Jesús pronuncia las Bienaventuranzas en un sermón desde una montaña a sus discípulos. Jesús declara que son bienaventurados los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de corazón puro, los pacificadores y los que son perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece. Jesús también dice que sus discípulos serán bienaventurados cuando sean insultados y