2. Los gorriones siguieron volando por un largo rato y la tía Alcacia estaba
chocha, le encantaba pasear por los aires con ellos.
Desde abajo, la gente la miraba asombrada y la tía los saludaba con la
mano que tenía los dos higos.
Ella estaba feliz pero los pajaritos muy cansados de tanto volar entonces
se dieron cuenta de lo que pasaba y cuando vieron una plaza dijeron:Este es un buen lugar para descansar.
El parque era hermoso , estaba lleno de árboles y plantas, en el medio
había una fuente enorme con agua fresca, los gorriones colocaron a la
tía suavemente sobre un banco y allí compartieron los higos dulces,
maduros y jugosos, tal cual se lo había imaginado la tía Alcacia.
Mientras comían y disfrutaban del fantástico sol de la plaza, llegaron
agitados : Enrique, Javier, Eduardo y Simeón. Apenas la vieron se
pusieron contentos pero luego sus caras se transformaron, cuando la
tía Alcacia se dió cuenta del enojo, les convidó higos y como estaban
tan deliciosos se olvidaron de la travesura.
Autora: Seño Nerina
3.
4. Después de tanta risa, la tía Alcacia empezó a
preocuparse porque tanta altura le estaba
haciendo mal y cuando se movió, uno de los
gorriones se preguntó: - ¿Qué hacemos
volando?, y se dio cuenta que lo que estaban
agarrando con sus patitas, era a una persona;
entonces el gorrión le avisó a los demás y la
bajaron cuidadosamente en una plaza cerca de
la casa de la tía Alcacia.
Luego los cuatro sobrinos la encontraron porque
ellos habían seguido las plumas que se caían
de los gorriones y la tía Alcacia se dió cuenta
de que los muchachos tenían razón en algunas
cosas y dejó de pensar de que eran un poco
tontos.
Autor: Jamil Céspedes
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6. La tía Alcacia estaba sonriendo mientras volaba
pero los sobrinos gritando le decían:- ¡Tía, vení
para acá! ¡No te vayas!
Pero la tía no les hacía caso y le encantaba volar
con los gorriones porque tocaba las nubes que
eran muy blandas.
Hasta que los pajaritos la bajaron despacito a un
banco de una plaza y se acercaron a ella.
Entonces la sorpresa fue que vinieron sus
sobrinos, le dieron un fuerte abrazo y
compartieron los higos.
Autora: Nadia Vilca
7.
8. Los gorriones llevaron a la tía Alcacia a una isla que estaba muy cerca
de su casa.
Ella tenía mucha hambre hasta que se acordó que tenía los higos y los
empezó a comer.
Más tarde encontró un bote, se subió y comenzó a remar hasta que
llegó a la orilla. ¿Y adivinen quiénes estaban allí?
¡Si!, sus sobrinos, que estaban nerviosos por verla.
Entonces la tía Alcacia les repartió un higo para cada uno y les dió un
abrazo fuerte.
Autora: Luna Butler.
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10. La tía Alcacia se había olvidado por un momento de sus
cuatro sobrinos, porque estaba muy preocupada por los
gorriones que cada vez volaban cada vez más alto.
Enrique, Javier, Eduardo y Simeón, gritaban más alto,
corrían y corrían pero no la alcanzaban.
De repente, los gorriones comenzaron a aletear menos y
cada vez menos hasta dejar de volar para dejar a la tía
Alcacia en la copa de un árbol.
Al rato llegaron los sobrinos y la ayudaron a bajar. Javier y
Simeón al verla se pusieron muy felices, luego se fueron
a la casa y la tía Alcacia hizo mermelada de higos para
todos.
Autor: Fabrizio Ontiveros
11. Los gorriones empezaron a volar muy alto, tía
Alcacia se asustó.
Ella hacía movimientos con los brazos para que la
bajaran, pero en vez de que la bajaran, la
soltaron.
Mientras caía, su pollera se infló y la usó como
paracaídas. Cuando tocó el suelo de una plaza,
vinieron sus sobrinos corriendo muy agitados y
le dieron un fuerte abrazo.
Autora: Sharon Ibarra.
12.
13. Mientras los gorriones llevaban a tía Alcacia, ella
contemplaba la vista desde arriba y las personas
la veían desde abajo. Después de un rato, los
gorriones estaban muy cansados, entonces la
bajaron en una plaza con árboles y muchas,
muchas flores. La tía Alcacia convidó higos a los
pájaros y justo cuando iba a probar uno de los
higos maduros y dulces, vinieron sus sobrinos
gritando: - Tía, tía, ¿estás bien?
