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UNIVERSIDAD DEL ISTMO
FACULTAD DE EDUCACIÓN
Maestría Internacional en Bioética
PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN
HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA
JOSÉ GONZALO BATRES BAIRES
Guatemala, 24 de Enero de 2011
UNIVERSIDAD DEL ISTMO
FACULTAD DE EDUCACIÓN
Maestría Internacional en Bioética
PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN
HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA
TRABAJO DE GRADUACIÓN
PRESENTADO AL HONORABLE CONSEJO DIRECTIVO DE LA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
POR
José Gonzalo Batres Baires
AL CONFERÍRSELE EL TÍTULO DE
MÁSTER EN BIOÉTICA
Guatemala, 24 de Enero de 2011
2
Índice. Página
Introducción 3
Resumen 7
Marco Conceptual
Tema 8
Planteamiento del Problema 8
Delimitación del Problema 10
Justificación 11
Objetivos 12
Marco Teórico
Generalidades y Contexto Histórico 13
Surgimiento de los Comités de Ética 15
Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética 18
Críticas a la Existencia de Comités de Ética 19
Comités de Ética Asistencial (CEA) 21
Estructura y Funciones de los CEA 23
Dificultades y Peligros de los CEA 26
Creación y Función de los CEA 28
La Realidad Regional de los CEA 29
El futuro de los CEA 35
Conclusiones 37
Recomendaciones 41
Bibliografía 42
3
Introducción.
Mucho se debate en la actualidad sobre los principios éticos de las instituciones de salud.
Sin importar el origen o tipo de administración (pública o privada), los hospitales son entes
públicos con gran influencia social y es debido a ello, que surge la necesidad de que el
hospital se autodefina, públicamente, en cuanto a su misión, filosofía, valores y principios,
que al final representan un ideario ético institucional.
La práctica médica debe ejercerse bajo principios éticos, realizarla es una exposición
continua a múltiples riesgos que pueden llegar a provocar que se cuestione la integridad
de sus protagonistas. La práctica que se lleva a cabo en un hospital, es ejemplo vivo de
ello, especialmente en los de carácter público, porque allí es donde el ejercicio médico se
presenta con grandes complejidades, distinta situación a la que ocurre en una clínica
privada. Es por ello que la formación bioética de los estudiantes, residentes, jefes de
servicio y directores que componen un centro hospitalario, es primordial.
En el hospital, el acto médico es a la vez un acto individual y colectivo, esto es lo que
hace pensar que el hospital es un organismo viviente, del cual deben emanar, como de
una persona única, actitudes acordes al respeto de la vida y dignidad humanas, de tal
manera que desde su interior, sirva como estímulo para todos los que trabajan en él,
recordando que lo esencial es el carácter humano de su función.
La institución hospitalaria posee innumerables retos en el funcionamiento ético dentro y
fuera de sus instalaciones, pero sin lugar a dudas, la mayor parte incumbe a lo que ocurre
dentro del centro de salud. Conforme los desafíos sean superados, la institución formará
su propia imagen la cual se proyectará a la sociedad, e influenciará al conjunto de
ciudadanos pertenecientes a su localidad.
El hospital debe procurar accionar conforme un estilo ético adecuado, que eleve el
estándar de calidad de sus servicios, con el fin de fortalecer su imagen y crear la mística
que habrá de producir una especie de “alma institucional”, evitando en todo momento
sucumbir a las malas prácticas y al desarrollo de tecnologías y/o técnicas que atenten
contra el respeto de la persona humana.
4
La existencia de una sociedad con gran diversidad ética, no puede justificar que el
hospital, por estar abierto a toda la sociedad, sea amoral, genérico o éticamente
inespecífico. El hospital cumple una función muy particular: acude en ayuda del enfermo
que le consulta y asiste en los problemas de salud de las personas que lo buscan. Esta
función la realiza a través del director médico y sus demás colegas, de la enfermera y del
técnico de laboratorio, del técnico de radiología y del vigilante de seguridad, así como del
jardinero y el ayudante de limpieza. De tal manera que el hospital socorre como un
organismo vivo único, en esencia “como un solo hombre” con una perspectiva propia de la
vida.
El paciente por ello ya no hablará del individuo que le abrió la puerta de la sala de
emergencia, ni del médico que autorizó su egreso al recuperarse, sino de la institución
como tal, un conglomerado viviente. Y es por esta razón en particular, que el carácter
ético de la institución es trascendental.
Puesto que el hospital es una institución al servicio de todos, frente al ya mencionado
“politeísmo ético social” de la actualidad, el asumir con responsabilidad una ética
hospitalaria puede ser visto como amenaza de armonía social. Sin embargo, es en el
hospital donde deben unificarse los criterios éticos frente a la vida humana con una visión
amplia, que no sólo involucre al paciente, sino también a los empleados mismos y al resto
de la sociedad. En esta tarea destaca la labor de los Comités de Ética Asistencial (CEA),
organismos creados a partir del explosivo cuestionamiento ético que se dió tras la
Segunda Guerra Mundial y sus abominables consecuencias para el ser humano.
A medida que el gremio médico en el primer mundo se expuso a múltiples
vulnerabilidades de carácter ético-moral, se dieron espontánemente las condiciones
necesarias para la formación, finalmente, de lo que hoy se conoce como CEA. Y hasta la
fecha, esta gestación espontánea (nunca impuesta por un gobierno en sus inicios) no ha
encontrado mejor sustituto a la hora de enfrentar estos delicados temas.
Los CEA, instaurados progresivamente en el primer mundo desde hace ya medio siglo,
han venido a solventar la necesidad de definirse frente a los dilemas diarios que enfrenta
el hospital como conjunto. En muchos casos, ellos han contribuido al mejoramiento de la
imagen del hospital y su influencia en la sociedad a través de la argumentación
5
multidisciplinar de los temas que le competen. Sin embargo, también han sido motivo de
enfrentamientos entre intelectuales que debaten sobre su conveniencia o no en la
sociedad moderna y sobre la forma en que se debe ejercer la medicina actualmente.
A pesar de las críticas a favor o en contra de los CEA, es un hecho que “el hospital” al no
entrar en esta dinámica mundial de cambio y adaptación a la sociedad moderna, decide
tácitamente, mantener el status quo del sistema en favor de los bajos estándares de
calidad humana en la atención de la salud. Tolerar estas condiciones, es aceptar que el
estado crónico de enfermedad de los hospitales es natural, sobretodo en Latinoamérica,
queriendo creer que no pasa nada anormal en los centros de salud, cuando en realidad es
todo lo contrario.
Hoy más que nunca, los sistemas de salud se enfrentan a la falta de moral de sus
instituciones, pero más aún de sus empleados, que son los que le dan vida a las
funciones que desempeñan. Se cae en el peligro de la irresponsabilidad de los actos
individuales por medio de la evasiva colectiva que generan políticas centralizadas de
salud, que no contemplan los aspectos bioéticos de la medicina.
Resulta imposible aceptar que un hospital carezca de carácter moral y en consecuencia
de un perfil ético, ya que se asume que todos los individuos la poseen, incluidos los que
trabajan en una institución hospitalaria. El problema entonces es, qué tipo de moral es la
que impera en los centros asistenciales: ¿Será la de cada empleado, la del director, o la
del gobierno de turno?
La ausencia de identidad ética hospitalaria es preocupante, ya que en el momento de
cuestionar situaciones concretas que generen dilema ético, se suele culpar a individuos
de forma puramente retórica, y se evade la posibilidad de asumir o explicar racionalmente
la responsabilidad de la institución en el asunto. Es en este contexto, por ejemplo, que
aparece el error médico, y cuando sigilosamente llega, lo usual es señalar culpables
dentro del nosocomio, antes de asumir la responsabilidad del “conjunto hospitalario” que
propicia la situación.
Una actitud colectiva de sinceridad, autenticidad, transparencia y respeto a la vida como
objetivo primordial debe ser enseñada desde el interior del hospital, sin esperar que sea
6
cada individuo el que decida qué es lo correcto o incorrecto a la hora de ejecutar el acto
médico.
La presente investigación no es más que la exposición de las experiencias en la
promoción, creación y funcionamiento de los CEA, en algunos países de Iberoamérica,
con el fin de extrapolar y aplicar el aprendizaje acumulado en los hospitales que los
poseen, a la realidad Guatemalteca que tiene sus propios retos y dificultades en la
atención de salud pública, y sobre todo, motivar su creación e implementación en todos
los centros hospitalarios del sector público.
7
Resumen.
La existencia de los Comités de Ética Asistencial (CEA) obedece a un desarrollo
espontáneo luego de que la sociedad advierte la necesidad de abordar las implicaciones
bioéticas que se producen, ante el abrumador avance bio-tecnológico en el área de la
medicina. Desde su aparición, los CEA evolucionaron progresivamente en países
desarrollados, primero en Estados Unidos de Norteamérica (1960´s) y luego en Europa
(1970´s y 1980´s) hasta que se vieron surgir, mucho más tarde en Latinoamérica, en
donde las iniciativas no comenzaron sino hasta la década de 1990. Desde entonces, una
menor presencia de propuestas se ha visto, sobretodo, en Centroamérica donde los
esfuerzos en relación a su creación han sido mínimos y muy aislados.
Con este trabajo se pretende dibujar cuál es la realidad de los CEA en la región
hispanoamericana con el fin de argumentar cómo esta experiencia puede aplicarse
concretamente en Guatemala. Se discuten sus antecedentes históricos, los motivos para
su creación, sus estructuras y funciones, así como los retos existentes para la fundación
de los mismos y su relación con los sistemas jurídicos del país. Se pretende despertar en
el lector la inquietud para la promoción y creación de CEA en su localidad.
Palabras clave: comité de ética asistencial, ética médica, bioética, investigación clínica.
8
I. Marco Conceptual.
1. Tema
Propuesta para la creación de Comités de Ética Asistencial en hospitales públicos de
Guatemala.
2. Planteamiento del Problema.
A lo largo del tiempo, la relación médico-paciente se ha deteriorado a extremos
insospechados, después del progresivo decaimiento de los valores en la sociedad1,2
. La
asistencia sanitaria se ha alienado, en muchos casos, a conductas y modos de ejercicio
clínico que no van acordes con los verdaderos principios y valores del ser médico,
desvirtuando los objetivos de la medicina centrada en el paciente y comprometiendo la
calidad de los servicios asistenciales.
A ello se suma el vacío de diálogo que existe entre medicina y ley –si es que existe la ley-
en gran parte de la región latinoamericana3
, sobretodo en Guatemala. Las mesas
interdisciplinarias de discusión para los temas de salud son casi inexistentes en los países
de la región y la sociedad civil debe enfrentarse a vacíos de ley, importantes para la
resolución de dilemas y problemas que surgen en el día a día del quehacer médico y que
comprenden específicamente la defensa de la vida y dignidad humanas.
Esta realidad, de aparente retraso en el desarrollo de nuestras sociedades, contrasta con
la sorprendente invasión de tendencias occidentales en la práctica médica. No es ajeno
para el médico contemporáneo el ejercicio de la medicina en un sistema dependiente de
grandes corporaciones como aseguradoras médicas, empresas hospitalarias, casas
farmacéuticas y cadenas de farmacias, entre otras, que afectan directa o indirectamente
la toma de decisiones en el ejercicio de la relación médico-paciente.
1
Abel, Francesc. Historia y Funciones de los Comités de Ética Asistencial. Labor Hospitalaria No.
244. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona.
2
Guía de Creación de Comités de Bioética, UNESCO 2005. SHS/BIO-2005/01.
3
Achío Tacsan, M. El desarrollo de los comités de ética de investigación en Costa Rica y su entorno
nacional e internacional. Escuela de Sociología. Universidad de Costa Rica. Octubre 2007.
9
Hoy, están a la orden del día las demandas médicas y el desprestigio de los profesionales
involucrados en salud, lo cual demuestra la tremenda vulnerabilidad de los actores del
sistema, ya sean de práctica privada o pública.
En la medicina institucionalizada, estos problemas crecen exponencialmente
comprometiendo la imagen y función de los hospitales, pero sobre todo atentando contra
la integridad de los pacientes, razón de ser de los mismos, así como de los médicos, sus
principales actores.
En este contexto, es claro el vacío legal de parte de los gobiernos y estados1,3
, pero
también la falta de interés y trabajo por parte del médico, para crear estructuras que exijan
la presencia de un organismo que resuelva los mencionados dilemas, de manera integral,
dentro de las instituciones de salud (hospital, centro de investigación o gobierno central), y
que permita clarificar, integrar y resolver tanto aspectos científicos como de valores que
surgen a diario en la práctica de la medicina, lo cual protegería el ejercicio de la labor
médica, y sobre todo, elevaría a un nivel superior la calidad del servicio asistencial.
Los comités de ética asistencial (CEA) son órganos consultivos1
que han surgido y
evolucionado recientemente, dentro de la estructura sanitaria de algunas sociedades,
sobre todo entre las que pertenecen al llamado primer mundo. Están destinados a la
resolución de casos donde entran en conflicto valores vitales y valores espirituales. Dado
que tienen la función de normativizar conductas o pautas en casos en los que por su
frecuencia, conflictividad o gravedad es necesario disponer de un marco de referencia, se
han vuelto indispensables en el ejercicio actual de la medicina, tanto desde el punto de
vista clínico como investigativo.
Dentro de este contexto, es genuino aspirar a que los centros asistenciales de países con
grandes vulnerabilidades sociales contemplen a los CEA como pieza fundamental en el
buen funcionamiento de los mismos, y de esta manera, se maximicen los recursos para
ofrecer a los usuarios un servicio de calidad integral.
10
3. Delimitación del Problema.
El problema se plantea estrictamente a nivel institucional público, es decir en el contexto
del sistema de salud al que puede acceder la mayor parte de la población.
No se pretende cuestionar la existencia actual de los CEA en las instituciones que ya los
poseen, sino aportar una “imagen” general de lo que ha ocurrido en otras latitudes, para
que los interesados en el tema tengan un recurso de revisión básica, a la hora de
fomentar la creación de estos comités en distintos hospitales. El solo hecho de que
existan CEA en algunos lugares ya es ganancia, si se sopesan previamente los fines y
directrices bajo los cuales se han instituido.
Es importante aclarar que no es objetivo de esta revisión recomendar un modelo de CEA
para que sea ejecutado en toda la red de hospitales públicos. Se busca describir lo que
está sucediendo actualmente en otros países con realidades similares, argumentar sobre
la aplicación de algunos aspectos y concluir generalidades sobre cómo adaptar estas
experiencias a la realidad local en la promoción, creación y buen funcionamiento de los
CEA en hospitales públicos de Guatemala y en el resto de la región centroamericana.
Estos hospitales, a pesar de pertenecer al mismo ente regulativo gubernamental, poseen
características especiales, que los hacen diferentes a los demás, puesto que no es lo
mismo el funcionamiento de un CEA en un hospital de segundo nivel, que en uno de
tercer nivel, cuyo alcance e influencia son mayores.
La idea primordial es promocionar el concepto de “necesidad” de estas estructuras como
complemento fundamental de la práctica clínica en la medicina moderna. Procurar vencer
ideas y prejuicios no fundamentados sobre lo que es bioética, ética médica, ley y moral,
entre otros conceptos, mal interpretados muchos de ellos, por los mismos profesionales
de la salud. Una de las mejores maneras de hacerlo es desde el interior de la estructura
donde se realiza el ejercicio médico, a pesar de que es ahí, en el mismo hospital, donde
se encuentran los más aferrados adversarios de los CEA, que no son más que los
médicos escépticos que no ven en ellos un recurso de apoyo sino una amenaza1,2,4
,
4
Gramelspacher, Gregory P. Institutional Ethics Commitees and Case Consultation: Is there a role?
Issues in Law and Medicine 1991; 7:73-91.
http://findarticles.com/p/articles/mi_m6875/is_n1_7/ai_n25021106/?tag=content;col1
11
amenaza ante la cual el médico tiene mucho que perder en cuanto a poder político y
económico, autonomía en la toma de decisiones y deterioro en su relación con los
pacientes4
. Los escépticos también argumentan que las decisiones clínicas
trascendentales, cambiarán de “la cabecera del lecho del paciente a la sala de
conferencias”4
. Estas críticas, nacidas de la ignorancia y el temor de las causas
fundamentales, unidas a las diferencias en la “jerarquización de valores”1
se convierten en
las principales barreras a vencer, para lograr la creación de estos comités.
El reto se encuentra dentro del mismo gremio médico. Los muros de ideas a vencer están
en el lugar de trabajo de los médicos, en el hospital. Conseguir la aceptación de la idea de
que los CEA deben instaurarse en todos los hospitales en beneficio de los profesionales
de la salud, es la tarea, y sólo podrá lograrse venciendo los obstáculos impuestos por los
mismos miembros del sector salud, ayudando a esclarecer la verdadera función y alcance
de los mismos.
4. Justificación.
La instauración de los CEA cuenta con la resistencia e incluso oposición de médicos por
considerarlos inútiles o por el temor a que se conviertan en meros instrumentos de control
al servicio de la administración del hospital1
. Muchos profesionales creen que los comités
de ética han llegado a sus lugares de trabajo para disminuir el poder e influencia política y
económica del médico, así como para atentar contra su autonomía en la toma de
decisiones1
. Esto desvela lo difícil que puede ser promover y crear los CEA dentro de la
estructura hospitalaria funcional, y una vez instituidos, proclamar y exigir independencia
tanto para sus integrantes como para las decisiones que tomen, punto central para un
accionar exitoso.
La ausencia de normativas gubernamentales1,3
pero también colegiales (gremio médico
por ejemplo) que incluyan la instauración de un CEA en la estructura de los hospitales
públicos lleva a la concepción de ideas erróneas sobre cuál es la mejor manera de
solventar problemas y dilemas de carácter ético, moral y/o religioso. No existe una ley
clara que incluya a los CEA como elemento mínimo necesario para el funcionamiento
integral de un hospital.
12
Algunos consideran que más que un CEA, es mejor buscar una “buena asesoría jurídica”1
especializada en temas médico-legales para que cuando se presenten casos delicados
pueda abogarse una defensa legítima.
Sin embargo, los CEA representan algo más profundo que una mera defensa contra mala
praxis o demandas injustificadas de pacientes. Los CEA han surgido según la evolución
de la práctica médica con el pasar de los años. Puede decirse que son algo tan antiguo
como la consulta médica colegiada, pero también tan recientes como el ejercicio de la
medicina en un ambiente multidisciplinario orientado al paciente como protagonista, quien
es considerado cada vez más como un actor pleno de autonomía.
Ante los argumentos que se presentan a favor o en contra de los CEA, y con el
convencimiento de que ellos constituyen organismos necesarios para el ejercicio actual de
la medicina institucionalizada, se justifica revisar la situación actual de los CEA en los
sistemas de salud de países más organizados con estructuras definidas de acción, para
encontrar aplicaciones adaptadas a la realidad local.
5. Objetivos
5.1. Objetivo General.
Narrar la experiencia de los CEA en países hispanoamericanos para motivar su creación y
mostrar su aplicabilidad en las instituciones hospitalarias de Guatemala.
5.2. Objetivos Específicos.
Dado que el estudio se dirige a los hospitales públicos de Guatemala, se persigue:
1) Determinar puntos de referencia para la formación de sus propios Comités de
Ética Asistencial (CEA).
2) Señalar su importancia.
3) Describir las distintas funciones que pueden desempeñar.
13
4) Exponer los retos potenciales para su creación y funcionamiento, en base a las
experiencias de otros países.
5) Proponer una posible estructura de CEA para ser implementada, conforme a la
realidad guatemalteca.
