El esqueleto está formado por huesos, cartílagos y músculos y sirve para mover el cuerpo. Puede sufrir lesiones como fracturas, distensiones o luxaciones. Su función principal es sostener y dar forma al cuerpo además de proteger órganos vitales. Existen diferentes tipos de articulaciones como las fijas, móviles y semimóviles, unidas por tendones.