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Técnica de ejercicio del poder soberano.
Resumen libre y descontextualizado redactado alrededor de algunos textos políticos de
de Han FeiZi (280 a.C - 230 a.C), a modo de breviario para gobernantes sensatos.
Redactado por: Serafín Pérez Izquierdo.
INDICE.
LIBRO 0…Introducción.
LIBRO I. Acerca de las variables relevantes que influyen sobre vuestra capacidad de
gobernar de manera efectiva.
LIBRO II. Acerca de la necesidad, y acerca de la insaciabilidad.
LIBRO III. Acerca de que Soberano lo seáis vosotros; acerca de vuestros enemigos
naturales.
Libro IV. Acerca de vuestros ministros.
LIBRO V. Acerca de vuestro ministro de asuntos extranjeros, acerca de vuestros
diplomáticos, y acerca de la participación en alianzas entre Estados.
LIBRO VI. Acerca de los servidores públicos.
LIBRO VII. Acerca de vuestra población.
LIBRO VIII. Acerca de los premios y acerca de los castigos.
LIBRO IX. Acerca de la ley
LIBRO X. Acerca del comportamiento sensato. Resumen.
Libro 0.
Algunas perogrulladas, que no lo son tanto, ajenas, y muy posteriores a la muerte de
Han Fei Zi, acerca de los desacuerdos entre individuos, acerca del conflicto, acerca de la
guerra, acerca del poder político, acerca del Estado, acerca de las Constituciones
Polítcas de los Estados, y acerca de otros asuntos.
001. Acerca de la existencia o inexistencia del Poder Político.
Hay individuos humanos que han de compartir un mismo tiempo y mismo espacio
físico. Son rasgos de todo humano, la autonomía de su voluntad guiada por sus deseos;
y la intención de llevarla a efecto, incluso a expensas de que los demás humanos no
puedan hacer lo mismo. Es irrelevante cual sea el contenido material de la voluntad; lo
relevante consiste en que es posible que dos voluntades incompatibles concurran en el
mismo lugar y en el mismo tiempo, y sean irreconciliables la una con la otra; de esto se
desprende que si un individuo lograse que sus deseos quedasen satisfechos, entonces el
otro individuo no podría ver satisfechos los suyos. De ahí, que afirmemos que allá
donde exista una comunidad humana, allá quizás exista una irreconciliabilidad entre
deseos que derive hacia un desacuerdo que los individuos sean incapaces de resolver vía
negociaciones pacíficas.
Quizás exista algún mecanismo vía el cual como consecuencia de una resolución
elaborada y adoptada entre todos los individuos, o por uno solo de ellos, se obtenga una
iniciativa vía la cual se solvente el desacuerdo; y quizás dicha resolución sea acatada; ya
sea pacíficamente, ya sea indeseadamente, o incluso por la fuerza. Allá donde tal
mecanismo exista, y tal resolución se acate, allá habrá un poder político.
Allá donde tal mecanismo no exista, o exista pero sea ineficaz, allá no habrá poder
político. Entonces, quizás alguien pretenda que su voluntad sea acatada por todos; y,
entonces, quizás alguien se niegue acatarla. Es este conflicto entre voluntades la
simiente de todas las guerras. Todas las guerras concluyen de igual manera: Alfa logra
que las circunstancias de No-alfa sean tan desventajosas para No-alfa, que No-alfa
estimará que lo menos perjudicial para sus intereses consiste en acatar la voluntad de
Alfa y no resistirse más. En todas las guerras, los triunfantes prosperarán a expensas de
los derrotados.
002. ¿En qué consiste un Estado?
Entre un colectivo humano y dentro de unos confines geográficos, quizás ocurra que un
poder político se consolide tan establemente, que no sea desintegrable ni por las
presiones provenientes desde el interior del colectivo humano, ni por las presiones
provenientes desde el exterior. Cuando una consolidación así de estable ocurre,
entonces hay Estado; cuando no ocurre, entonces sólo hay un Estado fallido y en vías
de disolución.
003. Acerca de los cuatro requisitos sin los cuales la estabilidad interna es imposible.
¿Cuáles son?
Uno. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio acerca del empleo de la
fuerza. Y que, estadísticamente, ocurra que tal monopolio esté siendo acatado, sin
intención alguna de rebelión, por una mayoría cualitativamente relevante lo
suficientemente amplia como para que ningún miembro de la población pueda
eficazmente oponerse vía medios violentos, contra el Estado; y lo suficientemente
amplia como para que ningún miembro de la población, pueda ejercer sin temor a las
represalias del estado, una violencia cualquiera, sobre algún otro individuo cualquiera
miembro de la población.
Dos. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio acerca de las decisiones que
atañan a las colectividades miembras de la colectividad humana sobre la cual el poder
soberano esté siendo ejercido. Y que sólo las decisiones provenientes de ese alguien y
de nadie más, sean vinculantes para los destinatarios a los que van dirigidas.
Tres. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio para determinar quienes son
los que han respetado tales decisiones, y para determinar quienes son los que no las han
respetado.
Cuatro. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio para forzar a que quien no
haya respetado las decisiones y haya recibido alguna penalidad, la sufra de manera
efectiva; de manera tal que la venganza personal esté explícitamente prohibida.
004. Acerca de la estabilidad frente a presiones externas. ¿Cuáles son los tres requisitos
sin los cuales tal estabilidad es imposible?
Quizás vuestro Estado sea diana de agresiones militares provenientes de grupos o de
Estados foráneos. Sólo podréis ser estables si sois capaces de repelerlas una y otra vez.
Cuando ocurra no sólo esto si no también que, además, vosotros seáis capaces de
derrotar a todos, vengan en unión o por separado, y que nadie, por si mismo o en alianza
con otros, sea capaz de derrotaros, entonces nosotros consideraremos que vuestro poder
militar es hegemónico sobre la región. Todo esto está condicionado por vuestro poderío
militar.
No podréis ser estables si desde el exterior hay quien pueda desestabilizaros
económicamente. Vuestra estabilidad frente a a estas desestabilizaciones depende de
vuestra aptitud para autoabasteceros de recursos materiales.
No podréis ser estables si desde el exterior hay quien pueda hacer detonar dentro
vuestro revueltas internas. Vuestra estabilidad frente a esto depende de la eficacia con la
que las leyes sean acatadas dentro de vuestro territorio.
Además, es común a los anteriores tres requisitos el que os será muy difícil cumplirlos
si no mantenéis bajo estricto control a todo individuo que desempeñe tareas políticas,
funcionariales, militares, o diplomáticas
005. Acerca de las Constituciones del Poder Político de los Estados.
1. ¿En qué consiste una verdadera Constitución?
Concienciaos en primer lugar, de que en todo Estado, siempre hay alguna manera de ser
que es genuina del concreto poder político vigente allí; concienciaos en segundo lugar,
de que tal manera de ser muestra unas trazas esquemáticas básicas. Concienciaos en
tercer lugar, de que tales trazas están contenidas dentro de la Constitución. Concienciaos
en cuarto lugar, de que tal constitución no tiene porqué consistir en un documento;
incluso la verdadera constitución puede contradecir a la Constitución documento; de
que la constitución-documento sea reiteradamente incumplida no podemos inferir que
no exista constitución alguna; solo podemos inferir que no es esa la Constitución. Puede
haber una Constitución alternativa cuando efectivamente existen los tres monopolios y
la estabilidad, pero no en la manera concreta que viene enunciada por la Constitución-
documento. Una verdadera Constitución no se inventa un estado de cosas, si no que se
limita a explicitar el que fácticamente ya está existiendo. Quien tiene el poder, no lo
tiene porque conste en sitio alguno, si no porque de hecho y con habitualidad, obtiene la
obediencia de los demás. Quien no obtiene de esa manera esa obediencia, carece de
poder, se diga lo que se diga por la Constitución-documento.
2. ¿Cuáles aspectos son cinco asuntos tratables por una constitución?
Toda Constitución tiene por propósito esencial pronunciarse explícitamente acerca de
Uno. Quienes son los destinatarios del contenido material de las decisiones.
Dos. Cuales son los requisitos de aptitud para participar en el acto de decidir.
Tres. Cuales son los requisitos, mecanismos y procedimientos propios de la concepción,
gestación y alumbramiento de decisiones.
Cuatro. Cuales son los asuntos acerca de los cuales no cabe adoptar decisión alguna.
Cuales son los contenidos materiales imposibles para una decisión acerca de un asunto
sí decidible.
Cinco. Los mecanismos y personas vía los cuales se logrará un efectivo respeto a las
decisiones.
Resumiendo mucho las cosas, podemos afirmar que a la Constitución le compete
pronunciase acerca de qué asuntos y con que límites materiales y formales, a alguien, le
pueden ser impuestas vía coerción y coacción las decisiones elaboradas por alguien; o
dicho de otra manera, los casos en los que los miembros de las cadenas de mando, los
expertos técnicos, y los humanos ordinarios, han de acatar la voluntad de aquel a quien
le compete decidir y desea imponer a cualquiera, vía amenaza o violencia, una decisión.
006. En lo referente a decisiones vinculantes que atañen a asuntos colectivos, es usual
hablar de legitimación. Y es también usual deslindar entre la legitimación de origen y la
legitimación de ejercicio.
Hay quien, habla de legitimidad, y no de legitimación. El hecho de no escoger la palabra
derivada del verbo, sino escoger un sustantivo que alude a la cualidad de lo legitimo, no
es elección en absoluto ingenua. La legitimación se porta en tanto que hay quien la
otorga; la legitimidad podría tenerse como un atributo no otorgado por nadie; es decir
ser una cualidad personal más que está ligada a un individuo que muestre determinados
rasgos que le convierten en legítimo. Esta elección del sustantivo “legitimidad” pretende
ocultar el hecho de que si sois capaces de lograr, sin utilización de la compulsión
directa, que otro alguien obre contra su propia voluntad, ello ocurre porque este
individuo mantiene la creencia de que él está vinculado por vuestras decisiones; es
decir, ocultar el hecho de que vuestra aptitud para mandar se cimenta en que otros
tienen la creencia que deben obedeceros; y que es falso que su deber de obedecer se
cimente sobre vuestra aptitud para mandar.
Quizás esté en entredicho vuestra legitimación de origen; entonces, lo que está en
entredicho es vuestra mismísima aptitud para decidir. Si os está ocurriendo esto, estaréis
expuestos a sufrir un golpe de estado o una revolución popular.
Quizás esté en entredicho vuestra legitimación de ejercicio. Esto significa que se está
afirmando que estáis decidiendo sin respetar las formalidades y los límites materiales;
de manera tal que nadie debería estar obligado a asistiros cuando pretendáis imponer
vuestra decisión. Si esta es vuestra circunstancia, entonces estaréis expuestos a
movimientos de desobediencia civil.
007. Acerca de la verdadera manera de denegar de legitimación, a alguien.
Concienciaos: no por el mero hecho de que infrinjáis las regulaciones estáis denegando
a alguien su legitimación; pues, si os escondéis, estáis asintiendo la legitimación de
origen y la legitimación de destino.
Deslegitimar verdaderamente a alguien, requiere de ciertas técnicas. Infringid de manera
pública y notoria la regulación; revindicad como verdaderamente vuestra esa conducta,
y ni la encubráis ni la justifiquéis; no huyáis ni os escondáis; entonces, explicitad
notoria y públicamente que no reconocéis como legítimos al autor de dicha regulación,
o al contenido material o procedimiento de elaboración de dicha regulación.
Los individuos deslegitimadores son enormemente peligrosos para un Estado. Son
capaces de despertar en el resto de miembros de la comunidad la consciencia de que no
hay nada que justifique que un hombre pueda imponer a otro sus decisiones, o incluso
de convencerles de que ellos no necesitan a sus gobernantes. Así, perdéis vuestro poder
decisorio porque ya nadie os hace caso.
008. Acerca del Soberano. ¿En qué consiste lo genuino del Soberano?
Quizás nadie sea capaz de imponeros de manera alguna ninguna decisión; entonces, sois
verdaderamente soberanos. Sois soberanos en tanto que estéis sobre toda ley y portéis el
poder absoluto. Sois Soberanos en tanto que seáis los amos y señores de la
Constitución.
Soberano puede serlo una colectividad colegiadamente, o puede serlo un individuo.
009. Acerca del Sistema de la Ley, o de sometimiento a Derecho.
1. Concienciaos de que la propensión a la corrupción y la arbitrariedad es un rasgo
ampliamente extendido entre los humanos, y concienciaos de que dicho rasgo es letal
para la pervivencia del Estado. Es por esto último que afirmemos que es indispensable
impedir la proliferación de la corrupción y de la arbitrariedad. El sistema de la Ley os
ayudará a lograrlo en tanto que os ayuda a hacer homogéneas y controlables las
conductas humanas.
2. Tal sistema se manifiesta en dos facetas.
Primer aspecto. Que todos los individuos, incluso el Soberano, queden vinculados por
una única colección normativa que sea internamente congruente, y que consista de
regulaciones unívoca y nítidamente inteligibles, promulgadas con una publicidad tal que
no haya nadie que pueda afirmar de buena fé, no ser consciente de que tales
regulaciones existen, ni explotar ambigüedad alguna en ellas.
Segundo aspecto. Que cada una de las regulaciones sea objeto de aplicación inexorable
y carente de toda arbitrariedad, durante todo el tiempo que medie entre la antedicha
publicación, y la derogación pública, explícita y notoria.
LIBRO I. Acerca de las variables relevantes que influyen sobre vuestra capacidad de
gobernar de manera efectiva.
010. ¿Cuáles son algunas de ellas?
Uno. Para que podáis gobernar, os son indispensables vuestra posición de poder y
vuestra posición de autoridad. Estas serán mayores cuando más respaldo popular
obtengáis, y serán más respetadas cuanto más unánimemente aclamados seáis.
Dos. Vuestro honor y vuestra buena fama.
-¿Cuáles son algunos de los hechos que os reportarán honor y buena fama?
Que vuestra población os respalde de manera esforzada y unánime. Que vuestros
lejanos permanezcan fieles hacia vosotros. Que estéis respaldados por quienes
desempeñan cargos importantes.
Tres. Extraed de vuestra población, vuestra fuerza. Extraed de los individuos
capacitados, vuestra sabiduría.
011. ¿Cuál es una precaución que debéis respetar para evitar revueltas y desórdenes?
Cercioraros de que quien esté diputando a vuestros oficiales seáis vosotros, y no los
mandatarios extranjeros.
LIBRO II. Acerca de la necesidad, y acerca de la insaciabilidad.
Título I. Acerca de las necesidades que ningún humano puede eludir.
012. ¿Cuáles son?
La alimentación, y el abrigo.
Título II. Acerca de la insaciabilidad.
Capítulo I. ¿En qué consiste?
013. Concienciaos por una parte, de que vuestros deseos son infinitos y siempre
encontraréis algo deseable nuevo; y concienciaos, por otra parte, de que vuestros
recursos no son infinitos. Quizás seáis incapaces de resistiros a vuestros deseos y
pretendáis satisfacer con recursos escasos, deseos ilimitados; entonces, permaneceréis
constantemente desasosegados. Este desasosiego os impedirá discernir entre lo que os es
conveniente o inconveniente en cada momento. Y esta ineptitud os impedirá llegar a lo
esencial, que consiste en que en cada momento tengáis lo que es conveniente para
vosotros para ese momento.
Capítulo II. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el
comportamiento de la población ordinaria, de los ministros, y del Soberano y sus
parientes.
014. Acerca de la población insaciable. ¿Hacia qué comportamientos será impulsada por
la insaciabilidad?
Supongamos que sois vosotros la población.
Entonces, la insaciabilidad os impedirá discernir entre lo que es conveniente para
vosotros, y lo que es inconveniente para vosotros; tampoco seréis capaces de discernir
entre el bien y el mal. Intentaréis arrogaros competencias soberanas. No dudaréis en
sacrificar los intereses del Estado, si los mismos no son plenamente acordes con
vuestros intereses privativos.
015. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el comportamiento de
los ministros.
Para vosotros, vuestro cargo será un instrumento de obtención de poder y lucro.
Exigiréis sobornos.
Intentaréis usurpar la Soberanía.
Intentaréis que el Soberano permanezca embaído por vosotros.
Intentaréis permanecer interpuestos entre vuestro Soberano y su población, y entre
vuestro Soberano y sus ministros leales.
Os juntaréis con otros ministros para integrar camarillas cuyos tres propósitos consisten
en urdir conspiraciones, en autopromocionar a miembros de la camarilla, y en destruir a
quienquiera pueda potencialmente perjudicar a la camarilla.
Pretenderéis que vuestro Soberano deposite su ciega confianza en vosotros. Para
lograrlo, escrutaréis concienzudamente cuales son los deseos, gustos, preferencias y
preconcepciones de vuestro Soberano, y pretenderéis mimetizaros con ellos.
016. Acerca de las vulnerabilidades de las que adolece un Soberano, por el mero hecho
de ser insaciable.
Seréis propensos a acabar seducidos y embaucados por vuestros ministros.
017. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el comportamiento de
los parientes del Soberano.
Acabaréis concienciándoos de que de la muerte del soberano, se desprende la
probabilidad de que vosotros recibáis los poderes soberanos. Este pensamiento os
impulsará a juntaros con ministros magnicidas, para urdir conspiraciones contra el
Soberano.
Capítulo III. Acerca de la insuficiencia de discernimiento. ¿Cuales son algunas de sus
consecuencias adversas?
018. Acerca de la población ofuscada.
Quizás una futura y duradera prosperidad esté condicionada a que la población sufra de
manera presente y pasajera algún sacrificio. La ofuscación impulsará a la población, a
negarse a sufrirlo.
019. Acerca del Soberano.
Concienciaos de vuestras limitaciones: sois incapaces de averiguar durante todo el
tiempo, y en el instante idóneo, todos los aspectos relevantes acerca de todos los
asuntos. Esto significa que careceréis por vosotros mismos, de criterio bastante para
decidir acerca de los asuntos; De ahí, que estaréis forzados a confiar en vuestros
ministros; y, de ahí también, que ellos, conscientes de vuestra ceguera, intentarán
manteneros engañados, e intentarán desapoderaros.
Capítulo IV. Acerca de las propensiones de la población.
020. Concienciaos en primer lugar, de que la población muestra propensión a buscar o a
evitar, a querer o a aborrecer. Y concienciaos en segundo lugar, de que estas
propensiones influyen en el comportamiento de la población.
1. Quizás exista en curso una leva militar; entonces, el individuo ordinario intentará que
no le recluten a él. Quizás existan obras públicas en curso; concienciaos de que
entonces, el individuo ordinario intentará lograr que no le hagan trabajar en ellas.
Quizás existan individuos que le puedan ayudar a escabullirse; entonces, él intentará
comprar con sobornos, la ayuda de tales individuos.
2. Concienciaos en primer lugar, de que los individuos ordinarios miembros de la
población aman permanecer físicamente seguros, y de que ello les impulsa a huir del
peligro militar; pues ellos son plenamente conscientes de que si acatan la voluntad de
avanzar, entonces quizás mueran, y de que si retroceden es seguro que, serán calificados
de cobardes y que acabarán condenados a muerte. Esto les impulsa a eludir las guerras.
Concienciaos en segundo lugar, de que los individuos de la Población idolatran las
riquezas materiales, y de que detestan empobrecerse. Esto impulsará a dichos individuos
a eludir las guerras; pues, mientras ellos estuviesen en la guerra, estarían desatendiendo
el propio patrimonio privativo.
Concienciaos en tercer lugar, de que los individuos miembros de la población intentarán
evitar el esfuerzo, e intentarán buscar comodidades. Como consecuencia de esto, quizás
sobrevengan crisis económicas y carestías. Y quizás estas carestías ocasionen que
sobrevenga una generalizada incontrolabilidad de la población; y como consecuencia de
tal general incontrolabilidad, quizás estallen rebeliones y desórdenes sociales.
Capítulo VI. Acerca de aquello que convierte en poderosos a los Estados.
021. ¿Cuáles son algunos prerrequisitos al nacimiento de un Estado?
Uno. Necesitaréis ser militarmente fuertes.
Dos. Necesitaréis ser materialmente ricos.
Tres. Concienciaos de que desde el estranjero, habrá quien intente impedir vuestro
desarrollo, y de que necesitaréis estar suficientemente precavidos, prevenidos y
preparados contra ello.
022. ¿En qué consiste el que seáis militarmente fuertes?
En que nadie pueda militarmente derrotaros; y en que vosotros podáis militarmente
derrotar a cualquiera.
023. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos para que logréis ser militarmente fuertes?
Necesitaréis desarrollar plenamente vuestro potencial militar.
024. Acerca de vuestras riquezas materiales. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos para
obtenerlas?
Necesitaréis desarrollar plenamente vuestra capacidad productiva.
