Claves del desarrollo turístico. Caso Riviera Maya, Quintana Roo, México
Arqueología y turismo
1. INSTITUTO NACIONAL
DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Arqueología y turismo:
La investigación, conservación y
promoción de los sitios arqueológicos
mayas en México
Mtra. Laura C. Pescador
Coordinadora de asesores del Director General del INAH
4. INVESTIGACIÓN
400 proyectos de investigación
anuales
30 % se realizan en sitios y
zonas arqueológicas del área
maya
Proyectos de restauración y
puesta en valor de sitios
arqueológicos
Salvamentos arqueológicos
Proyectos regionales
10. INVESTIGACIÓN
Zonas arqueológicas abiertas al público
Zonas
Estado
Arqueológicas
Campeche 17
Chiapas 8
Quintana Roo 12
Tabasco 6
Yucatán 16
Total 49
Total Nacional 189
15. INVESTIGACIÓN
Criterios de apertura de zonas arqueológicas
1. Certeza jurídica en lo relativo a los predios sobre los que se asientan los
monumentos arqueológicos, a fin de evitar problemas de tenencia de la
tierra.
2. Establecimiento de un programa de investigación en estos espacios a corto,
mediano y largo plazos, con financiamiento del INAH y otras instancias
académicas, gubernamentales o privadas, que permita ahondar en las
características culturales de los mismos.
3. Las zonas arqueológicas en cuestión deben estar ligadas a poblaciones que
necesiten empleos para sus habitantes o a centros culturales que requieran
una mayor derrama económica, para incentivar la oferta de turismo cultural.
4. La accesibilidad de los sitios para los visitantes y el interés que tienen para
un mejor conocimiento del pasado prehispánico de las regiones en que se
ubican.
5. Los proyectos arqueológicos deben contemplar la armonía de los trabajos
de restauración monumental con el entorno natural inmediato,
considerando reservas ecológicas para el resguardo de diversas especies de
fauna y flora.
17. CONSERVACIÓN
Zonas arqueológicas en Área Naturales Protegidas
Estado Sitios en ANP
Campeche 54
Chiapas 186
Tabasco 13
Quintana Roo 62
Y
35
Total 350
Total Nacional 2215
La fecha del solsticio de invierno del año 2012 coincide con la culminación de un ciclo aproximado de 5126 años, o 13 baktunes del calendario maya, conocido como la Cuenta Larga. Algunos grupos como los del New Age consideran que esta fecha es significativa porque se trata del supuesto “fin de una era” o el punto final del calendario maya. Esto es absolutamente falso porque los ciclos de los Baktunes, periodos de 400 años solares, se consideran en múltiplos de 20 como los demás periodos largos de esta cuenta maya. Así, sí bien el número 13 es de importancia en la cosmogonía de los mayas antiguos y modernos, la culminación de igual número de baktunes puede ser significativa, pero a éste le siguen 6 más hasta completar 20, lo cual es igual a un Piktún: periodo de 20 baktunes u 8000 años. Otro periodo mayor es el de Kalabtunes o 20 Piktunes, que es igual a 160,000 años cortos. Y así, al infinito, de acuerdo con las inscripciones mayas.
Esta idea del fin de una era o del fin del mundo satisface a muchos de los integrantes de grupos culturales o religiosos del mundo posmoderno, y ha hecho que se tome un interés especial en el mundo maya que trasciende a la esfera académica. Sin embargo, los avances en el desciframiento de la escritura de este grupo social en las últimas dos décadas, al parecer ha sido el detonante principal del gran interés mundial en el conocimiento de esta cultura prehispánica, y de sus herederos los grupos indígenas que actualmente habitan en esta región quienes, a su vez, han entrado en un proceso cultural de vindicación de sus tradiciones y las de sus ancestros. Mi afán no es hacer una crítica de las nuevas formas de pensamiento filosófico o religioso, sino más bien considerar que éstas, junto con los avances de la ciencia, se han convertido una ventana de oportunidad para revalorar la cultura maya en términos de una de las grandes civilizaciones de la humanidad, la cual tiene un legado indiscutible en nuestro país, así como en Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador; es menester del INAH, para el caso mexicano, atender la demanda de los visitantes a estas zonas arqueológicas.
