdad, ser amigos de Cristo nos cuesta alguna renuncia? Cristo sabe pagar muy bien
lo que hacemos y renunciamos por El.


8 de marzo: San Juan de Dios

Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años
de edad. De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió
como religioso en un convento.
En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se
casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso
permanecer libre de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.
Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida
militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.
Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de
estampas y libros religiosos.
Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció
bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo:
"Granada será tu cruz", y desapareció.
Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión
el famoso Padre San Luis de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón,
cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, Juan de Dios se arrodillo y empezó a gritar:
"Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía
unos 40 años. Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial: hacerse el loco
para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo.
Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la
ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados. La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a
pedradas y golpes. Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el
medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que
Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo
corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres
enfermos. Juan, en ese manicomio, se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades
mentales con métodos de tortura. Y cuando quede libre fundará un hospital, y allí, enseñará con su ejemplo
que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su
cuerpo. Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos
resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.
Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y
desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño,
haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se
va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.
Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. El iba con unos
morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de
sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se
dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera.
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El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su
nombre de pila ,y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como
este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las
calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus
religiosos por varios siglos.
Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el bien , y resfriados por ayudar a sus
enfermos, la salud de Juan de Dios se debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera
cuenta de los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue capaz de simular
más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una
venerable señora de la ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo un
poco. El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo tiempo rezó con todo el fervor antes
de despedirse de su amado hospital. Al llegar al la casa de la rica señora, exclamó Juan: "OH, estas
comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador". Allí trataron de curarlo de su
dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado tarde. El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la
muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto de
rodillas.

19 de marzo: Solemnidad de san José, esposo de la Virgen María
Día del seminario

La celebración de esta solemnidad de San José, el esposo de María, es como un paréntesis alegre dentro de
la austeridad de la Cuaresma. Pero la alegría de esta fiesta no es un obstáculo para continuar avanzando en
el camino de conversión, propio del tiempo cuaresmal.

Bueno es aquel que, elevando su mirada, hace esfuerzos para que la propia vida se acomode al plan de Dios.
Y es bueno aquel que, mirando a los otros, procura interpretar siempre en buen sentido todas las acciones
que realizan y salvar la buena fama. En los dos aspectos de bondad, se nos presenta a San José en el
Evangelio de este día.

Dios tiene sobre cada uno de nosotros un plan de amor, ya que «Dios es amor» (1Jn 4,8). Pero la dureza de
la vida hace que algunas veces no lo sepamos descubrir. Lógicamente, nos quejamos y nos resistimos a
aceptar las cruces.

No le debió ser fácil a San José ver que María «antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por
obra del Espíritu Santo» (Mt 1,18). Se había propuesto deshacer el acuerdo matrimonial, pero «en secreto»
(Mt 1,19). Y a la vez, «cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños» (Mt 1,20), revelándole que él
tenía que ser el padre legal del Niño, lo aceptó inmediatamente «y tomó consigo a su mujer» (Mt 1,24).

La Cuaresma es una buena ocasión para descubrir qué espera Dios de nosotros, y reforzar nuestro deseo de
llevarlo a la práctica. Pidamos al buen Dios «por intercesión del Esposo de María», como diremos en la
colecta de la misa, que avancemos en nuestro camino de conversión imitando a San José en la aceptación de
la voluntad de Dios y en el ejercicio de la caridad con el prójimo. A la vez, tengamos presente que «toda la
Iglesia santa está endeudada con la Virgen Madre, ya que por Ella recibió a Cristo, así también, después de
Ella, San José es el más digno de nuestro agradecimiento y reverencia» (San Bernardino de Siena).




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25 de marzo: Solemnidad de la Anunciación del Señor

Hoy, en el «alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28) oímos por primera vez el nombre de la Madre de Dios:
María (segunda frase del arcángel Gabriel). Ella tiene la plenitud de la gracia y de los dones. Se llama así:
"keharitoméne", «llena de gracia» (saludo del Ángel).

Con unos 15 años y sola, María tiene que dar una respuesta que cambiará la historia entera de la humanidad.
San Bernardo suplicaba: «Se te ofrece el precio de nuestra Redención. Seremos liberados inmediatamente, si
tú dices sí. Todo el orbe está a tus pies esperando tu respuesta. Di tu palabra y engendra la Palabra Eterna».
Dios espera una respuesta libre, y "La llena de gracia", representando a todos los necesitados de Redención,
responde: "génoitó", hágase! Desde hoy ha quedado María libremente unida a la Obra de su Hijo, hoy
comienza su Mediación. Desde hoy es Madre de los que son uno en Cristo (cf. Gal 3,28).
Benedicto XVI decía: «[Quisiera] despertar el ánimo de atreverse a decisiones para siempre: sólo ellas
posibilitan crecer e ir adelante, lo grande en la vida; no destruyen la libertad, sino que posibilitan la
orientación correcta. Tomar este riesgo —el salto a lo decisivo— y con ello aceptar la vida por entero, esto
es lo que desearía trasmitir». María: ¡he aquí un ejemplo!

Tampoco San José queda al margen de los planes de Dios: él tiene que aceptar recibir a su esposa y dar
nombre al Niño (cf. Mt 1,20s): Jesua, "el Señor salva". Y lo hace. ¡Otro ejemplo!

La Anunciación revela también a la Trinidad: el Padre envía al Hijo, encarnado por obra del Espíritu Santo.
Y la lglesia canta: «La Palabra Eterna toma hoy carne por nosotros». Su obra redentora —Navidad, Viernes
Santo, Pascua— está presente en esta semilla. Él es Emmanuel, «Dios con nosotros» (Is 7,15). ¡Alégrate
humanidad!




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5.- SANTA SEDE:
                            LAS PRINCIPALES ACTIVIDADES DEL PAPA




Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Por la tarde presidió las
Vísperas con motivo de la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y Jornada de la Vida Consagrada.

Domingo 6: El Papa dirigió el tradicional rezo del Ángelus ante miles de peregrinos congregados en la
Plaza de san Pedro.

Lunes 7: El Papa Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para
la Educación Católica.

Jueves 10: El obispo de Roma, en su mensaje para la 48° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones,
afirmó que todo católico está llamado a promover las vocaciones en la Iglesia.

Viernes 11: El Vicario de Cristo escribió un mensaje para la celebración de la Jornada Mundial del
Enfermo en ocasión de la fiesta de la Virgen de Lourdes.

Sábado 12: Su Santidad Benedicto XVI dirigió un discurso a los participantes de la asamblea general de la
Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo en ocasión de su 25° aniversario.



                                           LA VOZ DEL PAPA

Las vocaciones, muestra de vitalidad eclesial: “ La gran tarea de la evangelización requiere un número
cada vez mayor de personas que respondan generosamente al llamado de Dios y se entreguen de por vida a
la causa del Evangelio. […] Una acción misionera más incisiva trae como fruto precioso, junto al
fortalecimiento de la vida cristiana en general, el aumento de las vocaciones de especial consagración. De
alguna manera, la abundancia de vocaciones es un signo elocuente de vitalidad eclesial, así como de la
fuerte vivencia de la fe por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios” .

El sentido profundo de la vocación cristiana: “ La vocación no es fruto de ningún proyecto humano o de
una hábil estrategia organizativa. En su realidad más honda, es un don de Dios. […] Hay que tener siempre
presente la primacía de la vida del espíritu como base de toda programación pastoral. Es necesario ofrecer a
las jóvenes generaciones la posibilidad de abrir sus corazones a una realidad más grande: a Cristo, el único
que puede dar sentido y plenitud a sus vidas. […] Pero al mismo tiempo, el fortalecimiento de nuestra vida
espiritual nos ha de llevar a una identificación cada vez mayor con la voluntad de Dios, y a ofrecer un
testimonio más limpio y transparente de fe, esperanza y caridad” .
                                                   - 16 -
La vivencia alegre de la vocación despierta el entusiasmo por Cristo: “ El testimonio fiel y alegre de la
propia vocación ha sido y es un medio privilegiado para despertar en tantos jóvenes el deseo de ir tras los
pasos de Cristo. Y, junto a eso, la valentía de proponerles con delicadeza y respeto la posibilidad de que
Dios los llame también a ellos. Con frecuencia, la vocación divina se abre paso a través de una palabra
humana, o gracias a un ambiente en el que se experimenta una fe viva. […] El mundo tiene necesidad de
Dios, y por eso siempre tendrá necesidad de personas que vivan para él y que lo anuncien a los demás” .

Rasgos de la espiritualidad carmelitana: “ Santa Teresa propone las virtudes evangélicas como base de
toda la vida cristiana y humana: en particular, el desapego de los bienes o pobreza evangélica (y esto nos
concierne a todos); el amor de unos a otros como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la
humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal,
que describe como sed de agua viva” .

La grandeza de la oración cristiana: “ La Santa subraya después cuán esencial es la oración: rezar
significa “ frecuentar con amistad, pues frecuentamos de tú a tú a Aquel que sabemos que nos ama” (Vida 8,
5). La idea de santa Teresa coincide con la definición que santo Tomás de Aquino da de la caridad teologal,
como amicitia quaedam hominis ad Deum, un tipo de amistad del hombre con Dios, que ofreció primero su
amistad al hombre (Summa Theologiae II- I, 23, 1). La iniciativa viene de Dios. La oración es vida y se
desarrolla gradualmente al mismo paso con el crecimiento de la vida cristiana: comienza con la oración
vocal, pasa por la interiorización a través de la meditación y el recogimiento, hasta llegar a la unión de amor
con Cristo y con la Santísima Trinidad” .

El reto de la vida consagrada en la encrucijada actual: “ Hoy vivimos, sobre todo en las sociedades más
desarrolladas una condición marcada a menudo por una pluralidad radical, por una marginación progresiva
de la religión de la esfera pública, por un relativismo que toca los valores fundamentales. Todo ello exige
que nuestro testimonio cristiano sea luminoso y coherente y que nuestro esfuerzo educativo sea siempre
atento y generoso. […] Orientad con la sabiduría de vuestra vida y con la confianza en las posibilidades
inagotables de la verdadera educación, la inteligencia y el corazón de los hombres y mujeres de nuestro
tiempo hacia la vida buena del Evangelio” .

Eliminar a Dios significa romper el círculo del saber: “ El beato John Henry Newman hablaba de "círculo
del saber", circle of knowledge, para indicar que existe una interdependencia entre las diversas ramas del
saber; pero Dios y sólo Él tiene relación con la totalidad de lo real; en consecuencia, eliminar a Dios
significa romper el círculo del saber. En esta perspectiva las Universidades católicas, con su identidad bien
precisa y su apertura a la “ totalidad” del ser humano, pueden llevar a cabo una obra preciosa para promover
la unidad del saber, orientando a estudiantes y profesores a la Luz del mundo, la “ luz verdadera que ilumina
a todo hombre” .

La espiritualidad cristocéntrica de San Pedro Canisio: “ En la espiritualidad cristocéntrica de san Pedro
Canisio hay un profundo convencimiento: no hay alma cuidadosa de la propia perfección que no practique
cada día la oración mental, medio ordinario que permite al discípulo de Jesús vivir la intimidad con el
Maestro divino. Por esto, en los escritos destinados a la educación espiritual del pueblo, nuestro santo insiste
en la importancia de la Liturgia con los comentarios a los Evangelios, de las fiestas, del rito de la santa Misa
y de los otros Sacramentos, pero, al mismo tiempo, tiene cuidado de mostrar a los fieles la necesidad y la
belleza de que la oración personal diaria acompañe y permita la participación en el culto publico de la
Iglesia” .

Los enfermos deben estar al centro de nuestra atención: “ Si cada hombre es hermano nuestro, con
mayor razón el débil, el que sufre y el necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención,
para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado [...] La grandeza de la humanidad está
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determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el
individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de
contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente,
es una sociedad cruel e inhumana (Spe Salvi)” .


                                   MENSAJE DEL SANTO PADRE
                                       BENEDICTO XVI
                                    PARA LA CUARESMA 2011

                                «Con Cristo sois sepultados en el Bautismo,
                              con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)



Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy
valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos
con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras
mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación
en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor
(cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y
resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía
en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en
la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de
los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece
la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia
existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene
lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el
poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte,
tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un
rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida
divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla
adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la
Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar
«con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum
Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del
Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de
la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los
muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos
ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los
catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo
como un acto decisivo para toda su existencia.

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2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor
— la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico— , ¿qué puede haber de más adecuado que
dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de
Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del
camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del
renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo
y en la entrega más plena a él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla
victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de
la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino,
verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que
la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores
de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al
hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la
esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa
la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es
llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger
nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien
me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en
la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de
nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo,
expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua
que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores
verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra
sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta
e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a
cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría
el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto
con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos
reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a
vivir como «hijo de la luz».

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio
último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la
comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en
Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v.
27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en
él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido
último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da
la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a
la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de
un sepulcro sin futuro, sin esperanza.



                                                     - 19 -
El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de
la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la
vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo
nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos
impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la
«tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios
se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder
salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma
más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la
oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más
radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un
significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo
para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa — y no sólo de lo
superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y
reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de
intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios
sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia
el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la
Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de
compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace
infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de
Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno
mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro?
La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos
años... Pero Dios le dijo: “ ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma” » (Lc 12, 19-20). La práctica de
la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre
bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios.
Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de
oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe
que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del
tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos
hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para
conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie
podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme
semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida:
dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar
con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el
instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el
momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia
renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno,
la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo.
                                                    - 20 -
Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y
guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día
siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la
Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la
muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.

Vaticano, 4 de noviembre de 2010

                                        BENEDICTUS PP. XVI




                                   ORACIÓN POR EL PAPA

      Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi
  adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has
  querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en
      medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo
firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y
  bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y
  apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo
 fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su
 espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos
    erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en
 torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar,
             y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.
                                                  - 21 -
7.- PARA REFLEXIONAR…


                                   El precio de la salvación
  Un párroco muy querido presento a su feligresía un señor, explicando que era su amigo mas
  querido de la infancia y que deseaba darle unos minutos para que les saludara y compartiera con
  ellos lo que él sintiera que fuese apropiado.

  El señor miró con cariño a todos y comenzó: "Un padre, su hijo, y un amigo del hijo navegaban
  en el Pacífico, cuando una tormenta los sorprendió haciendo imposible todos los intentos de
  regresar a la costa. Las olas eran tan altas que, aunque el padre era un navegante experimentado,
  no pudo dominar el velero y los tres fueron arrastrados mar adentro."

