Una de las memorias que ha quedado fija en mi vida, data de la decada de los ochentas, cuando eramos niños y mi padre Luciano pasaba agua hervida por un filtro de tela en el que previamente había puesto 2 cucharadas llenas de café tomado de una olla pequeña de color morado en el que mi madre lo guardaba, estas son cositas latinas afines algún pequeño grupo, intimas a mi, saben que no había para el azucar, ni para el pan y esperabamos a mi madre que se había ido a entregar la obra en la que laborabamos, nuestra confianza estaba en la provisión de Dios, son muchos testimonios de esos, que ahora escapan como aceite en mis manos, pero en lo más profundo de mi ser, mi Señor Jesús sabe que le agradezco su ayuda oportuna. Él fue carpintero y sabe como funcionan los talleres de provincia