1. ROL DOCENTE EN EL TERCER MILENIO
Se ha llegado a discutir muchas veces entre los más
encumbrados pedagogos, y se seguirá discutiendo, si
enseñar es un arte o una ciencia. Asunto difícil, diremos, de
establecer de forma categórica, porque en ella uno utiliza
todos los conocimientos que la “Ciencia de la Educación”
nos provee, pero también, utilizamos los conocimientos que
nos da la vida, que al fin de cuentas, resulta ser la más
grande de todos las ciencias.
2. • Sin embargo, es indudable que enseñar es un
arte, que utiliza, como todas las artes,
conocimientos científicos cristalizados en leyes.
Ahora bien, si en lugar de arte fuese ciencia, ya
existiría alguna fórmula para crear una obra de
arte como las que hicieron los grandes
educadores de la humanidad. Además, a nadie
se le hubiera ocurrido semejante transformación
de la “formación docente” en particular y del
Sistema Educativo en general, en Argentina y
en el mundo entero, porque no habría motivo
alguno que la justificara.
3. • Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar, que no
existe una ciencia que capacite al hombre para
realizar esta clase de trabajo. Y, si dudamos de esta
afirmación, observemos a nuestro alrededor,
preguntándonos: ¿Todos los docentes logran el
mismo éxito en circunstancias semejantes? La
respuesta es una verdad de perogrullo. No, no todos
los docentes logran éxitos semejantes en
circunstancias semejantes. Pero, además, solemos
escuchar que nuestros colegas se quejan del grupo
que ese año les ha tocado y, generalmente, la culpa
es de los alumnos; que no quieren estudiar, que son
indisciplinados, etc... Todas las quejas intentan
justificar, en el fondo, el fracaso del profesional. Por
lo tanto, no existen ni fórmulas ni recetas que
capaciten al hombre para enseñar, es decir: señalar
el camino que conduce a la autoeducación en el
marco del proceso de personalización.