  El invitado titubeó por un momento, haciendo contacto de ojo con dos jóvenes, que por primera
  vez desde que el servicio comenzó, empezaron a lucir un poco más interesados en su historia.
  Continuó con su historia: "Después de unas 4 horas de intensa lucha por mantenerse a flote, una
  gigantesca ola barrió la cubierta con una fuerza brutal. Los dos jóvenes fueron echados al mar.
  El padre, agarrando la soga de rescate, tuvo que hacer la decisión más difícil de su vida: A cual
  de los dos muchachos le iba a tirar la soga. Tenía nada más unos segundos para hacer su
  decisión. El padre sabía que su hijo era Cristiano y que su amigo no. La agonía de su decisión
  era mayor que el ímpetu de las olas. El padre le gritó a su hijo, ' amo, hijo mío!'y le tiró la
                                                                    te                 ,
  soga de rescate al amigo. Cuando volvió por su hijo, este había desaparecido bajo las olas en la
  noche oscura. Por más que lo buscaron, nunca apareció. Ni siquiera se encontró jamás su
  cuerpo."

  Mientras los jóvenes sentados derechitos en el banco, estaban ansiosamente esperando las
  próximas palabras. "El padre," continuó, "sabía que su hijo iba a estar en la eternidad con Jesús
  pero temía por el destino del otro joven que no conocía a Jesucristo. Es por eso que decidió
  entregar a su hijo para salvar la vida del amigo de su hijo. ¡Que grande es el amor de Dios que
  hizo lo mismo por nosotros!. Nuestro Padre Celestial sacrificó su Hijo único para nuestra
  salvación. Yo les suplico que acepten la oferta de rescate y agarren la soga de vida que El les
  está ofreciendo en este mismo momento."

  La Iglesia quedó en profundo silencio. A la salida, los dos jóvenes se acercaron al anciano y uno
  le dijo: "Fue una bonita historia, comprendo que ayuda a entender el amor de Dios al entregar a
  Su único Hijo por cada uno de nosotros. Pero no creo que fue muy realista, que un padre
  entregase la vida de su hijo con la esperanza que el otro se convirtiera al Cristianismo."

  "Bueno, comprendo lo que dices", el anciano replicó. Quedó entonces en silencio mientras de su
  mejilla corría una lágrima. "No parece muy realista", continuó diciendo. Miró entonces

                                               - 22 -
serenamente a los jóvenes, su rostro al mismo tiempo reflejaba dolor y un gran gozo. "De
     verdad que no fue muy realista, ¿cierto?" pero tengo algo mas que decirles. Queridos amigos, yo
     soy ese padre, y vuestro párroco era el amigo de mi hijo.

                         LA BARCA ZARANDEADA POR LAS OLAS

                  Fusión de un pasaje del evangelio con dos obras literarias:

Aportado por Jesús Almela

A continuación mostramos un corto fragmento donde se conjuga un pasaje del evangelio bien conocido por
todos, con dos obras literarias. Este texto fue escrito por un conocido mío, estudiante del seminario de San
Vicente de Cañete, Perú.




     Los hechos del Evangelio no han sido escritos sólo para ser contados, sino también para ser
     revividos. A quien les escucha se le invita cada vez a entrar dentro de la página del Evangelio, a
     convertirse de espectador en actor, a ser parte en causa. La Iglesia primitiva nos da el ejemplo.
     La manera en que se cuenta el episodio de la tempestad calmada muestra que la comunidad
     cristiana lo aplicó a su propia situación. En aquella tarde, cuando había despedido a la multitud,
     Jesús había subido solo al monte para rezar; ahora, en el momento en el que Mateo escribe su
     Evangelio, Jesús se ha despedido de sus discípulos y ha ascendido al cielo, donde vive rezando e
     "intercediendo" por los suyos. En aquella tarde echó mar adentro la barca; ahora ha echado a la
     Iglesia en el gran mar del mundo. Entonces se había levantado un fuerte viento contrario; ahora
     la Iglesia vive sus primeras experiencias de persecución.

     En esta nueva situación, ¿qué les decía a los cristianos el recuerdo de aquella noche? Que Jesús
     no estaba lejos ni ausente, que siempre se podía contar con él. Que también ahora daba órdenes
     a sus discípulos para que se le acercaran "caminando sobre las aguas", es decir, avanzando entre
     las corrientes de este mundo, apoyándose sólo en la fe.

     Es la misma invitación que hoy nos presenta: aplicar lo sucedido a nuestra vida personal.
     Cuántas veces nuestra vida se parece a esa barca "zarandeada por las olas a causa del viento
     contrario". La barca zarandeada puede ser el propio matrimonio, los negocios, la salud... El
     viento contrario puede ser la hostilidad y la incomprensión de las personas, los reveses
                                                   - 23 -
continuos de la vida, la dificultad para encontrar casa o trabajo. Quizá al inicio hemos afrontado
con valentía las dificultades, decididos a no perder la fe, a confiar en Dios. Durante un tiempo
nosotros también hemos caminado sobre las aguas, es decir, confiando únicamente en la ayuda
de Dios. Pero después, al ver que nuestra prueba era cada vez más larga y dura, hemos pensado
que no podíamos más, que nos hundíamos. Hemos perdido la valentía.

Este es el momento de acoger y experimentar como si se nos hubieran dirigido personalmente a
nosotros las palabras que Jesús dirigió en esta circunstancia a los apóstoles: "¡Ánimo!, que soy
yo; no temáis". Es famosa la frase con la que el sacerdote Abundio, en Los novios (I promessi
sposi), justifica su miedo y cobardía: "Quien no tiene valentía no se la puede dar". Tenemos que
desterrar precisamente esta convicción. ¡Quien no tiene valentía se la puede dar! ¿Cómo? Con la
fe en Dios, con la oración, basándose en la promesa de Cristo.

Alguno dirá que esta valentía, basada en la fe en Dios y en la oración, es un pretexto, una huida
de las propias posibilidades y responsabilidades. Una manera de descargar en Dios los propios
deberes. Es la tesis de fondo de la obra de teatro de Bertolt Brecht, ambientada en Alemania en
tiempos de la guerra de los Treinta Años, que tiene como protagonista a una mujer del pueblo
llamada, por su capacidad de decisión y valor, "Madre Coraje". En plena noche, las tropas
imperiales, tras haber matado a los guardias, avanzan contra la ciudad protestante de Halle para
quemarla. En los alrededores de la ciudad, una familia de campesinos, que acoge a la Madre
Coraje con la hija muda, Kattrin, sabe que lo único que puede hacer para salvar a la ciudad de la
ruina es rezar. Pero Kattrin, en lugar de ponerse a rezar, sube al techo de la casa, y se pone a
tocar desesperadamente el tambor hasta que ve que los habitantes se han despertado y están de
pie. Es asesinada por los soldados, pero la ciudad se salva.

Con esta crítica, que es la clásica crítica del marxismo, se ataca a quien pretende quedarse con
los brazos cruzados, en espera de que Dios lo haga todo. Pero esto no tiene nada que ver con la
verdadera fe y la verdadera oración, que es lo contrario de la resignación pasiva. Jesús dejó que
los apóstoles remaran contra el viento durante toda la noche y que utilizaran todo su recurso
antes de intervenir personalmente.

Autor: Paul Carbajal Castañeda




                                              - 24 -
8.- MEDITACIÓN
                                   La trampa de la falsa sinceridad
Tiempo para Dios de Jacques Philippe.

Un razonamiento que aparece con frecuencia y que puede impedir nuestra fidelidad a la oración es el
siguiente: en un siglo como el nuestro, imbuido del concepto de libertad, de autenticidad, oímos decir: “ Yo
encuentro que la oración es muy agradable, pero solo rezo cuando me apetece. Rezar sin ganas sería una
cosa artificial y obligada, sería hasta una fata de sinceridad y una forma de hipocresía. Rezare cuando me
apetezca...”

A esto podemos responder que, si esperamos que nos entren las ganas, podemos esperar hasta el día del
juicio. El deseo es algo muy hermoso pero versátil. Existe un motivo igualmente legítimo, pero mas
profundo y mas constante, que nos impulsa a encontrarnos con Dios en la oración: el sencillo hecho de que
Dios nos invita a ello. El evangelio nos lo pide: “ orad sin desfallecer” (LC 18,1). También aquí nos ha de
guiar la fe, y no el estado de ánimo.

Las nociones de libertad y de autenticidad descritas mas arriba tan del gusto de nuestra época son, sin
embargo, de lo más ilusorias. La verdadera libertad no consiste en dejarse llevar por el impulso del
momento; todo lo contrario: el hombre libre es el que no vive prisionero de sus cambios de humor, sino el
que toma decisiones según unas opciones fundamentales que no varían con las circunstancias.

La libertad es la capacidad de dejarse guiar por lo que es verdadero y no por la parte epidérmica de nuestro
ser. Debemos tener la humildad de reconocer que somos superficiales y variables. Una persona que ayer
encontrábamos encantadora, mañana nos resulta insoportable porque han cambiado las condiciones
atmosféricas, nuestro talante... Lo que deseábamos locamente un día, nos deja fríos el siguiente. Si nuestras
decisiones son de este estilo, vivimos trágicamente prisioneros de nosotros mismos, de nuestra sensibilidad
en lo que tiene de mas superficial.

No nos hagamos tampoco ilusiones sobre lo que es la verdadera autenticidad. ¿Cual es el amor mas
auténtico? ¿Aquel cuyas manifestaciones varían según los días, según el humor, o el amor fiel y estable que
no se desdice jamás?

La fidelidad a la oración es, pues, una escuela de libertad. Es una escuela de sinceridad en el amor, porque
nos enseña poco a poco a situar nuestra relación con Dios en un terreno que ya no es el vacilante e inestable
de nuestras impresiones, de nuestros cambios de humor, de nuestro fervor sensible en dientes de sierra, sino
el sólido sillar de nuestra fe, en el fundamento de una fidelidad a Dios inamovible como la roca: “ Jesucristo
es el mismo ayer y hoy, y lo será siempre” (Heb 13,8) porque “ su misericordia pasa degeneración en
generación” (Lc 1,50). Si perseveramos en esta actitud, veremos como las relaciones con el prójimo, tan
superficiales y cambiantes También ellas, llegan a ser mas estables, mas profundas, mas fieles y, por lo
tanto, mas felices.

Un último aspecto para terminar con esta cuestión. La aspiración de todo hombre a obrar de un modo
espontáneo, libre, sin presiones, es una aspiración perfectamente legitima: el hombre no esta hecho para
entrar en conflicto permanente consigo mismo, para vivir violentando siempre su naturaleza. Y si en alguna
ocasión tiene que hacerlo será como consecuencia de la división interna que crea el pecado.


                                                    - 25 -
Sin embargo, esa aspiración no puede hacerse realidad dando libre curso a espontaneidad. Eso seria
destructivo, pues dicha espontaneidad no siempre esta orientada hacia el bien: tiene necesidad de curación y
de una profunda purificación. Nuestra naturaleza esta dañada, lo que significa que hay una falta de armonía
en nosotros, un desequilibrio frecuente entre aquello a lo que tendemos espontáneamente y aquello paro lo
que estamos hechos, entre nuestros sentimientos y la voluntad de Dios a la que hemos de ser fieles y que
constituye nuestro autentico bien.

Por tanto, la aspiración a la libertad solo puede encontrar su autentica realización en la medida en que el
hombre se deja sanar por la gracia divina. En este proceso de curación la oración desempeña un papel muy
importante. Y este proceso, hay que decirlo, tiene lugar a través de unas pruebas y unas purificaciones, esas
“ noches” cuyo profundo sentido ha explicado tan acertadamente San Juan de la Cruz. Una vez culminado,
ordenadas nuestras tendencias, el hombre llega a ser completamente libre: ama, desea espontáneamente lo
que esta de acuerdo con la voluntad de Dios y con su propio bien. Puede seguir sin problemas sus tendencias
espontáneas, pues han sido rectificadas y armonizadas con la sabiduría divina. Puede “ obedecer” a su
naturaleza, ahora restaurada por la gracia. Esta armonización no es completa en nuestra vida, por supuesto, y
solo lo será en el Reino, lo que explica que aquí abajo tengamos que resistirnos siempre a algunas de
nuestras tendencias. Pero ya en esta vida, quien practica la oración se hace cada vez más capaz de amar y de
obrar espontáneamente el bien, mientras que al principio le costaba grandes esfuerzos. Gracias a la acción
del Espíritu Santo, la virtud le resulta cada vez mas fácil y natural, “ Allí donde está el Espíritu del Señor,
allí esta la libertad” dice San Pablo.


                                       LA VERDAD HACE LIBRES

                                             Por Héctor Gallardo

La persona humana es moralmente buena y camina hacia su perfección y salvación cuando quiere el
verdadero bien y trata de realizarlo en cada una de sus acciones. Puede conocer la verdad sobre su destino y
sobre el bien moral y, una vez conocida, debe vivirla libremente y con corazón agradecido, pues se trata del
camino que la conduce a su perfección y a la felicidad eterna.
Según la fe cristiana y la doctrina de la Iglesia, "solamente la libertad que se somete a la verdad conduce a la
persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la verdad y en realizar la
verdad.
Existe un vínculo esencial entre verdad y libertad: "o bien van juntas o juntas perecen miserablemente".
-Sin libertad difícilmente se puede conocer la verdad. La persona que no quiere dominar sus pasiones se
convierte en esclava del pecado y se vuelve ciega para "reconocer" la verdad moral y religiosa.
-Sin verdad no hay libertad, pues ésta consiste esencialmente en el poder del hombre de realizar el bien: no
cualquier bien, sino el que de verdad lo perfecciona como persona y como hijo de Dios. Por eso, si se niega
la verdad, "la libertad pierde su consistencia y el hombre queda expuesto a la violencia de sus pasiones y a
condicionamientos patentes o encubiertos.




                                                     - 26 -
La Providencia de Dios

Autor: P. Angel Peña O.A.R.

