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FUNDAMENTOS FILOSOFICOS DEL
CURRICULO: VALORES Y CURRICULO
.
Enrique Gervilla Castillo
Fundamentos filosOficos del curriculo: valores y curriculo
«Lo esencial es invisible a los ojos» escribio Saint-Exupery en su obra
<<EI Principito». La experiencia diaria nos confirma Ia afirmacion de este es-
critor frances al no ser perceptible sensorialmente y, por tanto, visible la
raiz o e) fundamento de las acciones humanas. Y porque tal fundamento es
ajeno al mundo objetivo y exacto de Ia ciencia, Ia conducta humana se hace
conflictiva al tener que decidirse el hombre por uno u otro <<Cimiento» axio-
logico que explique, justifique y de sentido a Ia <<construccion» de su vida.
La educacion o el curriculo, desde esta misma vision fundamentante, sigue
Ia misma suerte que los valores elegidos.
1. Fundamento, curriculo y valores
El vocablo <<fundamento», segun el Diccionario de Ia Real Academia Es-
panola de Ia Lengua, significa el prinicipio, cimiento, fondo, origen o raiz
de algo. Es este un saber de mayor riqueza, amplitud y profundidad que el
que nos depara el conocimiento sensible, pues saber que existe algo y por
que algo existe dos dos modos distintos de saber. Este ultimo, frente a las
apariencias, es un saber filos6fico que, al decir de Platon (1974: 585), seen-
cuentra entre Ia ignorancia de las bestias y Ia sabiduria de los dioses. De
este modo, ni los brutos, ni los dioses pueden filosofar; solo el hombre <<sa-
be que no sabe>>, y, en consecuencia, puede aspirar a la sabiduria; puede de-
sear un conocimiento superior, un fundamento racional al solo conocer Ia
existencia de algo.
739
En este sentido filos6fico el hombe busca, para mas y mejor saber y vi-
vir, el fundamento del cosmos, de las casas, de sf mismo y de sus acciones.
Ha sido esta una busqueda y preocupaci6n constante de la humanidad, sin
que haya encontrado hasta el momenta una respuesta universalmente con-
vincente al interrogante que es el hombre. La pluralidad de «hallazgos» al
respecto origina otras tantas concepciones de educaci6n, ya que hombre y
educaci6n son inseparables en su fundamento y finalidad.
Hoy esta misma busqueda continua abierta. Los hombres al buscar lo
buena, lo mejor, hemos creido encontrarlo en unos u otros valores, a veces
antag6nicos entre sf. Los actuales conflictos educacionales son buena prue-
ba al respecto. En cualquier caso, siempre nos encontramos con uno u otro
fundamento que explica, justifica y da sentido ala conducta del hombre y
a Ia educaci6n, en definitiva, con un fundamento axiol6gico. Reflexionar,
pues, sabre los fundamentos filos6ficos del curricula es, como toda filoso-
fia, una busqueda permanente del fundamento total, unitario y critico de
Ia educaci6n frente a otros saberes parciales.
La amplitud conceptual de muchas definiciones de curriculum (o mejor
<<curricula» desde que la Real Academia Espanola asi lo incorpor6 en su Dic-
cionario desde 1984) hace que este se identifique con Ia educaci6n (Stenhou-
se. 1984: 29; Nassif, 1985: 324; Johnson. 1974: 11; Saylor-Alexander, 1954: 3;
Ferrandez, 1988: 191) pues el englobar los objetivos, contenidos, actividades
de ensefianza-aprendizaje, evaluaci6n, procesos de interacci6n personal. or-
ganizaci6n, etc.. abarca Ia totalidad del proceso educative que acontece en
el media escolar -y a veces extraescolar- si bien con una may01 insisten-
cia en el <<como» respecto al <<que» ensefiar (Sarramona, 1987: 9). La misma
etimologia de Ia voz <<curricula», del latin «curriculum», pudiendo signifi-
car lo mismo <<Carrera» que <<Iugar donde se corre>>, avalan, desde su origen
semantico, esta amplitud conceptual.
Otro tanto puede afirmarse, si bien en otro sentido, del valor en relaci6n
con el curricula o con Ia educaci6n. Tambien aquel acompafia y fundamenta
el curricula en todos sus elementos y aspectos, salvo dejar de ser escolar
o educativo. Problematica distinta es Ia planteada por el subjetivismo y ob-
jetivismo axiol6gico: si el hombre crea el valor, identificandose este con e1
agrado, deseo, interes o ideas; o bien descubre su existencia en los ideales
o seres reales (Gervilla, 1988: 24-47).
Superado hoy el antagonismo hist6rico, las concepciones y definiciones
de valor tienden ala integraci6n de lo subjetivo y objetivo como partes inte-
grantes y fundamentales de una misma realidad. En este sentido integrador
y superador, el valor se define como «cualidad estructural que surge de las
reacciones de un sujeto frente a las propiedades que se hallan en el objetO>>
(Frondizi, 1977: 213); o bien <<como aprecio individual o colectivo de un bien
real y objetivo» (Fermoso, 1976: 40); o como indica Marin (1985: 70) <<valor
es Ia dignidad o perfecci6n, real o ideal, que reclama Ia estimaci6n y recono-
cimiento adecuados». De este modo, las dos caras o aspectos del valor, me-
740
tafisico (objetivos) y psico-sociol6gico (subjetivo), quedan integrados en una
vision arm6nica, lejos de cualquier reduccionismo.
2. La conflictividad del curriculo escolar
El curriculo, en su acepci6n mas amplia, identificado con una carrera
(sentido etimol6gico) o con la educaci6n, lo mismo que en su significado mas
restringido, como parte de esta, es un permanente conflicto. Ello es asi sen-
cillamente porque el hombre, sujeto del curricula, «es inesquivablemente
animal ag6nico» (Fullat, 1982 a: 27), es decir, conflictivo. Los brutos nada
tienen que ver con este conflicto humano, pues su conducta, esta genetica-
mente determinada; no tienen conciencia de si; ven y oyen, pero no saben
que ven y oyen (Mendez, 1985: 386). «La naturaleza -como escribi6 Ortega
y Gasset (1973: 433)- ha dotado a cada animal de un programa de actos que,
sin mas, puede ejecutarse satisfactoriamente. Por eso es raro que un animal
este triste (...) Normalmente los animales son felices». El hombe, sin embar-
go, anda hambriento de superaci6n y felicidad ante la indeterminaci6n de
su conducta. Su naturaleza animal dotada de raz6n (inteligencia), de pasi6n
(afectividad) y de libertad, le ocasiona conflicto entre el «ser>> y el «deber
ser», la insatisfacci6n entre lo que es y desearia ser. Cuerpo-raz6n-pasi6n-
libertad actuan de modo diverso y con distinto peso especifico en los seres
humanos, hacienda imposible Ia evidencia de un «deber ser» comun y con-
creto, sin otra salida que Ia opci6n ante la pluralidad. Los hombres facil-
mente nos ponemos de acuerdo sobre que es el oxigeno, el cuarzo o la pirita,
o ante un razonamiento matematico; Ia evidencia se impone. Sin embargo,
tal evidencia se desvanece ante el Bien o el Mal, ante que sea valioso o no,
o sencillamente ante Ia pregunta: (.que es el hombre? Marxismo, Cristianis-
mo, Anarquismo, etc., dan respuestas diversas, y hasta antag6nicas, sin que
sea posible en este campo Ia evidencia de las Ciencias Fisico-naturales.
En el fundamento de tales desacuerdos reside el mundo de los valores,
«acientifico» y «arracional ».Hay valores porque existe Ia subjetividad, «por-
que no todo es racionaJ, (Fullat, 1982 b: 47). La ciencia y la raz6n logran ex-
plicar parte de lo que es el hombre, pero callan ante el sentido de la vida
y ante que opci6n antropol6gica sea mejor. «La vida de cada quien no tiene
suficiente con los datos cientificos; tenemos hambre, ademas, del sentido de
la vida (...) Con la sola ciencia nos quedamos en puras carnes con respecto
a tirar adelante con nuestra existencia» (Fullat, 1982 a: 41). «La ciencia no
ha dicho Ia ultima palabra ni siquiera acerca de lo que son en si las cosas
materiales. Mucho menos ha podido determinar lo que son los hombres
(Radhakrishnan-Raju, 1966: 15). El sentido de nuestra vida o el «deber-ser»
personal es algo que escapa al razonamiento objetivo y cientifico al hacerse
presentes los valores y la libertad, sin que sea posible un acuerdo unanime
y universal.
« Unos sostienen hasta a puiietazos y a golpes que los valores son eter-
nos. Hablan de sus valores, evidentemente. Si ponen tanto coraje en Ia
741
contundencia ffsica, se debe a que los valores no disfrutan de contun-
dencia racional. Nadie pretende convencer de la exactitud de un razona-
miento matematico a bastonazos; el solo razonamiento se basta. Sobran
los golpes. Cuanto mas desnudos andamos de raz6n, mas uso hacemos
de la tranca» (Fullat, 1982 b: 47).
Esta «desnudez de razon» objetiva ante el valor pone enjuego la libertad
humana, originando la conflictividad del curricula, como parte o totalidad
de la educacion, pues esta, como el ser humano, no puede desprenderse del
valor salvo dejar de ser educacion. Es imposible «llevar a termino el mas
minimo acto educativo sin alguna referenda a un cuadro de valores» (Fu-
llat, 1982 b: 47).
Quizas Ia mejor justificacion de Ia estrecha vinculacion entre los valores
y la educacion sea recurrir a las multiples definiciones de esta, por cuanto
«Ia esencia de una cosa se expresa por la definicion" (Gonzalez Alvarez, 1956:
29). Todas ellas, referidas siempre al hombre como sujeto de la educacion,
hacen referenda expresa o implicita al valor con los siguientes H!rminos o
semejantes: formacion, perfeccionamiento, optimizacion, crecimiento, acre-
cimiento, intervencion, etc., que siemple implica una dimension de mejora
en algun sentido. Que sea en concreto esta mejora es ya problema axiologi-
co, decision de Ia libertad humana ante Ia pluralidad de sentidos y opciones
existentes. En cualquier caso, el fundamento axiologico esta asegurado, pues
a nadie se le ocurre pensar que alguien se esta educando para ser ladron,
asesino, o destructor de la naturaleza.
La reforma, que, en mayor o menor grado, siempre y necesariamente con-
lleva la educacion, implica en esencia una integraci6n de valores en la natu-
raleza humana, un mejoramiento de la persona. Por lo que «seria una con-
tradiccion Iogica de Ia misma decir: Mi hijo ha sido educado pero no le ha
sucedido nada bueno» (Peters, 1977: 33). Negar, pues, a la educacion su ser
valioso es negar Ia educacion misma. De aqui que no sea posible localizar
concepto o definicion alguna de educacion sin una referenda axiologica.
Al curricula o Ia carrera, que todo ser humano necesariamente inicia desde
la existencia, dada su naturaleza inacabada y modificable, le hemos aiiadi-
do el calificativo «escolar », es decir, generado y generalmente desarrollado
por la comunidad educativa de un centro que, exclusivamente ode modo prio-
ritario, tiene por funcion la educacion. El curriculo, por tanto, como parte
o totalidad de la educacion, o se fundamenta en el valor, yen todos sus as-
pectos, o sera curriculo pero no escolar (educative). Y decimos en todos sus
aspectos por cuanto, como a continuacion veremos, todos los elementos del
curriculo: decisiones, objetivos, medios y evaluacion poseen un fundamen-
to y criterio axiol6gico, pretendiendo, en todo momenta, proceso y finalidad,
hacer mas valioso al hombre personal y socialmente.
