El cuento "¡Ay, Enrique!" cuenta dos historias: la historia en primer plano de una mujer que sale de paseo con su perro Enrique, y la historia secreta de que la mujer experimenta una metempsicosis y se encuentra atrapada en el cuerpo de Enrique. Al final, se revela que la narradora ha estado contando la historia desde la perspectiva de Enrique. La historia secreta explora el pasado de abandono de la mujer y su nuevo temor de abandono desde la perspectiva de Enrique. El cuento sigue las tesis de Ricardo Piglia sobre la estructura
Guía de recomendacións literarias para 2º e 4º da ESO da materia de Lingua Galega e Literatura. Narrativa de terror e misterio. Román Cerqueiro Landín (Dpto. de Lingua Galega do IES de Porto do Son. Curso 2010-2011). Outubro de 2010.
Guía de recomendacións literarias para 2º e 4º da ESO da materia de Lingua Galega e Literatura. Narrativa de terror e misterio. Román Cerqueiro Landín (Dpto. de Lingua Galega do IES de Porto do Son. Curso 2010-2011). Outubro de 2010.
1. Una lectura de ¡Ay, Enrique! de Elvira Orpheé siguiendo la Tesis
sobre el cuento de Ricardo Piglia
“Primera tesis: un cuento siempre cuenta dos historias.”
“Siempre hay un doble movimiento , algo incomprensible que sucede y
está oculto.”
La historia en primer plano en este cuento es presentada en primera
persona por una extraña narradora, que cuenta los hechos con voz
apasionadamente femenina, con toques de humor y de ironía: mientras ella sale
de paseo con el Petiso Fatum (hermano del Alto Fatum, sugerente y misteriosa
relación con el significado latino de los nombres: Hado, destino); Enrique, su
can _que en un principio confundimos con un niño _ queda en la casa, enfermo,
en manos de un “hombre de overall”, que le suministraba “drogas dañinas”. En
el transcurso del paseo escuchan un llanto, después de violentar una puerta y
penetrar en una casa desconocida, encuentran tirado un muchacho agonizante y a
su lado a un perro, aullando. La mirada lastimosa de este perro le anticipa a la
narradora la muerte del suyo, de Enrique; ella retorna desesperada a su casa,
corriendo.
En este punto se produce el efecto sorpresa, “cuando el final de la
historia secreta aparece en la superficie.”Se cruzan, entonces la historia de la
mujer con la de Enrique, al producirse una metempsicosis, una transmigración
de almas, una interpolación de cuerpos. Sólo en este final descubrimos que la
enunciación de la historia se da desde esa circunstancia, desde el encierro en el
cuerpo del animal, y que la narradora teme el mismo abandono de parte de
Enrique que el ella le causaba en su vida humana.
“Segunda tesis: la historia secreta es la clave la forma del cuento y de
sus variantes”
La historia secreta de ¡Ay, Enrique! aparece en los cuatro párrafos
finales, allí se fusionan y se intercambian no sólo los destinos de dos seres de
diferentes especies sino también la continuidad del tiempo: el pasado de la mujer
es recordado con angustia, perplejidad y temor al abandono desde su nueva
corporeidad canina.
La metempsicosis de ambos personajes recuerda dos cuentos de Julio
Cortázar: Axolotl y Lejana.
La duplicidad de la historia es circular: se forma un círculo entre los
destinos de abandono de los personajes.
Siguiendo a Piglia (VI) : “La historia secreta se cuenta de un modo cada
vez más elusivo. (…) el cuento moderno cuenta dos historias como si fueran
una.” De la vida pasada de la mujer, que recuerda poco, se mencionan escasos
datos, el misterio se da por “lo no dicho, lo sobreentendido y la alusión”. La
narradora comienza el relato aclarando que no recuerda las circunstancias por las
que llegó a la casa donde habitaba, luego dice que Enrique es lo único que le
queda, pero no informa sobre los motivos de su soledad, ni hay datos sobre su
vida social, solo podemos suponer que alude elípticamente a las causas de su
soledad al mencionar la evasión mediante el alcohol y el sexo.
No hay explicaciones lógicas, solamente una maravillosa y circular
interpolación de destinos, con el miedo hacia el destino de abandono por un
cuerpo de la misma especie “esos que nunca traen el amor sino la desgracia”.