Caleb fue un líder bíblico que vivió con firmeza y fe en Dios a pesar de las dificultades. Compartió generosamente lo que tenía y estimuló a los jóvenes en el liderazgo. Aunque el pueblo no escuchó su consejo inicial, Caleb mantuvo su confianza en las promesas divinas y esperó pacientemente 40 años hasta que se cumplieron.