14
II. Marco Teórico.
Generalidades y Contexto Histórico.
La necesidad real de plantearse la dimensión moral de los avances científicos y
tecnológicos en beneficio de la salud pública ha sido motivo en muchas partes del mundo
para la creación de distintos tipos de comité de bioética2
.
En el último medio siglo, el crecimiento científico-tecnológico, así como los conocimientos
adquiridos en el campo de la Biología, Medicina y Biotecnología ha sido tan impresionante
que la mayoría de países desarrollados han visto la necesidad de establecer un punto de
referencia crítico y un sistema de valores que les permitan juzgar cada descubrimiento
biológico, molecular, genético o biotecnológico conforme se van desarrollando y se
insertan en los impresionantes dominios de las ciencias de la vida y las ciencias de la
salud1,2
.
Este cambio en la perspectiva del desarrollo tecnológico y su aplicación para beneficio de
la humanidad, cobró auge tras la Segunda Guerra Mundial en el marco de la creación y
divulgación del Código de Nuremberg (1947)2
, el cual fue reforzado con la Declaración
Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en 1948. Fue entonces, cuando se dio un gran impulso para reconocer el
consentimiento informado, como herramienta fundamental en el manejo de pacientes y/o
sujetos de investigación. Se buscaba imprimir en papel los derechos de las personas en
su calidad de pacientes, frente a los servicios de salud y/o investigaciones biomédicas,
luego de las atrocidades reveladas al final de la Segunda Guerra Mundial.
Así mismo, se iniciaron las convenciones mundiales y se empezaron a formular
declaraciones de carácter internacional, con el fin de proteger a la humanidad y garantizar
que la cosecha de beneficios, fruto de los avances biotecnológicos, se aplicara en los
pacientes, respetando sus derechos.
Recientemente, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos
Humanos (1997) y la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos
15
(2003)2
, han fortalecido la visión crítica que se debe tener acerca del avance abrupto de
las tecnologías.
En los últimos cuarenta años, varios Estados han sido testigos de una modificación radical
en las actitudes y comportamientos de su población, incluyendo a pacientes y sujetos
voluntarios de investigación. Hoy se observa una actitud activa de los pacientes y los
participantes en investigaciones, en contraste con la actitud pasiva que había sido el
estándar entre generaciones previas2
.
Esta constante reflexión sobre cuestiones bioéticas planteadas por los avances surgidos
en el vasto espectro de las ciencias biológicas y las distintas biotecnologías estimuló
progresivamente la implementación de mecanismos formales para resolver problemas
éticamente complejos o de gran carga moral, surgidos de la acelerada y cambiante
dinámica biotecnológica. En cuestión de una o dos décadas, los gobiernos y entes
reguladores se dieron cuenta de que los códigos y las declaraciones por sí mismos eran
letra muerta y que se necesitaba de alguna institución local o regional que asumiera la
defensa de la persona humana en el contexto del avance científico-tecnológico y sobre
todo, a la hora de aplicar estos conocimientos en la formulación, aplicación y supervisión
de políticas públicas y locales. Se pretendía con ello mejorar los beneficios de la ciencia y
la tecnología en la sociedad y finalmente mejorar la atención dispensada al paciente.
En conclusión se puede decir que la Bioética se originó a mediados del siglo XX en los
países industrializados2
, buscando complementar la ética profesional de los médicos y el
resto de profesionales de la salud aportando una ética clínica o una ética aplicada2
que
abordara los aspectos prácticos de las profesiones en el sector salud.
Surgimiento de los Comités de Ética.
La necesidad de regular y proteger al ser humano del avance biotecnológico, estimuló la
participación y cooperación de distintos personajes influyentes que suscitaron la discusión
respecto a temas relacionados con la Bioética.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, había afirmado que era necesario
proteger “la dignidad y el valor de la persona humana… para todos los pueblos y
16
naciones”, poniendo de relieve la responsabilidad ética de los científicos, los médicos y el
resto de los profesionales de la salud.
A nivel mundial empezaron a surgir acontecimientos que intensificaron la necesidad de
buscar mecanismos que orientaran el buen proceder de estos profesionales. Alrededor de
la década de 1960 se constituyó en Seattle el primer comité de ética que fue conocido
como “Comité de la Vida y de la Muerte” cuya finalidad era seleccionar a los pacientes
que podrían tener acceso a terapia de hemodiálisis5
.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos ocurrieron sucesos que
ponían en entredicho la ética profesional de los médicos. El Congreso Norteamericano
ordenó que se reuniera un comité de expertos en ética para estudiar estas cuestiones,
originando el denominado “Informe Belmont”1,6
, en el que se determinaron las exigencias
irrenunciables con las que debe cumplir toda investigación que se lleve a cabo en seres
humanos. Para asegurar su cumplimiento, se sugirió la creación de los comités de ética
de investigación clínica. Fue a causa de ello que en Estados Unidos precisamente, surgió
la primera legislación formal para la creación de comités de ética asistencial (mediados de
la década de 1970´s7
).
La progresiva tecnificación de la medicina originó situaciones de conflicto que fueron
llevadas ante los tribunales de justicia norteamericanos, revelando actuaciones médicas
con diversidad de intereses entre pacientes, profesionales e instituciones. En alguno de
estos casos se aconsejó organizar comités de ética en cada institución sanitaria, para que
fueran resueltos los conflictos que se presentaban y no se llegara a tribunales. El
resultado inmediato fue la proliferación de los comités de ética asistencial (CEA)6
.
Rápidamente en la década de 1970, estos llegaron a Europa, primeramente a Barcelona
(Hospital Sant Joan de Deu), desde donde se incentivó en 1993 la primera legislación
reguladora para la creación de los CEA en toda España7
.
5
Rodríguez Quereilha, Arie. Bioética médica: de las declaraciones y los proyectos a un estatuto
académico y una realidad clínica. Rev Med Uruguay 2006; 22: 3-5 Vol. 22 Nº 1 Marzo 2006.
6
Vidal-Bota J, Sarrias X, Ros S F. ¿Están siendo útiles los Comités de Ética Asistencial? Associació
Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB). Cuad. Bioét. XVII, 2006/3ª
7
Urbiola Marcilla, E. El Comité de Ética Asistencial del Hospital Virgen del Camino. Nuestra
Experiencia (1997-2000). Cuad. Bioét. XVI, 2005/2ª
17
De manera casi espontánea, los interesados en estos temas fueron creando agrupaciones
que con el tiempo tomaron la forma de un verdadero “Comité”, integrado por un
presidente y varios colaboradores que perseguían un mismo fin.
El término “comité de ética” denotó desde el principio un grupo de individuos que se
reunieran para abordar cuestiones no sólo factuales, sino también de carácter
profundamente normativo2
.
Así pues los comités de ética nacieron con el fin de canalizar los conocimientos nuevos
para que redundaran en beneficio no sólo de las personas (pacientes y sujetos sanos que
acceden a participar en investigación con humanos), sino también de las sociedades en
su conjunto2,7
.
A medida que han surgido distintas instituciones involucradas con el sector salud, los
Comités de Ética han ido recibiendo distintos nombres, sin embargo, independientemente
del sector al que van dirigidos, los Comités de Ética (Bioética) se encargan de abordar
sistemáticamente la dimensión ética de las ciencias de la salud, las ciencias biológicas y
las políticas públicas de salud, que surgen en atención a las innovaciones tecnológicas.
En esta línea, se ha descrito claramente que la disciplina de la Bioética, surgida en la
década de 1970 ha reducido su espacio e influencia a lo que en realidad era solamente
una parte de ella: la bioética clínica8
.
Tradicionalmente se ha estimulado la participación espontánea de personas interesadas
en estos temas, de tal manera que los comités fueron conformados por representantes de
distintos sectores de la sociedad, profesionales en distintas ramas y en general por
diversos expertos, lo que les ha brindado carácter multidisciplinario a la hora de adoptar
resoluciones y conclusiones.
Los comités nacidos espontáneamente, se han convertido hoy en verdaderas plataformas
en las que se establece un equilibrio entre el bien de la ciencia, los derechos humanos y
el interés del público.
8
Simón, Pablo. Ética de las organizaciones sanitarias. Dilemas éticos de la medicina actual-16.
Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
18
Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética.
Las alternativas poco agradables de los dilemas éticos, que exigen emitir una conclusión,
obligan a los comités a estar en permanente reflexión, debate y acción.
En décadas recientes, la reflexión filosófica se ha ocupado con frecuencia de las prácticas
cotidianas, sobre todo en el ámbito de la atención médica y los centros que la dispensan,
de tal modo que la propia Bioética cotidiana, práctica o aplicada, se ha convertido en sí
misma en sujeto de estudio por parte de los filósofos2
.
Los filósofos o especialistas en Bioética, suelen hacer constar que parten de intereses
comunes y comparten un mismo discurso. A pesar de las distintas doctrinas que cada uno
pudo haber recibido, el fin común los coloca en una labor compartida donde lo que ha
imperado generalmente es la dignidad y autonomía del ser humano.
Los comités de Bioética analizan estos problemas éticos con una sutileza que dota a su
labor de mucha mayor utilidad. Su procedimiento de trabajo es el diálogo
interdisciplinar1,9
. Ellos han demostrado que cuando se trabaja en equipo, pueden
superarse las limitaciones que se encontrarían al trabajar individualmente y desde una
perspectiva personal (como puros filósofos por ejemplo).
Además de su carácter colectivo y multidisciplinario, muestran otra cualidad que les brinda
mayor funcionalidad, y ello se fundamenta en el hecho que las personas suelen confiar
más en la experiencia de los expertos en algún tema dentro de un entorno y cultura
propios.
Los expertos en Bioética no pretenden dar una respuesta única y correcta a cualquier
enigma moral que se les presente, simplemente tratan de resolverlos y desde una óptica
normativa examinan no sólo la propia conducta (la de sus integrantes), sino también la de
los demás. Sus tomas de decisión son por consenso ético y no simplemente estratégico, a
fin de que posean solidez moral9
.
9
David Gidi, R. Importancia de los Comités de ética en las Instituciones Hospitalarias. Bioetimed.
Boletín de bioética y deontología médica. Guatemala.
19
En los hospitales donde no existen Comités de Ética, el equipo de médicos y enfermeras
pueden encontrarse solos a la hora de tomar decisiones difíciles y siempre bajo la
amenaza de denuncias y demandas judiciales7
, lo que favorece el hecho, no beneficioso,
de llevar los casos a instancias legales superiores: el recurso legal es frecuentemente
insatisfactorio porque los tribunales tienen “escasa experiencia médica, pueden imponer
sus propios valores o adoptar decisiones inadecuadas, conllevan demasiado tiempo,
tienen elevados costes y quebrantan necesariamente la confidencialidad”7
. Por ello,
algunos han llegado a afirmar que “cuanto menos se legisle el acto médico es mejor”1
y
que los comités de ética “pueden contribuir a clarificar para los médicos y para los jueces
a lex artis de cada especialidad”1
.
Se especifican además, como justificaciones para la creación de los Comités de Ética
que, dada la complejidad de los problemas bioéticos que tratan (son difíciles de entender
y abordar), las agrupaciones están obligadas a ofrecer perspectivas y opciones múltiples
(no recomendaciones individuales), favoreciendo la protección y buena imagen de las
instituciones que los establecen (hospitales, centros de investigación, etc.). Además, su
carácter multidisciplinario incrementa las oportunidades de que su orientación sea
acertada, permiten una creciente autonomía del paciente y grandes debates con
opiniones individuales encontradas. En el mismo sentido, los retos de carácter económico
y los dilemas religiosos que se ponen en juego, sin las discusión profesional y respetuosa
dentro de los comités, serían causa de graves conflictos.
Se puede decir en conclusión y con propiedad, que los Comités de Ética son el patrón en
el cual gozan de una asiduidad coherente la Bioética clínica, la discusión bioética y la
moralidad de las decisiones9
.
Críticas a la existencia de los Comités de Ética.
- Los valores que imperan en los países desarrollados suelen contrastar en forma aguda,
con los que imperan en los países en desarrollo, por ello se ha advertido respecto de los
peligros de la expansión transcultural de la Bioética, que pueden generar una nueva
modalidad de imperialismo intelectual2
alentado por los conocimientos especializados y
los recursos más abundantes de los países desarrollados.
20
Es importante subrayar que la globalización no ha pasado por alto la salud y que la
atención en salud se ha convertido en una labor de proporciones mundiales, lo cual la ha
vuelto aún más compleja.
- Es fácil que los investigadores y los profesionales de la salud malinterpreten los
objetivos y las funciones de los Comités de Bioética, y que les parezcan una especie de
ente controlador sobre su práctica profesional (“la policía ética”10
). Muchos investigadores
y profesionales de la salud se ponen escépticos y ponen resistencia a las
recomendaciones de los comités de ética2
.
Sin embargo, aunque es posible que se considere como amenaza un comité que adopta
dogmáticamente decisiones y las impone a los pacientes o profesionales, un comité
plural, que surge de la amplia discusión de ideas, no puede ser catalogado como de
carácter dogmático o irracional, puesto que puede ser que en él se manifieste un carácter
de consenso y armonía en relación a los distintos puntos de vista.
- Además, los críticos adversos a los Comités de Ética, han dejado de apreciar el hecho
que los Comités de Bioética son mucho más efectivos que los tribunales y otras instancias
de carácter jurídico, cuya intervención puede traer consecuencias graves para aquellos
profesionales que cometieran algún error, y que los reglamentos y normas recomendados
por los Comités de Ética son de fácil cumplimiento, sin implicar en ningún momento
“juicios sobre ética profesional o sobre conducta de pacientes o usuarios”7
, ya que no
tiene capacidad de “imponer sanciones”7
, y además éste no es su fin.
Algunos oponentes a los Comités de Ética objetan que dentro de ellos, se diluye la
responsabilidad de las decisiones hasta el punto de que los miembros no se sienten
responsables a título personal de las resoluciones a que se llegue. Con este argumento,
se contradice el carácter plural y consensuado ya mencionado, el cual persigue todo
comité de ética.
10
De Santiago, G. Los comités de ética asistencial infrautilizados. Diario Médico, 24 de enero 2008.
21
Pueden sobrar las ocasiones en que los comités han cometido errores o insensateces en
el “traicionero” terreno10
de la atención médica, pero dado que no existen alternativas
perfectas, las ventajas de los comités como agrupaciones de expertos son evidentes2
.
Comités de Ética Asistencial (CEA).
La actividad profesional del médico se dirige al ser humano enfermo, por ello debe
mostrar en todo momento un alto comportamiento moral. La responsabilidad de sanar a
otro le exige una conducta excelente e integral. Sin embargo dado que en ocasiones los
problemas que se plantea son muy complejos, el médico de hoy necesita conocer de la
Ética tanto a nivel general como específico. Ésta es la única forma de encontrar solución a
los dilemas de sus pacientes y conducirse con profesionalidad en el ejercicio de sus
labores.
Como ya se mencionó, para facilitar la resolución de la infinidad de dilemas bioéticos, a
mediados del siglo XX surgen los primeros Comités de Ética que ayudaron en cada caso
a tomar la decisión más adecuada y evitaron conflictos entre las distintas instancias
involucradas. Los CEA surgieron para liderar la política hospitalaria de respeto de los
derechos humanos11
.
Específicamente en el área hospitalaria-asistencial, así como en otros grandes rubros, los
comités de ética fueron recibiendo distintos nombres: Comités de Ética Médica, Comités
de Ética Hospitalaria, Comités de Ética Asistencial, entre otros.
De forma general se pueden describir dos grandes tipos de Comités de Ética: los de
investigación clínica (CEIC) y los de ética asistencial (CEA). Los primeros pretenden
asegurar el nivel científico y ético de los ensayos clínicos, importancia y utilidad que
parece estar suficientemente demostrada, pero en el caso de los CEA, aún existen dudas
en cuanto a su utilidad e importancia, pues aunque fueron acogidos con euforia,
actualmente se encuentran lejos de satisfacer las necesidades para los que fueron
creados6
.
11
Méndez Sardina, G. La dimensión deontológica de la relación médico –paciente y los comités de
ética asistencial. http://www.monografías.com. Septiembre 2008.
22
Como se describió anteriormente, Estados Unidos fue el primer país en declarar la
necesidad formal de los CEA en las instituciones hospitalarias, con el fin de evitar que
situaciones engorrosas y solventables profesionalmente (vía extrajudicial) fueran llevadas
a los tribunales. El avance de la tecnología había modificado progresiva y sustancialmente
la tradicional forma de entender la profesión médica y había ido deteriorando la relación
médico paciente11
. Debido a ello, para el año 2000 ya el 95 por ciento de los hospitales
del país norteamericano ofrecían asesoría ética o se encontraban en vías de crearla10
.
En Europa los comités surgieron mucho más tarde que en Estados Unidos, y España fue
uno de los primeros países europeos que los albergaron, aunque en su inicio no fueron
más que iniciativas esporádicas surgidas por algún profesional que había vivido la
experiencia americana y que al regresar a España, intentaba trasladarlo6,7
.
No fue sino hasta los años noventa cuando los CEA se consolidaron y multiplicaron
provocando que algunos hospitales empezaran a agruparse para disponer inicialmente de
un único Comité de Ética que se ocupara de vigilar el correcto desarrollo de ensayos
clínicos y de mejorar la asistencia del centro asistencial desde el punto de vista ético.
Más tarde, a medida que la investigación clínica se volvió más sofisticada, surgieron
comités diferentes para cada una de las funciones (CEIC y CEA).
Actualmente los motivos que impulsan la creación de estos comités de ética no son tan
espontáneos y nobles como lo fueron originalmente. Muchos hospitales han constituido su
Comité Ético Asistencial con el fin único de cumplir con la exigencias de instituciones
como la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations, que determinan y
certifican la calidad de las instituciones sanitarias, si se cumple con el requisito,
motivación muy diferente a aquella que favoreciera el nacimiento de los CEA en
Norteamérica.
Tan cruda es esta realidad que recientemente, un estudio de The American Journal of
Bioethics, reveló que, en general, estos hospitales se ocupan sólo en promedio de tres
casos cada año. Además, concluyó que menos de la mitad de los asesores cuentan con
formación bioética y sólo uno de cada 20 dispone de una certificación o una diplomatura o
licenciatura10
.
23
Estructura y funciones de los CEA.
En la actualidad no existe un prototipo único de conformación de los Comités de Ética
Asistencial (CEA)9
. El equipo debe tener siempre un carácter multidisciplinar, con
miembros que posean distintas aptitudes pero objetivos comunes, de tal manera que es
preciso determinar sobre todo las funciones asignadas al CEA9
.
En términos generales, a los CEA se le designan 3 funciones principales1,2,7
:
a) La elaboración de procedimientos y guías institucionales.
b) El asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias.
c) La educación continua en relación a temas de ética.
Algunos autores señalan que el beneficio funcional que en la actualidad están reportando
los CEA a los pacientes, a los profesionales o a la propia institución es difícil de
determinar6
, siendo únicamente anecdóticos los reportes de sus beneficios4
. Sin embargo,
es indudable lo constructivo que resulta para los propios miembros del comité en términos
de educación bioética.
El análisis de la diversidad existente en la estructura de los CEA permite distinguir en su
raíz dos concepciones diversas respecto de lo que deberían ser los comités6
.
1) Comités formados por personas con especial competencia ética médica, con
miembros mayoritariamente médicos, enfermeras y personal paramédico, junto a
un especialista en ética y la colaboración de un experto legal, no obligatorio.