2.1. Decisiones curriculares
La decision, en mayor omenor grado, comporta tres momentos impor-
tantes: deliberacion, volicion y accion {Merani, 1983: 48) o eleccion entre po-
742
sibles alternativas. El termino Iatino «decidido», origen del espafiol «deci-
sion>>, cuyo significado expresa Ia accion de «cortar>> o «separar cortando,,
nos aporta una imagen plastica suficientemente significativa en el ambito
del curriculo, pues elegir no es mas que seleccionar o cortar algo pa ra que-
darnos con lo que preferimos. Tal preferencia comporta ya una actividad
axiologica ante las multiples posibilidades existentes. Siempre que elegimos
0 preferimos algo lo hacemos porque lo consideramos de mas dignidad y va-
lor que aquello que dejamos, al menos en el momento de Ia eleccion.
Con el tema de Ia eleccion entramos de lleno en Ia jerarquia de los valo-
res, consustancial a Ia Axiologia. No se trata de Ia eleccion del valor o anti-
valor, «elegir lo negativo es decidirse porIa nada. Nadie duda que entre va-
lores y los antivalores hay que elegir los primeros>> (Marin, 1976: 23). La cues-
tion estriba en Ia opcion ante Ia multiplicidad de valores, pues no todos va-
len lo mismo, ni siempre son compatibles. De aqui que elegir sea siempre
anteponer unos valores a otros, preferir uno o unos a costa de otro u otros.
Ante Ia imposibilidad de poseerlos todos, como en ocasiones deseariamos,
la opcion valoral se orienta siempre bacia el valor superior en el orden je-
rarquico, aunque, a veces, por razones circunstanciales, se elija el inferior.
El ser humano, porque es un creador y portador de valores, se encuentra
a diario con multiples momentos de decision, mas o menos trascendentales,
que van dando sentido a la vida y configurando su propio ser personal. De
este modo, el hombre se forma o educa incorporando a su vida los valores,
fruto de sus decisiones. Es esta una tarea conflictiva o agonica, como ya in-
dicamos anteriormente, al ser imposible bajo el punto de vista cientifico,
o con argumentos universalmente convincentes, probar la mayor valiosidad
de un modelo antropol6gico sobre otro o de un supremo modelo educativo.
Razones y contrarrazones pueden multiplicarse en cualquier sentido, por
lo que toda imposicion de valores estrictamente personales, esto es, sin re-
percusi6n social, es arbitraria.
Toda esta problematica, que por ser del hombre es inherente a Ia educa-
ci6n, subyace en el fundamento de todo curriculo. Dos interrogantes de es-
pecial relieve se presenta al respecto sobre el contenido y sujeto de las deci-
siones curriculares: que hay que decidir y quien debe decidir. Al primer in-
terrogante daremos respuesta posteriormente al justificar el fundamento
axiol6gico de cada uno de los elementos del curriculo: objetivos, medios y
evaluacion. Nos ocupamos a continuaci6n del segundo.
2.2. Quierz debe decidir
Ante Ia «desnudez de razon »frente a Ia axiologia, y siendo el hombre un
ser de decisiones, parece evidente afirmar que a este corresponda decidir
los valores de su educaci6n. Mas aun cuando, en este ambito, Ia decision es
obligada: no es posible decidir no formarse, solo cabe optar por una u otra
direcci6n o modelo educativo. Esta competencia, sin embargo, no parece ser
exclusiva de quien se educa. La incapacidad de tomar decisiones estricta-
743
mente humanas durante los primeros afios de vida hace que, internacional-
mente, se reconozca a los padres el derecho a decidir el modelo educativo
de sus hijos (Declaraci6n Universal de los Derechos Humanos, art. 26), o lo
que es lo mismo, los valores en los que estos han de ser formados. Es l6gico
que quienes han dado el ser (generaci6n) decidan, ante la pluralidad, elmo-
do de ser o nuevo modo de ser (educaci6n). A la seleccion y cuidado de los
alimentos se une, necesariamente, la seleccion y cuidado de unos u otros va-
lores que proporcionan, en el ambito familiar, el crecimiento biol6gico y axio-
logico de fuerte incidencia en la autonomia posterior.
Junto a los padres, tambien los los profesores, como tecnicos de la educa-
cion, han de intervenir en la decision del curricula, al igual que el medico,
profesional de la medicina, ha de decidir, junto al enfermo y familiares, la
salud del enfermo. En efecto, el tecnico o profesional y Ia misma tecnologia,
al aplicarla al campo de la educacion, ineludiblemente, en su fundamento
y finalidad, se encuentra con el valor, salvo dejar de ser tecnico o tecnologia
de Ia educacion. Como ya justific6 el profesor Escamez (1986 a: 160-164) el
tecnologo de Ia educacion, como profesional, no debe desentenderse de juz-
gar si un determinado patron es valioso. Y ello por varias razones: 1) Desde
lo que es Ia tecnologia y la actividad de tecn6logo, ]o mismo se entiendan
como conocimiento cientificos destinados a la solucion de problemas prac-
ticos, que como cuerpo de conocimientos diversificados en multiples teorias,
conlleva siempre una selecci6n para... y, por tanto, valoraci6n. Negar al tec-
n6logo esta dimension es negar Ia racionalidad de su intervencion en el pro-
ceso educativo. 2) Desde el ambito que se aplica Ia tecnologia: Ia educacion.
Esta pretende siempre resolver los problemas de «que hacer para» que un
sujeto pase de un estado a otro mas valioso y «como hacerlon. Al profesio-
nal compete su intervencion valorando estrategias y objetivos. 3) Y finalmen-
te, desde la funcion social que el tecn6logo de la educaci6n desempefia co-
mo profesional: ya se trate de conflictos entre patrones de distintos grupos
sociales, ya se situe en el campo de la innovaci6n, o bien se trate de juzgar
si son humanos o no los productos de la ciencia y de la tecnologia, el profe-
sor, por ser profesional, ha de intervenir en tales decisiones axiol6gicas.
El poder politico de turno tampoco es, ni debe ser, en atencion al bien
de todos, ajeno a las decisiones del curricula. Cuestion distinta es como de-
be realizar esta intervencion, pues la realidad nos muestra mUltiples mane-
ras al respecto, tantas como formas de Gobierno. En los paises de regimen
dictatorial el curricula es {mica, al pseudolegitimar ciertos valores como uni-
cos verdaderos en detrimento de otros. Se impone arbitrariamente como uni-
ca verdad lo que solo es verdad de una minoria, dando asi, en la practica,
un mismo tratamiento a todos los saberes del curricula: cientificos y no cien-
tificos, para encubrir su ideologia totalitaria. «La desnudez de raz6n>> axio-
l6gica se torna aqui vestida y segura al servicio del poder y no de los ciu-
dadanos. La escuela, sin embargo, lo quiera o no, junto a saberes indiscuti-
bles como las Matematicas, Fisica o Geologia, transmite otros muy discuti-
bles como la Religion, la Politica, la Moral o la Filosofia. «Darle sentido a
Ia vida implica manejar este segundo paquete de saberes, tan desnudos de
744
la seguridad que proporciona ~'la prueba'! y tan indispensables, sin embar-
go, para vivir como seres humanos» (Fullat, 1979: 161).
Esta falta de prueba justifica en los paises democn3.ticos, al menos teori-
camente,la libertad ideologica y la pluralidad educativa. Porque existen sa-
heres no cientificos, pero indispensables para la educacion del hombre, es
evidente que se otorgue un espacio curricular para que padres, alumnos, pro-
fesores y grupos ideologicos o religiosos determinen el sentido de la Bueno
o lo mejor en aquellos campos en los que la ciencia callao no existe acuerdo
universal.
Sin embargo, esta tolerancia o deber-ser, esencial a toda democracia, es
mas teorica que real. De hecho, en la entraiia de toda politica, de modo mas
abierto o solapado, esta <<el dominio del hombre sobre el hombre, y esto des-
de Ia extrema derecho a Ia extrema izquierda. Los cambios son tan solo roo-
dales. Lo esencial persiste» (Fullat, 1987: 54). Asi pues, <<el peso del poder
politico sobre el curriculum se hace inevitable», venciendo a fuerza de con-
veneer unilateralmente al ciudadano de su mejor-ser, por lo que <da educa-
cion jamas se liberara de la politica>> (Fullat, 1987: 52). A todo cambio politi-
co sucede rapidamente otro educativo, y a una legislacion escolar otra, en
la que cada cual, haciendo uso del poder, dictatorial o democratica, impone
con Ia fuerza de Ia ley su modelo educativo. De una u otra manera, seran
los politicos quienes en cada momento determinen lo que es bueno y mejor
para la escuela; en ultima instancia ellos decidiran, a golpe de ley, los valo-
res del curriculo. <<Somos monigotes de lo politico» (Fullat, 1979: 177).
Dificil y conflictiva se presenta la tarea de coordinar las decisiones de
padres, alumnos, profesores, grupos ideologicos y poder politico. Quien se
imponga sobre quien yen que grado sera siempre el resultado del binomio,
inversamente proporcional, poder-libertad.
2.3. Que es necesario decidir
No menor dificultad reviste Ia decision de todos y cada uno de los ele-
mentos del curriculo: objetivos, medios y evaluacion. El fundamento axiolo-
gico es, igualmente, el origen de esta conflictividad.
Los objetivos constituyen, sin duda alguna, Ia decision de mayor trascen-
dencia, ya que, en cuanto metas de Ia <<carretera», condicionan el resto de .
los elementos curriculares, al ser puntos obligados de referenda para Ia elec-
cion de contenidos, metodos, actividades y evaluacion. Su condicion, sin em-
bargo, de metas cercanas, o fines intermedios, hace que los valores que los
objetivos proponen se encuentre en estrecha conexion con los valores que
configuran elfin final o ultimo, como <<sintesis de todas las aspiraciones del
proceso educativo» (Castillejo, 1984: 37).
La literatura pedagogica nos ofrece con diferentes terminos: fin, fines,
ideal, modelo, patron, objetivo, etc., los diversos matices de una misma rea-
745
lidad: la teleologia educativa, o lo que es lo mismo, la valiosidad de las me-
tas ultimas 0 intermedias, que provocan en el hombre su apetencia 0 ansia
de posesion. Por eso, la intencionalidad («Intentio» = tension, tendencia ha-
cia algo), en cuanto cociencia de algoa lo que se tiende, es inherente al cu-
rricula al crear la tension entre el estado actual y el ideal, entre lo que se
es y lo que se desea ser, pues no es posible el conocimiento de un valor y
que este no sea apetecido. Cuestion distinta es si tal apetencia llega o no a
ser realidad total o parcial. Interrogante este al que intentani dar respuesta
la evaluacion.
Es necesario, no obstante, precisar que aunque todos los valores «valen»
(de lo contrario no serian valores) no todos valen lo mismo, ni valen para
todos los seres humanos, pues los valores se presentan jerarquizados, y cier-
tos valores lo son solo de algunas personas o grupos, siendo esos mismos
valores antivalores para otros colectivos. El valor religioso para el cristia-
nismo y el marxismo es buena prueba de ella.
Esta pluralidad axiol6gica fundamenta la pluralidad antropol6gica de
ideales y fines y, en consecuencia, de modelos educativos. Ante estas posibi-
lidades multiples se hace imprescindible la elecci6n de lo mejor. Esta op-
cion colleva la tension hacia su posesion y el establecimiento de metas in-
termedias u objetivos, que nos permiten, de modo progresivo, alcanzar par-
cialmente el modelo o ideal al que se aspira. En cualquier caso, el valor esta
en Ia raiz misma de los objetivos del curricula y de los fines de la educaci6n.