Capítulo 16: Reflexiones. Oraciones



REFLEXIONES

La voluntad de Dios es, con frecuencia, incomprensible para nosotros. Nosotros quisiéramos que el amor de
Dios se manifestara en nuestra vida de una manera suave y pacífica. Deseamos que todo nos salga bien y así
se lo pedimos en nuestras oraciones. Pero… Dios ve las cosas desde una perspectiva de eternidad. Él ve lo
que más nos conviene espiritualmente y no sólo materialmente. Para Él lo más importante no es la salud
física, sino nuestra santificación. Por eso, muchas veces, no podemos comprender que rompa nuestros
planes humanos y se lleve a un ser querido, cuando todavía es joven y lo necesitamos junto a nosotros; o
que permita que nos roben todos nuestros ahorros, acumulados en toda una vida; o que nos muerda un perro
o que tengamos que sufrir una enfermedad muy dolorosa.

¿Por qué, preguntamos, si yo soy bueno? ¿Por qué Dios permite todo eso? Y podemos llegar a dudar de su
bondad y de su cuidado vigilante sobre nosotros. En esos momentos difíciles, no faltan quienes rechazan a
Dios y dicen que Él no existe o no oye nuestra oración o simplemente que no se preocupa de nosotros. Y,
entonces, buscamos al culpable de nuestras desgracias y sobre él descargamos toda nuestra cólera y le
guardamos rencor. De esta manera, nuestra existencia se vuelve triste y amargada, porque todos nuestros
ideales se evaporaron y porque fracasamos en nuestros proyectos humanos.


Dime,¿Crees que Dios es bueno y te ama? ¿Por qué crees que eres tan poca cosa como para que no se cuide
de ti? ¿Acaso crees que no tiene tiempo para ti? ¿Qué clase de Dios crees que es? Él es un Dios omnipotente
y omnipresente y Él vela sobre ti, porque eres su hijo querido.

Si crees realmente que es bueno y te ama, levanta tu cabeza y observa el mundo que te rodea. Todo lo que
sucede es por tu bien. Disfruta de las pequeñas cosas de cada día: una mañana tranquila, el sol, las nubes, los
árboles, las flores, los pájaros. Ninguna de estas pequeñas cosas deben escapar de tu vista. Y, cuando acabe
el día y vayas a dormir, observa la noche, eleva los ojos al cielo, admira las estrellas y eleva una oración de
agradecimiento por esos magníficos tesoros que ha derramado a lo largo del día para ti.

Dios es como el alfarero que va modelando el barro informe de tu vida y le da forma, de acuerdo a un plan
previamente fijado. Déjate llevar por Él. No digas, como alguno, que tu vida está ya escrita en las estrellas,
como si no tuvieras ya nada que hacer. Dios tiene su plan para ti, pero para realizarlo, necesita de tu
colaboración libre y consciente. Dios va construyendo tu historia, a veces, con los trozos rotos de tus
errores, pero todo lo reconduce hacia el bien. Agradece su amor por ti y su providencia amorosa sobre ti. Él
nunca se cansa de amarte. ¿Te cansarás tú de Él?


Si las cosas no te salen bien, a tu gusto, dite a ti mismo: Dios es mi Padre y tiene un plan mejor para mí. Yo
no lo comprendo, pero lo comprenderé en la eternidad. Por eso, confiando en mi Padre Dios, acepto su
voluntad sobre mí.


Dios, como un Padre amoroso, no te pierde de vista y está siempre pendiente de ti y cuida de ti como una
                                                    - 27 -
madre de su hijo pequeño. Por eso, debes vivir cada día bajo la mirada amorosa de tu Padre Dios. Hacerlo
todo bien, con alma, vida y corazón por amor a Él. Soportar con paciencia las dificultades de cada momento,
como venidas de sus manos. No busques tanto quién es el culpable de tus problemas o sufrimientos para
echarle la culpa, rechazarlo de mala manera o gritarle sin compasión. Debes aceptar con calma lo que se
presente en cada momento, aunque sea de modo intempestivo y, por tanto, fastidioso, porque rompe tus
planes. Busca, en cada momento, cómo puedes hacer el bien a todos los que se acerquen a ti. Y Dios estará
contento de ver que, permaneciendo atento a su mirada y sonriéndole, de vez en cuando, eres cómplice de su
bondad para llevar alegría a todos los que te rodean.



Y ahora dile con amor:

Señor, haz de mí lo que creas mejor para mí. Si quieres que esté en tinieblas, bendito seas; y si quieres
que esté en la luz, también bendito seas. Si te dignas consolarme, bendito seas; y si me quieres dar
tribulaciones, también seas bendito… Señor, de buena gana padeceré por Ti todo lo que desees para mí.
Quiero recibir de tu mano, lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, lo alegre y lo triste, y darte siempre
gracias por todo. Porque con tal de no apartarme de Ti, nada podrá hacerme daño (Kempis, libro 3, 17).


ORACIONES


Oración a la Divina Providencia


¿Qué me sucederá hoy, Dios mío? Lo ignoro. Lo único que sé es que nada me sucederá que no lo hayáis
previsto, regulado y ordenado desde la eternidad. ¡Me basta esto, Dios mío, me basta esto! Adoro vuestros
eternos e imperecederos designios; me someto a ellos con toda mi alma por amor vuestro. Lo quiero todo,
lo acepto todo, quiero haceros de todo un sacrificio. Uno este sacrificio al de Jesús, mi Salvador, y os pido
en su nombre y por sus méritos infinitos, la paciencia en mis penas y una perfecta resignación en todo lo
que os plazca que suceda. Amén. (Beata Isabel de Francia, siglo XIII).

                                           Dios conoce tu AYER.
                                             Confíale tu HOY.
                                        Él cuidará de tu MAÑANA.


Oh divina providencia, Oh Dios del amor y de la misericordia, que recompensas a cuantos hacen de padre,
de madre o de hermanos para los más necesitados, Oh Dios providente, Oh amor providencial, que cuidas
de cada uno de tus hijos con amor de Padre, dame la gracia de vivir siempre abandonado en los brazos de
tu providencia amorosa, sabiendo que Tú cuidas de mí en cada momento y que Tú velas por mí. Gracias,
Dios amoroso y providente, porque en Cristo, tu Hijo, me has dado un ejemplo para que pueda confiar en
Ti y dormir tranquilo en tus brazos divinos, sabiendo que Tú cuidas de mi futuro y te preocupas de todos
mis asuntos. Pongo en tus manos mi salud y mi trabajo, mi familia y mi futuro. Todo lo pongo en tus manos.
Guíame como buen Padre y dame paz y tranquilidad en todo momento. Amén

.
Acto de confianza en Dios


Dios mío, estoy tan persuadido de que velas sobre todos los que en Ti esperan y de que nada puede faltar a
                                                   - 28 -
quien de Ti aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando
sobre Ti todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré, porque Tú ¡Oh Señor! y sólo Tú, has
asegurado mi esperanza.



Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las
fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder tu gracia por el pecado; pero no perderé mi
confianza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los
demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.



Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida,
o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones.
En cuanto a mí, Señor, sólo Tú, eres mi confianza. En Ti, Señor, he confiado y no seré defraudado para
siempre. (San Claudio de la Colombière).




                                       AMA, ADORA Y CONFÍA

                              No te inquietes por las dificultades de la vida,
                                  por sus altibajos, por sus decepciones,
                                  por su porvenir más o menos sombrío.
                                         Quiere lo que Dios quiere.
                          Ofrécele, en medio de las inquietudes y dificultades,
                          el sacrificio de tu alma sencilla que, a pesar de todo,
                                  acepta los designios de su providencia.
                                Piérdete confiado ciegamente en ese Dios,
                                            que te quiere para sí.
                                Y que llega hasta ti, aunque jamás lo veas.
                    Piensa que estás en sus brazos, tanto más fuertemente abrazado,
                                cuanto más decaído y triste te encuentres.
                             Haz que brote, y conserva siempre en tu rostro,
                               una dulce sonrisa, para todos sin excepción,
                                      y recuerda, cuando estés triste:
                                            Ama, adora y confía.
                               Dios vela por ti y su Amor empapa tu vida.
                             Métete en el océano infinito de su divino amor.
                               Vuela como un pájaro por el cielo de su luz
                                y sonríe a la vida, porque Dios es tu Padre
                                                 y te AMA.




        http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=480&capitulo=6022

                                                   - 29 -
LUCHA PACIENTE CONTRA LOS DEFECTOS

   http://www.meditaciondiaria.com.ar/2010/03/lucha-paciente-contra-los-defectos.html

El Señor está siempre dispuesto a escucharnos y a darnos en cada situación aquello que necesitamos. Su
bondad supera siempre nuestros cálculos; pero quiere nuestra correspondencia personal, nuestro deseo de
salir de aquella situación, que no pactemos con los defectos o los errores, y que pongamos esfuerzo para
superarlos. No podemos «conformarnos» nunca con deficiencias y flaquezas que nos separan de Dios y de
los demás, excusándonos en que forman parte de nuestra manera de ser, en que ya hemos intentado
combatirlos otras veces sin resultados positivos.

La Cuaresma nos mueve precisamente a mejorar en nuestras disposiciones interiores mediante la conversión
del corazón a Dios y las obras de penitencia, que preparan nuestra alma para recibir las gracias que el Señor
quiere darnos.

Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha
está el amor.

Nuestro amor a Cristo se manifestará en la decisión y en el esfuerzo por arrancar lo antes posible el defecto
dominante o por alcanzar aquella virtud que se presenta difícil de conseguir. Pero también se manifiesta en
la paciencia que hemos de tener en la lucha interior: es posible que nos pida el Señor un período largo de
lucha, quizá treinta y ocho años, para crecer en determinada virtud o para superar aquel aspecto negativo de
nuestra vida .

Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que con nuestro interés
agradamos a Dios. «Hay que sufrir con paciencia –decía San Francisco de Sales– los retrasos en nuestra
perfección, haciendo siempre lo que podamos por adelantar y con buen ánimo. Esperemos con paciencia, y
en vez de inquietarnos por haber hecho tan poco en el pasado, procuremos con diligencia hacer más en lo
porvenir»

Ser paciente con uno mismo al desarraigar las malas tendencias y los defectos del carácter, significa a la vez
huir del conformismo y aceptar el presentarse muchas veces delante del Señor como aquel siervo que no
tenía con qué pagar, con humildad, pidiendo nuevas gracias. En nuestro caminar hacia el Señor, sufriremos
abundantes derrotas; muchas de ellas no tendrán importancia; otras sí, pero el desagravio y la contrición nos
acercarán todavía más a Dios. Este dolor y arrepentimiento por nuestros pecados y deficiencias no son
tristes, porque son dolor y lágrimas de amor. Es el pesar de no estar devolviendo tanto amor como el Señor
se merece, el dolor de estar devolviendo mal por bien a quien tanto nos quiere.

Además de ser pacientes con nosotros mismos hemos de ejercitar esta virtud con quienes tratamos con
mayor frecuencia, sobre todo si tenemos más obligación de ayudarles en su formación, en una enfermedad,
etcétera. Hemos de contar con los defectos de quienes nos rodean. La comprensión y la fortaleza nos
ayudarán a tener calma, sin dejar de corregir cuando sea oportuno y en el momento más indicado. El esperar
un poco de tiempo para corregir, dar una buena contestación, sonreír..., puede hacer que nuestras palabras
lleguen al corazón de esas personas, que de otra forma permanecería cerrado, y les podremos ayudar mucho
más, con mayor eficacia.

La impaciencia hace difícil la convivencia y también vuelve ineficaz la posible ayuda y la corrección.
«Sigue sacando las mismas exhortaciones –nos recomienda San Juan Crisóstomo–, y nunca con pereza;
actúa siempre con amabilidad y gracia. ¿No ves con qué cuidado los pintores unas veces borran sus trazos,
otras los retocan, cuando tratan de reproducir un bello rostro? No te dejes ganar por los pintores. Porque si

                                                    - 30 -
tanto cuidado ponen ellos en la pintura de una imagen corporal, con mayor razón nosotros, que tratamos de
formar la imagen de un alma, no dejaremos piedra por mover a fin de sacarla perfecta.

Debemos ser particularmente constantes y pacientes en el apostolado. Las personas necesitan tiempo y Dios
tiene paciencia: en todo momento da su gracia, perdona y anima a seguir adelante. Con nosotros tuvo y tiene
esta paciencia sin límites, y nosotros debemos tenerla con los amigos que queremos llevar hasta el Señor,
aunque en ocasiones parezca que no escuchan, que no se interesan por las cosas de Dios. No les
abandonemos por eso. En estas ocasiones será necesario intensificar la oración y también nuestra caridad y
nuestra amistad sincera.

»Señor: que nunca me quede indiferente ante las almas», le pedimos nosotros.

Examinemos hoy en nuestra oración si nos preocupan las personas que nos acompañan en el camino de la
vida; si nos preocupa su formación, o si, por el contrario, nos hemos ido acostumbrando a sus defectos como
si fueran algo irremediable, y al mismo tiempo si somos pacientes.




                                                  - 31 -
9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO:


¿Como conociste a Jesús?

   •   Puedo darle muchas gracias a Dios, porque desde que tengo conciencia que lo conozco. Mis padres
       me bautizaron con menos de dos meses. Yo recuerdo ir desde pequeña todos los domingos a misa
       con mi hermana. En el 2000 fui a la vigilia de fin de año y con el santísimo delante me di cuenta de
       por que amaba tanto a Jesús. La primera pascua que pase fuera de casa me unió mucho a Jesús, en
       ella me di cuenta de que el verdadero amor era Jesús, que murió en la cruz por nosotros. Nunca
       olvidare ese viernes Santo. En el 2004 ya conocí a algunos de vosotros y empecé a venir a las
       reuniones y oraciones de JRC. Desde entonces de una forma más consciente, ya tomando decisiones
       por mi misma dejando de ser una niña, unas veces con mas dificultades, otras de forma muy fácil,
       vivo mi día a día con Jesús.

¿Por que piensas que la gente cada vez conoce su vocación más tardíamente?

   •   Mónica, Mónica, que pregunta más difícil me pones. En cuanto a la vocación a vivir como
       cristianos, habría una larga lista. La sociedad en la que vivimos en su mayoría no está cerca de Dios,
       no trasmite la fe cristiana y esto tiene sus consecuencias en la vocación a ser hijos de Dios. Una vez
       has conocido la vocación a la vida cristiana, conocer la vocación del sacerdocio, la vida consagrada
       o el matrimonio no es tan difícil. No todos los cristianos conocemos nuestra vacación tarde. Hay
       personas que la conoce a los 15 años, otros mas mayores, todo depende de el Señor. Él nos va
       guiando en nuestra vida hasta que llega el momento de estar preparados, para hacer lo que Él nos
       pida.

¿Que aportaciones puede hacer una cristiana como tu a al sociedad actual?

