México entró a la era satelital en 1968 al utilizar el satélite ATS-3 rentado de la NASA para transmitir las Olimpiadas de ese año. En 1982 México decidió tener su propio satélite, el sistema Morelos, que consistió en los satélites Morelos 1 y 2 lanzados en 1985 y costó $92 millones. Posteriormente se adquirieron los satélites Solidaridad 1 y 2 en 1993-1994 para satisfacer la creciente demanda de usuarios privados mexicanos.