A Ia elecci6n de los objetivos sigue, y de acuerdo con los mismos, lade-
terminacion de los medias mas acordes para su consecuci6n. Media aqui lo
consideramos en su sentido generico: lo que se encuentra en media de dos
puntos, o mejor, como mediaci6n: aquello que posibilita el paso de un Iugar
o estado a otro. En una carrera: el espacio a recorrer entre la salida y lame-
ta. En el curriculo: cuanto es necesario hacer, desde el estado inicial del su-
jeto, hasta la consecucion de los objetivos.
Los medias para alcanzar los objetivos son multiples, por lo que nueva-
mente nos encontramos con la valoraci6n y la decision. Ante la pluralidad
de contenidos, metodos y actividades, todos conducentes al mismo objetivo
u objetivos, es necesario seleccionar unos en detrimento de otros, asi como
establecer un arden de prioridades. (.Por que unos y no otros? (.En base a
que alga es primero o ultimo? El tiempo y las circunstancias nos apremian
en la «Carrera» yes urgente llegar a una meta para pasar ala siguiente. De
aqui que, aunque todos los contenidos, metodos y actividades valen (y por
eso su seleccion), no todos valen lo mismo. Se impone, pues, un orden de
prioridades que en el fondo, yen algun sentido, noes mas que una jerarquia
de valores. Seleccionamos lo que vale y ponemos en primer lugar aquello
que mas vale.
Pero el valor, ademas de encontrarse en la selecci6n y orden de los me-
dios, se encuentra tambien presente en «como» estos se realizan o se llevan
ala practica, asi como en «quien»los ejecuta, siendo imposible, bajo el pun-
746
to de vista axiologico, separar <<lo» que se comunica de «quien" y «como»
lo comunica, y hasta «donde» se realiza Ia comunicacion.
A esta otra dimension no expresa en el curricula oficial, pero igualmente
transmisora de valores, Jackson (1968: 81) denomino «curriculum oculto>>.
Hoy con otros calificativos como «implicito», «latente», «tacito», «escondi-
do», «silencioso», «no estudiado>>, etc., se pretende expresar la misma reali-
dad: que las instuticiones escolares ensefian mas de lo que dicen querer tras-
mitir en sus programas, y no siempre acorde con Ia formulacion de sus ob-
jetivos (Gimeno-Perez, 1983: 15). Esta dimension oculta del curricula, o apren-
dizaje colateral, se genera en los multiples modos y situaciones de desarro-
llo del curricula oficial. En sintesis, responde a las preguntas: (donde? (co-
mo? y c:quien?
El d6nde, entendido este lo mismo como lugar fisico que social, genera-
dar de un ambiente o clima escolar, en nada es ajeno al mundo de los valo-
res. La playa o la montana, frio o calor, aula con ventilacion, buena luz, bien
decorada, espacio amplio, etc., al igual que el ambiente o relacion profesor-
alumno y alumnos entre si, de amistad, alegria, solidaridad, etc., generan
unos u otros valores, o antivalores, en el aprendizaje de un mismo conteni-
do.
El <<como» o modos a traves de los cuales se producen los resultados de
los aprendizajes, conlleva tambien un contenido axiologico susceptible de
ser aprendido: comentarios, debates, libros elegidos, planes de trabajo, ac-
tividades en clase, silencions, omisiones, sugerencias de sucesos, persona-
jes, etc. (Escamez: 1986 b: 17).
De mayor importancia aun es el quien o profesor, del que, en buena par-
te, depende el «donde» y «como». Su ideologia, personalidad, preparacion
cientifica, edad, sexo, criterios de valoracion, funcion orientadora, ilusion,
habilidad, etc. (Castilleja: 1980: 47) originan en el aula escolar la apreciaci6n
de unos u otros valores. Por tanto, «el profesor-ensefiante es, o una..,etiqueta
enmascaradora del curriculum encubierto u oculto, o una lindeza cientifi-
ca, profesional y personal. Todo profesor sera, en principia, quiera o no, "con-
formador", "interventor del proceso de formacion de Ia personalidad del
alumna"'' (Castilleja, 1980: 47).
Lo valores del curricula oculto, para bien de Ia educacion, escapan al con-
trol de poder politico en buena parte, abriendo el camino a los centros lo
mismo para la libertad (pluralidad) que para la manipulacion ante un mis-
mo curricula oficial (Gervilla, 1989: 469-477).
Asi pues, al igual que toda carrera organizada tiene sus normas y no vale
llegar a Ia meta de cualquier manera, los medias -en si mismos indiferen-
tes- quedan tefiidos de valor, y por tanto buenos, al calificarlos de educati-
vos. No vale llegar a la meta (objetivos) a cualquier precio (manipulacion,
adoctrinamiento, condicionamiento, etc.). Tambien aqui es valido al princi-
pia de que «el fin no justifica los medias». A los valores expresados en los
objetivos se accede a traves de medias buenos o valiosos. La educacion en
747
su conjunto <<vale los valores en los que consiste ser educado>> {Capitan, 1979:
115).
La calidad y eficacia de cuanto venimos diciendo la constatamos en la
evaluaci6n. Esta, y en todas sus modalidades (inicial, final, profesorado, cen-
tro, medios, alumnos, etc.), noes mas que una continua valoracion. La Real
Academia Espanola dice que «evaluar» es senalar el valor de una cosa, sino-
nimo de: estimar, apreciar, valorar, etc. Su etimologia latina es significativa
al respecto: «et» = y, mas «vallus», contraccion de <<Vanullus», que significa
«criba o arnero» (Merani, 1983: 65) denota ph1sticamente el sentido axiol6gi-
co de la evaluacion: separar, como Ia criba, lo valioso de lo que no lo es.
La evaluacion es asi parte inseparable del curricula ya que este, en cuan-
to proceso, exige una permanente constatacion de los logros alcanzados en
la carrera, en el tramo recorrido y en lo pendiente por correr, asi como de
los medios utilizados. La referenda a los objetivos es siempre referenda obli-
gada para mejorar: suprimiendo lo antivalioso, confirmando lo positivo, in-
corporando nuevos elementos, corrigiendo, modificando, etc. Siempre nos
encontramos con la decision.
De este modo, el curricula, y en todos sus elementos: objetivos, medios
y evaluacion es siempre fruto de decisiones, individuales o colectivas, y en
consecuencia plurales, sin que sea posible probar, de modo cientifico o uni-
versalmente racional, la superioriciad axiologica de un curricula sobre otro.
3. Teorias axiologicas y modelos curriculares
Por lo indicado basta e) momenta, es evidente que todo curricula conlle-
va un haz de decisiones, orientadas siempre bacia el valor. Pero, (.valor p;;tra
quien?, pues no todos los valores valen para todos los seres humanos. (. Es
el valor del individuo ode Ia sociedad? c.Sabemos cada uno lo que es bueno
·a nos tienen que decir que es bueno? (.Crea el hombre el valor o lo descu-
bre? La respuesta a estos interrogantes da Iugar a distintos modelos curri-
culares, que si bien, como anteriormente se ha expuesto, todos coincidiran
en el fundamento axiologico, no todos, sin embargo, estarfm de acuerdo en
que sea este fundamento: si el valor radica en el hombre o fuera de el. Las
distintas teorias axiol6gicas, fundamentantes del curricula, han dado Iugar,
con multiples matizaciones, a otros tantos modelos curriculares en los que
individualismo y colectivismo han ocupado posiciones antag6nicas. Proble-
mas tales como Ia naturaleza del hombre, Ia concepcion del aprendizaje, el
papel del individuo en una cultura y su relacion con Ia humanidad, Ia fun-
cion de la escuela, etc., hace - como expresa Hilda Taba {1983: 21)- que auto-
res estudiosos del tema hayan senalado «casi con unanimidad que Ia con-
funsion es la caracteristica principal de Ia teoria del curricula ». «Curricu-
los cuyos objetivos son el nino, Ia sociedad y la asignatura, rivalizan entre
si como accesos exclusivos al total del curricula» (Hilda Taba, 1983: 16).
748
3.I.El curricula subjetivista centrado en los intereses del nino
La Axiologia, en cuanto tal doctrina, nacio subjetivista. Meinong y Eh-
renfels (Escuela Austriaca y de Praga) sostuvieron que el valor se identifica-
ba con el grado, deseo o interes. La Escuela Neokantiana (Wildelban, Rikert,
Bauch) entendio el valor como idea, pues las ideas juegan un papel mas im-
portante en la conducta humana que los estados de placer. Desde una u otra
concepcion subjetivista es el hombre quien crea el valor: los valores existen
en, por y para el sujeto.
Desde esta vision, la educacion sigue la misma suerte. Los intereses del
nino, son de tal modo el centro del curricula, que se convierten en unico fac-
tor determinante de lo que se haga en la escuela. Sabre la base de un subje-
tivismo axiologico no cabe mas posibilidad que la del subjetivismo educati-
vo. Las siguientes palabras de Wilson {1971: 66) son suficientemente signifi-
cativas:
«La raz6n de denominar Ia educaci6n "centrada en el niiio" radiCa
en el hecho de enfatizar el que, aun cuando Ia persona que esta siendo
educada sea un niiio e incluso cuando sus intereses parezcan "pueriles''
o tontos o no deseables desde el punto de vista de sus maestros adultos,
su educaci6n pueda proseguir solo por medio de Ia persecuci6n de sus
intereses, ya que estos y solo estos son los que tienen para el un valor
intrinseco (...) Hay siempr-e, por tanto, valor- en mi inteni:s.»
La educacion asi es, exclusivamente, de acuerdo con la palabra latina
<<educere», extraer y sacar lo que ya existe innato en el niiio. La funcion del
maestro, en consecuencia, lejos de cualquier imposicion, es lade clarificar
los valores individuales para que cada uno descubra y decida lo que estime
oportuno; es el jardinero que atiende la planta y noel artesano que fabrica
un producto; quien fomenta el desarrollo natural del individuo y no su mo-
delacion. Al no existir valores permanentes ni universales, la educacion, ne-
cesariamente, hade ser relativa a las personas, o grupos coincidentes en unos
mismos intereses o valores. Noes posible, por tanto, establecer fines u obje-
tivos previos al proceso educativo, ya que en este mismo reside su finalidad,
pues Ia cultura y la persona es irrepetible. Sabre estas bases, aunque con
sentido y acento varia, entendieron la educacion lo mismo Rousseau con su
naturalismo, que el pracmatismo de Dewey, o el relativismo vitalista de Dilt-
hey. Tambien la Escuela Nueva, £rente al dogmatismo tradicional, se hizo
«paidocentrica» al servicio de los intereses y libertad del educando, hacien-
da de este el «rey de la escuela».
No es posible, sin embargo, aceptar en su totalidad y como unico punta
de referenda, que Ia educacion debe centrarse en los intereses del nifio. Es-
ta proposicion, sin mas Hmites ni matizaciones, nos llevaria a calificar y dar
por buena y valioso el crimen, el racismo, la droga, la destruccion de la na-
turaleza, etc., si ella es interesante a personas o colectivos por su placer o
utilidad. La doctrina del interes, como toda cosa buena, puede ser distorsio-
nada. Es necesario admitir la existencia de intereses dafiosos (antivalores)
749
y de provecho (valores), aunque en muchos casos sea dificil establecer elli-
mite entre unos y otros. La educaci6n plena -escribi6 Binney (1965: 53)-
depende «tanto del doblegamiento de los intereses indeseables como del cul-
tivo de los deseables».
Posiblemente el error del subjetivismo axiol6gico sea identificar valor
e interes sin mas limitaciones ni distinciones. Segun el profesor Escamez
(1986 b: 120), «el interes es un concepto mas estrecho que el valor, ya que
aquel no puede ser clasificado como un modo idealizado de conducta o un
estado final de existencia; tampoco puede considerarse como patron, ni tie-
ne la obligatoriedad como caracteristicas>>.