   •   Uff, Los cristianos tenemos muchas cosas que aportar a nuestra sociedad. Ésta esta vacía, le falta
       cariño, amor y felicidad. Una cosa muy importante que tiene que aportar el cristiano es la felicidad,
       por que solo con Dios se es verdaderamente feliz, por lo tanto los que conocemos a Dios tenemos
       que mostrar esa felicidad. Ya sea con una sonrisa durante todo el día o ayudando a superar a tus
       compañeros sus problemas con alegría, que si Dios le ha dado una preocupación seguro que al final
       será para su bien. El cariño y el amor lo hemos de mostrar pasando tiempo con los que nos rodean ya
       sean los niños, jóvenes, adultos o ancianos, nosotros conocemos al verdadero amor infinito, y
       tenemos que ser capaces de repartirlo, ya que el amor es la única cosa que crece cuando se reparte. A
       parte de sentimientos también debemos ayudar a los que nos rodean, ya sea a una persona mayor a
       cruzar la calle, como a un amigo a superar un suspenso o un desengaño amoroso, que de todo hay.
       Una aportación es evangelizar a la sociedad sobretodo las personas de tus mismas edades que no
       conocen e incluso niegan a Dios.(cosa que a veces cuesta y mucho). Pero la aportación más grande
       que puede hacer el cristiano es pedir a Dios por todas las personas en especial por aquellas con las
       que pasa más tiempo, que es a los que puede ayudar de forma más directa a conocer a el Señor.

¿Cual es tu mayor deseo personal?

   - Mi mayor deseo personal es alcanzar la gloria eterna (que bien suena. Jaja) Un poco más material, yo
      siempre decía que quería descubrir la vacuna contra el Sida, pero me han ganado, aunque creo que
      aun no se aplica en clínica. Pero pese a ello deseo terminar mis carreras y poner mis conocimientos
      al servicio de Dios.

                                                   - 32 -
¿Como te imaginas a Dios? ¿y a la Virgen?

   •   Es algo difícil de imaginar, pero pese a ello yo siempre me imagino a Dios como un abuelo, de estos
       que tienen poco pelo blanco y con la cara llena de arrugas, en la cual siempre hay una maravillosa
       sonrisa que transmite ternura y felicidad.

       A la virgen María me la imagino una mujer esbelta, con el pelo largo y los ojos claros. La imagino la
       mejor de las Madres que siempre esta atenta a lo que sus hijos hacen o dejan de hacer.

¿Algo que no soportes?

   •   La falsedad de las personas. El sonido del lápiz al apretar o el de la tiza.

Una virtud

   •   Que yo misma diga mis virtudes no queda demasiado bien pero de las 54 alguna te pondré: Suelo ser
       puntual, soy bastante constante y en muchas ocasiones tengo paciencia. Aunque las 54 virtudes las
       aplico en alguna ocasión, sobretodo las tres primeras (fe, esperanza y caridad). Jajaja

Un defecto

   •   Solo uno, eso es imposible. Soy un poco desordenada, por eso pierdo algunas cosas. Me pongo
       nerviosa cuando hablo delante de la gente. También me muerdo las uñas y eso queda fatal. La
       verdad es que no se que más decir, porque sacarme mis defectos es un poco difícil.

Una canción.

   - He ahí ese Corazón que tanto ha amado a los hombres, que en la cruz se quiso entregar por amor Ti. Él
       ahora te da el Espíritu de la verdad, te sigue amando y tu corazón quiere cambiar.

   Arrancaré tu corazón de piedra, un corazón de carne te voy a dar. Míralo, es el Corazón herido por mi
       pecado. Ámalo, es el Corazón que tanto ama y Él no es amado. Y tiene sed de tu amor.

 Caminando por la vida desorientado, sin saber que desde un leño Él ya me amaba. Con los brazos en cruz y
abierto en su Costado, que mana sangre y agua y me purifica de mi pecado.

Una afición.

   •   Me gusta tocar en la banda. También me encanta pasear, ya sea por la montaña o por medio de la
       gran ciudad, todo tiene su encanto.

Un libro.

   •   Parece que no me conozcas... La verdad es que no leo muchos libros, Pero leí hace algún tiempo uno
       que me gusto mucho (aunque en verdad no sé si lo terminé) Las cartas del diablo a su sobrino de CS
       Lewis.

¿Cita favorita?

   •   Con esto te referirás a una cita bíblica no?? Me gusta mucho: Si no os volviereis e hiciereis como
       niños, no entraréis en el reino de los cielos. ( Mt 18, 3.)
                                                     - 33 -
10.- Breve Historia sobre CHARLES DE FOUCAULD



                                    !                                    "

Vagabundo, pródigo, solitario y sediento de amistades, Charles de Foucauld, desciende de una familia
noble, pierde a sus padres a los seis años y la fe cuando solo es un adolescente. Siendo muy joven, inicia la
carrera militar, pero, hacia los 25 años, la abandona para ponerse en camino, primero en Francia y luego en
Marruecos, en busca de un sentido para su vida. Lo encuentra en Dios y en el servicio a sus hermanos.” En
cuanto crei que Dios existia –dira luego siendo sacerdote-, comprendi que no podia vivir sino para Él”

Se establece en el desierto del sahara, en Beni-Abbès un oasis cercano a Marruecos, con la intención de
ayudar a los pequeños agricultores que viven continuamente bajo amenazas, en estado de esclavitud.
Construye una capilla y hace de ella un lugar de hoispitalidad, su obra se reparte entre oración y obras de
misericordia.

Se da todo a todos. Su vida es un continuo ofertorio, hasta el 1 de diciembre de 1916. Esa tarde el
ofrecimiento de sí es total. Una banda de personas a sueldo de los poderosos le tiende una emboscada y lo
mata.

Encuentran su cuerpo en una zanja, encogido en torno al pequeño ostensorio que llevaba consigo. La hostia
consagrada y el cuerpo inmolado de Charles de Foucauld forman una sola cosa, en la tierra y en el cielo, en
la gloria de los buscadores de la verdad, la justicia y la verdadera fraternidad.



Actualmente existen muchos movimientos seguidores de Foucauld, conocido como Fraternidad de
Carlos de Foucauld. Su carisma implica:

                          -Una inserción dinámica en el mundo (vida de Nazareth)

                 -Una disponibilidad hacia todos (intentar llegar a ser "hermano universal)

                          -Una preferencia por los más pobres (todas las pobrezas)

                         -Una mirada contemplativa, alimentada por la Eucaristía.

                     -Una lectura asidua de la escritura y especialmente del Evangelio.



Podemos encontrar más información sobre                          en: http://www.carlosdefoucauld.org/, que
es la web oficial de la Asociación familia Carlos de Foucauld en España.




                                                   - 34 -
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11.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA

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                                       %




      Unidos por la oración en los Sagrados Corazones de Jesús y María!!




