1. Bathory: Pacto de Sangre
Después de un horrendo reinado, lleno de todo tipo de atrocidades, la
condesa Elizabeth Bathory es descubierta en lo que sería su última ola de
torturas. Ella junto con sus dos cómplices, Thorko y Dorottya, fueron
acusados de torturas y asesinato. Elizabeth fue encerrada en un cuarto de su
castillo, con una sola ranura donde le pasaban algo de comida y agua. Según
el mito Elizabeth murió después de cuatro años, sin embargo ese no sería el
final de la condesa sangrienta.
La condesa se hallaba en un estado demacrado, debido al hambre y la
suciedad a la que estaba sometida en aquel oscuro cuarto. Un par de ratas
siempre caminaban a su alrededor y desaparecían en un orificio. El agujero
empezó a agrandarse con el tiempo, y un haz de luz entro en aquella
penumbra. Elizabeth vio la luz y empezó a reventar la madera ya podrida.
Luego de tanto tiempo el sol volvía a pegar en su cara, al instante notó que
debía ocultarse, y que mejor que unos harapos para hacer el trabajo.
Elizabeth permaneció en la clandestinidad, comiendo en la calle, hasta que
por casualidad se topa con un periódico, donde lee una noticia proveniente
de Rumania de un supuesto Vlad “El Empalador”, mejor conocido como el
Conde Drácula, que según la leyenda poseía la fuerza de 20 hombres, era
inmortal, y su maldición lo obligaba morder a sus víctimas y beber su sangre;
el periódico simplemente especulaba sobre este personaje, diciendo que fue
cazado y asesinado por un temerario hombre llamado Abraham Van Helsing.
Elizabeth fascinada con la idea de volver a ser quien era decide hacer un
hechizo para convocar al espíritu del temible Drácula. Cuando lo hace, el
conde clama por ayuda, dándole una ubicación a Bathory, y unas indicaciones
para hallar el ataúd. Bathory se infiltra entre unos comerciantes y viaja hasta
Rumania. Guiándose de las indicaciones del Conde, Elizabeth encuentra el
ataúd, escondido debajo de unas ruinas, y valiéndose de piedras logra
romper las poderosas cerraduras, dejando al descubierto un cadavérico y
putrefacto esqueleto. Elizabeth una vez más convoca al espíritu de Drácula, y
2. este le indica que para devolverle la vida debe alimentarlo con su sangre. La
Condesa se corta y un hilo gotea en la boca del horrendo cadáver, haciendo
que este empiece a recuperar el aliento, y un poco de la piel. Drácula
despierta y muerde a Bathory, salvajemente le succiona la sangre, y la deja
ahí tirada. Antes de marcharse, Drácula le susurra “Este es el precio de la
inmortalidad… Búscame”. Bathory se despierta al día siguiente con un
horrible dolor de cabeza, con hambre y con sed de sangre. La primera en caer
sería una pueblerina, la condesa la descuartiza y luego se la come. Más tarde
se daría cuenta que recuperaba su belleza, y que debía asesinar para
mantenerse joven. Ocultándose en el día, Bathory usaba las sombras para
liquidar a sus víctimas, indefensas y en su mayoría mujeres jóvenes. En los
días siguientes la gente empezó a dejar de caminar en la noche, cerrar sus
puertas, e incluso cazadores fueron llamados para matar a la criatura que
asesinaba y devoraba en las noches. Sin más opción, Bathory decide huir;
sedienta y hambrienta se desmaya en el camino. Cuando despierta yace en
una cama real, con un plato de sangre en la mesa contigua. El mismísimo
Dracula la había salvado, este ya rejuvenecido y con el aspecto de un joven
de 25 años, ambos caen seducidos, y en un acto de placer morboso ambos
quedan saciados. Bathory ahora un súcubo insaciable y Drácula el rey de los
vampiros, darían lugar a una ola sanguinaria de asesinatos jamás vista, un
reinado de terror legendario.
Un hombre cubierto en andrajos acude en ayuda de un anciano, para darle
una noticia, al hacerlo el hombre reacciona y se levanta, empieza a ponerse
unas ropas y le dice “Guíame”, el anciano es el antiguo cazador Abraham Van
Helsing.
Después de mucho tiempo, Bathory no soporta la superioridad del Conde
Dracula, y se empieza a sentir inferior. Sabiendo lo poderosa e imparable que
es, decide liquidar a su amante mientras tienen sexo, ambos se transforman
y la sangre vuela en el cuarto, se despedazan.
Al final ambos corazones siguen latiendo en el suelo.