025. Acerca de las obstrucciones y desestabilizaciones provenientes de Estados
extranjeros. Acerca de vuestra aptitud para resistirlas. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos
para que estéis dotados de tal aptitud?
Necesitaréis implantar el sistema de la Ley. También apodado sistema fundamentado
sobre los principios de legalidad, de sometimiento a derecho, y de renuncia a la
arbitrariedad.
026. Acerca de vuestra aptitud para promocionar o el iminar personas. ¿Cuál es un a de
los utillajes que os dotarán de tal aptitud?
El que fomentéis la estima al rango.
027. Acerca de la decadencia de los Estados. ¿Cuál es uno de los factores que conduce a
un Estado hacia la decadencia?
La inestabilidad.
028. ¿Cuáles son dos de los factores especialmente aptos para desestabilizar a vuestro
Estado?
Uno. El que los ministros a los que hayáis aborrecido busquen el el extranjero apoyos
contra vosotros.
Dos. El que vuestros allegados sean capaces de dañaros cuanto les venga en gana.
029. ¿Cuáles son cuatro de los prerrequisitos indispensables para que vuestro Estado
esté correctamente gobernado, y para que vuestra población viva en paz.
Requisito uno. Quizás, en un caso concreto medie alguna incompatibilidad entre el
beneficio del Estado, y el beneficio de un individuo; entonces, el individuo priorizará el
beneficio del Estado. Es decir, ningún individuo obrará esclusivamente en propio
provecho.
Requisito dos. Concienciaos de que las leyes elaboradas por el soberano está dirigidas a
algún destinatario. Pues bien, todo destinatario acatará tales leyes.
Requisito tres. Que los ministros permanezcan leales al Soberano y no intenten
engañarle. Que los ministros respeten las leyes del Soberano. Que sea cual fuere la
circunstancia, los ministros obren en beneficio de vuestro Estado siempre.
Requisito cuatro. Que acerca de cuanto se refiera a los Estados extranjeros, vuestros
diplomáticos se abstengan de intentar engañar al Soberano. Que sea cual fuere la
circunstancia, los diplomáticos obren en beneficio de vuestro Estado siempre.
LIBRO III. Acerca de que Soberano lo seáis vosotros; acerca de vuestros enemigos
naturales.
021. Enumeración de vuestros enemigos naturales.
-Vuestra madre misma.
-Vuestra esposa y vuestras concubinas.
-Los hijos que hayáis tenido con vuestra esposa o con vuestras concubinas.
-Vuestros hermanos.
-Vuestros grandes ministros de Asuntos Internos.
-Vuestros diplomáticos.
-Vuestros grandes ministros confabulados con mandatarios extranjeros.
-Vuestros allegados confabulados con vuestros grandes ministros.
-Vuestros ministros confabulados los unos con los otros.
-Vuestros ministros cuando se constituyan en grupos de poder.
-Individuos ordinarios con fama de venerables y honrados, que defiendan ideas que son
contrarias a vuestra legalidad.
-Individuos con reputación de honrados que resulten ineptos para el cargo que estén
desempeñando, y que aconsejen cosas inservibles nada más.
-Quienes puedan impedir en su propio provecho que otros se acerquen a vosotros. Es
decir, vuestros hombres de peso.
-Vuestros mercenarios.
-Los mercaderes del mercado negro, y los especuladores.
- Los ultraindividualistas que subordinan siempre a su propio provecho el beneficio del
Estado.
-Quienes renieguen de la vida en sociedad, o del trabajo, o de sus deberes militares, y
encima animen a todos a comportarse así.
023. Acerca de vuestra madre.
Ella intentará incitaros a que coloquéis en cargos altos, a determinados individuos.
Precauciones. Desoíd a vuestra madre. Pues vuestro criterio selectivo, no puede ser otro
que no sea el del mérito hecho para bien del Estado.
024. Acerca de vuestra esposa, y acerca de vuestras concubinas.
Concienciaos de que hay dos peligros con ellas.
Uno. Quizás no esté claro cual es la posición que corresponde a cada una de ellas;
entonces, ellas discutirán acerca de su respectiva posición. De ahí que debáis explicitar
ritos dirimitorios indubitables vía los cuales quede inequívocamente determinada cual es
la posición correspondiente a cada una de tales mujeres.
Dos. Quizás vuestra esposa haya engendrado para vosotros un hijo, y quizás el no esté
todavía en condiciones de sucederos. Concienciaos de que, bajo estas circunstancias, el
que muráis beneficiará vuestra esposa, la cual obtendrá la regencia si vosotros fallecéis.
Esto es tentador para vuestra esposa; la cual buscará que acabéis muertos.
023. Acerca de los hijos que hayáis engendrado con vuestras esposas o con vuestras
concubinas.
Hay dos peligros con ellos.
Uno. Concienciaos de que ellos son conscientes de que en caso de que vosotros muráis,
ellos os sucederán en el Poder. Concienciaos de que el deseo de sucederos les impulsará
a buscar que acabéis muertos.
Dos. Concienciaos del deseo que vuestros hijos tienen de sucederos y de adueñarse del
poder. Concienciaos de que tal deseo les impulsará a enfrentarse los unos contra los
otros. La precaución contra esto, consiste en que confiráis inequívocamente, a uno solo
de vuestros hijos, la autoridad.
024. Acerca de vuestros hermanos.
Quizás no estén inequívocamente delimitados cuales son vuestros poderes y autoridad
soberanos. Concienciaos entonces de que vuestros hermanos intentarán explotar cada
ambigüedad como una vía para usurpar vuestra autoridad y vuestros poderes.
Precauciones. Concienciaos de que habrá unos poderes y una autoridad consustanciales
a la tarea de Soberano; y concienciaos de que tales no deberían ser desempeñados por
nadie distinto al Soberano. Así pues, delimitad de manera cuidadosa e indubitable
cuales son esos poderes y autoridad que sólo a vosotros os pertenecen.
025. Acerca de vuestros Grandes Ministros de Asuntos Internos.
Hay dos peligros con ellos.
Uno. Intentarán manteneros embaídos; es decir, engañados y sustraídos fuera de los
asuntos.
Dos. Intentarán acumular mando y poder, sobre vuestros Pequeños Ministros y sobre
vuestra Población. Precaución: Impedidles acumular excesivo poder.
026. Acerca de vuestros diplomáticos.
Quizás medie alguna incompatibilidad entre los intereses individualistas de vuestro
diplomático, y las metas de vuestro Estado; o quizás vuestro diplomático perciba que el
Estado extranjero, o vuestro Estado, o ambos a la vez, son instrumentalizables para
satisfacer tales intereses individualistas. Entonces, concienciaos de que vuestro
diplomático estará tentado a sacrificar las metas de vuestro Estado, y a instrumentalizar
a los Estados.
Concienciaos, pues, de que vuestros diplomáticos quizás intenten mentiros.
027. Acerca de que vuestros grandes ministros se confabulen con mandatarios
extranjeros.
Quizás averigüéis que alguno de vuestros ministros está percibiendo algún pago
proveniente de algún mandatario extranjero; y que además media entre dichas personas,
una estrecha relación.
Esto no debería estar ocurriendo; así que castigad a tal ministro.
028. Acerca de que vuestros allegados se confabulen con vuestros grandes ministros.
Quizás uno de vuestros allegados os ruegue que confiráis a cierto individuo, cierto
cargo, o un sueldo más cuantioso.
Si ocurre esto, castigad al peticionario, y al beneficiario.
029. Acerca de que una pluralidad de ministros se confabulen los unos con los otros.
Comportaos cautelosamente, y desconfiad de vuestros ministros. Concienciaos de que
quizás finjan que hay enemistad entre ellos; concienciaos de que puede que sean amigos
en secreto.
030. Acerca de los hombres de peso.
1. ¿En qué consiste un hombre de peso?
Concienciaos: quizás alguien haya logrado sondear vuestros verdaderos deseos: Quizás,
él haya logrado mimetizarse a ellos. Quizás de esta manera él haya obtenido de vosotros
una confianza ciega y un respeto íntimo. Quizás gracias a esto él pueda conversar con
vosotros cuando así él lo desee, y quizás además él pueda impedir que otros individuos
conversen con vosotros; es decir, que él pueda ser para otros individuos un muro que les
separa de vosotros, o un puente que les acerca hacia vosotros. De esta circunstancia, la
consecuencia que se desprende consiste en que ese individuo se convierte en
imprescindible para muchos otros individuos.
2. ¿Cuál es la causa de que alguien necesite de la intercesión del hombre de peso?
Acerca de los mandatarios extranjeros. Concienciaos de que teniendo en contra suya al
hombre de peso, ellos no podrían llegar a poder negociar con vosotros.
Acerca de vuestros oficiales. Concienciaos de que teniendo en contra suya al hombre de
peso, ellos no podrían hacer visibles sus logros.
Acerca de vuestros ministros leales. Concienciaos de que vuestro hombre de peso puede
impedir que accedan a altos puestos.
Acerca de los intelectuales. Concienciaos de que sin la intercesión del hombre de peso
ellos no obtendrían sueldo ni reconocimiento..
3. ¿Cuál suele ser el comportamiento de un hombre de peso?
Construirá Camarillas. Esto lo hará con dos propósitos. Uno. acaparar puestos. Dos.
Denigrar a quienes le sean críticos.
4. ¿En qué causas tiene origen el que quien critique la actuación del hombre de peso,
esté siempre en desventaja contra el hombre de peso?
Uno. Hay una desigualdad entre la relación que mantenéis con el crítico, y la relación
que mantenéis con vuestro hombre de peso. Mientras el crítico usualmente es un
completo extraño, en cambio el hombre de peso mantiene con vosotros una relación
antigua.
Dos. Vosotros confiáis en vuestro hombre de peso, y en consecuencia él tiene vuestro
favor.
Tres. Puesto que vuestro hombre de peso os conoce de verdad, él sábe cómo adularos. Y
gracias a esto, él obtiene de vosotros cargos altos. Y desde estos, él es capaz de reprimir
a los críticos, y de comprar voluntades.
5. Acerca de los males que quizás os provengan de vuestros hombres de peso. ¿Cuál es
uno de ellos?
Quizás vuestro hombre de peso logre manteneros engañados y sustraídos de los asuntos.
Entonces, vuestro Estado se os tornará lejano e incontrolable.
031. Acerca de vuestros mercenarios.
Concienciaos de que ellos maquinarán; y de que siempre intentarán enaltecerse y
obtener renombre. Y concienciaos de que para lograr eso, alardearán de íntegros.
Además, infringirán vuestras regulaciones.
032. Acerca de los individuos ultraindividualistas que todo lo que hacen lo hacen en
provecho propio nada más, solamente para obtener sus metas particulares nada más.
Ellos no cuentan para nada con lo que a vuestro Estado le sea beneficioso; incluso son
capaces de actuar sin importarles que las finalidades de vuestro Estado queden
frustradas.
033. Quienes renieguen de la participación en la vida social, o renieguen del
cumplimiento de sus deberes militares, o renieguen del trabajo; y, encima, animen a los
demás a comportarse de esa misma manera. Concienciaos de que quizás ellos se
conviertan en ejemplo para un gran número de individuos. Esto tendrá por consecuencia
que carezcáis de bastantes comerciantes, trabajadores y guerreros; lo cual es letal para
vuestra producción económica y para vuestra fuerza militar; y esto tendrá por
consecuencia que seáis frágiles contra ataques extranjeros de desestabilización
económica y contra ataques extranjeros militares.
034. Acerca de vuestros ministros con poderes locales, que son capaces de exigir o no
exigir a un individuo el cumplimiento de una obligación impuesta por vosotros.
Quizás estéis exigiendo demasiado de vuestra Población. Cuando esto sea así, entonces
el individuo ordinario intentará eludir sus obligaciones; para lograrlo buscará a
quienquiera que sea capaz de descargarle de ellas, e intentará sobornarle. De tales
conductas viciosas se desprenderán tres males para vosotros.
Uno. Los sobornos enriquecerán a vuestro ministro local; y tal riqueza posibilitará que
él obtenga poder.
Dos. Concienciaos de que eso ocurrirá vía usurpación del ejercicio de potestades
soberanas cuyo ejercicio no debería competerle a nadie que no seáis vosotros.
Tres. Concienciaos de que todo ello se cimentará en que vuestras regulaciones queden
inaplicadas. Concienciaos de que es así como vuestra legalidad acabará siendo de
imposible aplicación, y de que es así como habréis perdido vuestra capacidad de
gobierno.
036. Acerca de los individuos ordinarios con fama de venerables y honrados, y que
defienden ideas contrarias a vuestras leyes.
Concienciaos de que hay una pluralidad de peligros con estos individuos. Uno. Quizás
hayáis prohibido algo; entonces ellos intentarán hacerlo pese a la prohibición, e
intentarán incitar a otros a que se comporten también así. Dos. Quizás hayáis exigido
algún comportamiento; entonces tales individuos intentarán abstenerse de realizarlo, e
intentarán que otros individuos tampoco lo realicen. Tres. Él intentará incumplir vuestro
sistema punitivo-premial, e intentará que otros también lo incumplan.
Precauciones. Exigid de tales individuos un exacto y estricto acatamiento y
cumplimiento de todas y cada una de vuestras regulaciones.
Libro IV. Acerca de vuestros ministros.
Título I. Acerca de las verdaderas intenciones de vuestros ministros.
Capítulo I. Etología ministerial.
037. Acerca de algunos criterios que guían al comportamiento de vuestros ministros.
1. Concienciaos de que vuestro ministro tiene unos propósitos individualistas y egoístas
que satisfacer. Considerad esto como si fuera el principio general que está detrás de
todo comportamiento de vuestro ministro.
2. Acerca de lo que significa para el titular del cargo de ministro su cargo.
Concienciaos de que vuestro ministro persigue siempre sus propios propósitos
individualistas Y concienciaos también de que caso de que confiráis a vuestro ministro
su cargo, vuestro ministro intentará instrumentalizarlo para alcanzar esos propósitos
individualistas.
3. Concienciaos de que vuestro ministro ambiciona dinero y bienes materiales.
Concienciaos de que vuestro ministro siempre intentará obtenerlos a cambio de nada.
4. Concienciaos de que vuestro ministro quizás ambicione usurpar vuestras
competencias soberanas.
038. Vuestro ministro urdirá conspiraciones.
Entonces, quizás os quedéis sin colaboradores..
Capítulo II. Acerca de los propósitos individualistas perseguidos por vuestro ministro:
Y acerca de los medios vía los cuales él intentará satisfacer tales propósitos.
039. Enumeración de algunos de los propósitos perseguidos por vuestro ministro.
-Trepar por el escalafón.
-Acaparar autoridad y poder.
-Evadirse de vuestras prohibiciones.
-Usurpar vuestros poderes soberanos.
040. Acerca del utillaje que vuestro ministro utilizará para ascender por el escalafón.
¿En qué consiste tal utillaje?
Tal consiste en la obtención de buena reputación, y en la obtención del favor de los
individuos influyentes.
041. Acerca del utillaje que vuestro ministro instrumentalizará para acaparar cada vez
más poder. ¿En qué consiste tal utillaje?
Quizás las circunstancias posibiliten que vuestro ministro pueda escoger infringir
vuestras regulaciones. Concienciaos de que entonces él se planteará un juicio de coste
de oportunidad. Tal coste de oportunidad consiste en el poder que vuestro ministro
habrá dejado de acaparar como consecuencia de haber permanecido leal a vosotros y no
haber infringido vuestras regulaciones. En conclusión: las infracciones de vuestra
regulación son uno de los utillajes que vuestro ministro no dudará en instrumentalizar
para acaparar poder.
042. Acerca de las técnicas vía las cuales vuestro ministro intentará evadirse de vuestras
prohibiciones.
Concienciaos de que vuestro ministro fingirá ser honesto. y concienciaos también de
que él fingirá permanecer leal hacia vosotros.
043. Acerca de las técnicas vía las cuales vuestro ministro intentará usurpar vuestros
poderes soberanos.
1. Primera técnica. Vuestro ministro intentará acumular una inmensa cantidad de poder.
Tan inmensa, que le posibilite controlar desde fuera del Gobierno, vuestro Estado. Tan
inmensa, que le posibilite sobornar a vuestros ministros. Tan inmensa, que le convierta
en imprescindible para resolver, no solo desde dentro del Gobierno, sino incluso desde
fuera del Gobierno, cualquier asunto.
Quizás vuestro ministro lo logre, y llegue a ser capaz de derrotar a quienes se atrevan a
mantener su lealtad hacia vosotros, y a enfrentarse a él. Caso de que esto ocurra así,
entonces por una parte nadie se atreverá a enfrentarse a él; y por otra parte, muchos
serán los que le apoyarán.
2. Segunda técnica. Vuestro ministro intentará averiguar por sí mismo, o gracias a otros
individuos, cuales son de verdad vuestros deseos, y cuales son vuestras aversiones.
Quizás vuestro ministro haya logrado obtener tal sabiduría acerca de vuestros deseos y
de vuestras aversiones; lo cual le posibilitará explotarlos. Quizás vuestro ministro haya
llegado a estar plenamente cerciorado acerca de las características propias de una
propuesta ministerial irresistible para vosotros; de tal manera que él esté plenamente
cerciorado acerca de que daréis vuestra aprobación y vuestra financiación, a tal
propuesta, incluso cuando la misma pueda ser potencialmente perjudicial para vosotros
o para vuestro Estado.
Nosotros estimamos extremadamente peligroso el que vuestro ministro haya llegado a
ser capaz de obtener de vosotros dicha aprobación. Hay por lo menos tres justificaciones
de que opinemos así.
Una. Concienciaos de que quizá vuestro ministro esté aliado a mandatarios extranjeros.
Dos. Concienciaos de que quizás vuestro ministro comience a jactarse de que él es
vuestro preferido, y de que él es quien, de facto, domina vuestro Estado.
Tres. Concienciaos de que vuestro ministro podría llegar a lograr que sus errores os sean
imputados a vosotros, y que sus aciertos le sean imputados a él. Caso de que esto llegase
a ocurrir así, entonces vuestro ministro obtendría el firme crédito de vuestra población;
y, respaldado por tal crédito, él tornaría inexpugnable frente a cualquier acusación
contra él o contra su gestión.
3. Tercera técnica. Vuestro ministro intentará arrebataros el control sobre la ley, el
control sobre la imposición de las penas, y el control sobre las cárceles. Si vuestro
ministro llegase a lograrlo, vosotros estaríais plenamente desapoderados.
Título II. Acerca de las averiguaciones sobre vuestros ministros.
044. Concienciaos de que no hay justificación alguna para que debáis presuponer que
vuestro ministro se está comportando con actitud sincera hacia vosotros. Por lo tanto,
cercioraros siempre de la verdad o falsedad de lo que os sea comunicado por vuestro
ministro. Jamás os abstengáis de inspeccionar todo lo que vuestro ministro diga o haga.
045. ¿Cuáles son algunas de las informaciones que nosotros os aconsejamos que
obtengáis acerca de vuestro ministro?
Uno. Acerca de las obras de vuestro ministro. Averiguad de cuales de ellas existe alguna
prueba. Redactad un listado en que consten todas aquellas obras de las que exista
acreditación bastante.
Dos. Averiguad cuales son los verdaderos pensamientos de vuestro ministro. Una
técnica para lograrlo consiste en que le mantengáis cerca de vosotros.
Tres. Averiguad cuales son los procederes de vuestro ministro. Una técnica para
lograrlo consiste en que le encomendéis trabajos varios, no tan cerca de vosotros.
Cuatro. Quizás exista algo que no consideréis nítidamente claro. Una técnica para
averiguarlo consiste en que realicéis inferencias a partir de aquello que sí que
consideréis claro.
Cinco. Averiguad siempre cual es la manera de ser y de comportarse de vuestros
ministros, y averiguad siempre lo que ellos están verdaderamente haciendo en cada
momento. Para lograr averiguar tales cosas, acumulad de manera organizada cuantos
datos podáis recabar provenientes de cualquier fuente. Caso de que hayáis llegado a
averiguar algún hecho potencialmente turbio, no os abstengáis de ponderarlo.
Título III. Acerca de las maquinaciones.
046. Acerca de la técnica vía la cual lograréis que vuestros ministros sientan temor
hacia vosotros, y se abstengan de maquinar en contra vuestra. ¿En qué consiste?
Quizás descubráis alguna infracción. Toda infracción que descubráis, castigadla de
manera inexorable y sin excepciones.
047. Acerca de los ministros inmersos en maquinaciones.
Quizás hayáis descubierto algún indicio que apunte hacia tal probabilidad. Quizás
hayáis averiguado las identidades de los miembros de la maquinación; y quizás también
hayáis averiguado las identidades de quienes eran conscientes de que la maquinación
estaba gestándose. ¿Cuál debería ser vuestra reacción?
Uno. Hay individuos que habrán permanecido ingenuos acerca de la maquinación en
curso. Ni les premiéis, ni les castiguéis.
