13. Habiendo caído prisionera de una de las frecuentes incursiones de sus indios, fue condenada a una noche a morir en la hoguera por haber dado muerte al centinela que la vigilaba.
14. La horrible sentencia cumplió y cuando las llamas habían comenzado a quemar su cuerpo algo extraño se noto algo en el .Los verdugos huyeron espantados, pues la delicada figura y el árbol había sido atada se agitaban como nunca antes habían visto. A la mañana siguiente los indios no hallaron ningún rastro alguno de la muchacha en la hoguera sin embargo notaron que en el lugar se erguía un inmenso árbol lleno de flores purpurinas. Había nacido el ceibo y la flor.