Habermas propone una ética discursiva en la que el lugar del imperativo categórico kantiano lo ocupa el procedimiento de la argumentación moral. Establece el principio "D", según el cual solo son válidas las normas que reciben el asentimiento de todos los afectados en un diálogo, y el principio "U", que establece que los resultados de las normas válidas deben ser aceptables para todos sin coacción. La ética discursiva busca llegar a acuerdos mediante la racionalidad comunicativa y rechaza la imposición o