Lo que aquí expondré, no se trata sobre el supuesto fin del mundo o el cambio de Era o de cualquier vaticinio futuro, sino de la conservación del patrimonio arqueológico de los mayas, que es una tarea consustancial entre varios países y dependencias, la cual exige impulsar una serie acciones y estrategias que permitan la preservación de ese legado, para evitar que, paradójicamente, se llegue a un final de ciclo que acabe con este patrimonio.
El INAH autoriza y supervisa más de 400 proyectos de investigación arqueológica anualmente, los cuales son llevados a cabo por parte de investigadores nacionales y extranjeros. Más del 30 por ciento de los proyectos son ejecutados en el área maya, enfocados en dos vertientes: restauración y puesta en valor de sitios monumentales así como salvamentos arqueológicos, para prevenir el daño a manifestaciones arqueológicas de importancia y para recuperar información. Tanto los proyectos de restauración monumental como los de salvamento arqueológico son desarrollados principalmente por investigadores adscritos al INAH.
Los salvamentos se instrumentan a partir de las solicitudes de la iniciativa privada o dependencias públicas que realizan obras públicas de envergadura como carreteras, desarrollos para vivienda o construcciones relacionadas con la industria, entre otras. Para la ejecución de los proyectos de salvamento arqueológico, el INAH ha establecido la firma de convenios y acuerdos con los solicitantes, cuya finalidad es establecer las condiciones más adecuadas para ambas partes. Durante los últimos dos años, se firmaron 49 convenios en los cinco estados que comprenden el área maya en México, y de éstos han resultado investigaciones notables como la ubicación de la primera necrópolis maya en Comalcalco, por mencionar alguna. Estos proyectos además son fuente para la actualización del registro de los sitios arqueológicos.
Por otro lado, los proyectos llevados a cabo por investigadores extranjeros o de instituciones académicas nacionales, se dedican principalmente a los análisis regionales de los asentamientos, a las investigaciones vinculadas con los recursos naturales y su apropiación por la población prehispánica, e incluso colonial, así como con temas relacionados con los intercambios comerciales, caracterización de los territorios dominados por los estados, cronología y temas de carácter teórico. Ambos tipos de proyectos comparten información para enriquecer las interpretaciones de los mayas antiguos. Y sus resultados son utilizados por el INAH para desarrollar políticas públicas para la conservación de los vestigios arqueológicos en el área maya, en particular, y en todo el territorio del país en general.
En el rubro de las investigaciones, los sitios en el área maya han sido sujetos de la aplicación de nuevas tecnologías, no invasivas, que permiten generar las estrategias para su conocimiento y conservación de largo plazo. Entre éstas se encuentra el uso del escáner tridimensional que ha sido empleado en Chichén Itzá para determinar el estado de conservación de los monumentos más emblemáticos del antiguo asentamiento, entre los que se encuentran El Castillo o Pirámide de Kukulkán, el Templo de los Guerreros y el Gran Juego de Pelota, todos intervenidos en el primer tercio del siglo XX y que no habían sido sujetos mantenimiento intensivo y de restauración desde entonces. Destaca también el uso del georradar para detectar fisuras e irregularidades en la lápida del sarcófago del Templo de las Inscripciones de Palenque, la cual fue colocada en su posición original, en 2011, por un grupo de especialistas del INAH y del Instituto de Ingeniería de la UNAM. En este mismo sitio se han utilizados cámaras laparoscópicas para explorar la tumba del Templo XX.
El Instituto Nacional de Antropología tiene la obligación, establecida en la Ley Federal sobre Zonas y Monumentos Arqueológicos Artísticos e Históricos , de registrar todos los monumentos arqueológicos, muebles e inmuebles, que hay en el país. A la fecha, el registro de los sitios arqueológicos en México llega a los 44 mil, y para el área maya se han registrado un total de 7,586, siendo el estado de Chiapas donde hay un mayor número de sitios reportados. Esto quiere decir que en esta región de México se encuentra el 17 % de todos los asentamientos prehispánicos del país, siendo una de las áreas con mayor concentración de sitios, a los que se debe atender con estrategias de conservación, investigación y salvamento arqueológico.