2) Comités formados por un grupo de personas no especializadas en medicina,
quienes puedan cuestionar desde fuera temas médicos conflictivos (filósofos,
sociólogos, expertos legales, psicoanalistas, etc.), los cuales actuarían como
representantes públicos (civiles).
La prioridad absoluta del CEA es la asistencia óptima de los pacientes, intentando mejorar
sus cuidados y procurando la consecución de los mejores resultados respecto al cuidado
de la salud. Para ello es preciso que los miembros del CEA reflejen en su conducta
personal y profesional una excelencia ética propia de los CEA.
24
No se puede pasar por alto la labor de órgano consultor de los CEA, para lo cual las
recomendaciones del comité son únicamente sugerencias cualificadas, ya que el
consultante será quien deba tomar la decisión final.
Corresponde al CEA vigilar que en la institución se cumpla el código ético elaborado por
el mismo comité y se respeten en ella los derechos fundamentales de pacientes,
empleados y profesionales. Desde esta perspectiva, el comité realiza una función de
conciencia moral del centro asistencial2
.
Algunos expertos señalan que el Comité Ético Asistencial se propone como instancia de
vigilancia y garantía del respeto a los derechos de los pacientes por parte de las
autoridades, sin embargo, esta posibilidad parece lejana puesto que los CEA no poseen
autoridad definitiva6
sino que, actúan más bien como instancias consultoras y no como
centros de decisión. En esta línea, Méndez Sardina expone que los CEA “no han llegado
para prohibir, poner reglas, normas o límites, ni para reglamentar o legalizar, sino más
bien para respetar la pluralidad”7,11
, propia de la sociedad actual.
Función importante de los CEA también, que cabe dentro del ya mencionado
asesoramiento en la toma de decisiones médico-hospitalarias, es la de procurar una
distribución equitativa de los recursos de atención médica2
que son casi siempre escasos,
en sintonía con los factores sociales, culturales y religiosos locales.
La función educativa, tal vez es la más importante y la más compleja de sus tareas. Se
debe desarrollar en el seno del hospital, mediante la introducción de valores al proceso de
toma de decisión como algo natural, la toma de conciencia sobre los derechos humanos
del paciente y del médico, y la modificación de actitudes en la práctica, las cuales no
constituyen tareas fáciles. Por lo tanto no puede lograrse sólo a través de acciones
educativas11
, sino a través de la puesta en práctica de estas acciones en forma progresiva
y protocolaria, asi como también mediante la ejecución de “investigación sobre Bioética en
el seno del centro”2
, previo reconocimiento de que investigar, es otra forma de promover
la educación.
Hay literatura que recomienda la conformación del CEA por 10 o 20 miembros
procedentes de diferentes colectivos profesionales, en su mayoría médicos y
25
enfermeras6,7
, otros sugieren no más de cinco7
. Distintos autores reportan que el
promedio en cuanto al número integrantes va desde los 5 hasta los 25 miembros1,2
conforme lo requiera la complejidad de la institución hospitalaria a la que pertenecen. Se
opina también que entre menos miembros, se corre el riesgo de no representar
debidamente a todas las partes interesadas2
y que el buen funcionamiento del CEA
depende en gran medida del Presidente que lo dirija, por lo que este puesto debe
corresponder a una persona con habilidad para facilitar la conversación y el diálogo entre
el resto de miembros procurando una deliberación cordial, mas nunca debe forzar los
consensos2
, so pena de crear descontento en el grupo.
Los médicos deben ser siempre los protagonistas de una decisión en el contexto clínico,
puesto que tienen relación directa con la praxis clínica, pero también la participación de
las enfermeras es crucial, puesto que son las que comparten más tiempo con el paciente.
En cuanto a la inclusión de personas que no tienen relación con la práctica clínica, puede
ser importante ya que ellos podrán aportar una visión más holística e integral para tomar
decisiones en las distintas situaciones planteadas9
.
Se señala que una proporción equitativa de integrantes puede ser “un tercio de médicos,
un tercio de enfermeras y un tercio de otras personas, entre los que puede haber un
especialista de Ética, un capellán (miembro del clero), un asistente social, un abogado, un
representante de la comunidad y un psicólogo”1,2
.
En este sentido, algunos autores han planteado que hay decisiones que ya no son
competencia del médico solamente, sino también del paciente, de su familia, de la
institución y de la sociedad en su conjunto11
.
En cuanto a la admisión como miembro de un CEA, éste debe solicitarse a las
autoridades de la institución o del mismo CEA, las cuales procederían a verificar su
acreditación, interés y competencia por medio del currículum profesional y las entrevistas
pertinentes. También podrán incorporarse nuevos miembros mediante la invitación
expresa del presidente, quien debe considerar la competencia, perfil e interés en Bioética
del postulante propuesto2
.
26
Las sesiones del comité quedan a libre elección de los miembros del mismo. Cuando son
muchos los integrantes, en algunos casos se ha recurrido a la creación de subcomités,
que según sus funciones se reúnen más frecuentemente, para luego realizar sesiones
generales donde se expondrán las actividades desarrolladas2
.
Esta flexibilidad en el funcionamiento de los CEA se refiere a que cada comité se adapta a
la realidad local, pero, una vez integrado el CEA, los miembros no podrán actuar a libre
criterio. El CEA idealmente, debe desarrollar un reglamento interno en el que se
contemplen todos estos detalles de su labor como comité1,2
. A pesar de que sus
miembros son voluntarios2
, cada uno de ellos deberá actuar con responsabilidad en favor
de los objetivos para los que se creó el CEA.
En cuanto al financiamiento del comité, es frecuente que los gastos en los que se incurra
sean mínimos2
. Sin embargo, pueden surgir actividades concretas (como la capacitación
de empleados del hospital) en las que se deban realizar gastos. Cuando esto suceda,
debe buscarse el apoyo de la administración hospitalaria y corresponderá al presidente
del comité intervenir en este tipo de iniciativas y otras de índole económico, que a la larga
serán beneficiosas para el hospital como institución2
.
Dificultades y peligros de los CEA
Sucede que cuando se solicita a profesionales de la salud experimentados para que
hagan una valoración sobre la función y la utilidad de los CEA, suele percibirse, por parte
de ellos, una sensación de vaguedad e indeterminación o quizás algún grado de
escepticismo hacia los mismos11
.
Entre los factores que podrían influyen para que se manifieste esta visión negativa,
habría que considerar6
:
- Imprecisión respecto al modelo y los objetivos específicos del comité, los cuales son
fundamentales para el adecuado funcionamiento7
.
- Ausencia de procedimientos determinados de trabajo que lo conviertan en un organismo
operativo.
27
- Debilidad del orquestador del CEA (presidente) y ausencia de liderazgo.
- Excesiva obsesión por conseguir unanimidad y consenso en las resoluciones, muchas
veces en casos que son imposibles, lo cual le resta agilidad al CEA.
- Existencia de autoritarismo por parte del presidente o de algún miembro influyente del
CEA.
- Insuficiente autocontrol por parte de los miembros, incapaces de evitar caer en
discusiones circulares, argumentaciones recurrentes o desviaciones temáticas que se
alejen de la agenda.
- Escasez de incentivos y recursos10
lo cual contrasta con las considerables exigencias de
tiempo y dedicación que la buena marcha del comité precisa.
- Escaso nivel de conocimientos éticos o de Bioética pues si no se tienen, resulta muy
difícil que se pueda ayudar a resolver correctamente los dilemas éticos de otras personas.
- Perspectiva errada que se aparta del hecho de que la principal función del comité radica
en ayudar a los pacientes.
- Pérdida de la independencia propia del comité, que le convierte en un instrumento con
el que instancias superiores buscan justificar sus propios intereses1
.
- Usurpación, por el CEA, de la responsabilidad de la decisión última, o por el
contrario asignación de la responsabilidad de toma de decisión10
.
- Olvido o desconocimiento por parte del comité de sus propios límites de actuación.
- Lentitud en los procesos de análisis y en la formulación de recomendaciones10
.
- Orgullo del médico a la hora de tener que recurrir a consultar al CEA de su hospital10
.
Factor que debería ser totalmente contrario, ya que la brusca ruptura de la autoridad
28
moral del médico sobre el paciente, no sólo obligada por la igualdad jurídicamente
impuesta, sino también por la abdicación de la clase médica en el siglo pasado, convierte
a los CEA en herramienta necesaria para asumir la nueva cultura en la relación médico-
paciente que se deviene11
.
- La coacción política e ideológica de los CEA, es también una realidad innegable que
debe ser tomada en cuenta, y que específicamente se encuentra ejemplificada en los
temas y casos de eugenesia social o de eutanasia activa9
.
Creación y función de los CEA
Es esencial apoyar la libertad de los ciudadanos, incluyendo la de los mismos miembros
del comité, para asistir hacia la defensa de la integridad y dignidad de la persona9
.
Ante la posibilidad de que ocurran hechos que lesionan la dignidad de los pacientes y su
integridad, se han sugerido criterios abiertos para la creación de los CEA. Entre ellos
destaca, inclusive, que se requiera de un número mínimo de camas dentro del hospital
(200 camas o más1
), así como que se analice el tipo de pacientes al que se dedica el
hospital (es mejor el funcionamiento y desarrollo en centros materno-infantiles u
oncológicos1
).
Para posibilitar su creación, es imprescindible, pero muchas veces se pasa por alto, que
dentro del hospital exista un grupo de médicos y enfermeras motivados para dar empuje a
una iniciativa tan retadora como esta, la cual supone que luego de conseguir la
aprobación de la máxima autoridad médica (o gubernamental respectiva) se pueda crear
una “comisión gestora”1
para identificar los problemas que justifiquen la creación del CEA,
redactar un reglamento, establecer los documentos de referencia y determinar las
características locales con las que debe contar el comité1
.
Luego de haber concluido con las tareas señaladas anteriormente, será necesario
comunicar a todo el personal del hospital sobre la creación del Comité de Ética
Asistencial, e invitar a más personas para que actúen como colaboradores, haciéndose
ver que el trabajo dentro del comité será exclusivamente no remunerado1
. El nuevo comité
se puede apoyar en alguna persona que haya formado parte de algún CEA y además
29
deberá promover la formación en Bioética, a prontitud, de sus integrantes1
. De tal manera
que se logre la “implicación personal”12
de todos los participantes.
Los miembros del comité deben velar por su propia independencia1
y a pesar de las
presiones: sus referentes deben seguir siendo exclusivamente éticos. El comité no puede
atribuirse autoridad para decidir sobre la vida o la muerte del paciente1
.
La primera preocupación del CEA debería ser en primer lugar, construirse a sí mismo
definiendo claramente su naturaleza, sus objetivos y sus métodos, pero también
buscando la acreditación de la autoridad competente y realizando autoevaluaciones
periódicas1
.
Para merecer la confianza de las personas que forman parte de la institución y de los
propios pacientes, el CEA debe presentarse como un grupo de servicio que está
constituido por profesionales convencidos de la importancia decisiva de mantener una
relación de ayuda continuada y abierta a toda la institución6
. Debe ser, sobretodo, muy
cuidadoso de abordar con prudencia cada caso que se le plantea, asegurándose que es
verdadera competencia del organismo resolver algún dilema surgido dentro de las labores
del hospital, mediante las cuatro preguntas básicas descritas por algunos autores: ¿qué
preguntan?, ¿por qué lo preguntan?, ¿para qué lo preguntan’ y ¿es competencia del
comité?12
.
La realidad regional de los CEA.
Existen pocas referencias bibliográficas sobre la conformación de los CEA en la región
centroamericana. Los pocos esfuerzos realizados en la investigación del tema de comités
de ética se orientan, sobretodo, a los destinados a la investigación científica3
. Y concluyen
mayoritariamente que se debe “promover la formación y capacitación en el campo de la
Bioética para responder con sentido crítico al proceso”3
de educación y formación en
Bioética de la sociedad.
12
Álvarez, Juan C. Comités de ética Asistencial: Problemas Prácticos. Diario Oficial de la Generalitat
de Cataluña, número 1835. Diciembre 1993.
30
De forma aislada se han publicado datos de países del resto de Hispanoamérica. Tan
crítica es la realidad latinoamericana que hasta 2003 oficialmente no existía ningún
“Comité o Instancia Nacional de Ética” en América del Sur13
(región tradicionalmente más
desarrollada en estos temas).
Esto no quiere decir que la actividad en bioética no se considere importante, ya que en el
Programa Regional de Bioética con sede en Chile se ha impartido desde hace 15 años un
“Master en Bioética” con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid13
.
Además se ofrece también capacitación a través del Programa de Educación Permanente
en Bioética de la UNESCO desde 2005, el cual tiene notable influencia en toda la región
latinoamericana a través de actividades educativas “on line”14
. Desde 2005, existen
programas formales de formación en Bioética a nivel de maestría en Colombia15
,
destacando sobretodo la Especialización en Bioética impartida por la Universidad de la
Sabana16
. Esfuerzos similares se han realizado desde 2007 en Cuba17
, y desde abril de
2007 se ha dado inicio a la Maestría Internacional en Bioética de la Universidad del Istmo
de Guatemala, con el apoyo de la Universidad de Navarra, España18
, con lo que se marcó
un nuevo impulso para la región centroamericana en los temas de Bioética. Valen estos
ejemplos e iniciativas para mencionar que sí se han realizado esfuerzos importantes en la
última década, por parte de instituciones educativas para la sensibilización en cuanto a los
temas urgentes que competen a esta ciencia.
Los esfuerzos en Latinoamérica contrastan con el poco apoyo e incentivo a nivel
gubernamental y sobretodo jurídico para regular la tecnología y medicina en
Centroamérica, especialmente, en cuanto a la libre aplicación de conocimientos en los
pacientes. La región centroamericana está acostumbrada a servir como “conejillos de
13
Nuñez, Pilar. Comités Nacionales y Supranacionales de Bioética. Hospital Espíritu Santo de
Barcelona, España. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad
Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
14
Programa de Educación Permanente en Bioética. UNESCO. http://www.redbioetica-edu.com.ar/
15
Universidad de El Bosque, Colombia. http://www.bioeticaunbosque.edu.co/
16
Universidad de La Sabana, Colombia. http://www.unisabana.edu.co/boletines-electronicos/esp-
bioetica/index.htm
17
Universidad de La Habana, Cuba. Universidad Virtual de Salud. http://www.uvs.sld.cu
18
Lara Roche, Carlos. Maestría en Bioética. Blog sobre Bioética y Defensa de la Vida. Agosto 2007.
http://carloslararoche.com/blog/2007/08/26/maestria-en-bioetica
31
indias” para la investigación de cualquier avance tecnológico en humanos, sin reparar
mucho en las implicaciones globales de esto3,19
.
A pesar de ello, en el tema de investigación clínica se han logrado avances importantes
en países de la región, con realidades prácticamente iguales20
. Cabe destacar que
recientemente Costa Rica suspendió totalmente la investigación clínica en humanos hasta
que no se apruebe una ley de investigación clínica a la altura de los países del primer
mundo21
. Hay un creciente ánimo para conformar comisiones nacionales de ética en la
región22,23
, pero el esfuerzo seguirá siendo aislado si no va acompañado de organismos
locales que se encarguen de aplicar en el día a día, los principios de defensa de la vida y
dignidad humanas, labor que debe realizarse decididamente, desde los CEA.
En la promoción y funcionamiento de los CEA sigue existiendo un profundo vacío de
conocimiento, promoción y funcionamiento, puesto que no hay ninguna estructura o
marco jurídico que los contemple al menos en Centroamérica, quedando a discreción de
cada institución hospitalaria su creación inicial.
Fuera del istmo centroamericano, pueden citarse ejemplos concretos como el de México
en donde desde 2004 el Instituto Mexicano de Seguridad Social estableció a nivel
nacional el programa de institucionalización de la ética clínica24
y se publicó el decreto
que adiciona a la Ley General de Salud el artículo que recomienda el establecimiento de
los comités hospitalarios de Bioética25
.
19
Moreno Ríos, J., Delgado, S. et al. Descripción de los Comités de ética de Investigación. Panamá.
Revista Médico Científica, Vol 19 No. 2, 2006. http://www.revistamedicocientifica.org
20
Oconitrillo Tenorio, José F. La responsabilidad civil derivada de la investigación clínica en los
servicios asistenciales de la Caja Costarricense del Seguro Social. Med. leg. Costa Rica Vol. 19 No. 2.
Heredia, Septiembre 2002. http://www.scielo.sa.cr
21
Díaz, Luis Edo. Suspenden los estudios clínicos en seres humanos. San José, Costa Rica. Febrero
2010. http://wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/04/pais2249752.html
22
Henk ten, Have. Creación de una Comisión Nacional de Bioética en El Salvador. UNESCO. División
de la Ética de la Ciencia y la Tecnología, Agosto 2009. http://www.unesco.org/new/es/social-and-
human-sciences/themes/sv/news/el_salvador_establishes_national_bioethics_commission/
23
Lanzamiento del Comité Guatemalteco de Ética en Salud. Agosto 2009 http://new.paho.org/gut/
24
Valdez-Martínez E, Bedolla M. Comités de ética clínica en México: su desarrollo en el IMSS. Rev
Med Inst Mex Seguro Soc. 2007; 45(3):265–8.
25
Estados Unidos Mexicanos, Cámara de Diputados. De la Comisión de Salud, con proyecto de
decreto que adiciona el Artículo 41 bis a la Ley General de Salud. Gaceta Parlamentaria 2004 23 de
septiembre (1590-I). http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/59 2004/sep/Anexo-I-
32
En Colombia, desde 1991, se promovió en forma de decreto gubernamental, la creación
de CEA en todos los hospitales del país26
. Esta resolución contempló la estructura y
funcionamiento de los CEA con el fin de “mejorar la atención a los usuarios” (pacientes)26
,
integrados por un representante médico (presidente), un representante del personal de
enfermería, dos representantes de la comunidad y uno de las comunidades indígenas con
influencia en la región.
A pesar de este notable esfuerzo, en la práctica, el funcionamiento de los mismos fue
criticado en varios aspectos y en algunos casos se abandonó el fervor con el que
iniciaron. El caso de México específicamente, muestra claramente que la iniciativa central
produjo inevitablemente que los integrantes de los CEA fueran muchas veces los mismos
directivos del hospital, lo cual no es recomendable porque provoca un sesgo claro en la
toma de decisiones y en la protección de las poblaciones más vulnerables27
. Quedó
nuevamente, por ello, a discreción de instituciones autónomas la reactivación de los CEA.
La Universidad de la Sabana ha sido un potente generador de iniciativas en pro de la
creación los CEA26
, a tal grado que la notable proyección que tienen los CEA colombianos
actualmente en la región es indiscutible (probablemente también por el gran retraso del
resto de países y más aún si se comparan con Centroamérica).
En Colombia consideran que “la proyección de los Comités Bioéticos Clínicos
Asistenciales en el contexto nacional e internacional es debida a la integralidad, cohesión
y aplicabilidad del enfoque con que se está capacitando y trabajando con el personal de
salud y representantes de la comunidad, para realizar una tarea educativa intensa,
extensa y profunda, en Ética y Bioética dentro del medio hospitalario”26
.
26
Posada Gonzalez, Nubia. Los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales. (CBCA). Experiencia
colombiana. Universidad de la Sabana, Colombia. http://www.provida.es/pensamiento/
Publicaciones /Nubia_Posada.htm
27
Valdez-Martínez, E., Lifshitz-Guinzberg, A., et al. Los comités de ética clínica en México: la
ambigua frontera entre la ética asistencial y la ética en investigación clínica. Rev Panam Salud
Publica/Pan Am J Public Health 24(2), 2008
33
La ausencia de leyes específicas que protejan o promuevan la creación de CEA en los
hospitales de un país, no es obstáculo para que puedan ser creados. Ante estos vacíos
de ley, se puede decir que no hay promoción pero tampoco prohibición.
