1. Origen de Italia
La historia de Italia comienza entre los años 2.000 y 1.000 a. C. cuando la península itálica recibió el
aporte de pueblos indoeuropeos provinentes de Europa Central. Entre los más importantes se
encuentran los celtas, los íberos, los pelasgos y, sobre todo, los etruscos que extendieron
gradualmente su influjo por el norte del país. A partir del siglo VIII a. C. las colonias griegas se
instalaron en el sureste de la península, transformándose en ciudades-estado que en su conjunto
fueron conocidas como Magna Grecia.
Roma Origen de Roma
Es de gran importancia el papel de Roma en la
historia de Italia. En el 753 a. C. se fundó a orillas del
Río Tíber una ciudad que dominaría Italia y Europa
durante siglos: Roma. Según la leyenda, Rómulo y
Remo fundaron Roma, que fue desde el primer
momento rival de la vecina ciudad de Alba Longa por
el control del Lacio e Italia. Inicialmente la ciudad no
tuvo gran importancia, y tan sólo era un puerto más
de la ruta de la sal. Pero progresivamente Roma
conquistó el territorio y a todos los pueblos que
habitaban Italia.
Monarquía romana
La primera forma de gobierno de Roma fue una monarquía electiva limitada por un Senado y una
asamblea de los clanes. Los orígenes son imprecisos, si bien la mitología vincula el origen de Roma
y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas. Durante esta etapa, la historia de Roma
empezó sus pasos expansionistas a lo largo de la península itálica y el Mediterráneo. Con el rey
Tarquino el Soberbio, acabó la monarquía romana en el año 510 a. C. República romana Durante la
República hubo numerosos cambios en la vida política y administrativa de Roma. Entre las más
importantes, en el siglo V a. C. se promulgaron las doce tablas de la ley y tras violentas luchas, los
plebeyos lograron incluir sus derechos en las disposiciones legales. En el ámbito militar, Roma
venció a numerosos enemigos: resistió las invasiones galas (364 a. C.); conquistó el resto de Italia
(495-270 a. C.); guerreó con Cartago hasta vencerla y destruirla (269-146 a. C.) y estableció su
preponderancia sobre el Asia Menor y Egipto.
Imperio romano
El nacimiento del Imperio Romano (Imperium Romanum) viene precedido por la expansión de Roma
por todo el Mediterráneo, sin duda un hecho clave en la historia de Italia. Por un lado, los dominios
de la república se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por el senado. Y
por otro lado, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las
tropas.
2. En este contexto, Julio César, al volver victorioso de la Galia, se alzó como mandatario absoluto en
Roma, haciéndose nombrar Dictator (dictador). Sin embargo, fue Octavio Augusto quien se erigió
como primer emperador de Roma en el año 27 a. C. (Imperator Caesar Augustus). El Imperio
Romano, que nació dominando tierras desde el río Rhin en Germania hasta el norte de África,
abarcaba además toda la Península Ibérica y los actuales territorios de Francia, Gran Bretaña,
Europa Central y Oriente Medio hasta Armenia. Su expansión duró hasta comienzos del siglo II,
cuando los disturbios internos sumieron a Roma en el caos.
Decadencia de Roma
A la muerte de Teodosio (395), el Imperio se dividió en el de Occidente y el de Oriente. Aún así, las
disputas e intrigas de la realeza desembocarían en la destrucción final del Imperio Romano y en 476
cayó Rómulo Augústulo, el último emperador romano.
Los Estados Pontificios
Con la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, Italia se sumió, durante varios siglos,
en constantes luchas por el control de la península italica. El final del siglo V se caracterizó por las
invasiones “bárbaras” y de otras tribus del norte. A mediados del siglo VI los lombardos
conquistaron el norte de la península.
Por otro lado, desde el traslado de la capital imperial a Bizancio, los obispos romanos se
presentaron como una alternativa de poder. Así, en el año 754 el Papa Esteban II pidió ayuda a
Pipino el Breve y en reciprocidad lo coronó rey de los francos. Luego de derrotar a los lombardos,
Pipino entregó al Papa el centro de Italia y creó los Estados Pontificios. Carlomagno, hijo de Pipino,
fue coronado rey y emperador de Roma en el 800, pero las invasiones musulmanas de mitad de
siglo dejaron a la región nuevamente sin gobierno. La falta de un poder central favoreció, a partir del
siglo XII, el autogobierno de varias ciudades que, con el gran desarrollo del comercio, la
manufactura y el artesanado, obtuvieron gran poder e importancia.
A fines de la Edad Media, había en la península itálica seis Estados principales: el ducado de
Saboya, el de Milán, las repúblicas de Florencia y Venecia, los Estados Pontificios y el reino de
Nápoles. Sin duda, la historia de Italia cuenta muchas batallas.
El Renacimiento italiano
Italia fue la cuna del Renacimiento. Las raíces podemos
encontrarlas ya en el siglo XII, a medida que surgían en el norte
de la península ciudades-estado emprendedoras y competitivas.
Posteriormente, el surgimiento de los grandes mercaderes
durante el siglo XIII culminó en el Renacimiento del siglo XV. En
Italia comenzó en la Toscana, en las ciudades de Florencia y
Siena. Luego tuvo un importante impacto en Roma, que fue
ornamentada con algunos edificios en el estilo antiguo. La cumbre
del movimiento se dio a fines del siglo XV, mientras los invasores
extranjeros sumían a la región en el caos. Sin embargo, las ideas
e ideales del Renacimiento se difundieron por el resto de Europa.