Sin tal distinci6n, el subjetivismo se ve obligado a identificar con el va-
lor toda idea, deseo, agrado personal ode grupo. Esta identificaci6n conlle-
va serias dificultades: no es posible Ia obligatoriedad de normas y leyes no
acorde con los intereses, el valor se identifica con Ia necesidad, Ia explica-
ci6n del comportamiento humano queda reducido al binomio estimulo-
respuesta, y Ia educaci6n es entendida como no intervenci6n (Vazquez, 1976:
4-19). Por tanto, desder Ia mas minima convivencia social, es imprescindible
distinguir valor-interes en Ia elaboraci6n del curriculo.
3.2. El curriculo objetivista de valores universales
Las doctrinas objetivistas surgen como reacci6n contra el subjetivismo,
reclamando principios universales y <da necesidad de hacer pie en un orden
moral estable,, (Frondizi, 1977: 107). De este modo, transcienden Ia singula-
ridad del individuo en la concepcion del valor, buscando Ia seguridad y ob-
jetividad que Ia experiencia no pueda desmentir.
El hombre no crea el valor, sino que lo descubre al encontrarse con las
cosas o con los ideales. Para el Realismo, los valores son algo real en total
o parcial identificaci6n con el ser (Sto. Tomas, F. Suarez, Lavelle, Le Senne,
etc.}. Segun la Escuela Fenomel6gica,los valores son objetos ideales, que exis-
ten por si mismo, independientemente de nuestras valoraciones o estima-
ciones; el sujeto se encuentra con ellos al reconocerlos, impulsandole hacia
aun mas alia de perfecci6n (Scheler, Hartman, Ortega y Gasset, etc.).
Desde tales presupuestos, si los valores son fijos, universales, objetivos
y absolutos, Ia educaci6n, sustancialmente, no sufrira cambio en su decurso
cronol6gico, siendo posible la elaboraci6n de un unico curricula escolar co-
mun a todos los seres humanos. La misi6n, pues, de Ia escuela y del educa-
dor es inculcar estos valores universales propios de toda cultura, por enten-
der que el proceso educativo es intervenci6n dirigida («educare» = conducir,
guiar orientar) hacia un fin comun previamente establecido. Todas las filo-
sofias que han concebido al hombre bajo el denominador comun de «hom-
bre intemporal>> (Fullat, 1979: 247), han propugnado, en consecuencia, un mo-
delo educativo directivo y absoluto que sobrepase situaciones personales y
circunstanciales locales y temporales. <<Estas concepciones antropol6gicas
750
imaginan al hombre definitivamente a salvo de la impertinencias facticas
(...)Las ensencias privan por encima de las exitencias. La naturaleza recoge
aqui mas adhesion que artificio. Las ideas y proyectos -proyectos del De-
sea, en tal circunstancia- poseen mayor bulto que los hechos, sean, estos,
individuates o colectivos o ambos casos ala vez» (Fullat, 1979: 247).
Idealismo, Esencialismo, Perennialismo Fenomelogia, al afirmar el «hom-
bre intemporaJ,,, se caracterizan por el absolutismo, acento metafisico, abs-
tracciones, cankter moralizador, etc., cuyas consecuencias en el ambito edu-
cativo se centran en: alcanzar Ia verdad, que es una; la enseiianza de ciertas
materias basicas y comunes ala humanidad: grandes obras de la filosofia,
literatura, historia, ciencias, etc.; la importancia a la instruccion sobre cual-
quier otro elemento del curricula; proceso dirigido, finalidad predetermi-
nada, etc.
Este modo de entender el valor y sus repercusiones educativas, plantea
tambien no pocas criticas e interrogantes desde cualquer vision subjetivis-
ta. Una primera es el fundamento de la misma inculcacion u obligatoriedad,
porque o se es creyente y tales valores aparecen como revelados por un Ser
Superior, y, por tanto, verdad indiscutible; o siempre ca,be posibilidad de
error ante un colectivo por mayoritario que sea, pues la verdad no depende
de lo que piense o haga la mayoria. Los valores absolutos e inmutables «a
priori », ( no son abstracciones de experiencias subjetivas? (En que queda
Ia libertad humana, si esta es inseguridad ante lo no cientifico? ( NO es el
hombre un ser en permanente cambio? (NO cambia el saber, Ia cultura y
Ia sociedad y, a veces, en elementos sustanciales? El valor de algo, una mo-
neda, por ejemplo, admite multiples valoraciones, (COmo saber cua) es }a
verdadera?...
Tales interrogantes al objetivismo axiologico y educativo nos dejan ante
el mismo tan «desnudos de razon», por su unilateralidad, como los anterio-
res del subjetivismo.
3.3. El curricula integral
Subjetivismo y objetivismo rnuestran una vision parcial del valor y de
la educacion al reducirlos a uno de sus aspectos. Estas contraposiciones his-
toricas pueden tener una solucion integradora << si en Iugar de oponerlas, las
copulamos y dijeramos que una cosa es objetiva y subjetiva, absoluta y rela-
tiva, a Ia vez, ya que puede ser objetiva bajo un aspecto y subjetiva bajo otro»
(Fermoso, 1976: 40). «La antinomia absolutez-mutabilidad de los valores pue-
de ser superada si abandonamos la esclerosis de los plantearnientos tradi-
cionales>> (Escamez,-1983: 73). Las definiciones de Marin, Frondizi y Permo-
so, que al inicio hemos recogido, es buena prueba de la superaci6n de la es-
clerosis tradicional.
En la raiz de una u otra definicion subyace el eterno problema de «que
es el hombre». Individualistas y colectivistas polemizan sobre Ia superiori-
751
dad del valor individual o social, sin encontrar, desde sus antagonismos, la
medida exacta en la que el hombre se debe a la sociedad y en la que esta
se deba al hombre. Tal antagonismo ha derivado al campo de la educaci6n
dando Iugar a multiples antinomias: ser-deber ser, libertad-autoridad, he-
rencia-ambiente, autoeducaci6n-heteroeducaci6n, naturaleza-cultura, etc., cu-
yo enfasis en uno de los palos hace relegar, cuando no olvidar, el otro.
Con el calificativo «integral», de tan frecuente uso en la actualliteratura
pedag6gica, queremos expresar el curriculo, que, distanciandose de todo an-
tagonismo, auna e integra cuantos elementos configuran e interrelacionan
la unidad de la persona. Integro es aquello que esta completo, que no carece
de ninguna de sus partes. Considerando como parte de un todo del hombre
los antagonismos hist6ricos, el curriculo integral es aquel que es, al mismo
tiempo, subjetivo y objetivo, que inculca y clarifica valores, que es «educa-
re» y «educere», autoridad y libertad, herencia y medio, naturaleza y cultu-
ra; en definitiva, autoeducaci6n y heteroeducaci6n.
No siempre, en la prck tica, sera facil dilucidar el peso especifico de cada
una de las partes. La educacion, como la persona, es siempre incierta, com-
pleja y conflictiva, por eso mismo se es persona y existe la educaci6n. Lo
inadmisible son los planteamientos unilaterales al servicio de ideologias, que,
no sirven a ..., sino se sirven de Ia educaci6n y del hombre para sus prop6si-
tos. Los planteamientos parciales conllevan desarrollos unilaterales y caren-
cias, que a tentan contra el plena desarrollo arm6nico de la personalidad.
Alcanzar este «plena desarrollo>> es la meta de la educaci6n propugnada lo
mismo en la Declaraci6n Universal de los Derechos Humanos (art. 26.2), que
en la Constituci6n Espanola (art. 27.2) o en la LODE (art. 2). Esta misma rea-
lidad es facil encontrar en cualquier manual de Pedagogia bajo las expresio-
nes: educaci6n eclectica, educaci6n personalizada, o educaci6n integral.
El problema nunca resuelto sera que valores y que arden jerarquico en-
cierren los calificativos anteriores. Par lo que el curriculo integral, si bien
con mayor acierto, sigue siendo conflictive ante Ia imposibilidad cientifica
de delimitar, de modo universalmente convincente, la linea divisoria entre
Ia libertad individual y la imposici6n social.
En consecuencia, propugnamos como soluci6n mas adecuada, aunque no
carentes de problemas, un curricula que coordine los valores subjetivos y
objetivos. Que de respuesta, par una parte, a los intereses y necesidades in-
dividuates, respetando la personalidad irrepetible de cada alumna median-
te materias opcionales; y, par otra, contemple la obligatoriedad de ciertos
contenidos considerados valiosos por la comunidad nacional e inter nacio-
nal. En esta linea de obligatoriedad y opcionalidad parece orientarse el nue-
vo Proyecto para la Reforma de )a Ensefianza.
4. Conclusiones
A) El hombre es un ser conflictivo o ag6nicvo que se hace entre tensio-
nes y decisiones. Existe tension entre el ser y el deber-ser. Hay que decidir
752
porque las opciones se presentan plurales. En todo caso, d hombre siempre
desea lo mejor y, en cada momento, decide lo que es mas valioso. Si es o no
acertada Ia decision es otro problema.
B) Por ser inherente, a Ia vida humana la tension y la decision, lo son,
por lo mismo, a·la educacion. La conflictividad del curriculo escolar surge
al tener que optar, necesariamente, y de modo permanente, por lo mas va-
lioso, sin que exista al respecto acuerdo unanime y universal. De aqui que,
cuantos intervienen en el curricula por diversas razones, deban decidir por
que un curriculo y no otro. En Ia practica, sin embargo, el poder politico
decidira en ultima instancia.
C) Porque el ser humano es identico en todos los tiempos y culturas,
pero al mismo tiempo no existen dos personas iguales, subjetivismo y obje-
tivismo han sostenido visiones unilaterales del curriculo, en cuyo fundamento
r adican los valores relativos o absolutos.
D) El curriculo integral pretende conjugar antinomias y eliminar reduc-
cionismos, fundamentando el curricula en Ia relacion entre el sujeto y el ob-
jeto, ya que uno y otro son parte sustancial del hombre en el mundo.
E) Siempre, se sea consciente o no, Ia naturaleza del valor determinani
Ia naturaleza y modelo del curriculo, por ser aquel Ia 1·aiz y el fundamento
de este.
5. Referencias bibliognificas
BINNEY, J. (1965): «Doctrina del inten!s» en Terman, L. M. y otros, La inteligencia,
el interes y la actitud. Buenos Aires: Paid6s.
BOBBIT, F. (1918): The curriculum. Boston: Houghton Mifflin.
CAPITAN, A. (1979): Teoria de Ia Educaci6n. Zaragoza: Edelvives.
CASTILLEJa, J. L. (1980): «Las actitudes educativas del profesor» en VII Congreso Na-
cional de Pedagog{a: La investigacion pedag6gica y la formacion de profesores. Ma-
drid: Sociedad Espanola de Pedagogfa, vol. 1.
CASTILLEJO, J. L. (1984): Nuevas perspectivas en las Ciencias de la Educaci6n. Madrid:
Anaya.
EscAMEZ, J. (1983): «Educaci6n y Norrnatividad» en VARIOS, Teoria de Ia Educaci6n
I (El problema de Ia Educaci6n). Murcia: Lfmites.
EscAMEZ, J. (1986 a): «Los valores en Ia pedagogia de Ia intervenci6n» en VARIOS. Tee·
nologia y Educaci6n. Barcelona: CEAC.
EscAMEZ, J. (1986 b): «La educaci6n en actitudes y valores: una exigencia para nues-
tro tiempo» en EsCAMEZ, J.- ORTEGA, P., La enseiianza de actitudes y valores. Va-
lencia: Nau Uibres.