Y ésta es la realidad que se describe en Chile, en donde hasta 2006 no había un
ordenamiento jurídico específico para tratar casos con carga ética-moral28
. Los chilenos
exponen claramente que “Cuando un comité de ética analiza un caso clínico lo hace
necesariamente en condiciones de incertidumbre, por cuanto ni en el ámbito de la
medicina clínica ni en el de la ética existen certezas absolutas” y que ante “la eventualidad
de que las recomendaciones de un CEA lleguen al ámbito judicial, a causa de alguna
demanda, se pueden generar situaciones que necesitan su aclaración en cuanto a sus
repercusiones”28
.
Señalan así mismo que es evidente que las conductas, propuestas y/o posturas de los
CEA (y sus miembros) deben estar “necesariamente sujetas a la regulación constitucional
y a las restantes normas del orden jurídico chileno al no existir más ordenamiento jurídico
ni desarrollo legislativo en esta área”28
. Más adelante mencionan que, en los casos
extremos que requieran penalización de algún acto, “sólo quedaría aplicar el Código
Penal en referencia a la vida y salud de los ciudadanos, aplicación que cada juez puede
entender de diversa manera, a veces sin la debida contextualización histórica y clínica”28
.
Así pues, se deja entrever que en Suramérica el papel de los CEA es “una especie de
«peritaje» emitido por profesionales cualificados”28
, los cuales deben asumir con
responsabilidad profesional el valor de las recomendaciones emitidas. Se plantea que la
sociedad se encuentra en una etapa histórica en la que se están acercando los aspectos
médicos y jurídicos de una sociedad28
.
Se advierte, sin embargo, que debe evitarse “la progresiva judicialización de la Medicina,
con sus consecuencias sociales”28
, porque ello verdaderamente puede atentar y
amenazar la integridad del médico tal como lo argumentan los críticos4
de los CEA, y en
consecuencia, deteriorar la ya dañada relación médico paciente.
28
Azucena Couceiro, Juan P. Los Comités de Ética Asistencial y las repercusiones jurídicas de sus
informes. Rev Méd Chile 2006; 134: 517-519.
34
Con lo expuesto anteriormente queda claro, que hasta el momento, no hay un país donde
haya sido necesario un marco de ley previo, que justifique la creación de CEA en
cualquier hospital. Que la reglamentación burocrática no es imprescindible para la
creación de un CEA, pero que sin embargo, esta libertad debe ir ligada a un sentido de
responsabilidad profundo en el que se autoexija la disciplina y reglamentación
correspondientes2
.
De esta manera se percibe que la creación y formación de los CEA depende
exclusivamente del esfuerzo que se pueda hacer dentro del gremio médico. Esfuerzo
loable, ligado a los principios del profesional de la medicina, ya que los CEA tienen
“repercusiones notables y medibles” en la calidad de atención a los pacientes y además
en la enseñanza al resto del personal que desconoce de los temas de Bioética2
.
No cabe duda que a medida que las iniciativas de ley en Guatemala vayan surgiendo
como consecuencia de la exposición mediática de casos controversiales, como empezó a
ocurrir en Estados Unidos hace más de 40 años2,4
, la sociedad estará expuesta a
incertidumbres que demandarán explicaciones de los protagonistas de estos dilemas,
destacando entre ellos los médicos, quienes deberán tener un respaldo profesional, ético
y moral en sus argumentos para resolver las dudas de los miembros de la comunidad.
El establecimiento de los CEA, independientemente del marco jurídico en el que se
encuentre el hospital, constituye de antemano una protección para el paciente pero
también para los médicos, enfermeras y demás personal de salud, que pueden estar
expuestos a la penalización de sus actos. Los CEA resguardan de responsabilidad
jurídica a los centros asistenciales y a las personas que laboran en ellos2
.
Este hecho puede ser aún más importante en países como Guatemala o el resto de
Centroamérica, en donde no existe una ley específica con conocimiento detallado de las
innumerables variables que surgen en los casos médicos.
35
El futuro de los CEA
Es indudable que los comités de ética asistencial cumplen una misión de reflexión ética
beneficiosa11
. La pregunta obligada sería entonces, si esta función justificaría en el futuro
su existencia.
La medicina moderna y sus éxitos han introducido un distanciamiento entre el enfermo y
su propia vivencia de la enfermedad, ya que se le hace sentir que su cuerpo habla en un
lenguaje que él no puede comprender11
, un paradójico contrasentido.
El médico se ha convertido en un simple “técnico de la sociedad industrial” y como tal ha
empezado a ser tratado por el paciente, lo cual ha provocado que se deshumanice la
interacción médico-paciente9
.
La dinámica de los conocimientos generados por la ciencia y sus aplicaciones sociales
con las respectivas implicaciones económicas condicionan decididamente la cultura de los
pueblos29
. Esto puede ser a la vez una ventaja, pero sobretodo un peligro en el que los
CEA están obligados a intervenir oportunamente como entidades educativas a medida se
den cambios con el pasar de los años.
Se enfatiza exageradamente en los fenómenos biológicos, olvidándose del contexto del
paciente como persona. Ello ha provocado una creciente demanda de alternativas
terapéuticas por parte de las personas que no se sienten acogidas por este enfoque
biológico limitado. Con este abanico de alternativas, ha surgido también mucha
charlatanería romántica que con facilidad, hace peligrar la seguridad del paciente, que es
el fin último de los CEA.
La relación médico-paciente actual ha cambiado, desde que el médico era un simple
mediador del cosmos (en el principio de la humanidad), pasando por el paternalismo
heredado de la filosofía presocrática, hasta nuestros días en donde la relación tiene una
29
Bedate, Carlos A. La bioética y la investigación en el contexto de la biomedicina. Centro de
Biología Molecular Severo Ochoa. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética.
Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
36
visión más plural y deliberativa11
, la cual obliga a conservar, también, el orden y respeto
entre las partes.
Esta visión democrática de participación y consenso11
en los servicios de salud, cambia
completamente el paradigma del ser médico. Y crea una vulnerabilidad evidente para la
práctica médica, que puede encontrar un auxiliar en la creación de los CEA.
Las intervenciones de los CEA pueden abarcar desde los grandes problemas que se
plantean en las instituciones hospitalarias, en todos los niveles, hasta los problemas
particulares que puedan presentarse en pacientes o con sus familiares. También, pueden
apoyar al médico, presentándole un enfoque más allá de los aspectos técnicos de un caso
clínico e incluso, ante la distribución de escasos recursos entre gran número de pacientes
y la necesidad de conciliar el mejor tratamiento con las cuotas de los servicios de salud11
.
Si el CEA es capaz de inspirar confianza y de irradiar eficacia y prestigio, terminará por
integrarse adecuadamente en el sistema6
. Pero debe hacerlo con prudencia, ya que en
un contexto en el que el médico se encuentra desconcertado y desorientado ante el
cambio de escenario que le ha obligado a bajarse de su pedestal11
, surgen roces producto
de una actitud defensiva que busca protegerse de todo atentado contra la integridad del
mismo médico. Y en este contexto, el CEA puede reflejarse como un riesgo y no como
una oportunidad que traiga beneficio.
37
Conclusiones.
- La bibliografía existente, respecto de la experiencia de los CEA en los países de
Hispanoamérica, sigue mostrándose aún en forma limitada y confirma que, hasta
la fecha, no existen estándares definidos y aceptados colectivamente, a nivel
internacional, para la organización de CEA en la red hospitalaria de ningún país.
Cabe destacar aquí, que la guía elaborada por la UNESCO2
es simplemente una
recopilación de bibliografías de autores independientes que no representan el
producto surgido de un consenso entre países y organismos dedicados a esta área
del conocimiento.
Dentro de los países mencionados en esta revisión destacan España, Costa Rica,
Colombia y Chile. Sus reportes en cuanto a la experiencia de los CEA son
aislados, es decir presentados en forma anecdótica por los involucrados en cada
localidad y en base a su experiencia y opinión subjetivas.
México se presenta como la excepción. Dentro de su bibliografía se encontró un
interesante trabajo de investigación muy bien estructurado publicado en el
American Journal of Public Health27
, en el que se realiza una comparación entre el
funcionamiento de los comités de ética dedicados a la parte asistencial y los que
se dedican a la investigación clínica.
- Aunque mucha de la aplicabilidad de estas experiencias extranjeras pasan por el
criterio y juicio tanto del autor, como del lector, no cabe duda que son aportaciones
valiosas en la promoción y creación de los CEA, sobre todo acá en Guatemala
donde las revisiones del tema son muy escasas, salvo excepciones9,18
.
- Las publicaciones en Iberoamérica constituyen un referente válido a la hora de
documentarse para la conformación de estos comités. Sin sus aportaciones, el
desarrollo de las distintas iniciativas en Guatemala sería más dificultoso. Es idóneo
contar con publicaciones de CEA locales, sin embargo en esta revisión no fue
posible encontrarlas. De cualquier manera, las experiencias narradas, gracias a la
38
bibliografía consultada, constituyen una base importante para la creación de estos
organismos en Guatemala.
- En cuanto a los referentes legales de los Comités de Ética Asistencial, puede
concluirse que la creación de los mismos supera las realidades jurídicas de cada
país, puesto que como se expuso a lo largo del marco teórico, las iniciativas para
su creación han ido surgiendo de manera espontánea, mucho antes que las
regulaciones y decretos de ley que pretenden promoverlos.
- Respecto de la importancia de los CEA en los hospitales públicos de Guatemala,
vale la pena recordar los múltiples beneficios expuestos en el desarrollo de este
trabajo, acerca de la relación médico-paciente, dentro del hospital y sobretodo la
mejora en la calidad de atención que reciben los enfermos, aunque ello exija
sobreponerse a la innumerable cantidad de críticas en su contra, que se exponen
en la actualidad.
- Las experiencias internacionales revisadas coinciden en valorar el beneficio que
ha traído para cada hospital, y en general para la sociedad, la organización de un
CEA. Desde el momento en que el hospital es considerado como un organismo
que se dedica a la atención de personas en relación a su bienestar integral de
salud, se hace imposible negar que es válida la discusión de las implicaciones
bioéticas de su labor. No hay mejor organismo intrahospitalario para realizar esta
labor que un CEA.
- Para Guatemala, un país con grandes vulnerabilidades en materia de bienestar
social, es indudable que la creación de los CEA, puede impulsar y procurar el
respeto a la dignidad humana. La nuestra es una sociedad muy lábil a los daños
de la modernización y tecnificación, ya que los marcos jurídicos de protección al
ciudadano surgen de un proceso altamente burocrático que tarda mucho en
ponerse en práctica y muchas veces sin el consenso común entre los diferentes
sectores de la sociedad.
- Por esta misma razón, podemos afirmar que en los hospitales públicos de
Guatemala, los argumentos a favor de la creación de los CEA son muy amplios y
39
que, sin importar el contexto jurídico del país, pero respetando indiscutiblemente la
Carta Magna, estos deben ser implementados con urgencia.
- Es importante que los CEA se conviertan en herramientas ideales para emprender
y recomendar conductas de protección a las personas desde el punto de vista
médico-asistencial. Si a ello se le suma el aporte que hacen a la profesión médica
como tal, en contra de las demandas que están empezando a sonar con
frecuencia en la sociedad guatemalteca. Se puede concluir que, estos organismos
constituyen un mecanismo protector en el acto médico bien fundamentado, pues
actúan como un organismo consultivo de orden multidisciplinar que en el momento
de ser sometido a instancias superiores de ley, pueden actuar como los mejores
peritos de la problemática28
.
- En cuanto a las posibles funciones de los CEA en Guatemala, es necesario
recordar que cada comité debe evaluar la realidad local a la cual pertenece, de tal
manera, que pueda priorizar sus acciones a favor de las necesidades más
apremiantes en términos de Bioética. Sin embargo, no debe pasar por alto que
entre las funciones básicas en las que concuerdan la mayoría de autores
destacan: la elaboración de protocolos institucionales de carácter general en lo
relacionado al manejo de situaciones con profundo componente ético-moral; el
asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias como organismo consultivo
para todos los empleados del hospital; y la formación continua en el campo de la
Ética para todo el personal hospitalario.
- Será luego de garantizar estas tres funciones generales, cuando cada comité
habrá de valorar hacia dónde orientar sus esfuerzos en busca de la protección de
la vida y dignidad del ser humano, último fin de todo CEA.
- De los retos que deben enfrentarse en Guatemala, previo a la creación y
funcionamiento de estos comités, no cabe duda que el principal es el del
escepticismo médico, especialmente en aquellos profesionales de la salud que
todavía ven a los CEA como una amenaza, tema ampliamente discutido en el
marco teórico.
40
- La falta de regulaciones jurídicas no ha sido impedimento para la creación de CEA
en los países que ya tienen mucha experiencia en este tema, y es más, posterior
al desarrollo espontáneo de los CEA en estos países, sus gobiernos han sido
motivados a promoverlos de manera centralizada en el sistema de salud, aunque
no con muy buenos resultados, como lo demuestran varias experiencias en la
región latinoamericana24,25,26,27,28
.
- El financiamiento en la creación de estos organismos, como se discutió ya, no
debería significar un reto, ya que los CEA actúan de forma voluntaria en cuanto a
sus miembros, y cuando se les demandan más funciones es porque las
direcciones de los hospitales han reconocido su importancia y por ende les
brindarán el apoyo necesario2
.
- La estructura y conformación de los CEA en Guatemala, no debiera diferir en
mucho, de los distintos ejemplos expuestos en las revisiones regionales. Sin lugar
a dudas, el médico debe continuar siendo el protagonista en su conformación1,2,9
y
debe apoyarse necesariamente en otros especialistas involucrados en el tema
tales como: enfermeras, trabajadores sociales, abogados, miembros del clero,
representantes de la comunidad entre otros. Le corresponde a cada comité definir
qué tipo de profesional necesita según el contexto en el que habrá de trabajar.
En Guatemala, hay una clara influencia multicultural fruto de la riqueza de etnias
que le caracteriza, de tal manera que según el área geográfica a la que
pertenezca, cada comité podría considerar la incorporación de un representante de
estas minorías.
- La literatura revisada no describe un modelo específico a seguir y siempre la
estructura queda abierta a las necesidades de cada región y localidad. En
Guatemala, ello dependerá mucho de los interesados en el tema y de cómo el país
puede adoptar las experiencias internacionales con facilidad, sin implicar que ello
constituya requisito necesario para la integración de un modelo específico en la
creación de sus Comités de Ética Asistencial.
41
Recomendaciones.
Sin lugar a dudas el tema es apasionante y despierta muchas inquietudes. Este trabajo no
pretende clarificar todos los detalles que implica la existencia de los Comités de Ética
Asistencial y es muy probable que queden fuera de la revisión, datos que el lector pueda
considerar fundamentales. Es por ello que la principal recomendación después de esta
pequeña revisión, es la de documentarse en el tema a profundidad, en la medida que
surjan nuevas publicaciones.
Este trabajo estrictamente descriptivo, debe servir de estímulo para profundizar en la
problemática, sobre todo, de la realidad local, de tal manera que puedan hacerse estudios
más complejos que incluyan trabajo de campo para determinar cuáles deberían de ser las
variables a considerar para la creación de Comités de Ética Asistencial en Guatemala.
Los esfuerzos aislados que existen en algunos hospitales del país, deberían servir para
crear iniciativas nacionales sin necesidad de recurrir a legislaciones o instancias
gubernamentales.
Las instituciones académicas pueden también jugar un papel determinante en la
promoción de los CEA a nivel nacional, como lo describe la experiencia colombiana26
. De
tal manera que desde el seno de una universidad con Maestría en Bioética, como la
Universidad del Istmo, podrían surgir propuestas bien organizadas y fundamentadas para
convocar a los hospitales públicos de mayor influencia en el país (que hasta la fecha
carezcan de CEA), e invitarles a organizarse para la creación de los mimos.
Queda abierta la posibilidad de fomentar iniciativas locales en cada hospital donde existan
profesionales interesados en el tema, con el fin de promover cada vez más la presencia
de los Comités de Ética Asistencial como organismos indispensables en la actualidad
para el buen ejercicio clínico.
42
Bibliografía.
1) Abel, Francesc. Historia y Funciones de los Comités de Ética Asistencial. Labor
Hospitalaria No. 244. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona.
2) Guía de Creación de Comités de Bioética, UNESCO 2005. SHS/BIO-2005/01.
3) Achío Tacsan, M. El desarrollo de los comités de ética de investigación en Costa
Rica y su entorno nacional e internacional. Escuela de Sociología. Universidad de
Costa Rica. Octubre 2007.1
4) Gramelspacher, Gregory P. Institutional Ethics Commitees and Case Consultation:
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1
5) Rodríguez Quereilha, Arie. Bioética médica: de las declaraciones y los proyectos a
un estatuto académico y una realidad clínica. Rev Med Uruguay 2006; 22: 3-5 Vol.
22 Nº 1 Marzo 2006.
6) Vidal-Bota J, Sarrias X, Ros S F. ¿Están siendo útiles los Comités de Ética
Asistencial? Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB). Cuad. Bioét. XVII,
2006/3ª
7) Urbiola Marcilla, E. El Comité de Ética Asistencial del Hospital Virgen del Camino.
Nuestra Experiencia (1997-2000). Cuad. Bioét. XVI, 2005/2ª
8) Simón, Pablo. Ética de las organizaciones sanitarias. Dilemas éticos de la
medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid,
2003.
9) David Gidi, R. Importancia de los Comités de ética en las Instituciones
Hospitalarias. Bioetimed. Boletín de bioética y deontología médica. Guatemala.
10)De Santiago, G. Los comités de ética asistencial infrautilizados. Diario Médico, 24
de enero 2008.
11)Méndez Sardina, G. La dimensión deontológica de la relación médico –paciente y
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12)Álvarez, Juan C. Comités de ética Asistencial: Problemas Prácticos. Diario Oficial
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13)Nuñez, Pilar. Comités Nacionales y Supranacionales de Bioética. Hospital Espíritu
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Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
43
14) Programa de Educación Permanente en Bioética. UNESCO.
http://www.redbioetica-edu.com.ar/
15) Universidad de El Bosque, Colombia. http://www.bioeticaunbosque.edu.co/
16) Universidad de La Sabana, Colombia. http://www.unisabana.edu.co/boletines-
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17) Universidad de La Habana, Cuba. Universidad Virtual de Salud.
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18) Lara Roche, Carlos. Maestría en Bioética. Blog sobre Bioética y Defensa de la
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19) Moreno Ríos, J., Delgado, S. et al. Descripción de los Comités de ética de
Investigación. Panamá. Revista Médico Científica, Vol 19 No. 2, 2006.
http://www.revistamedicocientifica.org
20) Oconitrillo Tenorio, José F. La responsabilidad civil derivada de la investigación
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21) Díaz, Luis Edo. Suspenden los estudios clínicos en seres humanos. San José,
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22) Henk ten, Have. Creación de una Comisión Nacional de Bioética en El Salvador.
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23) Lanzamiento del Comité Guatemalteco de Ética en Salud. Agosto 2009
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24)Valdez-Martínez E, Bedolla M. Comités de ética clínica en México: su desarrollo en
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25)Estados Unidos Mexicanos, Cámara de Diputados. De la Comisión de Salud, con
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44
26)Posada Gonzalez, Nubia. Los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales. (CBCA).