El Renacimiento italiano es bien conocido por sus logros
culturales. Esto incluye creaciones literarias con escritores como
Petrarca, Castiglione y Maquiavelo; obras de arte de Miguel Ángel
y Leonardo da Vinci, y grandes obras de arquitectura, como la
Iglesia de Santa María del Fiore en Florencia y la Basílica de San
Pedro en Roma. Italia, país disputado.
La historia de Italia cuenta como en los siglos XV y XVI se
disputaron Italia los españoles, los franceses, los alemanes y los
austríacos; pero fueron los españoles los que quedaron dueños
3. del campo durante doscientos años. En el siglo XVIII, continuaron las disputas por el control del
territorio italiano. En 1794 Napoleón Bonaparte entró en el país y expulsó a los austríacos. Cuatro
años después ocupó Roma y creó la República Romana y la República Partenopea en Nápoles.
Sólo dos estados italianos quedaron fuera de la dominación napoleónica: Sicilia y Cerdeña, donde
gobernaba Víctor Manuel I. El emperador francés abolió el poder temporal de los papas y deportó a
Pío VII a Savona. En 1800, después de la batalla de Marengo, el Piamonte fue incorporado a
Francia y la República Cisalpina cambió su nombre por el de República Itálica, que en 1806 se
convirtió en Reino de Italia, bajo el cetro de Napoleón
La Italia unificada
Después de la caída de Napoleón (1814) comenzó a despertarse en Italia el espíritu revolucionario y
siguió una era de agitaciones y tentativas de insurrección nacional fomentadas por los reyes de
Cerdeña, Víctor Manuel I y Carlos Humberto. Con la expulsión de Austria se inició ya entonces la
formación del nuevo Reino de Italia. Cavour y Garibaldi, cada uno en sus respectivos lugares,
consiguieron anexionar el reino de Nápoles (1860) y el Véneto (1866). En 1870 los ejércitos de
Víctor Manuel II se apoderaron de Roma, que desde entonces volvió a ser la capital, y se dio por
finalizada la unificación de Italia.
Desde la realización de la unidad italiana, este país no ha
cesado de desarrollar sus recursos económicos y militares
hasta alcanzar la categoría de su gran potencia. Comenzó su
expansión en Eritrea (1880), siguió en Somalia (1891) y se
detuvo en Abisinia (1896). Dos guerras mundiales En el siglo
XX, tras de una guerra afortunada con Turquía (1911-1912),
Italia se adueñó de Tripolitania y Cirenaica (Libia) y de las islas
del mar Egeo. Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914,
Italia se mantuvo neutral, pero ante las presiones de sectores
nacionalistas y de izquierda, terminó declarando la guerra
(1915) a sus viejos aliados de la Triple Alianza, Austria y
Alemania.
Siguió un período verdaderamente crítico que facilitó la subida
al poder de un ex-socialista, Benito Mussolini, fundador del
Partido Fascista (1922). Con una mezcla de nacionalismo y
pragmatismo exhortó al movimiento sindical a favor de los
intereses de la nación. Como jefe de gobierno, el Duce declaró
ilegal la oposición, controló la prensa y los sindicatos y recortó
el sufragio. La política internacional de Mussolini se dirigió casi
exclusivamente a la conquista de colonias. En 1936 Italia
invadió Etiopía y un año después se constituía el Imperio
Italiano de África Oriental. Durante la Guerra Civil Española se estrecharon los lazos con la
Alemania de Hitler conformando el Eje Roma-Berlín. En junio de 1940 Italia declaró la guerra a Gran
Bretaña y a Francia, y en octubre invadió Grecia. Los aliados invadieron Sicilia en julio de 1943 y
muy pocos días después el Gran Consejo Fascista pidió al rey que reasumiese todos sus poderes.
Humberto I destituyó e hizo encarcelar a Benito Mussolini, que fue asesinado en 1945.
Después de la II Guerra Mundial Segun cuenta la historia Los años de la posguerra de Italia se
caracterizan por las constantes crisis política y económica, el asedio de las Brigadas Rojas, la mafia,
la corrupción y los sobornos. En el referéndum de 1946, se selló el fin de la monarquía y el
comienzo de la república, entrando en vigor una nueva constitución en 1948. En 1949 Italia se
adhirió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y en 1955 se unió a las Naciones Unidas.
Durante la década de los años 70 Italia sufrió una crisis política, debido a grupos revolucionarios
defensores de la lucha armada, que llegó a su apogeo en 1978 con el asesinato del líder
cristianodemócrata Aldo Moro por las Brigadas Rojas.
Italia en la actualidad
También es conocida la lucha contra la mafia, que salto a la fama con el asesinato del juez Giovanni
Falcone. En 1992 los jueces del Tribunal de Milán empezaron muchos procesos contra los partidos
políticos de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, descubriendo una corrupción enorme. La
4. mayoría de los diputados del Parlamento fueron involucrados y
esto provocó una crisis en los partidos al poder desde los años
50. La Italia actual La hegemonía de la Democracia Cristiana
finalizó en 1983 con los nombramientos del republicano Giovanni
Spadolini (1981) y del socialista Bettino Craxi (1983). Con la
elección de Massimo D’Alema en 1998 se formó una coalición de
centro-izquierda que incluía a los comunistas por primera vez en
cincuenta años. Sin embargo, en abril de 2000 D’Alema dimitió
tras unos resultados decepcionantes en las elecciones
regionales. En las elecciones generales celebradas en mayo de
2001 Silvio Berlusconi, líder del partido de centro-derecha Forza
Italia y magnate de los medios de comunicación, venció,
convirtiéndose en el nuevo presidente del país.