Jesús y sus discípulos se embarcaron en un bote en el Mar de Galilea. De repente, una gran tormenta azotó el lago y puso en peligro la vida de los discípulos. Asustados, despertaron a Jesús, quien calmó la tormenta con una sola orden. Los discípulos quedaron asombrados del poder de Jesús sobre la naturaleza y aprendieron que podían confiar en él.