Dos. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, y que
además la habrán secundado. Castigadles.
Tres. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, que no la
habrán secundado pero que tampoco la habrán delatado. Castigadles.
Cuatro. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, que se
habrán abstenido de secundarla, y que la habrán delatado. Premiadles.
048. Acerca de la técnica vía la cual desurdir una confabulación. ¿En qué consiste?
Malquistad a los miembros de la confabulación.
049. Acerca de la técnica vía la cual podréis disgregar luna maquinación
interministerial. ¿En qué consiste?
Destituid de manera paulatina y progresiva a los maquinadores.
Título IV. Acerca de las técnicas vía las cuales evitaréis que vuestros ministros y
vuestros allegados impidan a los delatores acercarse a vosotros, y vía las cuales evitaréis
que los delatores acaben aniquilados.
050. Quizás un ministro honesto os haya reportado alguna información que apunte hacia
que algún otro ministro ha incurrido en errores políticos, en fraudes, o entramas ocultas.
Entonces, y en todos los casos, procurad a toda costa que nadie distinto a vosotros
llegue a averiguar dato alguno acerca de la identidad de vuestro informante, o acerca del
contenido de la información suministrada.
051. Quizás ocurra que el informante ocupa una posición jerárquicamente inferior a la
del individuo al que está delatando.
Entonces, ni divulguéis la identidad del delator, ni divulguéis el cauce vía el cual
recibisteis la información, ni divulguéis dato alguno acerca del contenido de tal
información.
Título V. Acerca de las técnicas vía la cuales lograréis que vuestro ministro no os pierda
el respeto.
052. ¿En qué consisten tales técnicas?
En que jamás os abstengáis de inspeccionar todo lo que vuestro ministro diga o haga.
053. ¿En qué consiste la técnica vía la cual podréis despejar vuestras dudas acerca de un
asunto cualquiera?
Comunicadle a vuestro ministro algo que sea exactamente lo opuesto a vuestra
verdadera opinión acerca del asunto.
054. ¿En qué consisten las técnicas vía las cuales mantendréis bajo vuestra sujeción la
prepotencia de vuestro ministro?
Uno. Utilizad consejeros informadores.
Dos. Castigad a todo aquel ministro que cometa errores.
055. ¿En qué consiste la técnica vía la cual rectificaréis a vuestro mal ministro?
Recriminadle por sus malas obras. Cercioraros acerca de si él se corrige, o no se corrige.
056. ¿En qué consiste la técnica vía la cual minoraréis el riesgo de que vuestros
ministros infrinjan vuestras regulaciones?
Explicad por anticipado y de manera explícita, indubitable e inequívoca, a vuestros
ministros, vuestras regulaciones.
057. ¿En qué consiste la técnica vía la cual seréis capaces de discernir entre un
individuo sincero y un individuo adulador?
Cuando estéis tratando con un individuo cualquiera, comportaos sin altivez alguna.
058. Acerca de que todavía no hayáis acabado de averiguar algo acerca de algo que
permanece semioculto. ¿En qué consiste la técnica vía la cual averiguaréis eso que
todavía está incógnito?
Divulgad aquello acerca de lo cual sí que estéis informados del asunto.
059. Acerca de la técnica vía la cual podréis averiguar la verdad de un caso. ¿En qué
consiste?
Atemorizad a vuestra Población.
060. Acerca de que existan asuntos que están oscuros y que son sospechosos. ¿Cuál es
el proceder sensato frente a tales asuntos?
Examinadlos hasta que hayáis esclarecido su realidad.
061. Acerca de las técnicas vía las cuales mantendréis controlados a vuestros ministros
cercanos.
Uno. Mantened a cada uno, confinado dentro de las competencias consustanciales a su
cargo.
Dos. Enviad espías cuya tarea consista en realizar comprobaciones.
062. Acerca de las técnicas vía las cuales mantendréis controlados a vuestros ministros
lejanos.
Emitid de manera incesante y amenazadora unas prohibiciones tales que vuestro
ministro lejano permanezca ininterrumpidamente atemorizado.
Título VI. Acerca de las propuestas provenientes de vuestro ministro.
Capítulo I.. Acerca de algunas precauciones que deberéis respetar.
063. Quizás deseéis que sea elaborada por vuestro ministro una propuesta. ¿Cuál es una
de las precauciones que debéis respetar antes de solicitar la formulación de propuestas?
Antes de pedir nada, cercioraros de que lo tenéis todo bajo vuestro control. Si no lo
tenéis todo bajo vuestro control, entonces no os apresuréis a pedir propuestas.
064. Acerca de algunos aspectos que deberíais haber escudriñado cautelosamente antes
de resolveros a admitir a trámite una propuesta.
Uno. Concienciaos de que quizás exista en curso una confabulación contra vosotros, y
de que quizás la propuesta sea uno de los elementos que integran tal confabulación.
Cercioraros, por tanto, de que las propuestas no sean elementos integrados en
confabulaciones.
Dos. Acerca de que un ministro haya formulado en cuanto a un mismo asunto, una
pluralidad de propuestas, o una propuesta que sea vaga, borrosa, o poco transparente.
Concienciaos de que si aceptaseis propuestas como esas, entonces acabaríais siendo
vosotros los que os auto-formularíais una propuesta; y concienciaos de que esto
equivaldría a dejar irresponsable a vuestro ministro. Así pues, cercioraros de que acerca
de cada asunto cada ministro ofrezca una propuesta nada más, y cercioraros de que tal
propuesta sea precisa, inequívoca y transparente.
Capítulo II. Acerca de la secuencia de etapas vía las cuales discurre el procedimiento de
escucha de propuestas ministeriales.
065. Etapa primera. Escuchad uno a uno, de manera reservada, y por separado, a cada
uno de vuestros ministros.
¿Cuáles son algunas de las justificaciones de que os aconsejemos obrar así?
Justificación primera. Concienciaos de que en una Asamblea los ministros tomarán la
palabra uno tras otro; concienciaos de que es posible que durante el transcurso de la
Asamblea, un ministro que todavía no ha hablado perciba que su solución es peor que la
de quien está hablando; esto impulsará, a ese ministro, a desechar aquello que el
deseaba proponer y a ofrecer una solución mejor que la de quienes le preceden en el
turno de palabra. Esto es malo porque os impedirá discernir entre el ministro inteligente,
y el ministro inepto.
Justificación segunda. Concienciaos de que quizás vuestro ministro intente evitar que
encontréis motivos para no mantenerle en su cargo, y concienciaos de que para lograrlo,
él quizás intente eludir su obligación de aconsejaros. A causa de ello, quizás, vuestro
ministro intente permanecer callado y no presentaros propuesta alguna. De ahí que
debáis disuadirle de comportarse así; y esto lo lograréis gracias a la escucha de
propuestas individualizada y reservada.
066. Segunda etapa. Reunid a la Asamblea de ministros, y escuchadlos.
¿Cuáles son algunas prácticas sensatas que os aconsejamos respetar durante el
transcurso de la Asamblea?
1. "Escuchadlos" significa exactamente "escuchadlos". No formuléis opiniones o
propuestas. Toda propuesta u opinión debe provenir de vuestros ministros; no de
vosotros. Durante el transcurso de la Asamblea, permaneced silenciosos en todo
momento. Todas las propuestas deberán ser objeto de extensa discusión entre vuestros
ministros.
2. Ningún ministro podrá abstenerse de ofrecer propuesta acerca de todos y cada uno de
los asuntos discutidos, y ningún ministro podrá ofrecer más de una propuesta acerca de
un mismo asunto. Es decir: para cada asunto existirán tantas propuestas como ministros.
3. La propuesta ministerial no podrá consistir en un plagio de otras propuestas. Y
además deberá ser transparente e inequívoca.
4. Quizás ocurra que alguien no ofrezca propuesta alguna, o quizás ocurra que alguien
os ofrezca una pluralidad de propuestas acerca de un mismo asunto, o quizás ocurra que
alguna propuesta manifieste ambigüedades. Castigad a todo ministro que incurra en
cualquiera de estos comportamientos desleales.
067. Tercera etapa. No comencéis a examinar inmediatamente después de la conclusión
de la Asamblea, las propuestas ofrecidas; en vez de eso dejad transcurrir una cantidad
prudencial de tiempo. Concienciaos de que en tanto no hayáis recuperado todavía
vuestra templanza de ánimo, y mientras estéis bajo los efectos del entusiasmo, o de la
irritación, o de vuestros gustos, estaréis en un estado mental irracional que quizás os
conduzca hacia decisiones erróneas. De ahí, que consideremos este reposo mental, una
etapa más dentro del procedimiento decisorio.
068.Cuarta etapa. Una vez hayáis recuperado vuestra cordura, ya podréis comenzar a
examinar las propuestas ofrecidas.
1. Detectad siempre señales que conviertan en sospechosa la propuesta. Siempre,
cercioraros de que no os estéis dejando engañar por las apariencias de una propuesta
engañosa.
2. Acerca de algunas señales que de manera automática convierten en sospechosa una
propuesta. ¿En qué consisten?
Una, Quizás la ejecución parezca ser tan simple y barata, que vosotros estéis
asombrados. El asombro es un estado mental irracional; no os dejéis arrastrar por él.
Concienciaos de que esa simplicidad y esa economicidad pudieran ser excesivas,
temerarias, o encubrir algo.
Dos. Quizás la ejecución parezca muy poco costosa. Concienciaos de que vuestro
ministro quizás os haya presentado una propuesta falsa; y de que quizás ocurra que esa
ejecución acabe resultando verdaderamente costosísima. Por lo tanto, cercioraros de
cuanto puede llegar a ser de verdad la suma de costes y gastos incurribles resultante de
la ejecución de la propuesta. Caso de que sí que ocurra esta anomalía, castigad al autor
de esa propuesta falsa.
Tres. Escudriñad el encabezamiento que preceda a la propuesta en sí. Concienciaos de
que vuestro ministro quizás lo esté instrumentalizando para acallar críticas y para
ganarse buena reputación. Esta mala fe en el empleo de los encabezamientos, queda
evidenciada por la utilización de encabezamientos que suenan algo así como: "sólo
desde la envidia alguien podría criticar mi propuesta". Quizás percibáis que una
propuesta está precedida por un encabezamiento redactado con mala fé; entonces no
permitáis que tal propuesta os incite a relegar apriorísticamente las demás propuestas.
Cuatro. Concienciaos de que es posible que una confabulación tenga entre sus
elementos una propuesta ministerial. En vuestro caso concreto, quizás percibáis que
existe la probabilidad de que esto sea así. Si así ocurre, entonces lograd que el
proponente se sincere.
Cinco. Quizás percibáis que la propuesta está envuelta en oratoria. Entonces, castigad al
proponente.
Seis. Quizás en la propuesta haya existido colusión de una pluralidad de ministros.
Entonces castigad a todo aquél ministro que haya coludido en tal propuesta.
3. Acerca de algunos criterios de juicio, gracias a los cuales las propuestas no podrán
engañaros.
Uno. Examinad desde la perspectiva de conveniencia territorial o inconveniencia
territorial la propuesta.
Dos. Cercioraros de que la ejecución no deba necesariamente fracasar como
consecuencia de estar en oposición al orden natural de las cosas. Es decir, de que el
éxito no esté imposibilitado por variables tales como el clima, las estaciones, la
orografía, la naturaleza humana, o las leyes de la naturaleza, u otras análogas.
Tres. Tomad la propuesta, y examinadla utilizando el criterio de facilidad o dificultad de
ejecución, dadas las concurrentes circunstancias materiales y humanas.
Cuatro. Por un lado, computad lo valioso que pueda ser el resultado razonablemente
esperable; por el otro lado, computad de qué cuantía puedan ser los costes potenciales
razonablemente incurribles para la obtención de tal resultado. Cercioraros de que
aquellos resultados sean de más valor que estos costes.
069. Quinta etapa. Una vez que hayáis examinado todas las propuestas relativas a un
asunto, habréis de escoger de entre todas las propuestas, una y sólo una.
1. Acerca de las prudencias que os aconsejamos respetéis cuando aceptéis una
propuesta.
Una. Absteneos de introducir modificaciones en la propuesta que hayáis escogido.
Dos. Registrad siempre por escrito y de manera literal la propuesta que hayáis escogido.
Tres. Responsabilizad explícitamente al proponente. Responsabilizadle de que los
resultados puedan ser sometidos a comprobación; responsabilizadle de la exacta
igualdad entre el resultado obtenido, y lo que de manera escrita conste como prometido
por la propuesta.
Capítulo III. Acerca de la ejecución de aquella propuesta que hayáis escogido.
070. Absteneos de intervenir en la ejecución. Que toda la responsabilidad recaiga sobre
el proponente.
Capítulo IV. Acerca del examen de los resultados provenientes de la ejecución de la
propuesta.
071. Caso uno. Quizás el resultado sea no comprobable.
Entonces, castigad al proponente.
072. Caso dos. Quizás el resultado sí que sea comprobable.
Aquí hay dos subcasos posibles.
1. Subcaso uno, del caso dos. Quizás sí que medie exacta igualdad entre lo prometido y
lo obtenido. Esto significa que vuestro ministro ha sido recto, sagaz, y eficaz.
Premiad su éxito. Pero absteneos de tratarle con favoritismo; concienciaos de que la
Población siempre busca amigarse con los favorecidos, y de que esto puede llevar hacia
la creación de camarillas.
2. Subcaso dos, del caso dos. Quizás no medie exacta igualdad entre lo prometido y lo
obtenido. Aquí hay tres variaciones posibles.
2.1. Variación uno. Quizás el resultado consista en otra cosa que no es la prometida.
Castigad al proponente.
2.2. Variación dos. Quizás el resultado sea menos que lo prometido.
Concienciaos de que quizás no hayan resultado efectivamente eficientes los esfuerzos
de quienes ejecutaron físicamente la solución. Cercioraros de si esto ha ocurrido así, o
no. Entonces, y según resulte pertinente, premiad o castigad al ministro o a quienes
hayan ejecutado físicamente la solución.
2.3. Variación tres. Quizás el resultado sea más que lo prometido. Concienciaos de que
esto es señal de que vuestro ministro quizás esté intentando hacer méritos ante vosotros.
Este comportamiento es gravísimo. Así que castigadlo severamente; considerad incluso
la posibilidad de matar al proponente.
Capítulo V. Acerca de la imposición y ejecución de los castigos.
073. Comportaos prudentemente a este respecto. Mientras todavía no haya llegado el
momento propicio para ejecutar el castigo que hayáis escogido, no comuniquéis a nadie
vuestra intención de castigar.
LIBRO V. ACERCA DE VUESTRO MINISTRO DE ASUNTOS EXTRANJEROS, Y
ACERCA DE VUESTROS DIPLOMÁTICOS. ACERCA DE LA PARTICIPACIÓN
EN ALIANZAS INTERESTATALES.
Título I. Acerca de los factores que favorecen que vosotros seáis embaucables por
vuestros diplomáticos.
074. ¿En qué consisten algunos de dichos factores?
Uno. Que seáis incapaces de discernir entre lo que a vuestro Estado le es útil, y lo que a
vuestro estado le es inútil.
Dos. Que confiéis ciegamente en la palabra de vuestro diplomático.
Tres. Que os estéis conformando nada más con no sufrir pérdidas.
Título II. Acerca de algunas prudencias respecto a las Alianzas
075. Acerca de los principios que guiarán el comportamiento de vuestro diplomático
cuando él os sugiera cualquier alianza.
Concienciaos de que cuando vuestro diplomático os sugiera una alianza, a él le serán
indiferentes el éxito o fracaso de tal alianza, pues él jamás sufrirá nunca daño, sea cual
sea el resultado de tal alianza. Si hay éxito, vuestro diplomático permanecerá en su
puesto. Si hay fracaso, vuestro diplomático podrá siempre retirarse y vivir apartado de
todo con sus riquezas acumuladas.
076. Acerca de algunas prudencias que deberíais respetar cuando vuestro ministro de
asuntos extranjeros o vuestro diplomático os sugieran que participéis en una alianza
cualquiera.
Uno. Concienciaos de que quizás tal individuo pertenezca a alguna facción a la que le
interese que tal alianza exista. Por lo tanto, cercioraros de que esto no esté ocurriendo.
Dos. Concienciaos de que quizás tal individuo sienta animadversión hacia algún Estado;
y de que quizás tal individuo pretenda instrumentalizar contra tal Estado vuestro Estado.
Cercioraros de que no consiste en esto la motivación que esté impulsando a tal
individuo a sugeriros que participéis en una alianza cualquiera.
Tres. Quizás la Alianza fracase. Entonces, considerad la posibilidad de castigar al
individuo que haya sugerido que participaseis en la Alianza.
Título III. Acerca de los dos tipos de alianza; y acerca de la manera en que cada una de
ellas es explotable por vuestro Ministro de asuntos extranjeros o por vuestro
diplomático, como un utillaje para lograr ellos, sus propios propósitos individualistas.
077. Enunciación de las alianzas.
Alianza con un estado fuerte, contra varios Estados débiles.
Alianza con una pluralidad de Estados débiles, contra un Estado fuerte.
Capítulo I. Acerca de la Alianza con un estado fuerte, contra varios Estados débiles.
078. ¿En qué consistirá la excusa para sugeriros tal Alianza?
En que, teóricamente, estaréis protegidos contra los Estados débiles.
079. ¿Cuáles son algunos de los males provenientes de este tipo de alianza?
Uno. El Estado fuerte os exigirá que le sea entregado el mapa de vuestro territorio. Y la
entrega de vuestro mapa, equivale casi a la entrega de vuestro territorio.
Dos. El Estado fuerte os exigirá que le sean entregados vuestros sellos. Tal entrega
equivale a someteros al Estado fuerte; lo cual os causará deshonor, y os desestabilizará
políticamente.
080. ¿Cuál es una de las motivaciones que impulsan a vuestro ministro de asuntos
extranjeros o a vuestro diplomático, a sugeriros tales Alianzas?
Concienciaos de que vuestro Ministro de asuntos extranjeros o vuestro diplomático
quizás obren motivados por la esperanza de obtener algún puesto dentro del Estado
fuerte.
Capítulo II. Acerca de la Alianza con una pluralidad de Estados débiles, contra un
Estado fuerte.
081. ¿En qué consistirá la excusa para sugeriros tal Alianza?
En que si no os aliaseis con la pluralidad de Estados débiles, entonces deberíais temer
perderlo todo. Y si lo perdieseis todo, habríais de perder posición, y habríais de sufrir
menoscabo.
082. ¿En qué consisten algunos de los males provenientes de este tipo de alianzas?
Uno. Siempre existe la posibilidad de que fracaséis en el intento de salvar a los Estados
débiles.
Dos. Ineludiblemente vuestras tropas habrán de ser enviadas a batallar contra el Estado
fuerte. Y, en consecuencia, vuestras ciudadelas tornarán indefensas contra eventuales
ataques enemigos.
Tres. Quizás cometáis alguna imprudencia. Y, entonces quizás el Estado fuerte explote
vuestras circunstancias, y logre controlaros totalmente.
083. ¿Cuál es una de las motivaciones que impulsan a vuestro ministro de asuntos
extranjeros o a vuestro diplomático, a sugeriros tales Alianzas?
Concienciaos de que quizás ellos abriguen la esperanza de que les sea otorgado algún
puesto dentro de alguno de los Estados débiles.
LIBRO VI. ACERCA DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS.
¿En qué consiste un servidor público?
Consiste en todo individuo que desempeñe un cargo público. Y un cargo público
consiste en una posición a la que están ligadas unas tareas especializadas cuyo principal
beneficiario es vuestro Estado.
Título I. Acerca de la carrera de los servidores públicos.
Capítulo I. Acerca de los criterios electivos.
084. Acerca de los criterios desaconsejables.
1. Concienciaos de que hay criterios electivos que son letales para vuestro Estado,
porque tienen por consecuencia, prácticas viciosas, tales como las camarillas, y tales
como el pago de sobornos a cambio de favores. Concienciaos de que tales prácticas
conducirán hacia vuestro desapoderamiento.
2. ¿Cuáles son algunos de los criterios que deberíais absteneros de utilizar?
Uno. Vuestros gustos personales.
Dos. La mera circunstancia de que un individuo goce de buena reputación.
Tres. La mera circunstancia de que un individuo haya sido propuesto por otro individuo.
Comportaos de manera prudente con respecto a este último criterio prohibido; pues, de
una parte deberéis lograr que todos estén disuadidos de proponeros individuos ineptos
para el cargo; y de otra parte deberéis lograr que todos estén incentivados a presentaros
individuos idóneos para el cargo.
Quizás, tras haber vosotros examinado al individuo propuesto, estiméis que dicho
individuo es idóneo para ese cargo. Cuando hayáis escogido influidos por una propuesta
proveniente de otro individuo, pueden ocurrir posteriormente dos resultados
alternativos:
-Resultado uno. Que finalmente, el individuo escogido haya resultado ineptos para el
cargo. Entonces, castigad al proponente.
