La humildad se define como el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, y actuar de acuerdo a este conocimiento. Desde una perspectiva humanista, la humildad implica aceptarse a uno mismo con sus habilidades y defectos sin alardear. La humildad se opone a la soberbia y una persona humilde no es pretenciosa, egoísta ni actúa por conveniencia propia. Miguel de Cervantes afirmó que la humildad es la base de todas las virtudes y sin ella no hay ninguna virtud.