EsTEVE, J. M. (1979): Lenguaje educativo y teorias pedagogicas. Madrid: Anaya.
FERMOSO, P. (1976): «Crisis de valores y crisis educativas» en VI Congreso Nacional
de Pedagogla. Madrid: Sociedad Espanola de Pedagogia.
FERRANDEZ, A. (1988): «Dimension norrnativa de la Organizacion Escolar: Adecuaci6n
o innovaci6n», Bord6n, 2.
FRONDIZI, R. (1977): <.Que son los valores? Mexico: FCE.
FULLAT, 0. (1979): Filosofias de la Educaci6n. Barcelona: CEAC.
753

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4.1 Fundamentos filosóficos del curriculo.pdf

  • 1. FUNDAMENTOS FILOSOFICOS DEL CURRICULO: VALORES Y CURRICULO . Enrique Gervilla Castillo Fundamentos filosOficos del curriculo: valores y curriculo «Lo esencial es invisible a los ojos» escribio Saint-Exupery en su obra <<EI Principito». La experiencia diaria nos confirma Ia afirmacion de este es- critor frances al no ser perceptible sensorialmente y, por tanto, visible la raiz o e) fundamento de las acciones humanas. Y porque tal fundamento es ajeno al mundo objetivo y exacto de Ia ciencia, Ia conducta humana se hace conflictiva al tener que decidirse el hombre por uno u otro <<Cimiento» axio- logico que explique, justifique y de sentido a Ia <<construccion» de su vida. La educacion o el curriculo, desde esta misma vision fundamentante, sigue Ia misma suerte que los valores elegidos. 1. Fundamento, curriculo y valores El vocablo <<fundamento», segun el Diccionario de Ia Real Academia Es- panola de Ia Lengua, significa el prinicipio, cimiento, fondo, origen o raiz de algo. Es este un saber de mayor riqueza, amplitud y profundidad que el que nos depara el conocimiento sensible, pues saber que existe algo y por que algo existe dos dos modos distintos de saber. Este ultimo, frente a las apariencias, es un saber filos6fico que, al decir de Platon (1974: 585), seen- cuentra entre Ia ignorancia de las bestias y Ia sabiduria de los dioses. De este modo, ni los brutos, ni los dioses pueden filosofar; solo el hombre <<sa- be que no sabe>>, y, en consecuencia, puede aspirar a la sabiduria; puede de- sear un conocimiento superior, un fundamento racional al solo conocer Ia existencia de algo. 739
  • 2. En este sentido filos6fico el hombe busca, para mas y mejor saber y vi- vir, el fundamento del cosmos, de las casas, de sf mismo y de sus acciones. Ha sido esta una busqueda y preocupaci6n constante de la humanidad, sin que haya encontrado hasta el momenta una respuesta universalmente con- vincente al interrogante que es el hombre. La pluralidad de «hallazgos» al respecto origina otras tantas concepciones de educaci6n, ya que hombre y educaci6n son inseparables en su fundamento y finalidad. Hoy esta misma busqueda continua abierta. Los hombres al buscar lo buena, lo mejor, hemos creido encontrarlo en unos u otros valores, a veces antag6nicos entre sf. Los actuales conflictos educacionales son buena prue- ba al respecto. En cualquier caso, siempre nos encontramos con uno u otro fundamento que explica, justifica y da sentido ala conducta del hombre y a Ia educaci6n, en definitiva, con un fundamento axiol6gico. Reflexionar, pues, sabre los fundamentos filos6ficos del curricula es, como toda filoso- fia, una busqueda permanente del fundamento total, unitario y critico de Ia educaci6n frente a otros saberes parciales. La amplitud conceptual de muchas definiciones de curriculum (o mejor <<curricula» desde que la Real Academia Espanola asi lo incorpor6 en su Dic- cionario desde 1984) hace que este se identifique con Ia educaci6n (Stenhou- se. 1984: 29; Nassif, 1985: 324; Johnson. 1974: 11; Saylor-Alexander, 1954: 3; Ferrandez, 1988: 191) pues el englobar los objetivos, contenidos, actividades de ensefianza-aprendizaje, evaluaci6n, procesos de interacci6n personal. or- ganizaci6n, etc.. abarca Ia totalidad del proceso educative que acontece en el media escolar -y a veces extraescolar- si bien con una may01 insisten- cia en el <<como» respecto al <<que» ensefiar (Sarramona, 1987: 9). La misma etimologia de Ia voz <<curricula», del latin «curriculum», pudiendo signifi- car lo mismo <<Carrera» que <<Iugar donde se corre>>, avalan, desde su origen semantico, esta amplitud conceptual. Otro tanto puede afirmarse, si bien en otro sentido, del valor en relaci6n con el curricula o con Ia educaci6n. Tambien aquel acompafia y fundamenta el curricula en todos sus elementos y aspectos, salvo dejar de ser escolar o educativo. Problematica distinta es Ia planteada por el subjetivismo y ob- jetivismo axiol6gico: si el hombre crea el valor, identificandose este con e1 agrado, deseo, interes o ideas; o bien descubre su existencia en los ideales o seres reales (Gervilla, 1988: 24-47). Superado hoy el antagonismo hist6rico, las concepciones y definiciones de valor tienden ala integraci6n de lo subjetivo y objetivo como partes inte- grantes y fundamentales de una misma realidad. En este sentido integrador y superador, el valor se define como «cualidad estructural que surge de las reacciones de un sujeto frente a las propiedades que se hallan en el objetO>> (Frondizi, 1977: 213); o bien <<como aprecio individual o colectivo de un bien real y objetivo» (Fermoso, 1976: 40); o como indica Marin (1985: 70) <<valor es Ia dignidad o perfecci6n, real o ideal, que reclama Ia estimaci6n y recono- cimiento adecuados». De este modo, las dos caras o aspectos del valor, me- 740
  • 3. tafisico (objetivos) y psico-sociol6gico (subjetivo), quedan integrados en una vision arm6nica, lejos de cualquier reduccionismo. 2. La conflictividad del curriculo escolar El curriculo, en su acepci6n mas amplia, identificado con una carrera (sentido etimol6gico) o con la educaci6n, lo mismo que en su significado mas restringido, como parte de esta, es un permanente conflicto. Ello es asi sen- cillamente porque el hombre, sujeto del curricula, «es inesquivablemente animal ag6nico» (Fullat, 1982 a: 27), es decir, conflictivo. Los brutos nada tienen que ver con este conflicto humano, pues su conducta, esta genetica- mente determinada; no tienen conciencia de si; ven y oyen, pero no saben que ven y oyen (Mendez, 1985: 386). «La naturaleza -como escribi6 Ortega y Gasset (1973: 433)- ha dotado a cada animal de un programa de actos que, sin mas, puede ejecutarse satisfactoriamente. Por eso es raro que un animal este triste (...) Normalmente los animales son felices». El hombe, sin embar- go, anda hambriento de superaci6n y felicidad ante la indeterminaci6n de su conducta. Su naturaleza animal dotada de raz6n (inteligencia), de pasi6n (afectividad) y de libertad, le ocasiona conflicto entre el «ser>> y el «deber ser», la insatisfacci6n entre lo que es y desearia ser. Cuerpo-raz6n-pasi6n- libertad actuan de modo diverso y con distinto peso especifico en los seres humanos, hacienda imposible Ia evidencia de un «deber ser» comun y con- creto, sin otra salida que Ia opci6n ante la pluralidad. Los hombres facil- mente nos ponemos de acuerdo sobre que es el oxigeno, el cuarzo o la pirita, o ante un razonamiento matematico; Ia evidencia se impone. Sin embargo, tal evidencia se desvanece ante el Bien o el Mal, ante que sea valioso o no, o sencillamente ante Ia pregunta: (.que es el hombre? Marxismo, Cristianis- mo, Anarquismo, etc., dan respuestas diversas, y hasta antag6nicas, sin que sea posible en este campo Ia evidencia de las Ciencias Fisico-naturales. En el fundamento de tales desacuerdos reside el mundo de los valores, «acientifico» y «arracional ».Hay valores porque existe Ia subjetividad, «por- que no todo es racionaJ, (Fullat, 1982 b: 47). La ciencia y la raz6n logran ex- plicar parte de lo que es el hombre, pero callan ante el sentido de la vida y ante que opci6n antropol6gica sea mejor. «La vida de cada quien no tiene suficiente con los datos cientificos; tenemos hambre, ademas, del sentido de la vida (...) Con la sola ciencia nos quedamos en puras carnes con respecto a tirar adelante con nuestra existencia» (Fullat, 1982 a: 41). «La ciencia no ha dicho Ia ultima palabra ni siquiera acerca de lo que son en si las cosas materiales. Mucho menos ha podido determinar lo que son los hombres (Radhakrishnan-Raju, 1966: 15). El sentido de nuestra vida o el «deber-ser» personal es algo que escapa al razonamiento objetivo y cientifico al hacerse presentes los valores y la libertad, sin que sea posible un acuerdo unanime y universal. « Unos sostienen hasta a puiietazos y a golpes que los valores son eter- nos. Hablan de sus valores, evidentemente. Si ponen tanto coraje en Ia 741
  • 4. contundencia ffsica, se debe a que los valores no disfrutan de contun- dencia racional. Nadie pretende convencer de la exactitud de un razona- miento matematico a bastonazos; el solo razonamiento se basta. Sobran los golpes. Cuanto mas desnudos andamos de raz6n, mas uso hacemos de la tranca» (Fullat, 1982 b: 47). Esta «desnudez de razon» objetiva ante el valor pone enjuego la libertad humana, originando la conflictividad del curricula, como parte o totalidad de la educacion, pues esta, como el ser humano, no puede desprenderse del valor salvo dejar de ser educacion. Es imposible «llevar a termino el mas minimo acto educativo sin alguna referenda a un cuadro de valores» (Fu- llat, 1982 b: 47). Quizas Ia mejor justificacion de Ia estrecha vinculacion entre los valores y la educacion sea recurrir a las multiples definiciones de esta, por cuanto «Ia esencia de una cosa se expresa por la definicion" (Gonzalez Alvarez, 1956: 29). Todas ellas, referidas siempre al hombre como sujeto de la educacion, hacen referenda expresa o implicita al valor con los siguientes H!rminos o semejantes: formacion, perfeccionamiento, optimizacion, crecimiento, acre- cimiento, intervencion, etc., que siemple implica una dimension de mejora en algun sentido. Que sea en concreto esta mejora es ya problema axiologi- co, decision de Ia libertad humana ante Ia pluralidad de sentidos y opciones existentes. En cualquier caso, el fundamento axiologico esta asegurado, pues a nadie se le ocurre pensar que alguien se esta educando para ser ladron, asesino, o destructor de la naturaleza. La reforma, que, en mayor o menor grado, siempre y necesariamente con- lleva la educacion, implica en esencia una integraci6n de valores en la natu- raleza humana, un mejoramiento de la persona. Por lo que «seria una con- tradiccion Iogica de Ia misma decir: Mi hijo ha sido educado pero no le ha sucedido nada bueno» (Peters, 1977: 33). Negar, pues, a la educacion su ser valioso es negar Ia educacion misma. De aqui que no sea posible localizar concepto o definicion alguna de educacion sin una referenda axiologica. Al curricula o Ia carrera, que todo ser humano necesariamente inicia desde la existencia, dada su naturaleza inacabada y modificable, le hemos aiiadi- do el calificativo «escolar », es decir, generado y generalmente desarrollado por la comunidad educativa de un centro que, exclusivamente ode modo prio- ritario, tiene por funcion la educacion. El curriculo, por tanto, como parte o totalidad de la educacion, o se fundamenta en el valor, yen todos sus as- pectos, o sera curriculo pero no escolar (educative). Y decimos en todos sus aspectos por cuanto, como a continuacion veremos, todos los elementos del curriculo: decisiones, objetivos, medios y evaluacion poseen un fundamen- to y criterio axiol6gico, pretendiendo, en todo momenta, proceso y finalidad, hacer mas valioso al hombre personal y socialmente. 2.1. Decisiones curriculares La decision, en mayor omenor grado, comporta tres momentos impor- tantes: deliberacion, volicion y accion {Merani, 1983: 48) o eleccion entre po- 742
