2. ALCÁZAR
El Alcázar de Sevilla tiene su origen en la
evolución que la antigua Hispalis romana,
la Spali de tiempo de los godos, experimentó
durante la Edad Media, cuando la ciudad pasó a
denominarse Ixbilia. En el siglo X, en el momento
en que el Califa de Córdoba Abderrahmán III an-
Násir ordenó, en el 913, el levantamiento de un
nuevo recinto, la Dar al-Imara, en el flanco sur de
la ciudad, según los testimonios más fieles. Antes
la sede del poder de la dinastía al-Andalus estuvo
dentro del espacio de la ciudad romana
4. ALCÁZAR
La conquista castellana (reino de castilla) del
territorio en 1248-49 dotó al Real Alcázar de
la condición que permanece hasta nuestros
días: sede de la Corona y ámbito del poder
municipal de la ciudad. A esta estructura
arquitectónica tienen que añadirse los
elementos que dan vida al Real Alcázar de
Sevilla en cada momento: los nuevos usos de
los espacios, los jardines, el agua que aparece
por todos los rincones,
6. ALCÁZAR
Desde comienzos de la Edad Moderna, la
constante vinculación del Alcázar de Sevilla
con la corona de España se constata en
continuas transformaciones del edificio que
intentaron acomodar su interior al gusto de
los nuevos tiempos.
7. Así, se reformó el piso alto del Patio de las
Doncellas, que adquirió una fisonomía
renacentista de gusto italiano. También se
renovaron sus yeserías y se modificaron los arcos
de la galería inferior. Igualmente, se
construyeron a lo largo del siglo XVI espléndidos
artesonados que aún mantenían la estética
mudéjar y que no traicionan al primigenio
espíritu del edificio; entre estos artesonados
destacan especialmente el que cubre el amplio
espacio del Salón de Embajadores.
9. Aportaciones renacentistas enriquecieron el
acerbo artístico del Alcázar sevillano, El
esplendor renacentista brilla también en los
llamados Salones de Carlos V, Los monarcas
Borbones, en el siglo XIX, dejaron también una
fuerte impronta en el Alcázar acomodando
espacios en la planta alta del edificio, donde
antiguas estancias fueron reformadas y realzadas
por decoraciones decimonónicas con tapices,
lámparas de cristal de la Granja, relojes, muebles
y una notable colección de pinturas.
11. Otros recintos del Alcázar tuvieron peor
suerte, como el desdichado proceso de
transformación del delicioso Patio de las
Muñecas, que se encuentra muy modificado
por restauraciones del siglo XIX que hicieron
desaparecer su primitivo encanto. No
obstante, se conservaron las columnas y
capiteles antiguos, que mantienen parte de la
original impronta de dicho patio.