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27)Valdez-Martínez, E., Lifshitz-Guinzberg, A., et al. Los comités de ética clínica en
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28)Azucena Couceiro, Juan P. Los Comités de Ética Asistencial y las repercusiones
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29)Bedate, Carlos A. La bioética y la investigación en el contexto de la biomedicina.
Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Dilemas éticos de la medicina actual-
16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.

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  • 1. UNIVERSIDAD DEL ISTMO FACULTAD DE EDUCACIÓN Maestría Internacional en Bioética PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA JOSÉ GONZALO BATRES BAIRES Guatemala, 24 de Enero de 2011
  • 2. UNIVERSIDAD DEL ISTMO FACULTAD DE EDUCACIÓN Maestría Internacional en Bioética PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA TRABAJO DE GRADUACIÓN PRESENTADO AL HONORABLE CONSEJO DIRECTIVO DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN POR José Gonzalo Batres Baires AL CONFERÍRSELE EL TÍTULO DE MÁSTER EN BIOÉTICA Guatemala, 24 de Enero de 2011
  • 3.
  • 4.
  • 5.
  • 6. 2 Índice. Página Introducción 3 Resumen 7 Marco Conceptual Tema 8 Planteamiento del Problema 8 Delimitación del Problema 10 Justificación 11 Objetivos 12 Marco Teórico Generalidades y Contexto Histórico 13 Surgimiento de los Comités de Ética 15 Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética 18 Críticas a la Existencia de Comités de Ética 19 Comités de Ética Asistencial (CEA) 21 Estructura y Funciones de los CEA 23 Dificultades y Peligros de los CEA 26 Creación y Función de los CEA 28 La Realidad Regional de los CEA 29 El futuro de los CEA 35 Conclusiones 37 Recomendaciones 41 Bibliografía 42
  • 7. 3 Introducción. Mucho se debate en la actualidad sobre los principios éticos de las instituciones de salud. Sin importar el origen o tipo de administración (pública o privada), los hospitales son entes públicos con gran influencia social y es debido a ello, que surge la necesidad de que el hospital se autodefina, públicamente, en cuanto a su misión, filosofía, valores y principios, que al final representan un ideario ético institucional. La práctica médica debe ejercerse bajo principios éticos, realizarla es una exposición continua a múltiples riesgos que pueden llegar a provocar que se cuestione la integridad de sus protagonistas. La práctica que se lleva a cabo en un hospital, es ejemplo vivo de ello, especialmente en los de carácter público, porque allí es donde el ejercicio médico se presenta con grandes complejidades, distinta situación a la que ocurre en una clínica privada. Es por ello que la formación bioética de los estudiantes, residentes, jefes de servicio y directores que componen un centro hospitalario, es primordial. En el hospital, el acto médico es a la vez un acto individual y colectivo, esto es lo que hace pensar que el hospital es un organismo viviente, del cual deben emanar, como de una persona única, actitudes acordes al respeto de la vida y dignidad humanas, de tal manera que desde su interior, sirva como estímulo para todos los que trabajan en él, recordando que lo esencial es el carácter humano de su función. La institución hospitalaria posee innumerables retos en el funcionamiento ético dentro y fuera de sus instalaciones, pero sin lugar a dudas, la mayor parte incumbe a lo que ocurre dentro del centro de salud. Conforme los desafíos sean superados, la institución formará su propia imagen la cual se proyectará a la sociedad, e influenciará al conjunto de ciudadanos pertenecientes a su localidad. El hospital debe procurar accionar conforme un estilo ético adecuado, que eleve el estándar de calidad de sus servicios, con el fin de fortalecer su imagen y crear la mística que habrá de producir una especie de “alma institucional”, evitando en todo momento sucumbir a las malas prácticas y al desarrollo de tecnologías y/o técnicas que atenten contra el respeto de la persona humana.
  • 8. 4 La existencia de una sociedad con gran diversidad ética, no puede justificar que el hospital, por estar abierto a toda la sociedad, sea amoral, genérico o éticamente inespecífico. El hospital cumple una función muy particular: acude en ayuda del enfermo que le consulta y asiste en los problemas de salud de las personas que lo buscan. Esta función la realiza a través del director médico y sus demás colegas, de la enfermera y del técnico de laboratorio, del técnico de radiología y del vigilante de seguridad, así como del jardinero y el ayudante de limpieza. De tal manera que el hospital socorre como un organismo vivo único, en esencia “como un solo hombre” con una perspectiva propia de la vida. El paciente por ello ya no hablará del individuo que le abrió la puerta de la sala de emergencia, ni del médico que autorizó su egreso al recuperarse, sino de la institución como tal, un conglomerado viviente. Y es por esta razón en particular, que el carácter ético de la institución es trascendental. Puesto que el hospital es una institución al servicio de todos, frente al ya mencionado “politeísmo ético social” de la actualidad, el asumir con responsabilidad una ética hospitalaria puede ser visto como amenaza de armonía social. Sin embargo, es en el hospital donde deben unificarse los criterios éticos frente a la vida humana con una visión amplia, que no sólo involucre al paciente, sino también a los empleados mismos y al resto de la sociedad. En esta tarea destaca la labor de los Comités de Ética Asistencial (CEA), organismos creados a partir del explosivo cuestionamiento ético que se dió tras la Segunda Guerra Mundial y sus abominables consecuencias para el ser humano. A medida que el gremio médico en el primer mundo se expuso a múltiples vulnerabilidades de carácter ético-moral, se dieron espontánemente las condiciones necesarias para la formación, finalmente, de lo que hoy se conoce como CEA. Y hasta la fecha, esta gestación espontánea (nunca impuesta por un gobierno en sus inicios) no ha encontrado mejor sustituto a la hora de enfrentar estos delicados temas. Los CEA, instaurados progresivamente en el primer mundo desde hace ya medio siglo, han venido a solventar la necesidad de definirse frente a los dilemas diarios que enfrenta el hospital como conjunto. En muchos casos, ellos han contribuido al mejoramiento de la imagen del hospital y su influencia en la sociedad a través de la argumentación
  • 9. 5 multidisciplinar de los temas que le competen. Sin embargo, también han sido motivo de enfrentamientos entre intelectuales que debaten sobre su conveniencia o no en la sociedad moderna y sobre la forma en que se debe ejercer la medicina actualmente. A pesar de las críticas a favor o en contra de los CEA, es un hecho que “el hospital” al no entrar en esta dinámica mundial de cambio y adaptación a la sociedad moderna, decide tácitamente, mantener el status quo del sistema en favor de los bajos estándares de calidad humana en la atención de la salud. Tolerar estas condiciones, es aceptar que el estado crónico de enfermedad de los hospitales es natural, sobretodo en Latinoamérica, queriendo creer que no pasa nada anormal en los centros de salud, cuando en realidad es todo lo contrario. Hoy más que nunca, los sistemas de salud se enfrentan a la falta de moral de sus instituciones, pero más aún de sus empleados, que son los que le dan vida a las funciones que desempeñan. Se cae en el peligro de la irresponsabilidad de los actos individuales por medio de la evasiva colectiva que generan políticas centralizadas de salud, que no contemplan los aspectos bioéticos de la medicina. Resulta imposible aceptar que un hospital carezca de carácter moral y en consecuencia de un perfil ético, ya que se asume que todos los individuos la poseen, incluidos los que trabajan en una institución hospitalaria. El problema entonces es, qué tipo de moral es la que impera en los centros asistenciales: ¿Será la de cada empleado, la del director, o la del gobierno de turno? La ausencia de identidad ética hospitalaria es preocupante, ya que en el momento de cuestionar situaciones concretas que generen dilema ético, se suele culpar a individuos de forma puramente retórica, y se evade la posibilidad de asumir o explicar racionalmente la responsabilidad de la institución en el asunto. Es en este contexto, por ejemplo, que aparece el error médico, y cuando sigilosamente llega, lo usual es señalar culpables dentro del nosocomio, antes de asumir la responsabilidad del “conjunto hospitalario” que propicia la situación. Una actitud colectiva de sinceridad, autenticidad, transparencia y respeto a la vida como objetivo primordial debe ser enseñada desde el interior del hospital, sin esperar que sea
  • 10. 6 cada individuo el que decida qué es lo correcto o incorrecto a la hora de ejecutar el acto médico. La presente investigación no es más que la exposición de las experiencias en la promoción, creación y funcionamiento de los CEA, en algunos países de Iberoamérica, con el fin de extrapolar y aplicar el aprendizaje acumulado en los hospitales que los poseen, a la realidad Guatemalteca que tiene sus propios retos y dificultades en la atención de salud pública, y sobre todo, motivar su creación e implementación en todos los centros hospitalarios del sector público.
  • 11. 7 Resumen. La existencia de los Comités de Ética Asistencial (CEA) obedece a un desarrollo espontáneo luego de que la sociedad advierte la necesidad de abordar las implicaciones bioéticas que se producen, ante el abrumador avance bio-tecnológico en el área de la medicina. Desde su aparición, los CEA evolucionaron progresivamente en países desarrollados, primero en Estados Unidos de Norteamérica (1960´s) y luego en Europa (1970´s y 1980´s) hasta que se vieron surgir, mucho más tarde en Latinoamérica, en donde las iniciativas no comenzaron sino hasta la década de 1990. Desde entonces, una menor presencia de propuestas se ha visto, sobretodo, en Centroamérica donde los esfuerzos en relación a su creación han sido mínimos y muy aislados. Con este trabajo se pretende dibujar cuál es la realidad de los CEA en la región hispanoamericana con el fin de argumentar cómo esta experiencia puede aplicarse concretamente en Guatemala. Se discuten sus antecedentes históricos, los motivos para su creación, sus estructuras y funciones, así como los retos existentes para la fundación de los mismos y su relación con los sistemas jurídicos del país. Se pretende despertar en el lector la inquietud para la promoción y creación de CEA en su localidad. Palabras clave: comité de ética asistencial, ética médica, bioética, investigación clínica.
  • 12. 8 I. Marco Conceptual. 1. Tema Propuesta para la creación de Comités de Ética Asistencial en hospitales públicos de Guatemala. 2. Planteamiento del Problema. A lo largo del tiempo, la relación médico-paciente se ha deteriorado a extremos insospechados, después del progresivo decaimiento de los valores en la sociedad1,2 . La asistencia sanitaria se ha alienado, en muchos casos, a conductas y modos de ejercicio clínico que no van acordes con los verdaderos principios y valores del ser médico, desvirtuando los objetivos de la medicina centrada en el paciente y comprometiendo la calidad de los servicios asistenciales. A ello se suma el vacío de diálogo que existe entre medicina y ley –si es que existe la ley- en gran parte de la región latinoamericana3 , sobretodo en Guatemala. Las mesas interdisciplinarias de discusión para los temas de salud son casi inexistentes en los países de la región y la sociedad civil debe enfrentarse a vacíos de ley, importantes para la resolución de dilemas y problemas que surgen en el día a día del quehacer médico y que comprenden específicamente la defensa de la vida y dignidad humanas. Esta realidad, de aparente retraso en el desarrollo de nuestras sociedades, contrasta con la sorprendente invasión de tendencias occidentales en la práctica médica. No es ajeno para el médico contemporáneo el ejercicio de la medicina en un sistema dependiente de grandes corporaciones como aseguradoras médicas, empresas hospitalarias, casas farmacéuticas y cadenas de farmacias, entre otras, que afectan directa o indirectamente la toma de decisiones en el ejercicio de la relación médico-paciente. 1 Abel, Francesc. Historia y Funciones de los Comités de Ética Asistencial. Labor Hospitalaria No. 244. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona. 2 Guía de Creación de Comités de Bioética, UNESCO 2005. SHS/BIO-2005/01. 3 Achío Tacsan, M. El desarrollo de los comités de ética de investigación en Costa Rica y su entorno nacional e internacional. Escuela de Sociología. Universidad de Costa Rica. Octubre 2007.
  • 13. 9 Hoy, están a la orden del día las demandas médicas y el desprestigio de los profesionales involucrados en salud, lo cual demuestra la tremenda vulnerabilidad de los actores del sistema, ya sean de práctica privada o pública. En la medicina institucionalizada, estos problemas crecen exponencialmente comprometiendo la imagen y función de los hospitales, pero sobre todo atentando contra la integridad de los pacientes, razón de ser de los mismos, así como de los médicos, sus principales actores. En este contexto, es claro el vacío legal de parte de los gobiernos y estados1,3 , pero también la falta de interés y trabajo por parte del médico, para crear estructuras que exijan la presencia de un organismo que resuelva los mencionados dilemas, de manera integral, dentro de las instituciones de salud (hospital, centro de investigación o gobierno central), y que permita clarificar, integrar y resolver tanto aspectos científicos como de valores que surgen a diario en la práctica de la medicina, lo cual protegería el ejercicio de la labor médica, y sobre todo, elevaría a un nivel superior la calidad del servicio asistencial. Los comités de ética asistencial (CEA) son órganos consultivos1 que han surgido y evolucionado recientemente, dentro de la estructura sanitaria de algunas sociedades, sobre todo entre las que pertenecen al llamado primer mundo. Están destinados a la resolución de casos donde entran en conflicto valores vitales y valores espirituales. Dado que tienen la función de normativizar conductas o pautas en casos en los que por su frecuencia, conflictividad o gravedad es necesario disponer de un marco de referencia, se han vuelto indispensables en el ejercicio actual de la medicina, tanto desde el punto de vista clínico como investigativo. Dentro de este contexto, es genuino aspirar a que los centros asistenciales de países con grandes vulnerabilidades sociales contemplen a los CEA como pieza fundamental en el buen funcionamiento de los mismos, y de esta manera, se maximicen los recursos para ofrecer a los usuarios un servicio de calidad integral.
  • 14. 10 3. Delimitación del Problema. El problema se plantea estrictamente a nivel institucional público, es decir en el contexto del sistema de salud al que puede acceder la mayor parte de la población. No se pretende cuestionar la existencia actual de los CEA en las instituciones que ya los poseen, sino aportar una “imagen” general de lo que ha ocurrido en otras latitudes, para que los interesados en el tema tengan un recurso de revisión básica, a la hora de fomentar la creación de estos comités en distintos hospitales. El solo hecho de que existan CEA en algunos lugares ya es ganancia, si se sopesan previamente los fines y directrices bajo los cuales se han instituido. Es importante aclarar que no es objetivo de esta revisión recomendar un modelo de CEA para que sea ejecutado en toda la red de hospitales públicos. Se busca describir lo que está sucediendo actualmente en otros países con realidades similares, argumentar sobre la aplicación de algunos aspectos y concluir generalidades sobre cómo adaptar estas experiencias a la realidad local en la promoción, creación y buen funcionamiento de los CEA en hospitales públicos de Guatemala y en el resto de la región centroamericana. Estos hospitales, a pesar de pertenecer al mismo ente regulativo gubernamental, poseen características especiales, que los hacen diferentes a los demás, puesto que no es lo mismo el funcionamiento de un CEA en un hospital de segundo nivel, que en uno de tercer nivel, cuyo alcance e influencia son mayores. La idea primordial es promocionar el concepto de “necesidad” de estas estructuras como complemento fundamental de la práctica clínica en la medicina moderna. Procurar vencer ideas y prejuicios no fundamentados sobre lo que es bioética, ética médica, ley y moral, entre otros conceptos, mal interpretados muchos de ellos, por los mismos profesionales de la salud. Una de las mejores maneras de hacerlo es desde el interior de la estructura donde se realiza el ejercicio médico, a pesar de que es ahí, en el mismo hospital, donde se encuentran los más aferrados adversarios de los CEA, que no son más que los médicos escépticos que no ven en ellos un recurso de apoyo sino una amenaza1,2,4 , 4 Gramelspacher, Gregory P. Institutional Ethics Commitees and Case Consultation: Is there a role? Issues in Law and Medicine 1991; 7:73-91. http://findarticles.com/p/articles/mi_m6875/is_n1_7/ai_n25021106/?tag=content;col1
  • 15. 11 amenaza ante la cual el médico tiene mucho que perder en cuanto a poder político y económico, autonomía en la toma de decisiones y deterioro en su relación con los pacientes4 . Los escépticos también argumentan que las decisiones clínicas trascendentales, cambiarán de “la cabecera del lecho del paciente a la sala de conferencias”4 . Estas críticas, nacidas de la ignorancia y el temor de las causas fundamentales, unidas a las diferencias en la “jerarquización de valores”1 se convierten en las principales barreras a vencer, para lograr la creación de estos comités. El reto se encuentra dentro del mismo gremio médico. Los muros de ideas a vencer están en el lugar de trabajo de los médicos, en el hospital. Conseguir la aceptación de la idea de que los CEA deben instaurarse en todos los hospitales en beneficio de los profesionales de la salud, es la tarea, y sólo podrá lograrse venciendo los obstáculos impuestos por los mismos miembros del sector salud, ayudando a esclarecer la verdadera función y alcance de los mismos. 4. Justificación. La instauración de los CEA cuenta con la resistencia e incluso oposición de médicos por considerarlos inútiles o por el temor a que se conviertan en meros instrumentos de control al servicio de la administración del hospital1 . Muchos profesionales creen que los comités de ética han llegado a sus lugares de trabajo para disminuir el poder e influencia política y económica del médico, así como para atentar contra su autonomía en la toma de decisiones1 . Esto desvela lo difícil que puede ser promover y crear los CEA dentro de la estructura hospitalaria funcional, y una vez instituidos, proclamar y exigir independencia tanto para sus integrantes como para las decisiones que tomen, punto central para un accionar exitoso. La ausencia de normativas gubernamentales1,3 pero también colegiales (gremio médico por ejemplo) que incluyan la instauración de un CEA en la estructura de los hospitales públicos lleva a la concepción de ideas erróneas sobre cuál es la mejor manera de solventar problemas y dilemas de carácter ético, moral y/o religioso. No existe una ley clara que incluya a los CEA como elemento mínimo necesario para el funcionamiento integral de un hospital.
  • 16. 12 Algunos consideran que más que un CEA, es mejor buscar una “buena asesoría jurídica”1 especializada en temas médico-legales para que cuando se presenten casos delicados pueda abogarse una defensa legítima. Sin embargo, los CEA representan algo más profundo que una mera defensa contra mala praxis o demandas injustificadas de pacientes. Los CEA han surgido según la evolución de la práctica médica con el pasar de los años. Puede decirse que son algo tan antiguo como la consulta médica colegiada, pero también tan recientes como el ejercicio de la medicina en un ambiente multidisciplinario orientado al paciente como protagonista, quien es considerado cada vez más como un actor pleno de autonomía. Ante los argumentos que se presentan a favor o en contra de los CEA, y con el convencimiento de que ellos constituyen organismos necesarios para el ejercicio actual de la medicina institucionalizada, se justifica revisar la situación actual de los CEA en los sistemas de salud de países más organizados con estructuras definidas de acción, para encontrar aplicaciones adaptadas a la realidad local. 5. Objetivos 5.1. Objetivo General. Narrar la experiencia de los CEA en países hispanoamericanos para motivar su creación y mostrar su aplicabilidad en las instituciones hospitalarias de Guatemala. 5.2. Objetivos Específicos. Dado que el estudio se dirige a los hospitales públicos de Guatemala, se persigue: 1) Determinar puntos de referencia para la formación de sus propios Comités de Ética Asistencial (CEA). 2) Señalar su importancia. 3) Describir las distintas funciones que pueden desempeñar.
  • 17. 13 4) Exponer los retos potenciales para su creación y funcionamiento, en base a las experiencias de otros países. 5) Proponer una posible estructura de CEA para ser implementada, conforme a la realidad guatemalteca.