  • 5. sibles alternativas. El termino Iatino «decidido», origen del espafiol «deci- sion>>, cuyo significado expresa Ia accion de «cortar>> o «separar cortando,, nos aporta una imagen plastica suficientemente significativa en el ambito del curriculo, pues elegir no es mas que seleccionar o cortar algo pa ra que- darnos con lo que preferimos. Tal preferencia comporta ya una actividad axiologica ante las multiples posibilidades existentes. Siempre que elegimos 0 preferimos algo lo hacemos porque lo consideramos de mas dignidad y va- lor que aquello que dejamos, al menos en el momento de Ia eleccion. Con el tema de Ia eleccion entramos de lleno en Ia jerarquia de los valo- res, consustancial a Ia Axiologia. No se trata de Ia eleccion del valor o anti- valor, «elegir lo negativo es decidirse porIa nada. Nadie duda que entre va- lores y los antivalores hay que elegir los primeros>> (Marin, 1976: 23). La cues- tion estriba en Ia opcion ante Ia multiplicidad de valores, pues no todos va- len lo mismo, ni siempre son compatibles. De aqui que elegir sea siempre anteponer unos valores a otros, preferir uno o unos a costa de otro u otros. Ante Ia imposibilidad de poseerlos todos, como en ocasiones deseariamos, la opcion valoral se orienta siempre bacia el valor superior en el orden je- rarquico, aunque, a veces, por razones circunstanciales, se elija el inferior. El ser humano, porque es un creador y portador de valores, se encuentra a diario con multiples momentos de decision, mas o menos trascendentales, que van dando sentido a la vida y configurando su propio ser personal. De este modo, el hombre se forma o educa incorporando a su vida los valores, fruto de sus decisiones. Es esta una tarea conflictiva o agonica, como ya in- dicamos anteriormente, al ser imposible bajo el punto de vista cientifico, o con argumentos universalmente convincentes, probar la mayor valiosidad de un modelo antropol6gico sobre otro o de un supremo modelo educativo. Razones y contrarrazones pueden multiplicarse en cualquier sentido, por lo que toda imposicion de valores estrictamente personales, esto es, sin re- percusi6n social, es arbitraria. Toda esta problematica, que por ser del hombre es inherente a Ia educa- ci6n, subyace en el fundamento de todo curriculo. Dos interrogantes de es- pecial relieve se presenta al respecto sobre el contenido y sujeto de las deci- siones curriculares: que hay que decidir y quien debe decidir. Al primer in- terrogante daremos respuesta posteriormente al justificar el fundamento axiol6gico de cada uno de los elementos del curriculo: objetivos, medios y evaluacion. Nos ocupamos a continuaci6n del segundo. 2.2. Quierz debe decidir Ante Ia «desnudez de razon »frente a Ia axiologia, y siendo el hombre un ser de decisiones, parece evidente afirmar que a este corresponda decidir los valores de su educaci6n. Mas aun cuando, en este ambito, Ia decision es obligada: no es posible decidir no formarse, solo cabe optar por una u otra direcci6n o modelo educativo. Esta competencia, sin embargo, no parece ser exclusiva de quien se educa. La incapacidad de tomar decisiones estricta- 743
  • 6. mente humanas durante los primeros afios de vida hace que, internacional- mente, se reconozca a los padres el derecho a decidir el modelo educativo de sus hijos (Declaraci6n Universal de los Derechos Humanos, art. 26), o lo que es lo mismo, los valores en los que estos han de ser formados. Es l6gico que quienes han dado el ser (generaci6n) decidan, ante la pluralidad, elmo- do de ser o nuevo modo de ser (educaci6n). A la seleccion y cuidado de los alimentos se une, necesariamente, la seleccion y cuidado de unos u otros va- lores que proporcionan, en el ambito familiar, el crecimiento biol6gico y axio- logico de fuerte incidencia en la autonomia posterior. Junto a los padres, tambien los los profesores, como tecnicos de la educa- cion, han de intervenir en la decision del curricula, al igual que el medico, profesional de la medicina, ha de decidir, junto al enfermo y familiares, la salud del enfermo. En efecto, el tecnico o profesional y Ia misma tecnologia, al aplicarla al campo de la educacion, ineludiblemente, en su fundamento y finalidad, se encuentra con el valor, salvo dejar de ser tecnico o tecnologia de Ia educacion. Como ya justific6 el profesor Escamez (1986 a: 160-164) el tecnologo de Ia educacion, como profesional, no debe desentenderse de juz- gar si un determinado patron es valioso. Y ello por varias razones: 1) Desde lo que es Ia tecnologia y la actividad de tecn6logo, ]o mismo se entiendan como conocimiento cientificos destinados a la solucion de problemas prac- ticos, que como cuerpo de conocimientos diversificados en multiples teorias, conlleva siempre una selecci6n para... y, por tanto, valoraci6n. Negar al tec- n6logo esta dimension es negar Ia racionalidad de su intervencion en el pro- ceso educativo. 2) Desde el ambito que se aplica Ia tecnologia: Ia educacion. Esta pretende siempre resolver los problemas de «que hacer para» que un sujeto pase de un estado a otro mas valioso y «como hacerlon. Al profesio- nal compete su intervencion valorando estrategias y objetivos. 3) Y finalmen- te, desde la funcion social que el tecn6logo de la educaci6n desempefia co- mo profesional: ya se trate de conflictos entre patrones de distintos grupos sociales, ya se situe en el campo de la innovaci6n, o bien se trate de juzgar si son humanos o no los productos de la ciencia y de la tecnologia, el profe- sor, por ser profesional, ha de intervenir en tales decisiones axiol6gicas. El poder politico de turno tampoco es, ni debe ser, en atencion al bien de todos, ajeno a las decisiones del curricula. Cuestion distinta es como de- be realizar esta intervencion, pues la realidad nos muestra mUltiples mane- ras al respecto, tantas como formas de Gobierno. En los paises de regimen dictatorial el curricula es {mica, al pseudolegitimar ciertos valores como uni- cos verdaderos en detrimento de otros. Se impone arbitrariamente como uni- ca verdad lo que solo es verdad de una minoria, dando asi, en la practica, un mismo tratamiento a todos los saberes del curricula: cientificos y no cien- tificos, para encubrir su ideologia totalitaria. «La desnudez de raz6n>> axio- l6gica se torna aqui vestida y segura al servicio del poder y no de los ciu- dadanos. La escuela, sin embargo, lo quiera o no, junto a saberes indiscuti- bles como las Matematicas, Fisica o Geologia, transmite otros muy discuti- bles como la Religion, la Politica, la Moral o la Filosofia. «Darle sentido a Ia vida implica manejar este segundo paquete de saberes, tan desnudos de 744
  • 7. la seguridad que proporciona ~'la prueba'! y tan indispensables, sin embar- go, para vivir como seres humanos» (Fullat, 1979: 161). Esta falta de prueba justifica en los paises democn3.ticos, al menos teori- camente,la libertad ideologica y la pluralidad educativa. Porque existen sa- heres no cientificos, pero indispensables para la educacion del hombre, es evidente que se otorgue un espacio curricular para que padres, alumnos, pro- fesores y grupos ideologicos o religiosos determinen el sentido de la Bueno o lo mejor en aquellos campos en los que la ciencia callao no existe acuerdo universal. Sin embargo, esta tolerancia o deber-ser, esencial a toda democracia, es mas teorica que real. De hecho, en la entraiia de toda politica, de modo mas abierto o solapado, esta <<el dominio del hombre sobre el hombre, y esto des- de Ia extrema derecho a Ia extrema izquierda. Los cambios son tan solo roo- dales. Lo esencial persiste» (Fullat, 1987: 54). Asi pues, <<el peso del poder politico sobre el curriculum se hace inevitable», venciendo a fuerza de con- veneer unilateralmente al ciudadano de su mejor-ser, por lo que <da educa- cion jamas se liberara de la politica>> (Fullat, 1987: 52). A todo cambio politi- co sucede rapidamente otro educativo, y a una legislacion escolar otra, en la que cada cual, haciendo uso del poder, dictatorial o democratica, impone con Ia fuerza de Ia ley su modelo educativo. De una u otra manera, seran los politicos quienes en cada momento determinen lo que es bueno y mejor para la escuela; en ultima instancia ellos decidiran, a golpe de ley, los valo- res del curriculo. <<Somos monigotes de lo politico» (Fullat, 1979: 177). Dificil y conflictiva se presenta la tarea de coordinar las decisiones de padres, alumnos, profesores, grupos ideologicos y poder politico. Quien se imponga sobre quien yen que grado sera siempre el resultado del binomio, inversamente proporcional, poder-libertad. 2.3. Que es necesario decidir No menor dificultad reviste Ia decision de todos y cada uno de los ele- mentos del curriculo: objetivos, medios y evaluacion. El fundamento axiolo- gico es, igualmente, el origen de esta conflictividad. Los objetivos constituyen, sin duda alguna, Ia decision de mayor trascen- dencia, ya que, en cuanto metas de Ia <<carretera», condicionan el resto de . los elementos curriculares, al ser puntos obligados de referenda para Ia elec- cion de contenidos, metodos, actividades y evaluacion. Su condicion, sin em- bargo, de metas cercanas, o fines intermedios, hace que los valores que los objetivos proponen se encuentre en estrecha conexion con los valores que configuran elfin final o ultimo, como <<sintesis de todas las aspiraciones del proceso educativo» (Castillejo, 1984: 37). La literatura pedagogica nos ofrece con diferentes terminos: fin, fines, ideal, modelo, patron, objetivo, etc., los diversos matices de una misma rea- 745