                                    - 37 -
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  • 1. "Conviértete y cree en el Evangelio" ( Mc 1,15) Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti(Sal 32, 4-5. 18-22) -1-
  • 2. OFRECIMIENTO Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con El, por la redención del mundo. Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial: -- por el Papa y sus intenciones, -- por nuestro Obispo y sus intenciones, -- por nuestro Párroco y sus intenciones. General: Para que las naciones de América Latina puedan caminar en la fidelidad al Evangelio y sean pródigas en la justicia social y la paz. Misionera: Para que el Espíritu Santo dé luz y fuerza a las comunidades cristianas y a los fieles perseguidos o discriminados a causa del Evangelio en tantas regiones del mundo. “Mientras interpretes con mala fe las intenciones ajenas, no tienes derecho a exigir comprensión para ti mismo». San Josemaría Escrivá, Surco, n. 635 -2-
  • 3. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO MARZO DE 2011 - 4- 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES MARZO DEL 2011 - 5- 3.-EVANGELIOS MES DE MARZO -6- 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES -12- 5.- NOTICIAS SANTA SEDE -16- 6.-MENSAJE DEL SANTO PADRE SOBRE LA CUARESMA -18- 7.- PARA REFLEXIONAR -22- 8.- MEDITACIONES -25- 9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO -32- 10.- HISTORIA SOBRE CHARLES DE FOUCAULT - 34- 11.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA -36- 12.- .ORACIÓN DAME UN CORAZÓN NUEVO -38- -3-
  • 4. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO MARZO DE 2011 CALENDARIO LITÚRGICO DE MARZO DE 2011 1 Ma. Feria. VIII semana del T.O. (Salterio, IV semana). 2 Mi. Feria. 3 Ju. Feria. 4 Vi. M.O. S. Casimiro. 5 Sa. Hasta nona: Feria o M.L. Sta. María en sábado. Después de nona: Domingo IX del T.O., I Vísperas. (Salterio, I semana). 6 Do. Domingo IX del T. O. Día de Hispanoamérica. 7 Lu. M.O. Sta. Perpetua y Sta. Felicidad, mártires. 8 Ma. Feria o M.L. S. Juan de Dios, religioso. 9 Mi. Comienza la Cuaresma. Miércoles de Ceniza. Ayuno y abstinencia de carne. 10 Ju. Feria. Jueves después de ceniza. 11 Vi. Feria. Viernes después de ceniza. Abstinencia de carne. 12 Sa. Hasta nona: Feria. Sábado después de ceniza. Después de nona: Domingo I de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana). 13 Do. Domingo I de Cuaresma. 14 Lu. Feria. 15 Ma. Feria. 16 Mi. Feria. 17 Ju. Feria o Conm. S. Patricio, obispo. 18 Vi. Hasta nona: Feria o Conm. S. Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor. Abstinencia de carne. Después de nona: Sol. S. José, esposo de la Virgen María, I Vísperas. 19 Sa. Hasta nona: Sol. S. José, esposo de la Virgen María. Día del Seminario. Después de nona: Domingo II de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, II semana). 20 Do. Domingo II de Cuaresma. 21 Lu. Feria. 22 Ma. Feria. 23 Mi. Feria o Conm. Sto. Toribio de Mogrovejo, obispo. 24 Ju. Hasta nona: Feria. Santo Padre: Aniversario de la ordenación episcopal de Mos. Joseph Ratzinger, Benedicto XVI (1977). Después de nona: Sol. La Anunciación del Señor, I Vísperas. 25 Vi. Sol. La Anunciación del Señor. Jornada Pro-Vida. Segorbe-Castellón: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Casimiro López Llorente, obispo (2001) 26 Sa. Hasta nona: Feria. Después de nona: Domingo III de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, III semana). 27 Do. Domingo III de Cuaresma. 28 Lu. Feria. 29 Ma. Feria. 30 Mi. Feria. 31 Ju. Feria. -4-
  • 5. Sol.=Solemnidad; F.=Fiesta; M.O.=Memoria Obligatoria; M.L.=Memoria Libre; T.O.= Tiempo Ordinario. Conm.= Para la Conmemoración. 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE MARZO DEL 2011 Sábado Viernes 11 y Sábado Sábado 5 Sábado 19 26 12 Hora Santa Festival Formación Retiro Invocación Y Encuentro Diocesano Lugar: Lugar: Lugar: Lugar: San Miguel Seminario San Miguel Convento Mater y de Nules Auditorio 10h Cumple (9:30 Jaime desayuno) ¡Felicítalo! «No hay pecado ni crimen cometido por otro hombre que yo no sea capaz de cometer por razón de mi fragilidad, y si aún no lo he cometido es porque Dios, en su misericordia, no lo ha permitido y me ha preservado en el bien» (San Agustín) -5-
  • 6. 3.-EVANGELIOS MES DE MARZO 6 de marzo. Domingo IX del tiempo ordinario Semana I del salterio. Día de Hispanoamérica 1ª lectura: Dt 11, 18.26-28.32 Salmo responsorial: Sal 30, 2-4.17.25 (R: Sé la roca de mi refugio, Señor) 2ª lectura: Rm 3, 21-25a.28 Evangelio según san Mateo 7, 21-27 Dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: ‘Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?’. Yo entonces les declararé: ‘Nunca os conocí. ¡Alejaos de mí, malvados!’. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel -6-
  • 7. hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente». COMENTARIO: «No todo el que me dice ‘Señor, Señor’». Es uno de los textos más duros del evangelio. Nos advierte que puede haber una oración falsa e inauténtica («Señor, Señor»). Pero sorprende más que puede haber personas que han profetizado y hecho milagros en nombre de Jesús y sin embargo son definitivamente rechazados («nunca os he conocido; alejaos de mí, malvados»). No nos salvan las acciones y prácticas externas, aun buenas y santas, sino la adhesión a la voluntad de Dios. «El que escucha... y pone en práctica...» Lo único firme y estable, lo único que perdura es lo que se construye sobre roca. Lo que da firmeza a nuestra vida es escuchar la palabra de Cristo, hacerla propia, ponerla en práctica y adherirse a lo que Dios quiere. Se hundió totalmente». Las dos casas son igualmente embestidas por los vientos y tempestades. En la vida de toda persona aparecen tormentas, antes o después. Y lo que se hunde demuestra que no estaba afianzado sobre roca. «¡Mire cada cual cómo construye!» (1Cor 3,10). Los zarandeos de la vida, las crisis diversas ayudan a comprobar lo que en nosotros no tenía firmeza ni consistencia. La mayor necedad sería seguir construyendo en falso y no aprender cuando experimentamos un derrumbe. Cristo nos deja claro cómo construir con firmeza: tomar en serio su palabra, actuar según ella, plasmar nuestra vida según la voluntad de Dios. Pero si persistimos en la ceguera nos amenaza la ruina total y definitiva. Y esto vale tanto para los individuos como para las comunidades, parroquias, diócesis... 9 de marzo: Miércoles de ceniza, tiempo de cuaresma. Ayuno y abstinencia Liturgia de las Horas: Tomo II, semana IV del salterio. Nos disponemos a recorrer de nuevo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las solemnes celebraciones del misterio central de la fe, el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Nos preparamos para vivir el tiempo apropiado que la Iglesia ofrece a los creyentes para meditar sobre la obra de la salvación realizada por el Señor en la Cruz. El designio salvífico del Padre celestial se ha cumplido en la entrega libre y total del Hijo unigénito a los hombres. "Nadie me quita la vida: sino que la doy por mí mismo", dice Jesús (cf. Jn 10,18), resaltando que Él sacrifica su propia vida, de manera voluntaria, por la salvación del mundo. Como confirmación de don tan grande de amor, el Redentor añade: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Jn. 15,13). La Cuaresma, que es una ocasión providencial de conversión, nos ayuda a contemplar este estupendo misterio de amor. Es como un retorno a las raíces de la fe, porque meditando sobre el don de gracia inconmensurable que es la Redención, nos damos cuenta de que todo ha sido dado por amorosa iniciativa divina. La Cuaresma, tiempo" fuerte" de oración, ayuno y atención a los necesitados, ofrece a todo cristiano la posibilidad de prepararse a la Pascua haciendo un serio discernimiento de la propia vida, confrontándose de manera especial con la Palabra de Dios, que ilumina el itinerario cotidiano de los creyentes. (Juan Pablo II) -7-
  • 8. Conversión significa salir de nosotros mismos, romper con nuestra instalación y nuestras seguridades, dejar nuestros egoísmos y comodidades... Llamada a la santidad significa ponernos en camino hacia la tierra que el Señor nos mostrará, con entera disponibilidad a su voluntad, a los planes que nos irá manifestando, para que nos lleve a donde Él quiera, cuando y como Él quiera. La conversión es continua, hasta que quede perfectamente restaurada en nosotros la imagen de Dios, hasta que Cristo sea plenamente formado en nosotros. Dejar de lado la conversión es olvidar que hemos sido llamados a una vida santa y es despreciar a Cristo que nos llama a ella. 13 de marzo. Domingo I de Cuaresma Semana I del salterio. 1ª lectura: Gn 2, 7-9; 1-7 Salmo responsorial: Sal 50, 3-6. 12-14 (R: Misericordia, Señor; hemos pecado) 2ª lectura: Rm 5, 12-19 Evangelio según san Mateo 4, 1-11 Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas Él respondió: «Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’». Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘Encargará a sus ángeles que cuiden de ti, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le dijo: «También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Después, el diablo lo lleva a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él darás culto’». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían. : Celebramos el primer domingo de Cuaresma, y este tiempo litúrgico “fuerte” es un camino espiritual que nos lleva a participar del gran misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo. Nos dice Juan Pablo II que «cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia, y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado». -8-
  • 9. La Cuaresma y el Evangelio de hoy nos enseñan que la vida es un camino que nos tiene que llevar al cielo. Pero, para poder ser merecedores de él, tenemos que ser probados por las tentaciones. «Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1). Jesús quiso enseñarnos, al permitir ser tentado, cómo hemos de luchar y vencer en nuestras tentaciones: con la confianza en Dios y la oración, con la gracia divina y con la fortaleza. Las tentaciones se pueden describir como los “enemigos del alma”. En concreto, se resumen y concretan en tres aspectos. En primer lugar, “el mundo”: «Di que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3). Supone vivir sólo para tener cosas. En segundo lugar, “el demonio”: «Si postrándote me adoras (…)» (Mt 4,9). Se manifiesta en la ambición de poder. Y, finalmente, “la carne”: «Tírate abajo» (Mt 4,6), lo cual significa poner la confianza en el cuerpo. Todo ello lo expresa mejor santo Tomas de Aquino diciendo que «la causa de las tentaciones son las causas de las concupiscencias: el deleite de la carne, el afán de gloria y la ambición de poder». La conversión es necesaria. Esta es la buena noticia que nos da la Iglesia, que quiere sacarnos de nuestros pecados, de la mentira, de la muerte. Pero además nos anuncia que donde Adán fracasó Cristo ha vencido (evangelio). También Él ha sido tentado, pero el pecado no ha podido con Él: Satanás y el pecado han sido derrotados. Más aún, la victoria de Cristo es también la nuestra (segunda lectura). La conversión es posible. El pecado ya no es irremediable. No podemos seguir excusándonos diciendo que somos débiles y pecadores. La gracia de Cristo es más fuerte que el pecado. El pecado ya no debe dominar en nosotros. Entramos en la Cuaresma para luchar y para vencer; pero no con nuestras solas fuerzas, sino con la fuerza y las armas de Cristo. 20 de marzo. Domingo II de Cuaresma Semana II del salterio. 1ª lectura: Gn 12, 1-4a Salmo responsorial: Sal 32, 4-5. 18-22 (R: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti) 2ª lectura: 2Tm 1, 8b-10 Evangelio según san Mateo 17, 1-9 Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estar aquí!. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Jesús se acercó y tocándoles les dijo: «Levantaos, no temáis». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos». COMENTARIO: Hoy, camino hacia la Semana Santa, la liturgia de la Palabra nos muestra la Transfiguración de Jesucristo. Aunque en nuestro calendario hay un día litúrgico festivo reservado para este acontecimiento (el 6 de agosto), ahora se nos invita a contemplar la misma escena en su íntima relación con los sucesos de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. En efecto, se acercaba la Pasión para Jesús y seis días antes de subir al Tabor lo anunció con toda claridad: les había dicho que «Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y -9-
  • 10. los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día» (Mt 16,21). Pero los discípulos no estaban preparados para ver sufrir a su Señor. Él, que siempre se había mostrado compasivo con los desvalidos, que había devuelto la blancura a la piel dañada por la lepra, que había iluminado los ojos de tantos ciegos, y que había hecho mover miembros lisiados, ahora no podía ser que su cuerpo se desfigurara a causa de los golpes y de las flagelaciones. Y, con todo, Él afirma sin rebajas: «Debía sufrir mucho». ¡Incomprensible! ¡Imposible! A pesar de todas las incomprensiones, sin embargo, Jesús sabe para qué ha venido a este mundo. Sabe que ha de asumir toda la flaqueza y el dolor que abruma a la humanidad, para poderla divinizar y, así, rescatarla del círculo vicioso del pecado y de la muerte, de tal manera que ésta —la muerte— vencida, ya no tenga esclavizados a los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios. Por esto, la Transfiguración es un espléndido icono de nuestra redención, donde la carne del Señor es mostrada en el estallido de la resurrección. Así, si con el anuncio de la Pasión provocó angustia en los Apóstoles, con el fulgor de su divinidad los confirma en la esperanza y les anticipa el gozo pascual. 27 de marzo. Domingo III de Cuaresma Semana III del salterio. 1ª lectura: Ex 17, 3-7 Salmo responsorial: Sal 94, 1-2. 6-9 (R: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón ) 2ª lectura: 2Tm 1, 8b-10 Evangelio según san Mateo 17, 1-9 Llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber». Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva». Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en un sutidor de agua que salta hasta vida eterna». Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla». El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve». Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad» . Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar». Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad». Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo» - 10 -
  • 11. . Jesús le dice: «Yo soy, el habla contigo». En esto llegaron sus discípulos y se extrañaron de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas?», o «¿Qué hablas con ella?». La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será éste el Mesías?». Salieron del pueblo y se pusieron en camino donde estaba Él. Mientras tanto, los discípulos le insistían diciendo: «Maestro, come». Pero Él les dijo: «Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis». Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo su salario y almacenando fruto para la vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Con todo, tiene razón el proverbio: uno siembra y otro siega. Yo os he enviado a segar donde vosotros no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogisteis el fruto de sus sudores». Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho». Cuando llegaron donde Él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo». COMENTARIO: «Dame de beber». Con sorpresa de los discípulos y de ella misma, Cristo inicia el diálogo con la samaritana. Él toma la iniciativa. No tiene inconveniente en mendigar de ella un poco de agua para entrar en diálogo. Cristo desea ardientemente establecer este diálogo con cada uno de nosotros. El pecado rompe este diálogo. El pecado no consiste ante todo en hacer el mal, sino en romper este diálogo, dejar que se enfríe esta amistad. Por eso, el primer fruto de la Cuaresma debe ser un diálogo renovado con Cristo, una oración más viva, más consciente y personal, más abundante; un diálogo que impregne toda nuestra vida. «Si conocieras el don de Dios...» Es admirable como Jesús va conduciendo el diálogo con esta mujer pecadora, suscitando en ella el atractivo por lo bello, por lo grande, por lo eterno. El que ha empezado pidiendo se revela en seguida como el que ofrece y es capaz de dar lo infinito, lo divino. Poco a poco se va dando a conocer a ella, para que al final termine aceptándole como «el Salvador del mundo». El diálogo con Cristo –también para nosotros es siempre un diálogo de salvación, un diálogo que nos dignifica y nos hace descubrir el sentido de nuestra vida, los horizontes sin fin de una vocación eterna. «En aquel pueblo, muchos creyeron en Él por el testimonio que había dado la mujer». El que nota que Cristo ha entrado en su vida y experimenta el gozo de su salvación, él mismo hace que continúe para otros este diálogo de salvación. Es lo que hace la samaritana: «Venid a ver... me ha dicho todo lo que he hecho...» Su testimonio suscita en otros el atractivo por Cristo y hace que entren en la órbita de Cristo. De esa manera acaban también ellos experimentando la salvación: «Ya no creemos por lo que tú dices, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos...» ¿Será tan difícil que cada uno de nosotros dé testimonio de lo que Cristo ha hecho en su vida? - 11 -