  • 18. 14 II. Marco Teórico. Generalidades y Contexto Histórico. La necesidad real de plantearse la dimensión moral de los avances científicos y tecnológicos en beneficio de la salud pública ha sido motivo en muchas partes del mundo para la creación de distintos tipos de comité de bioética2 . En el último medio siglo, el crecimiento científico-tecnológico, así como los conocimientos adquiridos en el campo de la Biología, Medicina y Biotecnología ha sido tan impresionante que la mayoría de países desarrollados han visto la necesidad de establecer un punto de referencia crítico y un sistema de valores que les permitan juzgar cada descubrimiento biológico, molecular, genético o biotecnológico conforme se van desarrollando y se insertan en los impresionantes dominios de las ciencias de la vida y las ciencias de la salud1,2 . Este cambio en la perspectiva del desarrollo tecnológico y su aplicación para beneficio de la humanidad, cobró auge tras la Segunda Guerra Mundial en el marco de la creación y divulgación del Código de Nuremberg (1947)2 , el cual fue reforzado con la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Fue entonces, cuando se dio un gran impulso para reconocer el consentimiento informado, como herramienta fundamental en el manejo de pacientes y/o sujetos de investigación. Se buscaba imprimir en papel los derechos de las personas en su calidad de pacientes, frente a los servicios de salud y/o investigaciones biomédicas, luego de las atrocidades reveladas al final de la Segunda Guerra Mundial. Así mismo, se iniciaron las convenciones mundiales y se empezaron a formular declaraciones de carácter internacional, con el fin de proteger a la humanidad y garantizar que la cosecha de beneficios, fruto de los avances biotecnológicos, se aplicara en los pacientes, respetando sus derechos. Recientemente, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997) y la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos
  • 19. 15 (2003)2 , han fortalecido la visión crítica que se debe tener acerca del avance abrupto de las tecnologías. En los últimos cuarenta años, varios Estados han sido testigos de una modificación radical en las actitudes y comportamientos de su población, incluyendo a pacientes y sujetos voluntarios de investigación. Hoy se observa una actitud activa de los pacientes y los participantes en investigaciones, en contraste con la actitud pasiva que había sido el estándar entre generaciones previas2 . Esta constante reflexión sobre cuestiones bioéticas planteadas por los avances surgidos en el vasto espectro de las ciencias biológicas y las distintas biotecnologías estimuló progresivamente la implementación de mecanismos formales para resolver problemas éticamente complejos o de gran carga moral, surgidos de la acelerada y cambiante dinámica biotecnológica. En cuestión de una o dos décadas, los gobiernos y entes reguladores se dieron cuenta de que los códigos y las declaraciones por sí mismos eran letra muerta y que se necesitaba de alguna institución local o regional que asumiera la defensa de la persona humana en el contexto del avance científico-tecnológico y sobre todo, a la hora de aplicar estos conocimientos en la formulación, aplicación y supervisión de políticas públicas y locales. Se pretendía con ello mejorar los beneficios de la ciencia y la tecnología en la sociedad y finalmente mejorar la atención dispensada al paciente. En conclusión se puede decir que la Bioética se originó a mediados del siglo XX en los países industrializados2 , buscando complementar la ética profesional de los médicos y el resto de profesionales de la salud aportando una ética clínica o una ética aplicada2 que abordara los aspectos prácticos de las profesiones en el sector salud. Surgimiento de los Comités de Ética. La necesidad de regular y proteger al ser humano del avance biotecnológico, estimuló la participación y cooperación de distintos personajes influyentes que suscitaron la discusión respecto a temas relacionados con la Bioética. La Declaración Universal de Derechos Humanos, había afirmado que era necesario proteger “la dignidad y el valor de la persona humana… para todos los pueblos y
  • 20. 16 naciones”, poniendo de relieve la responsabilidad ética de los científicos, los médicos y el resto de los profesionales de la salud. A nivel mundial empezaron a surgir acontecimientos que intensificaron la necesidad de buscar mecanismos que orientaran el buen proceder de estos profesionales. Alrededor de la década de 1960 se constituyó en Seattle el primer comité de ética que fue conocido como “Comité de la Vida y de la Muerte” cuya finalidad era seleccionar a los pacientes que podrían tener acceso a terapia de hemodiálisis5 . Después de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos ocurrieron sucesos que ponían en entredicho la ética profesional de los médicos. El Congreso Norteamericano ordenó que se reuniera un comité de expertos en ética para estudiar estas cuestiones, originando el denominado “Informe Belmont”1,6 , en el que se determinaron las exigencias irrenunciables con las que debe cumplir toda investigación que se lleve a cabo en seres humanos. Para asegurar su cumplimiento, se sugirió la creación de los comités de ética de investigación clínica. Fue a causa de ello que en Estados Unidos precisamente, surgió la primera legislación formal para la creación de comités de ética asistencial (mediados de la década de 1970´s7 ). La progresiva tecnificación de la medicina originó situaciones de conflicto que fueron llevadas ante los tribunales de justicia norteamericanos, revelando actuaciones médicas con diversidad de intereses entre pacientes, profesionales e instituciones. En alguno de estos casos se aconsejó organizar comités de ética en cada institución sanitaria, para que fueran resueltos los conflictos que se presentaban y no se llegara a tribunales. El resultado inmediato fue la proliferación de los comités de ética asistencial (CEA)6 . Rápidamente en la década de 1970, estos llegaron a Europa, primeramente a Barcelona (Hospital Sant Joan de Deu), desde donde se incentivó en 1993 la primera legislación reguladora para la creación de los CEA en toda España7 . 5 Rodríguez Quereilha, Arie. Bioética médica: de las declaraciones y los proyectos a un estatuto académico y una realidad clínica. Rev Med Uruguay 2006; 22: 3-5 Vol. 22 Nº 1 Marzo 2006. 6 Vidal-Bota J, Sarrias X, Ros S F. ¿Están siendo útiles los Comités de Ética Asistencial? Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB). Cuad. Bioét. XVII, 2006/3ª 7 Urbiola Marcilla, E. El Comité de Ética Asistencial del Hospital Virgen del Camino. Nuestra Experiencia (1997-2000). Cuad. Bioét. XVI, 2005/2ª
  • 21. 17 De manera casi espontánea, los interesados en estos temas fueron creando agrupaciones que con el tiempo tomaron la forma de un verdadero “Comité”, integrado por un presidente y varios colaboradores que perseguían un mismo fin. El término “comité de ética” denotó desde el principio un grupo de individuos que se reunieran para abordar cuestiones no sólo factuales, sino también de carácter profundamente normativo2 . Así pues los comités de ética nacieron con el fin de canalizar los conocimientos nuevos para que redundaran en beneficio no sólo de las personas (pacientes y sujetos sanos que acceden a participar en investigación con humanos), sino también de las sociedades en su conjunto2,7 . A medida que han surgido distintas instituciones involucradas con el sector salud, los Comités de Ética han ido recibiendo distintos nombres, sin embargo, independientemente del sector al que van dirigidos, los Comités de Ética (Bioética) se encargan de abordar sistemáticamente la dimensión ética de las ciencias de la salud, las ciencias biológicas y las políticas públicas de salud, que surgen en atención a las innovaciones tecnológicas. En esta línea, se ha descrito claramente que la disciplina de la Bioética, surgida en la década de 1970 ha reducido su espacio e influencia a lo que en realidad era solamente una parte de ella: la bioética clínica8 . Tradicionalmente se ha estimulado la participación espontánea de personas interesadas en estos temas, de tal manera que los comités fueron conformados por representantes de distintos sectores de la sociedad, profesionales en distintas ramas y en general por diversos expertos, lo que les ha brindado carácter multidisciplinario a la hora de adoptar resoluciones y conclusiones. Los comités nacidos espontáneamente, se han convertido hoy en verdaderas plataformas en las que se establece un equilibrio entre el bien de la ciencia, los derechos humanos y el interés del público. 8 Simón, Pablo. Ética de las organizaciones sanitarias. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
  • 22. 18 Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética. Las alternativas poco agradables de los dilemas éticos, que exigen emitir una conclusión, obligan a los comités a estar en permanente reflexión, debate y acción. En décadas recientes, la reflexión filosófica se ha ocupado con frecuencia de las prácticas cotidianas, sobre todo en el ámbito de la atención médica y los centros que la dispensan, de tal modo que la propia Bioética cotidiana, práctica o aplicada, se ha convertido en sí misma en sujeto de estudio por parte de los filósofos2 . Los filósofos o especialistas en Bioética, suelen hacer constar que parten de intereses comunes y comparten un mismo discurso. A pesar de las distintas doctrinas que cada uno pudo haber recibido, el fin común los coloca en una labor compartida donde lo que ha imperado generalmente es la dignidad y autonomía del ser humano. Los comités de Bioética analizan estos problemas éticos con una sutileza que dota a su labor de mucha mayor utilidad. Su procedimiento de trabajo es el diálogo interdisciplinar1,9 . Ellos han demostrado que cuando se trabaja en equipo, pueden superarse las limitaciones que se encontrarían al trabajar individualmente y desde una perspectiva personal (como puros filósofos por ejemplo). Además de su carácter colectivo y multidisciplinario, muestran otra cualidad que les brinda mayor funcionalidad, y ello se fundamenta en el hecho que las personas suelen confiar más en la experiencia de los expertos en algún tema dentro de un entorno y cultura propios. Los expertos en Bioética no pretenden dar una respuesta única y correcta a cualquier enigma moral que se les presente, simplemente tratan de resolverlos y desde una óptica normativa examinan no sólo la propia conducta (la de sus integrantes), sino también la de los demás. Sus tomas de decisión son por consenso ético y no simplemente estratégico, a fin de que posean solidez moral9 . 9 David Gidi, R. Importancia de los Comités de ética en las Instituciones Hospitalarias. Bioetimed. Boletín de bioética y deontología médica. Guatemala.
  • 23. 19 En los hospitales donde no existen Comités de Ética, el equipo de médicos y enfermeras pueden encontrarse solos a la hora de tomar decisiones difíciles y siempre bajo la amenaza de denuncias y demandas judiciales7 , lo que favorece el hecho, no beneficioso, de llevar los casos a instancias legales superiores: el recurso legal es frecuentemente insatisfactorio porque los tribunales tienen “escasa experiencia médica, pueden imponer sus propios valores o adoptar decisiones inadecuadas, conllevan demasiado tiempo, tienen elevados costes y quebrantan necesariamente la confidencialidad”7 . Por ello, algunos han llegado a afirmar que “cuanto menos se legisle el acto médico es mejor”1 y que los comités de ética “pueden contribuir a clarificar para los médicos y para los jueces a lex artis de cada especialidad”1 . Se especifican además, como justificaciones para la creación de los Comités de Ética que, dada la complejidad de los problemas bioéticos que tratan (son difíciles de entender y abordar), las agrupaciones están obligadas a ofrecer perspectivas y opciones múltiples (no recomendaciones individuales), favoreciendo la protección y buena imagen de las instituciones que los establecen (hospitales, centros de investigación, etc.). Además, su carácter multidisciplinario incrementa las oportunidades de que su orientación sea acertada, permiten una creciente autonomía del paciente y grandes debates con opiniones individuales encontradas. En el mismo sentido, los retos de carácter económico y los dilemas religiosos que se ponen en juego, sin las discusión profesional y respetuosa dentro de los comités, serían causa de graves conflictos. Se puede decir en conclusión y con propiedad, que los Comités de Ética son el patrón en el cual gozan de una asiduidad coherente la Bioética clínica, la discusión bioética y la moralidad de las decisiones9 . Críticas a la existencia de los Comités de Ética. - Los valores que imperan en los países desarrollados suelen contrastar en forma aguda, con los que imperan en los países en desarrollo, por ello se ha advertido respecto de los peligros de la expansión transcultural de la Bioética, que pueden generar una nueva modalidad de imperialismo intelectual2 alentado por los conocimientos especializados y los recursos más abundantes de los países desarrollados.
  • 24. 20 Es importante subrayar que la globalización no ha pasado por alto la salud y que la atención en salud se ha convertido en una labor de proporciones mundiales, lo cual la ha vuelto aún más compleja. - Es fácil que los investigadores y los profesionales de la salud malinterpreten los objetivos y las funciones de los Comités de Bioética, y que les parezcan una especie de ente controlador sobre su práctica profesional (“la policía ética”10 ). Muchos investigadores y profesionales de la salud se ponen escépticos y ponen resistencia a las recomendaciones de los comités de ética2 . Sin embargo, aunque es posible que se considere como amenaza un comité que adopta dogmáticamente decisiones y las impone a los pacientes o profesionales, un comité plural, que surge de la amplia discusión de ideas, no puede ser catalogado como de carácter dogmático o irracional, puesto que puede ser que en él se manifieste un carácter de consenso y armonía en relación a los distintos puntos de vista. - Además, los críticos adversos a los Comités de Ética, han dejado de apreciar el hecho que los Comités de Bioética son mucho más efectivos que los tribunales y otras instancias de carácter jurídico, cuya intervención puede traer consecuencias graves para aquellos profesionales que cometieran algún error, y que los reglamentos y normas recomendados por los Comités de Ética son de fácil cumplimiento, sin implicar en ningún momento “juicios sobre ética profesional o sobre conducta de pacientes o usuarios”7 , ya que no tiene capacidad de “imponer sanciones”7 , y además éste no es su fin. Algunos oponentes a los Comités de Ética objetan que dentro de ellos, se diluye la responsabilidad de las decisiones hasta el punto de que los miembros no se sienten responsables a título personal de las resoluciones a que se llegue. Con este argumento, se contradice el carácter plural y consensuado ya mencionado, el cual persigue todo comité de ética. 10 De Santiago, G. Los comités de ética asistencial infrautilizados. Diario Médico, 24 de enero 2008.
  • 25. 21 Pueden sobrar las ocasiones en que los comités han cometido errores o insensateces en el “traicionero” terreno10 de la atención médica, pero dado que no existen alternativas perfectas, las ventajas de los comités como agrupaciones de expertos son evidentes2 . Comités de Ética Asistencial (CEA). La actividad profesional del médico se dirige al ser humano enfermo, por ello debe mostrar en todo momento un alto comportamiento moral. La responsabilidad de sanar a otro le exige una conducta excelente e integral. Sin embargo dado que en ocasiones los problemas que se plantea son muy complejos, el médico de hoy necesita conocer de la Ética tanto a nivel general como específico. Ésta es la única forma de encontrar solución a los dilemas de sus pacientes y conducirse con profesionalidad en el ejercicio de sus labores. Como ya se mencionó, para facilitar la resolución de la infinidad de dilemas bioéticos, a mediados del siglo XX surgen los primeros Comités de Ética que ayudaron en cada caso a tomar la decisión más adecuada y evitaron conflictos entre las distintas instancias involucradas. Los CEA surgieron para liderar la política hospitalaria de respeto de los derechos humanos11 . Específicamente en el área hospitalaria-asistencial, así como en otros grandes rubros, los comités de ética fueron recibiendo distintos nombres: Comités de Ética Médica, Comités de Ética Hospitalaria, Comités de Ética Asistencial, entre otros. De forma general se pueden describir dos grandes tipos de Comités de Ética: los de investigación clínica (CEIC) y los de ética asistencial (CEA). Los primeros pretenden asegurar el nivel científico y ético de los ensayos clínicos, importancia y utilidad que parece estar suficientemente demostrada, pero en el caso de los CEA, aún existen dudas en cuanto a su utilidad e importancia, pues aunque fueron acogidos con euforia, actualmente se encuentran lejos de satisfacer las necesidades para los que fueron creados6 . 11 Méndez Sardina, G. La dimensión deontológica de la relación médico –paciente y los comités de ética asistencial. http://www.monografías.com. Septiembre 2008.
  • 26. 22 Como se describió anteriormente, Estados Unidos fue el primer país en declarar la necesidad formal de los CEA en las instituciones hospitalarias, con el fin de evitar que situaciones engorrosas y solventables profesionalmente (vía extrajudicial) fueran llevadas a los tribunales. El avance de la tecnología había modificado progresiva y sustancialmente la tradicional forma de entender la profesión médica y había ido deteriorando la relación médico paciente11 . Debido a ello, para el año 2000 ya el 95 por ciento de los hospitales del país norteamericano ofrecían asesoría ética o se encontraban en vías de crearla10 . En Europa los comités surgieron mucho más tarde que en Estados Unidos, y España fue uno de los primeros países europeos que los albergaron, aunque en su inicio no fueron más que iniciativas esporádicas surgidas por algún profesional que había vivido la experiencia americana y que al regresar a España, intentaba trasladarlo6,7 . No fue sino hasta los años noventa cuando los CEA se consolidaron y multiplicaron provocando que algunos hospitales empezaran a agruparse para disponer inicialmente de un único Comité de Ética que se ocupara de vigilar el correcto desarrollo de ensayos clínicos y de mejorar la asistencia del centro asistencial desde el punto de vista ético. Más tarde, a medida que la investigación clínica se volvió más sofisticada, surgieron comités diferentes para cada una de las funciones (CEIC y CEA). Actualmente los motivos que impulsan la creación de estos comités de ética no son tan espontáneos y nobles como lo fueron originalmente. Muchos hospitales han constituido su Comité Ético Asistencial con el fin único de cumplir con la exigencias de instituciones como la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations, que determinan y certifican la calidad de las instituciones sanitarias, si se cumple con el requisito, motivación muy diferente a aquella que favoreciera el nacimiento de los CEA en Norteamérica. Tan cruda es esta realidad que recientemente, un estudio de The American Journal of Bioethics, reveló que, en general, estos hospitales se ocupan sólo en promedio de tres casos cada año. Además, concluyó que menos de la mitad de los asesores cuentan con formación bioética y sólo uno de cada 20 dispone de una certificación o una diplomatura o licenciatura10 .
  • 27. 23 Estructura y funciones de los CEA. En la actualidad no existe un prototipo único de conformación de los Comités de Ética Asistencial (CEA)9 . El equipo debe tener siempre un carácter multidisciplinar, con miembros que posean distintas aptitudes pero objetivos comunes, de tal manera que es preciso determinar sobre todo las funciones asignadas al CEA9 . En términos generales, a los CEA se le designan 3 funciones principales1,2,7 : a) La elaboración de procedimientos y guías institucionales. b) El asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias. c) La educación continua en relación a temas de ética. Algunos autores señalan que el beneficio funcional que en la actualidad están reportando los CEA a los pacientes, a los profesionales o a la propia institución es difícil de determinar6 , siendo únicamente anecdóticos los reportes de sus beneficios4 . Sin embargo, es indudable lo constructivo que resulta para los propios miembros del comité en términos de educación bioética. El análisis de la diversidad existente en la estructura de los CEA permite distinguir en su raíz dos concepciones diversas respecto de lo que deberían ser los comités6 . 1) Comités formados por personas con especial competencia ética médica, con miembros mayoritariamente médicos, enfermeras y personal paramédico, junto a un especialista en ética y la colaboración de un experto legal, no obligatorio. 2) Comités formados por un grupo de personas no especializadas en medicina, quienes puedan cuestionar desde fuera temas médicos conflictivos (filósofos, sociólogos, expertos legales, psicoanalistas, etc.), los cuales actuarían como representantes públicos (civiles). La prioridad absoluta del CEA es la asistencia óptima de los pacientes, intentando mejorar sus cuidados y procurando la consecución de los mejores resultados respecto al cuidado de la salud. Para ello es preciso que los miembros del CEA reflejen en su conducta personal y profesional una excelencia ética propia de los CEA.