  • 8. lidad: la teleologia educativa, o lo que es lo mismo, la valiosidad de las me- tas ultimas 0 intermedias, que provocan en el hombre su apetencia 0 ansia de posesion. Por eso, la intencionalidad («Intentio» = tension, tendencia ha- cia algo), en cuanto cociencia de algoa lo que se tiende, es inherente al cu- rricula al crear la tension entre el estado actual y el ideal, entre lo que se es y lo que se desea ser, pues no es posible el conocimiento de un valor y que este no sea apetecido. Cuestion distinta es si tal apetencia llega o no a ser realidad total o parcial. Interrogante este al que intentani dar respuesta la evaluacion. Es necesario, no obstante, precisar que aunque todos los valores «valen» (de lo contrario no serian valores) no todos valen lo mismo, ni valen para todos los seres humanos, pues los valores se presentan jerarquizados, y cier- tos valores lo son solo de algunas personas o grupos, siendo esos mismos valores antivalores para otros colectivos. El valor religioso para el cristia- nismo y el marxismo es buena prueba de ella. Esta pluralidad axiol6gica fundamenta la pluralidad antropol6gica de ideales y fines y, en consecuencia, de modelos educativos. Ante estas posibi- lidades multiples se hace imprescindible la elecci6n de lo mejor. Esta op- cion colleva la tension hacia su posesion y el establecimiento de metas in- termedias u objetivos, que nos permiten, de modo progresivo, alcanzar par- cialmente el modelo o ideal al que se aspira. En cualquier caso, el valor esta en Ia raiz misma de los objetivos del curricula y de los fines de la educaci6n. A Ia elecci6n de los objetivos sigue, y de acuerdo con los mismos, lade- terminacion de los medias mas acordes para su consecuci6n. Media aqui lo consideramos en su sentido generico: lo que se encuentra en media de dos puntos, o mejor, como mediaci6n: aquello que posibilita el paso de un Iugar o estado a otro. En una carrera: el espacio a recorrer entre la salida y lame- ta. En el curriculo: cuanto es necesario hacer, desde el estado inicial del su- jeto, hasta la consecucion de los objetivos. Los medias para alcanzar los objetivos son multiples, por lo que nueva- mente nos encontramos con la valoraci6n y la decision. Ante la pluralidad de contenidos, metodos y actividades, todos conducentes al mismo objetivo u objetivos, es necesario seleccionar unos en detrimento de otros, asi como establecer un arden de prioridades. (.Por que unos y no otros? (.En base a que alga es primero o ultimo? El tiempo y las circunstancias nos apremian en la «Carrera» yes urgente llegar a una meta para pasar ala siguiente. De aqui que, aunque todos los contenidos, metodos y actividades valen (y por eso su seleccion), no todos valen lo mismo. Se impone, pues, un orden de prioridades que en el fondo, yen algun sentido, noes mas que una jerarquia de valores. Seleccionamos lo que vale y ponemos en primer lugar aquello que mas vale. Pero el valor, ademas de encontrarse en la selecci6n y orden de los me- dios, se encuentra tambien presente en «como» estos se realizan o se llevan ala practica, asi como en «quien»los ejecuta, siendo imposible, bajo el pun- 746
  • 9. to de vista axiologico, separar <<lo» que se comunica de «quien" y «como» lo comunica, y hasta «donde» se realiza Ia comunicacion. A esta otra dimension no expresa en el curricula oficial, pero igualmente transmisora de valores, Jackson (1968: 81) denomino «curriculum oculto>>. Hoy con otros calificativos como «implicito», «latente», «tacito», «escondi- do», «silencioso», «no estudiado>>, etc., se pretende expresar la misma reali- dad: que las instuticiones escolares ensefian mas de lo que dicen querer tras- mitir en sus programas, y no siempre acorde con Ia formulacion de sus ob- jetivos (Gimeno-Perez, 1983: 15). Esta dimension oculta del curricula, o apren- dizaje colateral, se genera en los multiples modos y situaciones de desarro- llo del curricula oficial. En sintesis, responde a las preguntas: (donde? (co- mo? y c:quien? El d6nde, entendido este lo mismo como lugar fisico que social, genera- dar de un ambiente o clima escolar, en nada es ajeno al mundo de los valo- res. La playa o la montana, frio o calor, aula con ventilacion, buena luz, bien decorada, espacio amplio, etc., al igual que el ambiente o relacion profesor- alumno y alumnos entre si, de amistad, alegria, solidaridad, etc., generan unos u otros valores, o antivalores, en el aprendizaje de un mismo conteni- do. El <<como» o modos a traves de los cuales se producen los resultados de los aprendizajes, conlleva tambien un contenido axiologico susceptible de ser aprendido: comentarios, debates, libros elegidos, planes de trabajo, ac- tividades en clase, silencions, omisiones, sugerencias de sucesos, persona- jes, etc. (Escamez: 1986 b: 17). De mayor importancia aun es el quien o profesor, del que, en buena par- te, depende el «donde» y «como». Su ideologia, personalidad, preparacion cientifica, edad, sexo, criterios de valoracion, funcion orientadora, ilusion, habilidad, etc. (Castilleja: 1980: 47) originan en el aula escolar la apreciaci6n de unos u otros valores. Por tanto, «el profesor-ensefiante es, o una..,etiqueta enmascaradora del curriculum encubierto u oculto, o una lindeza cientifi- ca, profesional y personal. Todo profesor sera, en principia, quiera o no, "con- formador", "interventor del proceso de formacion de Ia personalidad del alumna"'' (Castilleja, 1980: 47). Lo valores del curricula oculto, para bien de Ia educacion, escapan al con- trol de poder politico en buena parte, abriendo el camino a los centros lo mismo para la libertad (pluralidad) que para la manipulacion ante un mis- mo curricula oficial (Gervilla, 1989: 469-477). Asi pues, al igual que toda carrera organizada tiene sus normas y no vale llegar a Ia meta de cualquier manera, los medias -en si mismos indiferen- tes- quedan tefiidos de valor, y por tanto buenos, al calificarlos de educati- vos. No vale llegar a la meta (objetivos) a cualquier precio (manipulacion, adoctrinamiento, condicionamiento, etc.). Tambien aqui es valido al princi- pia de que «el fin no justifica los medias». A los valores expresados en los objetivos se accede a traves de medias buenos o valiosos. La educacion en 747
  • 10. su conjunto <<vale los valores en los que consiste ser educado>> {Capitan, 1979: 115). La calidad y eficacia de cuanto venimos diciendo la constatamos en la evaluaci6n. Esta, y en todas sus modalidades (inicial, final, profesorado, cen- tro, medios, alumnos, etc.), noes mas que una continua valoracion. La Real Academia Espanola dice que «evaluar» es senalar el valor de una cosa, sino- nimo de: estimar, apreciar, valorar, etc. Su etimologia latina es significativa al respecto: «et» = y, mas «vallus», contraccion de <<Vanullus», que significa «criba o arnero» (Merani, 1983: 65) denota ph1sticamente el sentido axiol6gi- co de la evaluacion: separar, como Ia criba, lo valioso de lo que no lo es. La evaluacion es asi parte inseparable del curricula ya que este, en cuan- to proceso, exige una permanente constatacion de los logros alcanzados en la carrera, en el tramo recorrido y en lo pendiente por correr, asi como de los medios utilizados. La referenda a los objetivos es siempre referenda obli- gada para mejorar: suprimiendo lo antivalioso, confirmando lo positivo, in- corporando nuevos elementos, corrigiendo, modificando, etc. Siempre nos encontramos con la decision. De este modo, el curricula, y en todos sus elementos: objetivos, medios y evaluacion es siempre fruto de decisiones, individuales o colectivas, y en consecuencia plurales, sin que sea posible probar, de modo cientifico o uni- versalmente racional, la superioriciad axiologica de un curricula sobre otro. 3. Teorias axiologicas y modelos curriculares Por lo indicado basta e) momenta, es evidente que todo curricula conlle- va un haz de decisiones, orientadas siempre bacia el valor. Pero, (.valor p;;tra quien?, pues no todos los valores valen para todos los seres humanos. (. Es el valor del individuo ode Ia sociedad? c.Sabemos cada uno lo que es bueno ·a nos tienen que decir que es bueno? (.Crea el hombre el valor o lo descu- bre? La respuesta a estos interrogantes da Iugar a distintos modelos curri- culares, que si bien, como anteriormente se ha expuesto, todos coincidiran en el fundamento axiologico, no todos, sin embargo, estarfm de acuerdo en que sea este fundamento: si el valor radica en el hombre o fuera de el. Las distintas teorias axiol6gicas, fundamentantes del curricula, han dado Iugar, con multiples matizaciones, a otros tantos modelos curriculares en los que individualismo y colectivismo han ocupado posiciones antag6nicas. Proble- mas tales como Ia naturaleza del hombre, Ia concepcion del aprendizaje, el papel del individuo en una cultura y su relacion con Ia humanidad, Ia fun- cion de la escuela, etc., hace - como expresa Hilda Taba {1983: 21)- que auto- res estudiosos del tema hayan senalado «casi con unanimidad que Ia con- funsion es la caracteristica principal de Ia teoria del curricula ». «Curricu- los cuyos objetivos son el nino, Ia sociedad y la asignatura, rivalizan entre si como accesos exclusivos al total del curricula» (Hilda Taba, 1983: 16). 748
  • 11. 3.I.El curricula subjetivista centrado en los intereses del nino La Axiologia, en cuanto tal doctrina, nacio subjetivista. Meinong y Eh- renfels (Escuela Austriaca y de Praga) sostuvieron que el valor se identifica- ba con el grado, deseo o interes. La Escuela Neokantiana (Wildelban, Rikert, Bauch) entendio el valor como idea, pues las ideas juegan un papel mas im- portante en la conducta humana que los estados de placer. Desde una u otra concepcion subjetivista es el hombre quien crea el valor: los valores existen en, por y para el sujeto. Desde esta vision, la educacion sigue la misma suerte. Los intereses del nino, son de tal modo el centro del curricula, que se convierten en unico fac- tor determinante de lo que se haga en la escuela. Sabre la base de un subje- tivismo axiologico no cabe mas posibilidad que la del subjetivismo educati- vo. Las siguientes palabras de Wilson {1971: 66) son suficientemente signifi- cativas: «La raz6n de denominar Ia educaci6n "centrada en el niiio" radiCa en el hecho de enfatizar el que, aun cuando Ia persona que esta siendo educada sea un niiio e incluso cuando sus intereses parezcan "pueriles'' o tontos o no deseables desde el punto de vista de sus maestros adultos, su educaci6n pueda proseguir solo por medio de Ia persecuci6n de sus intereses, ya que estos y solo estos son los que tienen para el un valor intrinseco (...) Hay siempr-e, por tanto, valor- en mi inteni:s.» La educacion asi es, exclusivamente, de acuerdo con la palabra latina <<educere», extraer y sacar lo que ya existe innato en el niiio. La funcion del maestro, en consecuencia, lejos de cualquier imposicion, es lade clarificar los valores individuales para que cada uno descubra y decida lo que estime oportuno; es el jardinero que atiende la planta y noel artesano que fabrica un producto; quien fomenta el desarrollo natural del individuo y no su mo- delacion. Al no existir valores permanentes ni universales, la educacion, ne- cesariamente, hade ser relativa a las personas, o grupos coincidentes en unos mismos intereses o valores. Noes posible, por tanto, establecer fines u obje- tivos previos al proceso educativo, ya que en este mismo reside su finalidad, pues Ia cultura y la persona es irrepetible. Sabre estas bases, aunque con sentido y acento varia, entendieron la educacion lo mismo Rousseau con su naturalismo, que el pracmatismo de Dewey, o el relativismo vitalista de Dilt- hey. Tambien la Escuela Nueva, £rente al dogmatismo tradicional, se hizo «paidocentrica» al servicio de los intereses y libertad del educando, hacien- da de este el «rey de la escuela». No es posible, sin embargo, aceptar en su totalidad y como unico punta de referenda, que Ia educacion debe centrarse en los intereses del nifio. Es- ta proposicion, sin mas Hmites ni matizaciones, nos llevaria a calificar y dar por buena y valioso el crimen, el racismo, la droga, la destruccion de la na- turaleza, etc., si ella es interesante a personas o colectivos por su placer o utilidad. La doctrina del interes, como toda cosa buena, puede ser distorsio- nada. Es necesario admitir la existencia de intereses dafiosos (antivalores) 749
