El poema expresa la gratitud del autor hacia Dios, a quien busca y alaba por la mañana y durante la noche. El autor encuentra paz y fortaleza en Dios, quien lo libera del temor y la ansiedad. Al despertar, el autor recuerda el sacrificio de Jesucristo al morir en la cruz para redimirlo.

1. 94. Por la mañana
Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré. Salmo 63:1
Con sentimiento

2. 94. Por la mañana 1 de 8
Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré. Salmo 63:1
Con sentimiento
1. Por la mañana yo dirijo mi alabanza
A Dios que ha sido y es mi única
esperanza.
Por la mañana yo le invoco con el alma
Y le suplico que me dé su dulce calma.
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3. 2 de 8
El nos escucha, pues nos ama tanto,
Y nos alivia de cualquier quebranto.
Nos da su mano poderosa y fuerte,
Para librarnos de la misma muerte.

4. 3 de 8
2. Cuando la noche se aproxima,
tenebrosa,
En elevarle mi oración mi alma goza;
Siento su paz inagotable, dulce y grata
Porque temores y ansiedad, Cristo los
mata.
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5. 4 de 8
También elevo mi cantar al cielo
Cuando a la tierra baja negro velo.
El sol se oculta, pero queda Cristo,
A quien mis ojos en el sueño han visto.

6. 5 de 8
3. Brilla su lumbre
bienhechora mientras duermo;
Pone su mano sobre mí si estoy enfermo.
Me fortalece, me alienta con el sueño,
Pues es mi Dios, mi Redentor y él es mi
dueño.
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7. 6 de 8
Y al despertar por la mañana siento
Que Dios invade mi alma y pensamiento;
Veo a Jesús, mi Redentor amado,
Por mi pecado en una cruz clavado.

8. 7 de 8
4. Veo la sangre de sus manos que ha
brotado;
Veo la sangre borbotando en un costado;
Una corona con espinas en su frente,
La multitud escarneciéndole insolente.
Continúa

9. 8 de 8
Pero, ¡qué dicha cuando al cielo sube,
Lleno de gloria en majestuosa nube!
Pero, ¡qué dicha cuando al cielo sube,
Lleno de gloria en majestuosa nube!