  • 28. 24 No se puede pasar por alto la labor de órgano consultor de los CEA, para lo cual las recomendaciones del comité son únicamente sugerencias cualificadas, ya que el consultante será quien deba tomar la decisión final. Corresponde al CEA vigilar que en la institución se cumpla el código ético elaborado por el mismo comité y se respeten en ella los derechos fundamentales de pacientes, empleados y profesionales. Desde esta perspectiva, el comité realiza una función de conciencia moral del centro asistencial2 . Algunos expertos señalan que el Comité Ético Asistencial se propone como instancia de vigilancia y garantía del respeto a los derechos de los pacientes por parte de las autoridades, sin embargo, esta posibilidad parece lejana puesto que los CEA no poseen autoridad definitiva6 sino que, actúan más bien como instancias consultoras y no como centros de decisión. En esta línea, Méndez Sardina expone que los CEA “no han llegado para prohibir, poner reglas, normas o límites, ni para reglamentar o legalizar, sino más bien para respetar la pluralidad”7,11 , propia de la sociedad actual. Función importante de los CEA también, que cabe dentro del ya mencionado asesoramiento en la toma de decisiones médico-hospitalarias, es la de procurar una distribución equitativa de los recursos de atención médica2 que son casi siempre escasos, en sintonía con los factores sociales, culturales y religiosos locales. La función educativa, tal vez es la más importante y la más compleja de sus tareas. Se debe desarrollar en el seno del hospital, mediante la introducción de valores al proceso de toma de decisión como algo natural, la toma de conciencia sobre los derechos humanos del paciente y del médico, y la modificación de actitudes en la práctica, las cuales no constituyen tareas fáciles. Por lo tanto no puede lograrse sólo a través de acciones educativas11 , sino a través de la puesta en práctica de estas acciones en forma progresiva y protocolaria, asi como también mediante la ejecución de “investigación sobre Bioética en el seno del centro”2 , previo reconocimiento de que investigar, es otra forma de promover la educación. Hay literatura que recomienda la conformación del CEA por 10 o 20 miembros procedentes de diferentes colectivos profesionales, en su mayoría médicos y
  • 29. 25 enfermeras6,7 , otros sugieren no más de cinco7 . Distintos autores reportan que el promedio en cuanto al número integrantes va desde los 5 hasta los 25 miembros1,2 conforme lo requiera la complejidad de la institución hospitalaria a la que pertenecen. Se opina también que entre menos miembros, se corre el riesgo de no representar debidamente a todas las partes interesadas2 y que el buen funcionamiento del CEA depende en gran medida del Presidente que lo dirija, por lo que este puesto debe corresponder a una persona con habilidad para facilitar la conversación y el diálogo entre el resto de miembros procurando una deliberación cordial, mas nunca debe forzar los consensos2 , so pena de crear descontento en el grupo. Los médicos deben ser siempre los protagonistas de una decisión en el contexto clínico, puesto que tienen relación directa con la praxis clínica, pero también la participación de las enfermeras es crucial, puesto que son las que comparten más tiempo con el paciente. En cuanto a la inclusión de personas que no tienen relación con la práctica clínica, puede ser importante ya que ellos podrán aportar una visión más holística e integral para tomar decisiones en las distintas situaciones planteadas9 . Se señala que una proporción equitativa de integrantes puede ser “un tercio de médicos, un tercio de enfermeras y un tercio de otras personas, entre los que puede haber un especialista de Ética, un capellán (miembro del clero), un asistente social, un abogado, un representante de la comunidad y un psicólogo”1,2 . En este sentido, algunos autores han planteado que hay decisiones que ya no son competencia del médico solamente, sino también del paciente, de su familia, de la institución y de la sociedad en su conjunto11 . En cuanto a la admisión como miembro de un CEA, éste debe solicitarse a las autoridades de la institución o del mismo CEA, las cuales procederían a verificar su acreditación, interés y competencia por medio del currículum profesional y las entrevistas pertinentes. También podrán incorporarse nuevos miembros mediante la invitación expresa del presidente, quien debe considerar la competencia, perfil e interés en Bioética del postulante propuesto2 .
  • 30. 26 Las sesiones del comité quedan a libre elección de los miembros del mismo. Cuando son muchos los integrantes, en algunos casos se ha recurrido a la creación de subcomités, que según sus funciones se reúnen más frecuentemente, para luego realizar sesiones generales donde se expondrán las actividades desarrolladas2 . Esta flexibilidad en el funcionamiento de los CEA se refiere a que cada comité se adapta a la realidad local, pero, una vez integrado el CEA, los miembros no podrán actuar a libre criterio. El CEA idealmente, debe desarrollar un reglamento interno en el que se contemplen todos estos detalles de su labor como comité1,2 . A pesar de que sus miembros son voluntarios2 , cada uno de ellos deberá actuar con responsabilidad en favor de los objetivos para los que se creó el CEA. En cuanto al financiamiento del comité, es frecuente que los gastos en los que se incurra sean mínimos2 . Sin embargo, pueden surgir actividades concretas (como la capacitación de empleados del hospital) en las que se deban realizar gastos. Cuando esto suceda, debe buscarse el apoyo de la administración hospitalaria y corresponderá al presidente del comité intervenir en este tipo de iniciativas y otras de índole económico, que a la larga serán beneficiosas para el hospital como institución2 . Dificultades y peligros de los CEA Sucede que cuando se solicita a profesionales de la salud experimentados para que hagan una valoración sobre la función y la utilidad de los CEA, suele percibirse, por parte de ellos, una sensación de vaguedad e indeterminación o quizás algún grado de escepticismo hacia los mismos11 . Entre los factores que podrían influyen para que se manifieste esta visión negativa, habría que considerar6 : - Imprecisión respecto al modelo y los objetivos específicos del comité, los cuales son fundamentales para el adecuado funcionamiento7 . - Ausencia de procedimientos determinados de trabajo que lo conviertan en un organismo operativo.
  • 31. 27 - Debilidad del orquestador del CEA (presidente) y ausencia de liderazgo. - Excesiva obsesión por conseguir unanimidad y consenso en las resoluciones, muchas veces en casos que son imposibles, lo cual le resta agilidad al CEA. - Existencia de autoritarismo por parte del presidente o de algún miembro influyente del CEA. - Insuficiente autocontrol por parte de los miembros, incapaces de evitar caer en discusiones circulares, argumentaciones recurrentes o desviaciones temáticas que se alejen de la agenda. - Escasez de incentivos y recursos10 lo cual contrasta con las considerables exigencias de tiempo y dedicación que la buena marcha del comité precisa. - Escaso nivel de conocimientos éticos o de Bioética pues si no se tienen, resulta muy difícil que se pueda ayudar a resolver correctamente los dilemas éticos de otras personas. - Perspectiva errada que se aparta del hecho de que la principal función del comité radica en ayudar a los pacientes. - Pérdida de la independencia propia del comité, que le convierte en un instrumento con el que instancias superiores buscan justificar sus propios intereses1 . - Usurpación, por el CEA, de la responsabilidad de la decisión última, o por el contrario asignación de la responsabilidad de toma de decisión10 . - Olvido o desconocimiento por parte del comité de sus propios límites de actuación. - Lentitud en los procesos de análisis y en la formulación de recomendaciones10 . - Orgullo del médico a la hora de tener que recurrir a consultar al CEA de su hospital10 . Factor que debería ser totalmente contrario, ya que la brusca ruptura de la autoridad
  • 32. 28 moral del médico sobre el paciente, no sólo obligada por la igualdad jurídicamente impuesta, sino también por la abdicación de la clase médica en el siglo pasado, convierte a los CEA en herramienta necesaria para asumir la nueva cultura en la relación médico- paciente que se deviene11 . - La coacción política e ideológica de los CEA, es también una realidad innegable que debe ser tomada en cuenta, y que específicamente se encuentra ejemplificada en los temas y casos de eugenesia social o de eutanasia activa9 . Creación y función de los CEA Es esencial apoyar la libertad de los ciudadanos, incluyendo la de los mismos miembros del comité, para asistir hacia la defensa de la integridad y dignidad de la persona9 . Ante la posibilidad de que ocurran hechos que lesionan la dignidad de los pacientes y su integridad, se han sugerido criterios abiertos para la creación de los CEA. Entre ellos destaca, inclusive, que se requiera de un número mínimo de camas dentro del hospital (200 camas o más1 ), así como que se analice el tipo de pacientes al que se dedica el hospital (es mejor el funcionamiento y desarrollo en centros materno-infantiles u oncológicos1 ). Para posibilitar su creación, es imprescindible, pero muchas veces se pasa por alto, que dentro del hospital exista un grupo de médicos y enfermeras motivados para dar empuje a una iniciativa tan retadora como esta, la cual supone que luego de conseguir la aprobación de la máxima autoridad médica (o gubernamental respectiva) se pueda crear una “comisión gestora”1 para identificar los problemas que justifiquen la creación del CEA, redactar un reglamento, establecer los documentos de referencia y determinar las características locales con las que debe contar el comité1 . Luego de haber concluido con las tareas señaladas anteriormente, será necesario comunicar a todo el personal del hospital sobre la creación del Comité de Ética Asistencial, e invitar a más personas para que actúen como colaboradores, haciéndose ver que el trabajo dentro del comité será exclusivamente no remunerado1 . El nuevo comité se puede apoyar en alguna persona que haya formado parte de algún CEA y además
  • 33. 29 deberá promover la formación en Bioética, a prontitud, de sus integrantes1 . De tal manera que se logre la “implicación personal”12 de todos los participantes. Los miembros del comité deben velar por su propia independencia1 y a pesar de las presiones: sus referentes deben seguir siendo exclusivamente éticos. El comité no puede atribuirse autoridad para decidir sobre la vida o la muerte del paciente1 . La primera preocupación del CEA debería ser en primer lugar, construirse a sí mismo definiendo claramente su naturaleza, sus objetivos y sus métodos, pero también buscando la acreditación de la autoridad competente y realizando autoevaluaciones periódicas1 . Para merecer la confianza de las personas que forman parte de la institución y de los propios pacientes, el CEA debe presentarse como un grupo de servicio que está constituido por profesionales convencidos de la importancia decisiva de mantener una relación de ayuda continuada y abierta a toda la institución6 . Debe ser, sobretodo, muy cuidadoso de abordar con prudencia cada caso que se le plantea, asegurándose que es verdadera competencia del organismo resolver algún dilema surgido dentro de las labores del hospital, mediante las cuatro preguntas básicas descritas por algunos autores: ¿qué preguntan?, ¿por qué lo preguntan?, ¿para qué lo preguntan’ y ¿es competencia del comité?12 . La realidad regional de los CEA. Existen pocas referencias bibliográficas sobre la conformación de los CEA en la región centroamericana. Los pocos esfuerzos realizados en la investigación del tema de comités de ética se orientan, sobretodo, a los destinados a la investigación científica3 . Y concluyen mayoritariamente que se debe “promover la formación y capacitación en el campo de la Bioética para responder con sentido crítico al proceso”3 de educación y formación en Bioética de la sociedad. 12 Álvarez, Juan C. Comités de ética Asistencial: Problemas Prácticos. Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, número 1835. Diciembre 1993.
  • 34. 30 De forma aislada se han publicado datos de países del resto de Hispanoamérica. Tan crítica es la realidad latinoamericana que hasta 2003 oficialmente no existía ningún “Comité o Instancia Nacional de Ética” en América del Sur13 (región tradicionalmente más desarrollada en estos temas). Esto no quiere decir que la actividad en bioética no se considere importante, ya que en el Programa Regional de Bioética con sede en Chile se ha impartido desde hace 15 años un “Master en Bioética” con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid13 . Además se ofrece también capacitación a través del Programa de Educación Permanente en Bioética de la UNESCO desde 2005, el cual tiene notable influencia en toda la región latinoamericana a través de actividades educativas “on line”14 . Desde 2005, existen programas formales de formación en Bioética a nivel de maestría en Colombia15 , destacando sobretodo la Especialización en Bioética impartida por la Universidad de la Sabana16 . Esfuerzos similares se han realizado desde 2007 en Cuba17 , y desde abril de 2007 se ha dado inicio a la Maestría Internacional en Bioética de la Universidad del Istmo de Guatemala, con el apoyo de la Universidad de Navarra, España18 , con lo que se marcó un nuevo impulso para la región centroamericana en los temas de Bioética. Valen estos ejemplos e iniciativas para mencionar que sí se han realizado esfuerzos importantes en la última década, por parte de instituciones educativas para la sensibilización en cuanto a los temas urgentes que competen a esta ciencia. Los esfuerzos en Latinoamérica contrastan con el poco apoyo e incentivo a nivel gubernamental y sobretodo jurídico para regular la tecnología y medicina en Centroamérica, especialmente, en cuanto a la libre aplicación de conocimientos en los pacientes. La región centroamericana está acostumbrada a servir como “conejillos de 13 Nuñez, Pilar. Comités Nacionales y Supranacionales de Bioética. Hospital Espíritu Santo de Barcelona, España. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003. 14 Programa de Educación Permanente en Bioética. UNESCO. http://www.redbioetica-edu.com.ar/ 15 Universidad de El Bosque, Colombia. http://www.bioeticaunbosque.edu.co/ 16 Universidad de La Sabana, Colombia. http://www.unisabana.edu.co/boletines-electronicos/esp- bioetica/index.htm 17 Universidad de La Habana, Cuba. Universidad Virtual de Salud. http://www.uvs.sld.cu 18 Lara Roche, Carlos. Maestría en Bioética. Blog sobre Bioética y Defensa de la Vida. Agosto 2007. http://carloslararoche.com/blog/2007/08/26/maestria-en-bioetica
  • 35. 31 indias” para la investigación de cualquier avance tecnológico en humanos, sin reparar mucho en las implicaciones globales de esto3,19 . A pesar de ello, en el tema de investigación clínica se han logrado avances importantes en países de la región, con realidades prácticamente iguales20 . Cabe destacar que recientemente Costa Rica suspendió totalmente la investigación clínica en humanos hasta que no se apruebe una ley de investigación clínica a la altura de los países del primer mundo21 . Hay un creciente ánimo para conformar comisiones nacionales de ética en la región22,23 , pero el esfuerzo seguirá siendo aislado si no va acompañado de organismos locales que se encarguen de aplicar en el día a día, los principios de defensa de la vida y dignidad humanas, labor que debe realizarse decididamente, desde los CEA. En la promoción y funcionamiento de los CEA sigue existiendo un profundo vacío de conocimiento, promoción y funcionamiento, puesto que no hay ninguna estructura o marco jurídico que los contemple al menos en Centroamérica, quedando a discreción de cada institución hospitalaria su creación inicial. Fuera del istmo centroamericano, pueden citarse ejemplos concretos como el de México en donde desde 2004 el Instituto Mexicano de Seguridad Social estableció a nivel nacional el programa de institucionalización de la ética clínica24 y se publicó el decreto que adiciona a la Ley General de Salud el artículo que recomienda el establecimiento de los comités hospitalarios de Bioética25 . 19 Moreno Ríos, J., Delgado, S. et al. Descripción de los Comités de ética de Investigación. Panamá. Revista Médico Científica, Vol 19 No. 2, 2006. http://www.revistamedicocientifica.org 20 Oconitrillo Tenorio, José F. La responsabilidad civil derivada de la investigación clínica en los servicios asistenciales de la Caja Costarricense del Seguro Social. Med. leg. Costa Rica Vol. 19 No. 2. Heredia, Septiembre 2002. http://www.scielo.sa.cr 21 Díaz, Luis Edo. Suspenden los estudios clínicos en seres humanos. San José, Costa Rica. Febrero 2010. http://wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/04/pais2249752.html 22 Henk ten, Have. Creación de una Comisión Nacional de Bioética en El Salvador. UNESCO. División de la Ética de la Ciencia y la Tecnología, Agosto 2009. http://www.unesco.org/new/es/social-and- human-sciences/themes/sv/news/el_salvador_establishes_national_bioethics_commission/ 23 Lanzamiento del Comité Guatemalteco de Ética en Salud. Agosto 2009 http://new.paho.org/gut/ 24 Valdez-Martínez E, Bedolla M. Comités de ética clínica en México: su desarrollo en el IMSS. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2007; 45(3):265–8. 25 Estados Unidos Mexicanos, Cámara de Diputados. De la Comisión de Salud, con proyecto de decreto que adiciona el Artículo 41 bis a la Ley General de Salud. Gaceta Parlamentaria 2004 23 de septiembre (1590-I). http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/59 2004/sep/Anexo-I-
  • 36. 32 En Colombia, desde 1991, se promovió en forma de decreto gubernamental, la creación de CEA en todos los hospitales del país26 . Esta resolución contempló la estructura y funcionamiento de los CEA con el fin de “mejorar la atención a los usuarios” (pacientes)26 , integrados por un representante médico (presidente), un representante del personal de enfermería, dos representantes de la comunidad y uno de las comunidades indígenas con influencia en la región. A pesar de este notable esfuerzo, en la práctica, el funcionamiento de los mismos fue criticado en varios aspectos y en algunos casos se abandonó el fervor con el que iniciaron. El caso de México específicamente, muestra claramente que la iniciativa central produjo inevitablemente que los integrantes de los CEA fueran muchas veces los mismos directivos del hospital, lo cual no es recomendable porque provoca un sesgo claro en la toma de decisiones y en la protección de las poblaciones más vulnerables27 . Quedó nuevamente, por ello, a discreción de instituciones autónomas la reactivación de los CEA. La Universidad de la Sabana ha sido un potente generador de iniciativas en pro de la creación los CEA26 , a tal grado que la notable proyección que tienen los CEA colombianos actualmente en la región es indiscutible (probablemente también por el gran retraso del resto de países y más aún si se comparan con Centroamérica). En Colombia consideran que “la proyección de los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales en el contexto nacional e internacional es debida a la integralidad, cohesión y aplicabilidad del enfoque con que se está capacitando y trabajando con el personal de salud y representantes de la comunidad, para realizar una tarea educativa intensa, extensa y profunda, en Ética y Bioética dentro del medio hospitalario”26 . 26 Posada Gonzalez, Nubia. Los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales. (CBCA). Experiencia colombiana. Universidad de la Sabana, Colombia. http://www.provida.es/pensamiento/ Publicaciones /Nubia_Posada.htm 27 Valdez-Martínez, E., Lifshitz-Guinzberg, A., et al. Los comités de ética clínica en México: la ambigua frontera entre la ética asistencial y la ética en investigación clínica. Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 24(2), 2008
  • 37. 33 La ausencia de leyes específicas que protejan o promuevan la creación de CEA en los hospitales de un país, no es obstáculo para que puedan ser creados. Ante estos vacíos de ley, se puede decir que no hay promoción pero tampoco prohibición. Y ésta es la realidad que se describe en Chile, en donde hasta 2006 no había un ordenamiento jurídico específico para tratar casos con carga ética-moral28 . Los chilenos exponen claramente que “Cuando un comité de ética analiza un caso clínico lo hace necesariamente en condiciones de incertidumbre, por cuanto ni en el ámbito de la medicina clínica ni en el de la ética existen certezas absolutas” y que ante “la eventualidad de que las recomendaciones de un CEA lleguen al ámbito judicial, a causa de alguna demanda, se pueden generar situaciones que necesitan su aclaración en cuanto a sus repercusiones”28 . Señalan así mismo que es evidente que las conductas, propuestas y/o posturas de los CEA (y sus miembros) deben estar “necesariamente sujetas a la regulación constitucional y a las restantes normas del orden jurídico chileno al no existir más ordenamiento jurídico ni desarrollo legislativo en esta área”28 . Más adelante mencionan que, en los casos extremos que requieran penalización de algún acto, “sólo quedaría aplicar el Código Penal en referencia a la vida y salud de los ciudadanos, aplicación que cada juez puede entender de diversa manera, a veces sin la debida contextualización histórica y clínica”28 . Así pues, se deja entrever que en Suramérica el papel de los CEA es “una especie de «peritaje» emitido por profesionales cualificados”28 , los cuales deben asumir con responsabilidad profesional el valor de las recomendaciones emitidas. Se plantea que la sociedad se encuentra en una etapa histórica en la que se están acercando los aspectos médicos y jurídicos de una sociedad28 . Se advierte, sin embargo, que debe evitarse “la progresiva judicialización de la Medicina, con sus consecuencias sociales”28 , porque ello verdaderamente puede atentar y amenazar la integridad del médico tal como lo argumentan los críticos4 de los CEA, y en consecuencia, deteriorar la ya dañada relación médico paciente. 28 Azucena Couceiro, Juan P. Los Comités de Ética Asistencial y las repercusiones jurídicas de sus informes. Rev Méd Chile 2006; 134: 517-519.