-Resultado dos. Que finalmente, el individuo escogido sí que haya resultado idóneo para
el cargo. Entonces, premiad al proponente.
Capítulo II. Acerca de la promoción y degradación de los servidores públicos.
085. Concienciaos de que no podréis prever con absoluta certeza que un individuo no
resultará inepto para su cargo público. De ahí, tanto que debáis siempre comportaros
sensatamente en cuanto a los ascensos, como que debáis considerar siempre la
posibilidad de que hayáis estado errados al escoger.
086. Algunas prácticas prudentes.
1. A los individuos hay que promocionarlos de manera paulatina desde lo más bajo
hasta lo más alto.
2. Considerad los resultados de la gestión realizada por dicho individuo.
Considerados tales resultados, vosotros podréis estar cerciorados acerca de la aptitud o
ineptitud de ese individuo para tal cargo.
Quizás hayáis escogido a un inepto. Entonces, degradadle. Quizás le escogisteis
influidos por una sugerencia; entonces, castigad a quien formuló tal sugerencia.
Quizás hayáis escogido a alguien que ha resultado definitivamente muy eficiente para la
tarea encomendada. Entonces, y progresivamente conferidle más cargo, de manera que
pueda desarrollar más aún su aptitud; y a más cargo, más paga. Quizás le escogisteis
influidos por una sugerencia; entonces premiad a quien formuló tal sugerencia.
Título II. Buenas prácticas.
Capítulo I. Acerca de algunas buenas prácticas aplicables indiferentemente de cual sea
el perfil psicológico del individuo titular del cargo.
086. Enunciad unos deslindes competenciales extremadamente nítidos, y que todos
hayan de respetar.
1. Quizás alguien se abstenga de ejercer alguna competencia consustancial a su cargo.
Entonces, castigadle.
2. Quizás alguien usurpe el ejercicio de competencias ajenas. Concienciaos de que tal
ejercicio de competencias ajenas es una fuente de potencial caos; además, tal exceso
quizás sea una señal de que tal individuo está pretendiendo hacer méritos ante alguien.
Motivados nosotros por todo lo anterior, os aconsejamos castigar a tal individuo
usurpador.
087. Instituid sistemas de inteligencia, espionaje y delación. En cuanto a sistemas de
delación, hay dos sistemas: el sistema de delación ordinario, y el sistema de delación de
maquinaciones.
1. Acerca del sistema de delación ordinario. Consiste en que el inferior inmediato a cada
servidor público os reporte informe acerca de ese servidor. Así:
- El ministro inferior delatará al ministro superior; y el ministro superior delatará al
Primer Ministro.
-El embajador delatará a la Embajada.
-El servidor público delatará al Gobernante.
-El Subsecretario delatará al Secretario del Soberano.
-El soldado delatará al Cuadro.
-El sirviente delatará a vuestra esposa y a vuestras concubinas.
2. Acerca del sistema de delación de maquinaciones.
¿En qué consiste el propósito de tal sistema? En lograr que el delator y el potencial
delatado se vigilen y teman el uno al otro mutuamente.
¿De qué manera funciona este sistema? Un superior vigilará a diez inferiores. Diez
inferiores vigilarán a un superior.
¿En qué consiste la técnica vía la cual lograréis que nadie se atreva a delatar a nadie
infundadamente, y a la vez, que todos se sientan incentivados a delatar fundadamente a
todos?
Quizás acabe acreditándose la culpabilidad del delatado; entonces, premiad al delator.
Quizás acabe acreditándose la inocencia del delatado; entonces castigad al delator.
Considerad ahora lo que antes os hemos aconsejado en relación al anonimato de los
delatores.
Acerca de algunas buenas prácticas cuya pertinencia depende de los rasgos psicológicos
del titular del cargo. O los individuos son honestos, o son malvados. Sean honestos o
malvados, pueden ser materialistas, o no serlo.
088. Perfil uno; compatible con los caracteres dos y tres. Individuo materialista.
Quizás ese individuo haya sido eficaz en su trabajo para bien de vuestro Estado.
Entonces, promocionadle hacia cargos de más grado y más paga.
089. Perfil dos. Individuo honesto.
Quizás tal individuo tenga familiares. Entonces, mantenedlos bajo lujoso y secreto
arresto domiciliario. así, en caso de necesidad, vosotros podréis utilizar de rehenes a
tales familiares.
090- Perfil tres. Individuo malvado.
1. Permaneced vigilantes. Exigidle el cumplimiento de sus propuestas.
2. Castigadles rigurosamente. Aquí caben dos supuestos:
Supuesto uno. Quizás el castigo legal no os ocasione a vosotros daño alguno; entonces
castigadle legalmente.
Supuesto dos. Quizás el castigo legal pueda derivar en que vosotros sufráis algún daño;
entonces castigadle extralegalmente vía asesinato, o vía colocarlos en circunstancias
tales que resulte inevitable que él muera a manos de algún enemigo.
LIBRO VII. ACERCA DE VUESTRA POBLACIÓN.
Título I.
091. Acerca de la psicología de los individuos ordinarios.
Uno. Quizás, un bienestar futuro y duradero esté condicionado a soportar hoy de manera
transitoria algún malestar. Pues bien, esto es incomprensible para el individuo ordinario.
Dos. El individuo ordinario se evadirá de trabajar en pro del acrecentamiento de la
riqueza nacional.
Tres. Una medida para disuadir a los malvados consiste en el endurecimiento de los
castigos. Pues bien, el individuo ordinario desaprobará tal endurecimiento.
Cuatro. La recaudación de impuestos y diezmos es necesaria para sobrevivir durante los
tiempos de carestía, y también para que vuestro ejército esté correctamente
aprovisionado. Pues bien, el individuo ordinario desaprobará tal recaudación.
Cinco. La resistencia frente a las agresiones militares extranjeras requiere de que haya
un gran número de individuos que estén capacitados para desempeñar tareas militares.
Pues bien, el individuo ordinario desaprobará recibir formación militar, desaprobará las
levas, y desaprobará que los soldados se entreguen ardorosamente en las batallas.
Seis. Vuestra población detesta el Orden.
Siete. El individuo ordinario es ultra-individualista.
Ocho. El individuo ordinario carece de la formación mínima necesaria para tratar acerca
de asuntos de Estado.
Título II.
092. Acerca del modo en que deberéis tratar a vuestra Población.
Uno. ¿En qué consiste lo que podréis explotar de cada individuo ordinario?
Hay individuos ordinarios que son expertos técnicos, hay individuos ordinarios que son
muy sabios, y hay individuos ordinarios que no son ni lo uno ni lo otro. De los
primeros, explotad la pericia técnica; de los segundos, explotad la sabiduría; de los
terceros, explotad la fuerza.
Dos. Concienciaos de que con bastante frecuencia necesitaréis instaurar medidas
innovadoras muy impopulares: Entonces habréis de comportaros de manera lo
suficientemente estricta como para aplicar tales medidas teniendo en contra vuestra la
voluntad popular.
Tres. Concienciaos de que un individuo ordinario sobrecargado por los trabajos que
vosotros le estáis exigiendo estará dispuesto a sobornar a quienquiera que pueda
descargarle de obligaciones; por ejemplo, a vuestros ministros con poderes locales.
Considerad aquí lo que antes nosotros expusimos acerca de los peligros provenientes de
esta circunstancia. Así pues, absteneos de sobrecargar de trabajo a vuestra Población.
LIBRO VIII. Acerca de los premios y acerca de los castigos.
Título I. Acerca del contenido de los premios, y acerca del contenido de los castigos.
093. Acerca de algunos datos de los que deberéis ser conscientes al escoger el contenido
de los premios y de los castigos.
Uno. En lo concerniente a los bienes materiales, averiguad cuales abundan y cuales
escasean.
Dos. En lo concerniente a los puestos de poder, averiguad cual es su estima entre
aquellos individuos sobre los que ejercéis vuestro poder.
Cercioraros acerca de si tales puestos son considerados futiles, o por el contrario son
estimados como algo importante.
Tres. Averiguad en qué consiste lo que tales individuos ansían, y en qué consiste lo que
tales individuos detestan. Premiadles con lo que ellos ansían; castigadles con lo que
ellos detestan.
094. Acerca del contenido concreto de los premios.
1. Indiferentemente de la conducta premiable, jamás os abstengáis de alabar
inmensamente las conductas premiables.
2. Quizás lo que estéis premiando consista en haber demostrado la posesión de una
habilidad relevante. Entonces prromocionad en el escalafón, a tal individuo hacia un
puesto más alto y más remunerado cuyas características favorezcan que ese individuo
pueda desenvolver aún más su habilidad. Además, a la vez que le premiéis, honradle y
alabadle enormemente.
3. Quizás lo que premiéis consista en haber obrado de manera respetuosa con vuestra
voluntad. Entonces entregad un generoso premio material a ese individuo. Además y a
la vez, honrad y alabad enormemente al individuo premiado.
095. Acerca del contenido concreto de los castigos.
1. Concienciaos de que vuestros castigos habrán de lograr que vuestra Población se
sienta afrentada por ellos.
2. Sea cual fuere el castigo, irá siempre acompañado de tremendas reprimendas. No
alabéis ni justifiquéis comportamientos vía los cuales se infrinja vuestra ley; denigradlos
siempre.
Título II. Acerca de la técnica de establecimiento de premios y castigos.
096. ¿Cuáles son algunos de los criterios que deberéis respetar siempre?
Los premios y castigos estarán predeterminados conforme a criterios nítidos e
invariables.
Los premios y castigos estarán consignados en leyes cuya aplicación será irretroactiva.
Título III. Acerca de la decisión de otorgar premios y de imponer castigos.
097. En qué consisten algunas prudencias en cuanto a esto?
Uno. No aguardéis la opinión de vuestros allegados.
Dos. Cercioraros de que nadie reciba premios inmerecidos. Cercioraros de que se
ejecuten las penas de muerte. Cercioraros de que ningún crimen quede impune.
Titulo IV. Acerca de la técnica de aplicación de los premios y castigos.
Capítulo I. Acerca de la técnica vía la cual acrecentar la probabilidad de que vuestros
ministros, vuestros allegados, y vuestra Población se abstengan tanto de obrar mal,
como de admirar a los malvados.
098. Acerca de la inexorabilidad de los castigos.
Sea quien fuere el individuo merecedor de castigo, y sea cual fuere vuestro deseo de
castigar o de no castigar, no permitáis que tal individuo quede impune. Aplicad
inexorablemente los castigos pertinentes, y absteneos de toda piedad y benevolencia;
comportaos severa y despiadadamente. No obstante, comportaos con justicia siempre;
procurad que medie una razonable proporcíon entre, de una parte, la conducta de quien
obró sin respeto a vuestra voluntad y, de otra parte el castigo que inflijáis a tal infractor.
099. Acerca de que un mismo individuo sea autor tanto de comportamientos punibles,
como de comportamientos premiables.
Inflingidle el castigo pertinente para los comportamientos punibles, y otorgadle el
premio pertinente para los comportamientos premiables. O, lo que es lo mismo,
absteneos de realizar compensaciones entre premios y castigos.
Capítulo II. Acerca de la técnica vía la cual acrecentar la probabilidad de que vuestros
ministros y vuestra población se afanen en trabajar en pro de lo que es bueno para
vuestro Estado.
100. Acerca de la inexorabilidad de los premios.
Quizás alguien haya trabajado en pro de vuestro Estado y merezca ser premiado.
Entonces, e indiferentemente de lo plebeyo que dicho individuo sea e indiferentemente
de vuestro deseo de premiar o no premiar, habréis de premiarle inexorablemente.
Cercioraros de que siempre se premie a todo aquel que verdaderamente lo merezca; y
cercioraros de que nunca se premie a quien no lo merezca.
Comportaos siempre con justicia en lo concerniente a quien merece ser premiado y al
contenido del premio.
101. Quizás alguien se haya comportado de manera punible, y de manera premiable. No
compenséis premios con castigos, ni castigos con premios; aplicad ambos: otorgad el
premio e inflingid el castigo.
Capítulo III. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos probables las alianzas de
ministros con malvados.
102. Concienciaos de que si tales alianzas ocurriesen, vuestra Población se quedaría sin
nadie ante quien expresar su descontento; lo cual la sumiría en la desesperación.
El remedio a esto, consiste en que castiguéis siempre a todo individuo que lo merezca.
Indiferentemente de que sea humilde, rico, allegado o ministro.
Título V. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos probable que vuestros ministros
sean sobornados a cambio de favores. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos
probable que vuestros ministros corruptos exterminen a vuestros ministros leales.
103. Concienciaos de que hay potestades cuyo ejercicio debería competeros a vosotros y
a nadie más. Tales potestades consisten en:
Uno. Predeterminar cuales serán las conductas premiables y cuales serán las conductas
punibles.
Dos. Predeterminar cuanto será en su caso el pertinente premio, o el pertinente castigo.
Tres. Predeterminar la justificación de que todo eso sea de esa manera.
Cuatro. Imponer las penas y otorgar los premios.
LIBRO IX. Acerca de la ley.
Título I. Acerca de la renuncia a la arbitrariedad.
104. ¿Cuáles son las justificaciones de que afirmemos que os conviene renunciar a a
comportaros arbitrariamente?
Uno. Gracias a esta renuncia, evitaréis ser arrastrados por vuestros deseos. Cuando
actuéis, guiaos por los criterios de conveniencia o inconveniencia nada más.
Dos. Gracias a esta renuncia, todos se abstendrán de intentar influiros en lo concerniente
a escoger, promocionar, degradar, premiar o castigar a vuestros subordinados, a
vuestros oficiales, y a vuestros ministros.
Tres. Gracias a esta renuncia, nadie osará infringir en propio provecho vuestra voluntad.
Cuatro. Gracias a esta renuncia, quedarán nítidamente deslindadas las competencias de
vuestros ministros. Y, gracias a esto último, nadie podrá conceder favores, ni nadie
podrá usurpar vuestras competencias, ni nadie pretenderá hacer méritos ante vosotros.
Título II. Acerca de los propósitos de vuestro sistema legal.
105. ¿Cuáles son algunos de ellos?
Uno. En lo concerniente a vuestros ministros, el sistema legal explicitará de manera
nítida y transparente los criterios que de manera inexorable respetaréis en relación a
ciertos asuntos que atañen a vuestros ministros. Tales asuntos consisten en los criterios
selectivos, los criterios de promoción o degradación, la remuneración, la cabida
competencial, la responsabilidad, y el régimen disciplinario de premios y castigos.
Dos. El sistema legal deberá ser de ayuda para descubrir las maldades de vuestros
inferiores, de ayuda para lograr el restablecimiento del orden, de ayuda para juzgar las
infracciones, y de ayuda para minimizar la probabilidad de comisión de delitos.-
Tres. El sistema legal deberá ser de ayuda para impedir la doblez y la mentira.
Cuatro. El sistema legal será de ayuda para amenazar a vuestros funcionarios y para
atemorizar a vuestra Población.
Cinco. El sistema legal deberá ser de ayuda para homogeneizar la conducta y
pensamiento humanos.
Seis. El sistema legal deberá ser de ayuda para combatir las extravagancias.
Siete. El sistema legal deberá ser de ayuda para impedir que los servidores públicos
utilicen su cargo como instrumento de opresión sobre los humildes.
106. Acerca de las justificaciones de que afirmemos que tan indispensable como que el
Soberano no sea inepto, es el que exista un sistema legal.
Uno. Concienciaos de que la ambición impulsará a vuestros oficiales a acaparar
riquezas con las que obtener poder. Concienciaos de que si un oficial logra evadirse de
vuestros controles, entonces estaréis expuestos al riesgo de que ese oficial se autoasigne
la retribución que le venga en gana, y que la cobre a base de forzar el recaudo popular.
La ley debe ser de ayuda para evitar que esto ocurra.
Dos. Gracias a la ley, es posible mantener explicitadas las competencias que os
muestran como notoriamente desiguales a vuestros ministros.
Tres. Concienciaos de lo antinatural y poco espontáneo que le resulta a un ser humano
el obrar según los criterios de lo justo y lo injusto.
Acerca de los principios generales que sirven de guía al contenido de las leyes.
Uno. La utilidad y la conveniencia nada más. Jamás os guiéis por el criterio de la
justicia ética.
Dos. Los premios y castigos perseguirán el propósito de que sea máximo el número de
individuos que se abstengan de obrar mal.
Título III. Acerca de la optimización del sistema legal.
107. Acerca de los tres rasgos genuinos de un sistema correctamente optimizado.
Uno. Debe existir un sistema legal, pero sólo uno.
Dos. Tal sistema legal será de aplicación universal en todo el territorio. No habrá
sistemas legales locales.
Tres. Tal sistema legal deberá ser transparente y nítido, y deberá ser inteligible para
cualquiera. No habrá en él inconsistencia lógica alguna. No habrá en él nada ambiguo o
interpretable.
108. Acerca de los males provenientes de un sistema no optimizado.
Uno. Es probable que alguien intente explotar las potenciales ambigüedades, antinomias
o inconsistencias.
Dos. Es probable que vuestra Población sea incapaz de entender la Ley.
Título IV. Acerca de las mutaciones legislativas.
109. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que la excesiva frecuencia de las
mutaciones resultará contraproducente?.
Uno. Concienciaos de que tales mutaciones tienen por efecto que la Población sufra.
Dos. Hay leyes que atañen al trabajo que cada individuo desempeña. Concienciaos de
que las mutaciones legislativas acerca de esto quizás tengan por efecto un decrecimiento
de la productividad económica total.
Libro X. Acerca del comportamiento sensato. Resumen.
Algunas buenas prácticas.
Uno. Quizás algún ministro os haya comunicado algo. Mantenedlo secreto.
Dos. Acerca de la elaboración de proyectos. Tal elaboración compete a vuestros
ministros; no elaboréis vosotros nada; ni tampoco introduzcáis modificaciones en las
propuestas que aprobéis. Limitaos a vigilar a vuestros ministros y a responsabilizarles.
Cercioraros de si es o no es beneficioso para vuestro Estado el obrar de vuestro
ministro. Quizás no concuerden entre ellos el resultado prometido por la propuesta y el
resultado obtenido; entonces, responsabilizad a vuestro ministro.
Tres. Acerca de vuestros deseos, intenciones e ideas preconcebidas. Jamás permitáis su
exteriorización.
Cuatro. Acerca de vuestro comportamiento. Permaneced imperceptibles siempre.
Absteneos de obrar. Aparentad no estar viendo ni oyendo. Evitad dejar rastros.
Cinco. Acerca de la ignorancia en que habréis de mantener a vuestros subordinados.
Concienciaos de que la toma de decisiones autónomas requiere de conocimiento;
concienciaos de que el conocimiento consiste en una colección de informaciones dotada
de un significado global; concienciaos de que la información consiste en datos sueltos
estructurados y organizados según algún criterio. De ahí que os aconsejemos que
impidáis a vuestros subordinados tener ideas claras acerca de cualquier asunto;
mantenedlos incomunicados; mantenedlos ocupados sólo en sus asuntos.
Seis. Desurdid las alianzas. Desbaratad las conspiraciones. Disgregad a las camarillas y
a sus cómplices.
Siete. Dadles a todos una ley que obedecer; aplicadla inexorablemente.
Ocho. Acerca de los autores de los comportamientos premiables o punibles, y acerca de
la aplicación del pertinente premio o castigo. La aplicación de uno u otro ocurrirá
inexorablemente y con indiferencia a quien sea el individuo merecedor de premio o
castigo. Se reciben por todo aquel que los merece; no se reciben por nadie que no los
merezca.
Nueve. Acerca de la técnica vía la cual lograr que todos os teman y que nadie admire a
los corruptos. Los castigos habrán de ser justos, y su aplicación será inexorable y
ocurrirá sin benevolencia ni piedad alguna. Nadie quedará impune.
Diez. Acerca del criterio de asignación de cargos y trabajos.
Asignad a cada individuo aquel cargo que tal individuo sea capaz de desempeñar más
eficientemente.
Once. Lograd que vuestros ministros obren para bien de vuestro Estado, y lograd que
obedezcan vuestra ley.
Doce. Lograd que vuestros diplomáticos obren para bien de vuestro Estado, y procurad
que sean individuos juiciosos.
Trece. Vuestros allegados no deberían comportarse como consultores vuestros.
Concienciaos de que quizás vuestros allegados sean necios, y de que quizás les estéis
consultando acerca de propuestas elaboradas por individuos sensatos. Concienciaos de
que quizás vuestros allegados sean deshonestos, y de que quizás les estéis consultando
acerca de propuestas elaboradas por individuos honestos.
Acerca de algunos factores que acrecientan la probabilidad de que acabéis asesinados.
Uno. Que vuestros familiares importantes y vuestra élite hayan emigrado hacia Estados
enemigos vuestros. Tales Estados quedarán fortalecidos.