  • 12. 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES 4 de marzo: San Casimiro (ML), príncipe de Polonia, Vilna, Lituania († 1483) Llamado por los polacos como "el pacificador", fue el tercero de los trece hijos de Casimiro IV, rey de Polonia y de Isabel de Austria. Muy devoto desde la infancia, Casimiro se consagró a la oración y penitencia, rechazando toda blandura consigo mismo. Casimiro vivía siempre en la presencia de Dios y era tranquilo, alegre y simpático a todos. Su amor a Dios se traducía en amor a los pobres, que son miembros de Cristo. Por obediencia a su padre, Casimiro tuvo que partir a la frontera con Hungría, como cabeza de ejército para defender a los nobles de ese país de su antiguo y tirano rey, sin embargo no tuvo mucho éxito y ante el temor de iniciar una nueva e injusta guerra, el santo prefirió entregarse nuevamente al estudio y la oración y renegar de tomar las armas, pese a los ruegos de su padre y de los nobles. Asimismo, en la corte se habló de casarlo con la hija del emperador Federico III, pero Casimiro no quiso ni pensar en renunciar al celibato que se había impuesto. Las austeridades que practicaba agravaron la enfermedad de los pulmones que padecía y Casimiro murió en 1484, cuando no tenía sino 23 años de edad. 7 de marzo: Santas Perpetua y Felicidad mrs (MO) Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago (África) el 7 de marzo del año 203. Perpetua era una joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de sus compañeros mártires, fue escribiendo el diario de todo lo que le iba sucediendo. Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien. Las acompañaron en su martirio unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el bautismo. A Sáturo no lo habían apresado, pero él se presentó voluntariamente. El año 202 el emperador Severo mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los falsos dioses tenían que morir. Perpetua estaba celebrando una reunión religiosa en su casa de Cartago cuando llegó la policía del emperador y la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos Revocato, Saturnino y Segundo. Todos fueron juzgados por su fe e instigados a renunciar a ella por la conversión a los falsos dioses, pero sin ningún éxito. El juez decretó que los tres hombres fueran llevados al circo y allí delante de la muchedumbre serían destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y que las dos mujeres fueran echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara. Antes de llevarlos a la plaza los soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los falsos dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos. Pero Perpetua se opuso fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de religiones falsas. A Perpetua y Felicidad las envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua únicamente se preocupaba por irse arreglando los vestidos de manera que no diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba también los cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente emocionada al ver la valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las sacaran por la puerta por donde llevaban a los gladiadores victoriosos. Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca que nos iba a cornear? Pero luego ese pueblo cruel pidió que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos. Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y volvieron a la plaza, donde les cortaron la cabeza de un machetazo. - 12 -
  • 13. Estas dos mujeres, la una rica e instruida y la otra humilde y sencilla sirvienta, jóvenes esposas y madres, que en la flor de la vida prefirieron renunciar a los goces de un hogar, con tal de permanecer fieles a la religión de Jesucristo, ¿qué nos enseñarán a nosotros? Ellas sacrificaron un medio siglo que les podía quedar de vida en esta tierra y llevan más de 17 siglos gozando en el Paraíso eterno. ¿Qué renuncias nos cuesta nuestra religión? ¿En verdad, ser amigos de Cristo nos cuesta alguna renuncia? Cristo sabe pagar muy bien lo que hacemos y renunciamos por El. 8 de marzo: San Juan de Dios Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad. De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento. En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales. Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido. Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos. Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció. Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión el famoso Padre San Luis de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, Juan de Dios se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años. Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial: hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo. Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados. La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes. Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos. Juan, en ese manicomio, se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Y cuando quede libre fundará un hospital, y allí, enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo. Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura. Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres. Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. El iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera. - 13 -
  • 14. El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila ,y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos. Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el bien , y resfriados por ayudar a sus enfermos, la salud de Juan de Dios se debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera cuenta de los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue capaz de simular más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una venerable señora de la ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo un poco. El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo tiempo rezó con todo el fervor antes de despedirse de su amado hospital. Al llegar al la casa de la rica señora, exclamó Juan: "OH, estas comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador". Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado tarde. El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto de rodillas. 19 de marzo: Solemnidad de san José, esposo de la Virgen María Día del seminario La celebración de esta solemnidad de San José, el esposo de María, es como un paréntesis alegre dentro de la austeridad de la Cuaresma. Pero la alegría de esta fiesta no es un obstáculo para continuar avanzando en el camino de conversión, propio del tiempo cuaresmal. Bueno es aquel que, elevando su mirada, hace esfuerzos para que la propia vida se acomode al plan de Dios. Y es bueno aquel que, mirando a los otros, procura interpretar siempre en buen sentido todas las acciones que realizan y salvar la buena fama. En los dos aspectos de bondad, se nos presenta a San José en el Evangelio de este día. Dios tiene sobre cada uno de nosotros un plan de amor, ya que «Dios es amor» (1Jn 4,8). Pero la dureza de la vida hace que algunas veces no lo sepamos descubrir. Lógicamente, nos quejamos y nos resistimos a aceptar las cruces. No le debió ser fácil a San José ver que María «antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo» (Mt 1,18). Se había propuesto deshacer el acuerdo matrimonial, pero «en secreto» (Mt 1,19). Y a la vez, «cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños» (Mt 1,20), revelándole que él tenía que ser el padre legal del Niño, lo aceptó inmediatamente «y tomó consigo a su mujer» (Mt 1,24). La Cuaresma es una buena ocasión para descubrir qué espera Dios de nosotros, y reforzar nuestro deseo de llevarlo a la práctica. Pidamos al buen Dios «por intercesión del Esposo de María», como diremos en la colecta de la misa, que avancemos en nuestro camino de conversión imitando a San José en la aceptación de la voluntad de Dios y en el ejercicio de la caridad con el prójimo. A la vez, tengamos presente que «toda la Iglesia santa está endeudada con la Virgen Madre, ya que por Ella recibió a Cristo, así también, después de Ella, San José es el más digno de nuestro agradecimiento y reverencia» (San Bernardino de Siena). - 14 -
  • 15. 25 de marzo: Solemnidad de la Anunciación del Señor Hoy, en el «alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28) oímos por primera vez el nombre de la Madre de Dios: María (segunda frase del arcángel Gabriel). Ella tiene la plenitud de la gracia y de los dones. Se llama así: "keharitoméne", «llena de gracia» (saludo del Ángel). Con unos 15 años y sola, María tiene que dar una respuesta que cambiará la historia entera de la humanidad. San Bernardo suplicaba: «Se te ofrece el precio de nuestra Redención. Seremos liberados inmediatamente, si tú dices sí. Todo el orbe está a tus pies esperando tu respuesta. Di tu palabra y engendra la Palabra Eterna». Dios espera una respuesta libre, y "La llena de gracia", representando a todos los necesitados de Redención, responde: "génoitó", hágase! Desde hoy ha quedado María libremente unida a la Obra de su Hijo, hoy comienza su Mediación. Desde hoy es Madre de los que son uno en Cristo (cf. Gal 3,28). Benedicto XVI decía: «[Quisiera] despertar el ánimo de atreverse a decisiones para siempre: sólo ellas posibilitan crecer e ir adelante, lo grande en la vida; no destruyen la libertad, sino que posibilitan la orientación correcta. Tomar este riesgo —el salto a lo decisivo— y con ello aceptar la vida por entero, esto es lo que desearía trasmitir». María: ¡he aquí un ejemplo! Tampoco San José queda al margen de los planes de Dios: él tiene que aceptar recibir a su esposa y dar nombre al Niño (cf. Mt 1,20s): Jesua, "el Señor salva". Y lo hace. ¡Otro ejemplo! La Anunciación revela también a la Trinidad: el Padre envía al Hijo, encarnado por obra del Espíritu Santo. Y la lglesia canta: «La Palabra Eterna toma hoy carne por nosotros». Su obra redentora —Navidad, Viernes Santo, Pascua— está presente en esta semilla. Él es Emmanuel, «Dios con nosotros» (Is 7,15). ¡Alégrate humanidad! - 15 -
  • 16. 5.- SANTA SEDE: LAS PRINCIPALES ACTIVIDADES DEL PAPA Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Por la tarde presidió las Vísperas con motivo de la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y Jornada de la Vida Consagrada. Domingo 6: El Papa dirigió el tradicional rezo del Ángelus ante miles de peregrinos congregados en la Plaza de san Pedro. Lunes 7: El Papa Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica. Jueves 10: El obispo de Roma, en su mensaje para la 48° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, afirmó que todo católico está llamado a promover las vocaciones en la Iglesia. Viernes 11: El Vicario de Cristo escribió un mensaje para la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo en ocasión de la fiesta de la Virgen de Lourdes. Sábado 12: Su Santidad Benedicto XVI dirigió un discurso a los participantes de la asamblea general de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo en ocasión de su 25° aniversario. LA VOZ DEL PAPA Las vocaciones, muestra de vitalidad eclesial: “ La gran tarea de la evangelización requiere un número cada vez mayor de personas que respondan generosamente al llamado de Dios y se entreguen de por vida a la causa del Evangelio. […] Una acción misionera más incisiva trae como fruto precioso, junto al fortalecimiento de la vida cristiana en general, el aumento de las vocaciones de especial consagración. De alguna manera, la abundancia de vocaciones es un signo elocuente de vitalidad eclesial, así como de la fuerte vivencia de la fe por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios” . El sentido profundo de la vocación cristiana: “ La vocación no es fruto de ningún proyecto humano o de una hábil estrategia organizativa. En su realidad más honda, es un don de Dios. […] Hay que tener siempre presente la primacía de la vida del espíritu como base de toda programación pastoral. Es necesario ofrecer a las jóvenes generaciones la posibilidad de abrir sus corazones a una realidad más grande: a Cristo, el único que puede dar sentido y plenitud a sus vidas. […] Pero al mismo tiempo, el fortalecimiento de nuestra vida espiritual nos ha de llevar a una identificación cada vez mayor con la voluntad de Dios, y a ofrecer un testimonio más limpio y transparente de fe, esperanza y caridad” . - 16 -
  • 17. La vivencia alegre de la vocación despierta el entusiasmo por Cristo: “ El testimonio fiel y alegre de la propia vocación ha sido y es un medio privilegiado para despertar en tantos jóvenes el deseo de ir tras los pasos de Cristo. Y, junto a eso, la valentía de proponerles con delicadeza y respeto la posibilidad de que Dios los llame también a ellos. Con frecuencia, la vocación divina se abre paso a través de una palabra humana, o gracias a un ambiente en el que se experimenta una fe viva. […] El mundo tiene necesidad de Dios, y por eso siempre tendrá necesidad de personas que vivan para él y que lo anuncien a los demás” . Rasgos de la espiritualidad carmelitana: “ Santa Teresa propone las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana: en particular, el desapego de los bienes o pobreza evangélica (y esto nos concierne a todos); el amor de unos a otros como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva” . La grandeza de la oración cristiana: “ La Santa subraya después cuán esencial es la oración: rezar significa “ frecuentar con amistad, pues frecuentamos de tú a tú a Aquel que sabemos que nos ama” (Vida 8, 5). La idea de santa Teresa coincide con la definición que santo Tomás de Aquino da de la caridad teologal, como amicitia quaedam hominis ad Deum, un tipo de amistad del hombre con Dios, que ofreció primero su amistad al hombre (Summa Theologiae II- I, 23, 1). La iniciativa viene de Dios. La oración es vida y se desarrolla gradualmente al mismo paso con el crecimiento de la vida cristiana: comienza con la oración vocal, pasa por la interiorización a través de la meditación y el recogimiento, hasta llegar a la unión de amor con Cristo y con la Santísima Trinidad” . El reto de la vida consagrada en la encrucijada actual: “ Hoy vivimos, sobre todo en las sociedades más desarrolladas una condición marcada a menudo por una pluralidad radical, por una marginación progresiva de la religión de la esfera pública, por un relativismo que toca los valores fundamentales. Todo ello exige que nuestro testimonio cristiano sea luminoso y coherente y que nuestro esfuerzo educativo sea siempre atento y generoso. […] Orientad con la sabiduría de vuestra vida y con la confianza en las posibilidades inagotables de la verdadera educación, la inteligencia y el corazón de los hombres y mujeres de nuestro tiempo hacia la vida buena del Evangelio” . Eliminar a Dios significa romper el círculo del saber: “ El beato John Henry Newman hablaba de "círculo del saber", circle of knowledge, para indicar que existe una interdependencia entre las diversas ramas del saber; pero Dios y sólo Él tiene relación con la totalidad de lo real; en consecuencia, eliminar a Dios significa romper el círculo del saber. En esta perspectiva las Universidades católicas, con su identidad bien precisa y su apertura a la “ totalidad” del ser humano, pueden llevar a cabo una obra preciosa para promover la unidad del saber, orientando a estudiantes y profesores a la Luz del mundo, la “ luz verdadera que ilumina a todo hombre” . La espiritualidad cristocéntrica de San Pedro Canisio: “ En la espiritualidad cristocéntrica de san Pedro Canisio hay un profundo convencimiento: no hay alma cuidadosa de la propia perfección que no practique cada día la oración mental, medio ordinario que permite al discípulo de Jesús vivir la intimidad con el Maestro divino. Por esto, en los escritos destinados a la educación espiritual del pueblo, nuestro santo insiste en la importancia de la Liturgia con los comentarios a los Evangelios, de las fiestas, del rito de la santa Misa y de los otros Sacramentos, pero, al mismo tiempo, tiene cuidado de mostrar a los fieles la necesidad y la belleza de que la oración personal diaria acompañe y permita la participación en el culto publico de la Iglesia” . Los enfermos deben estar al centro de nuestra atención: “ Si cada hombre es hermano nuestro, con mayor razón el débil, el que sufre y el necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención, para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado [...] La grandeza de la humanidad está - 17 -
  • 18. determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana (Spe Salvi)” . MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2011 «Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12) Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma). 1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente. El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo. Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia. - 18 -
  • 19. 2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor — la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico— , ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él. El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal. El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor. La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín. El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz». Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza. - 19 -