Con más de doscientos años de trabajo de investigación arqueológica en el área maya, que inició en Palenque en el siglo XVIII, y que fue consolidada institucionalmente desde la creación del INAH en 1939 a cargo de la rectoría del Estado, a la fecha se han abierto un total de 49 zonas arqueológicas en esta área cultural. Los proyectos arqueológicos destinados a este fin reciben recursos del INAH y de otras fuentes de financiamiento privadas y gubernamentales. Los proyectos de investigación arqueológica, en especial aquéllos enfocados a la puesta en valor de los sitios monumentales, son generadores de empleos en zonas de alta y muy alta marginación y, en muchas ocasiones, son la única fuente de ingreso para la población de estas localidades durante todo el año. Alrededor de 300 millones de pesos (22 millones de dólares) son invertidos anualmente por el INAH en estos trabajos, que junto con los de mantenimiento y conservación, aseguran un ingreso a familias completas. Asimismo, el trabajo en empleo temporal para el mantenimiento de los monumentos arqueológicos y la infraestructura de servicios en los sitios, ha servido como estrategia gubernamental para paliar los efectos de la crisis económica y para la revalorización del patrimonio, tanto histórico como arqueológico entre los habitantes de las comunidades cercanas. Durante cuatro años, de 2009 a 2012, el INAH y SEDESOL invirtieron un total de 377 millones de pesos (28 mdd) , los cuales generaron 45,247 empleos para atender 1096 proyectos.
A estas zonas arqueológicas se sumarán, para finales de 2012 tres más, que son Lagartero e Iglesia Vieja, en Chiapas y San Miguelito en Quintana Roo, para llegar a un total de 52 zonas arqueológicas abiertas al público en el área.
Los criterios y la política de apertura de las zonas arqueológicas no habían sido claros históricamente, ya que se privilegiaba la importancia de los sitios como en el caso de Palenque, Chichén Itzá, Toniná, Yaxchilán, y Uxmal, en los cuales se iniciaron las investigaciones desde el siglo XIX. Más adelante, en el siglo XX, las zonas fueron abiertas siguiendo criterios poco claros y variopintos, los cuales fueron desde el hallazgo de rasgos de suma importancia como el Templo de las Pinturas en Bonampak, hasta el deseo de algún político en turno. De hecho, hoy en día estos criterios se han tenido que precisar para no generar expectativas equívocas en la población sobre las bondades de la apertura de un sitio arqueológico.
Recientemente se ha buscado integrar precisamente a la población cercana a estas zonas arqueológicas mediante los proyectos de exploración arqueológica y se ha tratado de fomentar el desarrollo de actividades para complementar la visita a las zonas a través de la formación de guías, de industrias relacionadas con el turismo y con la atención a los visitantes. Y los criterios para la apertura de nuevas zonas arqueológicas se han definido en los siguientes términos: Certeza jurídica en lo relativo a los predios sobre los que se asientan los monumentos arqueológicos, a fin de evitar problemas de tenencia de la tierra. Establecimiento de un programa de investigación en estos espacios a corto, mediano y largo plazos, con financiamiento del inah y otras instancias académicas, gubernamentales o privadas, que permita ahondar en las características culturales de los mismos. Las zonas arqueológicas en cuestión deben estar ligadas a poblaciones que necesiten empleos para sus habitantes o a centros culturales que requieran una mayor derrama económica, para incentivar la oferta de turismo cultural. La accesibilidad de los sitios para los visitantes y el interés que tienen para un mejor conocimiento del pasado prehispánico de las regiones en que se ubican. Los proyectos arqueológicos deben contemplar la armonía de los trabajos de restauración monumental con el entorno natural inmediato, considerando reservas ecológicas para el resguardo de diversas especies de fauna y flora. Sin embargo, la regulación y el establecimiento de estas actividades depende fundamentalmente de otras áreas de la administración pública en México, ya sea local, estatal o federal, por lo que el desarrollo de las comunidades en el entorno de los sitios arqueológicos se tiene que establecer a través de mecanismos de coordinación entre los entes gubernamentales para que sea exitoso.