Dos. Que hayáis condenado a un individuo, y que después mantengáis con él una
relación estrecha. Concienciaos de que quizás tal individuo os odie y os guarde rencor.
Tres. Que vuestro ministro se haya comportado de manera punible, y que la necesidad
de mantener oculta vuestra cólera os haya forzado a demoraros en castigarle; y que esto
impulse a vuestro ministro a levantarse contra vosotros.
Cuatro. Que mantengáis de manera simultánea dos grandes ministros, los cuales estén
dotados de una cantidad de poder semejante, y que tales ministros se hayan confabulado
para asesinaros.
Cinco. Que os hayáis comportado imprudentemente y hayáis dejado de ser misteriosos e
imprevisibles; y que como consecuencia, alguna de vuestras parejas haya logrado
encontrar ocasiones para envenenaros.
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Técnica de ejercicio del poder soberano

  • 1. Técnica de ejercicio del poder soberano. Resumen libre y descontextualizado redactado alrededor de algunos textos políticos de de Han FeiZi (280 a.C - 230 a.C), a modo de breviario para gobernantes sensatos. Redactado por: Serafín Pérez Izquierdo. INDICE. LIBRO 0…Introducción. LIBRO I. Acerca de las variables relevantes que influyen sobre vuestra capacidad de gobernar de manera efectiva. LIBRO II. Acerca de la necesidad, y acerca de la insaciabilidad. LIBRO III. Acerca de que Soberano lo seáis vosotros; acerca de vuestros enemigos naturales. Libro IV. Acerca de vuestros ministros. LIBRO V. Acerca de vuestro ministro de asuntos extranjeros, acerca de vuestros diplomáticos, y acerca de la participación en alianzas entre Estados. LIBRO VI. Acerca de los servidores públicos. LIBRO VII. Acerca de vuestra población. LIBRO VIII. Acerca de los premios y acerca de los castigos. LIBRO IX. Acerca de la ley LIBRO X. Acerca del comportamiento sensato. Resumen. Libro 0. Algunas perogrulladas, que no lo son tanto, ajenas, y muy posteriores a la muerte de Han Fei Zi, acerca de los desacuerdos entre individuos, acerca del conflicto, acerca de la guerra, acerca del poder político, acerca del Estado, acerca de las Constituciones Polítcas de los Estados, y acerca de otros asuntos. 001. Acerca de la existencia o inexistencia del Poder Político. Hay individuos humanos que han de compartir un mismo tiempo y mismo espacio físico. Son rasgos de todo humano, la autonomía de su voluntad guiada por sus deseos; y la intención de llevarla a efecto, incluso a expensas de que los demás humanos no puedan hacer lo mismo. Es irrelevante cual sea el contenido material de la voluntad; lo relevante consiste en que es posible que dos voluntades incompatibles concurran en el mismo lugar y en el mismo tiempo, y sean irreconciliables la una con la otra; de esto se desprende que si un individuo lograse que sus deseos quedasen satisfechos, entonces el otro individuo no podría ver satisfechos los suyos. De ahí, que afirmemos que allá donde exista una comunidad humana, allá quizás exista una irreconciliabilidad entre deseos que derive hacia un desacuerdo que los individuos sean incapaces de resolver vía negociaciones pacíficas.
  • 2. Quizás exista algún mecanismo vía el cual como consecuencia de una resolución elaborada y adoptada entre todos los individuos, o por uno solo de ellos, se obtenga una iniciativa vía la cual se solvente el desacuerdo; y quizás dicha resolución sea acatada; ya sea pacíficamente, ya sea indeseadamente, o incluso por la fuerza. Allá donde tal mecanismo exista, y tal resolución se acate, allá habrá un poder político. Allá donde tal mecanismo no exista, o exista pero sea ineficaz, allá no habrá poder político. Entonces, quizás alguien pretenda que su voluntad sea acatada por todos; y, entonces, quizás alguien se niegue acatarla. Es este conflicto entre voluntades la simiente de todas las guerras. Todas las guerras concluyen de igual manera: Alfa logra que las circunstancias de No-alfa sean tan desventajosas para No-alfa, que No-alfa estimará que lo menos perjudicial para sus intereses consiste en acatar la voluntad de Alfa y no resistirse más. En todas las guerras, los triunfantes prosperarán a expensas de los derrotados. 002. ¿En qué consiste un Estado? Entre un colectivo humano y dentro de unos confines geográficos, quizás ocurra que un poder político se consolide tan establemente, que no sea desintegrable ni por las presiones provenientes desde el interior del colectivo humano, ni por las presiones provenientes desde el exterior. Cuando una consolidación así de estable ocurre, entonces hay Estado; cuando no ocurre, entonces sólo hay un Estado fallido y en vías de disolución. 003. Acerca de los cuatro requisitos sin los cuales la estabilidad interna es imposible. ¿Cuáles son? Uno. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio acerca del empleo de la fuerza. Y que, estadísticamente, ocurra que tal monopolio esté siendo acatado, sin intención alguna de rebelión, por una mayoría cualitativamente relevante lo suficientemente amplia como para que ningún miembro de la población pueda eficazmente oponerse vía medios violentos, contra el Estado; y lo suficientemente amplia como para que ningún miembro de la población, pueda ejercer sin temor a las represalias del estado, una violencia cualquiera, sobre algún otro individuo cualquiera miembro de la población. Dos. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio acerca de las decisiones que atañan a las colectividades miembras de la colectividad humana sobre la cual el poder soberano esté siendo ejercido. Y que sólo las decisiones provenientes de ese alguien y de nadie más, sean vinculantes para los destinatarios a los que van dirigidas. Tres. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio para determinar quienes son los que han respetado tales decisiones, y para determinar quienes son los que no las han respetado. Cuatro. Que a favor de alguien, exista un efectivo monopolio para forzar a que quien no haya respetado las decisiones y haya recibido alguna penalidad, la sufra de manera efectiva; de manera tal que la venganza personal esté explícitamente prohibida.
  • 3. 004. Acerca de la estabilidad frente a presiones externas. ¿Cuáles son los tres requisitos sin los cuales tal estabilidad es imposible? Quizás vuestro Estado sea diana de agresiones militares provenientes de grupos o de Estados foráneos. Sólo podréis ser estables si sois capaces de repelerlas una y otra vez. Cuando ocurra no sólo esto si no también que, además, vosotros seáis capaces de derrotar a todos, vengan en unión o por separado, y que nadie, por si mismo o en alianza con otros, sea capaz de derrotaros, entonces nosotros consideraremos que vuestro poder militar es hegemónico sobre la región. Todo esto está condicionado por vuestro poderío militar. No podréis ser estables si desde el exterior hay quien pueda desestabilizaros económicamente. Vuestra estabilidad frente a a estas desestabilizaciones depende de vuestra aptitud para autoabasteceros de recursos materiales. No podréis ser estables si desde el exterior hay quien pueda hacer detonar dentro vuestro revueltas internas. Vuestra estabilidad frente a esto depende de la eficacia con la que las leyes sean acatadas dentro de vuestro territorio. Además, es común a los anteriores tres requisitos el que os será muy difícil cumplirlos si no mantenéis bajo estricto control a todo individuo que desempeñe tareas políticas, funcionariales, militares, o diplomáticas 005. Acerca de las Constituciones del Poder Político de los Estados. 1. ¿En qué consiste una verdadera Constitución? Concienciaos en primer lugar, de que en todo Estado, siempre hay alguna manera de ser que es genuina del concreto poder político vigente allí; concienciaos en segundo lugar, de que tal manera de ser muestra unas trazas esquemáticas básicas. Concienciaos en tercer lugar, de que tales trazas están contenidas dentro de la Constitución. Concienciaos en cuarto lugar, de que tal constitución no tiene porqué consistir en un documento; incluso la verdadera constitución puede contradecir a la Constitución documento; de que la constitución-documento sea reiteradamente incumplida no podemos inferir que no exista constitución alguna; solo podemos inferir que no es esa la Constitución. Puede haber una Constitución alternativa cuando efectivamente existen los tres monopolios y la estabilidad, pero no en la manera concreta que viene enunciada por la Constitución- documento. Una verdadera Constitución no se inventa un estado de cosas, si no que se limita a explicitar el que fácticamente ya está existiendo. Quien tiene el poder, no lo tiene porque conste en sitio alguno, si no porque de hecho y con habitualidad, obtiene la obediencia de los demás. Quien no obtiene de esa manera esa obediencia, carece de poder, se diga lo que se diga por la Constitución-documento. 2. ¿Cuáles aspectos son cinco asuntos tratables por una constitución? Toda Constitución tiene por propósito esencial pronunciarse explícitamente acerca de Uno. Quienes son los destinatarios del contenido material de las decisiones. Dos. Cuales son los requisitos de aptitud para participar en el acto de decidir.
  • 4. Tres. Cuales son los requisitos, mecanismos y procedimientos propios de la concepción, gestación y alumbramiento de decisiones. Cuatro. Cuales son los asuntos acerca de los cuales no cabe adoptar decisión alguna. Cuales son los contenidos materiales imposibles para una decisión acerca de un asunto sí decidible. Cinco. Los mecanismos y personas vía los cuales se logrará un efectivo respeto a las decisiones. Resumiendo mucho las cosas, podemos afirmar que a la Constitución le compete pronunciase acerca de qué asuntos y con que límites materiales y formales, a alguien, le pueden ser impuestas vía coerción y coacción las decisiones elaboradas por alguien; o dicho de otra manera, los casos en los que los miembros de las cadenas de mando, los expertos técnicos, y los humanos ordinarios, han de acatar la voluntad de aquel a quien le compete decidir y desea imponer a cualquiera, vía amenaza o violencia, una decisión. 006. En lo referente a decisiones vinculantes que atañen a asuntos colectivos, es usual hablar de legitimación. Y es también usual deslindar entre la legitimación de origen y la legitimación de ejercicio. Hay quien, habla de legitimidad, y no de legitimación. El hecho de no escoger la palabra derivada del verbo, sino escoger un sustantivo que alude a la cualidad de lo legitimo, no es elección en absoluto ingenua. La legitimación se porta en tanto que hay quien la otorga; la legitimidad podría tenerse como un atributo no otorgado por nadie; es decir ser una cualidad personal más que está ligada a un individuo que muestre determinados rasgos que le convierten en legítimo. Esta elección del sustantivo “legitimidad” pretende ocultar el hecho de que si sois capaces de lograr, sin utilización de la compulsión directa, que otro alguien obre contra su propia voluntad, ello ocurre porque este individuo mantiene la creencia de que él está vinculado por vuestras decisiones; es decir, ocultar el hecho de que vuestra aptitud para mandar se cimenta en que otros tienen la creencia que deben obedeceros; y que es falso que su deber de obedecer se cimente sobre vuestra aptitud para mandar. Quizás esté en entredicho vuestra legitimación de origen; entonces, lo que está en entredicho es vuestra mismísima aptitud para decidir. Si os está ocurriendo esto, estaréis expuestos a sufrir un golpe de estado o una revolución popular. Quizás esté en entredicho vuestra legitimación de ejercicio. Esto significa que se está afirmando que estáis decidiendo sin respetar las formalidades y los límites materiales; de manera tal que nadie debería estar obligado a asistiros cuando pretendáis imponer vuestra decisión. Si esta es vuestra circunstancia, entonces estaréis expuestos a movimientos de desobediencia civil. 007. Acerca de la verdadera manera de denegar de legitimación, a alguien. Concienciaos: no por el mero hecho de que infrinjáis las regulaciones estáis denegando a alguien su legitimación; pues, si os escondéis, estáis asintiendo la legitimación de origen y la legitimación de destino.
  • 5. Deslegitimar verdaderamente a alguien, requiere de ciertas técnicas. Infringid de manera pública y notoria la regulación; revindicad como verdaderamente vuestra esa conducta, y ni la encubráis ni la justifiquéis; no huyáis ni os escondáis; entonces, explicitad notoria y públicamente que no reconocéis como legítimos al autor de dicha regulación, o al contenido material o procedimiento de elaboración de dicha regulación. Los individuos deslegitimadores son enormemente peligrosos para un Estado. Son capaces de despertar en el resto de miembros de la comunidad la consciencia de que no hay nada que justifique que un hombre pueda imponer a otro sus decisiones, o incluso de convencerles de que ellos no necesitan a sus gobernantes. Así, perdéis vuestro poder decisorio porque ya nadie os hace caso. 008. Acerca del Soberano. ¿En qué consiste lo genuino del Soberano? Quizás nadie sea capaz de imponeros de manera alguna ninguna decisión; entonces, sois verdaderamente soberanos. Sois soberanos en tanto que estéis sobre toda ley y portéis el poder absoluto. Sois Soberanos en tanto que seáis los amos y señores de la Constitución. Soberano puede serlo una colectividad colegiadamente, o puede serlo un individuo. 009. Acerca del Sistema de la Ley, o de sometimiento a Derecho. 1. Concienciaos de que la propensión a la corrupción y la arbitrariedad es un rasgo ampliamente extendido entre los humanos, y concienciaos de que dicho rasgo es letal para la pervivencia del Estado. Es por esto último que afirmemos que es indispensable impedir la proliferación de la corrupción y de la arbitrariedad. El sistema de la Ley os ayudará a lograrlo en tanto que os ayuda a hacer homogéneas y controlables las conductas humanas. 2. Tal sistema se manifiesta en dos facetas. Primer aspecto. Que todos los individuos, incluso el Soberano, queden vinculados por una única colección normativa que sea internamente congruente, y que consista de regulaciones unívoca y nítidamente inteligibles, promulgadas con una publicidad tal que no haya nadie que pueda afirmar de buena fé, no ser consciente de que tales regulaciones existen, ni explotar ambigüedad alguna en ellas. Segundo aspecto. Que cada una de las regulaciones sea objeto de aplicación inexorable y carente de toda arbitrariedad, durante todo el tiempo que medie entre la antedicha publicación, y la derogación pública, explícita y notoria.
  • 6. LIBRO I. Acerca de las variables relevantes que influyen sobre vuestra capacidad de gobernar de manera efectiva. 010. ¿Cuáles son algunas de ellas? Uno. Para que podáis gobernar, os son indispensables vuestra posición de poder y vuestra posición de autoridad. Estas serán mayores cuando más respaldo popular obtengáis, y serán más respetadas cuanto más unánimemente aclamados seáis. Dos. Vuestro honor y vuestra buena fama. -¿Cuáles son algunos de los hechos que os reportarán honor y buena fama? Que vuestra población os respalde de manera esforzada y unánime. Que vuestros lejanos permanezcan fieles hacia vosotros. Que estéis respaldados por quienes desempeñan cargos importantes. Tres. Extraed de vuestra población, vuestra fuerza. Extraed de los individuos capacitados, vuestra sabiduría. 011. ¿Cuál es una precaución que debéis respetar para evitar revueltas y desórdenes? Cercioraros de que quien esté diputando a vuestros oficiales seáis vosotros, y no los mandatarios extranjeros.
  • 7. LIBRO II. Acerca de la necesidad, y acerca de la insaciabilidad. Título I. Acerca de las necesidades que ningún humano puede eludir. 012. ¿Cuáles son? La alimentación, y el abrigo. Título II. Acerca de la insaciabilidad. Capítulo I. ¿En qué consiste? 013. Concienciaos por una parte, de que vuestros deseos son infinitos y siempre encontraréis algo deseable nuevo; y concienciaos, por otra parte, de que vuestros recursos no son infinitos. Quizás seáis incapaces de resistiros a vuestros deseos y pretendáis satisfacer con recursos escasos, deseos ilimitados; entonces, permaneceréis constantemente desasosegados. Este desasosiego os impedirá discernir entre lo que os es conveniente o inconveniente en cada momento. Y esta ineptitud os impedirá llegar a lo esencial, que consiste en que en cada momento tengáis lo que es conveniente para vosotros para ese momento. Capítulo II. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el comportamiento de la población ordinaria, de los ministros, y del Soberano y sus parientes. 014. Acerca de la población insaciable. ¿Hacia qué comportamientos será impulsada por la insaciabilidad? Supongamos que sois vosotros la población. Entonces, la insaciabilidad os impedirá discernir entre lo que es conveniente para vosotros, y lo que es inconveniente para vosotros; tampoco seréis capaces de discernir entre el bien y el mal. Intentaréis arrogaros competencias soberanas. No dudaréis en sacrificar los intereses del Estado, si los mismos no son plenamente acordes con vuestros intereses privativos. 015. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el comportamiento de los ministros. Para vosotros, vuestro cargo será un instrumento de obtención de poder y lucro. Exigiréis sobornos. Intentaréis usurpar la Soberanía. Intentaréis que el Soberano permanezca embaído por vosotros.
  • 8. Intentaréis permanecer interpuestos entre vuestro Soberano y su población, y entre vuestro Soberano y sus ministros leales. Os juntaréis con otros ministros para integrar camarillas cuyos tres propósitos consisten en urdir conspiraciones, en autopromocionar a miembros de la camarilla, y en destruir a quienquiera pueda potencialmente perjudicar a la camarilla. Pretenderéis que vuestro Soberano deposite su ciega confianza en vosotros. Para lograrlo, escrutaréis concienzudamente cuales son los deseos, gustos, preferencias y preconcepciones de vuestro Soberano, y pretenderéis mimetizaros con ellos. 016. Acerca de las vulnerabilidades de las que adolece un Soberano, por el mero hecho de ser insaciable. Seréis propensos a acabar seducidos y embaucados por vuestros ministros. 017. Acerca de la manera en que la insaciabilidad influirá sobre el comportamiento de los parientes del Soberano. Acabaréis concienciándoos de que de la muerte del soberano, se desprende la probabilidad de que vosotros recibáis los poderes soberanos. Este pensamiento os impulsará a juntaros con ministros magnicidas, para urdir conspiraciones contra el Soberano. Capítulo III. Acerca de la insuficiencia de discernimiento. ¿Cuales son algunas de sus consecuencias adversas? 018. Acerca de la población ofuscada. Quizás una futura y duradera prosperidad esté condicionada a que la población sufra de manera presente y pasajera algún sacrificio. La ofuscación impulsará a la población, a negarse a sufrirlo. 019. Acerca del Soberano. Concienciaos de vuestras limitaciones: sois incapaces de averiguar durante todo el tiempo, y en el instante idóneo, todos los aspectos relevantes acerca de todos los asuntos. Esto significa que careceréis por vosotros mismos, de criterio bastante para decidir acerca de los asuntos; De ahí, que estaréis forzados a confiar en vuestros ministros; y, de ahí también, que ellos, conscientes de vuestra ceguera, intentarán manteneros engañados, e intentarán desapoderaros. Capítulo IV. Acerca de las propensiones de la población. 020. Concienciaos en primer lugar, de que la población muestra propensión a buscar o a evitar, a querer o a aborrecer. Y concienciaos en segundo lugar, de que estas propensiones influyen en el comportamiento de la población. 1. Quizás exista en curso una leva militar; entonces, el individuo ordinario intentará que no le recluten a él. Quizás existan obras públicas en curso; concienciaos de que
  • 9. entonces, el individuo ordinario intentará lograr que no le hagan trabajar en ellas. Quizás existan individuos que le puedan ayudar a escabullirse; entonces, él intentará comprar con sobornos, la ayuda de tales individuos. 2. Concienciaos en primer lugar, de que los individuos ordinarios miembros de la población aman permanecer físicamente seguros, y de que ello les impulsa a huir del peligro militar; pues ellos son plenamente conscientes de que si acatan la voluntad de avanzar, entonces quizás mueran, y de que si retroceden es seguro que, serán calificados de cobardes y que acabarán condenados a muerte. Esto les impulsa a eludir las guerras. Concienciaos en segundo lugar, de que los individuos de la Población idolatran las riquezas materiales, y de que detestan empobrecerse. Esto impulsará a dichos individuos a eludir las guerras; pues, mientras ellos estuviesen en la guerra, estarían desatendiendo el propio patrimonio privativo. Concienciaos en tercer lugar, de que los individuos miembros de la población intentarán evitar el esfuerzo, e intentarán buscar comodidades. Como consecuencia de esto, quizás sobrevengan crisis económicas y carestías. Y quizás estas carestías ocasionen que sobrevenga una generalizada incontrolabilidad de la población; y como consecuencia de tal general incontrolabilidad, quizás estallen rebeliones y desórdenes sociales. Capítulo VI. Acerca de aquello que convierte en poderosos a los Estados. 021. ¿Cuáles son algunos prerrequisitos al nacimiento de un Estado? Uno. Necesitaréis ser militarmente fuertes. Dos. Necesitaréis ser materialmente ricos. Tres. Concienciaos de que desde el estranjero, habrá quien intente impedir vuestro desarrollo, y de que necesitaréis estar suficientemente precavidos, prevenidos y preparados contra ello. 022. ¿En qué consiste el que seáis militarmente fuertes? En que nadie pueda militarmente derrotaros; y en que vosotros podáis militarmente derrotar a cualquiera. 023. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos para que logréis ser militarmente fuertes? Necesitaréis desarrollar plenamente vuestro potencial militar. 024. Acerca de vuestras riquezas materiales. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos para obtenerlas? Necesitaréis desarrollar plenamente vuestra capacidad productiva. 025. Acerca de las obstrucciones y desestabilizaciones provenientes de Estados extranjeros. Acerca de vuestra aptitud para resistirlas. ¿Cuál es uno de los prerrequisitos para que estéis dotados de tal aptitud?