  • 20. El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos. 3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa — y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31). En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: “ ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma” » (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia. En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna. En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo. Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. - 20 -
  • 21. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna. Vaticano, 4 de noviembre de 2010 BENEDICTUS PP. XVI ORACIÓN POR EL PAPA Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea. - 21 -
  • 22. 7.- PARA REFLEXIONAR… El precio de la salvación Un párroco muy querido presento a su feligresía un señor, explicando que era su amigo mas querido de la infancia y que deseaba darle unos minutos para que les saludara y compartiera con ellos lo que él sintiera que fuese apropiado. El señor miró con cariño a todos y comenzó: "Un padre, su hijo, y un amigo del hijo navegaban en el Pacífico, cuando una tormenta los sorprendió haciendo imposible todos los intentos de regresar a la costa. Las olas eran tan altas que, aunque el padre era un navegante experimentado, no pudo dominar el velero y los tres fueron arrastrados mar adentro." El invitado titubeó por un momento, haciendo contacto de ojo con dos jóvenes, que por primera vez desde que el servicio comenzó, empezaron a lucir un poco más interesados en su historia. Continuó con su historia: "Después de unas 4 horas de intensa lucha por mantenerse a flote, una gigantesca ola barrió la cubierta con una fuerza brutal. Los dos jóvenes fueron echados al mar. El padre, agarrando la soga de rescate, tuvo que hacer la decisión más difícil de su vida: A cual de los dos muchachos le iba a tirar la soga. Tenía nada más unos segundos para hacer su decisión. El padre sabía que su hijo era Cristiano y que su amigo no. La agonía de su decisión era mayor que el ímpetu de las olas. El padre le gritó a su hijo, ' amo, hijo mío!'y le tiró la te , soga de rescate al amigo. Cuando volvió por su hijo, este había desaparecido bajo las olas en la noche oscura. Por más que lo buscaron, nunca apareció. Ni siquiera se encontró jamás su cuerpo." Mientras los jóvenes sentados derechitos en el banco, estaban ansiosamente esperando las próximas palabras. "El padre," continuó, "sabía que su hijo iba a estar en la eternidad con Jesús pero temía por el destino del otro joven que no conocía a Jesucristo. Es por eso que decidió entregar a su hijo para salvar la vida del amigo de su hijo. ¡Que grande es el amor de Dios que hizo lo mismo por nosotros!. Nuestro Padre Celestial sacrificó su Hijo único para nuestra salvación. Yo les suplico que acepten la oferta de rescate y agarren la soga de vida que El les está ofreciendo en este mismo momento." La Iglesia quedó en profundo silencio. A la salida, los dos jóvenes se acercaron al anciano y uno le dijo: "Fue una bonita historia, comprendo que ayuda a entender el amor de Dios al entregar a Su único Hijo por cada uno de nosotros. Pero no creo que fue muy realista, que un padre entregase la vida de su hijo con la esperanza que el otro se convirtiera al Cristianismo." "Bueno, comprendo lo que dices", el anciano replicó. Quedó entonces en silencio mientras de su mejilla corría una lágrima. "No parece muy realista", continuó diciendo. Miró entonces - 22 -
  • 23. serenamente a los jóvenes, su rostro al mismo tiempo reflejaba dolor y un gran gozo. "De verdad que no fue muy realista, ¿cierto?" pero tengo algo mas que decirles. Queridos amigos, yo soy ese padre, y vuestro párroco era el amigo de mi hijo. LA BARCA ZARANDEADA POR LAS OLAS Fusión de un pasaje del evangelio con dos obras literarias: Aportado por Jesús Almela A continuación mostramos un corto fragmento donde se conjuga un pasaje del evangelio bien conocido por todos, con dos obras literarias. Este texto fue escrito por un conocido mío, estudiante del seminario de San Vicente de Cañete, Perú. Los hechos del Evangelio no han sido escritos sólo para ser contados, sino también para ser revividos. A quien les escucha se le invita cada vez a entrar dentro de la página del Evangelio, a convertirse de espectador en actor, a ser parte en causa. La Iglesia primitiva nos da el ejemplo. La manera en que se cuenta el episodio de la tempestad calmada muestra que la comunidad cristiana lo aplicó a su propia situación. En aquella tarde, cuando había despedido a la multitud, Jesús había subido solo al monte para rezar; ahora, en el momento en el que Mateo escribe su Evangelio, Jesús se ha despedido de sus discípulos y ha ascendido al cielo, donde vive rezando e "intercediendo" por los suyos. En aquella tarde echó mar adentro la barca; ahora ha echado a la Iglesia en el gran mar del mundo. Entonces se había levantado un fuerte viento contrario; ahora la Iglesia vive sus primeras experiencias de persecución. En esta nueva situación, ¿qué les decía a los cristianos el recuerdo de aquella noche? Que Jesús no estaba lejos ni ausente, que siempre se podía contar con él. Que también ahora daba órdenes a sus discípulos para que se le acercaran "caminando sobre las aguas", es decir, avanzando entre las corrientes de este mundo, apoyándose sólo en la fe. Es la misma invitación que hoy nos presenta: aplicar lo sucedido a nuestra vida personal. Cuántas veces nuestra vida se parece a esa barca "zarandeada por las olas a causa del viento contrario". La barca zarandeada puede ser el propio matrimonio, los negocios, la salud... El viento contrario puede ser la hostilidad y la incomprensión de las personas, los reveses - 23 -
  • 24. continuos de la vida, la dificultad para encontrar casa o trabajo. Quizá al inicio hemos afrontado con valentía las dificultades, decididos a no perder la fe, a confiar en Dios. Durante un tiempo nosotros también hemos caminado sobre las aguas, es decir, confiando únicamente en la ayuda de Dios. Pero después, al ver que nuestra prueba era cada vez más larga y dura, hemos pensado que no podíamos más, que nos hundíamos. Hemos perdido la valentía. Este es el momento de acoger y experimentar como si se nos hubieran dirigido personalmente a nosotros las palabras que Jesús dirigió en esta circunstancia a los apóstoles: "¡Ánimo!, que soy yo; no temáis". Es famosa la frase con la que el sacerdote Abundio, en Los novios (I promessi sposi), justifica su miedo y cobardía: "Quien no tiene valentía no se la puede dar". Tenemos que desterrar precisamente esta convicción. ¡Quien no tiene valentía se la puede dar! ¿Cómo? Con la fe en Dios, con la oración, basándose en la promesa de Cristo. Alguno dirá que esta valentía, basada en la fe en Dios y en la oración, es un pretexto, una huida de las propias posibilidades y responsabilidades. Una manera de descargar en Dios los propios deberes. Es la tesis de fondo de la obra de teatro de Bertolt Brecht, ambientada en Alemania en tiempos de la guerra de los Treinta Años, que tiene como protagonista a una mujer del pueblo llamada, por su capacidad de decisión y valor, "Madre Coraje". En plena noche, las tropas imperiales, tras haber matado a los guardias, avanzan contra la ciudad protestante de Halle para quemarla. En los alrededores de la ciudad, una familia de campesinos, que acoge a la Madre Coraje con la hija muda, Kattrin, sabe que lo único que puede hacer para salvar a la ciudad de la ruina es rezar. Pero Kattrin, en lugar de ponerse a rezar, sube al techo de la casa, y se pone a tocar desesperadamente el tambor hasta que ve que los habitantes se han despertado y están de pie. Es asesinada por los soldados, pero la ciudad se salva. Con esta crítica, que es la clásica crítica del marxismo, se ataca a quien pretende quedarse con los brazos cruzados, en espera de que Dios lo haga todo. Pero esto no tiene nada que ver con la verdadera fe y la verdadera oración, que es lo contrario de la resignación pasiva. Jesús dejó que los apóstoles remaran contra el viento durante toda la noche y que utilizaran todo su recurso antes de intervenir personalmente. Autor: Paul Carbajal Castañeda - 24 -
  • 25. 8.- MEDITACIÓN La trampa de la falsa sinceridad Tiempo para Dios de Jacques Philippe. Un razonamiento que aparece con frecuencia y que puede impedir nuestra fidelidad a la oración es el siguiente: en un siglo como el nuestro, imbuido del concepto de libertad, de autenticidad, oímos decir: “ Yo encuentro que la oración es muy agradable, pero solo rezo cuando me apetece. Rezar sin ganas sería una cosa artificial y obligada, sería hasta una fata de sinceridad y una forma de hipocresía. Rezare cuando me apetezca...” A esto podemos responder que, si esperamos que nos entren las ganas, podemos esperar hasta el día del juicio. El deseo es algo muy hermoso pero versátil. Existe un motivo igualmente legítimo, pero mas profundo y mas constante, que nos impulsa a encontrarnos con Dios en la oración: el sencillo hecho de que Dios nos invita a ello. El evangelio nos lo pide: “ orad sin desfallecer” (LC 18,1). También aquí nos ha de guiar la fe, y no el estado de ánimo. Las nociones de libertad y de autenticidad descritas mas arriba tan del gusto de nuestra época son, sin embargo, de lo más ilusorias. La verdadera libertad no consiste en dejarse llevar por el impulso del momento; todo lo contrario: el hombre libre es el que no vive prisionero de sus cambios de humor, sino el que toma decisiones según unas opciones fundamentales que no varían con las circunstancias. La libertad es la capacidad de dejarse guiar por lo que es verdadero y no por la parte epidérmica de nuestro ser. Debemos tener la humildad de reconocer que somos superficiales y variables. Una persona que ayer encontrábamos encantadora, mañana nos resulta insoportable porque han cambiado las condiciones atmosféricas, nuestro talante... Lo que deseábamos locamente un día, nos deja fríos el siguiente. Si nuestras decisiones son de este estilo, vivimos trágicamente prisioneros de nosotros mismos, de nuestra sensibilidad en lo que tiene de mas superficial. No nos hagamos tampoco ilusiones sobre lo que es la verdadera autenticidad. ¿Cual es el amor mas auténtico? ¿Aquel cuyas manifestaciones varían según los días, según el humor, o el amor fiel y estable que no se desdice jamás? La fidelidad a la oración es, pues, una escuela de libertad. Es una escuela de sinceridad en el amor, porque nos enseña poco a poco a situar nuestra relación con Dios en un terreno que ya no es el vacilante e inestable de nuestras impresiones, de nuestros cambios de humor, de nuestro fervor sensible en dientes de sierra, sino el sólido sillar de nuestra fe, en el fundamento de una fidelidad a Dios inamovible como la roca: “ Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será siempre” (Heb 13,8) porque “ su misericordia pasa degeneración en generación” (Lc 1,50). Si perseveramos en esta actitud, veremos como las relaciones con el prójimo, tan superficiales y cambiantes También ellas, llegan a ser mas estables, mas profundas, mas fieles y, por lo tanto, mas felices. Un último aspecto para terminar con esta cuestión. La aspiración de todo hombre a obrar de un modo espontáneo, libre, sin presiones, es una aspiración perfectamente legitima: el hombre no esta hecho para entrar en conflicto permanente consigo mismo, para vivir violentando siempre su naturaleza. Y si en alguna ocasión tiene que hacerlo será como consecuencia de la división interna que crea el pecado. - 25 -
  • 26. Sin embargo, esa aspiración no puede hacerse realidad dando libre curso a espontaneidad. Eso seria destructivo, pues dicha espontaneidad no siempre esta orientada hacia el bien: tiene necesidad de curación y de una profunda purificación. Nuestra naturaleza esta dañada, lo que significa que hay una falta de armonía en nosotros, un desequilibrio frecuente entre aquello a lo que tendemos espontáneamente y aquello paro lo que estamos hechos, entre nuestros sentimientos y la voluntad de Dios a la que hemos de ser fieles y que constituye nuestro autentico bien. Por tanto, la aspiración a la libertad solo puede encontrar su autentica realización en la medida en que el hombre se deja sanar por la gracia divina. En este proceso de curación la oración desempeña un papel muy importante. Y este proceso, hay que decirlo, tiene lugar a través de unas pruebas y unas purificaciones, esas “ noches” cuyo profundo sentido ha explicado tan acertadamente San Juan de la Cruz. Una vez culminado, ordenadas nuestras tendencias, el hombre llega a ser completamente libre: ama, desea espontáneamente lo que esta de acuerdo con la voluntad de Dios y con su propio bien. Puede seguir sin problemas sus tendencias espontáneas, pues han sido rectificadas y armonizadas con la sabiduría divina. Puede “ obedecer” a su naturaleza, ahora restaurada por la gracia. Esta armonización no es completa en nuestra vida, por supuesto, y solo lo será en el Reino, lo que explica que aquí abajo tengamos que resistirnos siempre a algunas de nuestras tendencias. Pero ya en esta vida, quien practica la oración se hace cada vez más capaz de amar y de obrar espontáneamente el bien, mientras que al principio le costaba grandes esfuerzos. Gracias a la acción del Espíritu Santo, la virtud le resulta cada vez mas fácil y natural, “ Allí donde está el Espíritu del Señor, allí esta la libertad” dice San Pablo. LA VERDAD HACE LIBRES Por Héctor Gallardo La persona humana es moralmente buena y camina hacia su perfección y salvación cuando quiere el verdadero bien y trata de realizarlo en cada una de sus acciones. Puede conocer la verdad sobre su destino y sobre el bien moral y, una vez conocida, debe vivirla libremente y con corazón agradecido, pues se trata del camino que la conduce a su perfección y a la felicidad eterna. Según la fe cristiana y la doctrina de la Iglesia, "solamente la libertad que se somete a la verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la verdad y en realizar la verdad. Existe un vínculo esencial entre verdad y libertad: "o bien van juntas o juntas perecen miserablemente". -Sin libertad difícilmente se puede conocer la verdad. La persona que no quiere dominar sus pasiones se convierte en esclava del pecado y se vuelve ciega para "reconocer" la verdad moral y religiosa. -Sin verdad no hay libertad, pues ésta consiste esencialmente en el poder del hombre de realizar el bien: no cualquier bien, sino el que de verdad lo perfecciona como persona y como hijo de Dios. Por eso, si se niega la verdad, "la libertad pierde su consistencia y el hombre queda expuesto a la violencia de sus pasiones y a condicionamientos patentes o encubiertos. - 26 -
  • 27. La Providencia de Dios Autor: P. Angel Peña O.A.R. Capítulo 16: Reflexiones. Oraciones REFLEXIONES La voluntad de Dios es, con frecuencia, incomprensible para nosotros. Nosotros quisiéramos que el amor de Dios se manifestara en nuestra vida de una manera suave y pacífica. Deseamos que todo nos salga bien y así se lo pedimos en nuestras oraciones. Pero… Dios ve las cosas desde una perspectiva de eternidad. Él ve lo que más nos conviene espiritualmente y no sólo materialmente. Para Él lo más importante no es la salud física, sino nuestra santificación. Por eso, muchas veces, no podemos comprender que rompa nuestros planes humanos y se lleve a un ser querido, cuando todavía es joven y lo necesitamos junto a nosotros; o que permita que nos roben todos nuestros ahorros, acumulados en toda una vida; o que nos muerda un perro o que tengamos que sufrir una enfermedad muy dolorosa. ¿Por qué, preguntamos, si yo soy bueno? ¿Por qué Dios permite todo eso? Y podemos llegar a dudar de su bondad y de su cuidado vigilante sobre nosotros. En esos momentos difíciles, no faltan quienes rechazan a Dios y dicen que Él no existe o no oye nuestra oración o simplemente que no se preocupa de nosotros. Y, entonces, buscamos al culpable de nuestras desgracias y sobre él descargamos toda nuestra cólera y le guardamos rencor. De esta manera, nuestra existencia se vuelve triste y amargada, porque todos nuestros ideales se evaporaron y porque fracasamos en nuestros proyectos humanos. Dime,¿Crees que Dios es bueno y te ama? ¿Por qué crees que eres tan poca cosa como para que no se cuide de ti? ¿Acaso crees que no tiene tiempo para ti? ¿Qué clase de Dios crees que es? Él es un Dios omnipotente y omnipresente y Él vela sobre ti, porque eres su hijo querido. Si crees realmente que es bueno y te ama, levanta tu cabeza y observa el mundo que te rodea. Todo lo que sucede es por tu bien. Disfruta de las pequeñas cosas de cada día: una mañana tranquila, el sol, las nubes, los árboles, las flores, los pájaros. Ninguna de estas pequeñas cosas deben escapar de tu vista. Y, cuando acabe el día y vayas a dormir, observa la noche, eleva los ojos al cielo, admira las estrellas y eleva una oración de agradecimiento por esos magníficos tesoros que ha derramado a lo largo del día para ti. Dios es como el alfarero que va modelando el barro informe de tu vida y le da forma, de acuerdo a un plan previamente fijado. Déjate llevar por Él. No digas, como alguno, que tu vida está ya escrita en las estrellas, como si no tuvieras ya nada que hacer. Dios tiene su plan para ti, pero para realizarlo, necesita de tu colaboración libre y consciente. Dios va construyendo tu historia, a veces, con los trozos rotos de tus errores, pero todo lo reconduce hacia el bien. Agradece su amor por ti y su providencia amorosa sobre ti. Él nunca se cansa de amarte. ¿Te cansarás tú de Él? Si las cosas no te salen bien, a tu gusto, dite a ti mismo: Dios es mi Padre y tiene un plan mejor para mí. Yo no lo comprendo, pero lo comprenderé en la eternidad. Por eso, confiando en mi Padre Dios, acepto su voluntad sobre mí. Dios, como un Padre amoroso, no te pierde de vista y está siempre pendiente de ti y cuida de ti como una - 27 -
