3. Todos los días el cardenalito Ramón volaba, por el bosque
nuboso cubierto de montañas. Lugar donde hay ríos, y los árboles
frutales regalan un olor agradable a la naturaleza. El cardenalito
Ramón en su andar, admiraba todo el paisaje hermoso que se
presentaba ante sus ojos y a su mente le venían pensamientos
generosos, como no dejar nunca que ese lugar por donde él iba se
destruyera, que disfrutaba y lo hacía sentir con muchísimas energías
para llegar a la escuela donde vería a sus compañeros, y a su maestra
la Guacamaya María.
El cardenalito Ramón era alegre y bondadoso, prestaba su
ayuda de manera incondicional; su dulzura era transmisible a aquellos
que comparten el día a día con él.
4. El cardenalito Ramón estudiaba tercer grado y le
encantaba ir a estudiar; para él, era fantástico aprender
nuevas cosas en su escuela; que se encontraba debajo de
un árbol, y que su maestra Guacamaya María le enseñara.
Él consideraba su maestra, la más cariñosa del mundo.
También le gustaba conversar con sus amigos. Tenía
muchos amigos amables, entre esos, estaba el Mono
chucuto Pedro. Pero también en su escuela había
compañeros que no eran tan amables; así como el oso
hormiguero Juan y el Cachicamo Antonio. A ellos nos les
gusta compartir sus cosas, siempre andaban mal
humorados. Nadie les podía hacer ninguna pregunta, ni
mucho menos pedirles un favor.
5. El día lunes todos entraban a la escuela, y a las
puertas de ésta, todos los animalitos que iban a clases se
veían luego de un fin de semana largo. El cochinito, el
pollito, el patico, las niñas ardilla. Todos se saludaban;
unos se daban abrazos, otros se daban un dulce besito y
otros como oso hormiguero Juan y Cachicamo Antonio no
respondían el saludo, y hacían gestos de burlas a sus
compañeros. Así poco a poco se iban ordenando a las
afueras de la escuela para entonar el Glorioso Himno
Nacional De Venezuela.
Al entrar al salón, la maestra Guacamaya María daba
la bienvenida a sus alumnos, y comenzaba a dar la clase
de matemáticas. Luego de unas cuantas horas de estudio,
venia el receso y todos salían a las afueras del bosque a
jugar.
6. El cardenalito Ramón estaba jugando con el
mono chucuto Pedro a la pelota; cuando de repente
la pelota se les fue hacia donde estaban cachicamo
Antonio y oso hormiguero Juan.
-Cardenalito Ramón: ¡Hey! Antonio, por favor
¡pásame la pelota!
-Cachicamo Antonio: ¡Nooooooo! Vengan ustedes, si
quieren y la buscan.
El cardenalito Ramón y el Mono chucuto Pedro
comienzan a caminar, para buscar la pelota. Cuando
de pronto observan, que el oso hormiguero Juan y
el cachicamo Antonio se la esconden.
7. -Cardenalito Ramón: amigos por favor ¿podrían
darnos nuestra pelota?
-Oso hormiguero Juan: Primero no somos sus
amigos y no vamos a entregar la pelota.
-Mono Chucuto Pedro: Compañeros no sean así,
acaso no saben que; compartir, saludar, reír;
sirve para vivir mejor y ser feliz.
-Cachicamo Antonio: Así como estamos, vamos
bien.
-Cardenalito Ramón: Bueno, vamos a contarles
unos chistes; quizás les saque una sonrisa, y así
sientan lo bonito que es reír.
8. El oso hormiguero Juan y el cachicamo Antonio refunfuñaron un rato,
pero aceptaron que les contaran los chistes.
-Cardenalito Ramón: Comienza tu amigo Pedro.
-Mono Chucuto Pedro: Un niño entra a una óptica y le dice al vendedor:
- Quiero comprar unas gafas, por favor
El vendedor le pregunta:
- ¿Para el sol?
Y el niño responde:
- No. ¡Para mí!
Todos ríen
-Cardenalito Ramón: ¡Ahora vengo yo!
- Mamá mamá que buena esta la sopa.
- Pues repite hijo, repite.
Mamá mamá que buena está la sopa.
Todos comenzaron a reír, el Cachicamo Antonio y el Oso hormiguero
Juan, reían y reían sin cesar.
9. fin
-Cardenalito Ramón: Vieron amigos, lo fabuloso que se
siente, sonreír y estar alegre.
-Cachicamo Antonio: En verdad que se siente bien.
-Oso hormiguero Juan: (sin parar de reír) decía:
¡muy bien!
Todos empezaron a jugar con la pelota y desde
entonces, son muy amigos. Ya cachicamo Antonio y oso
hormiguero Juan; son amables y viven contestos. Se dieron
cuenta, ¡Lo bien que vale la pena sonreír!