  • 12. y de provecho (valores), aunque en muchos casos sea dificil establecer elli- mite entre unos y otros. La educaci6n plena -escribi6 Binney (1965: 53)- depende «tanto del doblegamiento de los intereses indeseables como del cul- tivo de los deseables». Posiblemente el error del subjetivismo axiol6gico sea identificar valor e interes sin mas limitaciones ni distinciones. Segun el profesor Escamez (1986 b: 120), «el interes es un concepto mas estrecho que el valor, ya que aquel no puede ser clasificado como un modo idealizado de conducta o un estado final de existencia; tampoco puede considerarse como patron, ni tie- ne la obligatoriedad como caracteristicas>>. Sin tal distinci6n, el subjetivismo se ve obligado a identificar con el va- lor toda idea, deseo, agrado personal ode grupo. Esta identificaci6n conlle- va serias dificultades: no es posible Ia obligatoriedad de normas y leyes no acorde con los intereses, el valor se identifica con Ia necesidad, Ia explica- ci6n del comportamiento humano queda reducido al binomio estimulo- respuesta, y Ia educaci6n es entendida como no intervenci6n (Vazquez, 1976: 4-19). Por tanto, desder Ia mas minima convivencia social, es imprescindible distinguir valor-interes en Ia elaboraci6n del curriculo. 3.2. El curriculo objetivista de valores universales Las doctrinas objetivistas surgen como reacci6n contra el subjetivismo, reclamando principios universales y <da necesidad de hacer pie en un orden moral estable,, (Frondizi, 1977: 107). De este modo, transcienden Ia singula- ridad del individuo en la concepcion del valor, buscando Ia seguridad y ob- jetividad que Ia experiencia no pueda desmentir. El hombre no crea el valor, sino que lo descubre al encontrarse con las cosas o con los ideales. Para el Realismo, los valores son algo real en total o parcial identificaci6n con el ser (Sto. Tomas, F. Suarez, Lavelle, Le Senne, etc.}. Segun la Escuela Fenomel6gica,los valores son objetos ideales, que exis- ten por si mismo, independientemente de nuestras valoraciones o estima- ciones; el sujeto se encuentra con ellos al reconocerlos, impulsandole hacia aun mas alia de perfecci6n (Scheler, Hartman, Ortega y Gasset, etc.). Desde tales presupuestos, si los valores son fijos, universales, objetivos y absolutos, Ia educaci6n, sustancialmente, no sufrira cambio en su decurso cronol6gico, siendo posible la elaboraci6n de un unico curricula escolar co- mun a todos los seres humanos. La misi6n, pues, de Ia escuela y del educa- dor es inculcar estos valores universales propios de toda cultura, por enten- der que el proceso educativo es intervenci6n dirigida («educare» = conducir, guiar orientar) hacia un fin comun previamente establecido. Todas las filo- sofias que han concebido al hombre bajo el denominador comun de «hom- bre intemporal>> (Fullat, 1979: 247), han propugnado, en consecuencia, un mo- delo educativo directivo y absoluto que sobrepase situaciones personales y circunstanciales locales y temporales. <<Estas concepciones antropol6gicas 750
  • 13. imaginan al hombre definitivamente a salvo de la impertinencias facticas (...)Las ensencias privan por encima de las exitencias. La naturaleza recoge aqui mas adhesion que artificio. Las ideas y proyectos -proyectos del De- sea, en tal circunstancia- poseen mayor bulto que los hechos, sean, estos, individuates o colectivos o ambos casos ala vez» (Fullat, 1979: 247). Idealismo, Esencialismo, Perennialismo Fenomelogia, al afirmar el «hom- bre intemporaJ,,, se caracterizan por el absolutismo, acento metafisico, abs- tracciones, cankter moralizador, etc., cuyas consecuencias en el ambito edu- cativo se centran en: alcanzar Ia verdad, que es una; la enseiianza de ciertas materias basicas y comunes ala humanidad: grandes obras de la filosofia, literatura, historia, ciencias, etc.; la importancia a la instruccion sobre cual- quier otro elemento del curricula; proceso dirigido, finalidad predetermi- nada, etc. Este modo de entender el valor y sus repercusiones educativas, plantea tambien no pocas criticas e interrogantes desde cualquer vision subjetivis- ta. Una primera es el fundamento de la misma inculcacion u obligatoriedad, porque o se es creyente y tales valores aparecen como revelados por un Ser Superior, y, por tanto, verdad indiscutible; o siempre ca,be posibilidad de error ante un colectivo por mayoritario que sea, pues la verdad no depende de lo que piense o haga la mayoria. Los valores absolutos e inmutables «a priori », ( no son abstracciones de experiencias subjetivas? (En que queda Ia libertad humana, si esta es inseguridad ante lo no cientifico? ( NO es el hombre un ser en permanente cambio? (NO cambia el saber, Ia cultura y Ia sociedad y, a veces, en elementos sustanciales? El valor de algo, una mo- neda, por ejemplo, admite multiples valoraciones, (COmo saber cua) es }a verdadera?... Tales interrogantes al objetivismo axiologico y educativo nos dejan ante el mismo tan «desnudos de razon», por su unilateralidad, como los anterio- res del subjetivismo. 3.3. El curricula integral Subjetivismo y objetivismo rnuestran una vision parcial del valor y de la educacion al reducirlos a uno de sus aspectos. Estas contraposiciones his- toricas pueden tener una solucion integradora << si en Iugar de oponerlas, las copulamos y dijeramos que una cosa es objetiva y subjetiva, absoluta y rela- tiva, a Ia vez, ya que puede ser objetiva bajo un aspecto y subjetiva bajo otro» (Fermoso, 1976: 40). «La antinomia absolutez-mutabilidad de los valores pue- de ser superada si abandonamos la esclerosis de los plantearnientos tradi- cionales>> (Escamez,-1983: 73). Las definiciones de Marin, Frondizi y Permo- so, que al inicio hemos recogido, es buena prueba de la superaci6n de la es- clerosis tradicional. En la raiz de una u otra definicion subyace el eterno problema de «que es el hombre». Individualistas y colectivistas polemizan sobre Ia superiori- 751
  • 14. dad del valor individual o social, sin encontrar, desde sus antagonismos, la medida exacta en la que el hombre se debe a la sociedad y en la que esta se deba al hombre. Tal antagonismo ha derivado al campo de la educaci6n dando Iugar a multiples antinomias: ser-deber ser, libertad-autoridad, he- rencia-ambiente, autoeducaci6n-heteroeducaci6n, naturaleza-cultura, etc., cu- yo enfasis en uno de los palos hace relegar, cuando no olvidar, el otro. Con el calificativo «integral», de tan frecuente uso en la actualliteratura pedag6gica, queremos expresar el curriculo, que, distanciandose de todo an- tagonismo, auna e integra cuantos elementos configuran e interrelacionan la unidad de la persona. Integro es aquello que esta completo, que no carece de ninguna de sus partes. Considerando como parte de un todo del hombre los antagonismos hist6ricos, el curriculo integral es aquel que es, al mismo tiempo, subjetivo y objetivo, que inculca y clarifica valores, que es «educa- re» y «educere», autoridad y libertad, herencia y medio, naturaleza y cultu- ra; en definitiva, autoeducaci6n y heteroeducaci6n. No siempre, en la prck tica, sera facil dilucidar el peso especifico de cada una de las partes. La educacion, como la persona, es siempre incierta, com- pleja y conflictiva, por eso mismo se es persona y existe la educaci6n. Lo inadmisible son los planteamientos unilaterales al servicio de ideologias, que, no sirven a ..., sino se sirven de Ia educaci6n y del hombre para sus prop6si- tos. Los planteamientos parciales conllevan desarrollos unilaterales y caren- cias, que a tentan contra el plena desarrollo arm6nico de la personalidad. Alcanzar este «plena desarrollo>> es la meta de la educaci6n propugnada lo mismo en la Declaraci6n Universal de los Derechos Humanos (art. 26.2), que en la Constituci6n Espanola (art. 27.2) o en la LODE (art. 2). Esta misma rea- lidad es facil encontrar en cualquier manual de Pedagogia bajo las expresio- nes: educaci6n eclectica, educaci6n personalizada, o educaci6n integral. El problema nunca resuelto sera que valores y que arden jerarquico en- cierren los calificativos anteriores. Par lo que el curriculo integral, si bien con mayor acierto, sigue siendo conflictive ante Ia imposibilidad cientifica de delimitar, de modo universalmente convincente, la linea divisoria entre Ia libertad individual y la imposici6n social. En consecuencia, propugnamos como soluci6n mas adecuada, aunque no carentes de problemas, un curricula que coordine los valores subjetivos y objetivos. Que de respuesta, par una parte, a los intereses y necesidades in- dividuates, respetando la personalidad irrepetible de cada alumna median- te materias opcionales; y, par otra, contemple la obligatoriedad de ciertos contenidos considerados valiosos por la comunidad nacional e inter nacio- nal. En esta linea de obligatoriedad y opcionalidad parece orientarse el nue- vo Proyecto para la Reforma de )a Ensefianza. 4. Conclusiones A) El hombre es un ser conflictivo o ag6nicvo que se hace entre tensio- nes y decisiones. Existe tension entre el ser y el deber-ser. Hay que decidir 752
  • 15. porque las opciones se presentan plurales. En todo caso, d hombre siempre desea lo mejor y, en cada momento, decide lo que es mas valioso. Si es o no acertada Ia decision es otro problema. B) Por ser inherente, a Ia vida humana la tension y la decision, lo son, por lo mismo, a·la educacion. La conflictividad del curriculo escolar surge al tener que optar, necesariamente, y de modo permanente, por lo mas va- lioso, sin que exista al respecto acuerdo unanime y universal. De aqui que, cuantos intervienen en el curricula por diversas razones, deban decidir por que un curriculo y no otro. En Ia practica, sin embargo, el poder politico decidira en ultima instancia. C) Porque el ser humano es identico en todos los tiempos y culturas, pero al mismo tiempo no existen dos personas iguales, subjetivismo y obje- tivismo han sostenido visiones unilaterales del curriculo, en cuyo fundamento r adican los valores relativos o absolutos. D) El curriculo integral pretende conjugar antinomias y eliminar reduc- cionismos, fundamentando el curricula en Ia relacion entre el sujeto y el ob- jeto, ya que uno y otro son parte sustancial del hombre en el mundo. E) Siempre, se sea consciente o no, Ia naturaleza del valor determinani Ia naturaleza y modelo del curriculo, por ser aquel Ia 1·aiz y el fundamento de este. 5. Referencias bibliognificas BINNEY, J. (1965): «Doctrina del inten!s» en Terman, L. M. y otros, La inteligencia, el interes y la actitud. Buenos Aires: Paid6s. BOBBIT, F. (1918): The curriculum. Boston: Houghton Mifflin. CAPITAN, A. (1979): Teoria de Ia Educaci6n. Zaragoza: Edelvives. CASTILLEJa, J. L. (1980): «Las actitudes educativas del profesor» en VII Congreso Na- cional de Pedagog{a: La investigacion pedag6gica y la formacion de profesores. Ma- drid: Sociedad Espanola de Pedagogfa, vol. 1. CASTILLEJO, J. L. (1984): Nuevas perspectivas en las Ciencias de la Educaci6n. Madrid: Anaya. EscAMEZ, J. (1983): «Educaci6n y Norrnatividad» en VARIOS, Teoria de Ia Educaci6n I (El problema de Ia Educaci6n). Murcia: Lfmites. EscAMEZ, J. (1986 a): «Los valores en Ia pedagogia de Ia intervenci6n» en VARIOS. Tee· nologia y Educaci6n. Barcelona: CEAC. EscAMEZ, J. (1986 b): «La educaci6n en actitudes y valores: una exigencia para nues- tro tiempo» en EsCAMEZ, J.- ORTEGA, P., La enseiianza de actitudes y valores. Va- lencia: Nau Uibres. EsTEVE, J. M. (1979): Lenguaje educativo y teorias pedagogicas. Madrid: Anaya. FERMOSO, P. (1976): «Crisis de valores y crisis educativas» en VI Congreso Nacional de Pedagogla. Madrid: Sociedad Espanola de Pedagogia. FERRANDEZ, A. (1988): «Dimension norrnativa de la Organizacion Escolar: Adecuaci6n o innovaci6n», Bord6n, 2. FRONDIZI, R. (1977): <.Que son los valores? Mexico: FCE. FULLAT, 0. (1979): Filosofias de la Educaci6n. Barcelona: CEAC. 753