El documento habla sobre la importancia de estar atentos y vigilantes, como Jesús dijo a sus discípulos. Vivir en la atención nos conecta con el presente y nos permite descubrir que nuestra verdadera identidad es la consciencia, no el yo. La práctica de la atención a través de la meditación nos ayuda a silenciar la mente y a darnos cuenta de que no somos las olas sino el océano del que surgen.
El presente libro está compuesto por cuatro capítulos: "Escuchando la voz interior", "El éxtasis místico", "La esperanza del misterio" y "Versos espirituales". En estos textos el autor hace un recorrido por la rica tradición espiritual, tanto de Oriente como de Occidente, con el fin de ofrecer una reflexión personal sobre los grandes temas que han interesado desde siempre al Ser Humano: Dios, el sentido de la vida, la muerte y el sufrimiento, la liberación o nirvana, la meditación, la felicidad, la paz interior, etc.
Su autor es JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ SÁNCHEZ (Albacete, 1983). Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y Maestro de Reiki Tibetano. Tiene un blog sobre espiritualidad cuya dirección es: www.lasletrasdelaire.blogspot.com
El presente libro está compuesto por cuatro capítulos: "Escuchando la voz interior", "El éxtasis místico", "La esperanza del misterio" y "Versos espirituales". En estos textos el autor hace un recorrido por la rica tradición espiritual, tanto de Oriente como de Occidente, con el fin de ofrecer una reflexión personal sobre los grandes temas que han interesado desde siempre al Ser Humano: Dios, el sentido de la vida, la muerte y el sufrimiento, la liberación o nirvana, la meditación, la felicidad, la paz interior, etc.
Su autor es JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ SÁNCHEZ (Albacete, 1983). Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y Maestro de Reiki Tibetano. Tiene un blog sobre espiritualidad cuya dirección es: www.lasletrasdelaire.blogspot.com
Una breve introducción a los fundamentos de la meditación en tanto que camino espiritual, teniendo en cuenta el silencio como el factor predominante en la consecución exitosa de cualquier acto meditativo.
Una vez que comprendemos la ilusión del sufrimiento, percibido tan real por el hecho de apegarnos a él, damos el paso siguiente que consiste en aprender el desapego, en vencer los obstáculos de la ignorancia, del deseo y del sufrimiento.
Una breve introducción a los fundamentos de la meditación en tanto que camino espiritual, teniendo en cuenta el silencio como el factor predominante en la consecución exitosa de cualquier acto meditativo.
Una vez que comprendemos la ilusión del sufrimiento, percibido tan real por el hecho de apegarnos a él, damos el paso siguiente que consiste en aprender el desapego, en vencer los obstáculos de la ignorancia, del deseo y del sufrimiento.
14.11.30 comentario al evangelio enrique martínez lozano
1. Domingo I de Adviento “Ciclo B”
30 noviembre 2014
Evangelio de Marcos 13, 33-37
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
¾ Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada
uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad, entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si
al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que
venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!
*****
VELAR: VIVIR EN LA ATENCIÓN
La palabra de Jesús (“velad”) bien podría traducirse por “estad atentos”,
“estad despiertos”.
Lo opuesto a la atención es la rutina y el modo de funcionar en “piloto
automático”. La rutina tiene la “ventaja” de que facilita las cosas y nos otorga
una cierta sensación de seguridad: nos movemos por caminos trillados en los
que todo resulta familiar. Los hábitos permiten que hagamos muchas cosas sin
n siquiera tener que pensar: las hace el “piloto automático”.
Sin embargo, y aun reconociendo la necesidad de hábitos –de
aprendizajes automatizados-, si no estamos atentos, ese modo de funcionar
tiene un precio muy alto que puede llegar a manifestarse como aburrimiento y
vacío. Perdemos la novedad y el frescor de la vida. En realidad, más que vivir,
vegetamos, sobrevivimos o actuamos.
La atención, por el contrario, nos conecta con la vida, porque nos trae al
presente. Y el presente es el único lugar de la vida. Gracias a la atención,
vivimos en la consciencia, acogiendo todo desde la lucidez y amando todo
1
2. desde la sabiduría. Nos alineamos con la corriente de la vida, y venimos a
hacer el descubrimiento mayor al que podemos aspirar: que la consciencia no
es solo una actitud que podemos favorecer, sino que constituye nuestra
verdadera identidad.
No soy un yo capaz de poner atención o consciencia en lo que hago.
Soy la única Consciencia que penetra todo lo real y en todo se expresa.
Consciencia que se halla siempre a salvo y que –al hilo de las palabras de
Jesús- nunca puede ser sorprendida por ladrones o peligros de ningún tipo.
Decía que la “vigilancia”, de que habla el evangelio, no es sino otro
nombre de la “atención”. Gracias a ella, habitamos el momento presente,
dejándonos fluir con la vida misma.
Pero, para ello, debido a la inercia de un funcionamiento que nos había
encerrado en la mente, necesitamos una práctica continuada, que nos vaya
adiestrando en desarrollar una capacidad de presencia tal que,
progresivamente, nos conduzca a hacernos conscientes de nuestra identidad
más profunda.
Esta es, precisamente, la riqueza que el presente encierra: al venir a la
Presencia, experimentamos que somos ella misma. El yo es sólo un “objeto”
dentro de la Presencia consciente que somos.
Pero esta identidad no está al alcance del pensamiento; emerge, cuando
la mente se silencia. Relájate, hazte presente a ti mismo/a, suelta todos los
pensamientos y preocupaciones, y quédate sólo aquí y ahora… En ese mismo
momento, te apercibirás de que “Todo es”. Déjate estar ahí, en el desnudo
“estar”…
Venir al presente implica acallar la mente (pensante), situándonos como
“testigos” desapasionados de todo lo que se mueve en ella y aprendiendo a
descansar en el silencio mental.
Y, en medio de cualquier actividad, acostúmbrate a preguntarte: ¿Estoy
completamente aquí? El cultivo de la atención hará posible la salida progresiva
del sueño y de la ignorancia para poder vivir en la luz. La práctica continuada,
no solo hará que saboreemos la vida, sino que reconozcamos y nos
2
3. familiaricemos con nuestra verdadera identidad: en sentido absoluto, no somos
la “ola” que emerge haciendo piruetas, sino el “océano” de donde la ola surge.
Ver esto es “estar despiertos”.
www.enriquemartinezlozano.com
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