Los dos grupos de jóvenes argentinos, ADAMIT y HAR-EL, llegaron al kibutz Nir-Itzjak en Israel en 1973 y 1974 respectivamente, en medio de la Guerra de Yom Kippur y la caída del gobierno de Allende en Chile. Tres décadas después, a pesar de las guerras e inclemencias políticas y sociales, los miembros de estos grupos siguen comprometidos con los ideales socialistas y de fraternidad entre los pueblos que aprendieron en el movimiento juvenil Hashomer Hatzair,

1. Moshé M. Rozén Nir Itzjak, D.N.Hanegev 85455, Israel
Domingo 18 de Abril de 2004
Y TODAVIA TIENEN PILAS…
Se cumplen, en estos días, treinta años de la llegada a Israel y radicación en
el kibutz Nir-Itzjak del decimotercer Garín (núcleo realizador) del
movimiento juvenil educativo Hashomer Hatzair de Argentina.
En realidad, se trata de dos garinim: ADAMIT, que arribó el 24 de abril de
1973, y HAR-EL, que se sumó a Nir-Itzjak a fines de ese mismo año; eran los
días de la Guerra de Yom-Kippur, que demolía las esperanzas de paz y
diálogo en Oriente Medio; y –en septiembre del setenta y tres- se derrumbó
otro sueño: caía el gobierno de Allende y la Unidad Popular en Chile; o sea:
cono piezas de un fatal domino, se derribaron, de modo casi simultaneo, las
expectativas de un socialismo por vía democrática en América Latina y las
aspiraciones de convencia árabe-israelí …
Duro golpe para jóvenes educados en el Hashomer Hatzair, que aprendieron
su hebreo desde la consigna del matutino del Mapam, Al Hamishmar:
“letzionut, lesotzialism, leajvat amim” – por el Sionismo, el Socialismo y la
Fraternidad entre los pueblos….
El proceso de Aliá e integración a Nir-Itzjak se completó en abril de 1974.
Tres decenios de guerras e inclemencias políticas y sociales, no apagaron la
sed de cambio, el anhelo transformador que el movimiento educativo
sembró en los Garinim: quiza no declaman su pasión revolucionaria como
en aquellos tiempos de utopia adolescente, pero, pese a las canas, siguen
en la brecha del Hashomer Hatzair, e –increible pero deliciosamente cierto-
los hijos de estos compañeros, que tienen la edad de sus padres cuando
éstos llegaron al kibutz, se les parecen tanto que, caminando por Nir-
Itzjak, un visitante creyó que cruzó el tunel de tiempo y no estaba en el
Neguev, estaba en el la calle César Díaz “porque estos son los chicos del Ken
Javiva Raik” que –hace “treinta y pico” unieron su futuro personal al
proyecto de una comuna a orillas del desierto de Sinai…
Moshé M. Rozén