Sucede lo mismo para prevenir la afectación de los sitios arqueológicos, ya sea en términos de la destrucción del patrimonio o de los entornos en las que se encuentran. Debido a que en México la regulación del desarrollo urbano y del ordenamiento territorial está fijada en los niveles de los gobiernos locales y estatales, es necesario que las estrategias sean acordadas con el INAH, la Secretaría de Desarrollo Social y la propia autoridad local, para que las obras civiles y de dotación de servicios en las localidades cercanas a las zonas arqueológicas sean consensuadas con el INAH, y para que las poligonales de los sitios arqueológicos o las zonas decretadas como Zonas de Monumentos Arqueológicos sean incorporadas a los planes parciales o totales de desarrollo urbano y de ordenamiento territorial. Para tal efecto, se han desarrollado planes parciales, en concordancia con FONATUR, con el objetivo de incidir en el territorio alrededor de los sitios monumentales. Entre los casos más paradigmáticos en este sentido están Chichén Itzá, para el cual se desarrolló una estrategia que supone la creación de un área de amortiguamiento, fuera de la extensión del sitio arqueológico, que garantice la conservación de la zona monumental y del entorno natural. La propuesta ha sido puesta consideración del Gobierno del Estado de Yucatán para que sea incorporada a sus planes de desarrollo urbano. La estrategia de planeación urbana está acompañada de un programa de adquisición de predios en la zona arqueológica que asegure la certidumbre legal de la propiedad de los predios en donde se encuentra el antiguo asentamiento. La adquisición de una parte de estos predios ha sido realizada por el Gobierno estatal, en primera instancia, aunque todavía hace una gran porción de la superficie total de la zona de monumentos. Otro caso simbólico es el trabajo desarrollado en Palenque, cuya zona de monumentos arqueológicos comprende la misma superficie que la declaratoria de Área Natural Protegida, en la categoría de Parque Nacional, de 1985. En este caso, se ha tratado de evitar la urbanización cercana al área de monumentos arqueológicos, y se han regulado las alturas de las edificaciones cercanas; al mismo tiempo en que se ha planificado un área de servicios fuera de la poligonal, la cual está construyendo el INAH, con la finalidad de sacar los servicios para los visitantes del área cercana a los monumentos y a la parte más conservada del Parque Nacional. Además, esta unidad de servicios está planeada para que los visitantes accedan en forma controlada para evitar tumultos y hacer más placentera la visita. La adquisición de los terrenos para la construcción y el proyecto ejecutivo del área de servicios corrió a cargo del Fondo Nacional de Turismo (FONATUR) Tulum es la segunda zona arqueológica más visitada en México y la primera con mayor afluencia de turistas extranjeros. Recibe un promedio anual de 960 mil visitantes y el INAH realiza trabajos de investigación desde mediados del siglo pasado, también ha sido protegida del desarrollo urbano mediante la impugnación del Plan de Desarrollo Urbano que planteó el Municipio de Solidaridad en Quintana Roo, el cual fue rechazado por el Suprema Corte de Justicia de la Nación por considerar que se trata de un área de importancia fundamental en términos históricos y naturales. El área del la Zona de Monumentos Arqueológicos de Tulum- Tankah es idéntica al área de Parque Nacional en el que se encuentran especies fundamentales como manglares.
En México hay 2,215 sitios arqueológicos al interior de las Áreas Naturales Protegidas, las cuales están a cargo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, órgano desconcentrado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales de México. En los cinco estados que comprende el área maya mexicana, hay reportados un total de 350.
