2. Una especie se considera en peligro de extinción, sea vegetal o animal, cuando todos los
miembros vivos de dicho taxón están en peligro de desaparecer. Esto se puede deber tanto a la
depredación directa sobre la especie como a la desaparición de un recurso del cual depende su
vida, tanto por la acción del hombre, debido a cambios en el hábitat, producto de hechos
fortuitos (como desastres naturales) o por cambios graduales del clima.
En la versión 2009 de la Lista Roja de la UICN, se encuentran bajo la categoría. En Peligro 2448
taxones de animales, y 2280 de plantas, a los que se acoplan los encuadrados bajo la categoría.
En peligro crítico, los que comprenden 1665 taxones de animales, y 1575 de plantas.
4. Terminal
Artículo principal: Extinción terminal
Es aquella en que la especie desaparecida no deja ningún tipo de descendencia en ningún lugar, ni con su mismo
ADN ni otro evolucionado. En este grupo se ha encuadrado durante mucho tiempo a los dinosaurios, pero ya
desde los años ochenta se apuntaba la idea de que dichos reptiles, o al menos una parte de los mismos, si puedo
dejar descendencia en las aves. Las extinciones terminales a su vez se dividen en dos:
Extinción masiva
Intensidad de la extinción marina a través del tiempo. El gráfico azul muestra el porcentaje aparente (no el
número absoluto) de los géneros de animales marinos extintos durante un determinado intervalo de tiempo. Se
muestran las ultimas cinco grandes extinciones masivas. (fuente e información de la imagen)
Artículo principal: Extinción masiva
Esta extinción, la más interesante para geólogos y paleontólogos, puede desarrollarse de dos formas: terminando
con el 10% de las especies o más en menos de un año y la que necesita hasta tres millones y medio de años, pero
aniquila a más de la mitad de las especies.
Extinción de fondo
Es la más común y consiste en la desaparición progresiva de una o varias especies a lo largo de cientos o miles de
años hasta no dejar ninguna descendencia. Debido a su lentitud la Naturaleza va reemplazando su nicho
ecológico lentamente y no supone un gran trauma para el sistema. Suele ser por cambios en el medio a los que la
especie no se adapta debido a factores como su excesiva especialización, el caso de los grandes felinos como el
smilodon puede ser un ejemplo. Durante mucho tiempo se pensó que la de los dinosaurios era un caso, pero
actualmente se apunta más a un extinción brusca.
5. Filítica o Pseudoextinción
La extinción de los dinosaurios se la creía terminal, pero desde finales del XX se apunta más a una filítica.
Pueden o no existir descendientes de una especie extinta. Estas especies descendientes o hijas evolucionan desde
su especie padre con la mayor parte de la información genética de esta última, y aunque la especie ascendiente
se extinga, su descendiente puede seguir existiendo. A este hecho también se le llama pseudoextinción.
La demostración de una pseudoextinción es dificultosa, debido a que se requiere evidencia de peso que relacione
los miembros de una especie existente con una preexistente. Por ejemplo, en algunas ocasiones se menciona que
el Hyracotherium, antiguo animal que compartía un ancestro común con el caballo de hoy en día, está
pseudoextinto, debido a que hay varias especies existentes de Equus (el género del caballo), incluyendo a la cebra
y el burro. Sin embargo, debido a que las especies fósiles no dejan material genético, no es posible esclarecer si el
Hyracotherium evolucionó en las especies modernas del caballo, o si simplemente lo hizo desde un ancestro
común con los caballos actuales. En consecuencia, la pseudoextinción suele ser más fácil de demostrar para grupos
taxonómicos grandes.
Para diferenciar la extinción terminal de la extinción filítica (o pseudoextinción) se requiere que ésta se encuentre
claramente definida. Si finalmente se declara extinta, la especie en cuestión deber ser claramente distinguida de
cualquier otra especie ancestro, descendiente o de otras especies relacionadas. La extinción de una especie (o el
reemplazo de ésta por una descendiente) juega un papel clave en la teoría del equilibrio puntuado de Stephen Jay
Gould y Niles Eldredge.
6. Causas
En términos sencillos, cualquier especie que sea incapaz de sobrevivir o reproducirse en su ambiente, y que tampoco
pueda trasladarse a otro ambiente nuevo donde sí sea capaz de realizar estas cosas, muere y se extingue. La extinción de
una especie puede suceder de improviso (por ejemplo, cuando la polución convierte a un hábitat entero inhabitable), o
puede ocurrir gradualmente a través de incluso cientos de millones de años, como puede pasar cuando la especie en
cuestión paulatinamente pierde la competición por el alimento frente a otras especies mejor adaptadas.