  • 10. Necesitaréis implantar el sistema de la Ley. También apodado sistema fundamentado sobre los principios de legalidad, de sometimiento a derecho, y de renuncia a la arbitrariedad. 026. Acerca de vuestra aptitud para promocionar o el iminar personas. ¿Cuál es un a de los utillajes que os dotarán de tal aptitud? El que fomentéis la estima al rango. 027. Acerca de la decadencia de los Estados. ¿Cuál es uno de los factores que conduce a un Estado hacia la decadencia? La inestabilidad. 028. ¿Cuáles son dos de los factores especialmente aptos para desestabilizar a vuestro Estado? Uno. El que los ministros a los que hayáis aborrecido busquen el el extranjero apoyos contra vosotros. Dos. El que vuestros allegados sean capaces de dañaros cuanto les venga en gana. 029. ¿Cuáles son cuatro de los prerrequisitos indispensables para que vuestro Estado esté correctamente gobernado, y para que vuestra población viva en paz. Requisito uno. Quizás, en un caso concreto medie alguna incompatibilidad entre el beneficio del Estado, y el beneficio de un individuo; entonces, el individuo priorizará el beneficio del Estado. Es decir, ningún individuo obrará esclusivamente en propio provecho. Requisito dos. Concienciaos de que las leyes elaboradas por el soberano está dirigidas a algún destinatario. Pues bien, todo destinatario acatará tales leyes. Requisito tres. Que los ministros permanezcan leales al Soberano y no intenten engañarle. Que los ministros respeten las leyes del Soberano. Que sea cual fuere la circunstancia, los ministros obren en beneficio de vuestro Estado siempre. Requisito cuatro. Que acerca de cuanto se refiera a los Estados extranjeros, vuestros diplomáticos se abstengan de intentar engañar al Soberano. Que sea cual fuere la circunstancia, los diplomáticos obren en beneficio de vuestro Estado siempre.
  • 11. LIBRO III. Acerca de que Soberano lo seáis vosotros; acerca de vuestros enemigos naturales. 021. Enumeración de vuestros enemigos naturales. -Vuestra madre misma. -Vuestra esposa y vuestras concubinas. -Los hijos que hayáis tenido con vuestra esposa o con vuestras concubinas. -Vuestros hermanos. -Vuestros grandes ministros de Asuntos Internos. -Vuestros diplomáticos. -Vuestros grandes ministros confabulados con mandatarios extranjeros. -Vuestros allegados confabulados con vuestros grandes ministros. -Vuestros ministros confabulados los unos con los otros. -Vuestros ministros cuando se constituyan en grupos de poder. -Individuos ordinarios con fama de venerables y honrados, que defiendan ideas que son contrarias a vuestra legalidad. -Individuos con reputación de honrados que resulten ineptos para el cargo que estén desempeñando, y que aconsejen cosas inservibles nada más. -Quienes puedan impedir en su propio provecho que otros se acerquen a vosotros. Es decir, vuestros hombres de peso. -Vuestros mercenarios. -Los mercaderes del mercado negro, y los especuladores. - Los ultraindividualistas que subordinan siempre a su propio provecho el beneficio del Estado. -Quienes renieguen de la vida en sociedad, o del trabajo, o de sus deberes militares, y encima animen a todos a comportarse así. 023. Acerca de vuestra madre. Ella intentará incitaros a que coloquéis en cargos altos, a determinados individuos. Precauciones. Desoíd a vuestra madre. Pues vuestro criterio selectivo, no puede ser otro que no sea el del mérito hecho para bien del Estado. 024. Acerca de vuestra esposa, y acerca de vuestras concubinas. Concienciaos de que hay dos peligros con ellas. Uno. Quizás no esté claro cual es la posición que corresponde a cada una de ellas; entonces, ellas discutirán acerca de su respectiva posición. De ahí que debáis explicitar ritos dirimitorios indubitables vía los cuales quede inequívocamente determinada cual es la posición correspondiente a cada una de tales mujeres. Dos. Quizás vuestra esposa haya engendrado para vosotros un hijo, y quizás el no esté todavía en condiciones de sucederos. Concienciaos de que, bajo estas circunstancias, el que muráis beneficiará vuestra esposa, la cual obtendrá la regencia si vosotros fallecéis. Esto es tentador para vuestra esposa; la cual buscará que acabéis muertos.
  • 12. 023. Acerca de los hijos que hayáis engendrado con vuestras esposas o con vuestras concubinas. Hay dos peligros con ellos. Uno. Concienciaos de que ellos son conscientes de que en caso de que vosotros muráis, ellos os sucederán en el Poder. Concienciaos de que el deseo de sucederos les impulsará a buscar que acabéis muertos. Dos. Concienciaos del deseo que vuestros hijos tienen de sucederos y de adueñarse del poder. Concienciaos de que tal deseo les impulsará a enfrentarse los unos contra los otros. La precaución contra esto, consiste en que confiráis inequívocamente, a uno solo de vuestros hijos, la autoridad. 024. Acerca de vuestros hermanos. Quizás no estén inequívocamente delimitados cuales son vuestros poderes y autoridad soberanos. Concienciaos entonces de que vuestros hermanos intentarán explotar cada ambigüedad como una vía para usurpar vuestra autoridad y vuestros poderes. Precauciones. Concienciaos de que habrá unos poderes y una autoridad consustanciales a la tarea de Soberano; y concienciaos de que tales no deberían ser desempeñados por nadie distinto al Soberano. Así pues, delimitad de manera cuidadosa e indubitable cuales son esos poderes y autoridad que sólo a vosotros os pertenecen. 025. Acerca de vuestros Grandes Ministros de Asuntos Internos. Hay dos peligros con ellos. Uno. Intentarán manteneros embaídos; es decir, engañados y sustraídos fuera de los asuntos. Dos. Intentarán acumular mando y poder, sobre vuestros Pequeños Ministros y sobre vuestra Población. Precaución: Impedidles acumular excesivo poder. 026. Acerca de vuestros diplomáticos. Quizás medie alguna incompatibilidad entre los intereses individualistas de vuestro diplomático, y las metas de vuestro Estado; o quizás vuestro diplomático perciba que el Estado extranjero, o vuestro Estado, o ambos a la vez, son instrumentalizables para satisfacer tales intereses individualistas. Entonces, concienciaos de que vuestro diplomático estará tentado a sacrificar las metas de vuestro Estado, y a instrumentalizar a los Estados. Concienciaos, pues, de que vuestros diplomáticos quizás intenten mentiros. 027. Acerca de que vuestros grandes ministros se confabulen con mandatarios extranjeros.
  • 13. Quizás averigüéis que alguno de vuestros ministros está percibiendo algún pago proveniente de algún mandatario extranjero; y que además media entre dichas personas, una estrecha relación. Esto no debería estar ocurriendo; así que castigad a tal ministro. 028. Acerca de que vuestros allegados se confabulen con vuestros grandes ministros. Quizás uno de vuestros allegados os ruegue que confiráis a cierto individuo, cierto cargo, o un sueldo más cuantioso. Si ocurre esto, castigad al peticionario, y al beneficiario. 029. Acerca de que una pluralidad de ministros se confabulen los unos con los otros. Comportaos cautelosamente, y desconfiad de vuestros ministros. Concienciaos de que quizás finjan que hay enemistad entre ellos; concienciaos de que puede que sean amigos en secreto. 030. Acerca de los hombres de peso. 1. ¿En qué consiste un hombre de peso? Concienciaos: quizás alguien haya logrado sondear vuestros verdaderos deseos: Quizás, él haya logrado mimetizarse a ellos. Quizás de esta manera él haya obtenido de vosotros una confianza ciega y un respeto íntimo. Quizás gracias a esto él pueda conversar con vosotros cuando así él lo desee, y quizás además él pueda impedir que otros individuos conversen con vosotros; es decir, que él pueda ser para otros individuos un muro que les separa de vosotros, o un puente que les acerca hacia vosotros. De esta circunstancia, la consecuencia que se desprende consiste en que ese individuo se convierte en imprescindible para muchos otros individuos. 2. ¿Cuál es la causa de que alguien necesite de la intercesión del hombre de peso? Acerca de los mandatarios extranjeros. Concienciaos de que teniendo en contra suya al hombre de peso, ellos no podrían llegar a poder negociar con vosotros. Acerca de vuestros oficiales. Concienciaos de que teniendo en contra suya al hombre de peso, ellos no podrían hacer visibles sus logros. Acerca de vuestros ministros leales. Concienciaos de que vuestro hombre de peso puede impedir que accedan a altos puestos. Acerca de los intelectuales. Concienciaos de que sin la intercesión del hombre de peso ellos no obtendrían sueldo ni reconocimiento.. 3. ¿Cuál suele ser el comportamiento de un hombre de peso? Construirá Camarillas. Esto lo hará con dos propósitos. Uno. acaparar puestos. Dos. Denigrar a quienes le sean críticos.
  • 14. 4. ¿En qué causas tiene origen el que quien critique la actuación del hombre de peso, esté siempre en desventaja contra el hombre de peso? Uno. Hay una desigualdad entre la relación que mantenéis con el crítico, y la relación que mantenéis con vuestro hombre de peso. Mientras el crítico usualmente es un completo extraño, en cambio el hombre de peso mantiene con vosotros una relación antigua. Dos. Vosotros confiáis en vuestro hombre de peso, y en consecuencia él tiene vuestro favor. Tres. Puesto que vuestro hombre de peso os conoce de verdad, él sábe cómo adularos. Y gracias a esto, él obtiene de vosotros cargos altos. Y desde estos, él es capaz de reprimir a los críticos, y de comprar voluntades. 5. Acerca de los males que quizás os provengan de vuestros hombres de peso. ¿Cuál es uno de ellos? Quizás vuestro hombre de peso logre manteneros engañados y sustraídos de los asuntos. Entonces, vuestro Estado se os tornará lejano e incontrolable. 031. Acerca de vuestros mercenarios. Concienciaos de que ellos maquinarán; y de que siempre intentarán enaltecerse y obtener renombre. Y concienciaos de que para lograr eso, alardearán de íntegros. Además, infringirán vuestras regulaciones. 032. Acerca de los individuos ultraindividualistas que todo lo que hacen lo hacen en provecho propio nada más, solamente para obtener sus metas particulares nada más. Ellos no cuentan para nada con lo que a vuestro Estado le sea beneficioso; incluso son capaces de actuar sin importarles que las finalidades de vuestro Estado queden frustradas. 033. Quienes renieguen de la participación en la vida social, o renieguen del cumplimiento de sus deberes militares, o renieguen del trabajo; y, encima, animen a los demás a comportarse de esa misma manera. Concienciaos de que quizás ellos se conviertan en ejemplo para un gran número de individuos. Esto tendrá por consecuencia que carezcáis de bastantes comerciantes, trabajadores y guerreros; lo cual es letal para vuestra producción económica y para vuestra fuerza militar; y esto tendrá por consecuencia que seáis frágiles contra ataques extranjeros de desestabilización económica y contra ataques extranjeros militares. 034. Acerca de vuestros ministros con poderes locales, que son capaces de exigir o no exigir a un individuo el cumplimiento de una obligación impuesta por vosotros. Quizás estéis exigiendo demasiado de vuestra Población. Cuando esto sea así, entonces el individuo ordinario intentará eludir sus obligaciones; para lograrlo buscará a
  • 15. quienquiera que sea capaz de descargarle de ellas, e intentará sobornarle. De tales conductas viciosas se desprenderán tres males para vosotros. Uno. Los sobornos enriquecerán a vuestro ministro local; y tal riqueza posibilitará que él obtenga poder. Dos. Concienciaos de que eso ocurrirá vía usurpación del ejercicio de potestades soberanas cuyo ejercicio no debería competerle a nadie que no seáis vosotros. Tres. Concienciaos de que todo ello se cimentará en que vuestras regulaciones queden inaplicadas. Concienciaos de que es así como vuestra legalidad acabará siendo de imposible aplicación, y de que es así como habréis perdido vuestra capacidad de gobierno. 036. Acerca de los individuos ordinarios con fama de venerables y honrados, y que defienden ideas contrarias a vuestras leyes. Concienciaos de que hay una pluralidad de peligros con estos individuos. Uno. Quizás hayáis prohibido algo; entonces ellos intentarán hacerlo pese a la prohibición, e intentarán incitar a otros a que se comporten también así. Dos. Quizás hayáis exigido algún comportamiento; entonces tales individuos intentarán abstenerse de realizarlo, e intentarán que otros individuos tampoco lo realicen. Tres. Él intentará incumplir vuestro sistema punitivo-premial, e intentará que otros también lo incumplan. Precauciones. Exigid de tales individuos un exacto y estricto acatamiento y cumplimiento de todas y cada una de vuestras regulaciones.
  • 16. Libro IV. Acerca de vuestros ministros. Título I. Acerca de las verdaderas intenciones de vuestros ministros. Capítulo I. Etología ministerial. 037. Acerca de algunos criterios que guían al comportamiento de vuestros ministros. 1. Concienciaos de que vuestro ministro tiene unos propósitos individualistas y egoístas que satisfacer. Considerad esto como si fuera el principio general que está detrás de todo comportamiento de vuestro ministro. 2. Acerca de lo que significa para el titular del cargo de ministro su cargo. Concienciaos de que vuestro ministro persigue siempre sus propios propósitos individualistas Y concienciaos también de que caso de que confiráis a vuestro ministro su cargo, vuestro ministro intentará instrumentalizarlo para alcanzar esos propósitos individualistas. 3. Concienciaos de que vuestro ministro ambiciona dinero y bienes materiales. Concienciaos de que vuestro ministro siempre intentará obtenerlos a cambio de nada. 4. Concienciaos de que vuestro ministro quizás ambicione usurpar vuestras competencias soberanas. 038. Vuestro ministro urdirá conspiraciones. Entonces, quizás os quedéis sin colaboradores.. Capítulo II. Acerca de los propósitos individualistas perseguidos por vuestro ministro: Y acerca de los medios vía los cuales él intentará satisfacer tales propósitos. 039. Enumeración de algunos de los propósitos perseguidos por vuestro ministro. -Trepar por el escalafón. -Acaparar autoridad y poder. -Evadirse de vuestras prohibiciones. -Usurpar vuestros poderes soberanos. 040. Acerca del utillaje que vuestro ministro utilizará para ascender por el escalafón. ¿En qué consiste tal utillaje? Tal consiste en la obtención de buena reputación, y en la obtención del favor de los individuos influyentes. 041. Acerca del utillaje que vuestro ministro instrumentalizará para acaparar cada vez más poder. ¿En qué consiste tal utillaje? Quizás las circunstancias posibiliten que vuestro ministro pueda escoger infringir vuestras regulaciones. Concienciaos de que entonces él se planteará un juicio de coste
  • 17. de oportunidad. Tal coste de oportunidad consiste en el poder que vuestro ministro habrá dejado de acaparar como consecuencia de haber permanecido leal a vosotros y no haber infringido vuestras regulaciones. En conclusión: las infracciones de vuestra regulación son uno de los utillajes que vuestro ministro no dudará en instrumentalizar para acaparar poder. 042. Acerca de las técnicas vía las cuales vuestro ministro intentará evadirse de vuestras prohibiciones. Concienciaos de que vuestro ministro fingirá ser honesto. y concienciaos también de que él fingirá permanecer leal hacia vosotros. 043. Acerca de las técnicas vía las cuales vuestro ministro intentará usurpar vuestros poderes soberanos. 1. Primera técnica. Vuestro ministro intentará acumular una inmensa cantidad de poder. Tan inmensa, que le posibilite controlar desde fuera del Gobierno, vuestro Estado. Tan inmensa, que le posibilite sobornar a vuestros ministros. Tan inmensa, que le convierta en imprescindible para resolver, no solo desde dentro del Gobierno, sino incluso desde fuera del Gobierno, cualquier asunto. Quizás vuestro ministro lo logre, y llegue a ser capaz de derrotar a quienes se atrevan a mantener su lealtad hacia vosotros, y a enfrentarse a él. Caso de que esto ocurra así, entonces por una parte nadie se atreverá a enfrentarse a él; y por otra parte, muchos serán los que le apoyarán. 2. Segunda técnica. Vuestro ministro intentará averiguar por sí mismo, o gracias a otros individuos, cuales son de verdad vuestros deseos, y cuales son vuestras aversiones. Quizás vuestro ministro haya logrado obtener tal sabiduría acerca de vuestros deseos y de vuestras aversiones; lo cual le posibilitará explotarlos. Quizás vuestro ministro haya llegado a estar plenamente cerciorado acerca de las características propias de una propuesta ministerial irresistible para vosotros; de tal manera que él esté plenamente cerciorado acerca de que daréis vuestra aprobación y vuestra financiación, a tal propuesta, incluso cuando la misma pueda ser potencialmente perjudicial para vosotros o para vuestro Estado. Nosotros estimamos extremadamente peligroso el que vuestro ministro haya llegado a ser capaz de obtener de vosotros dicha aprobación. Hay por lo menos tres justificaciones de que opinemos así. Una. Concienciaos de que quizá vuestro ministro esté aliado a mandatarios extranjeros. Dos. Concienciaos de que quizás vuestro ministro comience a jactarse de que él es vuestro preferido, y de que él es quien, de facto, domina vuestro Estado. Tres. Concienciaos de que vuestro ministro podría llegar a lograr que sus errores os sean imputados a vosotros, y que sus aciertos le sean imputados a él. Caso de que esto llegase a ocurrir así, entonces vuestro ministro obtendría el firme crédito de vuestra población;
  • 18. y, respaldado por tal crédito, él tornaría inexpugnable frente a cualquier acusación contra él o contra su gestión. 3. Tercera técnica. Vuestro ministro intentará arrebataros el control sobre la ley, el control sobre la imposición de las penas, y el control sobre las cárceles. Si vuestro ministro llegase a lograrlo, vosotros estaríais plenamente desapoderados. Título II. Acerca de las averiguaciones sobre vuestros ministros. 044. Concienciaos de que no hay justificación alguna para que debáis presuponer que vuestro ministro se está comportando con actitud sincera hacia vosotros. Por lo tanto, cercioraros siempre de la verdad o falsedad de lo que os sea comunicado por vuestro ministro. Jamás os abstengáis de inspeccionar todo lo que vuestro ministro diga o haga. 045. ¿Cuáles son algunas de las informaciones que nosotros os aconsejamos que obtengáis acerca de vuestro ministro? Uno. Acerca de las obras de vuestro ministro. Averiguad de cuales de ellas existe alguna prueba. Redactad un listado en que consten todas aquellas obras de las que exista acreditación bastante. Dos. Averiguad cuales son los verdaderos pensamientos de vuestro ministro. Una técnica para lograrlo consiste en que le mantengáis cerca de vosotros. Tres. Averiguad cuales son los procederes de vuestro ministro. Una técnica para lograrlo consiste en que le encomendéis trabajos varios, no tan cerca de vosotros. Cuatro. Quizás exista algo que no consideréis nítidamente claro. Una técnica para averiguarlo consiste en que realicéis inferencias a partir de aquello que sí que consideréis claro. Cinco. Averiguad siempre cual es la manera de ser y de comportarse de vuestros ministros, y averiguad siempre lo que ellos están verdaderamente haciendo en cada momento. Para lograr averiguar tales cosas, acumulad de manera organizada cuantos datos podáis recabar provenientes de cualquier fuente. Caso de que hayáis llegado a averiguar algún hecho potencialmente turbio, no os abstengáis de ponderarlo. Título III. Acerca de las maquinaciones. 046. Acerca de la técnica vía la cual lograréis que vuestros ministros sientan temor hacia vosotros, y se abstengan de maquinar en contra vuestra. ¿En qué consiste? Quizás descubráis alguna infracción. Toda infracción que descubráis, castigadla de manera inexorable y sin excepciones. 047. Acerca de los ministros inmersos en maquinaciones. Quizás hayáis descubierto algún indicio que apunte hacia tal probabilidad. Quizás hayáis averiguado las identidades de los miembros de la maquinación; y quizás también hayáis averiguado las identidades de quienes eran conscientes de que la maquinación estaba gestándose. ¿Cuál debería ser vuestra reacción?