-Si estoy bien. Dijo la tía Alcacia mientras comía
los higos.
-¿Quieren probarlos? Y ellos respondieron que si.
Entonces en el camino a su casa fueron comiendo
los higos.
Autora: Florencia Montañez
14.
15. Después de un rato largo, los gorriones dejaron a la tía
Alcacia en una plaza llena de flores y los sobrinos la
encontraron y estaban ansiosos por saber qué se sentía
al volar; ella les respondió que era hermoso y que se
podía ver todo.
Entonces Enrique, Javier, Eduardo y Simeón querían volar
como la tía y desde ese momento no la cuidaron más
como si fuera una cajita de cristal y se iban turnando
cada día para subirse al banquito y luego a la escalera a
ver si los gorriones nuevamente se posaban sobre ellos y
los hacían volar.
Autora: Aldana Mamani
16.
17. Los gorriones se cansaron de aletear y bajaron a
la tía Alcacia justo en la casa de ella.
Mientras tanto los sobrinos que no se habían
dado cuenta, se dividieron para buscarla y
como no la encontraron, se fueron a la casa
para pedir ayuda a los amigos y vecinos pero
cuando estaban llegando, se llevaron una
sorpresa grande, la tía estaba parada en la
puerta saboreando unos ricos higos.
Autor: Lihuel Soto
18.
19. La tía Alcacia esperaba que en algún
momento la dejaran en tierra firme pero
esperaba y esperaba y los gorriones
seguían volando.
De pronto, la dejaron en el medio de un
festival que había en el barrio y todos la
miraban asombrados.
La tía Alcacia comenzó a convidarles higos a
los pajaritos y al rato se encontró con los
sobrinos, ellos seguían diciéndole cosas y
la tía siguió pensando que eran unos
tontos.
Autor: Alan Huarachi
20.
21. Los gorriones se la llevaron a una
montaña y los sobrinos fueron a
buscarla y la encontraron muerta de
risa.
Finalmente fueron a la casa de la tía
Alcacia y como los higos seguían
muy dulces, se los comieron con
pan.
Y luego todos contentos salieron a
jugar.
Autor: Lucas Carmisciano
22.
23. Los gorriones la llevaban por los aires y las
sobrinos corrían por debajo le gritaban:- ¡Ay,
que se va a caer! ¡Qué se va caer!
Mientras su tía se reía, los gorriones eran cada
vez más y más. Después de un rato se
cansaron de levantarla.
Los chicos veían que se alejaban más y mucho
más; de repente estaban aleteando muy lento y
llegaron al suelo. Los sobrinos de la
desesperación corrieron muy rápido, hasta que
llegaron al lugar del descenso y se
despreocuparon, la tía estaba sana y salva.
Autor: Leandro Errecalde
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25. Ella se reía : -¡¡¡¡¡Jajajajajajajaja!!!!!
De tanto girar le dolía la cabeza y la panza.
Los pajaritos se cansaron y la bajaron cerca
de su casa. La tía entró y vió a los sobrinos
preocupados y les dijo: - ¿Qué les pasa?
Ellos respondieron: -Estamos preocupados
por vos.
Pero más tarde, los vecinos y los sobrinos
fueron al patio de la tía Alcacia y comieron
higos.
Autora: Victoria Junco
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27. Los gorriones llevaron a la tía Alcacia con
la canasta llena de higos y la dejaron en
una montaña, cuando tuvo hambre, se
comió algunos higos.
Más tarde sus sobrinos fueron a buscarla
y cuando la encontraron, la llevaron a la
casa y ella les hizo una riquísima
mermelada con los higos que le habían
sobrado.
Autor: Kevin Vilca
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29.
30. La tía Alcacia estaba tan alegre de volar que quería que sus
sobrinos también lo hicieran. El primero fue Enrique, no
se puso nervioso porque ni se acordó de morderse el
meñique.
El segundo fue Javier que mientras volaba se olvidó de
tratar a la tía Alcacia como si fuera de cristal.
Luego lo hizo Eduardo que por volar se olvidó de ir a
trabajar. Por último , voló Simeón que aunque era un
terrible hombrón logró que los gorriones lo llevaran a dar
una vuelta por la ciudad.
La familia de tía Alcacia así disfrutó , los paseos en gorrión.
Autora: Jésica Rosalez
31. Esperamos que les haya gustado
¡Hasta el próximo
cuento!
4to. Grado“A” y Seño Nerina Fontana
Esc. 22 DE 17
-2013--