  • 38. 34 Con lo expuesto anteriormente queda claro, que hasta el momento, no hay un país donde haya sido necesario un marco de ley previo, que justifique la creación de CEA en cualquier hospital. Que la reglamentación burocrática no es imprescindible para la creación de un CEA, pero que sin embargo, esta libertad debe ir ligada a un sentido de responsabilidad profundo en el que se autoexija la disciplina y reglamentación correspondientes2 . De esta manera se percibe que la creación y formación de los CEA depende exclusivamente del esfuerzo que se pueda hacer dentro del gremio médico. Esfuerzo loable, ligado a los principios del profesional de la medicina, ya que los CEA tienen “repercusiones notables y medibles” en la calidad de atención a los pacientes y además en la enseñanza al resto del personal que desconoce de los temas de Bioética2 . No cabe duda que a medida que las iniciativas de ley en Guatemala vayan surgiendo como consecuencia de la exposición mediática de casos controversiales, como empezó a ocurrir en Estados Unidos hace más de 40 años2,4 , la sociedad estará expuesta a incertidumbres que demandarán explicaciones de los protagonistas de estos dilemas, destacando entre ellos los médicos, quienes deberán tener un respaldo profesional, ético y moral en sus argumentos para resolver las dudas de los miembros de la comunidad. El establecimiento de los CEA, independientemente del marco jurídico en el que se encuentre el hospital, constituye de antemano una protección para el paciente pero también para los médicos, enfermeras y demás personal de salud, que pueden estar expuestos a la penalización de sus actos. Los CEA resguardan de responsabilidad jurídica a los centros asistenciales y a las personas que laboran en ellos2 . Este hecho puede ser aún más importante en países como Guatemala o el resto de Centroamérica, en donde no existe una ley específica con conocimiento detallado de las innumerables variables que surgen en los casos médicos.
  • 39. 35 El futuro de los CEA Es indudable que los comités de ética asistencial cumplen una misión de reflexión ética beneficiosa11 . La pregunta obligada sería entonces, si esta función justificaría en el futuro su existencia. La medicina moderna y sus éxitos han introducido un distanciamiento entre el enfermo y su propia vivencia de la enfermedad, ya que se le hace sentir que su cuerpo habla en un lenguaje que él no puede comprender11 , un paradójico contrasentido. El médico se ha convertido en un simple “técnico de la sociedad industrial” y como tal ha empezado a ser tratado por el paciente, lo cual ha provocado que se deshumanice la interacción médico-paciente9 . La dinámica de los conocimientos generados por la ciencia y sus aplicaciones sociales con las respectivas implicaciones económicas condicionan decididamente la cultura de los pueblos29 . Esto puede ser a la vez una ventaja, pero sobretodo un peligro en el que los CEA están obligados a intervenir oportunamente como entidades educativas a medida se den cambios con el pasar de los años. Se enfatiza exageradamente en los fenómenos biológicos, olvidándose del contexto del paciente como persona. Ello ha provocado una creciente demanda de alternativas terapéuticas por parte de las personas que no se sienten acogidas por este enfoque biológico limitado. Con este abanico de alternativas, ha surgido también mucha charlatanería romántica que con facilidad, hace peligrar la seguridad del paciente, que es el fin último de los CEA. La relación médico-paciente actual ha cambiado, desde que el médico era un simple mediador del cosmos (en el principio de la humanidad), pasando por el paternalismo heredado de la filosofía presocrática, hasta nuestros días en donde la relación tiene una 29 Bedate, Carlos A. La bioética y la investigación en el contexto de la biomedicina. Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
  • 40. 36 visión más plural y deliberativa11 , la cual obliga a conservar, también, el orden y respeto entre las partes. Esta visión democrática de participación y consenso11 en los servicios de salud, cambia completamente el paradigma del ser médico. Y crea una vulnerabilidad evidente para la práctica médica, que puede encontrar un auxiliar en la creación de los CEA. Las intervenciones de los CEA pueden abarcar desde los grandes problemas que se plantean en las instituciones hospitalarias, en todos los niveles, hasta los problemas particulares que puedan presentarse en pacientes o con sus familiares. También, pueden apoyar al médico, presentándole un enfoque más allá de los aspectos técnicos de un caso clínico e incluso, ante la distribución de escasos recursos entre gran número de pacientes y la necesidad de conciliar el mejor tratamiento con las cuotas de los servicios de salud11 . Si el CEA es capaz de inspirar confianza y de irradiar eficacia y prestigio, terminará por integrarse adecuadamente en el sistema6 . Pero debe hacerlo con prudencia, ya que en un contexto en el que el médico se encuentra desconcertado y desorientado ante el cambio de escenario que le ha obligado a bajarse de su pedestal11 , surgen roces producto de una actitud defensiva que busca protegerse de todo atentado contra la integridad del mismo médico. Y en este contexto, el CEA puede reflejarse como un riesgo y no como una oportunidad que traiga beneficio.
  • 41. 37 Conclusiones. - La bibliografía existente, respecto de la experiencia de los CEA en los países de Hispanoamérica, sigue mostrándose aún en forma limitada y confirma que, hasta la fecha, no existen estándares definidos y aceptados colectivamente, a nivel internacional, para la organización de CEA en la red hospitalaria de ningún país. Cabe destacar aquí, que la guía elaborada por la UNESCO2 es simplemente una recopilación de bibliografías de autores independientes que no representan el producto surgido de un consenso entre países y organismos dedicados a esta área del conocimiento. Dentro de los países mencionados en esta revisión destacan España, Costa Rica, Colombia y Chile. Sus reportes en cuanto a la experiencia de los CEA son aislados, es decir presentados en forma anecdótica por los involucrados en cada localidad y en base a su experiencia y opinión subjetivas. México se presenta como la excepción. Dentro de su bibliografía se encontró un interesante trabajo de investigación muy bien estructurado publicado en el American Journal of Public Health27 , en el que se realiza una comparación entre el funcionamiento de los comités de ética dedicados a la parte asistencial y los que se dedican a la investigación clínica. - Aunque mucha de la aplicabilidad de estas experiencias extranjeras pasan por el criterio y juicio tanto del autor, como del lector, no cabe duda que son aportaciones valiosas en la promoción y creación de los CEA, sobre todo acá en Guatemala donde las revisiones del tema son muy escasas, salvo excepciones9,18 . - Las publicaciones en Iberoamérica constituyen un referente válido a la hora de documentarse para la conformación de estos comités. Sin sus aportaciones, el desarrollo de las distintas iniciativas en Guatemala sería más dificultoso. Es idóneo contar con publicaciones de CEA locales, sin embargo en esta revisión no fue posible encontrarlas. De cualquier manera, las experiencias narradas, gracias a la
  • 42. 38 bibliografía consultada, constituyen una base importante para la creación de estos organismos en Guatemala. - En cuanto a los referentes legales de los Comités de Ética Asistencial, puede concluirse que la creación de los mismos supera las realidades jurídicas de cada país, puesto que como se expuso a lo largo del marco teórico, las iniciativas para su creación han ido surgiendo de manera espontánea, mucho antes que las regulaciones y decretos de ley que pretenden promoverlos. - Respecto de la importancia de los CEA en los hospitales públicos de Guatemala, vale la pena recordar los múltiples beneficios expuestos en el desarrollo de este trabajo, acerca de la relación médico-paciente, dentro del hospital y sobretodo la mejora en la calidad de atención que reciben los enfermos, aunque ello exija sobreponerse a la innumerable cantidad de críticas en su contra, que se exponen en la actualidad. - Las experiencias internacionales revisadas coinciden en valorar el beneficio que ha traído para cada hospital, y en general para la sociedad, la organización de un CEA. Desde el momento en que el hospital es considerado como un organismo que se dedica a la atención de personas en relación a su bienestar integral de salud, se hace imposible negar que es válida la discusión de las implicaciones bioéticas de su labor. No hay mejor organismo intrahospitalario para realizar esta labor que un CEA. - Para Guatemala, un país con grandes vulnerabilidades en materia de bienestar social, es indudable que la creación de los CEA, puede impulsar y procurar el respeto a la dignidad humana. La nuestra es una sociedad muy lábil a los daños de la modernización y tecnificación, ya que los marcos jurídicos de protección al ciudadano surgen de un proceso altamente burocrático que tarda mucho en ponerse en práctica y muchas veces sin el consenso común entre los diferentes sectores de la sociedad. - Por esta misma razón, podemos afirmar que en los hospitales públicos de Guatemala, los argumentos a favor de la creación de los CEA son muy amplios y
  • 43. 39 que, sin importar el contexto jurídico del país, pero respetando indiscutiblemente la Carta Magna, estos deben ser implementados con urgencia. - Es importante que los CEA se conviertan en herramientas ideales para emprender y recomendar conductas de protección a las personas desde el punto de vista médico-asistencial. Si a ello se le suma el aporte que hacen a la profesión médica como tal, en contra de las demandas que están empezando a sonar con frecuencia en la sociedad guatemalteca. Se puede concluir que, estos organismos constituyen un mecanismo protector en el acto médico bien fundamentado, pues actúan como un organismo consultivo de orden multidisciplinar que en el momento de ser sometido a instancias superiores de ley, pueden actuar como los mejores peritos de la problemática28 . - En cuanto a las posibles funciones de los CEA en Guatemala, es necesario recordar que cada comité debe evaluar la realidad local a la cual pertenece, de tal manera, que pueda priorizar sus acciones a favor de las necesidades más apremiantes en términos de Bioética. Sin embargo, no debe pasar por alto que entre las funciones básicas en las que concuerdan la mayoría de autores destacan: la elaboración de protocolos institucionales de carácter general en lo relacionado al manejo de situaciones con profundo componente ético-moral; el asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias como organismo consultivo para todos los empleados del hospital; y la formación continua en el campo de la Ética para todo el personal hospitalario. - Será luego de garantizar estas tres funciones generales, cuando cada comité habrá de valorar hacia dónde orientar sus esfuerzos en busca de la protección de la vida y dignidad del ser humano, último fin de todo CEA. - De los retos que deben enfrentarse en Guatemala, previo a la creación y funcionamiento de estos comités, no cabe duda que el principal es el del escepticismo médico, especialmente en aquellos profesionales de la salud que todavía ven a los CEA como una amenaza, tema ampliamente discutido en el marco teórico.
  • 44. 40 - La falta de regulaciones jurídicas no ha sido impedimento para la creación de CEA en los países que ya tienen mucha experiencia en este tema, y es más, posterior al desarrollo espontáneo de los CEA en estos países, sus gobiernos han sido motivados a promoverlos de manera centralizada en el sistema de salud, aunque no con muy buenos resultados, como lo demuestran varias experiencias en la región latinoamericana24,25,26,27,28 . - El financiamiento en la creación de estos organismos, como se discutió ya, no debería significar un reto, ya que los CEA actúan de forma voluntaria en cuanto a sus miembros, y cuando se les demandan más funciones es porque las direcciones de los hospitales han reconocido su importancia y por ende les brindarán el apoyo necesario2 . - La estructura y conformación de los CEA en Guatemala, no debiera diferir en mucho, de los distintos ejemplos expuestos en las revisiones regionales. Sin lugar a dudas, el médico debe continuar siendo el protagonista en su conformación1,2,9 y debe apoyarse necesariamente en otros especialistas involucrados en el tema tales como: enfermeras, trabajadores sociales, abogados, miembros del clero, representantes de la comunidad entre otros. Le corresponde a cada comité definir qué tipo de profesional necesita según el contexto en el que habrá de trabajar. En Guatemala, hay una clara influencia multicultural fruto de la riqueza de etnias que le caracteriza, de tal manera que según el área geográfica a la que pertenezca, cada comité podría considerar la incorporación de un representante de estas minorías. - La literatura revisada no describe un modelo específico a seguir y siempre la estructura queda abierta a las necesidades de cada región y localidad. En Guatemala, ello dependerá mucho de los interesados en el tema y de cómo el país puede adoptar las experiencias internacionales con facilidad, sin implicar que ello constituya requisito necesario para la integración de un modelo específico en la creación de sus Comités de Ética Asistencial.
  • 45. 41 Recomendaciones. Sin lugar a dudas el tema es apasionante y despierta muchas inquietudes. Este trabajo no pretende clarificar todos los detalles que implica la existencia de los Comités de Ética Asistencial y es muy probable que queden fuera de la revisión, datos que el lector pueda considerar fundamentales. Es por ello que la principal recomendación después de esta pequeña revisión, es la de documentarse en el tema a profundidad, en la medida que surjan nuevas publicaciones. Este trabajo estrictamente descriptivo, debe servir de estímulo para profundizar en la problemática, sobre todo, de la realidad local, de tal manera que puedan hacerse estudios más complejos que incluyan trabajo de campo para determinar cuáles deberían de ser las variables a considerar para la creación de Comités de Ética Asistencial en Guatemala. Los esfuerzos aislados que existen en algunos hospitales del país, deberían servir para crear iniciativas nacionales sin necesidad de recurrir a legislaciones o instancias gubernamentales. Las instituciones académicas pueden también jugar un papel determinante en la promoción de los CEA a nivel nacional, como lo describe la experiencia colombiana26 . De tal manera que desde el seno de una universidad con Maestría en Bioética, como la Universidad del Istmo, podrían surgir propuestas bien organizadas y fundamentadas para convocar a los hospitales públicos de mayor influencia en el país (que hasta la fecha carezcan de CEA), e invitarles a organizarse para la creación de los mimos. Queda abierta la posibilidad de fomentar iniciativas locales en cada hospital donde existan profesionales interesados en el tema, con el fin de promover cada vez más la presencia de los Comités de Ética Asistencial como organismos indispensables en la actualidad para el buen ejercicio clínico.
  • 46. 42 Bibliografía. 1) Abel, Francesc. Historia y Funciones de los Comités de Ética Asistencial. Labor Hospitalaria No. 244. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona. 2) Guía de Creación de Comités de Bioética, UNESCO 2005. SHS/BIO-2005/01. 3) Achío Tacsan, M. El desarrollo de los comités de ética de investigación en Costa Rica y su entorno nacional e internacional. Escuela de Sociología. Universidad de Costa Rica. Octubre 2007.1 4) Gramelspacher, Gregory P. Institutional Ethics Commitees and Case Consultation: Is ther a role? Issues in Law and Medicine 1991; 7:73-91. http://findarticles.com/p/articles/mi_m6875/is_n1_7/ai_n25021106/?tag=content;col 1 5) Rodríguez Quereilha, Arie. Bioética médica: de las declaraciones y los proyectos a un estatuto académico y una realidad clínica. Rev Med Uruguay 2006; 22: 3-5 Vol. 22 Nº 1 Marzo 2006. 6) Vidal-Bota J, Sarrias X, Ros S F. ¿Están siendo útiles los Comités de Ética Asistencial? Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB). Cuad. Bioét. XVII, 2006/3ª 7) Urbiola Marcilla, E. El Comité de Ética Asistencial del Hospital Virgen del Camino. Nuestra Experiencia (1997-2000). Cuad. Bioét. XVI, 2005/2ª 8) Simón, Pablo. Ética de las organizaciones sanitarias. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003. 9) David Gidi, R. Importancia de los Comités de ética en las Instituciones Hospitalarias. Bioetimed. Boletín de bioética y deontología médica. Guatemala. 10)De Santiago, G. Los comités de ética asistencial infrautilizados. Diario Médico, 24 de enero 2008. 11)Méndez Sardina, G. La dimensión deontológica de la relación médico –paciente y los comités de ética asistencial. http://www.monografías.com. Septiembre 2008. 12)Álvarez, Juan C. Comités de ética Asistencial: Problemas Prácticos. Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, número 1835. Diciembre 1993. 13)Nuñez, Pilar. Comités Nacionales y Supranacionales de Bioética. Hospital Espíritu Santo de Barcelona, España. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.
  • 47. 43 14) Programa de Educación Permanente en Bioética. UNESCO. http://www.redbioetica-edu.com.ar/ 15) Universidad de El Bosque, Colombia. http://www.bioeticaunbosque.edu.co/ 16) Universidad de La Sabana, Colombia. http://www.unisabana.edu.co/boletines- electronicos/esp-bioetica/index.htm 17) Universidad de La Habana, Cuba. Universidad Virtual de Salud. http://www.uvs.sld.cu 18) Lara Roche, Carlos. Maestría en Bioética. Blog sobre Bioética y Defensa de la Vida. Agosto 2007. http://carloslararoche.com/blog/2007/08/26/maestria-en- bioetica 19) Moreno Ríos, J., Delgado, S. et al. Descripción de los Comités de ética de Investigación. Panamá. Revista Médico Científica, Vol 19 No. 2, 2006. http://www.revistamedicocientifica.org 20) Oconitrillo Tenorio, José F. La responsabilidad civil derivada de la investigación clínica en los servicios asistenciales de la Caja Costarricense del Seguro Social. Med. leg. Costa Rica Vol. 19 No. 2. Heredia, Septiembre 2002. http://www.scielo.sa.cr 21) Díaz, Luis Edo. Suspenden los estudios clínicos en seres humanos. San José, Costa Rica. Febrero 2010. http://wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/04/pais2249752.html 22) Henk ten, Have. Creación de una Comisión Nacional de Bioética en El Salvador. UNESCO. División de la Ética de la Ciencia y la Tecnología, Agosto 2009. http://www.unesco.org/new/es/social-and-human- sciences/themes/sv/news/el_salvador_establishes_national_bioethics_commission / 23) Lanzamiento del Comité Guatemalteco de Ética en Salud. Agosto 2009 http://new.paho.org/gut/ 24)Valdez-Martínez E, Bedolla M. Comités de ética clínica en México: su desarrollo en el IMSS. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2007; 45(3):265–8. 25)Estados Unidos Mexicanos, Cámara de Diputados. De la Comisión de Salud, con proyecto de decreto que adiciona el Artículo 41 bis a la Ley General de Salud. Gaceta Parlamentaria 2004 23 de septiembre (1590-I). http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/59 2004/sep/Anexo-I-
  • 48. 44 26)Posada Gonzalez, Nubia. Los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales. (CBCA). Experiencia colombiana. Universidad de la Sabana, Colombia. http://www.provida.es/pensamiento/ Publicaciones /Nubia_Posada.htm 27)Valdez-Martínez, E., Lifshitz-Guinzberg, A., et al. Los comités de ética clínica en México: la ambigua frontera entre la ética asistencial y la ética en investigación clínica. Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 24(2), 2008 28)Azucena Couceiro, Juan P. Los Comités de Ética Asistencial y las repercusiones jurídicas de sus informes. Rev Méd Chile 2006; 134: 517-519. 29)Bedate, Carlos A. La bioética y la investigación en el contexto de la biomedicina. Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Dilemas éticos de la medicina actual- 16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.