La evaluación de la relativa importancia de los factores genéticos en comparación con los ambientales como causa de
extinción ha sido comparada con el debate de innato o adquirido.La cuestión de si las extinciones en el registro fósil han
sido provocadas en su mayoría por catástrofes o por la evolución ha estado sujeta a discusión; por ejemplo, Mark
Newman, el autor de Modeling Extinction, presenta un modelo matemático para las extinciones masivas entre las dos
posiciones.2 Por el contrario, la biología de la conservación usa el modelo de vórtice de extinción para clasificar las
extinciones por sus causas. Cuando se plantea la extinción humana, estas causas se encuentran con los efectos del cambio
climático o un desastre tecnológico, lo que se muestra por ejemplo en el libro Nuestra Hora Final (2003) de Martin Rees.
En la actualidad, grupos ambientalistas y algunos gobiernos se preocupan acerca de las extinciones provocadas por la
propia humanidad, e intentan combatirlas a través de una variedad de programas de conservación.Los seres humanos
pueden provocar la extinción de una especie debido a la sobreexplotación de un ambiente, contaminación, destrucción
del hábitat, la introducción de nuevos predadores o competidores, caza exagerada, entre otras razones. La edición de
2008 de la Lista Roja elaborada por la UICN incluye a 717 taxones de animales y 87 de plantas, bajo la categoría “extinto”
(EX), todas extinciones sucedidas después del año 1500, aunque puede que el número sea una subestimación significativa
de la real cantidad de extinciones.
7. Fenómenos demográficos y genéticos
La genética de poblaciones y los fenómenos demográficos afectan a la evolución, y en
consecuencia el riesgo de extinción de una especie. Las especies con poblaciones pequeñas
suelen ser mucho más vulnerables a la extinción y a estos efectos.
La selección natural actúa propagando los rasgos genéticos beneficiosos para una especie y
eliminando los deficientes. Sin embargo, una mutación deletérea puede propagarse a toda una
población mediante el efecto de la deriva genética.
Un acervo genético diverso entrega a una población una posibilidad más alta de sobrevivir a
cambios adversos en su ambiente. En consecuencia, los efectos que remarcan pérdida de la
variabilidad genética pueden incrementar las posibilidades de extinción de una especie. Los
cuellos de botella pueden reducir dramáticamente la diversidad genética limitando de manera
importante el número de individuos en condiciones de reproducirse y haciendo de la endogamia
un suceso más frecuente. El efecto fundador puede causar una rápida especiación individual, y es
uno de los ejemplos de un cuello de botella.
8. Contaminación genética
Las especies que se han desarrollado histórica y naturalmente en una región específica pueden estar amenazadas en gran
medida debido al proceso de la contaminación genética (por ejemplo, la homogeneización o el reemplazo de los
genotipos locales provocada por una introgresión) que podría ocasionar la introducción de animales o plantas con una
ventaja numérica o de aptitudes. En este caso, especies no nativas pueden dar lugar a la extinción de animales o plantas
nativas debido a su introducción deliberada o a la destrucción de su hábitat, poniendo en contacto a especies que se
encontraban anteriormente aisladas. Este fenómeno puede ser especialmente perjudicial para especies raras que entren
en contacto con otras más abundantes, causando que se crucen y modificando su reserva genética creando híbridos y
conduciendo a la especie nativa original a una extinción completa.
Extinciones como estas no siempre son evidentes a partir de solo observaciones morfológicas (es decir, por la apariencia
externa). Un cierto grado de flujo genético puede ser normal y un proceso evolutivo constructivo, debido a que es
imposible preservar todas las constelaciones de genotipos y genes. Sin embargo, la hibridación con o sin introgresión
puede ser una amenaza a la existencia de especies raras.
La generalización de la contaminación genética también lleva a un debilitamiento del desarrollo natural del acervo
genético específico de la región, causando animales y plantas híbridos más débiles e incapaces de vivir en entornos
naturales cambiantes en el largo plazo, llevándolas finalmente a la extinción.
El acervo genético de una especie o una población es el grupo completo de los alelos únicos que se encuentran al
inspeccionar el material genético de cada miembro vivo de la especie o la población. Un gran acervo genético indica una
alta diversidad genética, que se asocia con poblaciones robustas que pueden sobrevivir a intensivos episodios de
selección. Por el contrario, una baja diversidad genética (véase endogamia y cuello de botella) puede provocar la
reducción de las aptitudes biológicas e incrementar la posibilidad de extinción entre una población reducida de individuos
de una especie pura.