La política para declarar Zonas de Monumentos Arqueológicos durante los años 80 y 90 del siglo pasado, privilegió que los sitios importantes en términos de dimensiones fueran coincidentes con la estrategia de protección del medio ambiente. De esta forma, muchas zonas de monumentos en el área maya, coinciden en superficie con aquellas de los decretos de áreas naturales protegidas. Tal es el caso de Yaxchilán, Bonampak y Palenque en Chiapas, donde las dos primeras coinciden con el decreto de Monumento Natural y la tercera con el de Parque Nacional. En esta categoría también coinciden las Zonas de Monumentos Arqueológicos de Dzibilchaltún, en Yucatán, y la ya mencionada de Tulum-Tankah en Quintana Roo. Un aspecto pendiente en la relación con las áreas naturales es establecer criterios de cobro de acceso en los lugares en los que se comparten los decretos, ya que los visitantes normalmente se encuentran con dos taquillas y dos cobros, que corresponden a diferentes rubros: acceso al área natural protegida y acceso a la zona arqueológica. Esto se ha convertido en una fuente de queja constante por parte de los turistas, sobre todo en aquellos que no arriban con touroperadores , quienes no tienen contemplado este doble cobro. La solución sería establecer, en la Ley Federal de Derechos un cobro único para ambas dependencias que sea dividido proporcionalmente por la Tesorería de la Federación que depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Asimismo, hay zonas arqueológicas importantes abiertas al público que, si bien se encuentran en áreas naturales protegidas, no tienen decreto de zona de monumentos arqueológicos, como el caso de Calakmul. Y en otras ocasiones, aún cuando son de importancia monumental y han sido declaradas Zonas de Monumentos arqueológicos, su entorno carece de decreto medioambiental, al menos de carácter federal. Este sería el caso de Chichén Itzá y de Uxmal, en Yucatán. También hay que destacar, en estos casos, que el entorno natural en estas zonas se ha mantenido gracias a la protección que se ha establecido sobre los monumentos arqueológicos y que, en una primera instancia, habría que hacer los decretos correspondientes para la protección de la flora y la fauna que persiste en sus áreas, aunque fueran de carácter estatal o local. Las estrategias que se han emprendido para la conservación en términos sustentables de estos vestigios están enmarcadas en los acuerdos de coordinación establecidos entre el INAH y la CONANP para proteger, en conjunto los sitios arqueológicos y el medio en el que se encuentran enclavados. Las acciones pueden ser de orden puntal, como la colocación de plantas de tratamiento de aguas residuales en las unidades de servicios hasta la planeación y construcción de senderos ecológicos. Las plantas de tratamiento de aguas se han colocado en sitios como Palenque, Tulum, Dzibilchaltún, Uxmal, Tulum, y están por colocarse en Calakmul y en Yaxcchilán, todas dentro de ANP. Asimismo, se ha colocado en Chichén Itzá aún cuando no se encuentra en ANP. En este mismo tenor, en sitios de menor visita se han colocado bio-digestores para reciclar aguas negras procedentes de las unidades de servicio.
México cuenta con 31 sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, y las zonas arqueológicas de Calakmul, en Campeche; Uxmal y Chichén Itzá, en Yucatán, así como Palenque son parte de este conjunto. El caso de Calakmul es particular porque se encuentra en la Reserva de la Biósfera del mismo nombre, pero únicamente está declarada la zona arqueológica, por lo que la UNESCO, en consonancia con el INAH y el Gobierno del estado de Campeche, ha iniciado las gestiones para que sea declarado como Patrimonio Mixto y no solamente como sitio cultural. Esta nueva declaratoria implicaría ampliar la protección del sitio arqueológico y de sus sitios periféricos ya que en el área de la reserva se han registrado, por lo menos, 44 asentamientos importantes en los que ya se realizan investigaciones como en Uxul y Oxpemul.
Las nuevas categorías que ha privilegiado la UNESCO en los últimos años para hacer declaratoria de Patrimonio de la Humanidad hacen referencia a los paisajes y rutas e itinerarios culturales. Un proyecto de desarrollo en torno a un itinerario cultural parte del reconocimiento científico del proceso de comunicación, con todos sus componentes, acaecido a lo largo de su trazo físico, así como de la determinación de los elementos patrimoniales tangibles e intangibles que se relacionan con su uso y funcionamiento. Dicho proceso de comunicación implica, como se ha dicho, influencias mutuas de los diversos pueblos que han transitado por la ruta. El conocimiento de dichas influencias redundará en una mejor comprensión del patrimonio cultural y su significado.