  • 19. Uno. Hay individuos que habrán permanecido ingenuos acerca de la maquinación en curso. Ni les premiéis, ni les castiguéis. Dos. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, y que además la habrán secundado. Castigadles. Tres. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, que no la habrán secundado pero que tampoco la habrán delatado. Castigadles. Cuatro. Hay individuos que sí que habrán sido conscientes de la maquinación, que se habrán abstenido de secundarla, y que la habrán delatado. Premiadles. 048. Acerca de la técnica vía la cual desurdir una confabulación. ¿En qué consiste? Malquistad a los miembros de la confabulación. 049. Acerca de la técnica vía la cual podréis disgregar luna maquinación interministerial. ¿En qué consiste? Destituid de manera paulatina y progresiva a los maquinadores. Título IV. Acerca de las técnicas vía las cuales evitaréis que vuestros ministros y vuestros allegados impidan a los delatores acercarse a vosotros, y vía las cuales evitaréis que los delatores acaben aniquilados. 050. Quizás un ministro honesto os haya reportado alguna información que apunte hacia que algún otro ministro ha incurrido en errores políticos, en fraudes, o entramas ocultas. Entonces, y en todos los casos, procurad a toda costa que nadie distinto a vosotros llegue a averiguar dato alguno acerca de la identidad de vuestro informante, o acerca del contenido de la información suministrada. 051. Quizás ocurra que el informante ocupa una posición jerárquicamente inferior a la del individuo al que está delatando. Entonces, ni divulguéis la identidad del delator, ni divulguéis el cauce vía el cual recibisteis la información, ni divulguéis dato alguno acerca del contenido de tal información. Título V. Acerca de las técnicas vía la cuales lograréis que vuestro ministro no os pierda el respeto. 052. ¿En qué consisten tales técnicas? En que jamás os abstengáis de inspeccionar todo lo que vuestro ministro diga o haga. 053. ¿En qué consiste la técnica vía la cual podréis despejar vuestras dudas acerca de un asunto cualquiera?
  • 20. Comunicadle a vuestro ministro algo que sea exactamente lo opuesto a vuestra verdadera opinión acerca del asunto. 054. ¿En qué consisten las técnicas vía las cuales mantendréis bajo vuestra sujeción la prepotencia de vuestro ministro? Uno. Utilizad consejeros informadores. Dos. Castigad a todo aquel ministro que cometa errores. 055. ¿En qué consiste la técnica vía la cual rectificaréis a vuestro mal ministro? Recriminadle por sus malas obras. Cercioraros acerca de si él se corrige, o no se corrige. 056. ¿En qué consiste la técnica vía la cual minoraréis el riesgo de que vuestros ministros infrinjan vuestras regulaciones? Explicad por anticipado y de manera explícita, indubitable e inequívoca, a vuestros ministros, vuestras regulaciones. 057. ¿En qué consiste la técnica vía la cual seréis capaces de discernir entre un individuo sincero y un individuo adulador? Cuando estéis tratando con un individuo cualquiera, comportaos sin altivez alguna. 058. Acerca de que todavía no hayáis acabado de averiguar algo acerca de algo que permanece semioculto. ¿En qué consiste la técnica vía la cual averiguaréis eso que todavía está incógnito? Divulgad aquello acerca de lo cual sí que estéis informados del asunto. 059. Acerca de la técnica vía la cual podréis averiguar la verdad de un caso. ¿En qué consiste? Atemorizad a vuestra Población. 060. Acerca de que existan asuntos que están oscuros y que son sospechosos. ¿Cuál es el proceder sensato frente a tales asuntos? Examinadlos hasta que hayáis esclarecido su realidad. 061. Acerca de las técnicas vía las cuales mantendréis controlados a vuestros ministros cercanos. Uno. Mantened a cada uno, confinado dentro de las competencias consustanciales a su cargo. Dos. Enviad espías cuya tarea consista en realizar comprobaciones.
  • 21. 062. Acerca de las técnicas vía las cuales mantendréis controlados a vuestros ministros lejanos. Emitid de manera incesante y amenazadora unas prohibiciones tales que vuestro ministro lejano permanezca ininterrumpidamente atemorizado. Título VI. Acerca de las propuestas provenientes de vuestro ministro. Capítulo I.. Acerca de algunas precauciones que deberéis respetar. 063. Quizás deseéis que sea elaborada por vuestro ministro una propuesta. ¿Cuál es una de las precauciones que debéis respetar antes de solicitar la formulación de propuestas? Antes de pedir nada, cercioraros de que lo tenéis todo bajo vuestro control. Si no lo tenéis todo bajo vuestro control, entonces no os apresuréis a pedir propuestas. 064. Acerca de algunos aspectos que deberíais haber escudriñado cautelosamente antes de resolveros a admitir a trámite una propuesta. Uno. Concienciaos de que quizás exista en curso una confabulación contra vosotros, y de que quizás la propuesta sea uno de los elementos que integran tal confabulación. Cercioraros, por tanto, de que las propuestas no sean elementos integrados en confabulaciones. Dos. Acerca de que un ministro haya formulado en cuanto a un mismo asunto, una pluralidad de propuestas, o una propuesta que sea vaga, borrosa, o poco transparente. Concienciaos de que si aceptaseis propuestas como esas, entonces acabaríais siendo vosotros los que os auto-formularíais una propuesta; y concienciaos de que esto equivaldría a dejar irresponsable a vuestro ministro. Así pues, cercioraros de que acerca de cada asunto cada ministro ofrezca una propuesta nada más, y cercioraros de que tal propuesta sea precisa, inequívoca y transparente. Capítulo II. Acerca de la secuencia de etapas vía las cuales discurre el procedimiento de escucha de propuestas ministeriales. 065. Etapa primera. Escuchad uno a uno, de manera reservada, y por separado, a cada uno de vuestros ministros. ¿Cuáles son algunas de las justificaciones de que os aconsejemos obrar así? Justificación primera. Concienciaos de que en una Asamblea los ministros tomarán la palabra uno tras otro; concienciaos de que es posible que durante el transcurso de la Asamblea, un ministro que todavía no ha hablado perciba que su solución es peor que la de quien está hablando; esto impulsará, a ese ministro, a desechar aquello que el deseaba proponer y a ofrecer una solución mejor que la de quienes le preceden en el turno de palabra. Esto es malo porque os impedirá discernir entre el ministro inteligente, y el ministro inepto. Justificación segunda. Concienciaos de que quizás vuestro ministro intente evitar que encontréis motivos para no mantenerle en su cargo, y concienciaos de que para lograrlo,
  • 22. él quizás intente eludir su obligación de aconsejaros. A causa de ello, quizás, vuestro ministro intente permanecer callado y no presentaros propuesta alguna. De ahí que debáis disuadirle de comportarse así; y esto lo lograréis gracias a la escucha de propuestas individualizada y reservada. 066. Segunda etapa. Reunid a la Asamblea de ministros, y escuchadlos. ¿Cuáles son algunas prácticas sensatas que os aconsejamos respetar durante el transcurso de la Asamblea? 1. "Escuchadlos" significa exactamente "escuchadlos". No formuléis opiniones o propuestas. Toda propuesta u opinión debe provenir de vuestros ministros; no de vosotros. Durante el transcurso de la Asamblea, permaneced silenciosos en todo momento. Todas las propuestas deberán ser objeto de extensa discusión entre vuestros ministros. 2. Ningún ministro podrá abstenerse de ofrecer propuesta acerca de todos y cada uno de los asuntos discutidos, y ningún ministro podrá ofrecer más de una propuesta acerca de un mismo asunto. Es decir: para cada asunto existirán tantas propuestas como ministros. 3. La propuesta ministerial no podrá consistir en un plagio de otras propuestas. Y además deberá ser transparente e inequívoca. 4. Quizás ocurra que alguien no ofrezca propuesta alguna, o quizás ocurra que alguien os ofrezca una pluralidad de propuestas acerca de un mismo asunto, o quizás ocurra que alguna propuesta manifieste ambigüedades. Castigad a todo ministro que incurra en cualquiera de estos comportamientos desleales. 067. Tercera etapa. No comencéis a examinar inmediatamente después de la conclusión de la Asamblea, las propuestas ofrecidas; en vez de eso dejad transcurrir una cantidad prudencial de tiempo. Concienciaos de que en tanto no hayáis recuperado todavía vuestra templanza de ánimo, y mientras estéis bajo los efectos del entusiasmo, o de la irritación, o de vuestros gustos, estaréis en un estado mental irracional que quizás os conduzca hacia decisiones erróneas. De ahí, que consideremos este reposo mental, una etapa más dentro del procedimiento decisorio. 068.Cuarta etapa. Una vez hayáis recuperado vuestra cordura, ya podréis comenzar a examinar las propuestas ofrecidas. 1. Detectad siempre señales que conviertan en sospechosa la propuesta. Siempre, cercioraros de que no os estéis dejando engañar por las apariencias de una propuesta engañosa. 2. Acerca de algunas señales que de manera automática convierten en sospechosa una propuesta. ¿En qué consisten? Una, Quizás la ejecución parezca ser tan simple y barata, que vosotros estéis asombrados. El asombro es un estado mental irracional; no os dejéis arrastrar por él. Concienciaos de que esa simplicidad y esa economicidad pudieran ser excesivas, temerarias, o encubrir algo.
  • 23. Dos. Quizás la ejecución parezca muy poco costosa. Concienciaos de que vuestro ministro quizás os haya presentado una propuesta falsa; y de que quizás ocurra que esa ejecución acabe resultando verdaderamente costosísima. Por lo tanto, cercioraros de cuanto puede llegar a ser de verdad la suma de costes y gastos incurribles resultante de la ejecución de la propuesta. Caso de que sí que ocurra esta anomalía, castigad al autor de esa propuesta falsa. Tres. Escudriñad el encabezamiento que preceda a la propuesta en sí. Concienciaos de que vuestro ministro quizás lo esté instrumentalizando para acallar críticas y para ganarse buena reputación. Esta mala fe en el empleo de los encabezamientos, queda evidenciada por la utilización de encabezamientos que suenan algo así como: "sólo desde la envidia alguien podría criticar mi propuesta". Quizás percibáis que una propuesta está precedida por un encabezamiento redactado con mala fé; entonces no permitáis que tal propuesta os incite a relegar apriorísticamente las demás propuestas. Cuatro. Concienciaos de que es posible que una confabulación tenga entre sus elementos una propuesta ministerial. En vuestro caso concreto, quizás percibáis que existe la probabilidad de que esto sea así. Si así ocurre, entonces lograd que el proponente se sincere. Cinco. Quizás percibáis que la propuesta está envuelta en oratoria. Entonces, castigad al proponente. Seis. Quizás en la propuesta haya existido colusión de una pluralidad de ministros. Entonces castigad a todo aquél ministro que haya coludido en tal propuesta. 3. Acerca de algunos criterios de juicio, gracias a los cuales las propuestas no podrán engañaros. Uno. Examinad desde la perspectiva de conveniencia territorial o inconveniencia territorial la propuesta. Dos. Cercioraros de que la ejecución no deba necesariamente fracasar como consecuencia de estar en oposición al orden natural de las cosas. Es decir, de que el éxito no esté imposibilitado por variables tales como el clima, las estaciones, la orografía, la naturaleza humana, o las leyes de la naturaleza, u otras análogas. Tres. Tomad la propuesta, y examinadla utilizando el criterio de facilidad o dificultad de ejecución, dadas las concurrentes circunstancias materiales y humanas. Cuatro. Por un lado, computad lo valioso que pueda ser el resultado razonablemente esperable; por el otro lado, computad de qué cuantía puedan ser los costes potenciales razonablemente incurribles para la obtención de tal resultado. Cercioraros de que aquellos resultados sean de más valor que estos costes. 069. Quinta etapa. Una vez que hayáis examinado todas las propuestas relativas a un asunto, habréis de escoger de entre todas las propuestas, una y sólo una.
  • 24. 1. Acerca de las prudencias que os aconsejamos respetéis cuando aceptéis una propuesta. Una. Absteneos de introducir modificaciones en la propuesta que hayáis escogido. Dos. Registrad siempre por escrito y de manera literal la propuesta que hayáis escogido. Tres. Responsabilizad explícitamente al proponente. Responsabilizadle de que los resultados puedan ser sometidos a comprobación; responsabilizadle de la exacta igualdad entre el resultado obtenido, y lo que de manera escrita conste como prometido por la propuesta. Capítulo III. Acerca de la ejecución de aquella propuesta que hayáis escogido. 070. Absteneos de intervenir en la ejecución. Que toda la responsabilidad recaiga sobre el proponente. Capítulo IV. Acerca del examen de los resultados provenientes de la ejecución de la propuesta. 071. Caso uno. Quizás el resultado sea no comprobable. Entonces, castigad al proponente. 072. Caso dos. Quizás el resultado sí que sea comprobable. Aquí hay dos subcasos posibles. 1. Subcaso uno, del caso dos. Quizás sí que medie exacta igualdad entre lo prometido y lo obtenido. Esto significa que vuestro ministro ha sido recto, sagaz, y eficaz. Premiad su éxito. Pero absteneos de tratarle con favoritismo; concienciaos de que la Población siempre busca amigarse con los favorecidos, y de que esto puede llevar hacia la creación de camarillas. 2. Subcaso dos, del caso dos. Quizás no medie exacta igualdad entre lo prometido y lo obtenido. Aquí hay tres variaciones posibles. 2.1. Variación uno. Quizás el resultado consista en otra cosa que no es la prometida. Castigad al proponente. 2.2. Variación dos. Quizás el resultado sea menos que lo prometido. Concienciaos de que quizás no hayan resultado efectivamente eficientes los esfuerzos de quienes ejecutaron físicamente la solución. Cercioraros de si esto ha ocurrido así, o no. Entonces, y según resulte pertinente, premiad o castigad al ministro o a quienes hayan ejecutado físicamente la solución.
  • 25. 2.3. Variación tres. Quizás el resultado sea más que lo prometido. Concienciaos de que esto es señal de que vuestro ministro quizás esté intentando hacer méritos ante vosotros. Este comportamiento es gravísimo. Así que castigadlo severamente; considerad incluso la posibilidad de matar al proponente. Capítulo V. Acerca de la imposición y ejecución de los castigos. 073. Comportaos prudentemente a este respecto. Mientras todavía no haya llegado el momento propicio para ejecutar el castigo que hayáis escogido, no comuniquéis a nadie vuestra intención de castigar.
  • 26. LIBRO V. ACERCA DE VUESTRO MINISTRO DE ASUNTOS EXTRANJEROS, Y ACERCA DE VUESTROS DIPLOMÁTICOS. ACERCA DE LA PARTICIPACIÓN EN ALIANZAS INTERESTATALES. Título I. Acerca de los factores que favorecen que vosotros seáis embaucables por vuestros diplomáticos. 074. ¿En qué consisten algunos de dichos factores? Uno. Que seáis incapaces de discernir entre lo que a vuestro Estado le es útil, y lo que a vuestro estado le es inútil. Dos. Que confiéis ciegamente en la palabra de vuestro diplomático. Tres. Que os estéis conformando nada más con no sufrir pérdidas. Título II. Acerca de algunas prudencias respecto a las Alianzas 075. Acerca de los principios que guiarán el comportamiento de vuestro diplomático cuando él os sugiera cualquier alianza. Concienciaos de que cuando vuestro diplomático os sugiera una alianza, a él le serán indiferentes el éxito o fracaso de tal alianza, pues él jamás sufrirá nunca daño, sea cual sea el resultado de tal alianza. Si hay éxito, vuestro diplomático permanecerá en su puesto. Si hay fracaso, vuestro diplomático podrá siempre retirarse y vivir apartado de todo con sus riquezas acumuladas. 076. Acerca de algunas prudencias que deberíais respetar cuando vuestro ministro de asuntos extranjeros o vuestro diplomático os sugieran que participéis en una alianza cualquiera. Uno. Concienciaos de que quizás tal individuo pertenezca a alguna facción a la que le interese que tal alianza exista. Por lo tanto, cercioraros de que esto no esté ocurriendo. Dos. Concienciaos de que quizás tal individuo sienta animadversión hacia algún Estado; y de que quizás tal individuo pretenda instrumentalizar contra tal Estado vuestro Estado. Cercioraros de que no consiste en esto la motivación que esté impulsando a tal individuo a sugeriros que participéis en una alianza cualquiera. Tres. Quizás la Alianza fracase. Entonces, considerad la posibilidad de castigar al individuo que haya sugerido que participaseis en la Alianza. Título III. Acerca de los dos tipos de alianza; y acerca de la manera en que cada una de ellas es explotable por vuestro Ministro de asuntos extranjeros o por vuestro diplomático, como un utillaje para lograr ellos, sus propios propósitos individualistas. 077. Enunciación de las alianzas.
  • 27. Alianza con un estado fuerte, contra varios Estados débiles. Alianza con una pluralidad de Estados débiles, contra un Estado fuerte. Capítulo I. Acerca de la Alianza con un estado fuerte, contra varios Estados débiles. 078. ¿En qué consistirá la excusa para sugeriros tal Alianza? En que, teóricamente, estaréis protegidos contra los Estados débiles. 079. ¿Cuáles son algunos de los males provenientes de este tipo de alianza? Uno. El Estado fuerte os exigirá que le sea entregado el mapa de vuestro territorio. Y la entrega de vuestro mapa, equivale casi a la entrega de vuestro territorio. Dos. El Estado fuerte os exigirá que le sean entregados vuestros sellos. Tal entrega equivale a someteros al Estado fuerte; lo cual os causará deshonor, y os desestabilizará políticamente. 080. ¿Cuál es una de las motivaciones que impulsan a vuestro ministro de asuntos extranjeros o a vuestro diplomático, a sugeriros tales Alianzas? Concienciaos de que vuestro Ministro de asuntos extranjeros o vuestro diplomático quizás obren motivados por la esperanza de obtener algún puesto dentro del Estado fuerte. Capítulo II. Acerca de la Alianza con una pluralidad de Estados débiles, contra un Estado fuerte. 081. ¿En qué consistirá la excusa para sugeriros tal Alianza? En que si no os aliaseis con la pluralidad de Estados débiles, entonces deberíais temer perderlo todo. Y si lo perdieseis todo, habríais de perder posición, y habríais de sufrir menoscabo. 082. ¿En qué consisten algunos de los males provenientes de este tipo de alianzas? Uno. Siempre existe la posibilidad de que fracaséis en el intento de salvar a los Estados débiles. Dos. Ineludiblemente vuestras tropas habrán de ser enviadas a batallar contra el Estado fuerte. Y, en consecuencia, vuestras ciudadelas tornarán indefensas contra eventuales ataques enemigos. Tres. Quizás cometáis alguna imprudencia. Y, entonces quizás el Estado fuerte explote vuestras circunstancias, y logre controlaros totalmente. 083. ¿Cuál es una de las motivaciones que impulsan a vuestro ministro de asuntos extranjeros o a vuestro diplomático, a sugeriros tales Alianzas?