9. Degradación del hábitat
La degradación del hábitat de una especie puede alterar el paisaje adaptativo hasta el punto que esa especie ya no está
en condiciones de sobrevivir y se extinga. Esto puede suceder por efectos directos (como que el entorno se vuelva
tóxico) o indirectos (limitando la capacidad de la especie de competir contra nuevos competidores o por disminuida
cantidad de recursos).
La degradación del hábitat por toxicidad puede matar a una o varias especies rápidamente, a través de la contaminación o
provocándoles esterilidad. Esto también puede suceder en períodos de tiempo más largos con un nivel bajo de toxicidad
continua, afectando su expectativa de vida, su capacidad reproductiva o su competitividad.
Por otro lado, la degradación del hábitat también puede tomar forma con la destrucción física de éste. La amplia
destrucción de la pluvisilva y su reemplazo con terrenos de pastoreo es ampliamente citada como un ejemplo de esto; la
eliminación de densas selvas también destruye la infraestructura de la que muchas especies dependen para sobrevivir.
Por ejemplo, un helecho que dependa de una sombra densa para su protección de la luz solar directa no puede sobrevivir
sin los árboles que le provean esa sombra. Otro ejemplo es la destrucción de los fondos oceánicos provocada por la pesca
de arrastre.
La disminución de los recursos o la introducción de nuevas especies competidoras también puede suelen acompañar a la
degradación del hábitat. El calentamiento global también ha permitido que algunas especies expandan su rango de
distribución, provocando competiciones con otras especies que ocupaban previamente esas áreas. En algunas ocasiones
estos nuevos competidores son predadores y afectan directamente a las especies como presas, mientras que otras veces
toman ventaja en la obtención de recursos frente a especies más vulnerables. Estos recursos vitales incluyen el agua y el
alimento, y suelen estar limitados debido a la misma degradación del hábitat. Todo esto puede finalmente conducir a la
extinción en estado natural o completa de estas especies.
10. Predación, competición y enfermedades
Los seres humanos han trasladado animales y plantas desde un lugar del mundo a otro durante
cientos de años, algunas veces de manera deliberada (por ejemplo, el ganado llevado a varias
islas por los marineros como fuente de alimento) y otras de manera accidental (por ejemplo, las
ratas que se escapaban de los barcos). En la mayoría de los casos, estas introducciones no son
exitosas, pero cuando se establecen como especies invasoras, las consecuencias pueden ser
catastróficas. Las especies invasoras pueden afectar a las endémicas, por ejemplo
depredándolas, compitiendo con ellas, destruyendo o degradando indirectamente su hábitat, o
introduciendo patógenos o parásitos capaces de enfermarlas o matarlas. Las mismas
poblaciones humanas pueden actuar como predadores invasivos. De acuerdo con la “hipótesis
de caza excesiva”, la rápida extinción de la megafauna en áreas como Nueva Zelanda, Australia,
Madagascar o Hawái es resultado de la repentina llegada del ser humano a esos ambientes, con
animales que nunca antes habían entrado en contacto con los primeros y que estaban
completamente inadaptados para sus técnicas de predación.
11. Coextinción
La coextinción se refiere a la pérdida de una especie debido a la extinción de otra. Un ejemplo
sería la desaparición de una especie de parásito en caso de la extinción de su anfitrión. La
coextinción también puede ocurrir cuando una especie pierde sus polinizadores, o a los
predadores de una cadena trófica en caso de la desaparición de sus presas.
12. Calentamiento global
Existe una discusión respecto a como afecta el calentamiento global a largo plazo sobre la
desaparición de distintas especies. Algunos estudios muestran que podría conducir a la extinción
de incluso una cuarta parte de todos los animales y plantas al año 2050.
Se ha dicho que el Hemibelideus lemuroides, que sólo se encuentra en las montañas del norte de
Queensland, en Australia, sería el primer mamífero extinto debido al calentamiento global.La
especie no ha sido vista en tres años y una expedición realizada a principios de 2009 fracasó en
encontrar algún ejemplar.
13. El ser humano en la extinción
Cuando la extinción fue descrita en una lectura realizada por Georges Cuvier en 1796, la idea
parecía amenazante a quienes creían en la cadena de los seres o scala naturae, una posición que
establecía la conexión de los seres vivos con Dios y que no permitía la desaparición de ningún
“eslabón” en esta conexión. En consecuencia, la idea no fue ampliamente aceptada antes del
siglo XIX.