En este sentido se ha estado trabajando en una propuesta para agrupar todos los puertos de los mayas prehispánicos en el área del Golfo y del caribe mexicanos. Con esta propuesta se pretende dotar de una herramienta de protección a todos aquellos asentamientos que pueden estar expuestos a la destrucción mediante los desarrollos de la infraestructura en las costas, pero al mismo tiempo como un atractivo más para el turismo en el que se pueden realizar recorridos temáticos por el área maya. Los sitios que se incluyen son Tulum, Tankah, Xel Ha, Muyil y San Gervasio, entre otros, de Quintana Roo, así como Xcambó e Isla Cerritos en Yucatán y la Isla de Jaina en Campeche, por mencionar solamente algunos. Esta propuesta se encuentra en proceso de integración para ser incorporada a la lista indicativa y, posteriormente, ser presentada para su valoración ante la UNESCO.
Los recintos museográficos, monumentos históricos y zonas arqueológicas a cargo del INAH han recibido promedio anual de 18 millones de visitantes y turistas durante los últimos 12 años. De hecho, al finalizar el año 2012 se estima un total de 18.5 millones de visitantes. De este total, las zonas arqueológicas en el área maya representan el 27 % del total de asistentes a estos recintos.
En cuanto al incremento de visitantes a zonas arqueológicas, se espera que sea constante siempre y cuando no se presenten crisis como la del 2009, relacionada con la emergencia de la influenza y que haya una recuperación en el entorno económico internacional, sobre todo en Europa y en Estados Unidos. De hecho, a pesar de estas variables independientes, se ha venido observando una recuperación paulatina en el incremento de visitantes, aunque ha sido también producto de un mayor número de turistas nacionales en el área.
Sin embargo, estas visitas no se distribuyen de forma alícuota entre las 49 zonas arqueológicas, sino que se privilegian solamente 9 de éstas como destino de turistas tanto nacionales como extranjeros. En el siguiente cuadro se pueden apreciar cuáles fueron las zonas más visitadas: Durante 2011, Chichén Itzá recibió un total e 1.44 millones de visitantes, lo cual implica el doble de los visitantes recibidos en el resto de las cuarenta zonas arqueológicas con menos de cien mil visitantes por año. Le sigue Tulum con 1 millón; y después Palenque, con medio millón; y Cobá con 400 mil. El resto de las nueve zonas más visitadas apenas sobrepasan los 200 mil visitantes. Hemos utilizado únicamente el año 2011 porque el comportamiento es muy semejante durante los últimos 12 años, lo cual implica que como destinos arqueológicos en el área únicamente se privilegian dos: Chichén Itzá y Tulum, éste último tiene, además, un área de visita que solamente alcanza las tres hectáreas, donde obviamente la experiencia satisfactoria del turista se ve reducida por los tumultos y las colas. Este comportamiento de los visitantes, ajeno por completo a los deseos del INAH, también impacta en la conservación de los edificios y monumentos arqueológicos, ya que el tráfico de personas sobre ellos ocasiona un desgaste natural en las piedras que forman la estructura de las edificaciones, por lo que, tanto en Chichén como en Tulum, ha sido preciso restringir las áreas de circulación y utilizar sistemas de senderos para evitar que los visitantes transiten sobre los monumentos. Asimismo, tal afluencia en áreas tan concentradas, implica un manejo constante de desechos y la provisión de servicios adecuados para la atención. Por otra parte, en el caso de Palenque, la tercera zona arqueológica más visitada del área maya mexicana, se ha tenido que restringir el acceso, por razones de conservación primordialmente, hacia la cripta del Templo de las Inscripciones. No sobra señalar que esta aglomeración produce, además, la proliferación de vendedores ambulantes en el entorno, quienes aprovechan el paso de los turistas para ofrecer sus mercancías. La regulación del comercio ambulante no se encuentra en las atribuciones del INAH, por lo que para evitarlo depende de las autoridades locales y estatales, quienes deben aplicar los mecanismos de disuasión para su práctica y atender sus reclamos. Sin embargo, en Palenque se ha tomado la determinación de incluir un espacio para estos vendedores en la construcción de la nueva unidad de servicio, que servirá como en el caso de Tulum en el que fueron reubicados en el exterior.
