Virginia-Satir (1).pptx Autoestima y desarrollo personal
01 la peligrosidad y el riesgo a la violencia
1. LA PELIGROSIDAD Y EL RIESGO A LA VIOLENCIA
CARMITA ALEXANDRA SORIA CHONATA
TRABAJADORA SOCIAL
Concepto
En la investigación realizada por (Hernandez, 2014)
indica que antes de definir el término de peligrosidad
cabe mencionar el término acuñado por Garófalo a
finales del siglo XIX “Temibilitá” entendida como “la
perversidad constante y activa del delincuente y la
cantidad del mal previsto que hay que temer por parte
del mismo”. Es de este término del que deriva el
concepto de peligrosidad el cual mide y computa la
importancia del daño causado con el delito, la
potencia delincuencial de su autor y la probabilidad de
reiteración del accionar delictivo por el mismo transgresor (W. Rodríguez y Galetta de
Rodríguez 2001)
La peligrosidad criminal según (Hernandez, 2014) se basa en un juicio de
probabilidad de que un sujeto llegue a cometer un acto delictivo. Debemos tener en
cuenta que se trata de una peligrosidad post-delictual, lo cual significa que para
poder determinarla es necesario que el hecho delictivo se haya cometido
previamente.
Haciendo un análisis nos da entender que una persona será calificada como peligrosa
cuando se crea que esta pueda cometer un acto ilícito o causar un daño, lo cual
significa, que no precisamente necesario que una persona previamente cometa un delito
para que sea clasificada como una persona peligrosa.
2. Tipos de peligrosidad
Peligrosidad social: Individuos que, sin haber cometido un delito, se encuentran
próximos a cometerlos.
Peligrosidad criminal: Individuo que siendo delincuente puede volver a
violar la Ley penal.
La diferencia que existe entre estos términos es que la peligrosidad social aparece
antes del hecho delictivo o antes de la violación de la ley, y por el contrario, la
peligrosidad criminal se da cuando se produce la violación de la ley.
LA PELIGROSIDAD EL RIESGO DE VIOLENCIA
(Pueyo, 2013) en su Informe PELIGROSIDAD CRIMINAL: ANÁLISIS CRÍTICO DE UN
CONCEPTO POLISÉMICO, muestra que la peligrosidad se formuló originalmente para
comprender la delincuencia violenta grave, crónica
y reiterativa. El imaginario social relaciona la
peligrosidad con los delincuentes sexuales, los
asesinos seriales, los terroristas, los malhechores
organizados en bandas delictivas, los
maltratadores domésticos crónicos, los jóvenes
“salvajes” precozmente muy violentos
(superpredators, los denominan en EE.UU.), a
veces miembros de bandas criminales organizadas
o afectados por problemas mentales y de adicción a
las drogas. También se agrupa bajo la categoría de
peligrosos a los enfermos mentales y a los
toxicómanos, especialmente aquellos que, además,
están desarraigados socialmente y viven en la
marginalidad, los sin techo o aquellos que no conviven en una familia ni disponen de
atenciones socio-sanitarias eficaces. Esta heterogénea amalgama de sujetos, los
potencialmente criminales, son los que atraen para sí el calificativo personas peligrosas.
3. ESCALA DE VALORACIÓN DE LA CONDUCTA VIOLENTA Y RIESGO DE
REINCIDENCIA
(Jimenez, 2010) Indica que Existen diversos criterios para evaluar, analizar y caracterizar
debidamente una conducta como “potencialmente peligrosa”, dependiendo de las
características de la propia personalidad, de la naturaleza de la enfermedad que pueda
padecer, de la calidad de los motivos, de la misma gravedad de los delitos cometidos, de los
antecedentes sociales y de la reincidencia.
Las características de la personalidad muestran
una cierta predisposición, o probabilidad, de
desencadenar una conducta violenta, tales como: bajo
control de los impulsos, alto grado de excitabilidad,
intolerancia a la frustración, necesidad inmediata de
gratificación, egocentrismo cognitivo y afectivo
pronunciado y una débil estima de sí mismo
frecuentemente enmascarada por una fachada de notable seguridad. Los trastornos
psicopatológicos no siempre implican el riesgo de un comportamiento violento
aunque, algunos de ellos, pueden presentar claros síntomas de peligrosidad potencial en
grados diferentes. El criterio delictual se va a reflejar en el tipo y gravedad del delito
cometido, sobre todo cuando, en su ejecución, muestran una especial violencia,
generalmente gratuita, al ensañarse con la víctima.
Los criterios psicosociales se especifican, de forma general, en familias desorganizadas y
desestructuradas, historias y experiencias de maltrato (abandono, abusos sexuales, castigos
y vejaciones), historias de absentismo y dificultades escolares, la “carrera” delictiva o pre-
delictual infantil o juvenil, nivel socioeconómico bajo, consumo de alcohol y sustancias
adictivas y una inestabilidad general de la persona en los diferentes modos de
funcionamiento de su existencia (cambios continuos en el trabajo, vida familiar, etc.).
4.
5. ESTUDIO DE LA CONDUCTA VIOLENTA EN LAS RELACIONES DE PAREJA
En la Guía de buenas prácticas para la evaluación psicológica forense del riesgo de
violencia contra la mujer en las relaciones de pareja de (Gomez, 2012) describe que la
complejidad de la conducta violenta ha dificultado la elaboración de una definición
consensuada por parte de la comunidad científica. Por otro lado, el acercamiento al
fenómeno desde distintos campos del saber (Filosofía, Sociología, Derecho, Antropología,
Psicología, Medicina,etc.) ha generado distintas interpretaciones sobre este. Sobre lo que sí
existe acuerdo amplio es en la consideración de la violencia como un problema social, una
violación de derechos humanos y un problema de salud pública.
La violencia sería una respuesta aprendida, intencionalmente ejercida para controlar o dañar
a los demás. No posee utilidad alguna para el proceso evolutivo natural de selección o
adaptación del ser humano. Por tanto, todos tenemos la potencialidad para comportarnos de
forma violencia, si bien la probabilidad de expresión de esta conducta no se reparte por
igual entre la población. Dependerá de la incidencia e interacción de factores de
riesgo/protección en un momento concreto y respecto a una situación determinada
6. Bibliografías
Gomez, M. (2012). Guía de buenas prácticas para la evaluación psicológica forense del riesgo de
violencia contra la mujer. Madrid, España.
Hernandez, M. (2014). Centro para el estudio y la detección de la delincuencia.
Jimenez, F. (2010). Escala de valoración de la conducta violenta y riesgo . RIDEP, 87.
Pueyo, a. (2013). PELIGROSIDAD CRIMINAL: ANÁLISIS CRÍTICO DE UN CONCEPTO POLISÉMICO.
Barcelona .