3. Anahí era una pequeña indiecita que amaba
profundamente su tierra. La selva, los bosques, los
árboles, flores y pájaros eran tan valiosos para ella
como su familia.
Recorría feliz los bosques, abrazaba a los árboles,
acariciaba a los animales y todo mientras cantaba. Su
voz era dulce como la miel y su canto agradaba a
todos. Dicen que hasta las nubes la escuchaban y los
ríos aquietaban sus aguas para oírla.
4. ¿Por qué se dirá que es la
más hermosa de todas la
indiecitas?
5. Anahí era pequeña, de piel morena y su carita no
era muy bonita, pero su canto la hacía la más
hermosa de todas las indiecitas.
Un día, se escuchó un sonido que estremeció a
toda la selva.
6. ¿Qué habrá pasado cuando
se escuchó un sonido que
estremeció a toda la selva?
7. Unos extraños habían invadido la
aldea para apoderarse de la tierra y
todo lo que en ella habitaba. Todos
los indios salieron a defenderse y con
ellos Anahí, quien a pesar de su corta
edad y su pequeño tamaño, dio batalla
a los invasores.
Los extraños, que no habían podido
capturar ni un solo indio, tomaron
presa a la pequeña y la llevaron con
ellos. Se escondieron para que los
indios creyesen que el peligro había
pasado y fuese más fácil capturarlos
luego.
9. Anahí no tuvo miedo, era una niña muy valiente. Esperó
pacientemente a que llegase la noche y aprovechando que
los indios malos dormían, escapó. Se escondió en la selva,
en medio de sus amadas plantas, las nubes cubrieron a la
luna para que la oscuridad ayudase a la pequeña. Los
pájaros callaron y los ríos aquietaron sus aguas. Toda la
naturaleza ayudaba a Anahí para que los invasores no
despertaran hasta que la pequeña estuviese a salvo.
Por la mañana, al despertar los invasores, descubrieron
que la indiecita había escapado.
10. ¿Qué habrán hecho los
invasores cuando
descubrieron que la niña ya
no estaba?
11. Muy enojados, salieron a buscarla dispuestos a
volver con la pequeña. Cuando ya parecía que
Anahí estaba a salvo, un hombre blanco la
descubrió y la volvió a llevar con los enemigos.
- Esta vez no podrás escapar, yo te enseñaré
quién manda aquí – dijo el hombre blanco y ató
a la niña a un árbol – Si intentas huir, será
peor para los tuyos- Dicho esto, se fue.
Una vez más la niña no tuvo miedo. Sólo le
preocupaba ayudar a su gente y que los
hombres blancos no se adueñaran de las
tierras. -¿Cómo haré para avisarles a todos
que aún siguen en peligro si no puedo moverme
de aquí? –se preguntaba la niña en medio de
sollozos. Pensó mucho y finalmente se le
ocurrió una idea para ayudar a los suyos.
12. ¿Qué se le habrá ocurrido a
Anahí para escapar
nuevamente?
13. No podía moverse, pero sí podía cantar. Sabía
que su canto llegaría a cada rincón de la selva,
a cada árbol del bosque, que pájaros, nubes y
hombres lo escucharían y entenderían el
mensaje. El canto de la pequeña fue tan dulce
y melodioso como siempre. Con amor entonaba
su canción y con amor la recibía cada criatura
de su tierra.
Alertados por el canto de la niña, los indios
salieron a defenderse una vez más y lograron
vencer a los invasores. Anahí sabía que los
hombres blancos se enojarían con ella y que
tal vez se la llevasen lejos de los suyos como
castigo. La niña no podía soportar la idea de no
estar en su tierra. Algo había que hacer y la
naturaleza, su fiel amiga, la ayudó.
15. Furiosos por la derrota, los invasores fueron al árbol
donde habían atado a la pequeña. Para sorpresa de todos,
la niña ya no estaba, en su lugar había un hermoso ramo
de flores rojas. No podían creer lo que veían y creyeron
que Anahí había escapado una vez más y salieron a
buscarla. Lo que los hombres blancos no sabían era que ese
hermoso manojo de flores rojas era la misma Anahí.
La niña siempre había defendido su tierra y a la
naturaleza, ahora era la naturaleza quien podía ayudarla,
convirtiendo a la valiente indiecita en flores rojas como su
corazón, bellas como su alma y aferradas al tronco de un
árbol, tal como ella se había aferrado a su tierra. De ese
modo vivirá para siempre en el territorio que tal
valientemente defendió y al que tanto había alegrado con
su canto.
Fin