Al hacer un análisis más fino del comportamiento de los visitantes resalta que, durante los últimos dos años, han privilegiado la visita a otras dos zonas arqueológicas en el área: Ek Balam, en Yucatán; y Cobá, en Quintana Roo. Sí se observa el número de extranjeros en ambos sitios se verá que éste es superior a los visitantes nacionales. Asimismo, se puede decir que el incremento de los visitantes extranjeros en Chichén Itzá es de 34 % del 2000 al 2011; y en Tulum, es del 40%, mientras que en Cobá se ha triplicado en el mismo periodo al pasar de 100 mil a 300 mil; y en Ek Balam se ha incrementado al pasar de 6 mil a 62 mil para el mismo periodo. Estas cifras muestran las variaciones en la preferencia de los turistas debido a dos posibles razones. La primera es que los visitantes comienzan a elegir un destino cultural nuevo cuando repiten su viaje a la zona maya mexicana, y optan por conocer otros sitios arqueológicos. La segunda puede ser que esta elección también está determinada porque la experiencia de visita a Chichén Itzá y a Tulum se ha tornado insatisfactoria por la aglomeración que se experimenta en ellas. Habría que hacer un estudio más detallado para probar estas hipótesis. Lo que sí es evidente es que los dos destinos alternativos están vinculados a los viajes que se realizan a la Riviera Maya y a Cancún. Otro factor que habría que tomar en cuenta es que Chichén Itzá, a pesar de las campañas de promoción por parte del Gobierno del estado, no tuvo un incremento de turistas extranjeros significativo, y quizá la razón es que la zona arqueológica ha pasado al proceso deterioro debido no a la conservación de los monumentos, sino a la presencia de vendedores ambulantes, de manera similar a lo que ha ocurrido con destinos de playa como Acapulco.
La estrategia de promoción global del área maya inició en los años 90 con el Programa Mundo Maya en el que participaron Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras y México. Este programa funcionó relativamente en lo concerniente a unir esfuerzos para brindar una imagen articulada y coherente en relación con una cultura ancestral y aún viva articulando los impulsos regionales para el desarrollo y la promoción turística. El INAH y la SECTUR por parte de México participaron en este programa de forma activa, pero con el tiempo éste fue diluyéndose hasta quedar como una imagen corporativa regional. Aprovechando esta estrategia, exitosa durante sus primeros años, en 2011 la SECTUR federal relanzó el Programa Mundo Maya 2012 , el cual busca atraer el turismo a la región, aprovechando el interés mundial que ha despertado la idea del fin de una Era al cerrar el treceavo Baktún, en diciembre de 2012. SECTUR solicitó la asesoría del INAH en materia del contenido arqueológico de este programa, y el Instituto ayudó a la selección de las zonas arqueológicas y en el diseño de los slogans y de la imagen corporativa, así como de los contenidos científicos de las zona arqueológicas. Este programa fue presentado en noviembre de 2011 y se creó una página WEB para su promoción que opera SECTUR. Por su parte, el INAH, en conjunto con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ha desarrollado una estrategia de promoción cultural que acompaña de la mano la estrategia de promoción turística. Para tal efecto diseñó y estructuró un programa cultural y una página WEB denominada mundomayacultura2012 en la que se presentan las actividades culturales y la información sobre la oferta cultural que se estará disponible hasta el 2012 en las cinco entidades que comprenden el área maya mexicana. Las actividades van desde festivales de cine hasta eventos y conciertos en los cinco Pueblos Mágicos definidos por SECTUR en la región. Asimismo, incluye actividades internacionales como exposiciones y festivales y ferias cinematográficas y artísticas. Dentro del programa de cultura también se editaron las guías culturales para cada uno de los estados, así como las guías para los sitios arqueológicos emblemáticos de esta cultura en cada una de las entidades federativas. Además se promocionan las rutas culturales, los pueblos mágicos, el patrimonio y las áreas naturales protegidas, así como todas las zonas arqueológicas, museos y monumentos históricos relevantes en la región. Dentro del programa de cultura también se generó el Pasaporte Maya , un documento que puede ser bajado de Internet y que es sellado en cada una de las diez zonas arqueológicas seleccionadas para la promoción del Programa Mundo Maya de SECTUR. Cada visitante podrá obtener un reconocimiento por parte del INAH al completar las dos zonas en cada estado o al recopilar las diez que incluye el pasaporte.