  • 28. Concienciaos de que quizás ellos abriguen la esperanza de que les sea otorgado algún puesto dentro de alguno de los Estados débiles. LIBRO VI. ACERCA DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS. ¿En qué consiste un servidor público? Consiste en todo individuo que desempeñe un cargo público. Y un cargo público consiste en una posición a la que están ligadas unas tareas especializadas cuyo principal beneficiario es vuestro Estado. Título I. Acerca de la carrera de los servidores públicos. Capítulo I. Acerca de los criterios electivos. 084. Acerca de los criterios desaconsejables. 1. Concienciaos de que hay criterios electivos que son letales para vuestro Estado, porque tienen por consecuencia, prácticas viciosas, tales como las camarillas, y tales como el pago de sobornos a cambio de favores. Concienciaos de que tales prácticas conducirán hacia vuestro desapoderamiento. 2. ¿Cuáles son algunos de los criterios que deberíais absteneros de utilizar? Uno. Vuestros gustos personales. Dos. La mera circunstancia de que un individuo goce de buena reputación. Tres. La mera circunstancia de que un individuo haya sido propuesto por otro individuo. Comportaos de manera prudente con respecto a este último criterio prohibido; pues, de una parte deberéis lograr que todos estén disuadidos de proponeros individuos ineptos para el cargo; y de otra parte deberéis lograr que todos estén incentivados a presentaros individuos idóneos para el cargo. Quizás, tras haber vosotros examinado al individuo propuesto, estiméis que dicho individuo es idóneo para ese cargo. Cuando hayáis escogido influidos por una propuesta proveniente de otro individuo, pueden ocurrir posteriormente dos resultados alternativos: -Resultado uno. Que finalmente, el individuo escogido haya resultado ineptos para el cargo. Entonces, castigad al proponente. -Resultado dos. Que finalmente, el individuo escogido sí que haya resultado idóneo para el cargo. Entonces, premiad al proponente. Capítulo II. Acerca de la promoción y degradación de los servidores públicos. 085. Concienciaos de que no podréis prever con absoluta certeza que un individuo no resultará inepto para su cargo público. De ahí, tanto que debáis siempre comportaros
  • 29. sensatamente en cuanto a los ascensos, como que debáis considerar siempre la posibilidad de que hayáis estado errados al escoger. 086. Algunas prácticas prudentes. 1. A los individuos hay que promocionarlos de manera paulatina desde lo más bajo hasta lo más alto. 2. Considerad los resultados de la gestión realizada por dicho individuo. Considerados tales resultados, vosotros podréis estar cerciorados acerca de la aptitud o ineptitud de ese individuo para tal cargo. Quizás hayáis escogido a un inepto. Entonces, degradadle. Quizás le escogisteis influidos por una sugerencia; entonces, castigad a quien formuló tal sugerencia. Quizás hayáis escogido a alguien que ha resultado definitivamente muy eficiente para la tarea encomendada. Entonces, y progresivamente conferidle más cargo, de manera que pueda desarrollar más aún su aptitud; y a más cargo, más paga. Quizás le escogisteis influidos por una sugerencia; entonces premiad a quien formuló tal sugerencia. Título II. Buenas prácticas. Capítulo I. Acerca de algunas buenas prácticas aplicables indiferentemente de cual sea el perfil psicológico del individuo titular del cargo. 086. Enunciad unos deslindes competenciales extremadamente nítidos, y que todos hayan de respetar. 1. Quizás alguien se abstenga de ejercer alguna competencia consustancial a su cargo. Entonces, castigadle. 2. Quizás alguien usurpe el ejercicio de competencias ajenas. Concienciaos de que tal ejercicio de competencias ajenas es una fuente de potencial caos; además, tal exceso quizás sea una señal de que tal individuo está pretendiendo hacer méritos ante alguien. Motivados nosotros por todo lo anterior, os aconsejamos castigar a tal individuo usurpador. 087. Instituid sistemas de inteligencia, espionaje y delación. En cuanto a sistemas de delación, hay dos sistemas: el sistema de delación ordinario, y el sistema de delación de maquinaciones. 1. Acerca del sistema de delación ordinario. Consiste en que el inferior inmediato a cada servidor público os reporte informe acerca de ese servidor. Así: - El ministro inferior delatará al ministro superior; y el ministro superior delatará al Primer Ministro. -El embajador delatará a la Embajada. -El servidor público delatará al Gobernante. -El Subsecretario delatará al Secretario del Soberano. -El soldado delatará al Cuadro.
  • 30. -El sirviente delatará a vuestra esposa y a vuestras concubinas. 2. Acerca del sistema de delación de maquinaciones. ¿En qué consiste el propósito de tal sistema? En lograr que el delator y el potencial delatado se vigilen y teman el uno al otro mutuamente. ¿De qué manera funciona este sistema? Un superior vigilará a diez inferiores. Diez inferiores vigilarán a un superior. ¿En qué consiste la técnica vía la cual lograréis que nadie se atreva a delatar a nadie infundadamente, y a la vez, que todos se sientan incentivados a delatar fundadamente a todos? Quizás acabe acreditándose la culpabilidad del delatado; entonces, premiad al delator. Quizás acabe acreditándose la inocencia del delatado; entonces castigad al delator. Considerad ahora lo que antes os hemos aconsejado en relación al anonimato de los delatores. Acerca de algunas buenas prácticas cuya pertinencia depende de los rasgos psicológicos del titular del cargo. O los individuos son honestos, o son malvados. Sean honestos o malvados, pueden ser materialistas, o no serlo. 088. Perfil uno; compatible con los caracteres dos y tres. Individuo materialista. Quizás ese individuo haya sido eficaz en su trabajo para bien de vuestro Estado. Entonces, promocionadle hacia cargos de más grado y más paga. 089. Perfil dos. Individuo honesto. Quizás tal individuo tenga familiares. Entonces, mantenedlos bajo lujoso y secreto arresto domiciliario. así, en caso de necesidad, vosotros podréis utilizar de rehenes a tales familiares. 090- Perfil tres. Individuo malvado. 1. Permaneced vigilantes. Exigidle el cumplimiento de sus propuestas. 2. Castigadles rigurosamente. Aquí caben dos supuestos: Supuesto uno. Quizás el castigo legal no os ocasione a vosotros daño alguno; entonces castigadle legalmente. Supuesto dos. Quizás el castigo legal pueda derivar en que vosotros sufráis algún daño; entonces castigadle extralegalmente vía asesinato, o vía colocarlos en circunstancias tales que resulte inevitable que él muera a manos de algún enemigo.
  • 31. LIBRO VII. ACERCA DE VUESTRA POBLACIÓN. Título I. 091. Acerca de la psicología de los individuos ordinarios. Uno. Quizás, un bienestar futuro y duradero esté condicionado a soportar hoy de manera transitoria algún malestar. Pues bien, esto es incomprensible para el individuo ordinario. Dos. El individuo ordinario se evadirá de trabajar en pro del acrecentamiento de la riqueza nacional. Tres. Una medida para disuadir a los malvados consiste en el endurecimiento de los castigos. Pues bien, el individuo ordinario desaprobará tal endurecimiento. Cuatro. La recaudación de impuestos y diezmos es necesaria para sobrevivir durante los tiempos de carestía, y también para que vuestro ejército esté correctamente aprovisionado. Pues bien, el individuo ordinario desaprobará tal recaudación. Cinco. La resistencia frente a las agresiones militares extranjeras requiere de que haya un gran número de individuos que estén capacitados para desempeñar tareas militares. Pues bien, el individuo ordinario desaprobará recibir formación militar, desaprobará las levas, y desaprobará que los soldados se entreguen ardorosamente en las batallas. Seis. Vuestra población detesta el Orden. Siete. El individuo ordinario es ultra-individualista. Ocho. El individuo ordinario carece de la formación mínima necesaria para tratar acerca de asuntos de Estado. Título II. 092. Acerca del modo en que deberéis tratar a vuestra Población. Uno. ¿En qué consiste lo que podréis explotar de cada individuo ordinario? Hay individuos ordinarios que son expertos técnicos, hay individuos ordinarios que son muy sabios, y hay individuos ordinarios que no son ni lo uno ni lo otro. De los primeros, explotad la pericia técnica; de los segundos, explotad la sabiduría; de los terceros, explotad la fuerza. Dos. Concienciaos de que con bastante frecuencia necesitaréis instaurar medidas innovadoras muy impopulares: Entonces habréis de comportaros de manera lo suficientemente estricta como para aplicar tales medidas teniendo en contra vuestra la voluntad popular.
  • 32. Tres. Concienciaos de que un individuo ordinario sobrecargado por los trabajos que vosotros le estáis exigiendo estará dispuesto a sobornar a quienquiera que pueda descargarle de obligaciones; por ejemplo, a vuestros ministros con poderes locales. Considerad aquí lo que antes nosotros expusimos acerca de los peligros provenientes de esta circunstancia. Así pues, absteneos de sobrecargar de trabajo a vuestra Población.
  • 33. LIBRO VIII. Acerca de los premios y acerca de los castigos. Título I. Acerca del contenido de los premios, y acerca del contenido de los castigos. 093. Acerca de algunos datos de los que deberéis ser conscientes al escoger el contenido de los premios y de los castigos. Uno. En lo concerniente a los bienes materiales, averiguad cuales abundan y cuales escasean. Dos. En lo concerniente a los puestos de poder, averiguad cual es su estima entre aquellos individuos sobre los que ejercéis vuestro poder. Cercioraros acerca de si tales puestos son considerados futiles, o por el contrario son estimados como algo importante. Tres. Averiguad en qué consiste lo que tales individuos ansían, y en qué consiste lo que tales individuos detestan. Premiadles con lo que ellos ansían; castigadles con lo que ellos detestan. 094. Acerca del contenido concreto de los premios. 1. Indiferentemente de la conducta premiable, jamás os abstengáis de alabar inmensamente las conductas premiables. 2. Quizás lo que estéis premiando consista en haber demostrado la posesión de una habilidad relevante. Entonces prromocionad en el escalafón, a tal individuo hacia un puesto más alto y más remunerado cuyas características favorezcan que ese individuo pueda desenvolver aún más su habilidad. Además, a la vez que le premiéis, honradle y alabadle enormemente. 3. Quizás lo que premiéis consista en haber obrado de manera respetuosa con vuestra voluntad. Entonces entregad un generoso premio material a ese individuo. Además y a la vez, honrad y alabad enormemente al individuo premiado. 095. Acerca del contenido concreto de los castigos. 1. Concienciaos de que vuestros castigos habrán de lograr que vuestra Población se sienta afrentada por ellos. 2. Sea cual fuere el castigo, irá siempre acompañado de tremendas reprimendas. No alabéis ni justifiquéis comportamientos vía los cuales se infrinja vuestra ley; denigradlos siempre. Título II. Acerca de la técnica de establecimiento de premios y castigos. 096. ¿Cuáles son algunos de los criterios que deberéis respetar siempre?
  • 34. Los premios y castigos estarán predeterminados conforme a criterios nítidos e invariables. Los premios y castigos estarán consignados en leyes cuya aplicación será irretroactiva. Título III. Acerca de la decisión de otorgar premios y de imponer castigos. 097. En qué consisten algunas prudencias en cuanto a esto? Uno. No aguardéis la opinión de vuestros allegados. Dos. Cercioraros de que nadie reciba premios inmerecidos. Cercioraros de que se ejecuten las penas de muerte. Cercioraros de que ningún crimen quede impune. Titulo IV. Acerca de la técnica de aplicación de los premios y castigos. Capítulo I. Acerca de la técnica vía la cual acrecentar la probabilidad de que vuestros ministros, vuestros allegados, y vuestra Población se abstengan tanto de obrar mal, como de admirar a los malvados. 098. Acerca de la inexorabilidad de los castigos. Sea quien fuere el individuo merecedor de castigo, y sea cual fuere vuestro deseo de castigar o de no castigar, no permitáis que tal individuo quede impune. Aplicad inexorablemente los castigos pertinentes, y absteneos de toda piedad y benevolencia; comportaos severa y despiadadamente. No obstante, comportaos con justicia siempre; procurad que medie una razonable proporcíon entre, de una parte, la conducta de quien obró sin respeto a vuestra voluntad y, de otra parte el castigo que inflijáis a tal infractor. 099. Acerca de que un mismo individuo sea autor tanto de comportamientos punibles, como de comportamientos premiables. Inflingidle el castigo pertinente para los comportamientos punibles, y otorgadle el premio pertinente para los comportamientos premiables. O, lo que es lo mismo, absteneos de realizar compensaciones entre premios y castigos. Capítulo II. Acerca de la técnica vía la cual acrecentar la probabilidad de que vuestros ministros y vuestra población se afanen en trabajar en pro de lo que es bueno para vuestro Estado. 100. Acerca de la inexorabilidad de los premios. Quizás alguien haya trabajado en pro de vuestro Estado y merezca ser premiado. Entonces, e indiferentemente de lo plebeyo que dicho individuo sea e indiferentemente de vuestro deseo de premiar o no premiar, habréis de premiarle inexorablemente. Cercioraros de que siempre se premie a todo aquel que verdaderamente lo merezca; y cercioraros de que nunca se premie a quien no lo merezca.
  • 35. Comportaos siempre con justicia en lo concerniente a quien merece ser premiado y al contenido del premio. 101. Quizás alguien se haya comportado de manera punible, y de manera premiable. No compenséis premios con castigos, ni castigos con premios; aplicad ambos: otorgad el premio e inflingid el castigo. Capítulo III. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos probables las alianzas de ministros con malvados. 102. Concienciaos de que si tales alianzas ocurriesen, vuestra Población se quedaría sin nadie ante quien expresar su descontento; lo cual la sumiría en la desesperación. El remedio a esto, consiste en que castiguéis siempre a todo individuo que lo merezca. Indiferentemente de que sea humilde, rico, allegado o ministro. Título V. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos probable que vuestros ministros sean sobornados a cambio de favores. Acerca de la técnica vía la cual haréis menos probable que vuestros ministros corruptos exterminen a vuestros ministros leales. 103. Concienciaos de que hay potestades cuyo ejercicio debería competeros a vosotros y a nadie más. Tales potestades consisten en: Uno. Predeterminar cuales serán las conductas premiables y cuales serán las conductas punibles. Dos. Predeterminar cuanto será en su caso el pertinente premio, o el pertinente castigo. Tres. Predeterminar la justificación de que todo eso sea de esa manera. Cuatro. Imponer las penas y otorgar los premios.
  • 36. LIBRO IX. Acerca de la ley. Título I. Acerca de la renuncia a la arbitrariedad. 104. ¿Cuáles son las justificaciones de que afirmemos que os conviene renunciar a a comportaros arbitrariamente? Uno. Gracias a esta renuncia, evitaréis ser arrastrados por vuestros deseos. Cuando actuéis, guiaos por los criterios de conveniencia o inconveniencia nada más. Dos. Gracias a esta renuncia, todos se abstendrán de intentar influiros en lo concerniente a escoger, promocionar, degradar, premiar o castigar a vuestros subordinados, a vuestros oficiales, y a vuestros ministros. Tres. Gracias a esta renuncia, nadie osará infringir en propio provecho vuestra voluntad. Cuatro. Gracias a esta renuncia, quedarán nítidamente deslindadas las competencias de vuestros ministros. Y, gracias a esto último, nadie podrá conceder favores, ni nadie podrá usurpar vuestras competencias, ni nadie pretenderá hacer méritos ante vosotros. Título II. Acerca de los propósitos de vuestro sistema legal. 105. ¿Cuáles son algunos de ellos? Uno. En lo concerniente a vuestros ministros, el sistema legal explicitará de manera nítida y transparente los criterios que de manera inexorable respetaréis en relación a ciertos asuntos que atañen a vuestros ministros. Tales asuntos consisten en los criterios selectivos, los criterios de promoción o degradación, la remuneración, la cabida competencial, la responsabilidad, y el régimen disciplinario de premios y castigos. Dos. El sistema legal deberá ser de ayuda para descubrir las maldades de vuestros inferiores, de ayuda para lograr el restablecimiento del orden, de ayuda para juzgar las infracciones, y de ayuda para minimizar la probabilidad de comisión de delitos.- Tres. El sistema legal deberá ser de ayuda para impedir la doblez y la mentira. Cuatro. El sistema legal será de ayuda para amenazar a vuestros funcionarios y para atemorizar a vuestra Población. Cinco. El sistema legal deberá ser de ayuda para homogeneizar la conducta y pensamiento humanos. Seis. El sistema legal deberá ser de ayuda para combatir las extravagancias. Siete. El sistema legal deberá ser de ayuda para impedir que los servidores públicos utilicen su cargo como instrumento de opresión sobre los humildes.
  • 37. 106. Acerca de las justificaciones de que afirmemos que tan indispensable como que el Soberano no sea inepto, es el que exista un sistema legal. Uno. Concienciaos de que la ambición impulsará a vuestros oficiales a acaparar riquezas con las que obtener poder. Concienciaos de que si un oficial logra evadirse de vuestros controles, entonces estaréis expuestos al riesgo de que ese oficial se autoasigne la retribución que le venga en gana, y que la cobre a base de forzar el recaudo popular. La ley debe ser de ayuda para evitar que esto ocurra. Dos. Gracias a la ley, es posible mantener explicitadas las competencias que os muestran como notoriamente desiguales a vuestros ministros. Tres. Concienciaos de lo antinatural y poco espontáneo que le resulta a un ser humano el obrar según los criterios de lo justo y lo injusto. Acerca de los principios generales que sirven de guía al contenido de las leyes. Uno. La utilidad y la conveniencia nada más. Jamás os guiéis por el criterio de la justicia ética. Dos. Los premios y castigos perseguirán el propósito de que sea máximo el número de individuos que se abstengan de obrar mal. Título III. Acerca de la optimización del sistema legal. 107. Acerca de los tres rasgos genuinos de un sistema correctamente optimizado. Uno. Debe existir un sistema legal, pero sólo uno. Dos. Tal sistema legal será de aplicación universal en todo el territorio. No habrá sistemas legales locales. Tres. Tal sistema legal deberá ser transparente y nítido, y deberá ser inteligible para cualquiera. No habrá en él inconsistencia lógica alguna. No habrá en él nada ambiguo o interpretable. 108. Acerca de los males provenientes de un sistema no optimizado. Uno. Es probable que alguien intente explotar las potenciales ambigüedades, antinomias o inconsistencias. Dos. Es probable que vuestra Población sea incapaz de entender la Ley. Título IV. Acerca de las mutaciones legislativas. 109. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que la excesiva frecuencia de las mutaciones resultará contraproducente?. Uno. Concienciaos de que tales mutaciones tienen por efecto que la Población sufra.
  • 38. Dos. Hay leyes que atañen al trabajo que cada individuo desempeña. Concienciaos de que las mutaciones legislativas acerca de esto quizás tengan por efecto un decrecimiento de la productividad económica total. Libro X. Acerca del comportamiento sensato. Resumen. Algunas buenas prácticas. Uno. Quizás algún ministro os haya comunicado algo. Mantenedlo secreto. Dos. Acerca de la elaboración de proyectos. Tal elaboración compete a vuestros ministros; no elaboréis vosotros nada; ni tampoco introduzcáis modificaciones en las propuestas que aprobéis. Limitaos a vigilar a vuestros ministros y a responsabilizarles. Cercioraros de si es o no es beneficioso para vuestro Estado el obrar de vuestro ministro. Quizás no concuerden entre ellos el resultado prometido por la propuesta y el resultado obtenido; entonces, responsabilizad a vuestro ministro. Tres. Acerca de vuestros deseos, intenciones e ideas preconcebidas. Jamás permitáis su exteriorización. Cuatro. Acerca de vuestro comportamiento. Permaneced imperceptibles siempre. Absteneos de obrar. Aparentad no estar viendo ni oyendo. Evitad dejar rastros. Cinco. Acerca de la ignorancia en que habréis de mantener a vuestros subordinados. Concienciaos de que la toma de decisiones autónomas requiere de conocimiento; concienciaos de que el conocimiento consiste en una colección de informaciones dotada de un significado global; concienciaos de que la información consiste en datos sueltos estructurados y organizados según algún criterio. De ahí que os aconsejemos que impidáis a vuestros subordinados tener ideas claras acerca de cualquier asunto; mantenedlos incomunicados; mantenedlos ocupados sólo en sus asuntos. Seis. Desurdid las alianzas. Desbaratad las conspiraciones. Disgregad a las camarillas y a sus cómplices. Siete. Dadles a todos una ley que obedecer; aplicadla inexorablemente. Ocho. Acerca de los autores de los comportamientos premiables o punibles, y acerca de la aplicación del pertinente premio o castigo. La aplicación de uno u otro ocurrirá inexorablemente y con indiferencia a quien sea el individuo merecedor de premio o castigo. Se reciben por todo aquel que los merece; no se reciben por nadie que no los merezca. Nueve. Acerca de la técnica vía la cual lograr que todos os teman y que nadie admire a los corruptos. Los castigos habrán de ser justos, y su aplicación será inexorable y ocurrirá sin benevolencia ni piedad alguna. Nadie quedará impune. Diez. Acerca del criterio de asignación de cargos y trabajos. Asignad a cada individuo aquel cargo que tal individuo sea capaz de desempeñar más eficientemente.
  • 39. Once. Lograd que vuestros ministros obren para bien de vuestro Estado, y lograd que obedezcan vuestra ley. Doce. Lograd que vuestros diplomáticos obren para bien de vuestro Estado, y procurad que sean individuos juiciosos. Trece. Vuestros allegados no deberían comportarse como consultores vuestros. Concienciaos de que quizás vuestros allegados sean necios, y de que quizás les estéis consultando acerca de propuestas elaboradas por individuos sensatos. Concienciaos de que quizás vuestros allegados sean deshonestos, y de que quizás les estéis consultando acerca de propuestas elaboradas por individuos honestos. Acerca de algunos factores que acrecientan la probabilidad de que acabéis asesinados. Uno. Que vuestros familiares importantes y vuestra élite hayan emigrado hacia Estados enemigos vuestros. Tales Estados quedarán fortalecidos. Dos. Que hayáis condenado a un individuo, y que después mantengáis con él una relación estrecha. Concienciaos de que quizás tal individuo os odie y os guarde rencor. Tres. Que vuestro ministro se haya comportado de manera punible, y que la necesidad de mantener oculta vuestra cólera os haya forzado a demoraros en castigarle; y que esto impulse a vuestro ministro a levantarse contra vosotros. Cuatro. Que mantengáis de manera simultánea dos grandes ministros, los cuales estén dotados de una cantidad de poder semejante, y que tales ministros se hayan confabulado para asesinaros. Cinco. Que os hayáis comportado imprudentemente y hayáis dejado de ser misteriosos e imprevisibles; y que como consecuencia, alguna de vuestras parejas haya logrado encontrar ocasiones para envenenaros. Si esto te ha parecido interesante, redistribúyelo a un amigo.