Sadako Sasaki vivía en Hiroshima cuando Estados Unidos lanzó una bomba atómica en 1945. A los 9 años, Sadako desarrolló leucemia debido a la radiación y comenzó a hacer grullas de papel según la tradición japonesa de que si se hacen 1,000 se cumple un deseo. Aunque llegó a hacer 644 grullas antes de morir a los 12 años, sus compañeros completaron las 1,000 en su memoria y construyeron un monumento en su honor.