Esto también se sustentaba ya que debido a que en ese entonces, todavía el mundo no estaba
completamente explorado y cartografiado, por lo que los científicos no podían descartar que las
especies que se encontraban solamente en el registro fósil estuvieran “escondidas” en otras
partes inexploradas del planeta. Posteriormente, con la irrupción de la teorías de la Evolución, a
la extinción no se la consideraba problemática porque únicamente terminaba con los animales
torpes, estúpidos y mal adaptados, así se llegó a calificar al dodo. Sería en el siglo XX cuando la
extinción comenzó a considerarse un problema para todo el medio ambiente, incluido el ser
humano al fomentar la proliferación de plagas, reducir la variedad genética y perder organismos
de un gran valor intrínseco por sus cualidades o comportamientos.
14. La posible sexta gran extinción
De acuerdo a una encuesta realizada en 1998 a 400 biólogos por el Museo Americano de
Historia Natural, siete de cada diez creía que se encontraba en las primeras etapas de una
extinción masiva provocada por los seres humanos,conocida como la extinción masiva del
Holoceno.
En la misma encuesta, un 70 % creía que dentro de los próximos treinta años (es decir, cerca del
2028) la quinta parte de todas las especies se extinguiría.40 El biólogo E.O. Wilson estimó en
2002 que, de continuar la actual tasa de destrucción humana de la biosfera, la mitad de todas las
especies que viven en el planeta se extinguirán en 100 años.
Sin embargo, el hecho de que este evento sea algo actual impide ver el problema con la debida
perspectiva histórica, por lo que hay disparidad de opiniones al respecto.
15. Extinciones planificadas
Los seres humanos han trabajado agresivamente por la extinción de muchas especies de virus y
bacterias con el objeto de erradicar distintas enfermedades. Por ejemplo, el virus de la viruela
está esencialmente extinto en estado silvestre, mientras que el que provoca el polio está
confinado a pequeños lugares alrededor del mundo como resultado de los esfuerzos para curar
la enfermedad que produce.
La bióloga Olivia Judson, entre otros científicos, han abogado por la extinción deliberada de
algunas especies específicas, como los mosquitos Anopheles (que transmiten la malaria) y Aedes
(que transmiten el dengue, la fiebre amarilla, la elefantiasis, entre otras enfermedades),
argumentando que su erradicación podría salvar al menos a un millón de personas.Para
concretarlo, plantea la introducción de un elemento genético capaz de introducirse a sí mismo en
otro gen crucial, creando un “gen nocaut” recesivo. La consecuente reducción de la diversidad
genética de la familia Culicidae alcanzaría un 1 %.
16. La lucha contra la extinción
Algunas tecnologías que provocan un mínimo o ningún efecto nocivo probado al Homo sapiens pueden ser devastadores
para la vida silvestre (por ejemplo, el DDT). Algunos gobiernos ven en ocasiones a la pérdida de especies nativas como un
daño a su ecoturismo, por lo que promulgan leyes que sancionan el comercio o la caza de estas especies en un esfuerzo
por prevenir la extinción en estado silvestre. También se crean reservas naturales con el objeto de proveer un hábitat
continuo y estable a las especies amenazadas por la expansión humana. El Convenio sobre la Diversidad Biológica de
1992 resultó en varios planes internacionales de acción, que intentan entregar directrices para la conservación de la
biodiversidad de parte de los distintos gobiernos. Grupos como la Alianza por Cero Extinciones trabajan para educar al
público y presionar a las administraciones para que tomen medidas frente a la amenaza de distintas especies.
En la actualidad, la extinción es un importante tópico de investigación en los campos de la zoología y la biología en
general, y también se ha convertido en tema de preocupación fuera de la comunidad científica. Organizaciones como el
Fondo Mundial para la Naturaleza, fueron creadas con el objeto de preservar a las especies de la extinción. Algunos países
también han intentado evitar la destrucción de hábitats, la sobreexplotación de los suelos, y la polución, mediante la
promulgación de leyes y decretos.
Los recientes avances tecnológicos han alentado la hipótesis de que usando el ADN de una especie extinta esta última se
podría traer “de vuelta a la vida” mediante el proceso de la clonación. Algunos objetivos propuestos para la clonación
incluyen al mamut, el tilacino,el quagga y el dodo.
El concepto, popularizado por la novela y posterior película Jurassic Park, fue puesto a prueba cuando en 2009 nació la
primera cabra bucardo clonada, una subespecie de cabra del pirineo oscense, después de que se extinguiera el año 2000.
El ejemplar falleció unos siete minutos después debido a problemas pulmonares congénitos.