  • 28. madre de su hijo pequeño. Por eso, debes vivir cada día bajo la mirada amorosa de tu Padre Dios. Hacerlo todo bien, con alma, vida y corazón por amor a Él. Soportar con paciencia las dificultades de cada momento, como venidas de sus manos. No busques tanto quién es el culpable de tus problemas o sufrimientos para echarle la culpa, rechazarlo de mala manera o gritarle sin compasión. Debes aceptar con calma lo que se presente en cada momento, aunque sea de modo intempestivo y, por tanto, fastidioso, porque rompe tus planes. Busca, en cada momento, cómo puedes hacer el bien a todos los que se acerquen a ti. Y Dios estará contento de ver que, permaneciendo atento a su mirada y sonriéndole, de vez en cuando, eres cómplice de su bondad para llevar alegría a todos los que te rodean. Y ahora dile con amor: Señor, haz de mí lo que creas mejor para mí. Si quieres que esté en tinieblas, bendito seas; y si quieres que esté en la luz, también bendito seas. Si te dignas consolarme, bendito seas; y si me quieres dar tribulaciones, también seas bendito… Señor, de buena gana padeceré por Ti todo lo que desees para mí. Quiero recibir de tu mano, lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, lo alegre y lo triste, y darte siempre gracias por todo. Porque con tal de no apartarme de Ti, nada podrá hacerme daño (Kempis, libro 3, 17). ORACIONES Oración a la Divina Providencia ¿Qué me sucederá hoy, Dios mío? Lo ignoro. Lo único que sé es que nada me sucederá que no lo hayáis previsto, regulado y ordenado desde la eternidad. ¡Me basta esto, Dios mío, me basta esto! Adoro vuestros eternos e imperecederos designios; me someto a ellos con toda mi alma por amor vuestro. Lo quiero todo, lo acepto todo, quiero haceros de todo un sacrificio. Uno este sacrificio al de Jesús, mi Salvador, y os pido en su nombre y por sus méritos infinitos, la paciencia en mis penas y una perfecta resignación en todo lo que os plazca que suceda. Amén. (Beata Isabel de Francia, siglo XIII). Dios conoce tu AYER. Confíale tu HOY. Él cuidará de tu MAÑANA. Oh divina providencia, Oh Dios del amor y de la misericordia, que recompensas a cuantos hacen de padre, de madre o de hermanos para los más necesitados, Oh Dios providente, Oh amor providencial, que cuidas de cada uno de tus hijos con amor de Padre, dame la gracia de vivir siempre abandonado en los brazos de tu providencia amorosa, sabiendo que Tú cuidas de mí en cada momento y que Tú velas por mí. Gracias, Dios amoroso y providente, porque en Cristo, tu Hijo, me has dado un ejemplo para que pueda confiar en Ti y dormir tranquilo en tus brazos divinos, sabiendo que Tú cuidas de mi futuro y te preocupas de todos mis asuntos. Pongo en tus manos mi salud y mi trabajo, mi familia y mi futuro. Todo lo pongo en tus manos. Guíame como buen Padre y dame paz y tranquilidad en todo momento. Amén . Acto de confianza en Dios Dios mío, estoy tan persuadido de que velas sobre todos los que en Ti esperan y de que nada puede faltar a - 28 -
  • 29. quien de Ti aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Ti todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré, porque Tú ¡Oh Señor! y sólo Tú, has asegurado mi esperanza. Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder tu gracia por el pecado; pero no perderé mi confianza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz. Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, sólo Tú, eres mi confianza. En Ti, Señor, he confiado y no seré defraudado para siempre. (San Claudio de la Colombière). AMA, ADORA Y CONFÍA No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere lo que Dios quiere. Ofrécele, en medio de las inquietudes y dificultades, el sacrificio de tu alma sencilla que, a pesar de todo, acepta los designios de su providencia. Piérdete confiado ciegamente en ese Dios, que te quiere para sí. Y que llega hasta ti, aunque jamás lo veas. Piensa que estás en sus brazos, tanto más fuertemente abrazado, cuanto más decaído y triste te encuentres. Haz que brote, y conserva siempre en tu rostro, una dulce sonrisa, para todos sin excepción, y recuerda, cuando estés triste: Ama, adora y confía. Dios vela por ti y su Amor empapa tu vida. Métete en el océano infinito de su divino amor. Vuela como un pájaro por el cielo de su luz y sonríe a la vida, porque Dios es tu Padre y te AMA. http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=480&capitulo=6022 - 29 -
  • 30. LUCHA PACIENTE CONTRA LOS DEFECTOS http://www.meditaciondiaria.com.ar/2010/03/lucha-paciente-contra-los-defectos.html El Señor está siempre dispuesto a escucharnos y a darnos en cada situación aquello que necesitamos. Su bondad supera siempre nuestros cálculos; pero quiere nuestra correspondencia personal, nuestro deseo de salir de aquella situación, que no pactemos con los defectos o los errores, y que pongamos esfuerzo para superarlos. No podemos «conformarnos» nunca con deficiencias y flaquezas que nos separan de Dios y de los demás, excusándonos en que forman parte de nuestra manera de ser, en que ya hemos intentado combatirlos otras veces sin resultados positivos. La Cuaresma nos mueve precisamente a mejorar en nuestras disposiciones interiores mediante la conversión del corazón a Dios y las obras de penitencia, que preparan nuestra alma para recibir las gracias que el Señor quiere darnos. Jesús nos pide perseverancia para luchar y recomenzar cuantas veces sea necesario, sabiendo que en la lucha está el amor. Nuestro amor a Cristo se manifestará en la decisión y en el esfuerzo por arrancar lo antes posible el defecto dominante o por alcanzar aquella virtud que se presenta difícil de conseguir. Pero también se manifiesta en la paciencia que hemos de tener en la lucha interior: es posible que nos pida el Señor un período largo de lucha, quizá treinta y ocho años, para crecer en determinada virtud o para superar aquel aspecto negativo de nuestra vida . Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que con nuestro interés agradamos a Dios. «Hay que sufrir con paciencia –decía San Francisco de Sales– los retrasos en nuestra perfección, haciendo siempre lo que podamos por adelantar y con buen ánimo. Esperemos con paciencia, y en vez de inquietarnos por haber hecho tan poco en el pasado, procuremos con diligencia hacer más en lo porvenir» Ser paciente con uno mismo al desarraigar las malas tendencias y los defectos del carácter, significa a la vez huir del conformismo y aceptar el presentarse muchas veces delante del Señor como aquel siervo que no tenía con qué pagar, con humildad, pidiendo nuevas gracias. En nuestro caminar hacia el Señor, sufriremos abundantes derrotas; muchas de ellas no tendrán importancia; otras sí, pero el desagravio y la contrición nos acercarán todavía más a Dios. Este dolor y arrepentimiento por nuestros pecados y deficiencias no son tristes, porque son dolor y lágrimas de amor. Es el pesar de no estar devolviendo tanto amor como el Señor se merece, el dolor de estar devolviendo mal por bien a quien tanto nos quiere. Además de ser pacientes con nosotros mismos hemos de ejercitar esta virtud con quienes tratamos con mayor frecuencia, sobre todo si tenemos más obligación de ayudarles en su formación, en una enfermedad, etcétera. Hemos de contar con los defectos de quienes nos rodean. La comprensión y la fortaleza nos ayudarán a tener calma, sin dejar de corregir cuando sea oportuno y en el momento más indicado. El esperar un poco de tiempo para corregir, dar una buena contestación, sonreír..., puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas, que de otra forma permanecería cerrado, y les podremos ayudar mucho más, con mayor eficacia. La impaciencia hace difícil la convivencia y también vuelve ineficaz la posible ayuda y la corrección. «Sigue sacando las mismas exhortaciones –nos recomienda San Juan Crisóstomo–, y nunca con pereza; actúa siempre con amabilidad y gracia. ¿No ves con qué cuidado los pintores unas veces borran sus trazos, otras los retocan, cuando tratan de reproducir un bello rostro? No te dejes ganar por los pintores. Porque si - 30 -
  • 31. tanto cuidado ponen ellos en la pintura de una imagen corporal, con mayor razón nosotros, que tratamos de formar la imagen de un alma, no dejaremos piedra por mover a fin de sacarla perfecta. Debemos ser particularmente constantes y pacientes en el apostolado. Las personas necesitan tiempo y Dios tiene paciencia: en todo momento da su gracia, perdona y anima a seguir adelante. Con nosotros tuvo y tiene esta paciencia sin límites, y nosotros debemos tenerla con los amigos que queremos llevar hasta el Señor, aunque en ocasiones parezca que no escuchan, que no se interesan por las cosas de Dios. No les abandonemos por eso. En estas ocasiones será necesario intensificar la oración y también nuestra caridad y nuestra amistad sincera. »Señor: que nunca me quede indiferente ante las almas», le pedimos nosotros. Examinemos hoy en nuestra oración si nos preocupan las personas que nos acompañan en el camino de la vida; si nos preocupa su formación, o si, por el contrario, nos hemos ido acostumbrando a sus defectos como si fueran algo irremediable, y al mismo tiempo si somos pacientes. - 31 -
  • 32. 9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO: ¿Como conociste a Jesús? • Puedo darle muchas gracias a Dios, porque desde que tengo conciencia que lo conozco. Mis padres me bautizaron con menos de dos meses. Yo recuerdo ir desde pequeña todos los domingos a misa con mi hermana. En el 2000 fui a la vigilia de fin de año y con el santísimo delante me di cuenta de por que amaba tanto a Jesús. La primera pascua que pase fuera de casa me unió mucho a Jesús, en ella me di cuenta de que el verdadero amor era Jesús, que murió en la cruz por nosotros. Nunca olvidare ese viernes Santo. En el 2004 ya conocí a algunos de vosotros y empecé a venir a las reuniones y oraciones de JRC. Desde entonces de una forma más consciente, ya tomando decisiones por mi misma dejando de ser una niña, unas veces con mas dificultades, otras de forma muy fácil, vivo mi día a día con Jesús. ¿Por que piensas que la gente cada vez conoce su vocación más tardíamente? • Mónica, Mónica, que pregunta más difícil me pones. En cuanto a la vocación a vivir como cristianos, habría una larga lista. La sociedad en la que vivimos en su mayoría no está cerca de Dios, no trasmite la fe cristiana y esto tiene sus consecuencias en la vocación a ser hijos de Dios. Una vez has conocido la vocación a la vida cristiana, conocer la vocación del sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio no es tan difícil. No todos los cristianos conocemos nuestra vacación tarde. Hay personas que la conoce a los 15 años, otros mas mayores, todo depende de el Señor. Él nos va guiando en nuestra vida hasta que llega el momento de estar preparados, para hacer lo que Él nos pida. ¿Que aportaciones puede hacer una cristiana como tu a al sociedad actual? • Uff, Los cristianos tenemos muchas cosas que aportar a nuestra sociedad. Ésta esta vacía, le falta cariño, amor y felicidad. Una cosa muy importante que tiene que aportar el cristiano es la felicidad, por que solo con Dios se es verdaderamente feliz, por lo tanto los que conocemos a Dios tenemos que mostrar esa felicidad. Ya sea con una sonrisa durante todo el día o ayudando a superar a tus compañeros sus problemas con alegría, que si Dios le ha dado una preocupación seguro que al final será para su bien. El cariño y el amor lo hemos de mostrar pasando tiempo con los que nos rodean ya sean los niños, jóvenes, adultos o ancianos, nosotros conocemos al verdadero amor infinito, y tenemos que ser capaces de repartirlo, ya que el amor es la única cosa que crece cuando se reparte. A parte de sentimientos también debemos ayudar a los que nos rodean, ya sea a una persona mayor a cruzar la calle, como a un amigo a superar un suspenso o un desengaño amoroso, que de todo hay. Una aportación es evangelizar a la sociedad sobretodo las personas de tus mismas edades que no conocen e incluso niegan a Dios.(cosa que a veces cuesta y mucho). Pero la aportación más grande que puede hacer el cristiano es pedir a Dios por todas las personas en especial por aquellas con las que pasa más tiempo, que es a los que puede ayudar de forma más directa a conocer a el Señor. ¿Cual es tu mayor deseo personal? - Mi mayor deseo personal es alcanzar la gloria eterna (que bien suena. Jaja) Un poco más material, yo siempre decía que quería descubrir la vacuna contra el Sida, pero me han ganado, aunque creo que aun no se aplica en clínica. Pero pese a ello deseo terminar mis carreras y poner mis conocimientos al servicio de Dios. - 32 -
  • 33. ¿Como te imaginas a Dios? ¿y a la Virgen? • Es algo difícil de imaginar, pero pese a ello yo siempre me imagino a Dios como un abuelo, de estos que tienen poco pelo blanco y con la cara llena de arrugas, en la cual siempre hay una maravillosa sonrisa que transmite ternura y felicidad. A la virgen María me la imagino una mujer esbelta, con el pelo largo y los ojos claros. La imagino la mejor de las Madres que siempre esta atenta a lo que sus hijos hacen o dejan de hacer. ¿Algo que no soportes? • La falsedad de las personas. El sonido del lápiz al apretar o el de la tiza. Una virtud • Que yo misma diga mis virtudes no queda demasiado bien pero de las 54 alguna te pondré: Suelo ser puntual, soy bastante constante y en muchas ocasiones tengo paciencia. Aunque las 54 virtudes las aplico en alguna ocasión, sobretodo las tres primeras (fe, esperanza y caridad). Jajaja Un defecto • Solo uno, eso es imposible. Soy un poco desordenada, por eso pierdo algunas cosas. Me pongo nerviosa cuando hablo delante de la gente. También me muerdo las uñas y eso queda fatal. La verdad es que no se que más decir, porque sacarme mis defectos es un poco difícil. Una canción. - He ahí ese Corazón que tanto ha amado a los hombres, que en la cruz se quiso entregar por amor Ti. Él ahora te da el Espíritu de la verdad, te sigue amando y tu corazón quiere cambiar. Arrancaré tu corazón de piedra, un corazón de carne te voy a dar. Míralo, es el Corazón herido por mi pecado. Ámalo, es el Corazón que tanto ama y Él no es amado. Y tiene sed de tu amor. Caminando por la vida desorientado, sin saber que desde un leño Él ya me amaba. Con los brazos en cruz y abierto en su Costado, que mana sangre y agua y me purifica de mi pecado. Una afición. • Me gusta tocar en la banda. También me encanta pasear, ya sea por la montaña o por medio de la gran ciudad, todo tiene su encanto. Un libro. • Parece que no me conozcas... La verdad es que no leo muchos libros, Pero leí hace algún tiempo uno que me gusto mucho (aunque en verdad no sé si lo terminé) Las cartas del diablo a su sobrino de CS Lewis. ¿Cita favorita? • Con esto te referirás a una cita bíblica no?? Me gusta mucho: Si no os volviereis e hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. ( Mt 18, 3.) - 33 -
  • 34. 10.- Breve Historia sobre CHARLES DE FOUCAULD ! " Vagabundo, pródigo, solitario y sediento de amistades, Charles de Foucauld, desciende de una familia noble, pierde a sus padres a los seis años y la fe cuando solo es un adolescente. Siendo muy joven, inicia la carrera militar, pero, hacia los 25 años, la abandona para ponerse en camino, primero en Francia y luego en Marruecos, en busca de un sentido para su vida. Lo encuentra en Dios y en el servicio a sus hermanos.” En cuanto crei que Dios existia –dira luego siendo sacerdote-, comprendi que no podia vivir sino para Él” Se establece en el desierto del sahara, en Beni-Abbès un oasis cercano a Marruecos, con la intención de ayudar a los pequeños agricultores que viven continuamente bajo amenazas, en estado de esclavitud. Construye una capilla y hace de ella un lugar de hoispitalidad, su obra se reparte entre oración y obras de misericordia. Se da todo a todos. Su vida es un continuo ofertorio, hasta el 1 de diciembre de 1916. Esa tarde el ofrecimiento de sí es total. Una banda de personas a sueldo de los poderosos le tiende una emboscada y lo mata. Encuentran su cuerpo en una zanja, encogido en torno al pequeño ostensorio que llevaba consigo. La hostia consagrada y el cuerpo inmolado de Charles de Foucauld forman una sola cosa, en la tierra y en el cielo, en la gloria de los buscadores de la verdad, la justicia y la verdadera fraternidad. Actualmente existen muchos movimientos seguidores de Foucauld, conocido como Fraternidad de Carlos de Foucauld. Su carisma implica: -Una inserción dinámica en el mundo (vida de Nazareth) -Una disponibilidad hacia todos (intentar llegar a ser "hermano universal) -Una preferencia por los más pobres (todas las pobrezas) -Una mirada contemplativa, alimentada por la Eucaristía. -Una lectura asidua de la escritura y especialmente del Evangelio. Podemos encontrar más información sobre en: http://www.carlosdefoucauld.org/, que es la web oficial de la Asociación familia Carlos de Foucauld en España. - 34 -
  • 35. # $ %! & # ' ' ! ( ' # !) ( ) * ' + # , ! - #. /! # #! ! + # % /! # * # #! 0 ' # ,) ' ) # # # # # !# ! * !1 ! ! 1 ! ' #! - 35 -
  • 36. 11.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA “ ! " ! " - 36 -
  • 37. ! "! # $ ! % % & ' ( $ )* ! +, ! - ! . # & % Unidos por la oración en los Sagrados Corazones de Jesús y María!! - 37 -