Independientemente de este Programa Cultural, el INAH ha desarrollado una serie de aplicaciones en su página WEB que incluyen paseos virtuales en las zonas arqueológicas como Chichén Itzá, Palenque, Uxmal, Toniná, Yaxchilán, Bonampak, Calakmul, Edzná y Tulum. Así como visitas virtuales a exposiciones, tanto nacionales como internacionales, en las que se habla o hace referencia a los antiguos mayas. Asimismo, en colaboración con Google México , se han desarrollado plataformas de consulta en Google Earth , en donde se pueden apreciar las capas con las zonas arqueológicas de todo México, incluidas las del área maya, así como los museos e infraestructura cultural. Otra capa muestra los sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad . También con Google , se han lanzado cuatro convocatorias, para que los alumnos de universidades y público en general, desarrollen modelos tridimensionales de edificios y monumentos emblemáticos de las zonas arqueológicas. Estos modelos pueden ser visualizados también con Google Earth . A partir de 2011 se inició el registro fotográfico de zonas arqueológicas para el proyecto Street View , totalizando más de 35 sitios bajo custodia del inah que están disponibles a través de Google Maps. Street View permite realizar caminatas virtuales en 360º con sólo entrar este portal y buscar un lugar determinado. También permite al usuario crear sus propios mapas y compartirlos. Los sitios mayas que se presentan a partir del 16 de agosto en esta plataforma son 16, entre los que se encuentran Dzibilchaltún, Uxmal, Ek Balam, Kohunlich, Chacchoben, Becán y Comalcalco. La página WEB del INAH ha recibido en los últimos años un promedio de 6 millones de visitantes de todo el mundo, los que sumados a los usuarios de Google, estimados en 10 millones de personas al año, alcanzan un total de 16 millones de usuarios de estas herramientas.
El trabajo del INAH en materia de conservación y preservación del legado maya es inmenso, pero sus facultades y atribuciones encuentran límites con las obligaciones de dependencias estatales y locales que tienen facultades en el ordenamiento urbano y territorial. ESTRECHA COORDINACIÓN INAH SECTUR FONATUR PERO POCA RECEPTIVIDAD POR PARTE DE LAS SECRETARIA LOCALES POLITICA DE PROMOCIÓN QUE TRASCIENDA LOS SITIOS MÁS VISITADOS DIVERSIFICACIÓN DE DESTINOS CONECTIVIDAD ENTRE LAS ZONAS DE CADA PAÍS Y ENTRE PAÍS, NO SOLO AEREA SINO TERRESTRE DESARROLLAR SERVICIOS TURÍSTICOS A CARGO DE LA IP Y PROMOCIÓN DE LOS GOBIERNOS LOCALES CON RESPETO DEL ENTORNO DE LOS SITIOS –CALAKMUL COMO EJEMPLO- GENERAR OPORTUNIDADES PARA LA POBLACIÓN´MÁS ALLÁ DEL COMERCIO AMBULANTE Para concluir, es necesario considerar que el trabajo de investigación arqueológica en México, concebido -desde la creación del INAH en 1939-, como un componente esencial de la formación educativa y cultural, ha trascendido este ámbito. A lo largo de la historia de la arqueología en México, se ha transitado de la construcción de la identidad nacional, hacia la construcción de identidades y revaloración del patrimonio por parte de las comunidades. Ahora es necesario que los resultados de estas investigaciones, materializadas en zonas arqueológicas abiertas al público, sean un puente para llevar recursos a estas comunidades, ya sea mediante la generación de empleos directos, a través de los proyectos de puesta en valor de las zonas arqueológicas y de su mantenimiento. En el mismo sentido, estos trabajos resultan en la generación de nuevos destinos para el turismo cultural, el cual debe ser articulado mediante rutas temáticas y nuevos productos, cuya derrama económica favorece, por lo menos en el área maya de México, a poblaciones de escasos recursos. Asimismo, la investigación tiene que ser difundida y divulgada a través de museos, recorridos virtuales, exposiciones itinerantes y libros virtuales, que sirvan para atraer visitantes, tanto nacionales como extranjeros, hacia las localidades cercanas a este patrimonio. La viabilidad de largo plazo del turismo cultural, en especial en las zonas arqueológicas, depende de la concurrencia de quienes están a cargo de las políticas de desarrollo social y económico y quienes tenemos a nuestro cargo la conservación e investigación de este patrimonio.